Este documento resume la evolución humana desde nuestros antepasados comunes hasta la especie Homo sapiens de hoy. Explica que los seres humanos evolucionamos de un homínido como Lucy que vivió hace 3.2 millones de años, y que cambios clave incluyen caminar erguido y un aumento en el tamaño cerebral, lo que permitió el lenguaje. También contempla cómo podríamos seguir evolucionando en el futuro para perder características innecesarias.
1. Los seres vivos han evolucionado con el paso del tiempo a partir de
un antepasado común. La población cambia gradualmente con el paso de
los años, los individuos que sobreviven son los que tienen descendencia y,
de este modo, pasan a la descendencia los seres que poseen características
favorables. En nuestro caso ese antepasado es un homínido. Uno de los
más antiguos que han sido hallados es Lucy, que data de unos 3,2 millones
de años. Era mujer, tenía la altura de poco más de un metro, caminaba
erguida y tenía un volumen cerebral de 400 cm.
Entre los cambios más notables se encuentra el de caminar erguido. Esto
fue posible gracias a que los fémures se dirigieron oblicuamente hacia las
rodillas, el pie pasó a ser más grande, el dedo pulgar se encontró paralelo a
los otros y el foramen pasó a encontrarse en posición vertical. También,
disminuyó su canal de parto debido al cambio en la disposición de las
caderas. para que el parto fuera posible se tubo que adelantar, haciendo
más dependiente al bebé de la madre.
Además, en el ser humano aumentó la capacidad craneal y con ello
nuestra inteligencia. Lo que nos permitió la capacidad mental para
permitirnos el lenguaje, disponiendo de un aparato fonador como el
nuestro.
Algo que me lanzó a realizar mi entrada sobre este tema fue que me
cuestioné que si habíamos cambiado con el paso del tiempo, ¿cómo
seremos en un futuro lejano? Algunos investigadores sostienen que la
evolución humana ya no padecerá grandes cambios, sin embargo, otros
piensan que en el futuro podrán suceder catástrofes que nos obliguen a ello.
Puestos a pensar como seríamos en el futuro, lo lógico es pensar que
perderemos lo inútil e inservible. Un ejemplo es el dedo meñique o los
dedos de los pies que no tienen mucha utilidad en nuestras vidas. Otros
ejemplos más curiosos serían la pérdida del apéndice, un órgano inútil con
el que muchas personas ya ni nacen, o las muelas del juicio debido al
cuidado de nuestra dentadura y al consumo de alimentos menos elaborados
que vegetales duros.