El imperio árabe experimentó cuatro periodos: los primeros cuatro califas gobernaron desde la conquista del Cercano Oriente; la dinastía Omeya expandió el imperio a España y el río Indo con capital en Damasco; la dinastía Abasida hizo de Bagdad la capital durante su época dorada aunque España, el norte de África y Egipto se independizaron; finalmente los turcos invadieron Bagdad dividiendo el califato a pesar de conservar el mundo islámico su unidad religiosa.