1. La Armadura de Dios
El hombre en su naturaleza humana, es débil a los ataques del enemigo que
opera en las regiones celestes. Por si sólo no puede defenderse de los dardos del
enemigo, de las trampas y las tentaciones y de la segura muerte si no está bien
protegido con el poder de Dios.
El Poder Espiritual, da a los hombres valor para reprender el pecado “Mas
yo estoy lleno de poder del Espíritu de Jehová, y de juicio y de fuerza…” (Miqueas
3:8a); más poderoso que las fuerzas físicas “Entonces respondió y me habló
diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con
fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zacarías 4:6); y
capacita a los hombres a hablar con autoridad “Y con gran poder los apóstoles
daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre
todos ellos” (Hechos 4:33).
Debido a la maldad implantada por Satanás desde el comienzo de la
humanidad, el hombre ha tenido que refugiarse en el seno del Padre Celestial y
buscándole como su fortaleza “Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi
salvación” (Éxodo 15:2); así también tomando en cuenta que “Dios es el que me
ciñe de fuerza, Y quien despeja mi camino” (2 Samuel 22:33); y para cada uno de
sus hijos “Jehová es la fortaleza de su pueblo, Y el refugio salvador de su ungido”
(Salmo 28:8); y su presencia se sentirá en todo momento “Mi mano estará
siempre con él, Mi brazo también lo fortalecerá” (Salmo 89:21).
Ahora necesitamos estar listos y para ello debemos llevar a cabo una
preparación espiritual, como en el caso, de decidir el abandonar los ídolos “Pero
se han hallado en ti buenas cosas, por cuanto has quitado de la tierra las
imágenes de Asera, y has dispuesto tu corazón para buscar a Dios” (2 Crónicas
19:3); llevar a extremo una limpieza del templo de Dios “Estos reunieron a sus
hermanos, y se santificaron, y entraron, conforme al mandamiento del rey y las
palabras de Jehová, para limpiar la casa de Jehová” (2 Crónicas 29:15); y por
supuesto volverse al Señor “E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías,
2. para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la
prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto” (Lucas
1:17); y logrando la total purificación personal “Así que, si alguno se limpia de
estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto
para toda buena obra” (2 Timoteo 2:21).
¿Pero cómo podemos conseguir todas estas cosas sin fallarle al Señor y no
caer en las trampas del enemigo? Es pues poniéndonos la Armadura Espiritual
“La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las
tinieblas, y vistámonos las armas de la luz” (Romanos 13:12); tomando en cuenta
lo que representa esto “en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de
justicia a diestra y a siniestra” (2 Corintios 6:7); y mantenernos con firmeza
“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las
asechanzas del diablo” (Efesios 6:11); y siempre creyendo “Pero nosotros, que
somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de
amor, y con la esperanza de salvación como yelmo” (1 Tesalonicenses 5:8).
Por otra parte debemos de mantener seguridad “Quien su dinero no dio a
usura, Ni contra el inocente admitió cohecho. El que hace estas cosas, no
resbalará jamás” (Salmo 15:5); y teniendo la protección del justo asegurada “No
te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada” (Salmo 91:10); sin temor
“Asegurado está su corazón; no temerá, Hasta que vea en sus enemigos su deseo”
(Salmo 112:8); Él siempre estará vigilante y por ello estaremos confiados “No dará
tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda” (Salmo 121:3).
Pero también debemos de conocer que Su Poder nos lleva a la
invencibilidad “Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por
un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti”
(Deuteronomio 28:7); porque él estará siempre a nuestro lado “Nadie te podrá
hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo;
no te dejaré, ni te desampararé” (Josué 1:5). Pero el poder de la palabra de
nuestro Padre Celestial, es la más importante de las armas espirituales “Porque la
palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y
3. penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne
los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).
Si entendemos todo lo anterior, entonces hagámonos de la armadura más
poderosa que existe sobre los cielos y la tierra, para tener el poder de su fuerza y
vestirnos de la armadura del Señor “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en
el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para
que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos
lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra
los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para
que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad,
pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de
justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo,
tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del
maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la
palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu,
y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; y por mí,
a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo
el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo
hable de él, como debo hablar” (Efesios 6:10-20).
Si tomamos en cuenta ese párrafo del libro a los efesios que Pablo escribió,
veamos cual es cada una de las partes de la Armadura que Dios quiere que
tengamos puesta en todo momento para la batalla. El ceñirnos en nuestros
lomos con la verdad, es la palabra de Dios “En cuanto a Dios, perfecto es su
camino, Y acrisolada la palabra de Jehová” (2 Samuel 22:31); el colocarnos la
coraza de la justicia “Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que
hace justicia es nacido de él” (1 Juan 2:29); sobre el evangelio “Solamente que os
comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a
veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo
espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio” (Filipenses 1:27);
asiéndonos del escudo de la fe “al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los
4. mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el
mundo” (1 Pedro 5:9).
Así mismo, siempre tomando en cuenta el yelmo de la salvación “Pues de
justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó
ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto” (Isaías
59:17); La espada del espíritu “Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el
Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su
venida” (2 Tesalonicenses 2:8); sobre la oración constante y en todo tiempo “Por
nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6).
Pero es importante tener en cuenta, que debemos de actuando con
perseverancia “Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad,
y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será
bienaventurado en lo que hace” (Santiago 1:25); Vigilancia contra el pecado y la
tentación “Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te
olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los
días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos”
(Deuteronomio 4:9); pero también dice “Yo dije: Atenderé a mis caminos, Para no
pecar con mi lengua; Guardaré mi boca con freno, En tanto que el impío esté
delante de mí” (Salmo 39:1); y por supuesto como dijo Jesús “Velad y orad, para
que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne
es débil” (Mateo 26:41); “Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y
esforzaos” (1 Corintios 16:13).
Y sobre la confianza espiritual tenemos “Por tanto, se detuvieron allí
mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el cual daba
testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos
de ellos señales y prodigios” (Hechos 14:3); en lo que se refiere a las palabras
espirituales “orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor
nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el
cual también estoy preso” (Colosenses 4:3).
5. Debido a esto debemos de estar atentos para convertirnos en mensajeros
de la palabra de Dios “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo
28:19); y dando testimonio “Alabad a Jehová, invocad su nombre, Dad a conocer
en los pueblos sus obras” (1 Crónicas 16:8); “Díganlo los redimidos de Jehová, Los
que ha redimido del poder del enemigo” (Salmo 107:2); “Y diréis en aquel día:
Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras,
recordad que su nombre es engrandecido” (Isaías 12:4).
En conclusión lo que debemos estar seguros, es que, con la armadura del
poder de nuestro Creador sobre nosotros, no nos podrá tocar ningún mal y
estaremos seguros hasta el fin de nuestra existencia como lo comentó el apóstol
Pablo “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo,
ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo
Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38-39). Amén.
Osmán Montero (Agosto 28 de 2008)