+ Palabra rhema un buen soldado, seamos como david
1. Un buen Soldado, ¡Seamos como David!
“Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y
la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. Pero desecha las
cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas. Porque el
siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para
enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá
Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo
del diablo, en que están cautivos a voluntad de él” (2 Timoteo 2:22-26).
Un buen soldado es un siervo “Por lo cual, siendo libre de todos, me he
hecho siervo de todos para ganar a mayor número” (1 Corintios 9:19). Además de
actuar en pro de su país en situaciones de combate, está llamado a ayudar a la
población del lugar, liberar a los prisioneros y mantener la paz dentro de las filas
de su ejército. Por otra parte debe pensar más que en su seguridad. De igual
manera, la tarea del soldado cristiano incluye cuidar a los que trabajan a su lado.
¿Qué quiere decir esto? Que el soldado cristiano protege la unidad de la iglesia
“No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios” (1 Corintios
10:32). Es común, que las iglesias se dividan tanto por asuntos importantes como
por cuestiones insignificantes. Lamentablemente, la mayoría de las divisiones son
alarmantes peleas entre personas que deberían estar aliadas contra un enemigo
común (Satanás). Pablo advierte a los creyentes que no deben ser pendencieros
“Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal
costumbre, ni las iglesias de Dios” (1 Corintios 11:16), sino resolver sus diferencias
con amabilidad, y mostrar paciencia cuando sean ofendidos. Además, una
corrección cordial y amorosa puede muchas veces sanar las heridas en la iglesia
de hoy.
Por otra parte, el soldado cristiano rescata a los cautivos del pecado. Esto
es, que una afectuosa reprensión es útil cuando hay que hablar a los miembros de
las iglesias engañados por el enemigo “El ladrón no viene sino para hurtar y matar
y destruir” (Juan 10:10). Es así, los hombres y mujeres de una unidad de combate
2. se unen para protegerse unos a otros, nosotros debemos hacer lo mismo. O,
como dijo Pablo “También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos,
que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes
para con todos” (1 Tesalonicenses 5:14). Esto significa, que tenemos una orden
permanente, la cual es mostrar a Jesús al mundo, comenzando por nosotros
mismos “y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened
paz entre vosotros” (1 Tesalonicenses 5:13). Entonces, si los creyentes se deben
de cuidar los unos a los otros, la prioridad absoluta de un soldado debe ser tener
una actitud espiritual ejemplar. Esto pensando como lo haría Cristo, leyendo,
estudiando, haciendo suyos los preceptos de la Palabra de Dios, y siempre atento
a cualquier ataque sobre la unidad de su ejército.
Ahora bien, no solo un soldado debe estar preparado y alerta para evitar
los posibles ataques. También debe estar preparado para enfrentar los ataques,
agresiones, arremetidas, ofensivas, o embates cuando ya han empezado. Sobre
este caso tomemos el ejemplo bíblico de un gran soldado, como fue el caso de
David. Si tomamos en cuenta el breve combate que pudo haber sido entre un
jovencito pastor de ovejas llamado David y un gigante hombre de guerra y de
armas llamado Goliat, esto fue más que una contienda entre Israel y los filisteos.
Fue la defensa del nombre de Jehová (el mismo Dios de nuestra actualidad),
contra quienes dudaban de su preeminencia. En este caso debemos ser
razonables, la única forma de cómo este jovencito pudo derrotar a este gigante
guerrero con solo una honda, fue por medio de la mano de Dios. Y eso fue lo que
exactamente sucedió. Sobre este caso debemos decir que un soldado debe saber
enfrentar cualquier problema por grande, inmenso, e imposible aparentemente
de vencer.
Al enfrentarse a Goliat, David demostró una valentía y una fe autenticas.
Pero debemos saber qué lo animó a enfrentar a este gran guerrero. Esta fue la
gran indignación que sintió al ver al ejército de Israel humillado por un solo
hombre, el cual los retaba en un combate, uno a uno, cuerpo a cuerpo. David al
ver este panorama dijo: “… ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque
a los escuadrones del Dios viviente?” (1 Samuel 17:26). Esto lo dijo para alentar a
3. los hombres del ejército de su pueblo, pero como nadie dio un paso al frente para
hacerlo. Él se ofreció para defender el nombre de su Dios, el nombre de Jehová.
Hoy en día, hay quienes leen esta historia simplemente como el escenario
de una batalla donde un pequeño jovencito pastor de ovejas derribó al hombre
más fuerte y poderoso de ese momento, y pensamos que nosotros, gracias a Dios,
no tendremos que enfrentarnos a algo parecido nunca en nuestras vidas. Pero la
historia verdadera es que David dio la cara por Dios, como él lo declaro ¿Quién es
este, que provoca a los hijos de Dios?
Considerando como las culturas de ahora ridiculizan al Padre Celestial y a
Su Hijo Jesucristo, y cuando se nos presentan dificultades, adversidades,
problemas, etc., es donde sin duda alguna tendremos que ponernos en el lugar de
David. La cuestión esta, si daremos media vuelta y huiremos, nos quedaremos
paralizados como estaba el ejército de Israel frente a Goliat y sus insultos, o si nos
detendremos para pelear en el nombre de Dios. Porque a los problemas también
tienes que decirle ¿Quién eres para venir a provocar a un hijo del Dios viviente?
O, a cualquier persona que insulte el nombre de Dios, Jesús, el Espíritu Santo,
blasfeme, se burle, o quiera ridiculizarlos, y decirles ¿Quién eres tú, para que
insultes o te burles de tu creador? En este caso, ninguno de nosotros necesita ser
graduado en teología para derrotar a los que quieran burlarse de Dios. Sus
piedras lisas “…escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco
pastoril…” (1 Samuel 17:40), son las verdades que encuentra en la Biblia. Ningún
enemigo puede refutar victoriosamente la Escritura de Dios. Y recuerde,
cualquiera que parezca ser el resultado, la batalla es del Señor (1 Samuel 17:47), y
él da la victoria a los fieles “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria
por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 15:57).
Recuerde estas palabras dichas por David frente a Goliat y repítalas usted
cuando lo necesite “Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y
lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el
Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará
hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de
los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá
4. que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con
espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras
manos” (1 Samuel 17:45-47) ¡Amén!
Estas son las formas de guerrear de un soldado que pertenece a la
verdadera Iglesia del Señor. Dispuesto a ayudar a sus compañeros en el ejercito
de Dios aquí en la tierra, mantener la paz, la unidad, rescatando los prisioneros,
ayudando a los necesitados; y por último cuando le toca enfrentar la batalla, no lo
hace por sí mismo o, para sí mismo. Lo hace es para dejar el nombre de Dios en
alto. Lo hace es por el nombre de Dios. Da la cara por Dios. ¡Amén!
Osmán Montero (Octubre, 01 de 2009)