Este documento resume el versículo 2 Corintios 4:7, que dice que aunque somos como vasijas de barro, tenemos el tesoro de la fe dentro de nosotros. Explica que, creados de la tierra como el barro, somos recipientes frágiles que contienen la fe, la cual nos justifica. Al tener fe, recibimos el poder de Dios y no nuestra propia fuerza. Concluye que la fe es la certeza de lo que no se ve pero se espera, y es necesaria para agradar a Dios.
1. Viviendo por la Fe
Según 2 Corintios 4:7, que dice: “Pero tenemos este tesoro en vasos de
barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”.
Si tomamos en cuenta que en la antigüedad las vasijas (Vasos, cantaras,
odres, ánforas, etc.) de barro eran las utilizadas para el transporte e intercambio
comercial y cuyo cometido era servir de recipiente para el comercio de
mercancías líquidas y semilíquidas (vino, aceite, resina, conservas) y tesoros (oro,
plata, piedras preciosas, etc.).
El contraste es vasijas de barro (nosotros). Jarras de cerámica era el
material diario para envases, platos, aún lámparas, en la antigüedad. En las
Escrituras a veces se comparan a vasijas de barro en los actos llevados a cabo en
El Templo “Y la vasija de barro en que fuere cocida, será quebrada…” (Levítico
6:28) y “Toda vasija de barro dentro de la cual cayere alguno de ellos será
inmunda, así como todo lo que estuviere en ella, y quebraréis la vasija” (Levítico
11:33); Dios como el forjador “Vuestra perversidad ciertamente será reputada
como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra dirá de su hacedor: No me hizo? ¿Dirá
la vasija de aquel que la ha formado: No entendió?” (Isaías 29:16) y “y les dirás:
Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Así quebrantaré a este pueblo y a esta
ciudad, como quien quiebra una vasija de barro, que no se puede restaurar más; y
en Tofet se enterrarán, porque no habrá otro lugar para enterrar”. (Jeremías
19:11), el cuál formó la gente de la tierra “Entonces Jehová Dios formó al hombre
del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser
viviente” (Génesis 2:7) y “¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡El tiesto con los
tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces?; o tu obra: No tiene
manos?” (Isaías 45:9).
Conociendo que nosotros fuimos creados de la tierra (barro), podemos
aceptar entonces el hecho de que somos vasijas (vasos) de barro donde
guardamos un tesoro que es la fe. Esto lo podemos ver como dice Gálatas 2:16
“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de
2. Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por
la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie
será justificado”, entonces el tesoro que tenemos dentro de nosotros (vaso de
barro) es la fe, que estamos Justificados por la fe y poder decir “Con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo
en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amo y se entregó a sí
mismo por mí” (Gálatas 2:20).
Si tenemos fe, no hay nada que no podamos hacer y si creemos que Jesús
murió por cada uno de nosotros, ya tenemos ese tesoro dentro de nuestro ser.
Esto quiere decir que también recibimos el Espíritu de Dios por la fe “Esto solo
quiero saber de vosotros; ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el
oír con fe?” (Gálatas 3:2).
Continuamos analizando el versículo 2 Corintios 4:7 “Pero tenemos este
tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de
nosotros”. Quiere decir que, si tenemos la fe como tesoro, va a llegar la
excelencia del poder de Dios a nosotros y no por nuestras propias victorias como
esta en 1 Crónicas 17:17 “Y aun esto, oh Dios, te ha parecido poco, pues que has
hablado de la casa de tu siervo para tiempo más lejano, y me has mirado como a
un hombre excelente, oh Jehová Dios”. Pero con la excelencia viene la exaltación
de Dios para aquellos que le creen, “…da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los
entendidos” (Daniel 2:21b) y Él Señor nos dará presciencia como lo dice en Daniel
2:28 “Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y Él ha hecho
saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días. He aquí
tu sueño, y las visiones que has tenido en tu cama”. Todo esto es excelencia en la
fe por el poder que es de Dios. Amén.
Por último tomamos la palabra que está en Hebreos 11:1 y 6 “Es, pues, la fe
la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve… Pero sin fe es
imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea
que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.
Osmán Montero (Agosto 03 de 2008)