El concepto de víctima tiene implicaciones legales y morales. Es, además, un concepto que se puede extender –erróneamente– a comunidades enteras, cuando las personas individuales que las componen pueden o no haber sido victimizadas. 2 Agosto 2014 Diario Vasco
Memoria, Historia y derechos humanos. Diario Vasco
1. Tras leer la noticia del abandono del proyecto de Puerto Exterior
para Pasaia no puedo negar que he experimentado una gran ale-
gría. En plena crisis, formé parte en representación de ELA del Con-
sejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Pasaia. Nues-
tra posición ya era clara entonces y así la exponíamos reunión tras
reunión: proyecto megalómano con respecto a la carga real de tra-
bajo del puerto... con crisis y sin ella, nefasto también desde el pun-
to de vista medioambiental (adiós a uno de los pocos espacios de
costa virgen de que disponemos) y, por último, basado en un «es-
tudio» absolutamente fantasioso e irreal de financiación económi-
ca a través de la promoción inmobiliaria de miles de viviendas a
construir en el entorno portuario... ¡con la burbuja inmobiliaria ya
«explosionando»! La crisis, acompañada de la oposición activa de
sindicatos, vecinos y organizaciones sociales, con Jaizkibel Bizirik
a la cabeza, ha sido lo que ha acabado por introducir, forzadamen-
te, el sentido común. Una pena que no haya ocurrido lo mismo con
tantos otros casos que hoy nos avergüenzan en el Estado (Aero-
puerto de Castellón, líneas y paradas inútiles delAVE, infinidad de
Auditorios municipales vacíos o abandonados a medio construir...).
Por cierto, por defender este abandono del proyecto, yo fui califi-
cado en su día de «neardenthal contrario al progreso» por algunos
de los prohombres que ahora reniegan de ello. ¡Qué cosas!
:: XABIER PÉREZ HERRERO IRUN
Agur Puerto Exterior
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P
ieter Gehl (1887-1966),
un respetado historia-
dor holandés, fue encar-
celado en el espantoso
campo de concentración de Bu-
chenwald. En unas circunstancias
tan extremas redactó su estudio
–considerado ya como un clásico–
«Napoleón, a favor y en contra»,
en el que aseguraba que hay tan-
tas interpretaciones válidas de un
evento histórico como historia-
dores que las formulan; lo
cual fue toda una postura
subversiva contra el punto
de vista de la historia más to-
talitario que imperaba por
aquel entonces.
La historia nunca es obje-
tiva, porque siempre la vere-
mos a través de la subjetivi-
dad de quien la redacta. No
obstante, hay dos cosas que
los consumidores de Historia
podemos y debemos exigir:
rigor y honestidad intelec-
tual.
El rigor supone una inves-
tigación exhaustiva y deta-
llada de los hechos sobre los
que se centra, así como un análi-
sis solvente, que implica no infe-
rir necesariamente que las conclu-
siones que se saquen de un perio-
do sean aplicables tal cual a otros.
La honestidad intelectual, por su
parte, es una actitud personal que
lucha contra el prejuicio propio y
procura reflejar lo ocurrido de for-
ma veraz.
La labor de historiadores e his-
toriadoras es fundamental, aún
más si cabe, a la hora de reflejar
los distintos ejercicios de memo-
ria que se producen tras un perio-
do de graves conculcaciones de de-
rechos humanos, pues como tal
contribuyen al derecho a la ver-
dad. Sin embargo, el derecho in-
ternacional de los derechos hu-
manos obliga a los Estados –que
no a los profesionales de la histo-
ria– a reconocer que todas las víc-
timas tienen derecho a la verdad,
justicia y reparación sin discrimi-
nación de ninguna clase ni por nin-
gún motivo.
El concepto de víctima tiene
implicaciones legales y morales.
Es, además, un concepto que se
puede extender –erróneamente–
a comunidades enteras, cuando
las personas individuales que las
componen pueden o no haber sido
victimizadas. La distinción es im-
portante, porque el reconocimien-
to de víctima de una grave concul-
cación de derechos humanos bá-
sicos genera no sólo derechos, sino
también simpatía. Por eso, llama
muchísimo la atención que haya
casos, como en nuestro pasado re-
ciente, en que se niega la condi-
ción de víctimas a distintas per-
sonas.
Es lo que ocurre con las vícti-
mas del franquismo. Prueba de ello
es que en el título oficial de la lla-
mada Ley de la Memoria históri-
ca no se hable de víctimas sino de
«quienes padecieron persecución
o violencia durante la guerra civil
y la dictadura». También resulta
extraño el déficit de reconocimien-
to que se da a las víctimas de gru-
pos parapoliciales o de funciona-
rios del Estado.
Los Principios sobre Víctimas
aprobados por Naciones Unidas
son una guía que deja al descubier-
to las asimetrías existentes en ma-
teria de verdad, justicia, repara-
ción y, sobre todo, no discrimina-
ción, que se dan en nuestro país.
En ese contexto, alarman sobre-
manera las tentaciones declara-
das de algunos historiadores de no
centrar la cuestión en la vulnera-
ción de derechos humanos que se
produjo.
Afirmar que detrás de los crí-
menes de ETA había un proyecto
político concreto y articula-
do, y que detrás de los reali-
zados por otros victimarios
no lo había, es una afirmación
cuanto menos arriesgada; so-
bre todo si es acompañada por
la expresión «las otras vícti-
mas», como si fueran de se-
gunda clase.
La memoria no es historia,
sino una construcción subje-
tiva y colectiva del pasado que
depende en gran medida de
los sentimientos y que de-
sempeña un papel central
para comprender la relevan-
cia que se adjudica a determi-
nados hechos del presente.
Esto se puede hacer rememoran-
do u olvidando, pues ambos son
aspectos inherentes a la memo-
ria.
La memoria es, en definitiva,
un ejercicio sobre los hechos del
pasado, realizado desde el presen-
te, para intentar influir en el fu-
turo que se quiere construir. Por
ello, el papel de la Historia no debe
ser el de sustituir a la memoria
sino, más bien, el de ayudar –des-
de el rigor y el método– a la cons-
trucción de una memoria colecti-
va inclusiva y plural y contribuir
a la formulación de un relato in-
cluyente, basado en análisis críti-
cos.
Orwell, en ‘1984’, afirmaba que
«quien controla el pasado contro-
la el futuro. Quien controla el pre-
sente controla el pasado». Afortu-
nadamente la realidad es otra y es
tozuda.
A. KRAKENBERGER / S. ORMAZABAL / J. IBARRONDO
ASOCIACIÓN PRO DERECHOS HUMANOS ARGITUZ
Memoria, Historia y
Derechos Humanos
:: FOTOLIA
Respecto a Munilla
La carta que 96 sacerdotes dirigie-
ron hace unos días al señor obis-
po de la Diócesis, revela tan gra-
ves carencias en tal sector del cle-
ro que en vez de cuestionar, enal-
tecen y justifican la actuación de
Monseñor Munilla, y explican la
evidente descristianización de la
sociedad guipuzcoana. Llama la
atención que a tres días de este pe-
riódico publicara la autorizada opi-
nión del señor Pagola avanzando
tal descristianización y anuncian-
do que «en 20 ó 30 años en Gi-
puzkoa estarán cerrando parro-
quias», la precitada carta oculte
que son sus autores y no el nuevo
obispo los más directos responsa-
bles de la lamentable situación ac-
tual de la Iglesia local. Al confun-
dir la religión con la política, el pre-
citado grupo clerical se pone en
evidencia, y revela que está más
cerca de otros planteamientos que
de las enseñanzas evangélicas que,
entre otras cosas, dicen «aprended
de mí, que soy manso y humilde
de corazón y encontraréis descan-
so para vuestras almas».
:: LUIS ERRAZQUIN DONOSTIA
Velocidad excesiva
Viernes 1 de agosto, 5 de la madru-
gada, desde el peaje de Irun, direc-
ciónVitoria, hasta el enlace con la
AP1 en Eibar. Muchísima afluen-
cia de vehículos y muchísimos a
unas velocidades de escándalo, to-
dos extranjeros, ¿donde estaban
los coches-radar de la Ertzaintza?
:: KOLDO SUSPERREGUI DONOSTIA
L
a Fiscalía Anticorrupción
muestra cada día una ma-
yor curiosidad por cono-
cer los datos bancarios de
la banda Pujol Ferrusola. Asaltaron
todas las diligencias que cruzaban
por Las Ramblas y las desviaron
hasta Suiza o hasta Andorra, que
les pillaba más cerca aunque sus
bolsillos fueron comunicantes. El
dinero, si se lava bien, no sólo no
tiene olor, sino que deja de tener
nacionalidad. Por eso hay que se-
guir hablando de la terrible fami-
lia, más peligrosa que los contagios
de ébola y que la crisis de Argenti-
na, donde la Bolsa está acabando
con la vida.
¿Qué puede hacer la consolable
viuda Cristina Kirchner si los
acreedores abocan al país a una se-
gunda suspensión de pagos? Y, so-
bre todo, ¿qué puede hacer el líder
Unió Democrática, JosepAntoni
Duran, que dimitió hace un par de
semanas, no menos consternado
que otros catalanes? «Quien se en-
riquece rápidamente no puede ser
inocente». Lo dijo Salomón, que
aunque era un sabio le salió un pa-
reado que no desdeñarían esas pan-
cartas que ahora recorren España,
combatiendo el calor con las rimas
más fáciles. «El próximo parado,
que sea un diputado». Junto a esa
petición hay otras, que como dijo
aquel locutor de la postguerra, que
estaba muy bien educado, el pudor
nos impide nombrar. El hombre
describía la sucinta indumentaria
de los componentes de una tribu
africana y dijo que para ocultar
cierta parte del cuerpo los nativos
usaban «una especie de tapacojo-
nes de cuero». ¿Cómo ocultamos
los robos superiores al 3% de la
banda Pujol Ferrusola? Los de la ta-
rifa, más o menos común, ya se co-
nocían y por muy excepcional que
sea Cataluña no podía ser una ex-
cepción. Lo más grave de estosTra-
buches y Malafachas es que los es-
quilmados empresarios temían sus
represalias.Además de robados,
asustados. Lleva razón el juicioso y
momentáneamente apartado Du-
ran Lleida: se equivocan los que
creen que el caso Pujol’ no les afec-
ta. Influirá incluso en esa barbari-
dad del proceso separatista.
VUELTA DE HOJA
MANUEL ALCÁNTARA
Los siete
niños del
Honorable
Sábado 02.08.14
EL DIARIO VASCO
22 OPINIÓN