TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
La literatura medieval
1. LA LITERATURA MEDIEVAL
Se denomina Edad Media al periodo de la historia comprendido, aproximadamente, entre la caída del Imperio romano
(año 476) y el descubrimiento de América (1492). En los últimos tiempos del Imperio romano se asentaron en España los
visigodos, el más romanizado de los pueblos germánicos. Sin embargo, las guerras civiles propiciaron la entrada de los árabes
en la Península (año 711). La dominación árabe duró ocho siglos. A lo largo de este tiempo, convivieron en España los reinos
cristianos al norte y la zona de dominio musulmán al sur. Pero los reinos cristianos fueron extendiéndose hacia el sur en el
proceso de Reconquista.
La sociedad medieval: la sociedad de Al-Ándalus, nombre con el que los árabes denominaban la zona de España que
ocupaban, presentaba una variedad racial y cultural notable (mezcla musulmana, cristiana y judía). La organización social
propia de la Edad Media era el feudalismo, un sistema basado en la obligación de los vasallos de guardar fidelidad a sus
señores a cambio de tierras o de rentas dadas en usufructo. La sociedad estaba integrada por tres grupos, que formaban una
pirámide en cuya cúspide se encontraba el rey. Esos grupos sociales eran:
La nobleza, grupo de fuerza política y militar.
El clero, que tenía en sus manos la cultura. Los monasterios eran los únicos centros culturales.
El pueblo llano, aproximadamente un ochenta por ciento de la población.
A mediados del siglo XII la sociedad cambió debido al auge económico y a la aparición de las ciudades. Nació una
nueva clase, la burguesía, de gustos refinados, que buscaba una vida acomodada.
La Edad Media es un periodo caracterizado por una visión teocéntrica: el sentimiento religioso lo impregnaba todo. Sin
embargo, a la vez que evolucionó la sociedad, también lo hicieron las creencias, y poco a poco el ser humano pasó a un primer
plano.
La cultura medieval también participó de ese teocentrismo. La actividad cultural se desarrolló en los monasterios, que
albergaban importantes bibliotecas. Pero paulatinamente se fueron abriendo nuevos caminos gracias a dos importantes hechos:
El nacimiento de las universidades.
La creación de la Escuela de Traductores de Toledo. Su influencia en la cultura española y europea fue decisiva, ya
que contribuyó a la recuperación, a través de las traducciones, de los saberes griego y latino que habían conservado los árabes.
Alfonso X el Sabio fue su mayor impulsor.
A partir del siglo X, muchos europeos, sobre todo franceses, acudieron en peregrinación a visitar el sepulcro del apóstol
Santiago. De este modo, el Camino de Santiago se consolidó como la columna vertebral de la comunicación humana y
económica entre la Península y Europa. La lengua castellana fijó su sistema gráfico, que se mantuvo hasta el siglo XVIII.
2. LA POESÍA MEDIEVAL: 2.1. La poesía tradicional o popular medieval
La lírica apareció muy pronto en todas las culturas, porque recoge los sentimientos de las personas. La poesía
acompañaba el trabajo en el campo, los trabajos domésticos, las fiestas, las reuniones nocturnas frente al fuego... El hecho de
que fuera poesía (y generalmente con música) permitía que se memorizara más fácilmente. Además, gran parte de la población
era analfabeta, por lo que la lírica de transmisión oral era su único acceso a la literatura.
Se trata de una poesía anónima, ya que todos la recitaban y todos introducían modificaciones en ella. La transmisión la
realizaban los juglares, cantores o actores que iban de pueblo en pueblo montando espectáculos para divertir a las gentes.
Las manifestaciones de esta lírica popular se pueden reunir en tres grandes grupos: jarchas, cantigas y las
manifestaciones típicas de Castilla. Todas ellas comparten algunos rasgos:
Los temas son fundamentalmente amorosos (la mujer que espera al amado, las quejas o cuitas por el amor no
correspondido...).
En cuanto a la forma, suelen estar escritos con oraciones breves y con un lenguaje elemental y directo. Además,
abundan las interjecciones y las expresiones de afecto.
La transmisión oral: el pueblo las transmite oralmente, de generación en generación, reelaborándolas.
Brevedad: el pueblo prefiere las composiciones breves que se pueden captar fácilmente.
Sencillez: lo que caracteriza a la lírica popular castellana es la sencillez de recursos, la falta de artificios, la
expresión clara que brota casi espontáneamente. El vocabulario es muy sencillo y repetitivo y destaca la escasez de adjetivos y
de metáforas. Los recursos más abundantes son los de repetición: aliteraciones, anáforas, paralelismos y repeticiones
expresivas de palabras o sintagmas.
Anonimia: hay un creador inicial, un individuo especialmente dotado que interpreta y expresa el sentir del pueblo.
Otros individuos a través del tiempo van rehaciendo la obra.
2. Variantes: como consecuencia del punto anterior, y de su carácter oral, aparecen las numerosas variantes de un
mismo cantar, cuento o romance.
Las jarchas: primera manifestación amorosa en lengua románica
Breves poemas líricos escritos en mozárabe (dialecto latino que hablaban los cristianos que vivían en territorio
musulmán) en los que una jovencita casi adolescente manifiesta su quejas de amor a su madre, sus hermanas o a sus
familiares. Su estructura estrófica es variable: dos o tres versos monorrimos (misma rima) o la forma de cuarteta asonantada
(cuatro versos de arte menor que riman en los pares). Lo sorprendente es que los poetas cultos andaluces, hebreos, árabes y
judíos se prendaron de estos poemillas y los incrustaron al final de sus composiciones cultas (llamadas moaxajas).
Las cantigas de la poesía galaico-portuguesa
En las cortes señoriales del sudeste de Francia y en Cataluña floreció en los siglos XI y XII una poesía compuesta por
los trovadores (juglares de la corte). Esta poesía, a través del Camino de Santiago, llegó a Galicia e influyó en las llamadas
Cantigas de amor (cantadas por un hombre y trata el tema del amor cortés: el poeta se declara siervo de la dama, a la que
llama señor, como si de un señor feudal se tratase) y Cantigas de escarnio (son poemas de carácter satírico o burlesco, que
tratan de ridiculizar a personas, personajes del momento, costumbres o instituciones). Pero la manifestación lírica galaico-
portuguesa más importante son las Cantigas de amigo (poemas amorosos puestos en boca de una doncella enamorada que,
habitualmente, se dirige a la Naturaleza - al mar, a la fuente, a los pinos, a los ciervos... - quejándose de la ausencia o infidelidad
de su "amigo" (= amado).
La lírica tradicional castellana: entre las manifestaciones hay que destacar:
Las albas: canciones puestas en labios de una muchacha que al amanecer espera la llegada del amado a quien
llama amigo.
Las albadas: cantan la separación de los amantes al clarear el alba, lamentándose de que llegue el día.
Las mayas: exaltan el triunfo de la primavera y del amor en el mes de mayo.
Canciones de serrana: su asunto es el encuentro de un caballero, a veces perdido en la sierra, y una serrana a la
que pregunta el camino y/o la requiere de amores.
Pero sin lugar a dudas, la forma castellana más genuina es el villancico, forma estrófica que se compone de un
estribillo (dos o tres versos que se repiten total o parcialmente en todas las estrofas) El tema de estas composiciones es
amoroso.
2.2. La literatura épica (Siglo XII)
Los cantares de gesta son obras de género épico que narran las hazañas de unos héroes. En España surgen en el
siglo XII (1140, según Menéndez Pidal, fecha de composición del Poema de Mio Cid). Estas obras eran recitadas por los
juglares, cantores errantes que iban por pueblos y castillos escenificando sus poemas.
El arte de los juglares: el mester de juglaría
1) Llamadas de atención ("Si quisieseis escucharme..."): es la llamada "Captatio benevolentiae": buscar la amabilidad
del público, preparándolo positivamente para lo que va a oír.
2) Repeticiones constantes: paralelismos, anáforas, versos bimembres..., ya que la imposibilidad de relectura hace
necesario que el juglar repita datos para que nadie "pierda el hilo". El público sólo pagaba al juglar si le gustaba la interpretación,
y para eso era necesario que se enterase bien.
3) Predominio de las oraciones simples y coordinadas (más fáciles para recordar -y para improvisar- en la
recitación).
4) Uso del presente de indicativo: "Mío Cid cabalga" para acercar la acción a los oyentes.
5) Uso de adverbios "Aquí veis al héroe...", para acercar la narración a los espectadores, para que parezca que todo
sucede delante de sus ojos.
7) Uso abundante de la gesticulación, para darle viveza y credibilidad a lo dicho.
3. EL POEMA DE MÍO CID
La autoría: un problema que presenta el Poema de Mío Cid es el de la autoría: Colin Smith sostiene que la obra fue
escrita por un experto en leyes; también apuntó a que el nombre del autor podría ser el de Per Abbat, que escribiría el poema
en 1207.
Por otro lado, Menéndez Pidal mantiene la teoría de la autoría compartida de dos juglares: sobre 1120 un juglar de la
zona de San Esteban de Gormaz redactaría los dos primeros cantares del poema; hacia 1140 un segundo juglar, de Medinacelli,
añadiría el tercer cantar. La autoría del Poema de Mío Cid sigue hoy siendo un misterio.
Métrica: el Poema de Mío Cid está escrito en tiradas épicas: serie de número indefinido de versos irregulares (de 10 a
20 sílabas) con rima asonante en todos los versos. Cuando cambia la rima se inicia una tirada nueva. Los versos que más
abundan son los de 14 sílabas, seguidos de los de 16. La rima no es regular; falla en algunos versos (no se sabe si por error del
autor o por error del copista).
Estructura del Poema
El Poema de Mío Cid se divide en tres partes o cantares:
Cantar I. Cantar del Destierro: desterrado injustamente por Alfonso VI, el Cid abandona Castilla e intenta demostrar
su lealtad luchando contra los musulmanes y ofreciendo al rey sus victorias.
Cantar II. Cantar de las Bodas: tras la conquista de Valencia, Rodrigo consigue el perdón del monarca, quien propone
las bodas de las dos hijas del Cid (doña Elvira y doña Sol) con los infantes de Carrión (Diego y Fernando), personajes
pertenecientes a un estrato social superior al del protagonista.
Cantar III. La afrenta de Corpes: los infantes de Carrión quedan en ridículo ante los hombres del Cid por su cobardía
en el campo de batalla y por el pánico que demuestran a la vista de un león escapado. Deciden entonces vengarse y, para ello,
parten de Valencia con sus mujeres y, al llegar al robledal de Corpes las abandonan, después de azotarlas cruelmente. El Cid
pide justicia al rey, y convocadas las cortes en Toledo, los guerreros del Campeador desafían y vencen a los infantes, que son
declarados traidores. El Poema termina con las nuevas bodas de las hijas del Cid, doña Elvira y doña Sol, con los infantes de
Navarra y Aragón.
Tema
En primer lugar se señala el tema del restablecimiento del honor del héroe, perdido a causa del destierro. Entonces
el concepto del honor equivalía a "posición o rango social".
La ascensión del Cid al poder es otro de los temas. El destierro que sufre el héroe supone la desconfianza del rey.
Para conseguir el poder, lucha y gana batallas y riquezas a las que se les concede gran importancia en la obra. En la lucha por
el poder son importantes las hijas, por las que siente gran ternura, pero las mueve en el tablero según sus conveniencias como
cualquier señor medieval. Toda su preocupación, a partir de ahí, será ganarse de nuevo el honor militar (conquista de Valencia)
y social (boda). Aparentemente lo consigue con la boda de sus hijas con los infantes de Carrión, pero tras una grave ofensa,
esta vez familiar, debe recuperarlo de nuevo (tercer cantar).
También hay que destacar el tema de la integridad. El Cid se demuestra íntegro en un sentido cristiano, feudal y social.
Es tierno y humano en el amor a su familia (Jimena, Elvira y Sol) y a sus amigos, religioso, cortés, astuto, discreto y valiente en
la lucha.
Estilo
El poeta dota a los personajes de cualidades excelentes mediante el epíteto épico ("el que en buen hora nació", "el
bueno de Vivar"), o de adjetivos caracterizadores o afectivos que se extienden no sólo al héroe, sino también a su mujer, a su
caballo... El vocabulario que alude a prácticas legales, usos feudales, arte de la guerra y ropajes es amplio y sirve para dar
a conocer costumbres y modos de vida. Hay pleonasmos (es una expresión en la que aparecen uno o más términos
redundantes; por ejemplo: “llorando de los ojos”) que intensifican la expresión emotiva. Se suelen anteponer el artículo al
adjetivo, con lo que se le individualiza y se le atribuye la cualidad en exclusiva - Castilla la gentil, Valencia la clara. Abundan las
descripciones de personas, batallas y lugares. También son frecuentes las bimembraciones (mujeres y varones), el estilo
directo (De las sus bocas todos decían una palabra: “¡Dios, qué buen vasallo, si tuviese buen señor!”) y las llamadas al oyente
(Oíd a mí).
2.3. La poesía culta y didáctica medieval: el mester de clerecía del siglo XIII
Frente al mester de juglaría caracterizado por su contenido popular y la irregularidad métrica, surge en el siglo XIII una
nueva escuela: el mester de clerecía, cultivado por clérigos, aunque entendiendo siempre por tales no sólo a quienes lo eran
propiamente y poseían una vida monástica, sino también a todo hombre culto y letrado, que poseyera la educación latino-
4. eclesiástica. Los clérigos harán una literatura mucho más regular que la juglaresca, con mayor cuidado de los aspectos
formales. La cuaderna vía (tetrástrofo monorrimo) será la nueva estrofa: cuatro versos alejandrinos (con cesura tras la 7ª sílaba)
que riman entre sí en consonancia: AAAA. La primera obra que responde a estas características en lengua castellana es el
Libro de Alexandre.
Los temas más conocidos son los temas religiosos, aunque no faltan los históricos (Libro de Alexandre) o los
novelescos (Libro de Apolonio). El principal representante del Mester de Clerecía en lengua castellana es Gonzalo de
Berceo.
Aparte de esto, hay que destacar la tendencia de los poetas por basarse en fuentes escritas (la Biblia). Además, los
autores de clerecía siguen la norma clásica del "enseñar deleitando" y pretenden educar, instruir, aleccionar...
GONZALO DE BERCEO: LOS MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA
Gonzalo de Berceo, primer poeta de nombre conocido, nació en la Rioja. Su vida transcurrió entre los monasterios de
San Millán de la Cogolla (Logroño) y Santo Domingo de Silos (Burgos), para los que trabajó. Muchas de sus obras tienen una
clara función propagandística: buscar la fama (y el dinero) para los monasterios en los que vivía. Por eso escribe las obras sobre
las vidas de santos ligados a los monasterios mencionados. Con intención propagandística escribió las vidas de Santo Domingo
de Silos, San Millán de la Cogolla y Santa Oria. Su obra más importante es de tema mariano: Los Milagros de Nuestra Señora
(obra constituida por veinticinco milagros realizados por la Virgen a favor de personas que sienten una gran devoción por ella. Al
final de cada relato aparece una moraleja o enseñanza para hacer comprender al oyente las ventajas que reporta ser un devoto
de la Virgen. Se precia de hablar en "román paladino” en el cual el pueblo suele hablar con su vecino. Por lo tanto, Berceo
empleará múltiples fórmulas sencillas y juglarescas: "captatio benevolentiae",... todo ello en un estilo llano y asequible, sin
renunciar a los toques de humor. En cuanto a las figuras literarias, emplea las comparaciones sencillas y asequibles al público,
anáforas, paralelismos, además del epíteto épico).
2.4. La poesía culta y didáctica medieval: el mester de clerecía del siglo XIV: JUAN RUIZ, ARCIPRESTE DE HITA.
EL LIBRO DE BUEN AMOR
Sabemos poco sobre su vida. Parece ser que estuvo en prisión (hay críticos que lo dudan) y aprovechó este tiempo
para retocar su obra. Otros opinan que la "prisión" a la que alude Juan Ruiz es una simple Metáfora del mundo.
EL LIBRO DE BUEN AMOR O TAMBIÉN LLAMADO EL LIBRO DE LOS CANTARES
La obra, escrita en 1330 y como si de una autobiografía se tratara, narra la vida amorosa del Arcipreste, con un amplio
repertorio de mujeres: solteras, casadas, moras, monjas, serranas...; se entremezclan fábulas y consejos para ejemplificar todos
los sucesos. El libro se compone de:
a) Episodios narrativos (en cuaderna vía): aventuras del Arcipreste, fábulas, fragmentos alegóricos: por ejemplo, hay que
destacar la Batalla de Don Carnal y doña Cuaresma (describe el combate entre los ejércitos de don Carnal (placer) y de doña
Cuaresma (abstinencia); con doña Cuaresma militan las sardinas, los puerros, las jibias, las anguilas…; con don Carnal, gallinas,
perdices, conejos, patos... El ejército de don Carnal es vencido y su jefe hecho prisionero. Sin embargo, Don Carnal se escapa, y
el día de Pascua entra triunfante en el mundo, acompañado de don Amor).
b) Composiciones líricas (en distintas formas métricas), religiosas (Cantigas) y profanas (serranas).
c) Sátiras, como la que se hace sobre el poder del dinero.
d) Una recreación de la comedia latina Pamphilus, que cuenta los amores entre doña Endrina y don Melón, en los que
interviene como mediadora la vieja Trotaconventos (es el antecedente de la alcahueta Celestina).
e)
Estilo
El Libro de Buen Amor, consta de rasgos característicos del mester de clerecía. Los recursos más notables son los
siguientes: primeramente, cabe destacar que el Arcipreste se vale de lo popular utilizando muchos refranes, sentencias y
dichos. Y gracias a esto aumenta la expresividad, el realismo y como consecuencia de esto, se acerca a lo juglaresco.
Como esta obra pertenece al mester de clerecía, hay una amplificación (recurso típico de la literatura didáctica) que
consiste en explicar de formas distintas un mismo concepto. También nos podemos encontrar con metáforas y epítetos con los
que se consigue mayor expresividad. En su obra utiliza recursos afectivos, especialmente los diminutivos.
El Arcipreste le da un toque de humor a su obra a través de las hipérboles y la ironía. Juan Ruiz usa reiteraciones
como la anáfora y el paralelismo y las enumeraciones, con la finalidad de que aumente el ritmo y la musicalidad.
5. Intencionalidad
El Libro de Buen Amor es una obra escrita con ánimo de moralizar y de divertir, de manera que los locos amadores
escarmienten. Juan Ruiz nos presenta en su obra la lucha entre el “loco amor” y el “buen amor”.
3. LA PROSA MEDIEVAL: el siglo XIII: la labor del rey Alfonso X
Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y León, fue hijo de Fernando III el Santo. En el ámbito político fracasó, pero, sin
embargo, desempeñó un extraordinario papel como protector de las ciencias y de las artes. Estableció el castellano como lengua
oficial de su reino. El monarca tenía una doble intención: en primer lugar, fijar una única lengua para las tres comunidades que
habitaban en Castilla (cristianos, árabes y judíos) y, en segundo lugar, hacer llegar la cultura a los que no sabían latín. Para
cumplir su propósito, Alfonso X se rodeó de un equipo de colaboradores, sabios y traductores que desarrollaron sus proyectos.
El papel del rey consistía esencialmente en coordinar, supervisar y dirigir los libros, pero también se ocupaba de forma personal
de la corrección de los textos. Todo ello fue gracias a la labor de la Escuela de Traductores de Toledo.
Obras de Alfonso X: Las siete partidas, Libros del saber de astronomía, Libros de ajedrez, dados y tablas, La Crónica
General o Estoria de España (cuyo propósito era narrar la historia de España desde sus orígenes hasta la época del propio
monarca), La Grande e General Estoria (una historia universal que pretendía abarcar desde la creación del mundo hasta el
momento de su redacción). Además de su obra prosística en castellano, Alfonso X escribió en gallego-portugués las Cantigas
de Santa María, una colección que narra milagros y favores de la Virgen.
El siglo XIV: don Juan Manuel: la prosa alcanzó un mayor desarrollo en el siglo XIV, especialmente tras la aparición
de El Conde Lucanor o Libro de Patronio, obra escrita por don Juan Manuel (sobrino del rey Alfonso X). Es una colección de
51 cuentos o ejemplos, que plantean problemas de la vida cotidiana: cómo reconocer la verdadera amistad, de qué manera
defender las propiedades, si es acertado emprender un negocio, etc.
Todos los cuentos se trazan dentro de un marco narrativo y siguen el mismo esquema: el conde Lucanor expone un
problema a su servidor Patronio y le pide consejo. Para resolver sus dudas, Patronio le cuenta una historia y establece una
comparación con el asunto que preocupa al noble. Después, el propio don Juan Manuel interviene en la narración y manda
escribir el cuento y añadir una moraleja. Patronio es un personaje con experiencia que, mediante sus cuentos, aconseja al
conde.
Los relatos, muy variados, proceden tanto de la tradición escrita como de la tradición oral: fábulas clásicas, cuentos
orientales (sobre todo las colecciones de apólogos del Sendebar y el Calila e Dimna), relatos fantásticos, alegorías, fuentes
cristianas (la Disciplina clericalis de Pedro Alfonso) etc. También fue autor del Libro de los estados, Libro de las armas y Libro
del caballero y el escudero.
4. El TEATRO MEDIEVAL: quedan muy pocas muestras del teatro medieval en Castilla: solamente 147 versos que
pertenecieron a un drama litúrgico: Auto de los Reyes Magos, compuesto en Toledo a finales del siglo XII o principios del XII. El
teatro medieval surgió vinculado a las ceremonias litúrgicas de la Navidad y la Pascua de Resurrección.