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MODELO
EDUCATIVO
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EQUIDAD
E
INCLUSIÓN
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DUCATIVO EQUID
E INCLUSIÓN MO
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DUCATIVO EQUID
MODELO EDUCA
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DELO EDUCATIVO
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Modelo Educativo. Equidad e inclusión
UIDAD
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MODELO
EDUCATIVO
•
EQUIDAD
E
INCLUSIÓN
MODELO EDUCATIVO
Aurelio Nuño Mayer
S E P
Otto Granados Roldán
S P E C
Salvador Jara Guerrero
S E S
Rodolfo Tuirán Gutiérrez
S E M S
Javier Treviño Cantú
S E B
Irma Adriana Gómez Cavazos
O M
Primera edición, 2017.
© Secretaría de Educación Pública, 2017.
Argentina 28, Centro, 06020, Ciudad de México.
ISBN: En trámite
Impreso en México
DISTRIBUCIÓN GRATUITA-PROHIBIDA SU VENTA
Este material, dirigido a toda la sociedad, emplea los términos: mexicano(s),
autor(es), joven(es), alumno(s), estudiante(s), docente(s), maestro(s), profe -
sor(es) y padres de familia aludiendo a ambos géneros, con la finalidad de facili -
tar la lectura. Sin embargo, este criterio editorial no demerita los compromisos
que la Secretaría de Educación Pública asume en cada una de las acciones enca -
minadas a consolidar la equidad de género.
PrEsEntacIón
Hoy vivimos en un mundo complejo e interconectado, cada vez
más desafiante, que cambia a una velocidad inédita. En muchos
sentidos, más que una era de cambios, nos encontramos frente a un
cambio de era.
En medio de esta incertidumbre, tenemos la responsabilidad de prepa-
rar a nuestros hijos e hijas para que puedan afrontar el difícil momen-
to histórico que están viviendo y logren realizarse plenamente. Estoy
convencido de que el presente y el futuro de México están en los niños
y jóvenes. Si logramos darles las herramientas que necesitan para triun-
far, nuestro país será más próspero, justo y libre.
Para lograr este objetivo necesitamos una auténtica revolución de la
educación. A lo largo del siglo XX, el sistema educativo hizo realidad
su utopía fundacional, que era llevar un maestro y una escuela has-
ta el último rincón del país. Hoy tenemos que ser más ambiciosos y,
además de garantizar el acceso a la educación, asegurar que esta sea
de calidad y se convierta en una plataforma para que las niñas, niños
y jóvenes de México triunfen en el siglo XXI. Debemos educar para la
libertad y la creatividad.
La Reforma Educativa que impulsó el Presidente Enrique Peña Nieto nos
da la oportunidad de hacer este cambio. A partir de ella, hemos podi-
do construir una visión compartida de la educación que necesita el país.
Después de amplias consultas y numerosos foros con diversos sectores
de la población, se hizo público el Modelo Educativo. Este contiene un
nuevo planteamiento pedagógico, que requiere la reorganización del
sistema educativo y de sus políticas públicas. En suma, considera los
pasos que debemos seguir todos, autoridades, maestros, padres de familia,
estudiantes y la sociedad en general, para lograrlo.
Un elemento clave en este proceso es el impulso de la equidad y la inclusión
para que todas las niñas, niños y jóvenes, independientemente de su origen o
condición, tengan una educación de calidad y desarrollen su máximo poten-
cial. Los rezagos históricos, inequidades y desafíos de exclusión que se gesta-
ron de forma progresiva en nuestro sistema educativo deben ser atendidos de
manera contundente.
En ese sentido, esta estrategia de Equidad e inclusión ofrece diagnósticos rigu-
rosos, miradas alternativas y respuestas efectivas a numerosos asuntos que
no podían esperar más. Sus políticas y programas constituyen una convocato-
ria al diálogo para que se enriquezcan y afiancen, así como una invitación para
sumar a tantos actores como sea posible.
Hacer realidad estos cambios trascendentales será un proceso gradual y com-
plejo que supera el horizonte de este gobierno. El reto consiste en hacer de este
Modelo Educativo, mucho más que una política gubernamental, un verdadero
proyecto nacional. Ha sido un honor encabezar esta noble tarea porque estoy
convencido del poder de la educación. En ella se encuentra no sólo la oportu-
nidad de cambiar la vida de las personas, sino de transformar algo mucho más
grande: México.
M A N M
Secretario de Educación Pública,
julio de 2017
Introducción
Equidad e inclusión
EL SISTEMA EDUCATIVO MEXICANO
Y LAS DESIGUALDADES
Desigualdades
educativas y exclusión
Asistencia a la escuela
Asistencia a la escuela de niñas,
niños y jóvenes indígenas
Asistencia de niñas, niños y jóvenes
con discapacidad
Abandono escolar
Escolaridad
Rezago educativo
Resultados del aprendizaje
PROCESOS QUE
TRaNSMITEN LA DESIGUALDAD
POLÍTICAS DE
EQUIDAD E INCLUSIÓN
Estrategias de equidad
e inclusión educativas
Intensificar la movilidad
educativa intergeneracional
Desarrollo Infantil Temprano
y Educación Inicial
Acceso a las oportunidades educativas
de los grupos en desventaja
Ampliación de las oportunidades educativas
Permanencia en el sistema educativo
y lucha contra el abandono
12
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72
ÍNDICE
Terminación de ciclos y transiciones
entre niveles educativos
Elevar la calidad de la oferta educativa
Libros de texto, materiales educativos
y útiles escolares
Extensión de la jornada escolar
Normalidad mínima
Fortalecer la demanda educativa
Transferencias condicionadas
Focalización de las becas
Vínculos entre la escuela y la familia
Propiciar las experiencias de reincorporación
educativa o de capacitación
Vigorizar la integración social en las
escuelas
Impulsar el tránsito hacia la educación
inclusiva
Personas con discapacidad
Alumnos con aptitudes sobresalientes
Favorecer la igualdad entre mujeres
y hombres
Atender la diversidad étnica, lingüística
y cultural
Reforzar la integración de principios
de equidad e inclusión
El planteamiento curricular
La incorporación de las TIC a la educación
La disponibilidad de mejores maestros
y el fortalecimiento académico de las escuelas
La asignación de recursos con criterios
de equidad e inclusión
CONCLUSIONES
Bibliografía
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INTRODUCCIÓN
| 13
México inició desde febrero de 2013 una profunda renovación del
sistema educativo nacional. La Reforma Educativa estableció
como mandato que la educación que imparta el Estado sea de cali-
dad, de tal manera que “los materiales y métodos educativos, la orga-
nización escolar, la infraestructura educativa, y la idoneidad de los
docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje
de los educandos.”1
La Reforma Educativa reconoció igualmente que es obligación cons-
titucional proporcionar una educación que conjugue calidad con
equidad. Con la diada calidad—equidad se buscó reforzar la idea de
que ambas son prioridades fundamentales e inseparables de la polí-
tica y la acción educativas. Al respecto, se entiende que una edu-
cación no puede ser de calidad si no logra que todos los alumnos, y
no sólo parte de ellos, adquieran las competencias necesarias para
integrarse y participar activamente en la sociedad.2
Así, si el sistema
educativo no es capaz de asegurar este propósito, las desigualdades
educativas actuarán como mecanismo reproductor de las desigual-
dades sociales.
Un sistema educativo justo e incluyente constituye una de las palan-
cas más eficaces para la transformación de la sociedad. Como seña-
la Solari, para que la educación de calidad pueda tener el efecto de
producir menor desigualdad, ella misma debe ser lo más igualmente
1 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (México: Cámara de Diputa-
dos del H. Congreso de la Unión, 2017), artículo 3°.
2 OREALC/UNESCO, “El derecho a una educación de calidad para todos en América
Latina y el Caribe”, en Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en
Educación, REICE (2007): 1-21.
| 13
| 14
distribuida posible.3
Cuando eso no ocurre, la desigualdad educativa
limita la posibilidad de que niñas, niños y jóvenes en desventaja pue-
dan salir de esa situación.
Para que la Reforma Educativa avance en el propósito de lograr una
mayor calidad con equidad e inclusión en el sistema educativo, es
necesario reforzar el papel transformador de la educación, a fin de que
cumpla con una de sus funciones fundamentales: contribuir a superar
desigualdades sociales y avanzar hacia la construcción de una sociedad
más justa, incluyente, próspera y democrática.
En este documento se presenta una revisión tanto de los principales
desafíos como de los esfuerzos que realiza la Secretaría de Educación
Pública (SEP) en el ámbito de la equidad e inclusión, con énfasis en algu-
nas de sus intervenciones más importantes, sobre todo de aquellas que
fueron impulsadas a partir de 2013, año en el que se aprobaron las dis-
posiciones legislativas que dieron cuerpo a la Reforma Educativa.4
Tam-
bién identifica qué hará la SEP en los próximos años para lograr avances
significativos en la construcción de un sistema educativo más justo e
incluyente. Este documento pretende funcionar como una “hoja de
ruta” para establecer prioridades de atención y orientar los esfuerzos
institucionales en la materia.
3  Aldo Solari, La desigualdad educativa: problemas y políticas (Santiago: Naciones Uni-
das, CEPAL, 1994).
4  Este cuerpo está conformado por la Reforma Constitucional a los artículos 3 y 73,
la creación de dos leyes secundarias (Ley General del Servicio Profesional Docente y
Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación) y diversas reformas a la
Ley General de Educación.
| 15
|16
EQUIDAD E INCLUSIÓN
Equidad e inclusión son conceptos que suponen el reconocimiento de
lo diverso y un ánimo activo para remover los obstáculos que impi-
dan que todas las personas accedan a los beneficios de una educación
de calidad.
La equidad en la educación implica evitar que el origen social o cualquier
otra circunstancia de las personas se conviertan inevitablemente en des-
tino educativo.5
Es decir, avanzar hacia una mayor equidad educativa sólo
es posible si se asegura igualdad de oportunidades en cuanto al acceso,
permanencia y éxito en los logros de los aprendizajes para todas y todos,
sin distinción de condición socioeconómica o política, étnica, de género o
de cualquier tipo. Una educación de calidad para todos implica el desafío
de registrar resultados exitosos en contextos y colectivos heterogéneos.6
Para lograrlo, es preciso apelar a un trato diferenciado de lo que es des-
igual en su origen para alcanzar mayor igualdad. Como señalan los espe-
cialistas de OREALC/UNESCO, “la equidad comprende los principios de
igualdad y diferenciación, ya que tan sólo una educación ajustada a las
necesidades de cada uno asegurará que todas las personas tengan las
mismas oportunidades de hacer efectivos sus derechos y alcanzar los
fines de la educación en condiciones de igualdad”.7
5 OECD, Equity and Quality in Education, Supporting Disadvantaged Students and Schools
,
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2
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2
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O
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P
(
http://dx.doi.org/10.1787/9789264130852-en
6 Néstor López, Educación y desigualdad social (Buenos Aires: Ministerio de Educación,
Ciencia y Tecnología de la Nación, 2006): 32.
7 OREALC/UNESCO, op.cit., p.12.Véase también Rosa Blanco, “La equidad y la inclu-
sión social: uno de los desafíos de la educación y la escuela hoy”, en Revista Iberoame-
ricana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, REICE (2006); Miguel Ángel Santos
Guerra, “Equidad, diversidad e inclusión”, en Diversidad, calidad y equidad educativas,
coord. Juan Navarro Barba (Murcia: Consejería de Educación, Formación y Empleo,
Murcia, 2011).
| 17
Equidad en materia educativa significa hacer efectivo para todos y
todas, el derecho humano fundamental a la educación.8
Al respecto, es
posible distinguir varios niveles en el derecho a la igualdad de oportuni-
dades educativas:9
1.  Equidad en el accesosignifica igualdad de oportunidades de ingreso
a los diferentes niveles educativos, sin distinción de ningún tipo.
Esto implica que el Estado asegure escuelas disponibles, accesi-
bles y asequibles para toda la población. También comprende la
igualdad de oportunidad en las trayectorias educativas.
2.  Equidad en los recursos y en la calidad de los procesos educativos
implica que todos los educandos tengan acceso a escuelas con
similares recursos materiales, humanos y pedagógicos, así como
currículos y materiales flexibles y pertinentes para desarrollar las
competencias relevantes.
3.  Finalmente, la equidad en los resultados de aprendizaje significa que
los educandos alcancen aprendizajes equiparables, sea cual sea
su origen social y cultural, desarrollando al mismo tiempo sus
capacidades y talentos específicos.
En otras palabras, la equidad en el acceso no es suficiente. Es preciso
garantizar servicios de calidad similares y, eventualmente, aprendiza-
jes equiparables entre alumnos de distintos orígenes sociales. En con-
secuencia, resulta urgente remover las barreras que impiden estos
propósitos y erradicar toda forma de discriminación, por ejemplo, por
condición social, étnica, de género, discapacidad, de creencias u orien-
8 OREALC/UNESCO, op.cit.
9 OREALC/UNESCO, op.cit., p.12; Rosa Blanco y Sandra Cusato, Desigualdades educati-
vas en América Latina: todos somos responsables (Santiago: UNESCO, 2004); Álvaro Mar-
chesi, “Un sistema de indicadores de desigualdad educativa”, en Revista Iberoamericana
de Educación (mayo-agosto de 2000): 135-163; Rosa Blanco, op. cit., 2006, pp. 1-15.
| 18
tación sexual. Cuando se logran reducir las brechas entre los grupos más
aventajados y los que no lo son, la educación genera enormes beneficios
para la economía, la sociedad y las personas.10
Para enfrentar la exclusión y la discriminación, la perspectiva de la
inclusión demanda avanzar hacia un sistema educativo que atien-
da de manera adecuada las necesidades específicas de los distintos
grupos de población. La inclusión es esencialmente un concepto que
hace referencia al modo en que la escuela debe dar respuesta a la
diversidad. La inclusión en el ámbito de la educación no sólo postula
el derecho de las personas a ser diferentes como algo legítimo, sino
10  Ben Levin, Approaches to Equity in Policy for Lifelong Learning (Documento preparado
para la OECD, agosto 2003); véase también OECD, Equity and Quality in Education, Suppor-
ting Disadvantaged Students and Schools (Paris: Organisation for Economic Cooperation
and Development Publishing, 2012), http://dx.doi.org/10.1787/9789264130852-en
| 19
que valora explícitamente la existencia de esa diversidad y promue-
ve el trato equitativo.11
La educación inclusiva implica que el sistema escolar debe adaptarse
a las necesidades de todos los alumnos y simultáneamente reconocer
sus distintas capacidades, ritmos y estilos de aprendizaje, sin distinción
de ningún tipo, contribuyendo por esa vía a enfrentar los procesos de
exclusión social que afectan a los grupos y personas en situación de des-
ventaja social.12
Las escuelas verdaderamente inclusivas no excluyen absolutamente a
nadie. En una escuela inclusiva “sólo hay alumnos a secas, sin adjetivos,
no hay alumnos corrientes y alumnos especiales, sino simplemente
alumnos, cada uno con sus características y necesidades propias”.13
La inclusión se concibe como un proceso a través del cual un sistema
escolar, sus escuelas y aulas se transforman gradualmente de espa -
cios segregados y excluyentes a espacios inclusivos.14
En el proceso de
inclusión se remueven paso a paso las barreras para facilitar la parti-
cipación y el aprendizaje de todos los estudiantes, sobre todo los más
vulnerables a la exclusión. Asimismo, las escuelas se fortalecen para que
sean capaces de responder a las necesidades individuales de todos los
educandos, sin importar su condición socioeconómica, su origen étnico
o cultural, el género, sus capacidades, religión o cualquier otra caracte-
rística o condición.
11 La evidencia proveniente de la psicología social y las teorías del desarrollo cog-
nitivo sugieren que la exposición a “experiencias de diversidad” tiene el potencial de
desafiar las “creencias adquiridas” en una etapa crítica del desarrollo personal. Asi-
mismo, se ha advertido que la experiencia de diversidad fomenta, a través de diversos
mecanismos, una disposición a adoptar un pensamiento más complejo. Al respecto,
véase Nicholas Bowman, “College diversity experiences and cognitive development:
a meta-analysis, en Review of Educational Research, 80 (2010): 4-33.
12 María del Pilar Gutiérrez Arenas y Alexander Maz Machado, “Educación y diversidad”,
en La educación de niños con talento en Iberoamérica, eds. Maryorie Benavides, Alexander Maz,
Enrique Castro y Rosa Blanco (Santiago: OREALC/UNESCO Santiago, noviembre 2004).
13 Pere Pujolàs, “Aprendizaje cooperativo y educación inclusiva: una forma práctica para
que puedan aprender juntos alumnos diferentes”, en Educación especial e inclusión educativa.
Estrategias para el desarrollo de escuelas y aulas inclusivas(Santiago: OREALC/UNESCO, 2011): 17.
14 Nuria Padrós Tuneu, “La teoría de la inclusión: entre el desarrollo científico y la
casualidad cotidiana”, en El largo camino hacia una educación inclusiva: la educación especial
y social del siglo XIX a nuestros días: XV Coloquio de Historia de la Educación, coords. María
Reyes y Susana Conejero (Pamplona-Iruñea: Universidad Pública de Navarra, 29-30
de junio y 1 de julio 2009): 171-179.
| 20
Como puede advertirse, son varias las finalidades y señas de identidad
de la educación inclusiva, entre las cuales destacan las siguientes:15
1.  Reconocer que todas las personas tienen los mismos derechos, sin
discriminación alguna.
2.  Hacer efectivo el derecho a una educación de calidad para todos.
3.  Avanzar hacia escuelas plurales y diversas en su composición.
4.  Atender y dar respuesta adecuadamente a la diversidad de necesi-
dades educativas de niñas, niños y jóvenes y ajustar las prácticas
de las escuelas a su situación, características y realidades.
5.  Beneficiarse de una educación inclusiva no sólo para “aprender a
aprender” y “aprender a hacer”, sino también y, sobre todo, para
“aprender a ser” y “aprender a convivir”.
El último punto alude a los pilares de la educación establecidos por el
informe de la Comisión Delors.16
Los últimos dos implican por definición
una educación inclusiva.
15  Rosa Blanco, op. cit, 2006, pp.1-15.
16  Jacques Delors, coord., La educación encierra un tesoro (París, Ediciones UNESCO, 1996).
|22
EL SISTEMA EDUCATIVO
MEXICANO
Y LAS DESIGUALDADES
Las desigualdades educativas son el resultado de una compleja inte-
racción de factores internos y externos al sistema educativo.17
Sólo
la nivelación de las diferencias sociales que se originan fuera del sistema
educativo (como es el caso de la desigual distribución del ingreso y de las
diferencias en la dotación de capital social y cultural de las familias, entre
otros) y la atención de los factores internos al sistema educativo (la segre-
gación escolar, el tratamiento desigual a las escuelas, la discriminación
de estudiantes con capital cultural distinto al dominante, entre otros)
podrán contribuir a avanzar en la consecución de los objetivos de equidad.
Tomando en cuenta que las características y funcionamiento del siste-
ma educativo tienen una notable influencia en la desigualdad educativa
y las pautas de exclusión, conviene describir brevemente algunas carac-
terísticas del mismo.
Como es sabido, el sistema educativo mexicano es uno de los más gran-
des en el mundo. En el ciclo escolar 2015-2016 atendió alrededor de 35.4
millones de estudiantes en los tres tipos educativos (básica, media
superior y superior). De este total, 73.1% (25.9 millones de estudiantes)
correspondió a la matrícula de la educación básica (distribuida en más
de 226 mil escuelas) y 14.9% (más de 5.2 millones de estudiantes) a la de
educación media superior (alojada en casi 17,500 planteles en todo el
territorio nacional).18
17 Véase Fernando Reimers, “Educación, desigualdad y opciones de política en Amé-
rica Latina en el siglo XXI”, en Revista Latinoamericana de Estudios Educativos (2° trimes-
tre 2000): 11-42; Rosa Blanco y Sandra Cusato, op. cit. También véase Carlos Muñoz
Izquierdo y Manuel Ulloa, “Cuatro tesis sobre el origen de las desigualdades educati-
vas. Una reflexión apoyada en el caso de México”, en Revista Latinoamericana de Estudios
Educativos (1992): 11-58.
18 SEP, SPEC, DGPPyEE, Principales cifras del Sistema Educativo Nacional 2015-2016 (Ciu-
dad de México, SEP, 2016). Incluye modalidad escolarizada y no escolarizada.
| 23
MATRÍCULA EN EL SISTEMA EDUCATIVO NACIONAL POR NIVEL
Preescolar
Primaria
Secundaria
Media Superior
Superior
Total 35,428,904
Fuente: Principales cifras del Sistema Educativo Nacional 2015-2016, SEP, SPEC, DGPPyEE
Los alumnos de la educación obligatoria (educación preescolar, prima-
ria, secundaria y media superior) asisten principalmente a escuelas
públicas. De hecho, de acuerdo con la información disponible, 85.7% de
la matrícula de preescolar así lo hace; 91.0% en educación primaria y
91.3% en educación secundaria. A su vez, en la educación media superior
81.4% de la matrícula estudia en escuelas públicas.19
PORCENTAJE DE LA MATRÍCULA EN PLANTELES PÚBLICOS
Preescolar
Primaria
Secundaria
Media superior
Superior
Total
Fuente: Estimaciones de la SEMS con en las Principales cifras del Sistema Educativo Nacional
2015-2016, SEP, SPEC, DGPPyEE
85.7
91.0
91.3
81.4
67.0
86.1
Un asunto toral del sistema educativo mexicano se refiere a la segmen-
tación y estratificación de la calidad de la oferta. Un ejemplo de ello es
la enorme concentración de algunas modalidades o tipos de servicios
educativos en las localidades de alta y muy alta marginación o en las
localidades de menos de 2,500 habitantes. Al respecto, puede decirse
que en el ciclo escolar 2015-2016 había en las localidades rurales un total
de 48,432 escuelas de preescolar (54.2% del total nacional), 55,552 de pri-
maria (56.7%) y 21,758 de secundaria (56%).20
19 Ibídem.
20 Estimaciones de la Subsecretaría de Educación Media Superior, con base en la
estadística educativa del Formato 911, DGPPyEE, SPEC, SEP, México.
4,811,966
14,250,425
6,835,245
5,286,867
4,244,401
| 24
Los tipos de servicios con mayor presencia en las localidades rurales por
nivel educativo son los más precarios:21
•	 Las escuelas preescolares indígenas(87.3%deellasseloca-
lizan en localidades rurales)22
y comunitarias (97.6%)23
suman en
conjunto 28,008 planteles.
•	 Las primarias comunitarias (97.4%) e indígenas (91.3%) con-
forman un universo de 19,993 escuelas.
•	 Las secundarias comunitarias (99.1%) y las telesecundarias
(88.9%) integran un total de 19,659 escuelas.
•	 Los distintos tipos de telebachilleratos (84.8% de ellos
se asientan en localidades rurales) constituyen 4,135 servicios.24
Esta oferta educativa, dirigida a los que menos tienen, suele regis-
trar carencias. Baste señalar que el gasto per cápita de la educación
indígena o comunitaria está muy por debajo de los de la primaria
regular. De hecho, la diferencia en la calidad de la oferta es evidente
al comparar una escuela rural con una urbana, e incluso una indígena
con una rural.25
21 INEE, Panorama Educativo de México 2015. Indicadores del Sistema Educativo Nacional.
Educación básica y media superior (Ciudad de México, Instituto Nacional para la Evalua-
ción de la Educación, 2016): 63.
22  Las escuelas indígenas están dirigidas a niñas y niños que viven en comunidades
indígenas del país y debe ser impartida por profesores con conocimientos de la len-
gua que se habla en cada lugar.
23  La educación que se ofrece en los cursos comunitarios depende del Consejo Nacio-
nal de Fomento Educativo (CONAFE) y está dirigida a niños, niñas y jóvenes que viven
en localidades rurales e indígenas o migrantes en campamentos agrícolas o albergues.
24  Estimaciones de la Subsecretaría de Educación Media Superior, Ciclo escolar 2015-
2016, con base en la estadística educativa del Formato 911, DGPPyEE, SPEC, SEP, México.
25  No debe sorprender, en medio de estos contextos de marginación y carencias,
que los estudiantes que asisten en la educación primaria a las escuelas indígenas y
comunitarias, en comparación con quienes asisten a las generales, registren trayec-
torias escolares más irregulares. De acuerdo con la información disponible, 27.5% de
los alumnos de las escuelas comunitarias y 26.7% de los de las indígenas han repeti-
do algún grado, situación que contrasta con 12.9% de los estudiantes de las escuelas
generales y 4.1% de las privadas. Al respecto véase INEE, op.cit., 2016, p.27.
| 25
El Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Espe-
cial (CEMABE), levantado en 2013, muestra, por ejemplo, que:26
•	 Del total de escuelas preescolares comunitarias, 33.8%
estaban construidas con materiales de desecho, lámina metá-
lica, de asbesto o cartón. Eso mismo ocurría con 42.7% de las
primarias comunitarias y 37.1% de las secundarias comu-
nitarias. Entre las mismas escuelas comunitarias, no
disponían de luz 32% de las escuelas preescolares, 38.7% de las
escuelas primarias y 25.4% de las escuelas secundarias comuni-
tarias.
•	 En las escuelas indígenas, 26.4% de las preescolares, y
18.1% de las primarias registraban graves carencias y la uti-
lización de materiales precarios en su construcción. Tampoco
contaban con servicio de luz eléctrica un total de 12.2% y 9.7% de
esas escuelas, respectivamente.
26 INEE. Panorama Educativo de México 2014. Indicadores del Sistema Educativo Nacional.
Educación básica y media superior (Ciudad de México, Instituto Nacional para la Evalua-
ción de la Educación, 2015).
| 26
PORCENTAJE DE ESCUELAS CON y SIN LUZ ELÉCTRICA
Sin luz eléctrica Con luz eléctrica
Primarias comunitarias 38.7 61.3
Preescolares comunitarias 32.0 68.0
Secundarias comunitarias 25.4 74.6
Preescolares indígenas 12.2 87.8
Primarias indígenas 9.7 90.3
Fuente: INEE, Panorama Educativo de México 2015. Indicadores del Sistema Educativo Nacional.
Educación básica y media superior (Ciudad de México, Instituto Nacional para la
Evaluación de la Educación, 2016): 215, 219 y 223.
Los déficits se extienden a las escuelas que atienden a los estudiantes
con alguna discapacidad. Hacen falta en cada nivel educativo baños o
sanitarios adaptados a las necesidades de las personas con discapaci-
dad. Ese es el caso de 79% de los preescolares, 72.8% de las primarias y
71.7% de las secundarias. En cuanto a rampas para el acceso y circula-
ción, esta infraestructura no está disponible en 63.8% de los preescola-
res, 59.8% de las primarias y 61.1% de las secundarias.27
27 Ibid.
| 27
|28
DESIGUALDADES
EDUCATIVAS Y EXCLUSIÓN
El sistema educativo mexicano está lleno de complejos desafíos en
materia de equidad e inclusión. En muchos sentidos, el adecuado
tratamiento de los mismos sigue siendo una tarea pendiente en un país
marcado por profundos contrastes, exclusiones y desigualdades.
Diversos estudios permiten confirmar la existencia de segmentos exclui-
dos y profundas asimetrías educativas en México. Si bien los indicado-
res relevantes del sector educativo han tendido a mejorar a través del
tiempo, las brechas relativas por entidad federativa y por algunas otras
variables más se han mantenido prácticamente iguales a lo largo de las
últimas décadas.28
Asimismo, se reconoce que la desigualdad educativa
sigue siendo alta, cuando se le compara con la registrada por diversos
países desarrollados.
En términos generales, como resultado de la operación de complejos
mecanismos de exclusión y discriminación, Schmelkes concluye correc-
tamente que los más pobres “acceden menos a la escuela, permanecen en
ella menos tiempo, transitan por ella de manera más atropellada, apren-
den menos cuando están en ella y lo que aprenden les sirve menos para
su vida actual y futura”.
Asistencia a la escuela
Una de las peores inequidades se manifiesta en el acceso a los diferen-
tes niveles educativos. En las últimas décadas, la política educativa se
centró en la ampliación de las oportunidades de primaria y secundaria.
28 Felipe Martínez Rizo, “La desigualdad educativa en México”, en Revista Latinoa-
mericana de Estudios Educativos (2013): 59-120. Véase también Lenin Navarro y Antonio
Favila, “La desigualdad en la educación en México, 1990-2010: el caso de las entidades
federativas”, en Revista Electrónica de Investigación Educativa (2013): 21-33.
29 Sylvia Schmelkes, “Equidad, diversidad, interculturalidad: las rupturas necesa-
rias”, en Calidad, equidad y reformas en la enseñanza, coords. Álvaro Marchesi, Juan Carlos
Tedesco y César Coll (Ciudad de México, OEI-Fundación Santillana, 2009): 48-49.
| 29
29
Como resultado, se logró una cobertura prácticamente universal en
esos niveles educativos y se cerraron de manera significativa las bre-
chas de acceso a la educación, aunque aún existen algunos segmentos
de la población para los cuales no es efectivo este derecho. Además, en
los niveles de preescolar, medio superior y superior siguen prevalecien-
do marcadas diferencias.
Si se analiza la información relativa a la asistencia escolar por edad y
decil de ingreso, es posible advertir lo siguiente:30
• Sigue habiendo, como en otros países, problemas de desigual-
dad en el acceso a la educación que afectan a niñas y niños en
situación de desventaja.31
En el intervalo de entre 3 y 5 años (que
es la edad para asistir a la educación preescolar), la diferencia en
el acceso entre el primer y el último decil de ingreso familiar es
significativa y asciende a poco más de 26 puntos (65.4% contra
91.8%). Más aún, una proporción muy significativa de los más
pobres no asiste a la escuela.
30 Estimaciones de la Subsecretaría de Educación Media Superior con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2104, México, INEGI.
31 Rosa Blanco, op.cit., 2006, p.6.
| 30
•	 La brecha en el grupo de 6 a 11 años (edad típica para cursar la
primaria) en esos mismos segmentos de ingreso es de tan sólo
2.2 puntos.32
•	 Ladiferenciaentreelsegmentomáspobreyelsegmentomásrico
se eleva a 15 puntos entre la población de 12 a 14 años (edad típica
para cursar la secundaria). Más aún, en el primer decil de ingreso
no asiste a la escuela alrededor de 15% de los adolescentes.
•	 Alcanza 43.5 puntos de diferencia entre los 15 a 17 años (edad típi-
ca para cursar la educación media superior).
•	 Supera los 63.1 puntos porcentuales entre los jóvenes de 18 a 22
años (edad típica para cursar la educación superior).
Estas cifras dejan ver que aún prevalecen en el país grupos excluidos y
amplias brechas en el acceso a las oportunidades educativas según deci-
les de ingreso en cada una de las edades indicadas.
TASA DE asistencia escolar POR Decil DE INGRESO CORRIENTE
MONETARIO PER CÁPITA, SEGÚN GRUPO DE EDAD, 2014
Decil
De
3 a 5 años
De
6 a 11 años
De
12 a 14 años
De
15 a 17 años
De
18 a 22 años
I 65.4 97.8 85.0 51.7 16.3
II 68.0 97.7 91.8 70.6 25.6
III 67.6 99.2 96.3 71.4 26.8
IV 73.6 99.3 95.3 72.5 30.6
V 74.9 99.2 96.2 71.8 34.5
VI 73.5 99.6 95.9 77.3 33.3
VII 76.7 99.8 98.2 79.4 38.3
VIII 72.5 100.0 97.9 85.2 49.0
IX 82.6 99.8 98.2 89.9 58.4
X 91.8 100.0 100.0 95.2 79.4
TOTAL 71.8 98.9 93.9 73.4 36.6
Brecha X vs. I 26.4 2.2 15.0 43.5 63.1
Fuente: estimaciones de la SEMS con base en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares
(ENIGH) 2014, INEGI
32  No obstante, incluso en una etapa de la vida donde no se advierten mayores dife-
rencias en la asistencia escolar por edad y decil de ingreso, conviene recordar que 2 de
cada 3 niñas y niños que no asisten a la escuela entre los 6 y los 11 años son indígenas.
Véase Sylvia Schmelkes, “Educación y pueblos indígenas: problemas de medición”, en
Revista Internacional de Estadística y Geografía (abril 2013).
| 31
Uno de los mayores desafíos que enfrenta la política educativa es el
de la superación de los diversos rezagos que enfrenta la población
indígena en este renglón. Como se sabe, es preciso garantizar a los
diversos colectivos indígenas el ejercicio pleno del derecho a la edu-
cación de niñas, niños y jóvenes. La información disponible muestra
que: 33
• La asistencia a la escuela entre los 3 y los 5 años de edad es muy
semejante entre la población hablante de lengua indígena y la
población no hablante (64.4 y 63.7%, respectivamente).
• Las proporciones de asistencia escolar registradas por ambas
poblaciones entre los 6 y los 11 años de edad también son simila-
res (96.0 y 98.1%).
• Sin embargo, a partir de los 12 a 14 años se amplían considera-
blemente las brechas (86.8 y 94.0%), siendo todavía más signifi-
cativas entre los 15 y 17 años (74.5) y entre los 18 y 22 años (17.4 y
38.6%).
33 Estimaciones de la SEMS, con base en la Encuesta Nacional de Ingreso y Gastos de
los Hogares (ENIGH), 2014, México, INEGI.
| 32
TASA DE ASISTENCIA ENTRE HABLANTES Y NO HABLANTES
DE LENGUA INDÍGENA, 2015
Fuente: Estimaciones de la SEMS con base en la Encuesta Intercensal 2015, INEGI.
| 33
Se advertirá que quienes tienen mayores necesidades de contar con
una educación que los ayude a superar su rezago social y económico, en
la práctica son también quienes experimentan de manera intensa las
inequidades del sistema educativo.34
Asistencia de niñas, niños y jóvenes con discapacidad
Los problemas de inclusión en el sistema educativo se reflejan en la exis-
tencia de marcadas diferencias en el acceso a la educación obligatoria
entre las personas con alguna discapacidad y quienes no la tienen.35
•	 La asistencia escolar de niñas y niños con discapacidad de 3 a
5 años fue de 64.1% en el ciclo 2015-2016, con una brecha de 9.1
puntos con respecto a quienes no tienen esa condición.
•	 Entre los menores con discapacidad de entre 6 y 11 años, 89.5%
asistía en ese ciclo a la escuela, con una diferencia de 9.8 puntos.
•	 A su vez, entre los adolescentes con discapacidad de 12 a 14 años,
la asistencia escolar fue de 80.3%, con una brecha de 14.3 puntos.
34  Rosa Blanco, “La inclusión en educación: una cuestión de justicia y de igualdad”,
en Revista Electrónica Sinéctica (agosto-enero 2006): 19-27, http://www.redalyc.org/
articulo.oa?id=99815739003.
35 INEE, op.cit., 2016, p.108.
• Finalmente, en el grupo de edad 15-17 años, la asistencia a la
escuela de los jóvenes con discapacidad fue de 55.8%, con una
diferencia de 19.4 puntos porcentuales.
Como se puede advertir, las brechas en el acceso a la educación obliga-
toria entre la población con o sin discapacidad varían de 9 a 15 puntos
porcentuales en los grupos de edad indicados, siendo mayores en las
edades de 3 a 5 años y de 15 a 17 años.
La disponibilidad de servicios de atención a las personas con discapa-
cidad se asocia estrechamente con el tamaño de la localidad de resi-
dencia. Así, por ejemplo, entre los niños de 3 a 5 años de edad con
discapacidad, residentes en localidades pequeñas de menos de 100
habitantes, la asistencia escolar fue de 35.5% en 2015; de los de 6 a 11
años, asistió 71.4%; de los de 12 a 14 años, apenas participó 59.4%; y
entre los 15 y 17 años, únicamente acudió 33.6% a la escuela. Cuando
se suman otras características que implican alguna desventaja social
(como ser hablante de lengua indígena o vivir en alguna localidad de
alta marginación), se reduce igualmente la posibilidad de acceder al sis-
tema educativo36
.
36 INEE, op. cit., 2015, p.27.
| 35
Fuente: INEE, Panorama Educativo de México 2015. Indicadores del Sistema Educativo Nacional.
Educación básica y media superior.
Abandono escolar
Uno de los desafíos que enfrenta el sistema educativo para garantizar
el derecho a la educación, es el de favorecer la permanencia de quie
-
nes han accedido a la escuela, al menos hasta completar el ciclo de
la educación obligatoria. Es en este contexto que nos enfrentamos al
abandono escolar, el cual afecta en mayor medida a niñas, niños y
jóvenes que viven en situación de pobreza o vulnerabilidad y con bajo
capital cultural de origen. Las mayores tasas de abandono escolar en
esos grupos reflejan a menudo no sólo una mayor presión de las fami-
lias para que los hijos trabajen desde temprana edad, sino también la
ausencia de acciones en las escuelas para apoyarlos ante resultados
académicos desfavorables.
Se estima que en México, en el ciclo 2014-2015, poco menos de 1 (0.6)
de cada 100 niñas y niños abandonó la escuela primaria cada año; en la
educación secundaria la frecuencia se elevó a 4.4 de cada 100 adoles-
centes; a su vez, en el bachillerato afectó a 12.6 de cada 100 jóvenes.37
En
conjunto, esto significa el truncamiento de las trayectorias educativas
de más de un millón de alumnos en edad de asistir a la educación obliga-
toria por año.
Por lo general, el abandono escolar en los niveles educativos de secun-
daria y media superior es mayor en los hombres que en las mujeres. En el
ciclo indicado, el abandono en la educación primaria ascendió a 0.5% en
los hombres y a 0.6% en las mujeres; en la secundaria fue de 5.2 y 3.5%, y
en la media superior fue del orden de 14.7 y 10.5%.38
37 La disminución de la tasa de abandono escolar en el nivel medio superior ha sido
muy lenta, lo que muestra las dificultades de encarar este problema con éxito. Ape-
nas en 1990 era de 19 por ciento; veintidós años después cayó a 15 por ciento. De esta
forma, el abandono escolar apenas disminuyó 4 puntos en ese lapso. Más reciente-
mente, en 2015, el abandono se situó en una cifra de 12.6 por ciento. Esto indica que
en los tres últimos años la reducción en la tasa de abandono es equivalente a dos
terceras partes de lo logrado en los 22 años previos. Estimaciones de la Subsecretaría
de Educación Media Superior, con base en la estadística educativa del Formato 911,
DGPPyEE, SPEC, SEP.
38 Estimaciones de la Subsecretaría de Educación Media Superior, con base en la
estadística educativa del Formato 911, DGPPyEE, SPEC, SEP, México.
| 36
Fuente: estimaciones de la SEMS con base en el Formato 911, DGPPyEE, SPEC, SEP.
Ciudad
de
México
Quintana
Roo
Querétaro
Hidalgo
Tlaxcala
Nuevo
León
Baja
California
Sur
Coahuila
Guanajuato
Chihuahua
Aguascalientes
Puebla
México
Tabasco
Nacional
Nayarit
Oaxaca
Sinaloa
San
Luis
Potosí
Zacatecas
Yucatán
Colima
Campeche
Durango
Tamaulipas
Sonora
Jalisco
Morelos
Chiapas
Baja
California
Veracruz
Guerrero
Michoacán
Ciudad
de
México
Querétaro
Quintana
Roo
Hidalgo
-1.2
-0.5
-0.4
-0.2
-0.1
0.0
0.0
0.1
0.3
0.3
0.4
0.4
0.4
0.5
0.6
0.6
0.6
0.7
0.8
0.8
0.8
0.9
1.0
1.0
1.0
1.0
1.1
1.1
1.1
1.1
1.3
1.4
1.6
Tlaxcala
El abandono escolar en la educación primaria es cercano a cero en enti-
dades como Baja California Sur, Nuevo León y Querétaro, y se eleva en
estados como Tamaulipas en el norte (1.0%) y varias entidades del sur
(1.4% en Guerrero y 1.1% en Chiapas). La diferencia también es muy signi-
ficativa en la educación secundaria.39
Este breve recuento muestra la gravedad del problema, el cual aumenta
de manera significativa cuando se avanza a lo largo de los niveles educa-
tivos que conforman la educación obligatoria. La importancia del aban-
dono escolar se refleja de manera sintética en el hecho de que sólo 719
jóvenes de cada 1,000 de la generación que ingresó al sistema escolar en
el ciclo 2002-2003 logró terminar exitosamente sus estudios de prima-
ria y secundaria.40
39 INEE, op. cit., 2016, cuadro AT03a-1, p. 372.
40 Ibídem.
| 37
Escolaridad
La condición social de las personas se asocia positivamente al número
de años de escolaridad. Un mayor número de años de estudio es cru -
cial para que las personas puedan superar la pobreza, accedan a pues-
tos laborales dignos y productivos y ejerzan una influencia positiva en la
educación de sus hijos, entre otros aspectos.41
En México, el número de años de escolaridad avanzó lentamente entre
1921, año de la creación de la SEP, y 2015, al pasar de 1 a 9.1 años, es decir,
un promedio de casi 12 años calendario por grado adicional logrado.42
Como resultado de las oportunidades educativas y el aprovechamiento
diferenciado de las mismas, se advierten en 2015 marcadas diferencias
en la escolaridad según condiciones seleccionadas. Los datos disponi-
bles, correspondientes a 2015 indican que:
• Las personas que hablan alguna lengua indígena tienen en pro-
medio 5.7 años de escolaridad, en contraste con 9.4 años en el
resto de la población.43
De manera similar, las personas que resi-
den en localidades de alta marginación cuentan con 6.1 años de
escolaridad, en contraste con 9.5 años de quienes viven en loca-
lidades de baja marginación.44
• Las personas que residen en localidades rurales de menos de
2,500 habitantes tienen una escolaridad promedio de 6.7 años;
este indicador se eleva hasta 8.2 años entre quienes viven en
localidades mixtas (de 2,500 a menos de 15 mil habitantes), 9.1
años de quienes residen en ciudades de 15 mil a menos de 50 mil;
9.4 años para quienes viven en ciudades de 50 mil a menos de
100 mil habitantes, y 10.4 entre quienes residen en las ciudades
de 100 mil habitantes o más.45
• Igualmente, la escolaridad promedio de los habitantes de la Ciudad
41 Rosa Blanco, op. cit., 2006, pp.1-15.
42 Rodolfo Tuirán y Susana Quintanilla, 90 años de educación en México (Ciudad de
México, Fondo de Cultura Económica, 2012).
43 Estimaciones de la Subsecretaría de Educación Media Superior, con base en la
Encuesta Intercensal 2015, INEGI.
44 INEE, op. cit. 2016, p. 120.
45 Estimaciones de la Subsecretaría de Educación Media Superior con base en la
Encuesta Intercensal 2015, México, INEGI.
| 38
de México y Nuevo León es de 11.1 años y 10.2 años, respectivamen-
te; en contraste con 7.3 años de Chiapas y 7.5 años de Oaxaca y 7.7
Guerrero.46
• Las personas con discapacidad tienen en promedio 5.1 años de
escolaridad y quienes no la tienen, alcanzan 9.3 años. 47
GRADO PROMEDIO DE ESCOLARIDAD
POR TAM
100 000 y más habitantes
De 50 000 a 99 999 habitantes
De 15 000 a 49 999 habitantes
De 2 500 a 14 999 habitantes
Menos de 2 500 habitantes
Total
Fuente: Estimaciones de la SEMS con base en INEGI, Encuesta Intercensal 2015.
10.4
9.4
9.1
8.2
6.7
9.1
Las diferencias son muy significativas y muestran las brechas que sepa-
ran a los grupos más pobres y excluidos del resto de la población.
Rezago educativo
El rezago educativo es una de las caras más dolorosas del fracaso esco-
lar y la exclusión, que se concentra y echa fuertes raíces en los grupos
en situación de pobreza o vulnerabilidad, lo que a su vez contribuye
a mantenerlos en esa condición. Prácticamente todos los indicado-
res hablan de la persistencia de graves rezagos. Entre la población de
15 años o más, alrededor de 29.5 millones de mexicanos de 15 años o
más (33.5%) no habían concluido al menos la educación secundaria, es
decir, se encontraban en condición de rezago educativo en 2015.48
Se
estima que49
:
46 Ibídem.
47 INEE, op. cit., 2016, p. 120.
48 Las siguientes estimaciones corresponden a 2014 y se realizaron con base en la
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2014, México, INEGI.
49 Ibídem.
| 39
• 47.1% de la población de los cuatro primeros deciles de ingreso se
encontraba en esa condición; alrededor de 29.1% en los deciles
intermedios; y sólo 11.4% en los dos últimos deciles.
• Poco más de la mitad de la población de 15 años o más (53.6%)
residente en localidades rurales (de menos de 2,500 habitantes)
se encontraba en rezago educativo, en contraste con 22.7% de
quienes residen en las ciudades de 100 mil habitantes o más.
• Alrededor de 65.5% de la población de 15 años y más hablante de
alguna lengua indígena registraba rezago educativo; la cifra cae
a más de la mitad (31.2%) entre la población que no habla alguna
lengua indígena.
• Entre las personas con discapacidad, prácticamente 2 de cada
3 están en situación de rezago educativo (65.6%), contra 30.4%
del conjunto de personas sin alguna discapacidad.
| 40
Resultados del aprendizaje
La inequidad no sólo se manifiesta en el acceso y permanencia escolar,
sino también en los resultados y el aprovechamiento de niñas, niños
y jóvenes. Su desempeño escolar se asocia, en gran medida, al origen
socioeconómico y la procedencia geográfica de los estudiantes.
• Los resultados de la Prueba PLANEA-2015 indican que casi 7
de cada 10 (69.4%) alumnos de escuelas primarias indígenas se
ubicaron en el nivel más bajo de logro (nivel I) en matemáticas.
El registro fue similar en el área de comunicación y lenguaje
(70.4%). En franco contraste, el promedio nacional fue del orden
de 55% y 44%, respectivamente.
• En las primarias comunitarias, 67% de sus alumnos se ubica en
el nivel más bajo de desempeño tanto en matemáticas como en
comunicación y lenguaje, lo que representa brechas —con res-
pecto a las primarias generales— de más de 10 y 20 puntos por-
centuales en esas áreas, respectivamente.
• En la educación secundaria, las telesecundarias y las secundarias
comunitarias, que atienden sobre todo a amplios segmentos de
población rural e indígena, concentran en ambos casos a más de
40% de sus alumnos en el nivel más bajo del área de comunica-
| 41
Fuente: Estimaciones de la SEMS con base en INEGI, Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los
Hogares (ENIGH) 2014.
| 42
ción y lenguaje, y a 66% y 84% en matemáticas, respectivamente.
• En la educación media superior (EMS), el estrato socioeconó-
mico más bajo registra en el área de comunicación y lenguaje
la mayor concentración de jóvenes con el menor rendimiento
(44.9% de los alumnos de EMS en el nivel I de PLANEA), mientras
que en el estrato más alto disminuye a 29.5%. En este nivel edu-
cativo, la mayor concentración de alumnos de bajo desempeño
se presenta sistemáticamente en escuelas con alta presencia de
población indígena.
I II III IV
74.4 22.8 0.7
70.4 20.6 7.
6 1.3
46.5 33.0 16.3 4.2
44.4 32.2 17.8 5.6
I II III IV
Comunitaria
Indígena
General
Total
66.9
69.4
55.3
57.3
16.7
13.9
18.7
18.7
12.0
10.7
15.1
14.4
4.3
6.0
10.9
9.6
Fuente: estimaciones de la SEMS con base en la prueba PLANEA 2015, por escuela.
BRECHAS EN LOS RESULTADOS DE PLANEA POR MODALIDAD
EN EDUCACIÓN PRIMARI
Comunitaria
Indígena
General
Total
| 43
Se advierten con claridad las profundas expresiones de rezago y des-
igualdad educativa entre quienes integran los grupos más pobres y
excluidos. Son diversos los problemas que el país enfrenta para garan-
tizar oportunidades educativas de calidad para todos. Los obstáculos
para desarrollar el potencial educativo de las personas, afectan siempre
de manera marcada a la población excluida y a quienes se encuentran
en situación de vulnerabilidad: la de los estratos de menores ingresos,
a los residentes de las localidades rurales, a los habitantes urbanos que
residen en zonas marginadas, a las regiones menos desarrolladas y a
los pueblos indígenas.50
Paradójicamente, son estos grupos los que más
necesitan de la educación para superar su situación de desventaja.
50  Sylvia Schmelkes, op.cit., 2013.
|46
PROCESOS QUE
TRANSMITEN LA DESIGUALDAD
Gran parte de la preocupación por la desigualdad y por sus con-
secuencias educativas se ha centrado tradicionalmente en sus
aspectos económicos. A menudo se afirma que México es un país pro-
fundamente desigual51
y con una baja movilidad social.52
De hecho, de
entre todas las naciones del mundo, nuestro país ocupa el lugar 17 en
materia de concentración del ingreso53
y el segundo entre los países de
la OCDE.54
Si bien la distribución de los recursos materiales está en el centro
s
e
n
o
i
s
e
r
p
x
e
s
u
s
e
d
s
a
n
u
g
l
a
,
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ó
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e
d
y
s
e
d
a
d
l
a
u
g
i
s
e
d
s
a
l
e
d
de desigualdad no provienen de las diferencias económicas, sino
que se originan en la discriminación de clase, raza, género, origen
geográfico o en la condición de discapacidad. Así, a la desigualdad
de origen económico, se suman otras que separan a distintas ca-
tegorías de individuos en la sociedad y que no siempre se vinculan,
al menos en su origen, a procesos económicos.55
51 De acuerdo con la OCDE, en México el ingreso promedio del 10% de los más ricos
es 29 veces el correspondiente al 10% de los más pobres de la población, en compa-
ración con el promedio de la OCDE de 9.5 veces. Al respecto, véase OECD, Society at
a Glance 2014 –Indicadores sociales, (Paris: Organisation for Economic Cooperation and
Development Publishing, 2014), www.oecd.org/social/societyataglance.htm.
52 Es sabido que las personas que provienen de hogares pobres sufren enormes
dificultades para superarse económicamente y alcanzar un mejor nivel de vida en su
vida adulta. Una de las razones clave por las que México experimenta baja movilidad
está relacionada con la movilidad educativa. Al respecto, véase Raymundo Campos,
“Movilidad Social en México”, en Este País (octubre 2016): 35-37.
53 The Economist, Pocket world in figures (Londres, Profile Books, 2017).
54 No obstante, se sabe que entre 2000 y 2012 se produjo una caída de 10% en los
niveles de desigualdad en México. Al respecto, véase Miguel Székely, “México: el pro-
blema no resuelto de la desigualdad”, en Este País (2015): 14-15.
55 José Miguel Insulza, “Desigualdad, democracia e inclusión social”, en Desigualdad
e inclusión social en las Américas (Washington, D.C., Organización de los Estados Ame-
ricanos, 2011): 13-32.
| 47
Ambas dimensiones de la desigualdad suelen reforzarse mutua-
mente y contribuyen a crear y perpetuar ciclos de pobreza y exclusión
a través de las generaciones.56
Generalmente cada una de las categorías de individuos conllevan diferen-
tes condiciones económicas y trato distinto en el acceso a recursos, opor-
tunidades de educación y de salud, o en el ejercicio de sus derechos. Así,
ser pobre, indígena, afroamericano, migrante o tener alguna discapaci-
dad, con frecuencia significa tener una posición desventajosa en la socie-
dad y, sobre todo, ser vulnerable a la exclusión y/o la discriminación.57
56 Ibídem.
57 Ibídem. Véase también Marie Levens, “La desigualdad en la educación en las Amé-
ricas: trabajando para crear oportunidades educativas para todos”, en Desigualdad e
inclusión social en las Américas (Washington, D.C., Organización de los Estados Ameri-
canos, 2011): 191-213.
| 48
Las diferentes expresiones de la inequidad educativa son un reflejo
de las desigualdades e injusticias sociales y suelen reproducirse de
una generación a otra, a menos que las políticas sociales y educati-
vas contribuyan a neutralizar las desigualdades de origen.58
Desde esta perspectiva, la distribución equitativa de las oportunida-
des educativas de calidad tiene el potencial para contribuir a que la
educación no se constituya en un factor más de desigualdad social,
sino en uno de transformación de la sociedad. La educación es de
hecho el mecanismo igualador, la herramienta de movilidad social
y el vehículo de integración por excelencia cuando una sociedad se
propone cerrar las brechas de desigualdad y abatir la pobreza. Al res-
pecto, Savater dice que la educación es el único camino para luchar
contra la fatalidad social que hace que los hijos de los pobres sean
siempre pobres.59
Sin embargo, la inequidad educativa persiste y se reproduce por la
dinámica del propio sistema escolar, asociada —entre otros facto-
res— a la distribución desigual de los recursos del sector que ofrece a
los segmentos de menores ingresos una educación de más baja cali-
dad. Este hecho contribuye, a su vez, a reproducir la segmentación
social.60
Al respecto, Marchesi61
indica, por ejemplo, que las diferen-
cias en factores escolares diversos —como los materiales disponi-
bles en el aula y los recursos existentes en las escuelas, la formación
y motivación de los profesores, las facilidades para que los alumnos
prosigan sus estudios o los criterios de admisión de los alumnos en
las escuelas— ejercen una influencia clave en la desigualdad edu-
cativa. Igualmente, Blanco y Cusato62
señalan que varios factores
—como la segregación socioeconómica y cultural en las escuelas,
los planteles empobrecidos que atienden a estudiantes en contex-
tos de pobreza y los procesos educativos que tienden a discriminar
58 Almudena Moreno, “La reproducción intergeneracional de las desigualdades
educativas: límites y oportunidades de la democracia”, en Revista de Educación (Sego-
via, 2011): 183-206.
59 Fernando Savater, “El valor de educar”, en Educere (abril-junio 2001): 93-102.
60 OREALC/UNESCO, op. cit.
61 Álvaro Marchesi, op. cit.
62 Rosa Blanco y Sandra Cusato, op. cit.
| 49
a aquellos estudiantes con capital cultural distinto al dominante,
entre otros—, no sólo reproducen las desigualdades sociales, sino
que las profundizan.
De manera más precisa conceptualmente, Reimers63
identifica cin-
co procesos que contribuyen a hacer que las escuelas reproduzcan
la desigualdad social.64
Dichos procesos son los siguientes:
1.  Las brechas en el acceso a los diferentes niveles educati-
vos entre estudiantes de distinto origen social. Prevalecen
diferencias marcadas en el acceso a la educación media superior
y superior según el origen social. Son pocos los hijos de las fami-
lias de los segmentos más pobres los que culminan la educa-
ción media superior y aún menos quienes realizan estudios del
nivel superior.65
La experiencia de México muestra además que
cuando la educación llega a regiones rezagadas, a menudo se
ha iniciado ya en los contextos más desarrollados —conectadas
entre sí por la migración— una suerte de proceso de inflación
de los requerimientos educativos (“devaluación educacional”)66
en el mercado de trabajo, impidiendo que la educación funcione
como mecanismo de movilidad social.67
63  Fernando Reimers, op. cit., 2000.
64  Al respecto, dice Reimers, que “la desigualdad no se transmite sólo a través de
la escuela, ni puede, por lo tanto, reducirse sólo desde la escuela. Otros procesos
importantes incluyen el acceso a empleos de distinto nivel de productividad, las deci-
siones sobre las remuneraciones asociadas a distintos niveles educativos, el acceso a
procesos de decisión política, el acceso a capital para crear y mantener empresas, el
acceso a información de distinto tipo. Las capacidades que se adquieren como resul-
tado de la educación formal, sin embargo, son básicas para participar adecuadamen-
te en estos otros procesos.”
65  Fernando Reimers, op. cit., 2000.
66  Sylvia Schmelkes, op. cit., 2009. Véase también José Rivero, “Reforma y desigual-
dad educativa en América Latina”, en Revista Iberoamericana de Educación (2000): 103-
133.
67  Al respecto, conviene señalar, como lo ha sostenido Székely, que “en México la
educación ha tenido un efecto mucho menos igualador que en el resto de América
Latina […] Una posible explicación es que, mientras en América Latina la mayoría de
los integrantes de las nuevas generaciones que entran al mercado laboral con más
educación han logrado obtener empleo en el sector formal de la economía, en México
la ampliación de la escolaridad no ha tenido el mismo efecto, y de hecho la mayor
educación ha coexistido con aumentos en la informalidad”. Miguel Székely, op. cit.,
2015.
| 50
2. El tratamiento desigual a las escuelas que concentran a los
estudiantes que proceden de hogares de mayores ingresos (o
con capital cultural dominante) con respecto a aquellas que agluti-
nan a los de menores ingresos (o a quienes poseen capital cultural
distinto al dominante). En el primer caso, se trata de escuelas mejor
dotadas y habilitadas, con instalaciones adecuadas, con maestros
mejor capacitados, y más centradas en apoyar el aprendizaje. En
contraste, las escuelas con una mayor proporción de estudiantes
en desventaja corren un mayor riesgo de enfrentarse a dificulta-
des irremontables que, a su vez, provocan un rendimiento menor y
propician el ahondamiento de las desigualdades sociales.
3. La segregación socioeconómica y cultural que ocurre en las
escuelas, lo cual provoca que los estudiantes asistan a escuelas
poco diversas desde el punto de vista social. Es sabido que la escue-
la no sólo es un espacio de transmisión de conocimiento, sino tam-
bién uno de integración social. En ella los estudiantes pueden tener
la oportunidad de convivir y relacionarse con personas provenien-
tes de diferentes orígenes sociales. Sin embargo, cuando eso no
ocurre, la segregación limita las posibilidades de encuentro entre
personas de diferentes orígenes sociales y culturales.
| 51
4. El tiempo que los padres dedican a apoyar la educación de
sus hijos. Esto incluye tanto el tiempo que destinan a conversar
con ellos y a apoyarlos en los estudios, como los recursos que los
padres invierten en el desarrollo de sus capacidades, entre otros
rubros. La diferencia entre unos y otros tiende a ser muy significa-
tiva en favor de los estudiantes no pobres. Aún si todos los padres
destinaran una proporción similar de su tiempo y sus recursos a
apoyar la educación de sus hijos, quienes más tienen podrán brin-
darles más oportunidades.68
5. La ausencia de un proyecto para promover la justicia social
desde la escuela también contribuye a explicar el porqué ésta
opera más como reproductora de la estructura social que como
espacio de transformación.
Entre las desventajas comunes que enfrentan los grupos más pobres en
el sistema educativo destacan la precariedad e incluso la pauperización
escolar en la que se desenvuelven a menudo sus hijos. Ambas desventa-
jas tienden a reforzar la exclusión y las desigualdades sociales pre-
existentes. Todas ellas han sido documentadas abundantemente por la
investigación en México.69
A continuación se mencionan algunas de ellas:
• Condiciones de infraestructura inadecuadas en las
escuelas. Los patrones de asentamiento de los grupos en des-
ventaja propician con frecuencia que el acceso a la educación
se produzca en condiciones inadecuadas de infraestructura y
equipamiento, con material didáctico escaso y limitado. Así, por
ejemplo, en 2013, 9.4% de las escuelas primarias carece de baño
o sanitario, en contraste con 27.4% en las escuelas comunitarias,
24.7% en las escuelas indígenas y 4.3% en las primarias generales.70
68 Fernando Reimers, op. cit., 2000.
69 Sylvia Schmelkes, Hacia una mejor calidad de nuestras escuelas (Ciudad de México:
Hacia una cultura democrática, A.C., ACUDE, 2010); Carlos Muñoz Izquierdo y Manuel
Ulloa, op. cit.
70 INEE, op. cit., 2015, p. 219.
| 52
PORCENTAJE DE ESCUELAS PRIMARIAS CON CARENCIA DE BAÑO
O SANITARIO, POR MODALIDAD, 2013
Comunitaria 27.4
Indígena
General
Fuente: INEE, Panorama Educativo de México, 2014.
24.7
4.3
• Organización incompleta de una proporción significa-
tiva de las escuelas. Las niñas, niños y jóvenes de los sec-
tores marginados y excluidos suelen ser atendidos en planteles
con organización incompleta. En México, por ejemplo, en el ciclo
escolar 2013-2014, 26.8% de los servicios de educación preescolar
del país eran unitarios (es decir, un docente atendía los tres gra-
dos). En la misma situación se encontraban casi la mitad de las
escuelas primarias (44%), aunque el peso relativo de las unitarias
variaba por tipo de servicio: 100% de las comunitarias, 66.5% de
las primarias indígenas, y 33.1% de las primarias generales.71
16.1
47.9
49.9
100
Comunitaria
33.1
General
PREESCOLAR
Comunitaria Indígena
PRIMARIA
General
66.5
Indígena
PORCENTAJE DE ESCUELAS UNITARIAS POR MODALIDAD
Fuente: INEE, Panorama educativo de México 2014.
71 Ibídem, pp. 309 y 317.
| 53
• Docentes menos calificados. Las escuelas donde se concentran
las niñas, niños y jóvenes de los sectores sociales menos favorecidos reciben a
docentes que no han sido formados como tales o que fueron preparados para
responder a los requerimientos de otros sectores. En México, en el ciclo esco-
lar 2014-2015, sólo 9.4% de los docentes de la educación secundaria comunitaria
contaban con título de licenciatura, en contraste con los de la secundaria general
(73.7%) y la secundaria técnica (70.5%).72
• Asignación inequitativa de recursos. La investigación en este
campo sugiere que la atención tanto a los grupos en desventaja como al rezago
educativo no ha ocupado históricamente un lugar prioritario en la asignación y
distribución de los recursos presupuestales.73
Es preciso, en consecuencia, revi-
sar permanentemente la distribución del presupuesto y favorecer a los que más
lo necesitan.
La operación de todos estos procesos educativos no es inevitable y puede ser
influida por decisiones de política educativa. En este sentido, se desprenden
preguntas como: ¿Qué se puede hacer para que la educación no contribuya
a propiciar exclusión y discriminación y a reforzar la desigualdad? ¿De qué
manera la educación puede emerger como un instrumento igualador de opor-
tunidades y de inclusión? ¿A qué tipo de políticas es posible recurrir para lograr
esos propósitos?
72 INEE, op. cit., 2015, p.205.
73 “El comportamiento del gasto en educación es altamente procíclico: en periodos
de fuerte crecimiento económico, se registra una amplia expansión del gasto edu-
cativo, pero en momentos de freno o caída económica, su contracción también es
significativa, incluso con reducciones superiores a las que cabría esperar respecto
a la evolución del PIB”; CEPAL, Desafíos para una educación con equidad en América Latina
(Buenos Aires, Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 12-13 de mayo
2011). Recuérdese, por ejemplo, que durante la crisis de los años 80 en México, los
tipos y modelos educativos dirigidos a los sectores de menores ingresos se redujeron
significativamente; Carlos Muñoz Izquierdo y Manuel Ulloa, op. cit., 1992, pp. 11-58.
| 54
| 55
|56
POLÍTICAS DE
EQUIDAD E INCLUSIÓN
Lograr equidad e inclusión en el sistema educativo mexicano es un
propósito “de largo aliento”, ya que las desigualdades en las oportu-
nidades educativas (y en los resultados de los aprendizajes) no son un
hecho aislado, sino parte de una sociedad desigual con enormes con-
trastes.
Las políticas públicas en México y América Latina han intentado
enfrentar con intensidades diversas y grados variados de éxito las
causas y manifestaciones de las desigualdades educativas. Una mira-
da a dichas políticas en las últimas seis o siete décadas permite identi-
ficar en la región latinoamericana tres etapas, claramente delineadas
según la orientación predominante de las intervenciones.74
Dichas
políticas se han ido superponiendo en el tiempo, como una suerte de
capas geológicas:
1. La fase de la expansión de las oportunidades educativas.
Entre 1950 y 1980 la prioridad fue la ampliación permanente de las opor-
tunidades educativas, sobre todo de la educación primaria y más tarde
de la secundaria, que incorporó a una proporción creciente de la pobla-
-
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n
ó
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c
mente en este periodo.
2. Políticas compensatorias.75
Durante casi todos los años ochen-
ta, en plena crisis de la deuda, disminuyó el gasto público dedicado a la
74 Fernando Reimers, “Tres paradojas educativas en América Latina. Sobre
la necesidad de ideas públicas para impulsar las oportunidades educativas”,
en Revista Iberoamericana de Educación (2002): 131-135.
75 Se les considera a los programas compensatorios “como un dispositivo pre-
ventivo y/o remedial para enfrentar el “rezago educativo” de ciertos sectores
de la población”; hacia fines de la última década del siglo XX se convirtieron en
“el dispositivo oficial más importante para ‘igualar’ o hacer más ‘equiparable’
cierta distribución educativa, ya sea mediante insumos o diseños escolares
alternativos. Véase Jesús Aguilar, “Programas educativos compensatorios en
México. Problemas de equidad y de conocimiento”, en Perfiles educativos .
)
5
1
0
2
(
| 57
educación, con el consecuente deterioro en el funcionamiento de los sistemas
educativos. Al iniciar la recuperación a principios de la década de los noventa,
diversos países, incluido México, adoptaron políticas y diversos tipos de pro-
gramas con el fin de mejorar y dar atención prioritaria a las oportunidades edu-
cativas de los hijos de los más pobres, fortaleciendo tanto la oferta educativa
(rehabilitación de las escuelas, dotación de materiales educativos y capacita-
ción de docentes, entre otros) como los esfuerzos de remoción de las barreras
que afectan la demanda.
3.  Acción afirmativa y discriminación positiva. Más tarde, se abrió la
opción de instrumentar intervenciones y canalizar más recursos para favorecer
la atención de los grupos en situación de vulnerabilidad y/o en riesgo de exclu-
sión, convirtiéndolos en prioritarios. Entre las acciones emblemáticas de este
tipo se encuentran tanto las de elevar el gasto educativo per cápita y ofrecer una
educación de calidad a los hijos de los más pobres, como la de discriminar positi-
vamente a las escuelas de peor rendimiento.
De manera paralela, las preocupaciones sustantivas por la inclusión educativa y
la superación de las exclusiones han experimentado una notable evolución en las
| 58
últimas décadas. Al respecto, es muy ilustrativa y reveladora la identificación de
tres etapas por las que típicamente atraviesan los países para hacer frente a los
problemas de exclusión y desigualdad educativa:76
• En la primera etapa (segregación) destacan los esfuerzos realizados
para favorecer el acceso de los excluidos (pueblos indígenas, miembros de mino-
rías y comunidades nómadas) a la educación, pero entraña habitualmente un
proceso de segregación al confinar a niñas, niños y jóvenes de esos colectivos en
escuelas o programas especiales.
• En la segunda etapa (integración) se busca encarar la segregación
educativa por medio de la integración. En este proceso, los grupos que se incor-
poran a la educación tienen que ajustarse a las condiciones prevalecientes en las
escuelas, independientemente de su lengua materna, su cultura, religión o sus
capacidades. Es decir, niñas y niños tienen que adaptarse a las escuelas y no éstas
a los alumnos.77
• En la tercera etapa (inclusión) se inicia una adaptación de la enseñanza
a la diversidad de las necesidades educativas de todos los estudiantes, fruto de
su procedencia social, su cultura y características individuales. Así, ya no son
ellos quienes tienen que adaptarse a la escuela, sino que ésta se adapta a sus
necesidades y características para garantizar el derecho igualitario de todos a la
educación y a los derechos paritarios en ese ámbito.
Como puede advertirse, se trata de un cambio paradigmático trascendental.
Este cambio no supone sólo incluir a los educandos en la escuela sin que nada
cambie, sino que implica fundamentalmente “transformar la cultura, la orga-
nización y las prácticas educativas de las escuelas regulares para atender la
diversidad de necesidades educativas del alumnado, que son el resultado de su
origen social y cultural y de sus características personales en cuanto a compe-
tencias, intereses y motivaciones”.78
76 Katarina Tomasevski, Contenido y vigencia del derecho a la educación (San José, Insti-
tuto Interamericano de Derechos Humanos, 2002): 9.
77 En esta etapa, dice Tomasevsky, los indígenas y los niños pertenecientes a mino-
rías se integran en escuelas “que imparten enseñanza en lenguas desconocidas para
ellos y versiones de la historia que les niegan su propia identidad”.
78 Rosa Blanco, op. cit., 2006, pp. 1-15.
| 59
| 60
| 60
|60
ESTRATEGIAS DE EQUIDAD
E INCLUSIÓN EDUCATIVAS
| 61
Hay una enorme tradición en el diseño e instrumentación de políti-
cas dirigidas a impulsar la equidad e inclusión educativas en el país.
Porque la exclusión y la inequidad en el ámbito educativo no son acciden-
tes transitorios, sino una producción social permanente, hay consenso
en torno a la idea de que es imprescindible reforzar la instrumentación
de un conjunto amplio de estrategias y programas para incidir favora-
blemente sobre los problemas educativos de los sectores sociales en
situación de vulnerabilidad y en riesgo de exclusión.
Para abordar la desigualdad educativa y la exclusión de manera integral
es preciso desarrollar políticas sectoriales tanto educativas como
sociales y económicas, entre otras. Esto implica una división del traba-
jo claramente delimitada. Al sistema educativo y a las escuelas les
corresponde remover las barreras que impiden o limitan la equidad
en el acceso, en la permanencia, en la participación, en la calidad
de los procesos educativos y en los resultados de aprendizaje. Por su
parte,a las políticas económicas y sociales les compete abordar
las causas que generan la desigualdad de origen y estructurar estra-
tegias orientadas a transformar las condiciones de vida de los educan-
dos y sus familias. 79
Es preciso, en consecuencia, diseñar e instrumentar un conjunto articu-
lado de políticas relativas a la ampliación de capacidades (servicios
de salud, nutrición, capacitación, además de educación), la gene-
ración de oportunidades de ingreso (acceso al crédito, generación
de empleo), la formación de activos patrimoniales (vivienda, aho-
rro, derechos de propiedad) y la provisión de protección social (previsión
79 Daniela Eroles y Carolina Hirmas, “Experiencias educativas de segunda oportu-
nidad para jóvenes que han interrumpido su trayectoria educativa”, en Experiencias
educativas de segunda oportunidad. Lecciones desde la práctica innovadora de América Latina
(Santiago, UNESCO-INNOVEMOS-OEI, 2009): 81-103.
| 62
social y protección contra riesgos individuales y colectivos), que en con-
junto contribuyan a erosionar la red de privaciones que atrapa a los seg-
mentos sociales en desventaja.80
A continuación,identificaremos un conjunto de estrategias relevantes
que permiten agrupar las diferentes intervenciones impulsadas por la
SEP para enfrentar directamente algunas de las causas que generan
exclusión y desigualdad dentro del sistema educativo.81
venciones, algunas están en una etapa inicial de despliegue y otras han
madurado y alcanzado una cobertura amplia. No es el propósito de
este documento realizar una evaluación detallada de las mismas, tan
solo se busca reconocer las áreas de oportunidad e identificar los nichos
donde la política educativa no ha desarrollado intervenciones relevantes
o lo ha hecho de manera incipiente.
80 Miguel Székely, “Hacia una nueva generación de política social”, en Cuadernos de
desarrollo humano (Ciudad de México, SEDESOL, 2002): 1-19.
81 Algunas de las estrategias enunciadas más adelante fueron formuladas original-
mente por Fernando Reimers, op. cit.
De esas inter-
| 63
Intensificar la movilidad
educativa intergeneracional
Las aún insuficientes tasas de cobertura de los segmentos en desventa-
ja tanto en la educación inicial y preescolar como en los niveles medio
superior y superior, han hecho cada vez más visible la preocupación por
la distribución de las oportunidades educativas, y colocado el asunto de
la equidad en la agenda prioritaria de la política educativa.
Si bien la cobertura en los niveles educativos se ha venido incremen-
tado de manera significativa en los diferentes grupos y segmentos
sociales, el logro sigue estando altamente concentrado en las per-
sonas con elevado capital cultural (es decir, personas cuyos padres
habían obtenido una licenciatura o que al menos obtuvieron un cer-
tificado de preparatoria). Al respecto, un estudio reciente muestra,
por ejemplo, que “85 de cada 100 adultos con al menos un padre con
educación superior han alcanzado el nivel de preparatoria o superior,
a diferencia de 20 de cada 100 entre los adultos con padres sin educa-
ción primaria terminada”.82
Para favorecer la movilidad educativa de niñas, niños y jóvenes en des-
ventaja, es clave que la política educativa disponga de estrategias e ins-
trumentos que permitan a esos educandos acceder a las escuelas y
permanecer en ellas, participar y aprender, así como concluir los dife-
rentes ciclos y transitar entre ellos para avanzar en la progresión
escolar.
El desarrollo del potencial de las personas se encuentra estrechamente
ligado a sus experiencias en los primeros años de vida, las cuales tienen
efectos duraderos sobre la formación de sus habilidades sociales y cog-
nitivas, el bienestar emocional, la preparación escolar y el éxito acadé-
mico, entre otras.
En la infancia temprana se encuentran los periodos críticos del desarro-
llo tanto de los circuitos sensorial y del lenguaje, como de las funciones
cognitivas; también en esa etapa se establece la mayor parte de cone-
xiones neuronales y se consolidan los circuitos que serán utilizados por
las personas durante el resto de sus vidas. Para impulsar su desarrollo,
82 Raymundo Campos, op. cit.
| 64
niñas y niños necesitan estímulos, atención e interacciones adecuadas
que les permitan desarrollar sus capacidades.
Por todas estas razones, es crucial invertir en el desarrollo infantil tem-
prano y la educación inicial de las niñas, los niños y sus familias. Esta
inversión es una importante contribución a la equidad. Dichas
intervenciones pueden contribuir a reducir las desigualdades.
Este hecho sugiere la relevancia y enorme rentabilidad social de las
intervenciones de política pública en este renglón. Dichas inversiones
Sin embargo, si se presentan déficits en las prácticas de crianza, la esti-
mulación temprana o la alimentación y nutrición, se puede caer en una
“trampa”que no hace más que contribuir a reproducir o profundizar las
desigualdades sociales. El problema se agrava con el tiempo por el
hecho de que el ciclo de formación de las habilidades de las personas es
dinámico. Es decir, el desarrollo de algunas habilidades estimula el
surgimiento de otras. De la misma forma, la falta de avance en algunas
habilidades impide el desarrollo de otras.
| 65
ESTRATEGIA DE DESARROLLO INFANTIL TEMPRANO Y
EDUCACIÓN INICIAL A TRAVÉS DE PROSPERA
Para atender a la población en condición de pobreza beneficiaria de
PROSPERA, se han desplegado, desde los orígenes de este Programa,
acciones de cuidado a la salud y la nutrición infantil y materna. Ahora,
en una nueva etapa, se impulsarán 6 talleres bimestrales, a través de
las unidades de salud a las que acuden las responsables de la crianza
de niñas y niños beneficiarios de PROSPERA, para brindarles informa-
ción y aprendizajes sobre las mejores prácticas de crianza y orientación
acerca de cómo elevar la calidad del tiempo invertido en el cuidado de
niñas o niños, a través de conductas estimulantes. Este modelo será
impulsado conjuntamente a partir del agosto próximo por la SEP, PROS-
PERA y el Seguro Popular, con el respaldo técnico del Hospital Infantil
“Federico Gómez”.
Se ha previsto que las familias no sólo reciban consejería en
las unidades de salud sobre las mejores prácticas de crianza, sino que
también se les entreguen materiales para realizar actividades en casa
con sus hijos, que potencian los efectos en el desarrollo de los menores.
Las actividades en las unidades de salud serán acompañadas por acciones
de información y promoción a cargo de PROSPERA en la sesiones perió-
dicas con las familias beneficiarias.
Se busca mejorar el desarrollo del menor en el seno de la fami-
lia y su interacción con adultos y sus pares. Con ese fin, se les acerca-
rán a los menores herramientas para que, a través del juego, aprendan
reglas de comportamiento y convivencia y desplieguen habilidades
socioemocionales.
Este conjunto de intervenciones se instrumentarán a partir de
agosto de 2017, buscando favorecer el desarrollo infantil y la educación
temprana de 100 mil niñas y niños de entre 0 y 3 años en 10 entida-
des federativas. Al año siguiente se ampliará el trabajo a otros 200 mil
niños, extendiéndose a un número mayor de entidades, hasta lograr
que en los seis años siguientes se alcance cobertura universal entre los
hijos de las familias beneficiarias de PROSPERA de todo el país.
tienen efectos directos y persistentes en el desarrollo cognitivo y no
cognitivo de los individuos. Sus retornos son muy superiores a los de las
inversiones realizadas más adelante en la vida.
| 66
FORTALECIMIENTO DEL PROGRAMA
DE EDUCACIÓN INICIAL DEL CONAFE
La intervención conjunta con PROSPERA se articulará con la que
desarrolla el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE)
a través de su modelo comunitario, el cual impulsa el desarrollo
infantil de más de 390 mil niñas y niños y 410 mil padres de familia
residentes de localidades rurales y urbano-marginadas en 31 entidades
federativas del país.
Resulta fundamental reconocer que en el ejercicio de sus dere-
chos, niñas y niños menores de 3 años tienen necesidades específicas
de cuidado físico y atención emocional, así como de tiempo y espacio
para el juego, la exploración y el aprendizaje social. Para atenderlas, el
CONAFE se propone:
1. Actualizar su modelo de atención de la educación inicial,
buscando fomentar en las familias procesos de reflexión sobre la impor-
tancia de la crianza; promover en las comunidades una cultura en favor
de la primera infancia, la interculturalidad y la participación interge-
neracional; y fortalecer los aspectos básicos relacionados con las emo-
ciones y el vínculo afectivo, lo cual les permitirá realizar a niñas y niños
su recorrido escolar con mayores probabilidades de éxito.
2. Garantizar la continuidad escolar de niñas y niños en sus
propias comunidades, lo cual supone asegurar la instalación de servicios
de educación inicial en localidades donde haya educación preescolar.
3. Profesionalizar las figuras educativas del CONAFE,
mediante la implementación de un modelo de tutorías y la Certificación
de las Promotoras Educativas (Estándar de competencia 0847, promo-
ción de servicios de Educación Inicial).
Una tarea clave será la de propiciar un riguroso seguimiento
de las acciones, para lo cual, en colaboración con el Hospital Infantil
“Federico Gómez”, se aplicará la prueba de Evaluación del Desarrollo
Infantil (EDI) para valorar el avance sobre las capacidades y habilidades
de niñas y niños.
En todos los niveles educativos indicados, vienen ganando presencia
niñas, niños y jóvenes provenientes de los hogares de menores ingresos:
| 67
• Las oportunidades educativas en el nivel preescolar han aumen-
tado de manera significativa. A principios de los años noventa
se registró una cobertura bruta de 41.1% respecto al total
de menores de 3 a 5 años; actualmente es de 72.5%. Además,
en el periodo indicado, se enfatizó en el acceso de niñas
y niños de menores ingresos a este nivel educativo. Así, mien-
tras que el peso relativo de quienes integraban los primeros cua-
tro deciles en la matricula total de preescolar en 1990 fue de
41.4%, en 2014 fue de 55.8%, es decir, casi 15 puntos mayor.
• A su vez, el peso relativo de los niños y niñas provenientes de
los cuatro primeros deciles de ingreso en la matrícula de la edu-
cación primaria alcanzó 58.9% en 2014, sin que se identifique
mayores diferencias con respecto a 1992. En contraste, este
mismo indicador en secundaria se elevó en ese periodo de 46.8
a 57.3%. El peso mayoritario de los educandos provenientes de
los hogares pobres sugiere que ambos niveles educativos se han
hecho accesibles a todos o casi todas las niñas y niños en edad
de asistir a la escuela.
• La proporción de los jóvenes provenientes de los cuatro prime-
ros deciles de ingreso en la matrícula de la educación media
superior aumentó de 28.6 a 42.3% en el mismo periodo (de 1992 a
2014). Por su parte, en educación superior este indicador
aumentó de 10.3 a 21.4%.
Como se puede advertir, la expansión de las oportunidades educati-
vas ha permitido favorecer considerablemente el acceso de los seg-
mentos de menores ingresos, sobre todo en los niveles de preescolar,
primaria y secundaria, aunque aún se mantiene limitado en la educa-
ción media superior y superior.83
Esto sugiere un desplazamiento del
locus de la desigualdad educativa hacia las etapas más avanzadas
de la trayectoria escolar.84
83 Es claro, por ejemplo, que México está lejos de contar con igualdad de oportu-
nidades en el acceso a la educación media superior. Un joven proveniente de los dos
deciles más altos de ingreso tiene una probabilidad 47 por ciento mayor de estudiar el
bachillerato que un joven proveniente de los cuatro primeros deciles. Esta inequidad
resulta de un proceso en el que se acumulan múltiples situaciones de exclusión en la
biografía de los jóvenes de escasos recursos.
84 Patricio Solís, op.cit.
| 68
PESO RELATIVO DE ESTUDIANTES PROVENIENTES DE LOS
PRIMEROS IV DECILES DE INGRESO CON RESPECTO A LA
MATRÍCULA TOTAL, 1992 y 2014
Superior
Media superior
Secundaria
Primaria
Fuente: estimaciones de la SEMS con base en INEGI, Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los
Hogares (ENIGH) 1992 y2014.
21.4
10.3
42.3
57.3
28.6
46.8
58.9
59.1
2014 1992
La ampliación de la educación obligatoria, que en México compren-
de tanto la educación preescolar (decretada en 2002), la primaria
(1934) y la secundaria (1993) como la media superior (2012), ha cons-
tituido una condición clave no sólo para avanzar en el cumplimiento
del derecho a la educación, sino también para contribuir a romper
el círculo vicioso de la pobreza y enfrentar las brechas educativas
existentes.
El cumplimiento del carácter obligatorio de estos distintos niveles
educativos implica, en primer lugar, un deber para los padres y el
Estado; este último debe garantizar las condiciones para que todos
los egresados de cada nivel educativo puedan acceder oportunamen-
te al siguiente y permanezcan en la escuela hasta concluir al menos
la educación obligatoria; también significa que la asistencia a cada
nivel representa, para todos los alumnos, el desarrollo de competen-
cias propuestas por el currículo.85
La obligatoriedad de los diferentes niveles educativos hasta la edu-
cación media superior ha estado acompañada, en el caso de México,
por la gratuidad de las escuelas públicas. Ambas han sido condicio-
nes esenciales para garantizar el derecho a la educación.
85  Rosa Blanco, op. cit., 2009.
| 69
Ampliación de las oportunidades educativas
Por eso, es preciso continuar ampliando las oportunidades educativas,
sobre todo en los niveles de preescolar, media superior y superior, y con-
solidar la lucha contra el abandono escolar para que cada vez más jóve-
nes de escasos recursos ejerzan su derecho a la educación.
Laampliacióndelasoportunidadeseducativasenelpaíshaestadoacom-
pañada de una cambiante composición social y territorial de la matrícula
(con una creciente presencia de los segmentos de escasos recursos en
todos los niveles educativos) y de una mayor segmentación tanto de los
logros (según cuánto aprenden en el sistema y cuánto logran avanzar en
él) como de la calidad de la oferta. Esto sugiere la necesidad de generar
opciones diversas que reconozcan la heterogeneidad de la demanda.
Las acentuadas desigualdades regionales en el país han moldeado el
acceso a las oportunidades educativas. La instrumentación de políti-
cas educativas con enfoque de equidad favoreció en la última década
un intenso proceso de desconcentración de la oferta, sobre todo en los
niveles medio superior y superior. Asimismo, la ampliación de las opor-
tunidades educativas ha traspasado gradualmente las fronteras de
los grandes asentamientos urbanos para extenderse a las ciudades de
menor tamaño e incluso a los contextos semiurbanos y rurales.
| 70
Para ampliar la oferta educativa en los niveles medio superior y supe-
rior, destacan los servicios siguientes impulsados por la SEP:
• La Universidad Abierta y a Distancia de México (UnADM),
creada en 2012, imparte todas sus carreras en línea: 14 licenciatu-
ras, 14 carreras de Técnico-Superior Universitario y 2 posgrados. La
UADM atendió en 2015 a un total de 90 mil estudiantes.
• Los Telebachilleratos Comunitarios, establecidos en 2013,
ofrecen el servicio educativo con el apoyo de material audiovisual
y tres docentes que atienden las asignaturas del plan de estudios
por área disciplinar.86
Actualmente hay más de 3,300 telebachille-
ratos comunitarios con apoyo federal en localidades de menos de
2,500 habitantes en todo el país, con una matrícula de alrededor
de 120 mil estudiantes. Dichas localidades no contaban con un
servicio de educación media superior en 5 kilómetros a la redonda.
• La Prepa en Línea-SEP, creada en 201487
, se vale del apoyo de
tutores y facilitadores y un plan de estudios modular e interdisci-
plinario. Cada uno de los 23 módulos que integran el programa de
estudios tiene una duración de un mes. A la conclusión de cada
86 Los Telebachilleratos Comunitarios cuentan con materiales educativos como libros
gratuitos de asignatura y cuadernos de actividades de aprendizaje.
87 Este servicio tiene presencia en 1,341 municipios, de los cuales 154 presentan alto
rezago social y 36 muy alto rezago social.
| 71
uno de ellos, hay dos semanas disponibles para actividades de
recuperación. La matrícula de la Prepa en Línea actualmente es
de 100 mil estudiantes y se prevé que alcanzará 150 mil en 2018.
• La Prepa Abierta ofrece un servicio altamente flexible que
permite la acreditación de las asignaturas en el orden y el ritmo
que el estudiante establezca, sin mediación docente y a través
de evaluaciones parciales. La Prepa Abierta atendió en 2015 a
poco más de 527 mil usuarios en todo el territorio nacional, de
los cuales cerca de 160 mil eran considerados usuarios activos.88
• Las Universidades Interculturales, donde se atendió a
poco más de 13 mil alumnos en el ciclo 2015-2016, imparten una
formación universitaria social y culturalmente pertinente.89
Estas universidades se ubican en Chiapas, Estado de México,
Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Quintana Roo, San Luis Potosí,
Sinaloa, Tabasco y Veracruz.90
88 Entre 2013 y2015, obtuvieron de la Prepa Abierta su certificado de este nivel educa-
tivo un total de 57 mil usuarios.
89 La misión asignada a estas universidades es la de formar a profesionales e inte-
lectuales comprometidos con sus regiones, a través de una oferta educativa acorde
con las necesidades y potencialidades de las regiones en las que se ubican.
90 En el caso de Veracruz, la Universidad Intercultural depende de la Universidad
Veracruzana.
| 72
• Los Bachilleratos Interculturales están compuestos por
unidades que ofrecen educación media superior en localidades
de hasta 15 mil habitantes con alta concentración de población
indígena o población culturalmente diversa, con el propósi-
to de favorecer el acceso y la permanencia de esos jóvenes en
este nivel educativo. Esta modalidad, integra a jóvenes hablantes
de varias lenguas indígenas en 19 planteles en el país.
• Además, se han creado tanto en la educación media superior
como en la superior varios fondos de inversión en infraestructu-
ra para acelerar el crecimiento de la oferta educativa.91
Todos estos servicios atienden a los jóvenes provenientes de hogares
con mayores carencias y de grupos tradicionalmente excluidos.
Las niñas, niños y jóvenes en situación de desventaja son quienes en
menor proporción acceden a la escuela y quienes experimentan con
más intensidad el fenómeno del abandono escolar. Las condiciones
socioeconómicas en las que se desenvuelven los jóvenes en desventa-
ja en sus entornos y la escasa disponibilidad de capital cultural de sus
hogares tienen enorme relevancia para propiciar este fenómeno social,
aunque también operan muchos otros factores anclados en la escuela o
en eventos propios del curso de vida.
Es indispensable atender el problema del abandono escolar con base
en políticas integrales que permitan enfrentar los factores escolares
y extraescolares que lo provocan. En la educación media superior, por
ejemplo, se ha puesto en marcha un amplio conjunto de intervenciones
para resolverlo.
Entre las intervenciones relevantes en el nivel medio superior, desta-
ca el llamado “Movimiento contra el abandono escolar”, que cuen-
ta con por diversos componentes. Uno de ellos es la elaboración y
91 Los fondos de concurso en ambos niveles buscan apoyar la construcción de nue-
vos planteles y la ampliación o mejora de los existentes, con el fin de alentar el aumen-
to de la cobertura educativa, sobre todo en aquellas entidades que se encuentran por
debajo del promedio nacional. Tan sólo en el nivel medio superior se han invertido
más de 10 mil millones de pesos en infraestructura y equipamiento educativo en los
últimos 4 años.
| 73
difusión de una “Caja de Herramientas” (integrada actualmente por 12
manuales) para que las comunidades escolares comprendan la impor-
tancia y la naturaleza del problema y determinen las acciones contra
el abandono escolar. Igualmente, cada año, al arranque del nuevo ciclo
escolar, se capacita a los directores de planteles públicos para reforzar
el uso adecuado de las herramientas disponibles, incluido el seguimien-
to sistemático del ausentismo y el desempeño escolar de los estu-
diantes para construir un Sistema de Alerta Temprana, de carácter
preventivo para evitar que el alumno trunque su trayectoria educativa.
A partir de la identificación de diversos rasgos en los alumnos, el siste-
ma emite una alerta, antes de que el estudiante abandone la escuela,
es decir, antes de que sea demasiado tarde. Gracias a este sistema, es
posible identificar a los alumnos en riesgo de abandono escolar y apo-
yarlos con acompañamiento de la comunidad escolar y becas para evi-
tar que dejen la escuela.
La escuela como sistema tiene códigos que difícilmente se acoplan o
vinculan con las experiencias de vida de los jóvenes. Por esta razón,
son indispensables intervenciones, como las tutorías académicas, para
atender a quienes experimentan bajo desempeño, la revisión del trabajo
en el aula para “enganchar” a los jóvenes en sus estudios, la mejora del
clima escolar y el impulso a la comunicación con los padres de familia,
entre otras actividades.
| 75
Igualmente, en diversos contextos se han implementado estrategias para
prevenir la reprobación y la repetición del año escolar, que suelen ser ante-
cedentes relevantes del abandono. Destaca, en particular, en el marco de
la Estrategia La Escuela al Centro, el establecimiento en la educación
básica de un Sistema de Alerta Temprana para identificar a las niñas,
niños o jóvenes que se encuentran en una situación de rezago en algunas
asignaturas, con el fin de proveerles de un apoyo regular y oportuno. 92
Enfrentar el abandono es luchar contra las consecuencias negativas de la
pobreza y la exclusión social. Además, el abandono escolar, en condicio-
nes de obligatoriedad de la escuela primaria, secundaria y media superior,
no solo es un problema del alumno y de los padres de familia, sino también
es un problema de la escuela.93
Niños fuera de la escuela (NFE)
Es preciso reconocer que si bien la cobertura en primaria y secunda-
ria es prácticamente universal, continúan existiendo niñas, niños
y adolescentes que no cursan la educación básica, sea porque nunca
ingresaron o porque fueron excluidos después de haber cursado algún
grado escolar.
Una mirada global de las dimensiones de los NFE permite lla-
mar la atención acerca del grado de exclusión y advertir que en 2015 había
cerca de cuatro millones de niñas, niños y jóvenes fuera de la escuela.
Sin diferencias significativas por sexo, los porcentajes más altos de NFE
se presentan en los extremos del sistema educativo, es decir, en prees-
colar y media superior. Estos niveles educativos son de reciente obliga-
toriedad; uno de los principales retos es precisamente el de aumentar la
cobertura en cada uno de ellos.
92  El Sistema de Alerta Temprana se conforma de los siguientes indicadores: el
alumno requiere apoyo en lectura y escritura, así como en cálculo mental; el educan-
do no se involucra en clase en forma reiterada; hay una percepción negativa del clima
escolar; identificación de alerta en el reporte de evaluación del alumno; e inasisten-
cia reiterada del educando en un bimestre. Como parte de la implementación de este
sistema, se llevan a cabo supervisiones que comprenden visitas al aula para deter-
minar el uso efectivo de tiempo lectivo, detectar a los alumnos no involucrados en
clase, analizar el clima de convivencia en la escuela, y evaluar las prácticas docentes.
93  OREALC/UNESCO, op. cit.
| 76
El análisis de los datos denota que desde el preescolar hasta
el tramo más avanzado de la educación obligatoria (la educación media
superior), existe una brecha de inequidad en la asistencia escolar de
niñas y niños, de acuerdo con el ingreso percibido en sus hogares.
Para atender esta problemática, se formulan las siguientes
acciones:
1. En Coordinación con UNICEF, se implementará una estrate-
gia piloto para identificar a las niñas y los niños que no asisten a la escue-
la, con el propósito de promover su incorporación a la educación básica,
desde un enfoque integral de acompañamiento para que estos estudian-
tes permanezcan y concluyan con éxito la educación obligatoria.
2. Como herramienta al servicio de escuelas, supervisiones
escolares y autoridades educativas estatales, se implementará el sis-
tema de información y Gestión Educativa para brindar información
oportuna que permita identificar a los alumnos en condición de reza-
go o algún tipo de riesgo (extraedad, reprobación, ausentismo o bajas
calificaciones). Asimismo, será posible identificar a quienes aban-
donan la escuela o son excluidos de la educación básica, para que la
comunidad escolar y la autoridad educativa puedan desplegar acciones
preventivas.
3. Se impulsa la instalación del Sistema de Alerta Tem-
prana (SisAT) en los Consejos Técnicos Escolares de las escuelas de
educación básica, comenzando por aquellas con los niveles de aprove-
chamiento más bajos. El SisAT es un conjunto de indicadores, herra-
mientas y procedimientos para identificar con nombre y apellido a
los alumnos que:
• Requieren apoyo en lectura, escritura y cálculo mental.
• Tienen altos niveles de ausentismo.
• No se involucran de manera reiterada en clase.
• Enfrentan un clima escolar adverso.
Mediante el trabajo colegiado se deberá identificar los casos de riesgo,
prever acciones y acordar compromisos, tareas y responsabilidades para
intervenir de manera adecuada y lograr tanto la permanencia de los
alumnos en la escuela como su egreso oportuno de la educación básica.
| 77
Una medida clave para la equidad es la de favorecer la terminación
de los ciclos y propiciar las transiciones entre niveles educativos de
los segmentos más pobres (de la escuela primaria a la secundaria, de
la secundaria a la media superior y del bachillerato a la educación
superior). Son relativamente pocos los jóvenes de esos segmentos
que culminan la educación media superior y, aún menos, quienes
realizan estudios del nivel superior.94
Para reducir la desigualdad en la progresión escolar, sobre todo en
los niveles medio superior y superior, es preciso identificar, aten-
der y contrarrestar sus determinantes principales. La investigación
educativa muestra que las distintas dimensiones de la desigualdad
tienen efectos diferentes a lo largo del curso de vida de los educan-
dos.95
Por ejemplo, la escolaridad de los padres presenta en las eta-
pas más tempranas de la trayectoria educativa de los educandos
una mayor asociación con la probabilidad de continuidad escolar,
seguida por los recursos económicos de la familia de origen. Pero los
efectos de la escolaridad de los padres decrecen en las transiciones
más tardías y aumentan los de los recursos económicos. Estos resul -
tados parecen indicar que a medida que se avanza en la trayectoria
escolar, el ingreso de los hogares es un factor cada vez más impor-
tante para la continuidad escolar. Igualmente, sugieren que los
programas de transferencias, becas y apoyos económicos son más
efectivos y redituables cuando se dirigen a los jóvenes provenientes
de hogares de menores ingresos que desean acceder a la educación
media superior y superior, puesto que en estos niveles el costo de
oportunidad de asistir a la escuela es mayor que en las etapas más
tempranas.96
Debe reconocerse, igualmente, que las transiciones escolares cons-
tituyen momentos críticos de cambio, que pueden afectar no sólo el
rendimiento académico y el bienestar de los educandos, sino también
condicionar su permanencia en la escuela. Cada proceso de transi-
ción exige a los alumnos tomar decisiones y desplegar la capacidad
94 Fernando Reimers, 2000, op. cit.
95 Patricio Solís, op. cit.
96 Ibídem.
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Equidad e inclusion

  • 2.
  • 3. | 2 DUCATIVO EQUID E INCLUSIÓN MO DUCATIVO EQUID E INCLUSIÓN MO DUCATIVO EQUID MODELO EDUCA EDUCATIVO EQU EQUIDAD E INCL E INCLUSIÓN EQUIDAD E INCLUSIÓN EQUIDAD E INCL E INCLUSIÓN E INCL MO DELO EDUCATIVO EQUIDAD E INLC LUSIÓN MODELO EQUIDAD E INLC LUSIÓN MODELO EQUIDAD E INLC EDUCATIVO EQU IDAD E INCLUSIÓ EDUCATIVO EQU IDAD E INCLUSIÓ EDUCATIVO EQU
  • 4. | 3 Modelo Educativo. Equidad e inclusión UIDAD MO UIDAD MO UIDAD CA QU CL MO VO C LO C LO C QU IÓ QU IÓ QU
  • 5. | 4
  • 7. Aurelio Nuño Mayer S E P Otto Granados Roldán S P E C Salvador Jara Guerrero S E S Rodolfo Tuirán Gutiérrez S E M S Javier Treviño Cantú S E B Irma Adriana Gómez Cavazos O M Primera edición, 2017. © Secretaría de Educación Pública, 2017. Argentina 28, Centro, 06020, Ciudad de México. ISBN: En trámite Impreso en México DISTRIBUCIÓN GRATUITA-PROHIBIDA SU VENTA Este material, dirigido a toda la sociedad, emplea los términos: mexicano(s), autor(es), joven(es), alumno(s), estudiante(s), docente(s), maestro(s), profe - sor(es) y padres de familia aludiendo a ambos géneros, con la finalidad de facili - tar la lectura. Sin embargo, este criterio editorial no demerita los compromisos que la Secretaría de Educación Pública asume en cada una de las acciones enca - minadas a consolidar la equidad de género.
  • 9. Hoy vivimos en un mundo complejo e interconectado, cada vez más desafiante, que cambia a una velocidad inédita. En muchos sentidos, más que una era de cambios, nos encontramos frente a un cambio de era. En medio de esta incertidumbre, tenemos la responsabilidad de prepa- rar a nuestros hijos e hijas para que puedan afrontar el difícil momen- to histórico que están viviendo y logren realizarse plenamente. Estoy convencido de que el presente y el futuro de México están en los niños y jóvenes. Si logramos darles las herramientas que necesitan para triun- far, nuestro país será más próspero, justo y libre. Para lograr este objetivo necesitamos una auténtica revolución de la educación. A lo largo del siglo XX, el sistema educativo hizo realidad su utopía fundacional, que era llevar un maestro y una escuela has- ta el último rincón del país. Hoy tenemos que ser más ambiciosos y, además de garantizar el acceso a la educación, asegurar que esta sea de calidad y se convierta en una plataforma para que las niñas, niños y jóvenes de México triunfen en el siglo XXI. Debemos educar para la libertad y la creatividad. La Reforma Educativa que impulsó el Presidente Enrique Peña Nieto nos da la oportunidad de hacer este cambio. A partir de ella, hemos podi- do construir una visión compartida de la educación que necesita el país. Después de amplias consultas y numerosos foros con diversos sectores de la población, se hizo público el Modelo Educativo. Este contiene un nuevo planteamiento pedagógico, que requiere la reorganización del sistema educativo y de sus políticas públicas. En suma, considera los
  • 10. pasos que debemos seguir todos, autoridades, maestros, padres de familia, estudiantes y la sociedad en general, para lograrlo. Un elemento clave en este proceso es el impulso de la equidad y la inclusión para que todas las niñas, niños y jóvenes, independientemente de su origen o condición, tengan una educación de calidad y desarrollen su máximo poten- cial. Los rezagos históricos, inequidades y desafíos de exclusión que se gesta- ron de forma progresiva en nuestro sistema educativo deben ser atendidos de manera contundente. En ese sentido, esta estrategia de Equidad e inclusión ofrece diagnósticos rigu- rosos, miradas alternativas y respuestas efectivas a numerosos asuntos que no podían esperar más. Sus políticas y programas constituyen una convocato- ria al diálogo para que se enriquezcan y afiancen, así como una invitación para sumar a tantos actores como sea posible. Hacer realidad estos cambios trascendentales será un proceso gradual y com- plejo que supera el horizonte de este gobierno. El reto consiste en hacer de este Modelo Educativo, mucho más que una política gubernamental, un verdadero proyecto nacional. Ha sido un honor encabezar esta noble tarea porque estoy convencido del poder de la educación. En ella se encuentra no sólo la oportu- nidad de cambiar la vida de las personas, sino de transformar algo mucho más grande: México. M A N M Secretario de Educación Pública, julio de 2017
  • 11. Introducción Equidad e inclusión EL SISTEMA EDUCATIVO MEXICANO Y LAS DESIGUALDADES Desigualdades educativas y exclusión Asistencia a la escuela Asistencia a la escuela de niñas, niños y jóvenes indígenas Asistencia de niñas, niños y jóvenes con discapacidad Abandono escolar Escolaridad Rezago educativo Resultados del aprendizaje PROCESOS QUE TRaNSMITEN LA DESIGUALDAD POLÍTICAS DE EQUIDAD E INCLUSIÓN Estrategias de equidad e inclusión educativas Intensificar la movilidad educativa intergeneracional Desarrollo Infantil Temprano y Educación Inicial Acceso a las oportunidades educativas de los grupos en desventaja Ampliación de las oportunidades educativas Permanencia en el sistema educativo y lucha contra el abandono 12 16 22 28 29 32 34 36 38 39 41 46 56 60 63 63 66 69 72 ÍNDICE
  • 12. Terminación de ciclos y transiciones entre niveles educativos Elevar la calidad de la oferta educativa Libros de texto, materiales educativos y útiles escolares Extensión de la jornada escolar Normalidad mínima Fortalecer la demanda educativa Transferencias condicionadas Focalización de las becas Vínculos entre la escuela y la familia Propiciar las experiencias de reincorporación educativa o de capacitación Vigorizar la integración social en las escuelas Impulsar el tránsito hacia la educación inclusiva Personas con discapacidad Alumnos con aptitudes sobresalientes Favorecer la igualdad entre mujeres y hombres Atender la diversidad étnica, lingüística y cultural Reforzar la integración de principios de equidad e inclusión El planteamiento curricular La incorporación de las TIC a la educación La disponibilidad de mejores maestros y el fortalecimiento académico de las escuelas La asignación de recursos con criterios de equidad e inclusión CONCLUSIONES Bibliografía 77 80 85 87 88 89 90 91 93 96 107 114 116 124 132 143 155 156 157 160 161 164 170
  • 14. | 13 México inició desde febrero de 2013 una profunda renovación del sistema educativo nacional. La Reforma Educativa estableció como mandato que la educación que imparta el Estado sea de cali- dad, de tal manera que “los materiales y métodos educativos, la orga- nización escolar, la infraestructura educativa, y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos.”1 La Reforma Educativa reconoció igualmente que es obligación cons- titucional proporcionar una educación que conjugue calidad con equidad. Con la diada calidad—equidad se buscó reforzar la idea de que ambas son prioridades fundamentales e inseparables de la polí- tica y la acción educativas. Al respecto, se entiende que una edu- cación no puede ser de calidad si no logra que todos los alumnos, y no sólo parte de ellos, adquieran las competencias necesarias para integrarse y participar activamente en la sociedad.2 Así, si el sistema educativo no es capaz de asegurar este propósito, las desigualdades educativas actuarán como mecanismo reproductor de las desigual- dades sociales. Un sistema educativo justo e incluyente constituye una de las palan- cas más eficaces para la transformación de la sociedad. Como seña- la Solari, para que la educación de calidad pueda tener el efecto de producir menor desigualdad, ella misma debe ser lo más igualmente 1 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (México: Cámara de Diputa- dos del H. Congreso de la Unión, 2017), artículo 3°. 2 OREALC/UNESCO, “El derecho a una educación de calidad para todos en América Latina y el Caribe”, en Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, REICE (2007): 1-21. | 13
  • 15. | 14
  • 16. distribuida posible.3 Cuando eso no ocurre, la desigualdad educativa limita la posibilidad de que niñas, niños y jóvenes en desventaja pue- dan salir de esa situación. Para que la Reforma Educativa avance en el propósito de lograr una mayor calidad con equidad e inclusión en el sistema educativo, es necesario reforzar el papel transformador de la educación, a fin de que cumpla con una de sus funciones fundamentales: contribuir a superar desigualdades sociales y avanzar hacia la construcción de una sociedad más justa, incluyente, próspera y democrática. En este documento se presenta una revisión tanto de los principales desafíos como de los esfuerzos que realiza la Secretaría de Educación Pública (SEP) en el ámbito de la equidad e inclusión, con énfasis en algu- nas de sus intervenciones más importantes, sobre todo de aquellas que fueron impulsadas a partir de 2013, año en el que se aprobaron las dis- posiciones legislativas que dieron cuerpo a la Reforma Educativa.4 Tam- bién identifica qué hará la SEP en los próximos años para lograr avances significativos en la construcción de un sistema educativo más justo e incluyente. Este documento pretende funcionar como una “hoja de ruta” para establecer prioridades de atención y orientar los esfuerzos institucionales en la materia. 3  Aldo Solari, La desigualdad educativa: problemas y políticas (Santiago: Naciones Uni- das, CEPAL, 1994). 4  Este cuerpo está conformado por la Reforma Constitucional a los artículos 3 y 73, la creación de dos leyes secundarias (Ley General del Servicio Profesional Docente y Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación) y diversas reformas a la Ley General de Educación. | 15
  • 18. Equidad e inclusión son conceptos que suponen el reconocimiento de lo diverso y un ánimo activo para remover los obstáculos que impi- dan que todas las personas accedan a los beneficios de una educación de calidad. La equidad en la educación implica evitar que el origen social o cualquier otra circunstancia de las personas se conviertan inevitablemente en des- tino educativo.5 Es decir, avanzar hacia una mayor equidad educativa sólo es posible si se asegura igualdad de oportunidades en cuanto al acceso, permanencia y éxito en los logros de los aprendizajes para todas y todos, sin distinción de condición socioeconómica o política, étnica, de género o de cualquier tipo. Una educación de calidad para todos implica el desafío de registrar resultados exitosos en contextos y colectivos heterogéneos.6 Para lograrlo, es preciso apelar a un trato diferenciado de lo que es des- igual en su origen para alcanzar mayor igualdad. Como señalan los espe- cialistas de OREALC/UNESCO, “la equidad comprende los principios de igualdad y diferenciación, ya que tan sólo una educación ajustada a las necesidades de cada uno asegurará que todas las personas tengan las mismas oportunidades de hacer efectivos sus derechos y alcanzar los fines de la educación en condiciones de igualdad”.7 5 OECD, Equity and Quality in Education, Supporting Disadvantaged Students and Schools , ) 2 1 0 2 , g n i h s i l b u P t n e m p o l e v e D d n a n o i t a r e p o o C c i m o n o c E r o f n o i t a s i n a g r O : s i r a P ( http://dx.doi.org/10.1787/9789264130852-en 6 Néstor López, Educación y desigualdad social (Buenos Aires: Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, 2006): 32. 7 OREALC/UNESCO, op.cit., p.12.Véase también Rosa Blanco, “La equidad y la inclu- sión social: uno de los desafíos de la educación y la escuela hoy”, en Revista Iberoame- ricana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, REICE (2006); Miguel Ángel Santos Guerra, “Equidad, diversidad e inclusión”, en Diversidad, calidad y equidad educativas, coord. Juan Navarro Barba (Murcia: Consejería de Educación, Formación y Empleo, Murcia, 2011). | 17
  • 19. Equidad en materia educativa significa hacer efectivo para todos y todas, el derecho humano fundamental a la educación.8 Al respecto, es posible distinguir varios niveles en el derecho a la igualdad de oportuni- dades educativas:9 1.  Equidad en el accesosignifica igualdad de oportunidades de ingreso a los diferentes niveles educativos, sin distinción de ningún tipo. Esto implica que el Estado asegure escuelas disponibles, accesi- bles y asequibles para toda la población. También comprende la igualdad de oportunidad en las trayectorias educativas. 2.  Equidad en los recursos y en la calidad de los procesos educativos implica que todos los educandos tengan acceso a escuelas con similares recursos materiales, humanos y pedagógicos, así como currículos y materiales flexibles y pertinentes para desarrollar las competencias relevantes. 3.  Finalmente, la equidad en los resultados de aprendizaje significa que los educandos alcancen aprendizajes equiparables, sea cual sea su origen social y cultural, desarrollando al mismo tiempo sus capacidades y talentos específicos. En otras palabras, la equidad en el acceso no es suficiente. Es preciso garantizar servicios de calidad similares y, eventualmente, aprendiza- jes equiparables entre alumnos de distintos orígenes sociales. En con- secuencia, resulta urgente remover las barreras que impiden estos propósitos y erradicar toda forma de discriminación, por ejemplo, por condición social, étnica, de género, discapacidad, de creencias u orien- 8 OREALC/UNESCO, op.cit. 9 OREALC/UNESCO, op.cit., p.12; Rosa Blanco y Sandra Cusato, Desigualdades educati- vas en América Latina: todos somos responsables (Santiago: UNESCO, 2004); Álvaro Mar- chesi, “Un sistema de indicadores de desigualdad educativa”, en Revista Iberoamericana de Educación (mayo-agosto de 2000): 135-163; Rosa Blanco, op. cit., 2006, pp. 1-15. | 18
  • 20. tación sexual. Cuando se logran reducir las brechas entre los grupos más aventajados y los que no lo son, la educación genera enormes beneficios para la economía, la sociedad y las personas.10 Para enfrentar la exclusión y la discriminación, la perspectiva de la inclusión demanda avanzar hacia un sistema educativo que atien- da de manera adecuada las necesidades específicas de los distintos grupos de población. La inclusión es esencialmente un concepto que hace referencia al modo en que la escuela debe dar respuesta a la diversidad. La inclusión en el ámbito de la educación no sólo postula el derecho de las personas a ser diferentes como algo legítimo, sino 10  Ben Levin, Approaches to Equity in Policy for Lifelong Learning (Documento preparado para la OECD, agosto 2003); véase también OECD, Equity and Quality in Education, Suppor- ting Disadvantaged Students and Schools (Paris: Organisation for Economic Cooperation and Development Publishing, 2012), http://dx.doi.org/10.1787/9789264130852-en | 19
  • 21. que valora explícitamente la existencia de esa diversidad y promue- ve el trato equitativo.11 La educación inclusiva implica que el sistema escolar debe adaptarse a las necesidades de todos los alumnos y simultáneamente reconocer sus distintas capacidades, ritmos y estilos de aprendizaje, sin distinción de ningún tipo, contribuyendo por esa vía a enfrentar los procesos de exclusión social que afectan a los grupos y personas en situación de des- ventaja social.12 Las escuelas verdaderamente inclusivas no excluyen absolutamente a nadie. En una escuela inclusiva “sólo hay alumnos a secas, sin adjetivos, no hay alumnos corrientes y alumnos especiales, sino simplemente alumnos, cada uno con sus características y necesidades propias”.13 La inclusión se concibe como un proceso a través del cual un sistema escolar, sus escuelas y aulas se transforman gradualmente de espa - cios segregados y excluyentes a espacios inclusivos.14 En el proceso de inclusión se remueven paso a paso las barreras para facilitar la parti- cipación y el aprendizaje de todos los estudiantes, sobre todo los más vulnerables a la exclusión. Asimismo, las escuelas se fortalecen para que sean capaces de responder a las necesidades individuales de todos los educandos, sin importar su condición socioeconómica, su origen étnico o cultural, el género, sus capacidades, religión o cualquier otra caracte- rística o condición. 11 La evidencia proveniente de la psicología social y las teorías del desarrollo cog- nitivo sugieren que la exposición a “experiencias de diversidad” tiene el potencial de desafiar las “creencias adquiridas” en una etapa crítica del desarrollo personal. Asi- mismo, se ha advertido que la experiencia de diversidad fomenta, a través de diversos mecanismos, una disposición a adoptar un pensamiento más complejo. Al respecto, véase Nicholas Bowman, “College diversity experiences and cognitive development: a meta-analysis, en Review of Educational Research, 80 (2010): 4-33. 12 María del Pilar Gutiérrez Arenas y Alexander Maz Machado, “Educación y diversidad”, en La educación de niños con talento en Iberoamérica, eds. Maryorie Benavides, Alexander Maz, Enrique Castro y Rosa Blanco (Santiago: OREALC/UNESCO Santiago, noviembre 2004). 13 Pere Pujolàs, “Aprendizaje cooperativo y educación inclusiva: una forma práctica para que puedan aprender juntos alumnos diferentes”, en Educación especial e inclusión educativa. Estrategias para el desarrollo de escuelas y aulas inclusivas(Santiago: OREALC/UNESCO, 2011): 17. 14 Nuria Padrós Tuneu, “La teoría de la inclusión: entre el desarrollo científico y la casualidad cotidiana”, en El largo camino hacia una educación inclusiva: la educación especial y social del siglo XIX a nuestros días: XV Coloquio de Historia de la Educación, coords. María Reyes y Susana Conejero (Pamplona-Iruñea: Universidad Pública de Navarra, 29-30 de junio y 1 de julio 2009): 171-179. | 20
  • 22. Como puede advertirse, son varias las finalidades y señas de identidad de la educación inclusiva, entre las cuales destacan las siguientes:15 1.  Reconocer que todas las personas tienen los mismos derechos, sin discriminación alguna. 2.  Hacer efectivo el derecho a una educación de calidad para todos. 3.  Avanzar hacia escuelas plurales y diversas en su composición. 4.  Atender y dar respuesta adecuadamente a la diversidad de necesi- dades educativas de niñas, niños y jóvenes y ajustar las prácticas de las escuelas a su situación, características y realidades. 5.  Beneficiarse de una educación inclusiva no sólo para “aprender a aprender” y “aprender a hacer”, sino también y, sobre todo, para “aprender a ser” y “aprender a convivir”. El último punto alude a los pilares de la educación establecidos por el informe de la Comisión Delors.16 Los últimos dos implican por definición una educación inclusiva. 15  Rosa Blanco, op. cit, 2006, pp.1-15. 16  Jacques Delors, coord., La educación encierra un tesoro (París, Ediciones UNESCO, 1996).
  • 24. Las desigualdades educativas son el resultado de una compleja inte- racción de factores internos y externos al sistema educativo.17 Sólo la nivelación de las diferencias sociales que se originan fuera del sistema educativo (como es el caso de la desigual distribución del ingreso y de las diferencias en la dotación de capital social y cultural de las familias, entre otros) y la atención de los factores internos al sistema educativo (la segre- gación escolar, el tratamiento desigual a las escuelas, la discriminación de estudiantes con capital cultural distinto al dominante, entre otros) podrán contribuir a avanzar en la consecución de los objetivos de equidad. Tomando en cuenta que las características y funcionamiento del siste- ma educativo tienen una notable influencia en la desigualdad educativa y las pautas de exclusión, conviene describir brevemente algunas carac- terísticas del mismo. Como es sabido, el sistema educativo mexicano es uno de los más gran- des en el mundo. En el ciclo escolar 2015-2016 atendió alrededor de 35.4 millones de estudiantes en los tres tipos educativos (básica, media superior y superior). De este total, 73.1% (25.9 millones de estudiantes) correspondió a la matrícula de la educación básica (distribuida en más de 226 mil escuelas) y 14.9% (más de 5.2 millones de estudiantes) a la de educación media superior (alojada en casi 17,500 planteles en todo el territorio nacional).18 17 Véase Fernando Reimers, “Educación, desigualdad y opciones de política en Amé- rica Latina en el siglo XXI”, en Revista Latinoamericana de Estudios Educativos (2° trimes- tre 2000): 11-42; Rosa Blanco y Sandra Cusato, op. cit. También véase Carlos Muñoz Izquierdo y Manuel Ulloa, “Cuatro tesis sobre el origen de las desigualdades educati- vas. Una reflexión apoyada en el caso de México”, en Revista Latinoamericana de Estudios Educativos (1992): 11-58. 18 SEP, SPEC, DGPPyEE, Principales cifras del Sistema Educativo Nacional 2015-2016 (Ciu- dad de México, SEP, 2016). Incluye modalidad escolarizada y no escolarizada. | 23
  • 25. MATRÍCULA EN EL SISTEMA EDUCATIVO NACIONAL POR NIVEL Preescolar Primaria Secundaria Media Superior Superior Total 35,428,904 Fuente: Principales cifras del Sistema Educativo Nacional 2015-2016, SEP, SPEC, DGPPyEE Los alumnos de la educación obligatoria (educación preescolar, prima- ria, secundaria y media superior) asisten principalmente a escuelas públicas. De hecho, de acuerdo con la información disponible, 85.7% de la matrícula de preescolar así lo hace; 91.0% en educación primaria y 91.3% en educación secundaria. A su vez, en la educación media superior 81.4% de la matrícula estudia en escuelas públicas.19 PORCENTAJE DE LA MATRÍCULA EN PLANTELES PÚBLICOS Preescolar Primaria Secundaria Media superior Superior Total Fuente: Estimaciones de la SEMS con en las Principales cifras del Sistema Educativo Nacional 2015-2016, SEP, SPEC, DGPPyEE 85.7 91.0 91.3 81.4 67.0 86.1 Un asunto toral del sistema educativo mexicano se refiere a la segmen- tación y estratificación de la calidad de la oferta. Un ejemplo de ello es la enorme concentración de algunas modalidades o tipos de servicios educativos en las localidades de alta y muy alta marginación o en las localidades de menos de 2,500 habitantes. Al respecto, puede decirse que en el ciclo escolar 2015-2016 había en las localidades rurales un total de 48,432 escuelas de preescolar (54.2% del total nacional), 55,552 de pri- maria (56.7%) y 21,758 de secundaria (56%).20 19 Ibídem. 20 Estimaciones de la Subsecretaría de Educación Media Superior, con base en la estadística educativa del Formato 911, DGPPyEE, SPEC, SEP, México. 4,811,966 14,250,425 6,835,245 5,286,867 4,244,401 | 24
  • 26. Los tipos de servicios con mayor presencia en las localidades rurales por nivel educativo son los más precarios:21 • Las escuelas preescolares indígenas(87.3%deellasseloca- lizan en localidades rurales)22 y comunitarias (97.6%)23 suman en conjunto 28,008 planteles. • Las primarias comunitarias (97.4%) e indígenas (91.3%) con- forman un universo de 19,993 escuelas. • Las secundarias comunitarias (99.1%) y las telesecundarias (88.9%) integran un total de 19,659 escuelas. • Los distintos tipos de telebachilleratos (84.8% de ellos se asientan en localidades rurales) constituyen 4,135 servicios.24 Esta oferta educativa, dirigida a los que menos tienen, suele regis- trar carencias. Baste señalar que el gasto per cápita de la educación indígena o comunitaria está muy por debajo de los de la primaria regular. De hecho, la diferencia en la calidad de la oferta es evidente al comparar una escuela rural con una urbana, e incluso una indígena con una rural.25 21 INEE, Panorama Educativo de México 2015. Indicadores del Sistema Educativo Nacional. Educación básica y media superior (Ciudad de México, Instituto Nacional para la Evalua- ción de la Educación, 2016): 63. 22  Las escuelas indígenas están dirigidas a niñas y niños que viven en comunidades indígenas del país y debe ser impartida por profesores con conocimientos de la len- gua que se habla en cada lugar. 23  La educación que se ofrece en los cursos comunitarios depende del Consejo Nacio- nal de Fomento Educativo (CONAFE) y está dirigida a niños, niñas y jóvenes que viven en localidades rurales e indígenas o migrantes en campamentos agrícolas o albergues. 24  Estimaciones de la Subsecretaría de Educación Media Superior, Ciclo escolar 2015- 2016, con base en la estadística educativa del Formato 911, DGPPyEE, SPEC, SEP, México. 25  No debe sorprender, en medio de estos contextos de marginación y carencias, que los estudiantes que asisten en la educación primaria a las escuelas indígenas y comunitarias, en comparación con quienes asisten a las generales, registren trayec- torias escolares más irregulares. De acuerdo con la información disponible, 27.5% de los alumnos de las escuelas comunitarias y 26.7% de los de las indígenas han repeti- do algún grado, situación que contrasta con 12.9% de los estudiantes de las escuelas generales y 4.1% de las privadas. Al respecto véase INEE, op.cit., 2016, p.27. | 25
  • 27. El Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Espe- cial (CEMABE), levantado en 2013, muestra, por ejemplo, que:26 • Del total de escuelas preescolares comunitarias, 33.8% estaban construidas con materiales de desecho, lámina metá- lica, de asbesto o cartón. Eso mismo ocurría con 42.7% de las primarias comunitarias y 37.1% de las secundarias comu- nitarias. Entre las mismas escuelas comunitarias, no disponían de luz 32% de las escuelas preescolares, 38.7% de las escuelas primarias y 25.4% de las escuelas secundarias comuni- tarias. • En las escuelas indígenas, 26.4% de las preescolares, y 18.1% de las primarias registraban graves carencias y la uti- lización de materiales precarios en su construcción. Tampoco contaban con servicio de luz eléctrica un total de 12.2% y 9.7% de esas escuelas, respectivamente. 26 INEE. Panorama Educativo de México 2014. Indicadores del Sistema Educativo Nacional. Educación básica y media superior (Ciudad de México, Instituto Nacional para la Evalua- ción de la Educación, 2015). | 26
  • 28. PORCENTAJE DE ESCUELAS CON y SIN LUZ ELÉCTRICA Sin luz eléctrica Con luz eléctrica Primarias comunitarias 38.7 61.3 Preescolares comunitarias 32.0 68.0 Secundarias comunitarias 25.4 74.6 Preescolares indígenas 12.2 87.8 Primarias indígenas 9.7 90.3 Fuente: INEE, Panorama Educativo de México 2015. Indicadores del Sistema Educativo Nacional. Educación básica y media superior (Ciudad de México, Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, 2016): 215, 219 y 223. Los déficits se extienden a las escuelas que atienden a los estudiantes con alguna discapacidad. Hacen falta en cada nivel educativo baños o sanitarios adaptados a las necesidades de las personas con discapaci- dad. Ese es el caso de 79% de los preescolares, 72.8% de las primarias y 71.7% de las secundarias. En cuanto a rampas para el acceso y circula- ción, esta infraestructura no está disponible en 63.8% de los preescola- res, 59.8% de las primarias y 61.1% de las secundarias.27 27 Ibid. | 27
  • 30. El sistema educativo mexicano está lleno de complejos desafíos en materia de equidad e inclusión. En muchos sentidos, el adecuado tratamiento de los mismos sigue siendo una tarea pendiente en un país marcado por profundos contrastes, exclusiones y desigualdades. Diversos estudios permiten confirmar la existencia de segmentos exclui- dos y profundas asimetrías educativas en México. Si bien los indicado- res relevantes del sector educativo han tendido a mejorar a través del tiempo, las brechas relativas por entidad federativa y por algunas otras variables más se han mantenido prácticamente iguales a lo largo de las últimas décadas.28 Asimismo, se reconoce que la desigualdad educativa sigue siendo alta, cuando se le compara con la registrada por diversos países desarrollados. En términos generales, como resultado de la operación de complejos mecanismos de exclusión y discriminación, Schmelkes concluye correc- tamente que los más pobres “acceden menos a la escuela, permanecen en ella menos tiempo, transitan por ella de manera más atropellada, apren- den menos cuando están en ella y lo que aprenden les sirve menos para su vida actual y futura”. Asistencia a la escuela Una de las peores inequidades se manifiesta en el acceso a los diferen- tes niveles educativos. En las últimas décadas, la política educativa se centró en la ampliación de las oportunidades de primaria y secundaria. 28 Felipe Martínez Rizo, “La desigualdad educativa en México”, en Revista Latinoa- mericana de Estudios Educativos (2013): 59-120. Véase también Lenin Navarro y Antonio Favila, “La desigualdad en la educación en México, 1990-2010: el caso de las entidades federativas”, en Revista Electrónica de Investigación Educativa (2013): 21-33. 29 Sylvia Schmelkes, “Equidad, diversidad, interculturalidad: las rupturas necesa- rias”, en Calidad, equidad y reformas en la enseñanza, coords. Álvaro Marchesi, Juan Carlos Tedesco y César Coll (Ciudad de México, OEI-Fundación Santillana, 2009): 48-49. | 29 29
  • 31. Como resultado, se logró una cobertura prácticamente universal en esos niveles educativos y se cerraron de manera significativa las bre- chas de acceso a la educación, aunque aún existen algunos segmentos de la población para los cuales no es efectivo este derecho. Además, en los niveles de preescolar, medio superior y superior siguen prevalecien- do marcadas diferencias. Si se analiza la información relativa a la asistencia escolar por edad y decil de ingreso, es posible advertir lo siguiente:30 • Sigue habiendo, como en otros países, problemas de desigual- dad en el acceso a la educación que afectan a niñas y niños en situación de desventaja.31 En el intervalo de entre 3 y 5 años (que es la edad para asistir a la educación preescolar), la diferencia en el acceso entre el primer y el último decil de ingreso familiar es significativa y asciende a poco más de 26 puntos (65.4% contra 91.8%). Más aún, una proporción muy significativa de los más pobres no asiste a la escuela. 30 Estimaciones de la Subsecretaría de Educación Media Superior con base en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2104, México, INEGI. 31 Rosa Blanco, op.cit., 2006, p.6. | 30
  • 32. • La brecha en el grupo de 6 a 11 años (edad típica para cursar la primaria) en esos mismos segmentos de ingreso es de tan sólo 2.2 puntos.32 • Ladiferenciaentreelsegmentomáspobreyelsegmentomásrico se eleva a 15 puntos entre la población de 12 a 14 años (edad típica para cursar la secundaria). Más aún, en el primer decil de ingreso no asiste a la escuela alrededor de 15% de los adolescentes. • Alcanza 43.5 puntos de diferencia entre los 15 a 17 años (edad típi- ca para cursar la educación media superior). • Supera los 63.1 puntos porcentuales entre los jóvenes de 18 a 22 años (edad típica para cursar la educación superior). Estas cifras dejan ver que aún prevalecen en el país grupos excluidos y amplias brechas en el acceso a las oportunidades educativas según deci- les de ingreso en cada una de las edades indicadas. TASA DE asistencia escolar POR Decil DE INGRESO CORRIENTE MONETARIO PER CÁPITA, SEGÚN GRUPO DE EDAD, 2014 Decil De 3 a 5 años De 6 a 11 años De 12 a 14 años De 15 a 17 años De 18 a 22 años I 65.4 97.8 85.0 51.7 16.3 II 68.0 97.7 91.8 70.6 25.6 III 67.6 99.2 96.3 71.4 26.8 IV 73.6 99.3 95.3 72.5 30.6 V 74.9 99.2 96.2 71.8 34.5 VI 73.5 99.6 95.9 77.3 33.3 VII 76.7 99.8 98.2 79.4 38.3 VIII 72.5 100.0 97.9 85.2 49.0 IX 82.6 99.8 98.2 89.9 58.4 X 91.8 100.0 100.0 95.2 79.4 TOTAL 71.8 98.9 93.9 73.4 36.6 Brecha X vs. I 26.4 2.2 15.0 43.5 63.1 Fuente: estimaciones de la SEMS con base en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2014, INEGI 32  No obstante, incluso en una etapa de la vida donde no se advierten mayores dife- rencias en la asistencia escolar por edad y decil de ingreso, conviene recordar que 2 de cada 3 niñas y niños que no asisten a la escuela entre los 6 y los 11 años son indígenas. Véase Sylvia Schmelkes, “Educación y pueblos indígenas: problemas de medición”, en Revista Internacional de Estadística y Geografía (abril 2013). | 31
  • 33. Uno de los mayores desafíos que enfrenta la política educativa es el de la superación de los diversos rezagos que enfrenta la población indígena en este renglón. Como se sabe, es preciso garantizar a los diversos colectivos indígenas el ejercicio pleno del derecho a la edu- cación de niñas, niños y jóvenes. La información disponible muestra que: 33 • La asistencia a la escuela entre los 3 y los 5 años de edad es muy semejante entre la población hablante de lengua indígena y la población no hablante (64.4 y 63.7%, respectivamente). • Las proporciones de asistencia escolar registradas por ambas poblaciones entre los 6 y los 11 años de edad también son simila- res (96.0 y 98.1%). • Sin embargo, a partir de los 12 a 14 años se amplían considera- blemente las brechas (86.8 y 94.0%), siendo todavía más signifi- cativas entre los 15 y 17 años (74.5) y entre los 18 y 22 años (17.4 y 38.6%). 33 Estimaciones de la SEMS, con base en la Encuesta Nacional de Ingreso y Gastos de los Hogares (ENIGH), 2014, México, INEGI. | 32 TASA DE ASISTENCIA ENTRE HABLANTES Y NO HABLANTES DE LENGUA INDÍGENA, 2015 Fuente: Estimaciones de la SEMS con base en la Encuesta Intercensal 2015, INEGI.
  • 34. | 33
  • 35. Se advertirá que quienes tienen mayores necesidades de contar con una educación que los ayude a superar su rezago social y económico, en la práctica son también quienes experimentan de manera intensa las inequidades del sistema educativo.34 Asistencia de niñas, niños y jóvenes con discapacidad Los problemas de inclusión en el sistema educativo se reflejan en la exis- tencia de marcadas diferencias en el acceso a la educación obligatoria entre las personas con alguna discapacidad y quienes no la tienen.35 • La asistencia escolar de niñas y niños con discapacidad de 3 a 5 años fue de 64.1% en el ciclo 2015-2016, con una brecha de 9.1 puntos con respecto a quienes no tienen esa condición. • Entre los menores con discapacidad de entre 6 y 11 años, 89.5% asistía en ese ciclo a la escuela, con una diferencia de 9.8 puntos. • A su vez, entre los adolescentes con discapacidad de 12 a 14 años, la asistencia escolar fue de 80.3%, con una brecha de 14.3 puntos. 34  Rosa Blanco, “La inclusión en educación: una cuestión de justicia y de igualdad”, en Revista Electrónica Sinéctica (agosto-enero 2006): 19-27, http://www.redalyc.org/ articulo.oa?id=99815739003. 35 INEE, op.cit., 2016, p.108.
  • 36. • Finalmente, en el grupo de edad 15-17 años, la asistencia a la escuela de los jóvenes con discapacidad fue de 55.8%, con una diferencia de 19.4 puntos porcentuales. Como se puede advertir, las brechas en el acceso a la educación obliga- toria entre la población con o sin discapacidad varían de 9 a 15 puntos porcentuales en los grupos de edad indicados, siendo mayores en las edades de 3 a 5 años y de 15 a 17 años. La disponibilidad de servicios de atención a las personas con discapa- cidad se asocia estrechamente con el tamaño de la localidad de resi- dencia. Así, por ejemplo, entre los niños de 3 a 5 años de edad con discapacidad, residentes en localidades pequeñas de menos de 100 habitantes, la asistencia escolar fue de 35.5% en 2015; de los de 6 a 11 años, asistió 71.4%; de los de 12 a 14 años, apenas participó 59.4%; y entre los 15 y 17 años, únicamente acudió 33.6% a la escuela. Cuando se suman otras características que implican alguna desventaja social (como ser hablante de lengua indígena o vivir en alguna localidad de alta marginación), se reduce igualmente la posibilidad de acceder al sis- tema educativo36 . 36 INEE, op. cit., 2015, p.27. | 35 Fuente: INEE, Panorama Educativo de México 2015. Indicadores del Sistema Educativo Nacional. Educación básica y media superior.
  • 37. Abandono escolar Uno de los desafíos que enfrenta el sistema educativo para garantizar el derecho a la educación, es el de favorecer la permanencia de quie - nes han accedido a la escuela, al menos hasta completar el ciclo de la educación obligatoria. Es en este contexto que nos enfrentamos al abandono escolar, el cual afecta en mayor medida a niñas, niños y jóvenes que viven en situación de pobreza o vulnerabilidad y con bajo capital cultural de origen. Las mayores tasas de abandono escolar en esos grupos reflejan a menudo no sólo una mayor presión de las fami- lias para que los hijos trabajen desde temprana edad, sino también la ausencia de acciones en las escuelas para apoyarlos ante resultados académicos desfavorables. Se estima que en México, en el ciclo 2014-2015, poco menos de 1 (0.6) de cada 100 niñas y niños abandonó la escuela primaria cada año; en la educación secundaria la frecuencia se elevó a 4.4 de cada 100 adoles- centes; a su vez, en el bachillerato afectó a 12.6 de cada 100 jóvenes.37 En conjunto, esto significa el truncamiento de las trayectorias educativas de más de un millón de alumnos en edad de asistir a la educación obliga- toria por año. Por lo general, el abandono escolar en los niveles educativos de secun- daria y media superior es mayor en los hombres que en las mujeres. En el ciclo indicado, el abandono en la educación primaria ascendió a 0.5% en los hombres y a 0.6% en las mujeres; en la secundaria fue de 5.2 y 3.5%, y en la media superior fue del orden de 14.7 y 10.5%.38 37 La disminución de la tasa de abandono escolar en el nivel medio superior ha sido muy lenta, lo que muestra las dificultades de encarar este problema con éxito. Ape- nas en 1990 era de 19 por ciento; veintidós años después cayó a 15 por ciento. De esta forma, el abandono escolar apenas disminuyó 4 puntos en ese lapso. Más reciente- mente, en 2015, el abandono se situó en una cifra de 12.6 por ciento. Esto indica que en los tres últimos años la reducción en la tasa de abandono es equivalente a dos terceras partes de lo logrado en los 22 años previos. Estimaciones de la Subsecretaría de Educación Media Superior, con base en la estadística educativa del Formato 911, DGPPyEE, SPEC, SEP. 38 Estimaciones de la Subsecretaría de Educación Media Superior, con base en la estadística educativa del Formato 911, DGPPyEE, SPEC, SEP, México. | 36
  • 38. Fuente: estimaciones de la SEMS con base en el Formato 911, DGPPyEE, SPEC, SEP. Ciudad de México Quintana Roo Querétaro Hidalgo Tlaxcala Nuevo León Baja California Sur Coahuila Guanajuato Chihuahua Aguascalientes Puebla México Tabasco Nacional Nayarit Oaxaca Sinaloa San Luis Potosí Zacatecas Yucatán Colima Campeche Durango Tamaulipas Sonora Jalisco Morelos Chiapas Baja California Veracruz Guerrero Michoacán Ciudad de México Querétaro Quintana Roo Hidalgo -1.2 -0.5 -0.4 -0.2 -0.1 0.0 0.0 0.1 0.3 0.3 0.4 0.4 0.4 0.5 0.6 0.6 0.6 0.7 0.8 0.8 0.8 0.9 1.0 1.0 1.0 1.0 1.1 1.1 1.1 1.1 1.3 1.4 1.6 Tlaxcala El abandono escolar en la educación primaria es cercano a cero en enti- dades como Baja California Sur, Nuevo León y Querétaro, y se eleva en estados como Tamaulipas en el norte (1.0%) y varias entidades del sur (1.4% en Guerrero y 1.1% en Chiapas). La diferencia también es muy signi- ficativa en la educación secundaria.39 Este breve recuento muestra la gravedad del problema, el cual aumenta de manera significativa cuando se avanza a lo largo de los niveles educa- tivos que conforman la educación obligatoria. La importancia del aban- dono escolar se refleja de manera sintética en el hecho de que sólo 719 jóvenes de cada 1,000 de la generación que ingresó al sistema escolar en el ciclo 2002-2003 logró terminar exitosamente sus estudios de prima- ria y secundaria.40 39 INEE, op. cit., 2016, cuadro AT03a-1, p. 372. 40 Ibídem. | 37
  • 39. Escolaridad La condición social de las personas se asocia positivamente al número de años de escolaridad. Un mayor número de años de estudio es cru - cial para que las personas puedan superar la pobreza, accedan a pues- tos laborales dignos y productivos y ejerzan una influencia positiva en la educación de sus hijos, entre otros aspectos.41 En México, el número de años de escolaridad avanzó lentamente entre 1921, año de la creación de la SEP, y 2015, al pasar de 1 a 9.1 años, es decir, un promedio de casi 12 años calendario por grado adicional logrado.42 Como resultado de las oportunidades educativas y el aprovechamiento diferenciado de las mismas, se advierten en 2015 marcadas diferencias en la escolaridad según condiciones seleccionadas. Los datos disponi- bles, correspondientes a 2015 indican que: • Las personas que hablan alguna lengua indígena tienen en pro- medio 5.7 años de escolaridad, en contraste con 9.4 años en el resto de la población.43 De manera similar, las personas que resi- den en localidades de alta marginación cuentan con 6.1 años de escolaridad, en contraste con 9.5 años de quienes viven en loca- lidades de baja marginación.44 • Las personas que residen en localidades rurales de menos de 2,500 habitantes tienen una escolaridad promedio de 6.7 años; este indicador se eleva hasta 8.2 años entre quienes viven en localidades mixtas (de 2,500 a menos de 15 mil habitantes), 9.1 años de quienes residen en ciudades de 15 mil a menos de 50 mil; 9.4 años para quienes viven en ciudades de 50 mil a menos de 100 mil habitantes, y 10.4 entre quienes residen en las ciudades de 100 mil habitantes o más.45 • Igualmente, la escolaridad promedio de los habitantes de la Ciudad 41 Rosa Blanco, op. cit., 2006, pp.1-15. 42 Rodolfo Tuirán y Susana Quintanilla, 90 años de educación en México (Ciudad de México, Fondo de Cultura Económica, 2012). 43 Estimaciones de la Subsecretaría de Educación Media Superior, con base en la Encuesta Intercensal 2015, INEGI. 44 INEE, op. cit. 2016, p. 120. 45 Estimaciones de la Subsecretaría de Educación Media Superior con base en la Encuesta Intercensal 2015, México, INEGI. | 38
  • 40. de México y Nuevo León es de 11.1 años y 10.2 años, respectivamen- te; en contraste con 7.3 años de Chiapas y 7.5 años de Oaxaca y 7.7 Guerrero.46 • Las personas con discapacidad tienen en promedio 5.1 años de escolaridad y quienes no la tienen, alcanzan 9.3 años. 47 GRADO PROMEDIO DE ESCOLARIDAD POR TAM 100 000 y más habitantes De 50 000 a 99 999 habitantes De 15 000 a 49 999 habitantes De 2 500 a 14 999 habitantes Menos de 2 500 habitantes Total Fuente: Estimaciones de la SEMS con base en INEGI, Encuesta Intercensal 2015. 10.4 9.4 9.1 8.2 6.7 9.1 Las diferencias son muy significativas y muestran las brechas que sepa- ran a los grupos más pobres y excluidos del resto de la población. Rezago educativo El rezago educativo es una de las caras más dolorosas del fracaso esco- lar y la exclusión, que se concentra y echa fuertes raíces en los grupos en situación de pobreza o vulnerabilidad, lo que a su vez contribuye a mantenerlos en esa condición. Prácticamente todos los indicado- res hablan de la persistencia de graves rezagos. Entre la población de 15 años o más, alrededor de 29.5 millones de mexicanos de 15 años o más (33.5%) no habían concluido al menos la educación secundaria, es decir, se encontraban en condición de rezago educativo en 2015.48 Se estima que49 : 46 Ibídem. 47 INEE, op. cit., 2016, p. 120. 48 Las siguientes estimaciones corresponden a 2014 y se realizaron con base en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2014, México, INEGI. 49 Ibídem. | 39
  • 41. • 47.1% de la población de los cuatro primeros deciles de ingreso se encontraba en esa condición; alrededor de 29.1% en los deciles intermedios; y sólo 11.4% en los dos últimos deciles. • Poco más de la mitad de la población de 15 años o más (53.6%) residente en localidades rurales (de menos de 2,500 habitantes) se encontraba en rezago educativo, en contraste con 22.7% de quienes residen en las ciudades de 100 mil habitantes o más. • Alrededor de 65.5% de la población de 15 años y más hablante de alguna lengua indígena registraba rezago educativo; la cifra cae a más de la mitad (31.2%) entre la población que no habla alguna lengua indígena. • Entre las personas con discapacidad, prácticamente 2 de cada 3 están en situación de rezago educativo (65.6%), contra 30.4% del conjunto de personas sin alguna discapacidad. | 40
  • 42. Resultados del aprendizaje La inequidad no sólo se manifiesta en el acceso y permanencia escolar, sino también en los resultados y el aprovechamiento de niñas, niños y jóvenes. Su desempeño escolar se asocia, en gran medida, al origen socioeconómico y la procedencia geográfica de los estudiantes. • Los resultados de la Prueba PLANEA-2015 indican que casi 7 de cada 10 (69.4%) alumnos de escuelas primarias indígenas se ubicaron en el nivel más bajo de logro (nivel I) en matemáticas. El registro fue similar en el área de comunicación y lenguaje (70.4%). En franco contraste, el promedio nacional fue del orden de 55% y 44%, respectivamente. • En las primarias comunitarias, 67% de sus alumnos se ubica en el nivel más bajo de desempeño tanto en matemáticas como en comunicación y lenguaje, lo que representa brechas —con res- pecto a las primarias generales— de más de 10 y 20 puntos por- centuales en esas áreas, respectivamente. • En la educación secundaria, las telesecundarias y las secundarias comunitarias, que atienden sobre todo a amplios segmentos de población rural e indígena, concentran en ambos casos a más de 40% de sus alumnos en el nivel más bajo del área de comunica- | 41 Fuente: Estimaciones de la SEMS con base en INEGI, Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2014.
  • 43. | 42
  • 44. ción y lenguaje, y a 66% y 84% en matemáticas, respectivamente. • En la educación media superior (EMS), el estrato socioeconó- mico más bajo registra en el área de comunicación y lenguaje la mayor concentración de jóvenes con el menor rendimiento (44.9% de los alumnos de EMS en el nivel I de PLANEA), mientras que en el estrato más alto disminuye a 29.5%. En este nivel edu- cativo, la mayor concentración de alumnos de bajo desempeño se presenta sistemáticamente en escuelas con alta presencia de población indígena. I II III IV 74.4 22.8 0.7 70.4 20.6 7. 6 1.3 46.5 33.0 16.3 4.2 44.4 32.2 17.8 5.6 I II III IV Comunitaria Indígena General Total 66.9 69.4 55.3 57.3 16.7 13.9 18.7 18.7 12.0 10.7 15.1 14.4 4.3 6.0 10.9 9.6 Fuente: estimaciones de la SEMS con base en la prueba PLANEA 2015, por escuela. BRECHAS EN LOS RESULTADOS DE PLANEA POR MODALIDAD EN EDUCACIÓN PRIMARI Comunitaria Indígena General Total | 43
  • 45. Se advierten con claridad las profundas expresiones de rezago y des- igualdad educativa entre quienes integran los grupos más pobres y excluidos. Son diversos los problemas que el país enfrenta para garan- tizar oportunidades educativas de calidad para todos. Los obstáculos para desarrollar el potencial educativo de las personas, afectan siempre de manera marcada a la población excluida y a quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad: la de los estratos de menores ingresos, a los residentes de las localidades rurales, a los habitantes urbanos que
  • 46. residen en zonas marginadas, a las regiones menos desarrolladas y a los pueblos indígenas.50 Paradójicamente, son estos grupos los que más necesitan de la educación para superar su situación de desventaja. 50  Sylvia Schmelkes, op.cit., 2013.
  • 48. Gran parte de la preocupación por la desigualdad y por sus con- secuencias educativas se ha centrado tradicionalmente en sus aspectos económicos. A menudo se afirma que México es un país pro- fundamente desigual51 y con una baja movilidad social.52 De hecho, de entre todas las naciones del mundo, nuestro país ocupa el lugar 17 en materia de concentración del ingreso53 y el segundo entre los países de la OCDE.54 Si bien la distribución de los recursos materiales está en el centro s e n o i s e r p x e s u s e d s a n u g l a , n ó i s u l c x e a l e d y s e d a d l a u g i s e d s a l e d de desigualdad no provienen de las diferencias económicas, sino que se originan en la discriminación de clase, raza, género, origen geográfico o en la condición de discapacidad. Así, a la desigualdad de origen económico, se suman otras que separan a distintas ca- tegorías de individuos en la sociedad y que no siempre se vinculan, al menos en su origen, a procesos económicos.55 51 De acuerdo con la OCDE, en México el ingreso promedio del 10% de los más ricos es 29 veces el correspondiente al 10% de los más pobres de la población, en compa- ración con el promedio de la OCDE de 9.5 veces. Al respecto, véase OECD, Society at a Glance 2014 –Indicadores sociales, (Paris: Organisation for Economic Cooperation and Development Publishing, 2014), www.oecd.org/social/societyataglance.htm. 52 Es sabido que las personas que provienen de hogares pobres sufren enormes dificultades para superarse económicamente y alcanzar un mejor nivel de vida en su vida adulta. Una de las razones clave por las que México experimenta baja movilidad está relacionada con la movilidad educativa. Al respecto, véase Raymundo Campos, “Movilidad Social en México”, en Este País (octubre 2016): 35-37. 53 The Economist, Pocket world in figures (Londres, Profile Books, 2017). 54 No obstante, se sabe que entre 2000 y 2012 se produjo una caída de 10% en los niveles de desigualdad en México. Al respecto, véase Miguel Székely, “México: el pro- blema no resuelto de la desigualdad”, en Este País (2015): 14-15. 55 José Miguel Insulza, “Desigualdad, democracia e inclusión social”, en Desigualdad e inclusión social en las Américas (Washington, D.C., Organización de los Estados Ame- ricanos, 2011): 13-32. | 47
  • 49. Ambas dimensiones de la desigualdad suelen reforzarse mutua- mente y contribuyen a crear y perpetuar ciclos de pobreza y exclusión a través de las generaciones.56 Generalmente cada una de las categorías de individuos conllevan diferen- tes condiciones económicas y trato distinto en el acceso a recursos, opor- tunidades de educación y de salud, o en el ejercicio de sus derechos. Así, ser pobre, indígena, afroamericano, migrante o tener alguna discapaci- dad, con frecuencia significa tener una posición desventajosa en la socie- dad y, sobre todo, ser vulnerable a la exclusión y/o la discriminación.57 56 Ibídem. 57 Ibídem. Véase también Marie Levens, “La desigualdad en la educación en las Amé- ricas: trabajando para crear oportunidades educativas para todos”, en Desigualdad e inclusión social en las Américas (Washington, D.C., Organización de los Estados Ameri- canos, 2011): 191-213. | 48
  • 50. Las diferentes expresiones de la inequidad educativa son un reflejo de las desigualdades e injusticias sociales y suelen reproducirse de una generación a otra, a menos que las políticas sociales y educati- vas contribuyan a neutralizar las desigualdades de origen.58 Desde esta perspectiva, la distribución equitativa de las oportunida- des educativas de calidad tiene el potencial para contribuir a que la educación no se constituya en un factor más de desigualdad social, sino en uno de transformación de la sociedad. La educación es de hecho el mecanismo igualador, la herramienta de movilidad social y el vehículo de integración por excelencia cuando una sociedad se propone cerrar las brechas de desigualdad y abatir la pobreza. Al res- pecto, Savater dice que la educación es el único camino para luchar contra la fatalidad social que hace que los hijos de los pobres sean siempre pobres.59 Sin embargo, la inequidad educativa persiste y se reproduce por la dinámica del propio sistema escolar, asociada —entre otros facto- res— a la distribución desigual de los recursos del sector que ofrece a los segmentos de menores ingresos una educación de más baja cali- dad. Este hecho contribuye, a su vez, a reproducir la segmentación social.60 Al respecto, Marchesi61 indica, por ejemplo, que las diferen- cias en factores escolares diversos —como los materiales disponi- bles en el aula y los recursos existentes en las escuelas, la formación y motivación de los profesores, las facilidades para que los alumnos prosigan sus estudios o los criterios de admisión de los alumnos en las escuelas— ejercen una influencia clave en la desigualdad edu- cativa. Igualmente, Blanco y Cusato62 señalan que varios factores —como la segregación socioeconómica y cultural en las escuelas, los planteles empobrecidos que atienden a estudiantes en contex- tos de pobreza y los procesos educativos que tienden a discriminar 58 Almudena Moreno, “La reproducción intergeneracional de las desigualdades educativas: límites y oportunidades de la democracia”, en Revista de Educación (Sego- via, 2011): 183-206. 59 Fernando Savater, “El valor de educar”, en Educere (abril-junio 2001): 93-102. 60 OREALC/UNESCO, op. cit. 61 Álvaro Marchesi, op. cit. 62 Rosa Blanco y Sandra Cusato, op. cit. | 49
  • 51. a aquellos estudiantes con capital cultural distinto al dominante, entre otros—, no sólo reproducen las desigualdades sociales, sino que las profundizan. De manera más precisa conceptualmente, Reimers63 identifica cin- co procesos que contribuyen a hacer que las escuelas reproduzcan la desigualdad social.64 Dichos procesos son los siguientes: 1.  Las brechas en el acceso a los diferentes niveles educati- vos entre estudiantes de distinto origen social. Prevalecen diferencias marcadas en el acceso a la educación media superior y superior según el origen social. Son pocos los hijos de las fami- lias de los segmentos más pobres los que culminan la educa- ción media superior y aún menos quienes realizan estudios del nivel superior.65 La experiencia de México muestra además que cuando la educación llega a regiones rezagadas, a menudo se ha iniciado ya en los contextos más desarrollados —conectadas entre sí por la migración— una suerte de proceso de inflación de los requerimientos educativos (“devaluación educacional”)66 en el mercado de trabajo, impidiendo que la educación funcione como mecanismo de movilidad social.67 63  Fernando Reimers, op. cit., 2000. 64  Al respecto, dice Reimers, que “la desigualdad no se transmite sólo a través de la escuela, ni puede, por lo tanto, reducirse sólo desde la escuela. Otros procesos importantes incluyen el acceso a empleos de distinto nivel de productividad, las deci- siones sobre las remuneraciones asociadas a distintos niveles educativos, el acceso a procesos de decisión política, el acceso a capital para crear y mantener empresas, el acceso a información de distinto tipo. Las capacidades que se adquieren como resul- tado de la educación formal, sin embargo, son básicas para participar adecuadamen- te en estos otros procesos.” 65  Fernando Reimers, op. cit., 2000. 66  Sylvia Schmelkes, op. cit., 2009. Véase también José Rivero, “Reforma y desigual- dad educativa en América Latina”, en Revista Iberoamericana de Educación (2000): 103- 133. 67  Al respecto, conviene señalar, como lo ha sostenido Székely, que “en México la educación ha tenido un efecto mucho menos igualador que en el resto de América Latina […] Una posible explicación es que, mientras en América Latina la mayoría de los integrantes de las nuevas generaciones que entran al mercado laboral con más educación han logrado obtener empleo en el sector formal de la economía, en México la ampliación de la escolaridad no ha tenido el mismo efecto, y de hecho la mayor educación ha coexistido con aumentos en la informalidad”. Miguel Székely, op. cit., 2015. | 50
  • 52. 2. El tratamiento desigual a las escuelas que concentran a los estudiantes que proceden de hogares de mayores ingresos (o con capital cultural dominante) con respecto a aquellas que agluti- nan a los de menores ingresos (o a quienes poseen capital cultural distinto al dominante). En el primer caso, se trata de escuelas mejor dotadas y habilitadas, con instalaciones adecuadas, con maestros mejor capacitados, y más centradas en apoyar el aprendizaje. En contraste, las escuelas con una mayor proporción de estudiantes en desventaja corren un mayor riesgo de enfrentarse a dificulta- des irremontables que, a su vez, provocan un rendimiento menor y propician el ahondamiento de las desigualdades sociales. 3. La segregación socioeconómica y cultural que ocurre en las escuelas, lo cual provoca que los estudiantes asistan a escuelas poco diversas desde el punto de vista social. Es sabido que la escue- la no sólo es un espacio de transmisión de conocimiento, sino tam- bién uno de integración social. En ella los estudiantes pueden tener la oportunidad de convivir y relacionarse con personas provenien- tes de diferentes orígenes sociales. Sin embargo, cuando eso no ocurre, la segregación limita las posibilidades de encuentro entre personas de diferentes orígenes sociales y culturales. | 51
  • 53. 4. El tiempo que los padres dedican a apoyar la educación de sus hijos. Esto incluye tanto el tiempo que destinan a conversar con ellos y a apoyarlos en los estudios, como los recursos que los padres invierten en el desarrollo de sus capacidades, entre otros rubros. La diferencia entre unos y otros tiende a ser muy significa- tiva en favor de los estudiantes no pobres. Aún si todos los padres destinaran una proporción similar de su tiempo y sus recursos a apoyar la educación de sus hijos, quienes más tienen podrán brin- darles más oportunidades.68 5. La ausencia de un proyecto para promover la justicia social desde la escuela también contribuye a explicar el porqué ésta opera más como reproductora de la estructura social que como espacio de transformación. Entre las desventajas comunes que enfrentan los grupos más pobres en el sistema educativo destacan la precariedad e incluso la pauperización escolar en la que se desenvuelven a menudo sus hijos. Ambas desventa- jas tienden a reforzar la exclusión y las desigualdades sociales pre- existentes. Todas ellas han sido documentadas abundantemente por la investigación en México.69 A continuación se mencionan algunas de ellas: • Condiciones de infraestructura inadecuadas en las escuelas. Los patrones de asentamiento de los grupos en des- ventaja propician con frecuencia que el acceso a la educación se produzca en condiciones inadecuadas de infraestructura y equipamiento, con material didáctico escaso y limitado. Así, por ejemplo, en 2013, 9.4% de las escuelas primarias carece de baño o sanitario, en contraste con 27.4% en las escuelas comunitarias, 24.7% en las escuelas indígenas y 4.3% en las primarias generales.70 68 Fernando Reimers, op. cit., 2000. 69 Sylvia Schmelkes, Hacia una mejor calidad de nuestras escuelas (Ciudad de México: Hacia una cultura democrática, A.C., ACUDE, 2010); Carlos Muñoz Izquierdo y Manuel Ulloa, op. cit. 70 INEE, op. cit., 2015, p. 219. | 52
  • 54. PORCENTAJE DE ESCUELAS PRIMARIAS CON CARENCIA DE BAÑO O SANITARIO, POR MODALIDAD, 2013 Comunitaria 27.4 Indígena General Fuente: INEE, Panorama Educativo de México, 2014. 24.7 4.3 • Organización incompleta de una proporción significa- tiva de las escuelas. Las niñas, niños y jóvenes de los sec- tores marginados y excluidos suelen ser atendidos en planteles con organización incompleta. En México, por ejemplo, en el ciclo escolar 2013-2014, 26.8% de los servicios de educación preescolar del país eran unitarios (es decir, un docente atendía los tres gra- dos). En la misma situación se encontraban casi la mitad de las escuelas primarias (44%), aunque el peso relativo de las unitarias variaba por tipo de servicio: 100% de las comunitarias, 66.5% de las primarias indígenas, y 33.1% de las primarias generales.71 16.1 47.9 49.9 100 Comunitaria 33.1 General PREESCOLAR Comunitaria Indígena PRIMARIA General 66.5 Indígena PORCENTAJE DE ESCUELAS UNITARIAS POR MODALIDAD Fuente: INEE, Panorama educativo de México 2014. 71 Ibídem, pp. 309 y 317. | 53
  • 55. • Docentes menos calificados. Las escuelas donde se concentran las niñas, niños y jóvenes de los sectores sociales menos favorecidos reciben a docentes que no han sido formados como tales o que fueron preparados para responder a los requerimientos de otros sectores. En México, en el ciclo esco- lar 2014-2015, sólo 9.4% de los docentes de la educación secundaria comunitaria contaban con título de licenciatura, en contraste con los de la secundaria general (73.7%) y la secundaria técnica (70.5%).72 • Asignación inequitativa de recursos. La investigación en este campo sugiere que la atención tanto a los grupos en desventaja como al rezago educativo no ha ocupado históricamente un lugar prioritario en la asignación y distribución de los recursos presupuestales.73 Es preciso, en consecuencia, revi- sar permanentemente la distribución del presupuesto y favorecer a los que más lo necesitan. La operación de todos estos procesos educativos no es inevitable y puede ser influida por decisiones de política educativa. En este sentido, se desprenden preguntas como: ¿Qué se puede hacer para que la educación no contribuya a propiciar exclusión y discriminación y a reforzar la desigualdad? ¿De qué manera la educación puede emerger como un instrumento igualador de opor- tunidades y de inclusión? ¿A qué tipo de políticas es posible recurrir para lograr esos propósitos? 72 INEE, op. cit., 2015, p.205. 73 “El comportamiento del gasto en educación es altamente procíclico: en periodos de fuerte crecimiento económico, se registra una amplia expansión del gasto edu- cativo, pero en momentos de freno o caída económica, su contracción también es significativa, incluso con reducciones superiores a las que cabría esperar respecto a la evolución del PIB”; CEPAL, Desafíos para una educación con equidad en América Latina (Buenos Aires, Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 12-13 de mayo 2011). Recuérdese, por ejemplo, que durante la crisis de los años 80 en México, los tipos y modelos educativos dirigidos a los sectores de menores ingresos se redujeron significativamente; Carlos Muñoz Izquierdo y Manuel Ulloa, op. cit., 1992, pp. 11-58. | 54
  • 56. | 55
  • 58. Lograr equidad e inclusión en el sistema educativo mexicano es un propósito “de largo aliento”, ya que las desigualdades en las oportu- nidades educativas (y en los resultados de los aprendizajes) no son un hecho aislado, sino parte de una sociedad desigual con enormes con- trastes. Las políticas públicas en México y América Latina han intentado enfrentar con intensidades diversas y grados variados de éxito las causas y manifestaciones de las desigualdades educativas. Una mira- da a dichas políticas en las últimas seis o siete décadas permite identi- ficar en la región latinoamericana tres etapas, claramente delineadas según la orientación predominante de las intervenciones.74 Dichas políticas se han ido superponiendo en el tiempo, como una suerte de capas geológicas: 1. La fase de la expansión de las oportunidades educativas. Entre 1950 y 1980 la prioridad fue la ampliación permanente de las opor- tunidades educativas, sobre todo de la educación primaria y más tarde de la secundaria, que incorporó a una proporción creciente de la pobla- - a v i t a c fi i n g i s ó t n e m u a n ó i c a c u d e n e o c i l b ú p o t s a g l E . a j a t n e v s e d n e n ó i c mente en este periodo. 2. Políticas compensatorias.75 Durante casi todos los años ochen- ta, en plena crisis de la deuda, disminuyó el gasto público dedicado a la 74 Fernando Reimers, “Tres paradojas educativas en América Latina. Sobre la necesidad de ideas públicas para impulsar las oportunidades educativas”, en Revista Iberoamericana de Educación (2002): 131-135. 75 Se les considera a los programas compensatorios “como un dispositivo pre- ventivo y/o remedial para enfrentar el “rezago educativo” de ciertos sectores de la población”; hacia fines de la última década del siglo XX se convirtieron en “el dispositivo oficial más importante para ‘igualar’ o hacer más ‘equiparable’ cierta distribución educativa, ya sea mediante insumos o diseños escolares alternativos. Véase Jesús Aguilar, “Programas educativos compensatorios en México. Problemas de equidad y de conocimiento”, en Perfiles educativos . ) 5 1 0 2 ( | 57
  • 59. educación, con el consecuente deterioro en el funcionamiento de los sistemas educativos. Al iniciar la recuperación a principios de la década de los noventa, diversos países, incluido México, adoptaron políticas y diversos tipos de pro- gramas con el fin de mejorar y dar atención prioritaria a las oportunidades edu- cativas de los hijos de los más pobres, fortaleciendo tanto la oferta educativa (rehabilitación de las escuelas, dotación de materiales educativos y capacita- ción de docentes, entre otros) como los esfuerzos de remoción de las barreras que afectan la demanda. 3.  Acción afirmativa y discriminación positiva. Más tarde, se abrió la opción de instrumentar intervenciones y canalizar más recursos para favorecer la atención de los grupos en situación de vulnerabilidad y/o en riesgo de exclu- sión, convirtiéndolos en prioritarios. Entre las acciones emblemáticas de este tipo se encuentran tanto las de elevar el gasto educativo per cápita y ofrecer una educación de calidad a los hijos de los más pobres, como la de discriminar positi- vamente a las escuelas de peor rendimiento. De manera paralela, las preocupaciones sustantivas por la inclusión educativa y la superación de las exclusiones han experimentado una notable evolución en las | 58
  • 60. últimas décadas. Al respecto, es muy ilustrativa y reveladora la identificación de tres etapas por las que típicamente atraviesan los países para hacer frente a los problemas de exclusión y desigualdad educativa:76 • En la primera etapa (segregación) destacan los esfuerzos realizados para favorecer el acceso de los excluidos (pueblos indígenas, miembros de mino- rías y comunidades nómadas) a la educación, pero entraña habitualmente un proceso de segregación al confinar a niñas, niños y jóvenes de esos colectivos en escuelas o programas especiales. • En la segunda etapa (integración) se busca encarar la segregación educativa por medio de la integración. En este proceso, los grupos que se incor- poran a la educación tienen que ajustarse a las condiciones prevalecientes en las escuelas, independientemente de su lengua materna, su cultura, religión o sus capacidades. Es decir, niñas y niños tienen que adaptarse a las escuelas y no éstas a los alumnos.77 • En la tercera etapa (inclusión) se inicia una adaptación de la enseñanza a la diversidad de las necesidades educativas de todos los estudiantes, fruto de su procedencia social, su cultura y características individuales. Así, ya no son ellos quienes tienen que adaptarse a la escuela, sino que ésta se adapta a sus necesidades y características para garantizar el derecho igualitario de todos a la educación y a los derechos paritarios en ese ámbito. Como puede advertirse, se trata de un cambio paradigmático trascendental. Este cambio no supone sólo incluir a los educandos en la escuela sin que nada cambie, sino que implica fundamentalmente “transformar la cultura, la orga- nización y las prácticas educativas de las escuelas regulares para atender la diversidad de necesidades educativas del alumnado, que son el resultado de su origen social y cultural y de sus características personales en cuanto a compe- tencias, intereses y motivaciones”.78 76 Katarina Tomasevski, Contenido y vigencia del derecho a la educación (San José, Insti- tuto Interamericano de Derechos Humanos, 2002): 9. 77 En esta etapa, dice Tomasevsky, los indígenas y los niños pertenecientes a mino- rías se integran en escuelas “que imparten enseñanza en lenguas desconocidas para ellos y versiones de la historia que les niegan su propia identidad”. 78 Rosa Blanco, op. cit., 2006, pp. 1-15. | 59
  • 61. | 60 | 60 |60 ESTRATEGIAS DE EQUIDAD E INCLUSIÓN EDUCATIVAS
  • 62. | 61 Hay una enorme tradición en el diseño e instrumentación de políti- cas dirigidas a impulsar la equidad e inclusión educativas en el país. Porque la exclusión y la inequidad en el ámbito educativo no son acciden- tes transitorios, sino una producción social permanente, hay consenso en torno a la idea de que es imprescindible reforzar la instrumentación de un conjunto amplio de estrategias y programas para incidir favora- blemente sobre los problemas educativos de los sectores sociales en situación de vulnerabilidad y en riesgo de exclusión. Para abordar la desigualdad educativa y la exclusión de manera integral es preciso desarrollar políticas sectoriales tanto educativas como sociales y económicas, entre otras. Esto implica una división del traba- jo claramente delimitada. Al sistema educativo y a las escuelas les corresponde remover las barreras que impiden o limitan la equidad en el acceso, en la permanencia, en la participación, en la calidad de los procesos educativos y en los resultados de aprendizaje. Por su parte,a las políticas económicas y sociales les compete abordar las causas que generan la desigualdad de origen y estructurar estra- tegias orientadas a transformar las condiciones de vida de los educan- dos y sus familias. 79 Es preciso, en consecuencia, diseñar e instrumentar un conjunto articu- lado de políticas relativas a la ampliación de capacidades (servicios de salud, nutrición, capacitación, además de educación), la gene- ración de oportunidades de ingreso (acceso al crédito, generación de empleo), la formación de activos patrimoniales (vivienda, aho- rro, derechos de propiedad) y la provisión de protección social (previsión 79 Daniela Eroles y Carolina Hirmas, “Experiencias educativas de segunda oportu- nidad para jóvenes que han interrumpido su trayectoria educativa”, en Experiencias educativas de segunda oportunidad. Lecciones desde la práctica innovadora de América Latina (Santiago, UNESCO-INNOVEMOS-OEI, 2009): 81-103.
  • 63. | 62 social y protección contra riesgos individuales y colectivos), que en con- junto contribuyan a erosionar la red de privaciones que atrapa a los seg- mentos sociales en desventaja.80 A continuación,identificaremos un conjunto de estrategias relevantes que permiten agrupar las diferentes intervenciones impulsadas por la SEP para enfrentar directamente algunas de las causas que generan exclusión y desigualdad dentro del sistema educativo.81 venciones, algunas están en una etapa inicial de despliegue y otras han madurado y alcanzado una cobertura amplia. No es el propósito de este documento realizar una evaluación detallada de las mismas, tan solo se busca reconocer las áreas de oportunidad e identificar los nichos donde la política educativa no ha desarrollado intervenciones relevantes o lo ha hecho de manera incipiente. 80 Miguel Székely, “Hacia una nueva generación de política social”, en Cuadernos de desarrollo humano (Ciudad de México, SEDESOL, 2002): 1-19. 81 Algunas de las estrategias enunciadas más adelante fueron formuladas original- mente por Fernando Reimers, op. cit. De esas inter-
  • 64. | 63 Intensificar la movilidad educativa intergeneracional Las aún insuficientes tasas de cobertura de los segmentos en desventa- ja tanto en la educación inicial y preescolar como en los niveles medio superior y superior, han hecho cada vez más visible la preocupación por la distribución de las oportunidades educativas, y colocado el asunto de la equidad en la agenda prioritaria de la política educativa. Si bien la cobertura en los niveles educativos se ha venido incremen- tado de manera significativa en los diferentes grupos y segmentos sociales, el logro sigue estando altamente concentrado en las per- sonas con elevado capital cultural (es decir, personas cuyos padres habían obtenido una licenciatura o que al menos obtuvieron un cer- tificado de preparatoria). Al respecto, un estudio reciente muestra, por ejemplo, que “85 de cada 100 adultos con al menos un padre con educación superior han alcanzado el nivel de preparatoria o superior, a diferencia de 20 de cada 100 entre los adultos con padres sin educa- ción primaria terminada”.82 Para favorecer la movilidad educativa de niñas, niños y jóvenes en des- ventaja, es clave que la política educativa disponga de estrategias e ins- trumentos que permitan a esos educandos acceder a las escuelas y permanecer en ellas, participar y aprender, así como concluir los dife- rentes ciclos y transitar entre ellos para avanzar en la progresión escolar. El desarrollo del potencial de las personas se encuentra estrechamente ligado a sus experiencias en los primeros años de vida, las cuales tienen efectos duraderos sobre la formación de sus habilidades sociales y cog- nitivas, el bienestar emocional, la preparación escolar y el éxito acadé- mico, entre otras. En la infancia temprana se encuentran los periodos críticos del desarro- llo tanto de los circuitos sensorial y del lenguaje, como de las funciones cognitivas; también en esa etapa se establece la mayor parte de cone- xiones neuronales y se consolidan los circuitos que serán utilizados por las personas durante el resto de sus vidas. Para impulsar su desarrollo, 82 Raymundo Campos, op. cit.
  • 65. | 64 niñas y niños necesitan estímulos, atención e interacciones adecuadas que les permitan desarrollar sus capacidades. Por todas estas razones, es crucial invertir en el desarrollo infantil tem- prano y la educación inicial de las niñas, los niños y sus familias. Esta inversión es una importante contribución a la equidad. Dichas intervenciones pueden contribuir a reducir las desigualdades. Este hecho sugiere la relevancia y enorme rentabilidad social de las intervenciones de política pública en este renglón. Dichas inversiones Sin embargo, si se presentan déficits en las prácticas de crianza, la esti- mulación temprana o la alimentación y nutrición, se puede caer en una “trampa”que no hace más que contribuir a reproducir o profundizar las desigualdades sociales. El problema se agrava con el tiempo por el hecho de que el ciclo de formación de las habilidades de las personas es dinámico. Es decir, el desarrollo de algunas habilidades estimula el surgimiento de otras. De la misma forma, la falta de avance en algunas habilidades impide el desarrollo de otras.
  • 66. | 65 ESTRATEGIA DE DESARROLLO INFANTIL TEMPRANO Y EDUCACIÓN INICIAL A TRAVÉS DE PROSPERA Para atender a la población en condición de pobreza beneficiaria de PROSPERA, se han desplegado, desde los orígenes de este Programa, acciones de cuidado a la salud y la nutrición infantil y materna. Ahora, en una nueva etapa, se impulsarán 6 talleres bimestrales, a través de las unidades de salud a las que acuden las responsables de la crianza de niñas y niños beneficiarios de PROSPERA, para brindarles informa- ción y aprendizajes sobre las mejores prácticas de crianza y orientación acerca de cómo elevar la calidad del tiempo invertido en el cuidado de niñas o niños, a través de conductas estimulantes. Este modelo será impulsado conjuntamente a partir del agosto próximo por la SEP, PROS- PERA y el Seguro Popular, con el respaldo técnico del Hospital Infantil “Federico Gómez”. Se ha previsto que las familias no sólo reciban consejería en las unidades de salud sobre las mejores prácticas de crianza, sino que también se les entreguen materiales para realizar actividades en casa con sus hijos, que potencian los efectos en el desarrollo de los menores. Las actividades en las unidades de salud serán acompañadas por acciones de información y promoción a cargo de PROSPERA en la sesiones perió- dicas con las familias beneficiarias. Se busca mejorar el desarrollo del menor en el seno de la fami- lia y su interacción con adultos y sus pares. Con ese fin, se les acerca- rán a los menores herramientas para que, a través del juego, aprendan reglas de comportamiento y convivencia y desplieguen habilidades socioemocionales. Este conjunto de intervenciones se instrumentarán a partir de agosto de 2017, buscando favorecer el desarrollo infantil y la educación temprana de 100 mil niñas y niños de entre 0 y 3 años en 10 entida- des federativas. Al año siguiente se ampliará el trabajo a otros 200 mil niños, extendiéndose a un número mayor de entidades, hasta lograr que en los seis años siguientes se alcance cobertura universal entre los hijos de las familias beneficiarias de PROSPERA de todo el país. tienen efectos directos y persistentes en el desarrollo cognitivo y no cognitivo de los individuos. Sus retornos son muy superiores a los de las inversiones realizadas más adelante en la vida.
  • 67. | 66 FORTALECIMIENTO DEL PROGRAMA DE EDUCACIÓN INICIAL DEL CONAFE La intervención conjunta con PROSPERA se articulará con la que desarrolla el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) a través de su modelo comunitario, el cual impulsa el desarrollo infantil de más de 390 mil niñas y niños y 410 mil padres de familia residentes de localidades rurales y urbano-marginadas en 31 entidades federativas del país. Resulta fundamental reconocer que en el ejercicio de sus dere- chos, niñas y niños menores de 3 años tienen necesidades específicas de cuidado físico y atención emocional, así como de tiempo y espacio para el juego, la exploración y el aprendizaje social. Para atenderlas, el CONAFE se propone: 1. Actualizar su modelo de atención de la educación inicial, buscando fomentar en las familias procesos de reflexión sobre la impor- tancia de la crianza; promover en las comunidades una cultura en favor de la primera infancia, la interculturalidad y la participación interge- neracional; y fortalecer los aspectos básicos relacionados con las emo- ciones y el vínculo afectivo, lo cual les permitirá realizar a niñas y niños su recorrido escolar con mayores probabilidades de éxito. 2. Garantizar la continuidad escolar de niñas y niños en sus propias comunidades, lo cual supone asegurar la instalación de servicios de educación inicial en localidades donde haya educación preescolar. 3. Profesionalizar las figuras educativas del CONAFE, mediante la implementación de un modelo de tutorías y la Certificación de las Promotoras Educativas (Estándar de competencia 0847, promo- ción de servicios de Educación Inicial). Una tarea clave será la de propiciar un riguroso seguimiento de las acciones, para lo cual, en colaboración con el Hospital Infantil “Federico Gómez”, se aplicará la prueba de Evaluación del Desarrollo Infantil (EDI) para valorar el avance sobre las capacidades y habilidades de niñas y niños. En todos los niveles educativos indicados, vienen ganando presencia niñas, niños y jóvenes provenientes de los hogares de menores ingresos:
  • 68. | 67 • Las oportunidades educativas en el nivel preescolar han aumen- tado de manera significativa. A principios de los años noventa se registró una cobertura bruta de 41.1% respecto al total de menores de 3 a 5 años; actualmente es de 72.5%. Además, en el periodo indicado, se enfatizó en el acceso de niñas y niños de menores ingresos a este nivel educativo. Así, mien- tras que el peso relativo de quienes integraban los primeros cua- tro deciles en la matricula total de preescolar en 1990 fue de 41.4%, en 2014 fue de 55.8%, es decir, casi 15 puntos mayor. • A su vez, el peso relativo de los niños y niñas provenientes de los cuatro primeros deciles de ingreso en la matrícula de la edu- cación primaria alcanzó 58.9% en 2014, sin que se identifique mayores diferencias con respecto a 1992. En contraste, este mismo indicador en secundaria se elevó en ese periodo de 46.8 a 57.3%. El peso mayoritario de los educandos provenientes de los hogares pobres sugiere que ambos niveles educativos se han hecho accesibles a todos o casi todas las niñas y niños en edad de asistir a la escuela. • La proporción de los jóvenes provenientes de los cuatro prime- ros deciles de ingreso en la matrícula de la educación media superior aumentó de 28.6 a 42.3% en el mismo periodo (de 1992 a 2014). Por su parte, en educación superior este indicador aumentó de 10.3 a 21.4%. Como se puede advertir, la expansión de las oportunidades educati- vas ha permitido favorecer considerablemente el acceso de los seg- mentos de menores ingresos, sobre todo en los niveles de preescolar, primaria y secundaria, aunque aún se mantiene limitado en la educa- ción media superior y superior.83 Esto sugiere un desplazamiento del locus de la desigualdad educativa hacia las etapas más avanzadas de la trayectoria escolar.84 83 Es claro, por ejemplo, que México está lejos de contar con igualdad de oportu- nidades en el acceso a la educación media superior. Un joven proveniente de los dos deciles más altos de ingreso tiene una probabilidad 47 por ciento mayor de estudiar el bachillerato que un joven proveniente de los cuatro primeros deciles. Esta inequidad resulta de un proceso en el que se acumulan múltiples situaciones de exclusión en la biografía de los jóvenes de escasos recursos. 84 Patricio Solís, op.cit.
  • 69. | 68 PESO RELATIVO DE ESTUDIANTES PROVENIENTES DE LOS PRIMEROS IV DECILES DE INGRESO CON RESPECTO A LA MATRÍCULA TOTAL, 1992 y 2014 Superior Media superior Secundaria Primaria Fuente: estimaciones de la SEMS con base en INEGI, Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 1992 y2014. 21.4 10.3 42.3 57.3 28.6 46.8 58.9 59.1 2014 1992 La ampliación de la educación obligatoria, que en México compren- de tanto la educación preescolar (decretada en 2002), la primaria (1934) y la secundaria (1993) como la media superior (2012), ha cons- tituido una condición clave no sólo para avanzar en el cumplimiento del derecho a la educación, sino también para contribuir a romper el círculo vicioso de la pobreza y enfrentar las brechas educativas existentes. El cumplimiento del carácter obligatorio de estos distintos niveles educativos implica, en primer lugar, un deber para los padres y el Estado; este último debe garantizar las condiciones para que todos los egresados de cada nivel educativo puedan acceder oportunamen- te al siguiente y permanezcan en la escuela hasta concluir al menos la educación obligatoria; también significa que la asistencia a cada nivel representa, para todos los alumnos, el desarrollo de competen- cias propuestas por el currículo.85 La obligatoriedad de los diferentes niveles educativos hasta la edu- cación media superior ha estado acompañada, en el caso de México, por la gratuidad de las escuelas públicas. Ambas han sido condicio- nes esenciales para garantizar el derecho a la educación. 85  Rosa Blanco, op. cit., 2009.
  • 70. | 69 Ampliación de las oportunidades educativas Por eso, es preciso continuar ampliando las oportunidades educativas, sobre todo en los niveles de preescolar, media superior y superior, y con- solidar la lucha contra el abandono escolar para que cada vez más jóve- nes de escasos recursos ejerzan su derecho a la educación. Laampliacióndelasoportunidadeseducativasenelpaíshaestadoacom- pañada de una cambiante composición social y territorial de la matrícula (con una creciente presencia de los segmentos de escasos recursos en todos los niveles educativos) y de una mayor segmentación tanto de los logros (según cuánto aprenden en el sistema y cuánto logran avanzar en él) como de la calidad de la oferta. Esto sugiere la necesidad de generar opciones diversas que reconozcan la heterogeneidad de la demanda. Las acentuadas desigualdades regionales en el país han moldeado el acceso a las oportunidades educativas. La instrumentación de políti- cas educativas con enfoque de equidad favoreció en la última década un intenso proceso de desconcentración de la oferta, sobre todo en los niveles medio superior y superior. Asimismo, la ampliación de las opor- tunidades educativas ha traspasado gradualmente las fronteras de los grandes asentamientos urbanos para extenderse a las ciudades de menor tamaño e incluso a los contextos semiurbanos y rurales.
  • 71. | 70 Para ampliar la oferta educativa en los niveles medio superior y supe- rior, destacan los servicios siguientes impulsados por la SEP: • La Universidad Abierta y a Distancia de México (UnADM), creada en 2012, imparte todas sus carreras en línea: 14 licenciatu- ras, 14 carreras de Técnico-Superior Universitario y 2 posgrados. La UADM atendió en 2015 a un total de 90 mil estudiantes. • Los Telebachilleratos Comunitarios, establecidos en 2013, ofrecen el servicio educativo con el apoyo de material audiovisual y tres docentes que atienden las asignaturas del plan de estudios por área disciplinar.86 Actualmente hay más de 3,300 telebachille- ratos comunitarios con apoyo federal en localidades de menos de 2,500 habitantes en todo el país, con una matrícula de alrededor de 120 mil estudiantes. Dichas localidades no contaban con un servicio de educación media superior en 5 kilómetros a la redonda. • La Prepa en Línea-SEP, creada en 201487 , se vale del apoyo de tutores y facilitadores y un plan de estudios modular e interdisci- plinario. Cada uno de los 23 módulos que integran el programa de estudios tiene una duración de un mes. A la conclusión de cada 86 Los Telebachilleratos Comunitarios cuentan con materiales educativos como libros gratuitos de asignatura y cuadernos de actividades de aprendizaje. 87 Este servicio tiene presencia en 1,341 municipios, de los cuales 154 presentan alto rezago social y 36 muy alto rezago social.
  • 72. | 71 uno de ellos, hay dos semanas disponibles para actividades de recuperación. La matrícula de la Prepa en Línea actualmente es de 100 mil estudiantes y se prevé que alcanzará 150 mil en 2018. • La Prepa Abierta ofrece un servicio altamente flexible que permite la acreditación de las asignaturas en el orden y el ritmo que el estudiante establezca, sin mediación docente y a través de evaluaciones parciales. La Prepa Abierta atendió en 2015 a poco más de 527 mil usuarios en todo el territorio nacional, de los cuales cerca de 160 mil eran considerados usuarios activos.88 • Las Universidades Interculturales, donde se atendió a poco más de 13 mil alumnos en el ciclo 2015-2016, imparten una formación universitaria social y culturalmente pertinente.89 Estas universidades se ubican en Chiapas, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Tabasco y Veracruz.90 88 Entre 2013 y2015, obtuvieron de la Prepa Abierta su certificado de este nivel educa- tivo un total de 57 mil usuarios. 89 La misión asignada a estas universidades es la de formar a profesionales e inte- lectuales comprometidos con sus regiones, a través de una oferta educativa acorde con las necesidades y potencialidades de las regiones en las que se ubican. 90 En el caso de Veracruz, la Universidad Intercultural depende de la Universidad Veracruzana.
  • 73. | 72 • Los Bachilleratos Interculturales están compuestos por unidades que ofrecen educación media superior en localidades de hasta 15 mil habitantes con alta concentración de población indígena o población culturalmente diversa, con el propósi- to de favorecer el acceso y la permanencia de esos jóvenes en este nivel educativo. Esta modalidad, integra a jóvenes hablantes de varias lenguas indígenas en 19 planteles en el país. • Además, se han creado tanto en la educación media superior como en la superior varios fondos de inversión en infraestructu- ra para acelerar el crecimiento de la oferta educativa.91 Todos estos servicios atienden a los jóvenes provenientes de hogares con mayores carencias y de grupos tradicionalmente excluidos. Las niñas, niños y jóvenes en situación de desventaja son quienes en menor proporción acceden a la escuela y quienes experimentan con más intensidad el fenómeno del abandono escolar. Las condiciones socioeconómicas en las que se desenvuelven los jóvenes en desventa- ja en sus entornos y la escasa disponibilidad de capital cultural de sus hogares tienen enorme relevancia para propiciar este fenómeno social, aunque también operan muchos otros factores anclados en la escuela o en eventos propios del curso de vida. Es indispensable atender el problema del abandono escolar con base en políticas integrales que permitan enfrentar los factores escolares y extraescolares que lo provocan. En la educación media superior, por ejemplo, se ha puesto en marcha un amplio conjunto de intervenciones para resolverlo. Entre las intervenciones relevantes en el nivel medio superior, desta- ca el llamado “Movimiento contra el abandono escolar”, que cuen- ta con por diversos componentes. Uno de ellos es la elaboración y 91 Los fondos de concurso en ambos niveles buscan apoyar la construcción de nue- vos planteles y la ampliación o mejora de los existentes, con el fin de alentar el aumen- to de la cobertura educativa, sobre todo en aquellas entidades que se encuentran por debajo del promedio nacional. Tan sólo en el nivel medio superior se han invertido más de 10 mil millones de pesos en infraestructura y equipamiento educativo en los últimos 4 años.
  • 74. | 73
  • 75. difusión de una “Caja de Herramientas” (integrada actualmente por 12 manuales) para que las comunidades escolares comprendan la impor- tancia y la naturaleza del problema y determinen las acciones contra el abandono escolar. Igualmente, cada año, al arranque del nuevo ciclo escolar, se capacita a los directores de planteles públicos para reforzar el uso adecuado de las herramientas disponibles, incluido el seguimien- to sistemático del ausentismo y el desempeño escolar de los estu- diantes para construir un Sistema de Alerta Temprana, de carácter preventivo para evitar que el alumno trunque su trayectoria educativa. A partir de la identificación de diversos rasgos en los alumnos, el siste- ma emite una alerta, antes de que el estudiante abandone la escuela, es decir, antes de que sea demasiado tarde. Gracias a este sistema, es posible identificar a los alumnos en riesgo de abandono escolar y apo- yarlos con acompañamiento de la comunidad escolar y becas para evi- tar que dejen la escuela. La escuela como sistema tiene códigos que difícilmente se acoplan o vinculan con las experiencias de vida de los jóvenes. Por esta razón, son indispensables intervenciones, como las tutorías académicas, para atender a quienes experimentan bajo desempeño, la revisión del trabajo en el aula para “enganchar” a los jóvenes en sus estudios, la mejora del clima escolar y el impulso a la comunicación con los padres de familia, entre otras actividades.
  • 76. | 75 Igualmente, en diversos contextos se han implementado estrategias para prevenir la reprobación y la repetición del año escolar, que suelen ser ante- cedentes relevantes del abandono. Destaca, en particular, en el marco de la Estrategia La Escuela al Centro, el establecimiento en la educación básica de un Sistema de Alerta Temprana para identificar a las niñas, niños o jóvenes que se encuentran en una situación de rezago en algunas asignaturas, con el fin de proveerles de un apoyo regular y oportuno. 92 Enfrentar el abandono es luchar contra las consecuencias negativas de la pobreza y la exclusión social. Además, el abandono escolar, en condicio- nes de obligatoriedad de la escuela primaria, secundaria y media superior, no solo es un problema del alumno y de los padres de familia, sino también es un problema de la escuela.93 Niños fuera de la escuela (NFE) Es preciso reconocer que si bien la cobertura en primaria y secunda- ria es prácticamente universal, continúan existiendo niñas, niños y adolescentes que no cursan la educación básica, sea porque nunca ingresaron o porque fueron excluidos después de haber cursado algún grado escolar. Una mirada global de las dimensiones de los NFE permite lla- mar la atención acerca del grado de exclusión y advertir que en 2015 había cerca de cuatro millones de niñas, niños y jóvenes fuera de la escuela. Sin diferencias significativas por sexo, los porcentajes más altos de NFE se presentan en los extremos del sistema educativo, es decir, en prees- colar y media superior. Estos niveles educativos son de reciente obliga- toriedad; uno de los principales retos es precisamente el de aumentar la cobertura en cada uno de ellos. 92  El Sistema de Alerta Temprana se conforma de los siguientes indicadores: el alumno requiere apoyo en lectura y escritura, así como en cálculo mental; el educan- do no se involucra en clase en forma reiterada; hay una percepción negativa del clima escolar; identificación de alerta en el reporte de evaluación del alumno; e inasisten- cia reiterada del educando en un bimestre. Como parte de la implementación de este sistema, se llevan a cabo supervisiones que comprenden visitas al aula para deter- minar el uso efectivo de tiempo lectivo, detectar a los alumnos no involucrados en clase, analizar el clima de convivencia en la escuela, y evaluar las prácticas docentes. 93  OREALC/UNESCO, op. cit.
  • 77. | 76 El análisis de los datos denota que desde el preescolar hasta el tramo más avanzado de la educación obligatoria (la educación media superior), existe una brecha de inequidad en la asistencia escolar de niñas y niños, de acuerdo con el ingreso percibido en sus hogares. Para atender esta problemática, se formulan las siguientes acciones: 1. En Coordinación con UNICEF, se implementará una estrate- gia piloto para identificar a las niñas y los niños que no asisten a la escue- la, con el propósito de promover su incorporación a la educación básica, desde un enfoque integral de acompañamiento para que estos estudian- tes permanezcan y concluyan con éxito la educación obligatoria. 2. Como herramienta al servicio de escuelas, supervisiones escolares y autoridades educativas estatales, se implementará el sis- tema de información y Gestión Educativa para brindar información oportuna que permita identificar a los alumnos en condición de reza- go o algún tipo de riesgo (extraedad, reprobación, ausentismo o bajas calificaciones). Asimismo, será posible identificar a quienes aban- donan la escuela o son excluidos de la educación básica, para que la comunidad escolar y la autoridad educativa puedan desplegar acciones preventivas. 3. Se impulsa la instalación del Sistema de Alerta Tem- prana (SisAT) en los Consejos Técnicos Escolares de las escuelas de educación básica, comenzando por aquellas con los niveles de aprove- chamiento más bajos. El SisAT es un conjunto de indicadores, herra- mientas y procedimientos para identificar con nombre y apellido a los alumnos que: • Requieren apoyo en lectura, escritura y cálculo mental. • Tienen altos niveles de ausentismo. • No se involucran de manera reiterada en clase. • Enfrentan un clima escolar adverso. Mediante el trabajo colegiado se deberá identificar los casos de riesgo, prever acciones y acordar compromisos, tareas y responsabilidades para intervenir de manera adecuada y lograr tanto la permanencia de los alumnos en la escuela como su egreso oportuno de la educación básica.
  • 78. | 77 Una medida clave para la equidad es la de favorecer la terminación de los ciclos y propiciar las transiciones entre niveles educativos de los segmentos más pobres (de la escuela primaria a la secundaria, de la secundaria a la media superior y del bachillerato a la educación superior). Son relativamente pocos los jóvenes de esos segmentos que culminan la educación media superior y, aún menos, quienes realizan estudios del nivel superior.94 Para reducir la desigualdad en la progresión escolar, sobre todo en los niveles medio superior y superior, es preciso identificar, aten- der y contrarrestar sus determinantes principales. La investigación educativa muestra que las distintas dimensiones de la desigualdad tienen efectos diferentes a lo largo del curso de vida de los educan- dos.95 Por ejemplo, la escolaridad de los padres presenta en las eta- pas más tempranas de la trayectoria educativa de los educandos una mayor asociación con la probabilidad de continuidad escolar, seguida por los recursos económicos de la familia de origen. Pero los efectos de la escolaridad de los padres decrecen en las transiciones más tardías y aumentan los de los recursos económicos. Estos resul - tados parecen indicar que a medida que se avanza en la trayectoria escolar, el ingreso de los hogares es un factor cada vez más impor- tante para la continuidad escolar. Igualmente, sugieren que los programas de transferencias, becas y apoyos económicos son más efectivos y redituables cuando se dirigen a los jóvenes provenientes de hogares de menores ingresos que desean acceder a la educación media superior y superior, puesto que en estos niveles el costo de oportunidad de asistir a la escuela es mayor que en las etapas más tempranas.96 Debe reconocerse, igualmente, que las transiciones escolares cons- tituyen momentos críticos de cambio, que pueden afectar no sólo el rendimiento académico y el bienestar de los educandos, sino también condicionar su permanencia en la escuela. Cada proceso de transi- ción exige a los alumnos tomar decisiones y desplegar la capacidad 94 Fernando Reimers, 2000, op. cit. 95 Patricio Solís, op. cit. 96 Ibídem.