La grasa visceral que se acumula cerca de los órganos vitales puede afectar su funcionamiento y aumentar el riesgo de enfermedades como infarto, aterosclerosis y diabetes. También se asocia con colesterol alto, hipertensión arterial, insuficiencia hepática, enfermedad de Alzheimer, alteraciones gastrointestinales y un mayor riesgo de cáncer de mama o colorrectal.