2. Regiones polares
Estas zonas extremas del planeta es donde más se advierten los efectos
del calentamiento global. En el siglo recién concluido el incremento de la
temperatura fue de 5ºC, el hielo marino se derritió 2.9% por década en
promedio, el llamado permahielo (suelo congelado) se ha descongelado
en muchas áreas originando daño en carreteras, vías de ferrocarril y
hundimiento de los cimientos de edificios y casas. También se ha perdido
parte de la península del oeste de la Antártica. Al disminuir las áreas
nevadas y heladas disminuye también el albedo, es decir, disminuye la
refracción de la radiación electromagnética y por tanto, los rayos solares
son absorbidos por las nuevas superficies liberadas, lo que se traduce
en un mayor calentamiento de la tierra. Estos impactos afectan no solo
a los polos, sino al planeta en su conjunto, pues contribuyen a un mayor
calentamiento de la tierra, alteran los ecosistemas y el agua, producto
de la fusión de hielo, incrementa el nivel del mar.
3. Esas zonas de bajas temperaturas podrán ofrecer mejores condiciones de habitabilidad,
requerirán menos combustibles para calentar sus casas, llegaran más vehículos terrestres
y aéreos en invierno y podrán navegarmás barcos por mas lugares y con ellos llegarán
más visitantes y comercio.
Algunos grupos que tradicionalmente han dependido de la caza y pesca para su
sobrevivencia serán afectados por las variaciones de las estaciones del año y el cambio
ambiental disminuirá el número de presas de caza.
En las regiones polares se registran importantes retroalimentaciones positivas que
contribuyen a acelerar el calentamiento global, es el caso de la desaparición de las áreas
blancas y con ello, los rayos solares no serán rechazados, si no absorbidos; al aumentar
el agua dulce por la fusión de los hielos se diluirá el agua marina, lo que puede disminuir
el flujo de las corrientes marinas que transportan agua cálida a los polos haciendo menos
fríos algunos espacios habitados. AL fundirse los hielos se liberaran depósitos de dióxido
de carbono y metano que habían permanecido durante miles o millones de años en
burbujas o trampas congeladas, incrementándose así la concentración de estos GEI en la
atmosfera y por ende el calentamiento global.