El documento discute varios temas relacionados con el espacio urbano y los ciudadanos. Explica que el espacio urbano se caracteriza por alta densidad poblacional, infraestructura y desarrollo económico. También habla sobre la importancia de proteger la identidad cultural y el patrimonio de las ciudades. Además, destaca la necesidad de garantizar la libertad individual, la responsabilidad social y la responsabilidad ecológica en las ciudades.
1. Los ciudadanos y el
espacio urbano
Integrantes:
Arias Roman Rebeca Donaji
Arredondo Rojas Guadalupe
Flores Becerra Paola Xiadani
Ramírez Méndez Ana Karen
2. Los ciudadanos y el espacio urbano
Para empezar debemos conocer el significado de espacio y urbano, el espacio se le
considera como la extensión que contiene la materia existente, la parte que ocupa un
objeto sensible y la capacidad de un terreno y a Urbano se le considera como aquello
perteneciente o relativo a la ciudad (el área de alta densidad poblacional cuyos habitantes
no suelen dedicarse a tareas agrícola) por lo tanto podemos decir que el espacio urbano
es el centro poblacional y el paisaje propio de las ciudades.
Puede decirse, por lo tanto, que las características propias del espacio urbano son el
elevado número de habitantes con alta densidad poblacional, la presencia de una gran
variedad de infraestructuras y el desarrollo de los sectores económicos secundario y
terciario.
Para poder calificar a un espacio como espacio urbano habría que considerar que este
cuente con elevado precio de lo que es el suelo, que posea una gran actividad comercial
reflejada en multitud de negocios, que dispone de un importante valor a nivel histórico,
que desarrolla significativas funciones administrativas.
Las decisiones en materia de urbanismo deben dirigirse a proteger la identidad de la
ciudad, su patrimonio cultural, la disposición tradicional de sus calles, las zonas verdes y la
biodiversidad. Una mala utilización del suelo crea zonas urbanas poco atractivas para vivir
y produce formas de asentamiento no sostenibles.
La vivienda constituye no sólo un derecho fundamental, sino también un factor
determinante en la organización social por ser el elemento básico del medio urbano y, por
tanto, de la estructura espacial de la sociedad.
Existen recomendaciones a no generar nuevas viviendas y crear políticas activas para la
rehabilitación del Parque de viviendas actuales, asegurar el éxito de los procesos de
rehabilitación de viviendas pasa también por los siguientes aspectos:
Conformar un sentimiento de identidad ciudadana colectiva con el espacio urbano
donde se interviene.
Recabar la complicidad de los ciudadanos para con las actuaciones de
rehabilitación.
3. Recomponer el entramado de relaciones colectivas que, ahora sí, cuenta ya con un
espacio decente y cómodo donde desarrollarse.
La ocupación acelerada de suelo para construir se ha convertido en uno de los problemas
ambientales más graves.
El sellado del suelo impide que éste conserve su productividad biológica y sus funciones
edáficas y climáticas, así como sus propiedades en lo referente a la regulación del sistema
hidrológico, este efecto es más grave aún si se considera que la mayoría del suelo sobre el
cual se construye suele poseer una elevada calidad agrologica o paisajística, con lo que su
ocupación definitiva supone de facto dilapidar un capital natural de incalculable valor.
La construcción de núcleos residenciales en baja densidad en el seno de sistemas de
funcionalidad única, provocarán previsiblemente dificultades financieras a las ciudades,
más allá de los ingresos que su construcción pudiera generar en el corto plazo, cuando
haya que mantener la ciudad construida y dotar de los servicios adecuados a estas
urbanizaciones. Esta forma de producir urbanización, se agrega socialmente a la población
según su capacidad económica familiar, provocando una brecha social que pone en riesgo
la convivencia que ha sido, desde siempre, un rasgo fundamental de nuestros sistemas
urbanos.
La sostenibilidad urbana, significa apostar por una planificación urbana que evite la
generación de movilidad basada en el trasporte privado. Significa una apuesta por la
cohesión mediante sistemas de transporte público (autobús, metro, tranvía...) o por
sistemas alternativos al coche como la bicicleta. Pero también establecer una nueva
cultura de la accesibilidad versus la movilidad, generando modelo de ciudad que crea
proximidad como una de sus características definitorias.
Una de las características más novedosas e insostenibles de la ciudad difusa es el intenso
incremento de las necesidades de movilidad motorizada que se ha producido en las cuatro
últimas décadas, lo que provoca un problema energético y de calidad ambiental urbana,
además que la emisión de gases acelera el cambio climático global.
4. El origen de gran parte de los problemas de contaminación y mala calidad ambiental
presentes en los medios urbanos andaluces es consecuencia del metabolismo urbano
actual, incapaz de reducir su dependencia de recursos vírgenes y de cerrar el ciclo de los
materiales. La protección del medio ambiente en las ciudades se ha ido convirtiendo en
una de las cuestiones que más preocupan a los ciudadanos y, en consecuencia, ha ido
recibiendo una mayor atención por parte de las administraciones competentes.
La biodiversidad es la riqueza de formas de vida de un territorio que se genera a través de
un proceso histórico de deriva genética, interacción coevolutiva, cambio ambiental y
perturbaciones. En las áreas urbanas, el territorio no urbanizado se considera
improductivo desde el punto de vista económico por lo que todo él puede llegar a
urbanizarse a no ser que sea objeto de un procedimiento concreto de protección. Las
necesidades metabólicas del medio urbano requieren de redes de suministro:
carreteras, líneas de ferrocarril, tendidos eléctricos, etc.
Estas redes, especialmente las carreteras, junto con la aparición de núcleos dispersos de
población, tienen un significativo impacto sobre el medio en el territorio no urbanizado.
Se ha demostrado que la fragmentación del medio natural por estas estructuras, al reducir
la conexión entre espacios e interrumpir flujos físicos, reduce también los tamaños de las
poblaciones de seres vivos y lleva a una disminución de la biodiversidad por extinciones
locales.
5. El éxito de las ciudades se ha basado históricamente más que en su eficacia económica, en
su capacidad de garantizar:
La libertad de los ciudadanos, proporcionando al individuo esperanza de libertad,
de transformación de su destino, dotándole de un espacio donde construir, si
quería, su propio futuro.
La responsabilidad social, que históricamente se reflejó en la solidaridad de los
gremios y, más tarde, en la solidaridad de clase, y que el modelo económico y
social del estado del bienestar transformó en el modelo asistencial que nos ha
legado la posguerra europea. Y que ha permitido por una parte el desarrollo de las
potencialidades individuales y el cuidado de los más débiles a través de los
servicios y equipamientos públicos.
Ha sido el cumplimiento (o la esperanza de cumplimiento) de estas promesas lo que
realmente ha mantenido las ciudades, si queremos mantener o recuperar estas en el
maremágnum de lo urbano, deberemos realizar la reinterpretación de estas cualidades, a
las que la percepción de los límites ambientales tendrá que unir una necesaria
responsabilidad ecológica.
Parece que ha llegado la hora de reclamar la ciudad para los ciudadanos, y que se realicen
las previsiones y controles necesarios para garantizar la calidad urbana, garantizando tres
condiciones básicas:
Libertad individual:
Que permita que los ciudadanos dominen su tiempo y su espacio, que puedan
elegir entre mantenerse en el interior de su grupo social o de abandonarlo por
otro, sin graves costos emocionales que posibiliten la elección, según lugares y
tiempos del anonimato o del contacto social.
Responsabilidad social:
Reflejada en la realización de actividades socialmente útiles y en la generación de
un espacio urbano que dote a los individuos de las condiciones necesarias para el
desarrollo de sus capacidades humanas, y que permita el cuidado de los mas
débiles.
Responsabilidad ecológica:
No consumiendo recursos sobre su tasa de renovación ni produciendo residuos
sobre la tasa de absorción del medio.
6. La calidad de vida lleva implícita la idea de sostenibilidad superando el estrecho margen
economicista del concepto de bienestar, estamos dando un paso más allá que nos
muestra tanto los límites de las aspiraciones humanas como el derecho a una calidad
ambiental suficiente.
La calidad de vida nos introduce, por tanto, los aspectos ambientales (las externalidades
ambientales) pero puestos en continua intersección con el conjunto de las diversas
necesidades humanas.
El medio ambiente urbano es el campo de acción para una calidad de vida en la ciudad.
Ello es posible desde unos procesos acordes a la sensibilidad de la rehabilitación urbana
ecológica. El principio de complejidad de la consecución de la calidad de vida implica no
sólo la aplicación de los principios de sostenibilidad ecológica:
No poner en peligro la supervivencia de las siguientes generaciones.
No consumir recursos sobre su tasa de renovación.
No producir residuos sobre su tasa de absorción por el medio.
Hacia un espacio urbano seguro
En las ciudades existen espacios urbanos con características ambientales que no
promueven el tránsito y permanencia de las personas dificultándose la vigilancia natural,
lo que “atrae” a potenciales infractores de la ley e incrementa tanto las probabilidades de
que ocurran delitos, como la percepción de inseguridad de la comunidad.
Sin embargo, si el espacio urbano y sus características ambientales son planificados,
diseñados y manejados apropiadamente, ciertos tipos de delitos y el temor ante el delito,
pueden reducirse.
El diseño del espacio urbano facilita el ejercicio de dicha vigilancia natural dependiendo
de, por ejemplo, la amplitud y profundidad de los campos visuales que genera y de cuán
atractivo es el espacio.
En cambio, un espacio urbano descuidado, con características ambientales favorables para
la actividad delictiva, aleja a los vecinos, lo que genera se pierdan “vigilantes naturales”.
Así, los escasos peatones que circulan por estos espacios se vuelven blancos o víctimas
vulnerables y accesibles. El accionar delictivo incrementa el temor y el espacio es
“abandonado” definitivamente.
Pero el correcto diseño del espacio urbano y la participación comunitaria propician la
prevención del delito e incrementan la sensación de seguridad de la población. Al
7. respecto, se pueden reconocer diversos tipos de modelos de prevención que van desde el
más usual de tipo policial, pasando por el social hasta llegar al situacional.