1. LOS LIMITES DEL EMPLEO.
Manfred Nolte
El pasado mes de agosto ha supuesto una inflexión previsiblemente transitoria
en la animosa senda de recuperación del empleo iniciada a finales de 2013 por
la economía española. El paro registrado se incrementó en 21.700 personas
respecto de julio, por encima de los crecimientos de agosto de los dos años
anteriores, y, lo que es más significativo, la afiliación a la Seguridad Social se
2. redujo en 134.300 personas. En términos desestacionalizados las caídas de
ambos índices son marginales y deben inscribirse en una tendencia de mejoría
del empleo que, sin duda, continuará en los meses venideros. Se cifra una
creación neta de empleo de 800.000 personas desde 2014 hasta finales de 2015
y una cifra menor para 2016. Para BBVA la creación de empleo superará el
millón de empleos entre 2015 y 2016.
Igualmente, el Gobierno de España estima que se conseguirán avances
importantes en la reducción del paro. Por primera vez desde el inicio de la crisis,
en 2014 cedió el paro EPA en términos medios anuales. A finales de 2015 el paro
será previsiblemente inferior al de finales de 2011 tanto en número de parados
como en tasa, que ha registrado una senda positiva del 1,2% en 2014, hasta
alcanzar, previsiblemente, crecimientos del 3,0% en 2015 y del 2,5% en 2016. El
Consenso FUNCAS sitúa dichas tasas en el 2,6% y el 2,4% respectivamente. Así
las cosas, la tasa de paro EPA que fue del 26,1% en 2013 trazaría una ruta de
recuperación sostenida arrojando valores sucesivos del 24,4% en 2014 y
previsiones del 22,2% en 2015 y del 20,5% en 2016, siempre bajo el consenso
FUNCAS.
A pesar del traspiés, lo anterior muestra un escenario de optimismo relativo. Si
bien la tendencia es a la recuperación del empleo y la reducción del paro, surge
necesariamente una pregunta cargada de incertidumbres: ¿Cuándo recuperará
la economía española los índices previos a la irrupción de la gran crisis, y en lo
que nos atañe, cuando repetirá el colectivo de trabajadores del país el excelente
registro del 7,95% de paro EPA, contabilizado el segundo trimestre de 2007?
¿Cómo sostener el transito desde el techo de 6,3 millones de parados en
2013(26,94 de paro EPA) a los 5,2 millones de hoy, para abocar la tendencia a
los 1,7 millones del segundo trimestre de 2007? O dicho de otra manera: ¿son
fiables las expectativas del Gobierno de que la tasa de paro media sea este año
del 22,1%, del 19,8% en 2016, del 17,7% en 2017 y del 15,6% en 2018?
Para responder a dicha pregunta hay que aludir de forma inmediata a dos
categorías de desempleo que coexisten en todas las economías pero que lo hacen
con especial solapamiento en la economía de nuestro país. Se trata de la
distinción entre el paro cíclico o coyuntural y el llamado paro estructural. El
primero es altamente sensible a las variaciones del PIB y su funcionamiento
responde en una buena medida a la ley de Okun. Dicha ley plantea una relación
negativa(afectada de un coeficiente llamado ‘coeficiente de Okun’) entre la tasa
de paro y la de crecimiento económico. Por lo tanto la respuesta es positiva si,
como prevé el Plan de Estabilidad del Gobierno, la economía española crece a
tasas en torno al 3% acumulativo anual, y siempre que el viento de cola que
sopla tras la economía española, siga aportando sus funciones benéficas. Pero el
lector habrá advertido que solo se ha contestado a una parte de la pregunta
dejado sin respuesta a la que atañe de la recuperación de los niveles de empleo
del segundo trimestre de 2007. Aquí las cosas pintan de otro color. Porque
existe otro tipo de paro llamado ‘estructural’ producido por profundos
desajustes entre la oferta y la demanda de trabajo que se prolongan en el tiempo
con independencia de la recuperación del PIB. Y es que, tras los estragos
provocados por crisis dilatadas y profundas, con frecuencia las habilidades de
los trabajadores no coinciden ya con los necesidades de los empleadores en la
3. nueva fase del ciclo productivo. Para corregir ese tipo de paro hay que incidir en
las estructuras productivas.
La media de los informes de las Instituciones Internacionales sitúa el paro
estructural en España en los umbrales del 15%. Si no se produce en el país una
profunda reforma de la oferta de trabajo, las altas tasa de paro seguirán
ratificando la lista de las estadísticas de los últimos 25 años. Desde 1976, la tasa
de paro en España solo ha bajado del 1o% en 3 ejercicios y la media simple de la
serie histórica hasta nuestros días se sitúa en el 16%.
4. ¿Y cuales son esas reformas de la oferta de trabajo? Pues aquellas que compitan
con la creciente robotización y automatización de los puestos de trabajo, la
deslocalización de servicios banalizados y los mayores niveles de conocimiento y
de capital humano de los países competidores. Hay que estar ciego para no
percibir que el mal funcionamiento del mercado de trabajo es uno de los
problemas más graves y persistentes de la economía española. Mantenemos una
estructura laboral rígida y dual, donde los más protegidos asumen la
negociación convencional en detrimento del resto y donde solo un exiguo
porcentaje es de ámbito empresarial, referido a productividad. Existen también
importantes problemas en la interpretación de los tribunales de la normativa.
Sin flexibilidad, los ajustes, a diferencia de otros países siempre serán en
cantidad y no en salario además de contar con una elevada mortandad
empresarial en épocas de crisis.
Pero sobre todas las cosas, nuestra fuerza laboral está poco preparada e
instruida en relación a nuestros competidores extranjeros. Las políticas activas
de empleo pueden jugar un papel relevante para enmendar esta situación pero
el esfuerzo no debe ser grande, sino hercúleo y radical si pretendemos revertir la
situación laboral en particular la de nuestros jóvenes. Un informe demoledor de
ILVIE concluye que, a pesar del amplio relevo generacional, en la próxima
década el mercado de trabajo español dejará fuera a los jóvenes con baja
formación y concentrará las oportunidades solo en los más cualificados
acentuándose sobre esta base las desigualdades laborales observadas durante la
crisis. Siete de cada diez nuevos puestos de trabajo creados en la próxima
década serán de alta cualificación.
Es menester, en consecuencia, concienciarse de que el mayor déficit estructural
de la democracia española es su sistema educativo y por extensión los canales de
alimentación del conocimiento. Otros países como Japón, Taiwan, Corea o
Singapur se percataron de la importancia de este hecho e instauraron códigos
de educación que las elevaron al club de las naciones punteras del planeta. Con
escaso paro. España necesita un gran pacto de Estado para dar el salto adelante.
No hay vuelta atrás.
7.09.15.