Presentación de la visita realizada al Museo del Prado de Madrid el 14 de enero de 2009, coincidiendo con la exposición de escultura clásica "Entre dioses y hombres".
4. Presentaciones de la exposición en vídeo
Presentación de la exposición
en vídeo del Museo del Prado
Noticia sobre la exposición
de la Agencia EFE
Recorrido en vídeo
por la exposición de
LOGOPRESS / RevistaDeArte
5. La exposición
Con ocasión del cierre temporal del
Albertinum de Dresde, se presenta
esta exposición durante un período de
seis meses. La muestra, que ocupa diez
salas del edificio Villanueva, constituye
un acontecimiento inédito al ofrecer la
posibilidad de contemplar reunidas 46
de las mejores piezas de la colección
de escultura clásica de Dresde junto a
otras veinte importantes esculturas
clásicas del Museo del Prado.
Ambos conjuntos escultóricos son
fruto del coleccionismo barroco y
neoclásico y en los dos se integran
magníficas versiones romanas de
obras griegas clásicas y
helenísticas, además de muchos
originales griegos con policromía Zeus de Dresde,
antigua y un núcleo excepcional de Réplica Romana. Escuela de Fidias. s. V a. C, 212 x 104 x 56 cm
retratos.
6. La exposición
La dirección de las Staatliche
Kunstsammlungen de Dresde ha
cedido generosamente al Prado este
excepcional conjunto de obras, en el
que se incluyen piezas de resonancia
casi mítica como el Zeus de Dresde y el
Efebo de Dresde, réplicas romanas de
la Atenea Lemnia de Fidias y del Sátiro
escanciando vino de Praxíteles, o la
Ménade de Dresde y las dos Mujeres
de Herculano.
La selección incluye también otras
piezas del arte griego de extraordinaria
importancia como tres relieves
sepulcrales áticos, tres terracotas
policromadas de Tanagra, una serie de
esculturas helenísticas de Alejandría y
de otros centros y algunos retratos
romanos de gran calidad. Sileno de Dresde y Ménade de Dresde
Staatliche Kunstsammlungen Dresden
7. Secciones de la exposición
• Belleza y dicha de los dioses clásicos
– Los poderosos dioses
– La condición humana
– Los dichosos dioses
• Sentimiento, sensualidad y alegría festiva en el arte helenístico-romano
– Dioniso y la fiesta
– Afrodita y la hermosura femenina
– Las musas. Teatro y ciencia
• Imágenes del poder. Retratos romanos al final del Imperio
– Políticos y oficiales
– Paganismo y cristianismo
8. Belleza y dicha de los
dioses clásicos
La primera sección presenta -en forma
de réplicas romanas- algunas de las
más afamadas creaciones del arte
clásico griego: del siglo V antes de
Cristo obras de Fidias, Mirón y
Policleto, del siglo IV otras de
Praxíteles y finalmente tres originales
griegos de la misma época. Las
esculturas testimonian el culto griego
a la belleza y la gran capacidad de
invención formal de sus artistas.
Mientras que en el siglo V se presenta
a las divinidades de manera hierática y
solemne, en el siglo IV estas están
caracterizadas con mucha naturalidad
y gracia en sus movimientos y gestos
como expresión de la dicha y de la
gloria de unos seres divinos que viven
completamente separados de los Afrodita y Tritón, Obra helenística-romana. s. II a. C – I d. C.,
hombres una vida gozosa y eterna. 52.5 x 23 x 18. Dresde, Skulpturensammlung Staatliche Kunstsammlungen
9. Belleza y dicha de los
dioses clásicos
En una posición contraria se
encuentran los mortales que admiran
por esa razón a los dioses, pero, a su
vez, se sienten doloridos por la
brevedad y tristeza de su vida.
Por ello, se ha incluido en esta sección
tres relieves sepulcrales, cuyas escenas
de duelo contrastan con las imágenes
de los dioses dichosos.
Sólo los atletas vencedores de las
grandes competiciones griegas tenían
una posición intermedia entre el
hombre común y los dioses. Fueron
considerados casi divinos como los
héroes y se les veneraba con Atletas del siglo V a.C. En primer plano, el Efebo de Dresde.
monumentos y estatuas tan bellas En segundo plano el Diadúmeno del Prado. Sala 3 de la exposición.
como las de los dioses. Muestra de ello
son varias de las esculturas más
conocidas del Albertinum y del Prado.
10. Belleza y dicha de los
dioses clásicos
El arqueólogo alemán Johann Joachim
Winckelmann (1717-1768), que dejó
Dresde para estudiar el arte antiguo en
Roma, fue el primero en reconocer en
estatuas romanas las más famosas
esculturas del arte griego.
Estas reproducciones, como casi todas
las esculturas presentadas en las
primeras cuatro salas de esta
exposición, fueron realizadas durante
la época romana copiando los
originales griegos hoy perdidos. Las
piezas aquí expuestas testimonian el
culto a la belleza en la Antigüedad y la
gran capacidad de invención formal de
los artistas griegos.
En el siglo V a.C. los poderosos dioses
Zeus de Dresde,
se representan de manera hierática y Réplica Romana. Escuela de Fidias. s. V a. C, 212 x 104 x 56 cm
solemne.
11. Belleza y dicha de los
dioses clásicos
Uno de sus más grandes creadores fue
el escultor Fidias (h. 480-420 a.C.), a
quién le fue encargado por el político
ateniense Pericles el proyecto del
Partenón realizando los relieves, toda
la decoración del templo y
monumentales estatuas de culto con
una estética totalmente nueva.
Riqueza de vestimenta, de detalles y
del dibujo en general caracterizan su
estilo sensual y opulento. Sus estatuas
no conocen apenas movimiento y
acción a diferencia de las obras de
Mirón (490-440 a.C.) aquí expuestas;
sus rostros, sin embargo, expresan
benevolencia y protección divina. Este
estilo se observa también en la colosal
Demeter de Eleusis situada en la
'Puerta de Velázquez', cuyo modelo Démeter de Eleusis. Réplica Romana. Escuela de Fidias
fue creado por un alumno de Fidias. s. V a. C. alt.: 208 cm. Madrid, Museo Nacional del Prado
12. Belleza y dicha de los
dioses clásicos
En Grecia la belleza fue considerada un
atributo de los dioses que sólo rara vez
era concedida a un mortal. Atestiguan
los poetas y filósofos que los griegos se
sentían desdichados por la brevedad y
tristeza de su vida en comparación con
la de estos seres inmortales.
Los hombres sólo podían olvidarse de
su situación cuando se sentían
cercanos a los dioses en fiestas
religiosas, en ritos como los
dionisíacos o como iniciados en los
misterios de Eleusis.
Las estelas sepulcrales del siglo IV a.C.
con sus escenas de despedida y duelo
son los típicos monumentos con los
que los ciudadanos áticos pretendían
dejar un recuerdo digno de la Estela sepulcral de la familia de Arquésilas
existencia de sus familias. Original Griego s. IV a. C. 100 x 67 x 36 cm. Dresde.
13. Belleza y dicha de los
dioses clásicos
Otra suerte corrían los ganadores en
los Juegos Panhelénicos de Olimpia,
Delfos y Corinto.
Eran considerados seres casi divinos y
venerados con estatuas de igual
belleza que las de los dioses, como
demuestran las célebres esculturas del
Diadúmeno del Prado o el Efebo de
Dresde.
Así, a los atletas vencedores de las
grandes competiciones griegas les era
concedida la condición de héroes, una
posición intermedia entre hombres y
dioses, por lo que eran venerados con
auténticos rituales.
Efebo de Dresde. Réplica Romana. Escuela Policleto.
S. V a. C. 157 x 48 x 42.5 cm. Dresde.
14. Belleza y dicha de los
dioses clásicos
En el siglo IV a.C. las divinidades se
representan con especial naturalidad y
gracia en sus movimientos y gestos,
expresando así la dicha y la gloria de
unos seres divinos que viven una
gozosa, eterna y completamente
separados de los hombres.
El escultor más famoso de este siglo
fue Praxíteles (h. 385-325 a.C.), del
que se muestran aquí algunas obras.
Artista rico y muy solicitado por sus
obras llenas de belleza y encanto,
entre ellas la primera escultura de una
Afrodita totalmente desnuda de gran
tamaño. Creó esculturas de mármol,
policromadas por los mejores pintores
de su época, que gozaron de especial Sátiros de Praxíteles (detalle). La obra de la izda. de la colección del Museo del Prado,
fama, así como esculturas en bronce, la de la derecha de las Staatliche Kunstsammlungen Dresden.
consideradas todavía más valiosas por
el costoso material empleado.
15. Otras obras de
“Belleza y dicha de los dioses clásicos”
Cabeza de la Afrodita de Cnido. Réplica Romana. Modelo Praxiteles. Relieve de Ménade. Réplica Romana. Modelo Kalímaco.
S. IV a. C. 40 x 30 x 25 cm. Madrid. S. V a. C. 141 x 79 x 12 cm. Madrid.
16. Sentimiento, sensualidad
y alegría festiva en el arte
helenístico-romano
En época helenística (siglos III a I a. C.)
se llega a realizar composiciones
escultóricas más complejas y a aplicar
formulas marcadamente realistas en el
tratamiento de la obra escultórica.
El resultado es una nueva vivacidad en
el movimiento, una expresividad
inmediata y fresca y un resplandor
sensual, dirigidos a los sentimientos y
a los afectos del observador.
Muchas de las esculturas
representadas en esta sección son
originales, incluso algunas conservan
la policromía antigua.
Un tema predilecto del arte de este
período son las fiestas con sus bailes y
Sileno con odre de vino. Obra helenística-romana
sacrificios en honor de Dioniso. S. II a. C. – I d. C. 118.5 x 70.5 x 62 cm. Dresde.
17. Sentimiento, sensualidad
y alegría festiva en el arte
helenístico-romano
La mayoría de las obras como, por
ejemplo, la famosa Ménade de Dresde
tienen un formato más bien pequeño
e íntimo, apto para decorar mansiones
y jardines de particulares en época
tardo-helenística y romana o para
servir como exvoto.
La representación de la belleza
femenina de diosas y mujeres
representa otro tema preferente del
arte de este período. Los artistas no se
cansan de representar a Afrodita
desnuda y a las mujeres con lujosas
vestimentas. También abundan las
esculturas de las Musas
Las esculturas más refinadas proceden
de las ricas metrópolis del Este del
Mediterráneo, y especialmente de Ménade de Dresde. Obra helenística-romana.
Alejandría. S. II a. C. – I d. C. 45.5 x 14 x 14 cm. Dresde.
18. Sentimiento, sensualidad
y alegría festiva en el arte
helenístico-romano
La celebración de la belleza de diosas y
mujeres constituye un tema preferente
del arte helenístico en una época
caracterizada por grandes metrópolis
habitadas por una clase media
acomodada y burguesa.
Después de que Praxíteles hubiese
inventado en el siglo IV a.C. el desnudo
femenino a gran escala con su Afrodita
de Cnido, este tema inspiró a los
artistas posteriores a todo tipo de
variación temática y formal.
Otra herencia de este escultor son las
estatuas femeninas con complicados
vestidos, desarrollando composiciones
muy elaboradas a partir de la Torso de Afrodita del tipo Venus de Medici. Obra helenística-romana del s. II a. C. – I d. C.
estructura de los pliegues, creando así 99 x 37 x 27 cm. Madrid. En segundo plano Gran y pequeña diosas de Herculano.
un estilo típicamente helenístico que
se ha legado a calificar de “barroco”.
19. Sentimiento, sensualidad
y alegría festiva en el arte
helenístico-romano
En Alejandría (Egipto) y en las demás
capitales de los reinos helenísticos
prosperaban las artes -como la
pintura, la escultura, el teatro y la
poesía- y las ciencias, desde la filología
hasta la astronomía y la medicina.
El nuevo símbolo de la época son las
nueve musas, que personificaban un
arte o una ciencia distinta cada una –
como las ocho esculturas romanas que
se pueden observar en la sala 47 la
sala de las Musas del Museo del
Prado- y que eran veneradas con
altares en la Biblioteca de Alejandría.
Del reino de Augusto, que a finales del
siglo I a.C. implantó el helenismo en
Roma, data un singular relieve de
Dresde con la representación Dos musas,
individualizada de un actor. Staatliche Kunstsammlungen Dresden
20. Otras obras de
“Sentimiento, sensualidad y alegría festiva en el arte helenístico-romano”
Gran diosa de Herculano. Obra helenística-romana. Reconstrucción policromada. Obra helenística-romana.
S. II a. C – I d. C. 203.5 x 56 x 45 cm. Dresde. S. II a. C – I d. C. 30 x 25.5 x 25.7 cm. Dresde.
21. Otras obras de
“Sentimiento, sensualidad y alegría festiva en el arte helenístico-romano”
Muchachas, terracota policromada. Obra helenística-romana. Cabeza de anciana. Obra helenística-romana.
S. II a. C – I d. C. 21,6 x 5 x 4.1 cm. Dresde. S. II a.C. – I d. C. 33.5 x 21 x 14.5 cm. Dresde.
22. Imágenes del poder.
Retratos romanos al final
del Imperio
La exhibición de retratos en espacios
públicos y privados es una costumbre
romana muy típica, desde los remotos
tiempos de la República.
No se limita a hombres, como es
habitual en casi todas las culturas, sino
incluye también retratos femeninos e
infantiles. Las obras seleccionadas -
estatuas, estatuillas, bustos y relieves
de mármol y plata- datan de los siglos
II a IV. Están divididas en un grupo con
retratos de mujeres que testifican, con
sus ostentosos peinados, el prestigio
público de la mujer en la sociedad
romana, y niños, muestra del cariño
hacia sus miembros más jóvenes. El
segundo grupo representa retratos de
Vista general de la sala dedicada a
hombres, en su mayoría militares, que Imágenes del poder. Retratos romanos al final del Imperio
ostentan virtudes masculinas como el
valor o la superioridad de espíritu.
23. Imágenes del poder.
Retratos romanos al final
del Imperio
La exposición concluye con obras de la
Antigüedad tardía (siglo IV), una época
en que conviven casi sin enfrentarse el
viejo mundo grecorromano con sus
mitos y ideas y el mundo cristiano con
su creencia nueva, legalizado por
Constantino el Grande.
Junto con los retratos de los
emperadores Constantino y Majencio,
hieráticos y de mirada penetrante, casi
bizantina, se exponen esculturas de
tema pagano de la época del
emperador cristiano Teodosio y el
monumento tal vez más importante y
bello de su reino, el gran Missorium de
plata de la Real Academia de Historia.
El relieve de plata con Teodosio y su
corte rodeados de divinidades paganas
es el ejemplo más insigne de la Missorium de Teodosio. Obra Romana del s. II-IV d. C.
convivencia de estos dos mundos. Diám. 74 cm. Madrid, Real Academia de la Historia.
24. Otras obras de
“Imágenes del poder. Retratos romanos al final del Imperio”
Joven jugadora de tabas con retrato. Obra Romana Sarcófago con la caza de Meleagro. Obra Romana.
S. II – IV d. C. 55.5 x 51 x 43.5 cm. Dresde. S. II-IV d. C. 84,5 x 233 x 11 cm. Dresde.
25. Esculturas relacionadas con la exposición pero en otras salas de la
Colección permanente del Museo del Prado
Copia romana de la Atenea Partenos. 130 - 150 d.C. Venus del delfín. 140 - 150 d.C. 200 cm x 50 cm x 47 cm.
98 cm x 36 cm x 40 cm. Museo del Prado. Museo del Prado.
26. Esculturas relacionadas con la exposición pero en otras salas de la
Colección permanente del Museo del Prado
Copia romana de El baño de Afrodita de Doidalsas de Bitinia. 100 - 120 d.C. Estatua de Afrodita del tipo ''Venus Felix''. Hacia 150 d.C.
64 cm x 34 cm x 45 cm. Museo del Prado. 195 cm x 70 cm x 70 cm. Museo del Prado.
27. Esculturas relacionadas con la exposición pero en otras salas de la
Colección permanente del Museo del Prado
Ofrenda de Orestes y Pílades (Grupo de San Ildefonso). Hacia el 10 a.C. 161 Pedestal de una escultura clásica: la apoteosis de Claudio. Siglo I d.C.
cm x 106 cm x 56 cm. Museo del Prado. 245 cm x 125 cm x 125 cm. Museo del Prado.
28. Esculturas relacionadas con la exposición pero en otras salas de la
Colección permanente del Museo del Prado
Augusto togado. Segundo cuarto del siglo II d.C. Augusto o Tiberio en desnudo heroico. Hacia 50 d.C.
205 cm x 87 cm x 52 cm. Museo del Prado. 218 cm x 105 cm x 80 cm. Museo del Prado.
30. Selección de obras de la Colección Permanente del Museo del Prado
• Debido a la magnitud de las colecciones expuestas y la dificultad para decidir qué ver el Museo del Prado
propone a sus visitantes tres recorridos para conocer sus obras maestras.
• Según el tiempo con el que se cuente para realizar la visita, se han seleccionado 15, 30 y 50 piezas que
recorren los nombres de los pintores más destacados, además de obras excepcionales de orfebrería y
escultura de los fondos del Museo.
• Tres recorridos por las salas, en donde no dejar de ver obras cumbre de los maestros europeos como La
Anunciación de Fra Angélico, El Lavatorio de Tintoretto, El Descendimiento de Roger van der Weyden, El
Jardín de las delicias del Bosco o Las tres gracias de Rubens; junto con obras claves de la escuela española
como Las Meninas de Velázquez, El sueño de Jacob de Ribera o Los Fusilamientos de Goya.
• En nuestro caso nos vamos a limitar en esta ocasión a aquellas obras que nos entren a examen en la
Prueba de Acceso a la Universidad.
31. Hacia 1426
La Anunciación
FRA ANGELICO
Tabla central de un retablo que
muestra bajo el pórtico la Anunciación
del Arcángel Gabriel a María y, a su
izquierda, la expulsión de Adán y Eva
del Paraíso. La condenación y salvación
del hombre. En el banco o predela se
narran escenas de la vida de la Virgen:
Nacimiento de María y los Desposorios
con San José, Visitación de María a su
prima Santa Isabel, Nacimiento del
Niño Jesús, la Presentación del Niño en
el Templo y la Dormición de la Virgen
con Cristo recogiendo su alma.
Fra Angelico es muy minucioso en los
detalles y calidades de los objetos y
personajes representados, aúna en su
estilo la tradición tardogótica italiana
con el nuevo lenguaje renacentista.
Ejemplo de ello es la profundidad
espacial de la arquitectura.
Ampliar imagen
32. Hacia 1435
El descendimiento
VAN DER WEYDEN
Centra la composición en la Compassio
Mariae, la pasión que experimenta la
Virgen ante el sufrimiento y la muerte
de su Hijo. Escoge el momento en que
José de Arimatea, Nicodemo y un
ayudante sostienen el cuerpo de Jesús
y María cae desmayada en el suelo
sostenida por San Juan y una de las
santas mujeres.
Weyden maneja con maestría las
figuras representadas en un espacio
limitado por el fondo dorado y en los
extremos San Juan y la Magdalena
cierran la composición. Sobresale
además el juego de diagonales
paralelas de los cuerpos de Cristo y de
María, poniendo de manifiesto su
doble pasión. Impactan los gestos y la
contención con que se expresan los
sentimientos.
Ampliar imagen
33. 1500 - 1505
El jardín de las delicias
EL BOSCO
En el tríptico abierto se incluyen tres
escenas. La tabla izquierda está
dedicada al Paraíso, con la creación de
Eva y la Fuente de la Vida, mientras la
derecha muestra el Infierno. La tabla
central da nombre al conjunto, al
representarse en un jardín las delicias
o placeres de la vida. Entre Paraíso e
Infierno, estas delicias no son sino
alusiones al Pecado, que muestran a la
humanidad entregada a los diversos
placeres mundanos.
Obra de carácter moralizante, es una
de las creaciones más
enigmáticas, complejas y bellas de El
Bosco, realizada en la última etapa de
su vida. Adquirida en la almoneda del
prior don Fernando, hijo natural del
gran duque de Alba, Felipe II la llevó a
El Escorial en 1593.
Ampliar imagen
34. 1548
El emperador Carlos V
a caballo en Mühlberg
TIZIANO
Retrato ecuestre del emperador Carlos
V (1500-1558) conmemorativo de la
victoria en Mühlberg de las tropas
imperiales sobre las protestantes. La
aparente sencillez de la composición
esconde una compleja simbología que
muestra al Monarca en su doble
condición de caballero cristiano y
heredero de la tradición imperial
romana. Ejemplo de ello es la lanza
que sostiene el Emperador con su
mano derecha y que siendo el símbolo
del poder de los césares, también hace
referencia al arma de San Jorge.
Los antecedentes formales de la
composición se han citado en la
estatua ecuestre romana del
emperador Marco Aurelio (121-
180), en diversos modelos de los
grabados de Alberto Durero.
Ampliar imagen
35. Hacia 1580
El caballero de la
mano en el pecho
EL GRECO
Retrato de personaje
desconocido, vestido con traje negro
de cuello y puños de encaje y luciendo
colgante y espada, detalle que destaca
su condición de caballero. Una de las
obras maestras del Renacimiento
español y una de las más divulgadas de
El Greco. Se distingue por la
expresividad de la mirada que el
personaje mantiene fija en el
espectador y el naturalismo en el
gesto de la mano.
Existen muy diversas interpretaciones
entorno a la identidad del personaje y
al significado del gesto, afirmando
algunos que simboliza diferentes
estados, como arrepentimiento o un
juramento. Se ha llegado a identificar
al caballero con Juan de Silva y
Ribera, III marqués de
Montemayor, alcalde del Alcázar de
Toledo.
Ampliar imagen
36. 1609 - 1628
Adoración de los Magos
RUBENS
A la izquierda de la composición, bajo
una columna clásica, el Niño ayudado
por su madre, juega con los regalos
que le ofrece uno de los Magos. Desde
ese punto hacia la derecha se
representa el resto de las figuras que
componen el cortejo de los Reyes.
En ella se aprecia un primer estilo de
Rubens, influido por su viaje a Italia:
figuras vigorosas, la utilización intensa
de la luz y abigarradas composiciones.
En 1621 la obra pasó a la Colección
Real. Cuando en 1628/1629 Rubens
visitó España amplió la pintura hasta
sus dimensiones actuales. En una
franja superior incluyó dos ángeles de
influencia tizianesca, incorporando
otra franja a la derecha, donde hizo
constar su autoría, autorretratándose
sobre un caballo.
Ampliar imagen
37. Hacia 1635
Las Tres Gracias
RUBENS
Las Gracias, descritas en la Teogonía
de Hesiodo, eran tres: Aglaya, que
significa
resplandeciente, Eufrósine, que quiere
decir gozosa y Talía, que significa
floreciente. Nacidas de uno de los
amores de Zeus, las tres Gracias eran
vírgenes puras que vivían con los
dioses, asistían a los banquetes y
despertaban la alegría de vivir. Estaban
al servicio de Afrodita, diosa del amor.
Las figuras están inspiradas en la
escultura clásica, visible en la
intención de reproducir la frialdad del
mármol en sus carnes. El ritmo circular
y la elegante ondulación son
características habituales en el
artista, aspectos que se unen a las
formas grandilocuentes y los colores
cálidos que incorpora el pintor en las
obras de sus últimos años.
Ampliar imagen
38. 1628 - 1629
El triunfo de Baco
o Los Borrachos
VELÁZQUEZ
El dios del vino, sentado en un
tonel, semidesnudo y tocado con hojas
de vid, corona a un joven soldado
rodeado de un grupo de bebedores. El
tratamiento del tema se aleja de la
tradición ennoblecedora del mito, en
una reinterpretación naturalista no
exenta de paradoja entre la gravedad
casi ritual de las figuras de la izquierda
y la ironía picaresca y el realismo del
grupo de la derecha. Estilísticamente
la obra conserva el gusto naturalista de
su etapa sevillana, junto con la
influencia colorista que Velázquez
asimila de la obra de Rubens y la
pintura veneciana del siglo XVI.
En ella desarrolla un discurso pictórico
sobre las bondades del vino y su
capacidad para consolar a las gentes
de las penalidades de la vida diaria.
Ampliar imagen
39. Hacia 1630
Vista del jardín de la
Villa Medici en Roma
VELÁZQUEZ
Obra maestra de la historia del paisaje
occidental en la que Velázquez plasmó
su idea del paisaje sin una excusa
narrativa que lo justifique.
Probablemente pintada durante el
primer viaje del pintor a Roma, hoy en
día se tiende a pensar que fue
realizada para inmortalizar un
momento concreto y una circunstancia
atmosférica determinada, la tarde.
Esta obra representa un rincón del
jardín de la Villa Medici. Dos hombres
conversan delante de una
serliana, cerrada por tablones de
madera. Sobre la arquitectura un
personaje tiende una sábana. Y, a la
derecha de la composición, puede
distinguirse en un nicho los perfiles de
una de las esculturas que forman la
magnífica colección artística de la villa.
Ampliar imagen
40. Hacia 1630
Vista del jardín de la
Villa Medici en Roma
VELÁZQUEZ
Obra maestra de la historia del paisaje
occidental en la que Velázquez plasmó
su idea del paisaje sin una excusa
narrativa que lo justifique.
Probablemente pintada durante el
primer viaje del pintor a Roma, hoy en
día se tiende a pensar que fue
realizada para inmortalizar un
momento concreto y una circunstancia
atmosférica determinada, el mediodía.
Esta obra representa un rincón del
jardín de la Villa Medici. En este
lienzo, dos hombres conversan en
primer plano mientras un tercero se
asoma a través de una serliana
presidida por una escultura de Ariadna
dormida.
Se trata de uno de los pocos ejemplos
anteriores al siglo XIX de paisaje
directo tomado del natural.
Ampliar imagen
41. Hacia 1632
El conde-duque de
Olivares a caballo
VELÁZQUEZ
El valido de Felipe IV se muestra con
media armadura, sombrero, banda y
bengala de general, remarcando su
condición de jefe de los ejércitos
españoles. Al fondo de un amplio
paisaje, la humareda alude a una
batalla. Se trata de un retrato
eminentemente propagandístico.
Olivares está representado a caballo y
en corveta, posición reservada
tradicionalmente a los más
poderosos, símbolo evidente de poder
y de mando. La agitación del caballo
contrasta con la figura, que vuelve su
arrogante mirada hacia el espectador.
Técnicamente esta composición de
Velázquez destaca la utilización de
colores cálidos aplicados en largas
pinceladas, rápidas y
compactas, formando grandes
manchas de color.
Ampliar imagen
42. 1635
La Rendición de Breda
o Las Lanzas
VELÁZQUEZ
Ambrosio Spínola, general genovés al
mando de los tercios de
Flandes, recibe del gobernador
holandés, Justino de Nassau, las llaves
de la ciudad de Breda, rendida tras un
largo asedio.
La obra, con clara finalidad de
propaganda política, insiste en el
concepto de clemencia de la
monarquía hispánica. Velázquez no se
recrea en la victoria y la batalla sólo
está presente en el fondo humeante.
El cuadro es una excelente muestra del
dominio de todos los recursos
pictóricos por parte del autor:
habilidad para introducir la
atmósfera, la luz y el paisaje en sus
lienzos, maestría retratística y
conocimiento profundo de la
perspectiva aérea.
Ampliar imagen
43. 1640
Francisco Lezcano
el Niño de Vallecas
VELÁZQUEZ
Un personaje, de evidente retraso
mental aparece sentado al abrigo de
una roca. Considerado como Francisco
Lezcano, “el Niño de Vallecas”, la
identificación está basada en la
aparición de un bufón con tal nombre
entre los documentos de palacio
desde 1634 hasta su muerte en 1649.
Con su característica sensibilidad nos
presenta un personaje lleno de
ternura, compañero y entretenimiento
del príncipe Baltasar Carlos, al que
sirvió. Pero más allá de los valores
plásticos se trata de un retrato donde
los elementos iconográficos, como las
cartas, o la localización en un
exterior, recordando los retratos de
anacoretas, sugieren un nuevo juego
metafórico, al que Velázquez era tan
aficionado, y que aún hoy no ha sido
plenamente identificado.
Ampliar imagen
44. Hacia 1656
La familia de Felipe IV
o Las Meninas
VELÁZQUEZ
Retrato de la infanta Margarita, hija de
Felipe IV, rodeada por sus damas de
compañía, las “meninas. Felipe IV y
Mariana de Austria se reflejan en el
espejo del fondo, juego espacial de
extraordinaria complejidad.
Compleja composición construida a
partir de una admirable habilidad para
el uso de la perspectiva, de la
plasmación de la luz y de la
representación de la atmósfera.
Las interpretaciones sobre el tema y la
plasmación del mismo han sido
múltiples. Las más numerosas
subrayan la reivindicación de la
nobleza de la pintura frente a las
prácticas artesanales. Velázquez se
autorretrata pintando el propio cuadro
a la izquierda del lienzo, afirmando así
la supremacía del arte de la pintura.
Ampliar imagen
45. Hacia 1657
La fábula de Aracne
o Las Hilanderas
VELÁZQUEZ
Representación compleja y altamente
intelectual del mito clásico de Aracne.
El mito aparece representado en dos
planos bajo la apariencia de un día
cotidiano en la Fábrica de Tapices de
Santa Isabel. Al fondo de la escena el
rapto de Europa aparece hilado en el
tapiz que cuelga de la pared y, ante él
Atenea, vestida con armadura, castiga
a Aracne. En primer plano se
representaría el desarrollo del
concurso. Atenea, hilando en la rueda
y Aracne devanando una madeja.
La complejidad iconográfica elevaría la
creación pictórica a la altura de otras
artes mejor consideradas en el siglo
XVII, como la poesía o la música, y las
referencias a grandes pintores, como
Tiziano y Rubens elevarían a Velázquez
a la altura de los grandes genios de la
Historia del Arte.
Ampliar imagen
46. 1639
El Martirio
de San Felipe
RIBERA
El Apóstol, santo patrono del rey
Felipe IV, predica en Escytia y en
Hierápolis, ciudad en la que, a los 87
años, es crucificado con cuerdas y
enterrado. Ribera lo representa
desnudo y atado al travesaño en el
momento de ser subido por tres
sayones, ante un grupo de infieles.
Llama la atención, a la izquierda, la
figura femenina con un niño en
brazos, alegoría de la Caridad cristiana.
Considerado durante algún tiempo
como el tormento de San
Bartolomé, es una de las
representaciones de martirio más
inquietantes de la pintura barroca.
Obra característica de la segunda
etapa pictórica de Ribera, en ella
destacan los fondos luminosos, las
tonalidades claras y el dominio de la
diagonal en la composición.
Ampliar imagen
47. Hacia 1660
Bodegón
ZURBARÁN
Cuatro recipientes, uno metálico y tres
de barro, de diferentes formas y
terminación, alineados sobre una
repisa frente a un fondo neutro y
acompañados de dos bandejas
metálicas, sobre las que reposan los
cacharros de los extremos.
Composición extraordinariamente
sencilla, otorga a la luz el
protagonismo absoluto ya que es ella
quien individualiza cada objeto.
Zurbarán pintó muy pocos bodegones
y se recrea en este caso en la pura
técnica pictórica, en las texturas y el
goce estético, sin otorgar a la obra un
segundo significado temporal, a
diferencia de otras representaciones
que suelen incluir flores
muertas, relojes, calaveras o alimentos
como alusión al paso del tiempo.
Ampliar imagen
48. Hacia 1678
La Inmaculada de los
Venerables o de Soult
MURILLO
Retrato de la infanta Margarita, hija de
Felipe IV, rodeada por sus damas de
compañía, las “meninas. Felipe IV y
Mariana de Austria se reflejan en el
espejo del fondo, juego espacial de
extraordinaria complejidad.
Compleja composición construida a
partir de una admirable habilidad para
el uso de la perspectiva, de la
plasmación de la luz y de la
representación de la atmósfera.
Las interpretaciones sobre el tema y la
plasmación del mismo han sido
múltiples. Las más numerosas
subrayan la reivindicación de la
nobleza de la pintura frente a las
prácticas artesanales. Velázquez se
autorretrata pintando el propio cuadro
a la izquierda del lienzo, afirmando así
la supremacía del arte de la pintura.
Ampliar imagen
49. 1777
El Quitasol
GOYA
Cartón para tapiz con una joven
sentada acompañada de un perro y de
un majo que la protege del sol con una
sombrilla.
La perspectiva de abajo arriba y el
formato indican que la pieza estaba
destinada a una sobreventana. La
composición, piramidal, y con las
figuras en primer plano, refleja la
influencia en Goya de la pintura clásica
italiana, así como la maestría del
artista al pintar las luces y sombras.
El tapiz resultante estaba destinado a
colgar en el comedor de los príncipes
de Asturias (el futuro Carlos IV y su
esposa María Luisa de Parma) en el
Palacio de El Pardo.
Ampliar imagen
50. 1800
La Familia de
Carlos IV
GOYA
Retrato de la familia del rey Carlos IV
realizado en 1800, poco después de
ser nombrado Goya primer pintor de
cámara.
Los precedentes de esta compleja
composición son el Retrato de Felipe V
con su familia de Van Loo y Las
Meninas de Velázquez, ambas obras
en el Museo del Prado.
Destaca el cuidado en el diseño de los
trajes, a la última moda, de las joyas, y
de las condecoraciones.
La armoniosa, clara y a un tiempo
compleja composición, revela la
maestría del artista. La sutil definición
de los caracteres atestigua la
capacidad del pintor para analizar al
ser humano.
Ampliar imagen
51. 1814
El 3 de mayo de 1808
o Los Fusilamientos
GOYA
Representación de los fusilamientos de
patriotas de Madrid por el ejército de
Napoleón, represalia al levantamiento
del 2 de mayo de 1808 contra la
ocupación francesa.
Los soldados franceses, de espaldas a
la derecha de la composición, apuntan
a los madrileños que han de morir. El
dramatismo y la tensión de la escena
quedan subrayados por el uso de la
luz, que ilumina fuertemente a los
héroes permitiendo diferenciar sus
caracteres y actitudes en un detallado
estudio psicológico de los personajes.
Esta obra fue realizada junto a su
pareja, El 2 de mayo de 1808 o La
lucha con los mamelucos.
Ampliar imagen
52. 1821 - 1823
Saturno
devorando a un hijo
GOYA
Las pinturas murales que decoraron la
casa de Goya conocida como la
“Quinta del Sordo”, se han
popularizado con el título de Pinturas
Negras por el uso que en ellas se hace
de los pigmentos oscuros y negros y
también por lo sombrío de los temas.
El carácter privado e íntimo de esta
casa, hizo que el artista se expresara
en estas obras con gran libertad.
Saturno, en el momento de devorar a
uno de sus hijos, es una de las
imágenes más expresivas de las
Pinturas Negras.
El dios de la mitología podría ser la
personificación de un sentimiento tan
humano como el miedo a perder el
poder o, simplemente, el pánico ante
los estragos del paso del tiempo.
Ampliar imagen