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INTRODUCCIÓN
La espasmofemia es una perturbación del ritmo y de la fluidez del
habla con una frecuencia inusual, que afecta a sonidos, sílabas o
palabras.


Su incidencia es mayor en los niños que en las niñas y su
etiología es considerada multicausal (gran variedad de factores
involucrados). Sus síntomas se clasifican en tartamudez de
desarrollo   o madurativa  y   en  tartamudez  de  evolución  o
“verdadera”.

Su sintomatología presenta una gran variedad de formas, desde
pequeños   bloqueos   a   grandes espasmos e   incoordinaciones
respiratorias y musculares.


La tartamudez “verdadera” no cesa en el tiempo a pesar de la
maduración del sistema nervioso y de la integración del lenguaje,
perdurando hasta la adultez.


Los enfoques terapéuticos están orientados tanto a la labor
preventiva   como   a  la   rehabilitatoria  logrando   excelentes
resultados en este campo y disminuyendo los síntomas prácticamente
a cero en la mayoría de los casos.


A   continuación   desarrollaremos  algunos  de   los   enfoques
terapéuticos más utilizados y que han dado excelentes resultados
en la clínica fonoaudiológica.




                              INDICE

INTRODUCCIÓN .................................................. 02

I.    CONCEPTO ............................................... 04

II.   PREVALENCIA, INCIDENCIA ................................ 04


                                                                     2
III.      DESARROLLO DE LA PERSONA CON ESPASMOFEMIA .............. 05

 IV.      FACTORES DE RIESGO ..................................... 08

  V.     ETIOLOGÍA .............................................. 09
         5.1. Factores Neurofisiológicos
         5.2. Factores relativos al paciente
         5.3. Factores relativos al ambiente

 VI.      SIGNOS DE ALARMA ....................................... 13

VII.      CLASIFICACIÓN .......................................... 13

VIII.     NORMALIDAD Y GRADOS DE TARTAMUDEZ ...................... 14

 IX.     TRATAMIENTO    ............................................ 16
         9.1. Terapia   el niños con espasmofemia
         9.2. Terapia   en adolescentes con espasmofemia
         9.3. Terapia   en adultos con espasmofemia

  X.      TÉCNICAS DE TRATAMIENTO ................................ 21
          10.1. Ejercicios de Respiración
          10.2. Reeducación de la velocidad del habla
          10.3. Habla rítmica
          10.4. Facilitación de la coordinación motora oral
          10.5. Establecimiento de contactos articulatorios leves
          10.6. Comienzo fácil
          10.7. Relajación
          10.8. Desensibilización
          10.9. Control de la respiración
         10.10. Enmascaramiento
         10.11. Retroalimentación auditiva demorada (RAD)
         10.12. Seguimiento y habla en coro
         10.13. Aumento de la longitud y la complejidad
         10.14. Cancelación

 XI.      CONSEJO A LOS PADRES ................................... 33

  REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ................................... 35
                           ESPASMOFEMIA

    I.    CONCEPTO
  Interrupciones en la fluidez del habla de las personas, que se
  acompañan de tensión muscular, miedo y stress, las cuales son la
  expresión visible de la interacción de determinados factores
  biológicos, psicológicos y sociales.



                                                                          3
Estas características biológicas que se evidencian en una forma
particular de expresión verbal son condicionadas e incrementadas
por el entorno, a través de las evaluaciones negativas que se
hacen de la forma en que se expresa verbalmente, tanto por parte
del interlocutor como del propio hablante” (Rodríguez, P. 1998).

No se altera el contenido de lo que se dice, y que puede
acompañarse además de manifestaciones físicas con movimientos de
alguna parte de la cara o gesticulación excesiva.

Los esfuerzos para hablar y el stress normal del crecimiento
pueden ser los precipitantes inmediatos de pequeña repeticiones,
dudas y elongación de los sonidoseventos que caracterizan la
temprana aparición de tartamudez así como también de la
disfluencia normal en el desarrollo del lenguaje. Estos primeros
síntomas de tartamudez gradualmente desaparecen sólo algunos niños
los mantienen, y de hecho empiezan a mostrar actitudes frente al
lenguaje más tensas; presentando vergüenza, susto o frustración.



 II.   PREVALENCIA, INCIDENCIA
Alrededor del 5% de los niños pasan por un período de tartamudez
que dura aprox. 6 meses. Tres de cuatro de ellos se recuperan más
adelante, quedando un 1% con el problema a largo plazo.

Los antecedentes muestran que la frecuencia es igual en niños y
niñas al comienzo de esta etapa del desarrollo del lenguaje pero
luego los que continúan con tartamudez (esto es en etapa escolar)
son mayormente niños, aproximadamente un 75%.


III.   DESARROLLO DE LA PERSONA CON ESPASMOFEMIA


1. La primera fase corresponde al período de preescolar, entre los
   2 y los 6 años, en el que destacan seis características que se
   pueden encontrar en la mayoría de los casos:

       a) La dificultad tiende a ser episódica. el problema se
          presenta durante semanas o meses entre los que hay
          períodos de habla normal. En esta fase hay un alto
          porcentaje   de  recuperación   espontánea,   en que los
          episodios de tartamudeo no vuelven a aparecer.


                                                                 4
b) El niño tartamudea más cuando está excitado o enfadado,
       cuando tiene mucho que, decir, o en condiciones de mucha
       presión comunicativa.

    c) El síntoma dominante del habla es la repetición. La
       repetición simple es con frecuencia el único síntoma que
       se encuentra.   Lo habitual es que se repitan las sílabas
       iniciales y a veces hay cierta tendencia a repetir
       palabras enteras.

    d) Hay una tendencia marcada a que el tartamudeo aparezca al
       principio de la oración. En algunos niños pequeños el
       tartamudeo se limita casi por completo a la primera
       palabra de la emisión.

    e) Los errores en el habla se dan en las palabras-función,
       pronombres,  conjunciones, artículos  y  preposiciones.
       suelen repetir la palabra completa. Se repiten con
       frecuencia palabras como: “pero”, “y”, “que”, “yo” y
       “con”.

    f) En esta fase el niño no se muestra preocupado por sus
       dificultades del habla. Los niños de 2 o 3 años se
       muestran frustrados cuando tartamudean y no quieren
       hablar, lloran, o pueden decir “no puedo hablar”. Estas
       reacciones se dan en respuesta a una experiencia inmediata
       en la que se han tenido que hacer muchos esfuerzos para
       hablar. Son reacciones breves y puntuales, que no tienen
       reacción con las reacciones de los niños tartamudos
       mayores de temor ante la comunicación.

2. La segunda fase del desarrollo del tartamudeo se manifiesta en
   las primeras etapas de la escolaridad primaria y viene marcada
   por:

    a) El trastorno es fundamentalmente crónico. Es decir, hay
       muy pocos períodos de habla normal, cuando aparecen.

    b) El autoconcepto del niño es de ser tartamudo.

    c) El tartamudeo se da en las partes principales del
       discurso, nombres, verbos, adjetivos y adverbios. Hay
       menos tendencia a tartamudear en las palabras iniciales y
       las repeticiones de toda la palabra no son frecuentes.


                                                                5
d) A pesar de que su autoconcepto sea el de tartamudo, el
        niño se muestra poco preocupado por sus dificultades de
        habla. No aparecen características como la anticipación
        del tartamudeo, de las sustituciones, circunloquios,
        evitación del habla o miedo a las palabras, sonidos o
        situaciones, los cuales son más propios del tartamudeo más
        avanzado.

     e) Parece ser que el tartamudeo aumenta cuando el niño está
        excitado o hablando rápido.


3. La tercera fase   abarca desde los 8 años en adelante. Esta etapa
   parece ser más    común al final de la infancia y en la primera
   adolescencia.     El   tartamudeo  en   esta   fase   tiene   las
   características   típicas de:

     a) El tartamudeo aparece y desaparece en función de la
        situación específica en la que se encuentra la persona.
        Hay situaciones que se suelen considerar más difíciles que
        otras, como hablar ante toda la clase, hablar con extraños
        o usar el teléfono.

     b) También hay algunas palabras y sonidos que se consideran
        más difíciles que otros.
     c) Se comienzan a usar las sustituciones de palabras y
        circunloquios en respuesta a una frustración más que a un
        miedo real del tartamudeo.

     d) No se evitan apenas las situaciones en las que hay que
        hablar y no hay apenas muestras de temor o retraimiento.

En esta etapa empieza a desarrollarse la anticipación al
tartamudeo como algo muy consciente. También es característico que
el tartamudo hable libremente en casi todas la situaciones a pesar
de   que  la   persona   muestre   completamente  desarrollado   el
tartamudeo.    También puede que muestre irritación ante las
dificultades que tiene para hablar, más que vergüenza o ansiedad.



4. El final del desarrollo del tartamudeo, la cuarta fase, se
   puede ver en niños de más de 10 años o mayores, especialmente
   al final de la adolescencia y también en la edad adulta. Las
   características vienen marcadas por:


                                                                   6
a) Anticipaciones intensas y temor al tartamudeo.

     b) Se temen palabras, sonidos y situaciones.

     c) Sustituciones de palabras y circunloquios muy frecuentes.

     d) Evitación de situaciones de comunicación y aparición de
        otros indicadores de miedo y vergüenza. Estas reacciones
        pueden afectar a la capacidad del niño o del adolescente
        para establecer relaciones sociales espontáneas y puede
        provocar aislamiento del resto de la gente.

     e) El aspecto más distintivo de esta fase son las    reacciones
        emocionales que empiezan a suponer un problema.   Los chicos
        empiezan a hacer conscientes de las reacciones    que tienen
        los demás ante su modo de hablar, y comienzan     a sentirse
        mal y a malinterpretar estas reacciones.



Este tipo de descripciones ayudan a clarificar que el tartamudeo
muestra diferentes características a lo largo de su desarrollo.
Sin embargo, estas subdivisiones no se suelen utilizar de esta
manera en la clínica. Cuando se va a realizar la evaluación o
diagnóstico del problema es más útil describir el tartamudeo y
detallar todos los factores que están influyendo.

Siguiendo la explicación de las distintas fases evolutivas, parece
claro que las faltas de fluidez aparecen de forma más simple en el
comienzo de la dificultad y que se van complicando en función de
las influencias ambientales, de factores del desarrollo y psico-
sociales.

Ante esta perspectiva es evidente que cuanto antes podamos
identificar los elementos que aumentan el riesgo de sufrir
disfluencias a largo plazo y podamos desarrollar estrategias para
solucionar el problema, más posibilidades tendremos de prevenir un
problema de tartamudeo crónico. Además se sabe que el pronóstico
de recuperaciones es mayor y puede alcanzar un 82% si el
profesional proporciona orientaciones a los padres antes del que
el niño tenga 5 años de edad. Sin embargo, esta proporción se
reduce a un 37% si la evaluación del niño se realiza después de
los 5 años.




                                                                    7
IV.   FACTORES DE RIESGO

4.1.    Historia Familiar

Existe actualmente importante evidencia que casi la mitad de los
niños que tartamudean tienen algún miembro en la familia que lo
hace y aumenta el riesgo si esa persona aún tartamudea. El riesgo
disminuye si esa persona superó la tartamudez en la infancia.


4.2.    Edad de aparición

Los niños que empiezan a tartamudear antes de los 3 años y medio,
es muy probable que lo supere en 6 meses.




4.3.    Tiempo de evolución

Entre el 75% y 80% de todos los niños que empiezan a tartamudearlo
superan en alrededor de 1 año sin tratamiento fonoaudiológico. En
la medida que lleve más tiempo tartamudeando, es menos factible
que pueda superar por sí mismo el problema.




 V.    ETIOLOGÍA

5.4.    Factores Neurofisiológicos

Las teorías neurofisiológicas se basan en los resultados de
investigaciones sobre diferentes aspectos del sistema nervioso
central. En un principio se relacionó la tartamudez con la
existencia de alteraciones cerebrales.
Una primera teoría y más conocida fue la de la dominancia
cerebral. Se planteó que la aparición de disfluencias en el niño
que está aprendiendo a hablar, dependía de la falta de una
dominancia cerebral establecida para el lenguaje. Se argumentó que
los órganos fonoarticuladores, la lengua, mandíbula, laringe, ect.
Recibían   en sus dos partes, derecha e izquierda, los impulsos
motores   de   diferentes   zonas    de  ambos   hemisferios.   La


                                                                 8
sincronización de estos impulsos provenientes de        dos   vías
produciría un habla fluida y suave, sin distorsiones.

Los investigadores atribuyeron la adecuada sincronización a que
uno de los hemisferios era el dominante en los impulsos nerviosos.
Pero, si no se producía la suficiente dominancia de uno de los
hemisferios, las acciones de las dos mitades de la musculatura del
habla no se sincronizaría y aparecería una tendencia a la ruptura
del habla. Esta división podría crear retrasos en los tiempos de
procesamiento de las estructuras del habla y producir una
programación anormal de la misma. En el cerebro de la persona que
tartamudea, al no estar lateralizado, los mensajes de ambos
hemisferios entrarían en competición y crearían la disrupción.




La dominancia del hemisferio izquierdo del lenguaje implicaría que
está más especializado en la adquisición y procesamiento del
lenguaje que el hemisferio derecho y la dominancia derecha podrían
influir negativamente en el desarrollo de las capacidades
lingüísticas.
No se sabe cómo el lenguaje llegue a residir principalmente en un
hemisferio, pero parece que la lateralización del lenguaje se
produce en torno a los ocho años. Se argumenta que si
posteriormente los niños continúan tartamudeando, es consecuencia
de que la lateralización cerebral del lenguaje sigue siendo
incompleta.

Como la dominancia manual hace referencia a la lateralización del
lenguaje, también se ha estudiado ampliamente la dominancia manual
y el tartamudeo. Los resultados de los estudios no son claros. Se
han dado estimaciones muy variables, de zurdos que tartamudean
desde el 2% al 21% y de los ambidiestros del 61%. La investigación
sobre lateralidad no ha conseguido demostrar que las personas que
tartamudean se diferencien por ser zurdas o ambidiestras como se
creía.

Yeudall (1964), en su teoría neuropsicológica de la tartamudez,
sostiene que el hemisferio cerebral izquierdo normalmente tiene la
función de ejercer el control motor del habla y de inhibir al
hemisferio cerebral derecho en el trascurso de ésta. En las
personas disfluentes, el habla fluida se interrumpe cuando el
hemisferio cerebral derecho inapropiadamente ejerce el control del
habla, ya sea en el inicio o en el trascurso de la misma. Cada
hemisferio utiliza estrategias diferentes para procesar la

                                                                 9
información y es activado, en mayor o menor medida, por estímulos
variables. El hemisferio izquierdo, que opera de un modo
segmentario,   es   más   eficiente   para  procesar   información
fonológica, mientras que el hemisferio derecho, no segmentario, lo
es para elaborar información semántica.

Yeudall afirma que, previamente al tratamiento, las personas
disfluentes muestran un mayor predominio o activación del
hemisferio derecho en la región frontal posterior, y luego del
tratamiento esas mismas personas exhiben un cambio significativo
de activación hemisférica durante la expresión verbal, de la parte
no dominante a la dominante.
Otra de las conclusiones de la teoría de Yeudall es que, teniendo
en cuenta las investigaciones del sistema nervioso central, las
personas disfluentes carecen de dominancia cerebral para el habla.
Lo que los tratamientos efectivos buscarían, entonces,       es la
activación   del   hemisferio   cerebral   izquierdo,   estimulando
habilidades que sostengan una fluidez consciente y voluntaria.

Los estudios electroencefalográficos que midieron los efectos del
programa intensivo de tratamiento demuestran que el estrés y las
emociones negativas producen una activación del hemisferio
cerebral derecho. Si se siente temor o inseguridad o surgen
pensamientos negativos relacionados con el habla, se tendrá una
mayor dificultad para mantener el control de ésta. Es necesario un
balance adecuado de los dos hemisferios cerebrales para aumentar
la activación del hemisferio izquierdo, cuidando al mismo tiempo
las emociones negativas que puedan impedir que éste se vuelva más
dominante.

Los genetistas han encontrado que existe una susceptibilidad
familiar a la tartamudez, y que ocurre más frecuentemente en
hombres. Esto apoyado por el hallazgo de tartamudez en ambos
hermanos gemelos idénticos, y no la misma frecuencia en gemelos no
idénticos

Estudios radiológicos hechos en distintos centros muestran que los
adultos que tartamudean, evidencian diferentes anomalías en la
función cerebral. En contraste con los pacientes con habla normal,
las personas que tartamudean muestran desactivación de los centros
sensoriomotores izquierdos, y sobreactivación de los mismos
centros a derecha durante el habla.




                                                                 10
Existe la hipótesis que el defecto esencial es una falta de
integración sensoriomotora necesaria para regular los movimientos
rápidos de un habla fluida, una falta de coordinación entre los
sistemas neurales corticales y subcorticales, influyendo sobre la
selección, iniciación y ejecución de las secuencias motoras
necesarias para un habla fluida.
Estudios muestran patrones funcionales de activación neural
diferentes a las personas que no tartamudean. Los resultados
revelan diferencias significativas en la densidad de la sustancia
gris y blanca de los hemisferios izquierdo y derecho en las zonas
involucradas en el procesamiento auditivo y del habla.
Al parecer los tratamientos que inducen el canto (fluidez
temporal) y el comportamiento (fluidez permanente) tienden a
normalizar los patrones de activación cerebral.


5.5.   Factores relativos al paciente

Un niño que habla claro y con pocos errores es muy probable que
supere solo la tartamudez, a diferencia de uno al que cuesta
entenderle. Si el niño hace frecuentes sustituciones, hace sonidos
fuera de las palabras o tiene problemas para seguir indicaciones;
hay que ponerle más atención.
Suelen tener baja tolerancia a la frustración, impulsividad,
exceso de actividad, intentos de llamar la atención, miedos.


5.6.   Factores relativos al ambiente

Entre estos factores están:


       Estrés Comunicativo: los padres que hablan muy rápido, turnos
       de conversación rápidos, exceso de preguntas, superposiciones
       e interrupciones, competición por hablar, padres que no
       escuchan adecuadamente.

       Estrés interpersonal: problemas de disciplina, demandas poco
       realistas, exceso de actividades, competición/comparación con
       hermanos, poco tiempo con los padres.

       Situaciones Estresantes

Hasta el momento ninguno de estos factores de riesgo, parecen por
si solos indicar un problema crónico, sino más bien la interacción

                                                                  11
de estos factores de riesgo y/o presentar más de uno de ellos es
lo que parece diferenciar los niños que se mejoran de los que se
mantienen con tartamudez.




VI.      SIGNOS DE ALARMA

 Repetición de partes de palabra, palabras y/o frases, en número
  y frecuencia aumentada.
 Cambios de intensidad y frecuencia de la voz.
 Pausas, interjecciones y/o muletillas en un número mayor al
  habitual.
 Incomodidad al hablar.
 Esfuerzo al hablar.
 Prolongaciones.
 Tensión corporal visible y audible.
 Dificultad al empezar a hablar y/o en mantener el patrón
  respiratorio.
 Cambio de palabra por temor al bloqueo. Miedo a producir
  determinados sonidos.
 Evitar hablar o contestar con monosílabos (sí, no, vale,…).
 Miedo a enfrentar determinadas situaciones verbales.
 Poca participación en clase. Timidez exacerbada.




VII.     CLASIFICACIÓN

7.1.       Neurogénica

-      Por alguna lesión o golpe en el cerebro.
-      Tartamudez adquirida.
-      Los bloqueos pueden ocurrir en cualquier parte de la palabra.
-      No muestra miedo o ansiedad.


7.2.       Psicogénica

-      Por trauma severo.

                                                                       12
-       Es la menos común.
-       El tartamudeo es independiente de la situación.
-       No muestra ansiedad.




 7.3.       De Desarrollo

-       En las primeras etapas del desarrollo del lenguaje, entre los 2
        y 5 años.
-        Cuando el infante aprende estructuras gramaticales más
        complejas presenta difluencias propias de este aprendizaje.




VIII.     NORMALIDAD Y GRADOS DE TARTAMUDEZ

 8.1.       I Normalidad

Entre 1,5 años y 7 años muchos niños pasan por diferentes etapas
de disfluencias para lograr el desarrollo del lenguaje.
Los niños con disfluencias normales, entre los 18 meses y los 3
años, presentarán repeticiones de los sonidos, sílabas y palabras
especialmente   al   principio   de   las   frases,   esto   ocurre
habitualmente en 1% de las frases.
Luego de los 3 años, los niños con un lenguaje normal no repiten
los sonidos sino que las palabras y frases completas, incluso
sonidos de relleno, o dejando frases sin terminar. Los niños con
lenguaje normal pueden tener disfluencias en cualquier momento,
pero se hace más notorio cuando están cansados, tristes, o
“acelerados”, incluso cuando deben hacer preguntas o contestarlas.

Estas disfluencias pueden ser intermitentes en el tiempo, en
general los niños no notan estos cambios y la reacción de los
padres también es variable, desde que no notan estos cambios hasta
una gran aprehensión por la alteración del lenguaje que presentan
sus hijos. Estos padres muy aprehensivos se benefician siendo
derivados a un fonoaudiólogo para el niño sea evaluado y reciban
pautas de observación.


 8.2.       II Tartamudez leve



                                                                     13
Puede empezar en cualquier momento, pero es más frecuente entre
los 3 y 5 años, cuando el desarrollo del lenguaje es
particularmente rápido, y suele aparecer frente a situaciones de
stress para el niño (nuevo hermano, cambio de casa).

Estos niños se presentan igual que los anteriores, pero la
frecuencia de la disfluencia es mayor (repiten más veces o
prolongan letras) y muestran signos de darse cuenta de la
alteración, a veces cerrando los ojos, mirando hacia un lado,
tensando la boca. Otro signo en estos casos es que el tartamudeo
no tiene tanta intermitencia, si no que se presenta todos los
días; por último los niños no están tan conscientes del
tartamudeo, pero pueden estar por momentos avergonzados de hablar,
incluso pueden en esta etapa preguntarle a sus padres por qué
tienen este problema para hablar.


8.3.   III Tartamudez severa

Estos niños generalmente muestran signos físicos de tensión, e
intentan esconder su tartamudez y evitan hablar. A pesar de que
los cuadros severos son más frecuentes en los mayores, se pueden
ver en niños de 2 años, puede aparecer de improviso o presentarse
en niños que tenían un cuadro leve. Se caracteriza por difluencias
en cada frase, prolongación o eliminación de letras.
Pueden tener signos físicos agregados como los mencionados en los
pacientes menos severos, o también agregar sonidos antes de la
palabra que suponen van a tartamudear.

Lo más probable es que este tipo de tartamudez severa que se
presenta por más de un año y medio persista, aunque algunos pueden
tener una recuperación espontánea.
La frustración que resulta de no poder hablar con un ritmo
correcto les provoca miedo de hablar. Se ponen ansiosos frente a
situaciones en que se supone deberán hablar.
Los padres de estos niños se sienten preocupados y solicitan
información para poder ayudar a sus hijos. Se les debe informar
que la tartamudez de sus hijos es multifactorial.




                                                                14
IX.      TRATAMIENTO


9.4.        Terapia el niños con espasmofemia



La terapia puede             consistir en algunas sesiones con los padres, o
puede involucrar            una interrelación mayor, trabajando tanto con los
padres, como con            el niños, por varios meses. Con un niño de edad
preescolar,  un              terapeuta  intenta   prevenir  o   minimizar  la
tartamudez.

Cuanto más tarde empiece la terapia, menores son las posibilidades
de que los rasgos del problema puedan ser eliminados. Si la
tartamudez ha estado presente por más de seis meses, o si se está
volviendo más constante cada día, y más consistente de una
situación a otra, se requiere más que sólo la ayuda de sus padres.

Si existe tensión en la forma en la que los padres y otra gente
hablan al niño, o tensión en la forma en la que los miembros de la
familia se relacionan uno con otro, entonces, estas tensiones
deben ser reducidas.

                     Circunstancias que pueden incrementar la tartamudez
            Tensión en la comunicación                    Tensión interpersonal
   Modo como los padres y otras hablan con el niño   Modo de interrelación, entre los miembros de la familia

       1. Ritmo del lenguaje rápido y                    1.   Demandas irreales al niño
          conversaciones aceleradas.                     2.   Conflictos sobre disciplina
       2. Interrupciones al niño                         3.   Rutina familiar azarosa o inconsistente
       3. Adivinar lo que el niño va a decir             4.   Ritmo familiar rápido
       4. Comenzar a hablar inmediatamente, en           5.   Experiencias que hagan sentir al niño no
          cuanto el niño toma una pausa o deja de             valorado
          hablar.
       5. Bombardear al niño con muchas
          preguntas.
       6. Necesidad de competir, para poder
          participar en una conversación


                                                                                                          15
Algunos niños que tartamudean pueden tener también otros problemas
de lenguaje; pueden tener problemas para pronunciar algunos
sonidos o palabras p pueden tener dificultad para elegir palabras
rápida y correctamente. Debido a que estos problemas de lenguaje
pueden estar relacionados al desarrollo de la tartamudez, o pueden
complicar el tratamiento, la terapia también tratará estos
problemas, cuando sea necesario.



Padres involucrados en la terapia



Ya que el ambiente de casa, tiene una influencia tan importante en
el lenguaje del niño, es claro que los padres tendrán que
involucrarse en la terapia.

Desde el inicio, observamos que los padres tienen muchas preguntas
sobre el desarrollo del lenguaje y la tartamudez. Se les suele
describir el desarrollo del lenguaje como l paso de palabras a
frases, y luego a oraciones, y se les debe ayudar a identificar
las formas en las que la suave fluidez del lenguaje puede ser
interrumpida en la tartamudez (repetición o prolongación de
sonidos, repetición de sílabas, bloqueos, etc.)

Cuando   los  padres   describen  esas   situaciones  que   parecen
incrementar o reducir la tartamudez de su hijo, se les instruye o
se trabaja con los padres para ver el mejor modo de manejar la
situación. Donde se les sugiere tener “tiempos de conversación”
con el niño en casa, mamá y papá escucharan con cuidado al niño y
enfatizarán el hecho de tener cada uno su turno para hablar.

Cuando el niño también logra esto, se le motivará un reforzamiento
diciéndole “Me gusta la forma como esperas a tu turno para
hablar”. Al continuar progresando, el hecho de tomar turnos, se
irá planteando el mismo proceso a otros miembros de la familia. La
meta era dar al niño más atención en una forma estructurada y
ayudarle a tomar parte en una conversación sin interrumpir a
otros.

Nosotros como especialistas clínicos en el lenguaje, no solo les
decimos, sino que también les enseñamos a los padres qué cambios
hacer. Podemos demostrar una forma de hablar más relajada, con un
ritmo ligeramente más lento, con pausas mayores antes de responder
al niño, cuando este habla. Gradualmente, los padres van tomando
más el papel del terapeuta, y emplean la conducta modificada


                                                                 16
cuando están hablando con el niño. Los niños tienen una mejor
respuesta cuando saben que sus padres están aprendiendo también.



    9.1.1.      Tratamiento en niños de edad preescolar



Cuando se detecta a un niño en los estadios tempranos del inicio
de   su  tartamudez,   únicamente  la   guía   de   los  padres  (o
supervisión),   será  generalmente   la   única   intervención  que
recibirá. Algunos terapeutas querrán siempre observar el cambio
del medio ambiental del niño, antes de trabajar más directamente
con él. Algunos sugieren una atmósfera de conversación, permisiva,
cálida, participativa y confortable. Se pueden hacer otras
observaciones del niño en esta atmósfera qu habitualmente conduce
a un lenguaje más relajado.

El terapeuta pude decidir tener una terapia más directa con el
niño, tomando en consideración:

  1.   La   tensión del lenguaje del niños
  2.   El   tiempo de evolución del problema
  3.   La   frecuencia de presentación
  4.   Si   existen o no otros problemas del lenguaje

Cuando el patrón de tartamudez se ha establecido más firmemente,
incluso en niños de edad preescolar, el terapeuta puede ayudar a
que esos niños cambien su lenguaje enseñándoles (modelando) una
forma más relajada de hablar, empezando con mayor beneficio del
tratamiento, los padres deben de aprender a modelar el lenguaje,
para el niño, como el terapeuta lo hace.



    9.1.2.      Tratamiento en niños de edad preescolar



Con niños mayores, el terapeuta puede ser      más directo al enseñar
al niño como reducir la tensión y halar de     una forma más relajada
con movimientos suaves entre cada palabra.     Desde luego la terapia
es diferente para cada niño, de ahí            la importancia d la
supervisión por el médico foniatra.

Frecuentemente, solo con enseñar al niño, cómo empezar las
palabras y trabajar en la construcción de oraciones más largas,


                                                                   17
hablando en una forma más lenta y relajada, suele ser suficiente.
Con otros niños se pude contrastar el “hablar fácil”, con el
“hablar difícil”, y en aquellos donde hay más tensión (y
expectación de dificultad) de ciertas palabras o sonidos, ayudamos
al niño a estar más consciente de la tensión y contrastamos esto
con la forma relajada y fácil de hablar.

Las actitudes que uno deba tomar con un niño en edad escolar, se
divide en dos tipos:

  1. Explicándoles como el lenguaje se produce y ayudándoles a ver
     que cambiar la forma del lenguaje es como aprender una
     destreza en deportes (pegarle a una pelota)
  2. Escuchándoles con atención y ayudando al niño a enfrentarse
     con sus temores y preocupaciones, como las bromas de algún
     compañero-


9.5.   Terapia en adolescentes con espasmofemia



De acuerdo con Silverman es posible reducir o modificar la
disfluencia cambiando la actitud del adolescente sobre s propia
tartamudez. Es necesario que el adolescente comprenda que la
tartamudez es una dificultad en la comunicación, y que el
conocimiento de la disfluencia lo ayude además a descubrir caminos
para ajustar su conducta.

Es imposible modificar lo que no se conoce; por ello el
conocimiento es básico para conducir al adolescente hacia una
apertura que permita cambios. En el trabajo con el adolescente es
fundamental   trasmitirle  un   conocimiento   básico    sobre   la
neurofisiología   de   la  tartamudez,   su   compromiso    mental,
lingüístico y motor. Se deberán explicar los mecanismos que
producen las dificultades en el control motor del habla para que
ese conocimiento pueda ser puesto al servicio de la aceptación y
uso de los procedimientos.

La tartamudez en el adolescente puede tener una influencia
negativa en el rol académico, social y vocacional, y un efecto
devastador en el status individual de la persona. Todavía no son
adultos pero ya no son niños. Durante este periodo de turbulencia
y de transición entre los 11 y los 20 años de edad, la tartamudez
toma un nuevo significado y los adolescentes pueden responder con
actitudes de evitación frente al tratamiento.



                                                                 18
La toma de conciencia y comprensión del problema es un punto
crucial durante este periodo. El jovencito necesita saber y tener
una profunda comprensión e información acerca del desorden y una
respuesta honesta acerca de cómo se compensa. También en este
momento el adolescente tiene que empezar a darse cuenta de que la
tartamudez probablemente no se le vaya y que para que no trasforme
en un trastorno severo y crónico es necesario que él promueva
cambios.

El   tratamiento   debe   basarse  en   la   estimulación  de   la
independencia. Independencia en las acciones, autosuficiencia,
necesidad de gobernarse solo. El juicio de los otros, la burla, el
sentido del ridículo, el ser utilizado como payaso en los grupos,
tienen un peso importante en el trastorno. En primer lugar, se
deberán presentar numerosas estrategias que le permitan cambiar su
forma de tartamudear: el habla prolongada, la sensibilización,
técnicas de utilización de una pequeña corriente de aire cuando
comience a hablar. Quizás algunos necesiten un inicio más suave y
en general siempre está en juego un cambio de actitud. El objetivo
de la naturalidad en el tratamiento es muy sensible y cercano. Se
debe lograr una fluidez natural y para lograrlo suelen combinar
una tartamudez más natural, con menos esfuerzo, y la aplicación de
los procedimientos para hablar más fluidamente.



9.6.   Terapia en adultos con espasmofemia



La experiencia clínica muestra que el adulto en general ha probado
diversos abordajes terapéuticos con escaso éxito. No pocas veces
se ha resentido y desengañado y experimenta sentimientos hostiles
hacia los tratamientos, en particular los fonoaudiológicos. Ha
convivido con su disfluencia como ha podido: disimulando, no
participando o eludiendo situaciones verbales.

Éste es un sufrimiento oculto que en general no ha compartido con
nadie, y que ha entrañado una serie de experiencias a veces
traumáticas: ha pasado por diversos aprendizajes, por una amplia
gama de mociones, por burlas y otras situaciones difíciles. Pero,
a fuerza de salud mental y de tenacidad, pudo ir sorteando las
barreras que le han impuesto la vida y, en particular, las
situaciones verbales. En general no cree en los tratamientos
surgidos a partir de las últimas investigaciones y de los grupos
de ayuda mutua.


                                                                19
Sin embargo en fundamental que el terapeuta tena clara convicción
 de ello: el cambio es posible, no importará la edad o las
 situaciones adversas que el sujeto haya vivido.

 El tratamiento en el adulto que tartamudea apunta a comprobar la
 evolución de la tensión y a descubrir qué la provoca. En ocasiones
 la tartamudez es muy avanzada y presenta un comportamiento de gran
 esfuerzo muscular y mental, sumado a signos de retraimiento
 social. Pero cada caso es particular y único, por lo que cualquier
 propuesta terapéutica deberá comenzar con la evaluación objetiva
 de la dificultad verbal y el estudio de las actitudes relacionadas
 con la disfluencia. El programa de tratamiento deberá incluir los
 resultados de la evaluación diferencial que atañen a los aspectos
 cognitivos, lingüístico y motor del habla.




     X.     TÉCNICAS DE TRATAMIENTO


10.15.        Ejercicios de Respiración

 -        Pararse en forma erecta, con la mirada en frente, con los pies
          juntos y las manos en los muslos.
 -        Sentarse apoyándose sobre el espaldar de la silla, con la
          mirada al frente, con las piernas casi juntas y las manos sobre
          los muslos.
 -        Caminar con los brazos cruzados sobre la espalda.
 -        Tomar aire por la nariz inflando el abdomen, esperar cinco
          segundos, luego botar el aire por la boca desinflando el
          abdomen.
 -        Inspirar por la nariz (1), tomar una pausa de cinco segundos
          (2) y luego espirar por la boca (3).


                       2

              1
                               3


 -        Tomar aire profundamente por la fosa nasal derecha, tapando el
          dedo izquierdo, retener brevemente el aire y expulsarlo por la


                                                                       20
fosa izquierda, tapando entonces la fosa derecha. Repetir el
     ejercicio en forma inversa.
 -   Tomar aire por la nariz rápidamente, reten el aire por cinco
     segundos y expulsar en forma lenta y prolongada emitiendo
     sonidos con ritmo (silbidos rítmicos).
 -   Tomar aire por la nariz en forma lenta y profunda, retener el
     aire y expulsarlo en dos o tres tiempos.
 -   Efectuar una espiración nasal profunda y prolongada elevando
     los brazos, parar, realice una pausa y expire por la boca con
     el descenso de los brazos a la posición inicial.
 -   Con las manos en la cintura, elevar las puntas de los pies en
     la inspiración y vuelva a la posición inicial en la espiración.
 -   Echarse y poner sobre su abdomen un cuaderno y perciba como se
     eleva en la inspiración y desciende en la espiración.
 -   Sentarse en una silla con las piernas abiertas de       cara al
     espaldar y coloque sobre éste los brazos cruzados y apoye en
     ello la cabeza y respire.
 -   Soplar fuertemente un papel contra la pared, desde una cierta
     distancia, durante el mayor tiempo posible. Ir caminando a
     mayor distancia.
 -   Soplar la vela hasta apagarla. Ir distanciando sucesivamente a
     medida que vaya aumentando la fuerza del soplo.
 -   Soplar las 2 ó 3 velas, situadas en fila y en movimientos
     horizontales, siguiéndolas hasta apagarlas, con una sola
     inspiración.
 -   Soplar una vela haciendo que se mueva la llama sin apagarla. Ir
     alejando y acercando la vela sin apagar la vela ni dejar que se
     mueva la llama, el mayor tiempo posible y con una sola
     inspiración.
 -   Inflar un globo con una sola inspiración varias veces y
     compruebe    sucesivamente   el   aumento   de   su    capacidad
     respiratoria.


10.16.    Reeducación de la velocidad del habla

 Desde hace mucho tiempo se ha comprobado que un habla más lenta
 reduce el tartamudeo.
 Esta técnica está basada en la disminución de la velocidad. El
 habla lenta facilita la formulación del lenguaje, los movimientos
 articulatorios, así como la coordinación e integración de los
 sistemas   respiratorio,  fonatorio  y   articulatorio,  para  la
 producción de un habla fluida. Sin embargo, la velocidad no es el
 único objetivo y se ha combinado con otros procedimientos como la

                                                                   21
prolongación de los sonidos vocálicos o aumentar la duración
 fonatoria. También se insiste en producir unos movimientos
 articulatorios suaves, manteniendo la entonación natural del
 habla.



10.17.   Habla rítmica

 Se ha utilizado, durante décadas, la introducción de un patrón
 rítmico artificial para el control del habla. En el habla rítmica
 se pide al paciente que sincronice las sílabas y palabras
 siguiendo un ritmo. Después de establecer una línea base
 generalmente se inicia la terapia con la repetición del modelo que
 ofrece el terapeuta. Al principio se propone un ritmo lento, de
 modo que la persona pueda seguir la cadencia con facilidad y a la
 vez se vaya eliminando de la producción del habla la tensión de la
 articulación.

 Posteriormente la terapia contempla ir aumentando la tasa de habla
 hasta alcanzar una velocidad adecuada para mantener la fluidez del
 niño. El habla rítmica generalmente se practica en primer lugar
 con lectura para que el tartamudo se acostumbre al patrón y
 posteriormente pueda aplicarlo al habla espontánea. Se ha
 planteado que la efectividad de la técnica está en relación con
 que el ritmo es un factor de distracción, que impide al tartamudo
 atender a la producción de su habla. En cualquier caso, aunque la
 distracción esté presente, es evidente que con el método se
 produce una reducción drástica de los bloqueos y de las
 disfluencias.

 Para la aplicación del ritmo se han utilizado distintos tipos de
 procedimientos. Unos se han apoyado en instrumentos de tipo
 mecánico o electrónico que producen un ritmo audible, visible o
 táctil que el paciente debe seguir. El metrónomo es un aparato que
 se utiliza con asiduidad en el aprendizaje musical y su aplicación
 al campo terapéutico tiene también una historia larga. Con él se
 puede seguir el ritmo de forma precisa, es posible establecer un
 número de percusiones por minuto y así, al seguir sus pasos,
 graduar la velocidad del habla. Se ha utilizado por diferentes
 autores, como ayuda en las terapias de fluidez, para realizar un
 entrenamiento del habla del tartamudo. En relación con este
 sistema se han fabricado incluso dispositivos portátiles, que
 trasmiten el ritmo al tartamudo, por medio de vibración o de



                                                                 22
estímulos táctiles, y que el tartamudo puede llevar en la mano o
 como un audífono.

 Otra aplicación de este mismo sistema y muy extendido en nuestro
 país es el modelar un patrón rítmico por medio de producir golpes
 con los dedos, mientras se van silabeando rítmicamente las
 palabras.
 La terapia con ritmo es útil en todas las edades. Sin embargo, el
 uso de instrumentos o el sistema de producir golpes con las manos
 no se considera adecuado en niños pequeños. En las primeras edades
 los niños presentar limitaciones de la atención y del desarrollo
 de la conciencia silábica, que dificultan su uso. En los niños
 pequeños está más indicado utilizar el ritmo a modo de juego. Los
 juegos de ritmo, las emisiones producidas con ritmo marcado o las
 actividades musicales son más efectivos en estas edades.



10.18.   Facilitación de la coordinación motora oral

 Frecuentemente el habla de niños no fluidos presenta escaso
 movimiento articulatorio, poca apertura de mandíbula o movimientos
 muy rápidos. También se conoce la alta incidencia de trastornos
 fonológicos entre los niños que tartamudean, lo cual puede influir
 en el desarrollo de los patrones de fluidez alterados. Por esta
 razón se plantea trabajar con estos niños la coordinación motora
 articulatoria.

 Los programas de terapia para facilitar la coordinación motora
 oral abordan la estimulación desde tres áreas: la precisión, el
 flujo suave y la tasa. Cada área se trabaja por separado para
 luego ir integrándolas gradualmente, para mejorar el ajuste de las
 diferentes áreas. Se entrena al niño en realizar ejercicios,
 utilizando también un habla lenta para que vaya siendo capaz de
 realizar mejor la planificación motora.



10.19.   Establecimiento de contactos articulatorios leves

 Algunos niños cuando tartamudean muestran esfuerzo, contactos
 articulatorios duros, con una tensión muscular elevada que produce
 bloqueos del flujo de aire. Los “contactos suaves” son movimientos
 de los músculos articulatorios (lengua, labios, mandíbula) lentos,
 prolongados y relajados. Practicar contactos articulatorios suaves
 da al paciente un medio para reducir la tensión en los momentos de

                                                                 23
los bloqueos, a la vez que facilita cambios más suaves en la
 producción del habla.

 El énfasis en los movimientos articulatorios sueltos y suaves,
 apoyado por un flujo de aire contínuo, pueden utilizarse siguiendo
 una jerarquía, empezando en el nivel del fonema e ir aumente su
 atención sobre los contactos suaves frente a los bruscos. Por
 ejemplo, el niño lee una lista de palabras, alternando entre una
 producción suave y otra brusca, y se le anima a percibir la
 diferencia   física   entre  estos   dos   contactos,   comentando
 posteriormente con el terapeuta las diferencias entre los dos
 tipos de mecanismos.



10.20.   Comienzo fácil

 Uno de los momentos más problemáticos para el tartamudo suele ser
 el comienzo de la emisión. La mayor parte de los errores se
 presentan   al  iniciar   el   habla,   surgiendo  dificultades   de
 coordinación,    esfuerzo    o    tensión    en   los    movimientos
 articulatorios. Asimismo pueden aparecer problemas de control del
 habla si el tartamudo anticipa o teme iniciar la expresión.

 El método de comienzo fácil disminuye el tartamudeo de forma
 importante y ha sido utilizando en terapia. La técnica consiste en
 iniciar el habla con un comienzo suave y gradual de la fonación y
 con una espiración estable. Se comienza a un nivel prácticamente
 inaudible y se va aumentando gradualmente hasta le tono de voz
 completo. El comienzo fácil sólo se utiliza al principio de la
 respiración. Se pide al hablante que mantenga un nivel adecuado de
 relajación de los órganos fonoarticuladores, dentro de la
 distensión general de todo el cuerpo. Se practica un contacto
 articulatorio blando, para reducir la tensión durante los momentos
 en los que aparecen bloqueos y facilitar la transición fácil de un
 sonido a otro en la producción del habla. Se utiliza en las
 palabras o sílabas iniciales y en los puntos de tensión o en las
 palabras difíciles o temidas.

 Durante la práctica, se debe mantener la prosodia normal.
 Paralelamente, la combinación con un patrón de habla lenta
 favorece esta técnica y facilita la reducción de la tensión en la
 coordinación motora del habla. Este sistema también se ha usado
 como método de relajación para controlar el esfuerzo en el inicio
 del habla. En las terapias de control de la fluidez se ha
 utilizado con frecuencia el comienzo fácil para establecer un

                                                                   24
patrón de habla alternativa, que se pueda utilizar habitualmente.
 En algunos programas se ha combinado con otras técnicas, como el
 control respiratorio como procedimiento esencial.

 El comienzo fácil se puede aprender a cualquier edad, si se enseña
 convenientemente. Se ha empleado con niños especialmente cuando
 existen bloqueos, prolongaciones y pausas tensas. Para facilitar
 al niño el uso de esta técnica es conveniente dar el modelo al
 niño de cómo hacerlo. En los niños pequeños, preescolares, siempre
 se realizará por medio del juego y del ejemplo del terapeuta.



10.21.   Relajación

 Generalmente cuando el niño lleva tiempo tartamudeando aparece
 anticipación y con ella la ansiedad y esfuerzo en los movimientos
 articulatorios. La relajación es un antagonista en las sensaciones
 de ansiedad y de tensión. Con la aplicación de éste método el
 tartamudeo tiende a desaparecer o al menos a ocurrir con menor
 frecuencia e intensidad y se producen menos conductas asociadas.
 Favorece la reducción de la velocidad del habla y aumenta la
 frecuencia y duración de las pausas. También ayuda a que se
 prolonguen las vocales y las consonantes. Además la presión sobre
 los órganos articulatorios es menor y estos se articulan con mayor
 precisión. La respiración bajo condiciones de relajación también
 se regula, se hace más estable. El tipo de entrenamiento que se
 suele utilizar con más frecuencia es la relajación progresiva de
 Jacobson.

 En la clínica se han utilizado diferentes versiones de este método
 aplicado a niños con tartamudez, generalmente con mayores, ya que
 en los preescolares esta técnica no está indicada. La terapia de
 relajación se suele emplear previamente a la puesta en práctica de
 otros patrones de otros patrones de habla. El entrenamiento en
 relajación se gradúa en varias sesiones (de 4 a 12 sesiones),
 durante las que se entrena al niño en distintas actividades de
 tensión/relajación de diferentes partes del cuerpo (manos, brazos,
 respiración, estómago, cara, ojos, labios, lengua y garganta,
 finalizando por las piernas). Para cada una de las partes se
 realizan ejercicios de tensión y a continuación se van adquiriendo
 niveles de relajación progresivos. Se requiere práctica continuada
 para poder conseguir los beneficios del sistema. Se recomienda
 realizar los ejercicios una o dos veces al día, durante al menos
 cinco semanas para poder observar avances. Para los niños
 preescolares existen otros métodos que se adaptan mejor a sus

                                                                 25
capacidades y nivel cognitivo. En estas edades es conveniente
 utilizar el juego y la imaginación para sugerir la relajación y la
 tensión. Imágenes mentales como la de un muñeco de madera
 (tensión), o un gato perezoso frente a otro enfurecido. Este tipo
 de propuestas, a modo de juego, incrementa la motivación hacia las
 tareas y facilita el recuerdo de las instrucciones y el interés
 por practicarlo con frecuencias.

 El programa de Runyan y Runyan (1999) plantea para niños escolares
 seguir una serie de reglas para reducir el tartamudeo. Se les
 enseña la reducción de la tensión en la zona oral relajando los
 grupos musculares que intervienen en la producción del habla,
 eliminando posturas articulatorias rígidas y relajando la zona
 laríngea por medio de un comienzo suave de fonación y soltando el
 aire.
 Otros autores han utilizado, en algunos programas de mejora de la
 fluidez, ejercicios para regular la respiración y hacerla más
 profunda como sistema para conseguir un efecto de relajación
 general.

 La relajación se puede introducir como un método adicional,
 generalmente no es efectiva utilizándola sola. Es importante
 integrarla con alguna otra terapia de modificación del tartamudeo
 y practicarla primeramente en la clínica, estableciendo pasos,
 para luego generalizarla a otros ambientes.



10.22.   Desensibilización

 Tiene como base la relajación. Desensibilizar significa reducir la
 respuesta a un estímulo determinado. Esta reducción de la
 respuesta se produce cuando se utiliza la relajación y se inhibe
 la ansiedad en presencia del estímulo que lo provoca. De esta
 forma, esta técnica se ha utilizado tradicionalmente como recurso
 para abordar la ansiedad o el temor a determinadas situaciones.
 Con un entrenamiento previo en relajación profunda se va
 enfrentando al paciente a diferentes situaciones.

 Estas circunstancias se determinan previamente y se jerarquizan,
 estableciendo una escala de valoración cuantitativa, según los
 sentimientos subjetivos de ansiedad que provoquen al tartamudo
 esas situaciones. Mientras el paciente está relajado se presentan
 las escenas de la jerarquía, imaginando o enfrentando cada
 situación concreta. Se comienza la terapia de forma gradual por


                                                                 26
las situaciones de menor a mayor dificultad, en función del temor
 o ansiedad que le sugieran tales circunstancias.

 Este procedimiento, en su forma clásica, no se utiliza como
 terapia aislada del tartamudeo. Es útil para abordar determinados
 temores específicos que pueden aparecer ante una situación
 precisa, como por ejemplo, el empleo del teléfono o leer en voz
 alta. Sin embargo, su uso es frecuentemente en muchas terapias de
 tartamudez. Se lleva a cabo en la terapia el introducir
 gradualmente las situaciones de comunicación que provocan ansiedad
 e incluir refuerzo de la fluidez, mientras se mantiene la
 relajación. Por otro lado, la aplicación de la desensibilización
 sistemática     requiere    necesariamente     un    entrenamiento
 psicoterapéutico del profesional, dada la complejidad de esta
 técnica.



10.23.   Control de la respiración

 Con frecuencia los niños, mientras están tartamudeando, pueden
 desarrollar un patrón de respiración inadecuado. A menudo se
 pueden observar alteraciones en la respiración cuando intentan
 controlar   el  habla.,   como   hacer   inspiraciones rápidas   y
 superficiales, hablar cuando ya han agotado el aire en los
 pulmones o emitir las palabras cuando se está inspirando. En
 función de estas dificultades se ha constatado que el control de
 la respiración y una respiración adecuada son aspectos importantes
 para disminuir el tartamudeo en los niños. Generalmente el control
 respiratorio no se utiliza como terapia aislada.

  Se suelen utilizar también otras técnicas como “comienzo fácil” o
 “prolongaciones”   de   sonidos   al   comienzo   de   la   frase,
 paralelamente, y como ayuda al control de la respiración. Algunos
 autores plantean además que el niño conozca el proceso de habla
 normal y que se le enseñe la importancia que tiene la respiración
 en el habla, mostrándole ejercicios para mejorar la conciencia y
 el control respiratorio. Se enseña la relación de coordinación
 entre el flujo de aire, la voz y la aarticulación y como todo ello
 puede mejorar su fluidez, ayudándole así a comprender mejor sus
 dificultades de comunicación.

 Hay que tener en cuenta que los niños preescolares no suelen
 mostrar alteraciones generalizadas de los patrones respiratorios y
 cuando éstas existen son menos consistentes que en los niños


                                                                 27
mayores. Aún así, no se considera una técnica para utilizarla sin
el apoyo de otros métodos de control de la fluidez.




10.24.   Enmascaramiento

Con   el   enmascaramiento   el  paciente   con   disfluencia  habla
simultáneamente a un ruido de elevada intensidad que reduce el
feedback auditivo. Con la aplicación de este sistema, los bloqueos
disminuyen. Usualmente implica llevar unos audífonos conectados a
una mitad portátil de enmascaramiento auditivo que generalmente se
activa al inicio vocal. Este tipo de aparatos se han utilizado
como   método   de   tratamiento  para   establecer   fluidez.  Este
procedimiento, como el uso de otros instrumentos, no se considera
adecuado para practicar con niños preescolares ni escolares.


10.25.   Retroalimentación auditiva demorada (RAD)

Se plantea que existe una disfunción en alguno de los canales de
retroalimentación   que  controlan  el   habla   (aérea,  ósea   y
cinestésica) o una inadecuada coordinación entre ellos. El habla
normal se altera severamente si se retarda artificialmente la
transmisión de la retroalimentación auditiva (RAD) por alguno de
los tres canales existentes. La terapia consiste en adaptar el
habla a los efectos de la RAD, es decir, contrarrestar sus efectos
prolongando la duración del sonido tratando de que la transición
entre sonidos y sílabas sea lenta.


10.26.   Seguimiento y habla en coro

El seguimiento consiste en seguir el habla de otra persona
retrasándose   unas    sílabas   de    su   emisión    o   hablando
simultáneamente. Mediante este sistema el paciente se adapta al
habla del compañero reduciendo las disfluencias del habla.
Con niños preescolares y escolares se puede utilizar fácilmente
con buenos resultados de cara a mantener la fluidez. Algunos
autores lo han puesto en práctica especialmente con niños
pequeños. Al niño se le entrena en la técnica, dándole la
instrucción de que siga al terapeuta mientras está hablando o


                                                                  28
leyendo, imitando su forma de hablar. El habla o la lectura se
reduce en la velocidad hasta 50 o 70 palabras por minuto. Con
niños preescolares se puede utilizar distintas actividades de
juego, como por ejemplo imitar a una marioneta después de que el
muñeco haya contado algo.

Otro método muy utilizado es el habla en coro o al unísono. Se
trata de que la persona que tartamudea hable simultáneamente con
una o varias personas. El resultado es que se establece la fluidez
del habla, posiblemente porque mientras utiliza el método la
persona atiende a lo que dice el otro más que a su propia emisión.
Éste es un sistema fácil de usar con niños a cualquier edad, como
siempre, a modo de juego con los más pequeños. Con los escolares
se ha utilizado en programas de tratamiento. Este componente
también se puede utilizar junto a otras estrategias de mejora de
la fluidez o en circunstancias concretas. En los niños mayores, y
desde que saben leer, es un recurso muy útil para entrenar la
lectura en voz alta dentro de la clase, situación que suele ser
una dificultad muy generalizada en esa edad.



10.27.   Aumento de la longitud y la complejidad

La manipulación sistemática de la complejidad lingüística y el
efecto que tiene sobre la fluidez es algo muy conocido. Se observa
que en la medida que se disminuye la longitud y la complejidad de
las frases, es menor la probabilidad de que aparezcan los bloqueos
en el habla del paciente.
Este resultado parece que incide en la producción del habla,
aumentando también la programación motora necesaria para decir
estas frases. Con el aumento de la complejidad verbal, por un
lado, la coordinación de la respiración, la fonación y la
articulación se hace más compleja, y por otro lado, aumenta el
nivel de exigencia al proceso cognitivo. Por tanto, si se reducen
las demandas que se realizan al sistema de producción de habla del
niño se disminuirá la probabilidad de que se bloquee apareciendo
un habla fluida.

En función de estos aspectos, en la evaluación y durante la
intervención en problemas de fluidez, se debe manejar por el
terapeuta la dificultad psicolingüística de la actividad que se
está realizando. En la expresión verbal se irá de lo simple a lo
complejo. En una primera instancia se pide al niño que realice
actividades de una palabra y después seguir avanzando hacia una


                                                                29
frase, luego varias frases, una historia, una conversación, etc.
No es lo mismo decir una palabra o secuencia de palabras
aprendidas, que recordar y expresar una secuencia de hechos y
palabras en una narración.

 Es   importante   recordar   que,  dentro   de  las   habilidades
terapéuticas del clínico, en trastornos de disfluencia, está la de
controlar qué nivel de exigencia implica la tarea en el lenguaje
del niño y en la planificación motora, ya que ambos son factores
que pueden influir en su fluidez. Este recurso lingüístico se
puede utilizar también junto a otras estrategias de mejora de la
fluidez, como disminuir la tasa de habla, la planificación oral
motora y la automonitorización.



10.28.   Cancelación

El procedimiento se basa en que cuando el paciente dice una
palabra   presentando   bloqueos  debe   parar  intencionadamente,
examinar sus sentimientos y conducta, intentar decirla de nuevo y
continuar hablando. La cancelación da la oportunidad de revisar el
momento de tartamudeo y analizar lo que está ocurriendo, para que
se pueda modificar la conducta. La atención que se pone en la
falta de fluidez ayuda a que el tartamudo sea más consciente de
los elementos que la provocan y pueda así mejorar su capacidad
para modificar el habla.

Estos procedimientos se han utilizado con niños mayores y requiere
tener un conocimiento de la actitud y características personales
del niño. Es necesario que el terapeuta aplique esta técnica con
cautela y con una actitud afectiva y afable para no generar en el
niño frustración ante las interrupciones, especialmente al
comienzo del tratamiento.

En la misma línea también se ha utilizado la técnica de
congelación, en la que el hablante debe percibir el tartamudeo que
produce, en el momento en que está fallando la fluidez, suspender
ese momento y comenzar a modificar el error antes de terminar. En
ese momento el terapeuta se centra en el bloqueo, detiene la
emisión y muestra al paciente como ir relajando despacio el habla,
mediante una prolongación o repetición sencilla. Con esta técnica
se enseña al niño a cambiar de una forma de hablar brusca a una
sencilla y le ayuda a conocer cómo se bloquea y cómo puede
desbloquearse. El terapeuta muestra al tartamudo a practicar


                                                                30
dentro de la sesión para pasar gradualmente a situaciones de habla
espontánea.




XI.   CONSEJO A LOS PADRES


En los niños que parece ser una disfluencia dentro de lo normal
del desarrollo del lenguaje, se les debe informar que forma parte
de la normal adquisición del lenguaje. Se les aconseja que los
padres deben aceptar estas disfluencias sin hacer comentarios o
reacciones notorias para el niño.
A los padres muy aprehensivos se les indica que ellos deben bajar
la velocidad con que hablan, usar frases cortas y simples, y
reducir el número de preguntas que hacen, y tratar de lograr un
ambiente tranquilo cuando están hablando con su hijo.

No deben darle instrucciones de hablar más lento o repetir
nuevamente la palabra que dijo mal, por lo contrario, deben
esperar pacientemente que su hijo termine de hablar.
En los niños con tartamudez leve los padres no deben alarmar al
niño y ser lo más atentos posible a lo que el niño habla. Su tarea
es hacer el ambiente del niño lo más relajado posible y minimizar
la situación, evitando que sienta vergüenza. Si el niño siente que
su tartamudez es aceptable para sus padres, puede ayudar a que el
lenguaje se desarrollesin tensión física. Deben, además, bajar la
velocidad de su lenguaje. Esto suele ser difícil para los padres y
se debe mantener en el tiempo, luego de una prueba inicial, los
niños que tartamudean pueden sentir así menos necesidad de apurar
su lenguaje si sus padres hablan más lento, y evitan decirle que
él lo haga, o critican su lenguaje. Es importante tener espacios
de conversación a solas en ambientes tranquilos a diario. Si el
niño pregunta sobre su habla, se le debe informar que es algo
dentro de lo normal y que el desarrollo del lenguaje suele ser
algo dificultoso.

Si a pesar de estas indicaciones el niño persiste igual, o si los
padres no pueden implementar estas medidas, el niño debe ser
referido a un fonoaudiólogo.
En resumen el tratamiento de un niño con una tartamudez leve debe
ser indirecto y enfocado a crear un ambiente en que se sienta
relajado en relación con el habla, si es necesario tratamiento más
directo, el fonoaudiólogo deberá mostrar al niño cómo hablar más


                                                                31
fácil, sin tensión física, de manera que la tartamudez lentamente
disminuya.

En los casos de tartamudez severa debe referirse al niño
inmediatamente   al   fonoaudiólogo,  quien   lo   evaluará,  dará
indicaciones a los padres y tratamiento al niño. Ya que la
tartamudez severa parece desarrollarse cuando el niño “pelea” y se
siente asustado, con su habla en la etapa de tartamudez leve,
cualquier cosa que logre relajarlo y espaciar los períodos de
disfluencia puede ser beneficioso.
Los padres deberán poner atención a lo que el niño dice, NO cómo
lo dice. Suele ser muy importante que el niño sea capaz de decirle
a sus padres la frustración o sentimientos que tiene en relación
con su tartamudez y para ello, que no siempre resulta fácil, la
atención y evaluación de un psicólogo con entrenamiento en el tema
es muy importante, y fundamental para el tratamiento.

El tratamiento generalmente consiste en ayudar al niño a
sobreponerse al miedo de tartamudear y al mismo tiempo enseñar al
niño a hablar, a pesar de tartamudear, de una manera más lenta y
relajada. Adicionalmente, el tratamiento se enfoca a crear una
atmósfera de aceptación de la tartamudez.
El médico le indica a los padres que registren las respuestas del
niño al tratamiento y además monitorea el tratamiento.

Durante el periodo de un año la tartamudez probablemente mejorará,
en algunos casos se podrá recobrar completamente. Los resultados
del tratamiento dependerán del origen del problema, de la
presencia de otras patologías, del tratamiento.




              REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS




                                                                32
 Guía de Intervención Logopédica en tartamudez infantil, Alicia
  Fernandez Zuñiga


 La tartamudez y su niño: preguntas y respuestas, Stuttering
  Foundation of América


 Tartamudez: una disfluencia con cuerpo y alma, Beatriz Biain de
  Touzet


 Intervención   Fonoaudiológica   en   las   Disfluencias,   Mg.   David
  Parra Reyes


 www.clinicalascondes.cl/.../486_ESPASMOFEMIA-13.pd...


 http://translate.google.com/translate?sl=en&tl=es&u=http%3A%2F%
  2Fwww.scielo.br%2Fscielo.php%3Fscript%3Dsci_arttext%26pid%3DS01
  04-56872007000300011%26lng%3Dpt%26nrm%3Diso%26tlng%3Den&skpa=on


 http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&nrm=iso&lng=
  pt&tlng=pt&pid=S0370-41061987000600005




                                                                       33

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Espasmofemia

  • 2. La espasmofemia es una perturbación del ritmo y de la fluidez del habla con una frecuencia inusual, que afecta a sonidos, sílabas o palabras. Su incidencia es mayor en los niños que en las niñas y su etiología es considerada multicausal (gran variedad de factores involucrados). Sus síntomas se clasifican en tartamudez de desarrollo o madurativa y en tartamudez de evolución o “verdadera”. Su sintomatología presenta una gran variedad de formas, desde pequeños bloqueos a grandes espasmos e incoordinaciones respiratorias y musculares. La tartamudez “verdadera” no cesa en el tiempo a pesar de la maduración del sistema nervioso y de la integración del lenguaje, perdurando hasta la adultez. Los enfoques terapéuticos están orientados tanto a la labor preventiva como a la rehabilitatoria logrando excelentes resultados en este campo y disminuyendo los síntomas prácticamente a cero en la mayoría de los casos. A continuación desarrollaremos algunos de los enfoques terapéuticos más utilizados y que han dado excelentes resultados en la clínica fonoaudiológica. INDICE INTRODUCCIÓN .................................................. 02 I. CONCEPTO ............................................... 04 II. PREVALENCIA, INCIDENCIA ................................ 04 2
  • 3. III. DESARROLLO DE LA PERSONA CON ESPASMOFEMIA .............. 05 IV. FACTORES DE RIESGO ..................................... 08 V. ETIOLOGÍA .............................................. 09 5.1. Factores Neurofisiológicos 5.2. Factores relativos al paciente 5.3. Factores relativos al ambiente VI. SIGNOS DE ALARMA ....................................... 13 VII. CLASIFICACIÓN .......................................... 13 VIII. NORMALIDAD Y GRADOS DE TARTAMUDEZ ...................... 14 IX. TRATAMIENTO ............................................ 16 9.1. Terapia el niños con espasmofemia 9.2. Terapia en adolescentes con espasmofemia 9.3. Terapia en adultos con espasmofemia X. TÉCNICAS DE TRATAMIENTO ................................ 21 10.1. Ejercicios de Respiración 10.2. Reeducación de la velocidad del habla 10.3. Habla rítmica 10.4. Facilitación de la coordinación motora oral 10.5. Establecimiento de contactos articulatorios leves 10.6. Comienzo fácil 10.7. Relajación 10.8. Desensibilización 10.9. Control de la respiración 10.10. Enmascaramiento 10.11. Retroalimentación auditiva demorada (RAD) 10.12. Seguimiento y habla en coro 10.13. Aumento de la longitud y la complejidad 10.14. Cancelación XI. CONSEJO A LOS PADRES ................................... 33 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ................................... 35 ESPASMOFEMIA I. CONCEPTO Interrupciones en la fluidez del habla de las personas, que se acompañan de tensión muscular, miedo y stress, las cuales son la expresión visible de la interacción de determinados factores biológicos, psicológicos y sociales. 3
  • 4. Estas características biológicas que se evidencian en una forma particular de expresión verbal son condicionadas e incrementadas por el entorno, a través de las evaluaciones negativas que se hacen de la forma en que se expresa verbalmente, tanto por parte del interlocutor como del propio hablante” (Rodríguez, P. 1998). No se altera el contenido de lo que se dice, y que puede acompañarse además de manifestaciones físicas con movimientos de alguna parte de la cara o gesticulación excesiva. Los esfuerzos para hablar y el stress normal del crecimiento pueden ser los precipitantes inmediatos de pequeña repeticiones, dudas y elongación de los sonidoseventos que caracterizan la temprana aparición de tartamudez así como también de la disfluencia normal en el desarrollo del lenguaje. Estos primeros síntomas de tartamudez gradualmente desaparecen sólo algunos niños los mantienen, y de hecho empiezan a mostrar actitudes frente al lenguaje más tensas; presentando vergüenza, susto o frustración. II. PREVALENCIA, INCIDENCIA Alrededor del 5% de los niños pasan por un período de tartamudez que dura aprox. 6 meses. Tres de cuatro de ellos se recuperan más adelante, quedando un 1% con el problema a largo plazo. Los antecedentes muestran que la frecuencia es igual en niños y niñas al comienzo de esta etapa del desarrollo del lenguaje pero luego los que continúan con tartamudez (esto es en etapa escolar) son mayormente niños, aproximadamente un 75%. III. DESARROLLO DE LA PERSONA CON ESPASMOFEMIA 1. La primera fase corresponde al período de preescolar, entre los 2 y los 6 años, en el que destacan seis características que se pueden encontrar en la mayoría de los casos: a) La dificultad tiende a ser episódica. el problema se presenta durante semanas o meses entre los que hay períodos de habla normal. En esta fase hay un alto porcentaje de recuperación espontánea, en que los episodios de tartamudeo no vuelven a aparecer. 4
  • 5. b) El niño tartamudea más cuando está excitado o enfadado, cuando tiene mucho que, decir, o en condiciones de mucha presión comunicativa. c) El síntoma dominante del habla es la repetición. La repetición simple es con frecuencia el único síntoma que se encuentra. Lo habitual es que se repitan las sílabas iniciales y a veces hay cierta tendencia a repetir palabras enteras. d) Hay una tendencia marcada a que el tartamudeo aparezca al principio de la oración. En algunos niños pequeños el tartamudeo se limita casi por completo a la primera palabra de la emisión. e) Los errores en el habla se dan en las palabras-función, pronombres, conjunciones, artículos y preposiciones. suelen repetir la palabra completa. Se repiten con frecuencia palabras como: “pero”, “y”, “que”, “yo” y “con”. f) En esta fase el niño no se muestra preocupado por sus dificultades del habla. Los niños de 2 o 3 años se muestran frustrados cuando tartamudean y no quieren hablar, lloran, o pueden decir “no puedo hablar”. Estas reacciones se dan en respuesta a una experiencia inmediata en la que se han tenido que hacer muchos esfuerzos para hablar. Son reacciones breves y puntuales, que no tienen reacción con las reacciones de los niños tartamudos mayores de temor ante la comunicación. 2. La segunda fase del desarrollo del tartamudeo se manifiesta en las primeras etapas de la escolaridad primaria y viene marcada por: a) El trastorno es fundamentalmente crónico. Es decir, hay muy pocos períodos de habla normal, cuando aparecen. b) El autoconcepto del niño es de ser tartamudo. c) El tartamudeo se da en las partes principales del discurso, nombres, verbos, adjetivos y adverbios. Hay menos tendencia a tartamudear en las palabras iniciales y las repeticiones de toda la palabra no son frecuentes. 5
  • 6. d) A pesar de que su autoconcepto sea el de tartamudo, el niño se muestra poco preocupado por sus dificultades de habla. No aparecen características como la anticipación del tartamudeo, de las sustituciones, circunloquios, evitación del habla o miedo a las palabras, sonidos o situaciones, los cuales son más propios del tartamudeo más avanzado. e) Parece ser que el tartamudeo aumenta cuando el niño está excitado o hablando rápido. 3. La tercera fase abarca desde los 8 años en adelante. Esta etapa parece ser más común al final de la infancia y en la primera adolescencia. El tartamudeo en esta fase tiene las características típicas de: a) El tartamudeo aparece y desaparece en función de la situación específica en la que se encuentra la persona. Hay situaciones que se suelen considerar más difíciles que otras, como hablar ante toda la clase, hablar con extraños o usar el teléfono. b) También hay algunas palabras y sonidos que se consideran más difíciles que otros. c) Se comienzan a usar las sustituciones de palabras y circunloquios en respuesta a una frustración más que a un miedo real del tartamudeo. d) No se evitan apenas las situaciones en las que hay que hablar y no hay apenas muestras de temor o retraimiento. En esta etapa empieza a desarrollarse la anticipación al tartamudeo como algo muy consciente. También es característico que el tartamudo hable libremente en casi todas la situaciones a pesar de que la persona muestre completamente desarrollado el tartamudeo. También puede que muestre irritación ante las dificultades que tiene para hablar, más que vergüenza o ansiedad. 4. El final del desarrollo del tartamudeo, la cuarta fase, se puede ver en niños de más de 10 años o mayores, especialmente al final de la adolescencia y también en la edad adulta. Las características vienen marcadas por: 6
  • 7. a) Anticipaciones intensas y temor al tartamudeo. b) Se temen palabras, sonidos y situaciones. c) Sustituciones de palabras y circunloquios muy frecuentes. d) Evitación de situaciones de comunicación y aparición de otros indicadores de miedo y vergüenza. Estas reacciones pueden afectar a la capacidad del niño o del adolescente para establecer relaciones sociales espontáneas y puede provocar aislamiento del resto de la gente. e) El aspecto más distintivo de esta fase son las reacciones emocionales que empiezan a suponer un problema. Los chicos empiezan a hacer conscientes de las reacciones que tienen los demás ante su modo de hablar, y comienzan a sentirse mal y a malinterpretar estas reacciones. Este tipo de descripciones ayudan a clarificar que el tartamudeo muestra diferentes características a lo largo de su desarrollo. Sin embargo, estas subdivisiones no se suelen utilizar de esta manera en la clínica. Cuando se va a realizar la evaluación o diagnóstico del problema es más útil describir el tartamudeo y detallar todos los factores que están influyendo. Siguiendo la explicación de las distintas fases evolutivas, parece claro que las faltas de fluidez aparecen de forma más simple en el comienzo de la dificultad y que se van complicando en función de las influencias ambientales, de factores del desarrollo y psico- sociales. Ante esta perspectiva es evidente que cuanto antes podamos identificar los elementos que aumentan el riesgo de sufrir disfluencias a largo plazo y podamos desarrollar estrategias para solucionar el problema, más posibilidades tendremos de prevenir un problema de tartamudeo crónico. Además se sabe que el pronóstico de recuperaciones es mayor y puede alcanzar un 82% si el profesional proporciona orientaciones a los padres antes del que el niño tenga 5 años de edad. Sin embargo, esta proporción se reduce a un 37% si la evaluación del niño se realiza después de los 5 años. 7
  • 8. IV. FACTORES DE RIESGO 4.1. Historia Familiar Existe actualmente importante evidencia que casi la mitad de los niños que tartamudean tienen algún miembro en la familia que lo hace y aumenta el riesgo si esa persona aún tartamudea. El riesgo disminuye si esa persona superó la tartamudez en la infancia. 4.2. Edad de aparición Los niños que empiezan a tartamudear antes de los 3 años y medio, es muy probable que lo supere en 6 meses. 4.3. Tiempo de evolución Entre el 75% y 80% de todos los niños que empiezan a tartamudearlo superan en alrededor de 1 año sin tratamiento fonoaudiológico. En la medida que lleve más tiempo tartamudeando, es menos factible que pueda superar por sí mismo el problema. V. ETIOLOGÍA 5.4. Factores Neurofisiológicos Las teorías neurofisiológicas se basan en los resultados de investigaciones sobre diferentes aspectos del sistema nervioso central. En un principio se relacionó la tartamudez con la existencia de alteraciones cerebrales. Una primera teoría y más conocida fue la de la dominancia cerebral. Se planteó que la aparición de disfluencias en el niño que está aprendiendo a hablar, dependía de la falta de una dominancia cerebral establecida para el lenguaje. Se argumentó que los órganos fonoarticuladores, la lengua, mandíbula, laringe, ect. Recibían en sus dos partes, derecha e izquierda, los impulsos motores de diferentes zonas de ambos hemisferios. La 8
  • 9. sincronización de estos impulsos provenientes de dos vías produciría un habla fluida y suave, sin distorsiones. Los investigadores atribuyeron la adecuada sincronización a que uno de los hemisferios era el dominante en los impulsos nerviosos. Pero, si no se producía la suficiente dominancia de uno de los hemisferios, las acciones de las dos mitades de la musculatura del habla no se sincronizaría y aparecería una tendencia a la ruptura del habla. Esta división podría crear retrasos en los tiempos de procesamiento de las estructuras del habla y producir una programación anormal de la misma. En el cerebro de la persona que tartamudea, al no estar lateralizado, los mensajes de ambos hemisferios entrarían en competición y crearían la disrupción. La dominancia del hemisferio izquierdo del lenguaje implicaría que está más especializado en la adquisición y procesamiento del lenguaje que el hemisferio derecho y la dominancia derecha podrían influir negativamente en el desarrollo de las capacidades lingüísticas. No se sabe cómo el lenguaje llegue a residir principalmente en un hemisferio, pero parece que la lateralización del lenguaje se produce en torno a los ocho años. Se argumenta que si posteriormente los niños continúan tartamudeando, es consecuencia de que la lateralización cerebral del lenguaje sigue siendo incompleta. Como la dominancia manual hace referencia a la lateralización del lenguaje, también se ha estudiado ampliamente la dominancia manual y el tartamudeo. Los resultados de los estudios no son claros. Se han dado estimaciones muy variables, de zurdos que tartamudean desde el 2% al 21% y de los ambidiestros del 61%. La investigación sobre lateralidad no ha conseguido demostrar que las personas que tartamudean se diferencien por ser zurdas o ambidiestras como se creía. Yeudall (1964), en su teoría neuropsicológica de la tartamudez, sostiene que el hemisferio cerebral izquierdo normalmente tiene la función de ejercer el control motor del habla y de inhibir al hemisferio cerebral derecho en el trascurso de ésta. En las personas disfluentes, el habla fluida se interrumpe cuando el hemisferio cerebral derecho inapropiadamente ejerce el control del habla, ya sea en el inicio o en el trascurso de la misma. Cada hemisferio utiliza estrategias diferentes para procesar la 9
  • 10. información y es activado, en mayor o menor medida, por estímulos variables. El hemisferio izquierdo, que opera de un modo segmentario, es más eficiente para procesar información fonológica, mientras que el hemisferio derecho, no segmentario, lo es para elaborar información semántica. Yeudall afirma que, previamente al tratamiento, las personas disfluentes muestran un mayor predominio o activación del hemisferio derecho en la región frontal posterior, y luego del tratamiento esas mismas personas exhiben un cambio significativo de activación hemisférica durante la expresión verbal, de la parte no dominante a la dominante. Otra de las conclusiones de la teoría de Yeudall es que, teniendo en cuenta las investigaciones del sistema nervioso central, las personas disfluentes carecen de dominancia cerebral para el habla. Lo que los tratamientos efectivos buscarían, entonces, es la activación del hemisferio cerebral izquierdo, estimulando habilidades que sostengan una fluidez consciente y voluntaria. Los estudios electroencefalográficos que midieron los efectos del programa intensivo de tratamiento demuestran que el estrés y las emociones negativas producen una activación del hemisferio cerebral derecho. Si se siente temor o inseguridad o surgen pensamientos negativos relacionados con el habla, se tendrá una mayor dificultad para mantener el control de ésta. Es necesario un balance adecuado de los dos hemisferios cerebrales para aumentar la activación del hemisferio izquierdo, cuidando al mismo tiempo las emociones negativas que puedan impedir que éste se vuelva más dominante. Los genetistas han encontrado que existe una susceptibilidad familiar a la tartamudez, y que ocurre más frecuentemente en hombres. Esto apoyado por el hallazgo de tartamudez en ambos hermanos gemelos idénticos, y no la misma frecuencia en gemelos no idénticos Estudios radiológicos hechos en distintos centros muestran que los adultos que tartamudean, evidencian diferentes anomalías en la función cerebral. En contraste con los pacientes con habla normal, las personas que tartamudean muestran desactivación de los centros sensoriomotores izquierdos, y sobreactivación de los mismos centros a derecha durante el habla. 10
  • 11. Existe la hipótesis que el defecto esencial es una falta de integración sensoriomotora necesaria para regular los movimientos rápidos de un habla fluida, una falta de coordinación entre los sistemas neurales corticales y subcorticales, influyendo sobre la selección, iniciación y ejecución de las secuencias motoras necesarias para un habla fluida. Estudios muestran patrones funcionales de activación neural diferentes a las personas que no tartamudean. Los resultados revelan diferencias significativas en la densidad de la sustancia gris y blanca de los hemisferios izquierdo y derecho en las zonas involucradas en el procesamiento auditivo y del habla. Al parecer los tratamientos que inducen el canto (fluidez temporal) y el comportamiento (fluidez permanente) tienden a normalizar los patrones de activación cerebral. 5.5. Factores relativos al paciente Un niño que habla claro y con pocos errores es muy probable que supere solo la tartamudez, a diferencia de uno al que cuesta entenderle. Si el niño hace frecuentes sustituciones, hace sonidos fuera de las palabras o tiene problemas para seguir indicaciones; hay que ponerle más atención. Suelen tener baja tolerancia a la frustración, impulsividad, exceso de actividad, intentos de llamar la atención, miedos. 5.6. Factores relativos al ambiente Entre estos factores están: Estrés Comunicativo: los padres que hablan muy rápido, turnos de conversación rápidos, exceso de preguntas, superposiciones e interrupciones, competición por hablar, padres que no escuchan adecuadamente. Estrés interpersonal: problemas de disciplina, demandas poco realistas, exceso de actividades, competición/comparación con hermanos, poco tiempo con los padres. Situaciones Estresantes Hasta el momento ninguno de estos factores de riesgo, parecen por si solos indicar un problema crónico, sino más bien la interacción 11
  • 12. de estos factores de riesgo y/o presentar más de uno de ellos es lo que parece diferenciar los niños que se mejoran de los que se mantienen con tartamudez. VI. SIGNOS DE ALARMA  Repetición de partes de palabra, palabras y/o frases, en número y frecuencia aumentada.  Cambios de intensidad y frecuencia de la voz.  Pausas, interjecciones y/o muletillas en un número mayor al habitual.  Incomodidad al hablar.  Esfuerzo al hablar.  Prolongaciones.  Tensión corporal visible y audible.  Dificultad al empezar a hablar y/o en mantener el patrón respiratorio.  Cambio de palabra por temor al bloqueo. Miedo a producir determinados sonidos.  Evitar hablar o contestar con monosílabos (sí, no, vale,…).  Miedo a enfrentar determinadas situaciones verbales.  Poca participación en clase. Timidez exacerbada. VII. CLASIFICACIÓN 7.1. Neurogénica - Por alguna lesión o golpe en el cerebro. - Tartamudez adquirida. - Los bloqueos pueden ocurrir en cualquier parte de la palabra. - No muestra miedo o ansiedad. 7.2. Psicogénica - Por trauma severo. 12
  • 13. - Es la menos común. - El tartamudeo es independiente de la situación. - No muestra ansiedad. 7.3. De Desarrollo - En las primeras etapas del desarrollo del lenguaje, entre los 2 y 5 años. - Cuando el infante aprende estructuras gramaticales más complejas presenta difluencias propias de este aprendizaje. VIII. NORMALIDAD Y GRADOS DE TARTAMUDEZ 8.1. I Normalidad Entre 1,5 años y 7 años muchos niños pasan por diferentes etapas de disfluencias para lograr el desarrollo del lenguaje. Los niños con disfluencias normales, entre los 18 meses y los 3 años, presentarán repeticiones de los sonidos, sílabas y palabras especialmente al principio de las frases, esto ocurre habitualmente en 1% de las frases. Luego de los 3 años, los niños con un lenguaje normal no repiten los sonidos sino que las palabras y frases completas, incluso sonidos de relleno, o dejando frases sin terminar. Los niños con lenguaje normal pueden tener disfluencias en cualquier momento, pero se hace más notorio cuando están cansados, tristes, o “acelerados”, incluso cuando deben hacer preguntas o contestarlas. Estas disfluencias pueden ser intermitentes en el tiempo, en general los niños no notan estos cambios y la reacción de los padres también es variable, desde que no notan estos cambios hasta una gran aprehensión por la alteración del lenguaje que presentan sus hijos. Estos padres muy aprehensivos se benefician siendo derivados a un fonoaudiólogo para el niño sea evaluado y reciban pautas de observación. 8.2. II Tartamudez leve 13
  • 14. Puede empezar en cualquier momento, pero es más frecuente entre los 3 y 5 años, cuando el desarrollo del lenguaje es particularmente rápido, y suele aparecer frente a situaciones de stress para el niño (nuevo hermano, cambio de casa). Estos niños se presentan igual que los anteriores, pero la frecuencia de la disfluencia es mayor (repiten más veces o prolongan letras) y muestran signos de darse cuenta de la alteración, a veces cerrando los ojos, mirando hacia un lado, tensando la boca. Otro signo en estos casos es que el tartamudeo no tiene tanta intermitencia, si no que se presenta todos los días; por último los niños no están tan conscientes del tartamudeo, pero pueden estar por momentos avergonzados de hablar, incluso pueden en esta etapa preguntarle a sus padres por qué tienen este problema para hablar. 8.3. III Tartamudez severa Estos niños generalmente muestran signos físicos de tensión, e intentan esconder su tartamudez y evitan hablar. A pesar de que los cuadros severos son más frecuentes en los mayores, se pueden ver en niños de 2 años, puede aparecer de improviso o presentarse en niños que tenían un cuadro leve. Se caracteriza por difluencias en cada frase, prolongación o eliminación de letras. Pueden tener signos físicos agregados como los mencionados en los pacientes menos severos, o también agregar sonidos antes de la palabra que suponen van a tartamudear. Lo más probable es que este tipo de tartamudez severa que se presenta por más de un año y medio persista, aunque algunos pueden tener una recuperación espontánea. La frustración que resulta de no poder hablar con un ritmo correcto les provoca miedo de hablar. Se ponen ansiosos frente a situaciones en que se supone deberán hablar. Los padres de estos niños se sienten preocupados y solicitan información para poder ayudar a sus hijos. Se les debe informar que la tartamudez de sus hijos es multifactorial. 14
  • 15. IX. TRATAMIENTO 9.4. Terapia el niños con espasmofemia La terapia puede consistir en algunas sesiones con los padres, o puede involucrar una interrelación mayor, trabajando tanto con los padres, como con el niños, por varios meses. Con un niño de edad preescolar, un terapeuta intenta prevenir o minimizar la tartamudez. Cuanto más tarde empiece la terapia, menores son las posibilidades de que los rasgos del problema puedan ser eliminados. Si la tartamudez ha estado presente por más de seis meses, o si se está volviendo más constante cada día, y más consistente de una situación a otra, se requiere más que sólo la ayuda de sus padres. Si existe tensión en la forma en la que los padres y otra gente hablan al niño, o tensión en la forma en la que los miembros de la familia se relacionan uno con otro, entonces, estas tensiones deben ser reducidas. Circunstancias que pueden incrementar la tartamudez Tensión en la comunicación Tensión interpersonal Modo como los padres y otras hablan con el niño Modo de interrelación, entre los miembros de la familia 1. Ritmo del lenguaje rápido y 1. Demandas irreales al niño conversaciones aceleradas. 2. Conflictos sobre disciplina 2. Interrupciones al niño 3. Rutina familiar azarosa o inconsistente 3. Adivinar lo que el niño va a decir 4. Ritmo familiar rápido 4. Comenzar a hablar inmediatamente, en 5. Experiencias que hagan sentir al niño no cuanto el niño toma una pausa o deja de valorado hablar. 5. Bombardear al niño con muchas preguntas. 6. Necesidad de competir, para poder participar en una conversación 15
  • 16. Algunos niños que tartamudean pueden tener también otros problemas de lenguaje; pueden tener problemas para pronunciar algunos sonidos o palabras p pueden tener dificultad para elegir palabras rápida y correctamente. Debido a que estos problemas de lenguaje pueden estar relacionados al desarrollo de la tartamudez, o pueden complicar el tratamiento, la terapia también tratará estos problemas, cuando sea necesario. Padres involucrados en la terapia Ya que el ambiente de casa, tiene una influencia tan importante en el lenguaje del niño, es claro que los padres tendrán que involucrarse en la terapia. Desde el inicio, observamos que los padres tienen muchas preguntas sobre el desarrollo del lenguaje y la tartamudez. Se les suele describir el desarrollo del lenguaje como l paso de palabras a frases, y luego a oraciones, y se les debe ayudar a identificar las formas en las que la suave fluidez del lenguaje puede ser interrumpida en la tartamudez (repetición o prolongación de sonidos, repetición de sílabas, bloqueos, etc.) Cuando los padres describen esas situaciones que parecen incrementar o reducir la tartamudez de su hijo, se les instruye o se trabaja con los padres para ver el mejor modo de manejar la situación. Donde se les sugiere tener “tiempos de conversación” con el niño en casa, mamá y papá escucharan con cuidado al niño y enfatizarán el hecho de tener cada uno su turno para hablar. Cuando el niño también logra esto, se le motivará un reforzamiento diciéndole “Me gusta la forma como esperas a tu turno para hablar”. Al continuar progresando, el hecho de tomar turnos, se irá planteando el mismo proceso a otros miembros de la familia. La meta era dar al niño más atención en una forma estructurada y ayudarle a tomar parte en una conversación sin interrumpir a otros. Nosotros como especialistas clínicos en el lenguaje, no solo les decimos, sino que también les enseñamos a los padres qué cambios hacer. Podemos demostrar una forma de hablar más relajada, con un ritmo ligeramente más lento, con pausas mayores antes de responder al niño, cuando este habla. Gradualmente, los padres van tomando más el papel del terapeuta, y emplean la conducta modificada 16
  • 17. cuando están hablando con el niño. Los niños tienen una mejor respuesta cuando saben que sus padres están aprendiendo también. 9.1.1. Tratamiento en niños de edad preescolar Cuando se detecta a un niño en los estadios tempranos del inicio de su tartamudez, únicamente la guía de los padres (o supervisión), será generalmente la única intervención que recibirá. Algunos terapeutas querrán siempre observar el cambio del medio ambiental del niño, antes de trabajar más directamente con él. Algunos sugieren una atmósfera de conversación, permisiva, cálida, participativa y confortable. Se pueden hacer otras observaciones del niño en esta atmósfera qu habitualmente conduce a un lenguaje más relajado. El terapeuta pude decidir tener una terapia más directa con el niño, tomando en consideración: 1. La tensión del lenguaje del niños 2. El tiempo de evolución del problema 3. La frecuencia de presentación 4. Si existen o no otros problemas del lenguaje Cuando el patrón de tartamudez se ha establecido más firmemente, incluso en niños de edad preescolar, el terapeuta puede ayudar a que esos niños cambien su lenguaje enseñándoles (modelando) una forma más relajada de hablar, empezando con mayor beneficio del tratamiento, los padres deben de aprender a modelar el lenguaje, para el niño, como el terapeuta lo hace. 9.1.2. Tratamiento en niños de edad preescolar Con niños mayores, el terapeuta puede ser más directo al enseñar al niño como reducir la tensión y halar de una forma más relajada con movimientos suaves entre cada palabra. Desde luego la terapia es diferente para cada niño, de ahí la importancia d la supervisión por el médico foniatra. Frecuentemente, solo con enseñar al niño, cómo empezar las palabras y trabajar en la construcción de oraciones más largas, 17
  • 18. hablando en una forma más lenta y relajada, suele ser suficiente. Con otros niños se pude contrastar el “hablar fácil”, con el “hablar difícil”, y en aquellos donde hay más tensión (y expectación de dificultad) de ciertas palabras o sonidos, ayudamos al niño a estar más consciente de la tensión y contrastamos esto con la forma relajada y fácil de hablar. Las actitudes que uno deba tomar con un niño en edad escolar, se divide en dos tipos: 1. Explicándoles como el lenguaje se produce y ayudándoles a ver que cambiar la forma del lenguaje es como aprender una destreza en deportes (pegarle a una pelota) 2. Escuchándoles con atención y ayudando al niño a enfrentarse con sus temores y preocupaciones, como las bromas de algún compañero- 9.5. Terapia en adolescentes con espasmofemia De acuerdo con Silverman es posible reducir o modificar la disfluencia cambiando la actitud del adolescente sobre s propia tartamudez. Es necesario que el adolescente comprenda que la tartamudez es una dificultad en la comunicación, y que el conocimiento de la disfluencia lo ayude además a descubrir caminos para ajustar su conducta. Es imposible modificar lo que no se conoce; por ello el conocimiento es básico para conducir al adolescente hacia una apertura que permita cambios. En el trabajo con el adolescente es fundamental trasmitirle un conocimiento básico sobre la neurofisiología de la tartamudez, su compromiso mental, lingüístico y motor. Se deberán explicar los mecanismos que producen las dificultades en el control motor del habla para que ese conocimiento pueda ser puesto al servicio de la aceptación y uso de los procedimientos. La tartamudez en el adolescente puede tener una influencia negativa en el rol académico, social y vocacional, y un efecto devastador en el status individual de la persona. Todavía no son adultos pero ya no son niños. Durante este periodo de turbulencia y de transición entre los 11 y los 20 años de edad, la tartamudez toma un nuevo significado y los adolescentes pueden responder con actitudes de evitación frente al tratamiento. 18
  • 19. La toma de conciencia y comprensión del problema es un punto crucial durante este periodo. El jovencito necesita saber y tener una profunda comprensión e información acerca del desorden y una respuesta honesta acerca de cómo se compensa. También en este momento el adolescente tiene que empezar a darse cuenta de que la tartamudez probablemente no se le vaya y que para que no trasforme en un trastorno severo y crónico es necesario que él promueva cambios. El tratamiento debe basarse en la estimulación de la independencia. Independencia en las acciones, autosuficiencia, necesidad de gobernarse solo. El juicio de los otros, la burla, el sentido del ridículo, el ser utilizado como payaso en los grupos, tienen un peso importante en el trastorno. En primer lugar, se deberán presentar numerosas estrategias que le permitan cambiar su forma de tartamudear: el habla prolongada, la sensibilización, técnicas de utilización de una pequeña corriente de aire cuando comience a hablar. Quizás algunos necesiten un inicio más suave y en general siempre está en juego un cambio de actitud. El objetivo de la naturalidad en el tratamiento es muy sensible y cercano. Se debe lograr una fluidez natural y para lograrlo suelen combinar una tartamudez más natural, con menos esfuerzo, y la aplicación de los procedimientos para hablar más fluidamente. 9.6. Terapia en adultos con espasmofemia La experiencia clínica muestra que el adulto en general ha probado diversos abordajes terapéuticos con escaso éxito. No pocas veces se ha resentido y desengañado y experimenta sentimientos hostiles hacia los tratamientos, en particular los fonoaudiológicos. Ha convivido con su disfluencia como ha podido: disimulando, no participando o eludiendo situaciones verbales. Éste es un sufrimiento oculto que en general no ha compartido con nadie, y que ha entrañado una serie de experiencias a veces traumáticas: ha pasado por diversos aprendizajes, por una amplia gama de mociones, por burlas y otras situaciones difíciles. Pero, a fuerza de salud mental y de tenacidad, pudo ir sorteando las barreras que le han impuesto la vida y, en particular, las situaciones verbales. En general no cree en los tratamientos surgidos a partir de las últimas investigaciones y de los grupos de ayuda mutua. 19
  • 20. Sin embargo en fundamental que el terapeuta tena clara convicción de ello: el cambio es posible, no importará la edad o las situaciones adversas que el sujeto haya vivido. El tratamiento en el adulto que tartamudea apunta a comprobar la evolución de la tensión y a descubrir qué la provoca. En ocasiones la tartamudez es muy avanzada y presenta un comportamiento de gran esfuerzo muscular y mental, sumado a signos de retraimiento social. Pero cada caso es particular y único, por lo que cualquier propuesta terapéutica deberá comenzar con la evaluación objetiva de la dificultad verbal y el estudio de las actitudes relacionadas con la disfluencia. El programa de tratamiento deberá incluir los resultados de la evaluación diferencial que atañen a los aspectos cognitivos, lingüístico y motor del habla. X. TÉCNICAS DE TRATAMIENTO 10.15. Ejercicios de Respiración - Pararse en forma erecta, con la mirada en frente, con los pies juntos y las manos en los muslos. - Sentarse apoyándose sobre el espaldar de la silla, con la mirada al frente, con las piernas casi juntas y las manos sobre los muslos. - Caminar con los brazos cruzados sobre la espalda. - Tomar aire por la nariz inflando el abdomen, esperar cinco segundos, luego botar el aire por la boca desinflando el abdomen. - Inspirar por la nariz (1), tomar una pausa de cinco segundos (2) y luego espirar por la boca (3). 2 1 3 - Tomar aire profundamente por la fosa nasal derecha, tapando el dedo izquierdo, retener brevemente el aire y expulsarlo por la 20
  • 21. fosa izquierda, tapando entonces la fosa derecha. Repetir el ejercicio en forma inversa. - Tomar aire por la nariz rápidamente, reten el aire por cinco segundos y expulsar en forma lenta y prolongada emitiendo sonidos con ritmo (silbidos rítmicos). - Tomar aire por la nariz en forma lenta y profunda, retener el aire y expulsarlo en dos o tres tiempos. - Efectuar una espiración nasal profunda y prolongada elevando los brazos, parar, realice una pausa y expire por la boca con el descenso de los brazos a la posición inicial. - Con las manos en la cintura, elevar las puntas de los pies en la inspiración y vuelva a la posición inicial en la espiración. - Echarse y poner sobre su abdomen un cuaderno y perciba como se eleva en la inspiración y desciende en la espiración. - Sentarse en una silla con las piernas abiertas de cara al espaldar y coloque sobre éste los brazos cruzados y apoye en ello la cabeza y respire. - Soplar fuertemente un papel contra la pared, desde una cierta distancia, durante el mayor tiempo posible. Ir caminando a mayor distancia. - Soplar la vela hasta apagarla. Ir distanciando sucesivamente a medida que vaya aumentando la fuerza del soplo. - Soplar las 2 ó 3 velas, situadas en fila y en movimientos horizontales, siguiéndolas hasta apagarlas, con una sola inspiración. - Soplar una vela haciendo que se mueva la llama sin apagarla. Ir alejando y acercando la vela sin apagar la vela ni dejar que se mueva la llama, el mayor tiempo posible y con una sola inspiración. - Inflar un globo con una sola inspiración varias veces y compruebe sucesivamente el aumento de su capacidad respiratoria. 10.16. Reeducación de la velocidad del habla Desde hace mucho tiempo se ha comprobado que un habla más lenta reduce el tartamudeo. Esta técnica está basada en la disminución de la velocidad. El habla lenta facilita la formulación del lenguaje, los movimientos articulatorios, así como la coordinación e integración de los sistemas respiratorio, fonatorio y articulatorio, para la producción de un habla fluida. Sin embargo, la velocidad no es el único objetivo y se ha combinado con otros procedimientos como la 21
  • 22. prolongación de los sonidos vocálicos o aumentar la duración fonatoria. También se insiste en producir unos movimientos articulatorios suaves, manteniendo la entonación natural del habla. 10.17. Habla rítmica Se ha utilizado, durante décadas, la introducción de un patrón rítmico artificial para el control del habla. En el habla rítmica se pide al paciente que sincronice las sílabas y palabras siguiendo un ritmo. Después de establecer una línea base generalmente se inicia la terapia con la repetición del modelo que ofrece el terapeuta. Al principio se propone un ritmo lento, de modo que la persona pueda seguir la cadencia con facilidad y a la vez se vaya eliminando de la producción del habla la tensión de la articulación. Posteriormente la terapia contempla ir aumentando la tasa de habla hasta alcanzar una velocidad adecuada para mantener la fluidez del niño. El habla rítmica generalmente se practica en primer lugar con lectura para que el tartamudo se acostumbre al patrón y posteriormente pueda aplicarlo al habla espontánea. Se ha planteado que la efectividad de la técnica está en relación con que el ritmo es un factor de distracción, que impide al tartamudo atender a la producción de su habla. En cualquier caso, aunque la distracción esté presente, es evidente que con el método se produce una reducción drástica de los bloqueos y de las disfluencias. Para la aplicación del ritmo se han utilizado distintos tipos de procedimientos. Unos se han apoyado en instrumentos de tipo mecánico o electrónico que producen un ritmo audible, visible o táctil que el paciente debe seguir. El metrónomo es un aparato que se utiliza con asiduidad en el aprendizaje musical y su aplicación al campo terapéutico tiene también una historia larga. Con él se puede seguir el ritmo de forma precisa, es posible establecer un número de percusiones por minuto y así, al seguir sus pasos, graduar la velocidad del habla. Se ha utilizado por diferentes autores, como ayuda en las terapias de fluidez, para realizar un entrenamiento del habla del tartamudo. En relación con este sistema se han fabricado incluso dispositivos portátiles, que trasmiten el ritmo al tartamudo, por medio de vibración o de 22
  • 23. estímulos táctiles, y que el tartamudo puede llevar en la mano o como un audífono. Otra aplicación de este mismo sistema y muy extendido en nuestro país es el modelar un patrón rítmico por medio de producir golpes con los dedos, mientras se van silabeando rítmicamente las palabras. La terapia con ritmo es útil en todas las edades. Sin embargo, el uso de instrumentos o el sistema de producir golpes con las manos no se considera adecuado en niños pequeños. En las primeras edades los niños presentar limitaciones de la atención y del desarrollo de la conciencia silábica, que dificultan su uso. En los niños pequeños está más indicado utilizar el ritmo a modo de juego. Los juegos de ritmo, las emisiones producidas con ritmo marcado o las actividades musicales son más efectivos en estas edades. 10.18. Facilitación de la coordinación motora oral Frecuentemente el habla de niños no fluidos presenta escaso movimiento articulatorio, poca apertura de mandíbula o movimientos muy rápidos. También se conoce la alta incidencia de trastornos fonológicos entre los niños que tartamudean, lo cual puede influir en el desarrollo de los patrones de fluidez alterados. Por esta razón se plantea trabajar con estos niños la coordinación motora articulatoria. Los programas de terapia para facilitar la coordinación motora oral abordan la estimulación desde tres áreas: la precisión, el flujo suave y la tasa. Cada área se trabaja por separado para luego ir integrándolas gradualmente, para mejorar el ajuste de las diferentes áreas. Se entrena al niño en realizar ejercicios, utilizando también un habla lenta para que vaya siendo capaz de realizar mejor la planificación motora. 10.19. Establecimiento de contactos articulatorios leves Algunos niños cuando tartamudean muestran esfuerzo, contactos articulatorios duros, con una tensión muscular elevada que produce bloqueos del flujo de aire. Los “contactos suaves” son movimientos de los músculos articulatorios (lengua, labios, mandíbula) lentos, prolongados y relajados. Practicar contactos articulatorios suaves da al paciente un medio para reducir la tensión en los momentos de 23
  • 24. los bloqueos, a la vez que facilita cambios más suaves en la producción del habla. El énfasis en los movimientos articulatorios sueltos y suaves, apoyado por un flujo de aire contínuo, pueden utilizarse siguiendo una jerarquía, empezando en el nivel del fonema e ir aumente su atención sobre los contactos suaves frente a los bruscos. Por ejemplo, el niño lee una lista de palabras, alternando entre una producción suave y otra brusca, y se le anima a percibir la diferencia física entre estos dos contactos, comentando posteriormente con el terapeuta las diferencias entre los dos tipos de mecanismos. 10.20. Comienzo fácil Uno de los momentos más problemáticos para el tartamudo suele ser el comienzo de la emisión. La mayor parte de los errores se presentan al iniciar el habla, surgiendo dificultades de coordinación, esfuerzo o tensión en los movimientos articulatorios. Asimismo pueden aparecer problemas de control del habla si el tartamudo anticipa o teme iniciar la expresión. El método de comienzo fácil disminuye el tartamudeo de forma importante y ha sido utilizando en terapia. La técnica consiste en iniciar el habla con un comienzo suave y gradual de la fonación y con una espiración estable. Se comienza a un nivel prácticamente inaudible y se va aumentando gradualmente hasta le tono de voz completo. El comienzo fácil sólo se utiliza al principio de la respiración. Se pide al hablante que mantenga un nivel adecuado de relajación de los órganos fonoarticuladores, dentro de la distensión general de todo el cuerpo. Se practica un contacto articulatorio blando, para reducir la tensión durante los momentos en los que aparecen bloqueos y facilitar la transición fácil de un sonido a otro en la producción del habla. Se utiliza en las palabras o sílabas iniciales y en los puntos de tensión o en las palabras difíciles o temidas. Durante la práctica, se debe mantener la prosodia normal. Paralelamente, la combinación con un patrón de habla lenta favorece esta técnica y facilita la reducción de la tensión en la coordinación motora del habla. Este sistema también se ha usado como método de relajación para controlar el esfuerzo en el inicio del habla. En las terapias de control de la fluidez se ha utilizado con frecuencia el comienzo fácil para establecer un 24
  • 25. patrón de habla alternativa, que se pueda utilizar habitualmente. En algunos programas se ha combinado con otras técnicas, como el control respiratorio como procedimiento esencial. El comienzo fácil se puede aprender a cualquier edad, si se enseña convenientemente. Se ha empleado con niños especialmente cuando existen bloqueos, prolongaciones y pausas tensas. Para facilitar al niño el uso de esta técnica es conveniente dar el modelo al niño de cómo hacerlo. En los niños pequeños, preescolares, siempre se realizará por medio del juego y del ejemplo del terapeuta. 10.21. Relajación Generalmente cuando el niño lleva tiempo tartamudeando aparece anticipación y con ella la ansiedad y esfuerzo en los movimientos articulatorios. La relajación es un antagonista en las sensaciones de ansiedad y de tensión. Con la aplicación de éste método el tartamudeo tiende a desaparecer o al menos a ocurrir con menor frecuencia e intensidad y se producen menos conductas asociadas. Favorece la reducción de la velocidad del habla y aumenta la frecuencia y duración de las pausas. También ayuda a que se prolonguen las vocales y las consonantes. Además la presión sobre los órganos articulatorios es menor y estos se articulan con mayor precisión. La respiración bajo condiciones de relajación también se regula, se hace más estable. El tipo de entrenamiento que se suele utilizar con más frecuencia es la relajación progresiva de Jacobson. En la clínica se han utilizado diferentes versiones de este método aplicado a niños con tartamudez, generalmente con mayores, ya que en los preescolares esta técnica no está indicada. La terapia de relajación se suele emplear previamente a la puesta en práctica de otros patrones de otros patrones de habla. El entrenamiento en relajación se gradúa en varias sesiones (de 4 a 12 sesiones), durante las que se entrena al niño en distintas actividades de tensión/relajación de diferentes partes del cuerpo (manos, brazos, respiración, estómago, cara, ojos, labios, lengua y garganta, finalizando por las piernas). Para cada una de las partes se realizan ejercicios de tensión y a continuación se van adquiriendo niveles de relajación progresivos. Se requiere práctica continuada para poder conseguir los beneficios del sistema. Se recomienda realizar los ejercicios una o dos veces al día, durante al menos cinco semanas para poder observar avances. Para los niños preescolares existen otros métodos que se adaptan mejor a sus 25
  • 26. capacidades y nivel cognitivo. En estas edades es conveniente utilizar el juego y la imaginación para sugerir la relajación y la tensión. Imágenes mentales como la de un muñeco de madera (tensión), o un gato perezoso frente a otro enfurecido. Este tipo de propuestas, a modo de juego, incrementa la motivación hacia las tareas y facilita el recuerdo de las instrucciones y el interés por practicarlo con frecuencias. El programa de Runyan y Runyan (1999) plantea para niños escolares seguir una serie de reglas para reducir el tartamudeo. Se les enseña la reducción de la tensión en la zona oral relajando los grupos musculares que intervienen en la producción del habla, eliminando posturas articulatorias rígidas y relajando la zona laríngea por medio de un comienzo suave de fonación y soltando el aire. Otros autores han utilizado, en algunos programas de mejora de la fluidez, ejercicios para regular la respiración y hacerla más profunda como sistema para conseguir un efecto de relajación general. La relajación se puede introducir como un método adicional, generalmente no es efectiva utilizándola sola. Es importante integrarla con alguna otra terapia de modificación del tartamudeo y practicarla primeramente en la clínica, estableciendo pasos, para luego generalizarla a otros ambientes. 10.22. Desensibilización Tiene como base la relajación. Desensibilizar significa reducir la respuesta a un estímulo determinado. Esta reducción de la respuesta se produce cuando se utiliza la relajación y se inhibe la ansiedad en presencia del estímulo que lo provoca. De esta forma, esta técnica se ha utilizado tradicionalmente como recurso para abordar la ansiedad o el temor a determinadas situaciones. Con un entrenamiento previo en relajación profunda se va enfrentando al paciente a diferentes situaciones. Estas circunstancias se determinan previamente y se jerarquizan, estableciendo una escala de valoración cuantitativa, según los sentimientos subjetivos de ansiedad que provoquen al tartamudo esas situaciones. Mientras el paciente está relajado se presentan las escenas de la jerarquía, imaginando o enfrentando cada situación concreta. Se comienza la terapia de forma gradual por 26
  • 27. las situaciones de menor a mayor dificultad, en función del temor o ansiedad que le sugieran tales circunstancias. Este procedimiento, en su forma clásica, no se utiliza como terapia aislada del tartamudeo. Es útil para abordar determinados temores específicos que pueden aparecer ante una situación precisa, como por ejemplo, el empleo del teléfono o leer en voz alta. Sin embargo, su uso es frecuentemente en muchas terapias de tartamudez. Se lleva a cabo en la terapia el introducir gradualmente las situaciones de comunicación que provocan ansiedad e incluir refuerzo de la fluidez, mientras se mantiene la relajación. Por otro lado, la aplicación de la desensibilización sistemática requiere necesariamente un entrenamiento psicoterapéutico del profesional, dada la complejidad de esta técnica. 10.23. Control de la respiración Con frecuencia los niños, mientras están tartamudeando, pueden desarrollar un patrón de respiración inadecuado. A menudo se pueden observar alteraciones en la respiración cuando intentan controlar el habla., como hacer inspiraciones rápidas y superficiales, hablar cuando ya han agotado el aire en los pulmones o emitir las palabras cuando se está inspirando. En función de estas dificultades se ha constatado que el control de la respiración y una respiración adecuada son aspectos importantes para disminuir el tartamudeo en los niños. Generalmente el control respiratorio no se utiliza como terapia aislada. Se suelen utilizar también otras técnicas como “comienzo fácil” o “prolongaciones” de sonidos al comienzo de la frase, paralelamente, y como ayuda al control de la respiración. Algunos autores plantean además que el niño conozca el proceso de habla normal y que se le enseñe la importancia que tiene la respiración en el habla, mostrándole ejercicios para mejorar la conciencia y el control respiratorio. Se enseña la relación de coordinación entre el flujo de aire, la voz y la aarticulación y como todo ello puede mejorar su fluidez, ayudándole así a comprender mejor sus dificultades de comunicación. Hay que tener en cuenta que los niños preescolares no suelen mostrar alteraciones generalizadas de los patrones respiratorios y cuando éstas existen son menos consistentes que en los niños 27
  • 28. mayores. Aún así, no se considera una técnica para utilizarla sin el apoyo de otros métodos de control de la fluidez. 10.24. Enmascaramiento Con el enmascaramiento el paciente con disfluencia habla simultáneamente a un ruido de elevada intensidad que reduce el feedback auditivo. Con la aplicación de este sistema, los bloqueos disminuyen. Usualmente implica llevar unos audífonos conectados a una mitad portátil de enmascaramiento auditivo que generalmente se activa al inicio vocal. Este tipo de aparatos se han utilizado como método de tratamiento para establecer fluidez. Este procedimiento, como el uso de otros instrumentos, no se considera adecuado para practicar con niños preescolares ni escolares. 10.25. Retroalimentación auditiva demorada (RAD) Se plantea que existe una disfunción en alguno de los canales de retroalimentación que controlan el habla (aérea, ósea y cinestésica) o una inadecuada coordinación entre ellos. El habla normal se altera severamente si se retarda artificialmente la transmisión de la retroalimentación auditiva (RAD) por alguno de los tres canales existentes. La terapia consiste en adaptar el habla a los efectos de la RAD, es decir, contrarrestar sus efectos prolongando la duración del sonido tratando de que la transición entre sonidos y sílabas sea lenta. 10.26. Seguimiento y habla en coro El seguimiento consiste en seguir el habla de otra persona retrasándose unas sílabas de su emisión o hablando simultáneamente. Mediante este sistema el paciente se adapta al habla del compañero reduciendo las disfluencias del habla. Con niños preescolares y escolares se puede utilizar fácilmente con buenos resultados de cara a mantener la fluidez. Algunos autores lo han puesto en práctica especialmente con niños pequeños. Al niño se le entrena en la técnica, dándole la instrucción de que siga al terapeuta mientras está hablando o 28
  • 29. leyendo, imitando su forma de hablar. El habla o la lectura se reduce en la velocidad hasta 50 o 70 palabras por minuto. Con niños preescolares se puede utilizar distintas actividades de juego, como por ejemplo imitar a una marioneta después de que el muñeco haya contado algo. Otro método muy utilizado es el habla en coro o al unísono. Se trata de que la persona que tartamudea hable simultáneamente con una o varias personas. El resultado es que se establece la fluidez del habla, posiblemente porque mientras utiliza el método la persona atiende a lo que dice el otro más que a su propia emisión. Éste es un sistema fácil de usar con niños a cualquier edad, como siempre, a modo de juego con los más pequeños. Con los escolares se ha utilizado en programas de tratamiento. Este componente también se puede utilizar junto a otras estrategias de mejora de la fluidez o en circunstancias concretas. En los niños mayores, y desde que saben leer, es un recurso muy útil para entrenar la lectura en voz alta dentro de la clase, situación que suele ser una dificultad muy generalizada en esa edad. 10.27. Aumento de la longitud y la complejidad La manipulación sistemática de la complejidad lingüística y el efecto que tiene sobre la fluidez es algo muy conocido. Se observa que en la medida que se disminuye la longitud y la complejidad de las frases, es menor la probabilidad de que aparezcan los bloqueos en el habla del paciente. Este resultado parece que incide en la producción del habla, aumentando también la programación motora necesaria para decir estas frases. Con el aumento de la complejidad verbal, por un lado, la coordinación de la respiración, la fonación y la articulación se hace más compleja, y por otro lado, aumenta el nivel de exigencia al proceso cognitivo. Por tanto, si se reducen las demandas que se realizan al sistema de producción de habla del niño se disminuirá la probabilidad de que se bloquee apareciendo un habla fluida. En función de estos aspectos, en la evaluación y durante la intervención en problemas de fluidez, se debe manejar por el terapeuta la dificultad psicolingüística de la actividad que se está realizando. En la expresión verbal se irá de lo simple a lo complejo. En una primera instancia se pide al niño que realice actividades de una palabra y después seguir avanzando hacia una 29
  • 30. frase, luego varias frases, una historia, una conversación, etc. No es lo mismo decir una palabra o secuencia de palabras aprendidas, que recordar y expresar una secuencia de hechos y palabras en una narración. Es importante recordar que, dentro de las habilidades terapéuticas del clínico, en trastornos de disfluencia, está la de controlar qué nivel de exigencia implica la tarea en el lenguaje del niño y en la planificación motora, ya que ambos son factores que pueden influir en su fluidez. Este recurso lingüístico se puede utilizar también junto a otras estrategias de mejora de la fluidez, como disminuir la tasa de habla, la planificación oral motora y la automonitorización. 10.28. Cancelación El procedimiento se basa en que cuando el paciente dice una palabra presentando bloqueos debe parar intencionadamente, examinar sus sentimientos y conducta, intentar decirla de nuevo y continuar hablando. La cancelación da la oportunidad de revisar el momento de tartamudeo y analizar lo que está ocurriendo, para que se pueda modificar la conducta. La atención que se pone en la falta de fluidez ayuda a que el tartamudo sea más consciente de los elementos que la provocan y pueda así mejorar su capacidad para modificar el habla. Estos procedimientos se han utilizado con niños mayores y requiere tener un conocimiento de la actitud y características personales del niño. Es necesario que el terapeuta aplique esta técnica con cautela y con una actitud afectiva y afable para no generar en el niño frustración ante las interrupciones, especialmente al comienzo del tratamiento. En la misma línea también se ha utilizado la técnica de congelación, en la que el hablante debe percibir el tartamudeo que produce, en el momento en que está fallando la fluidez, suspender ese momento y comenzar a modificar el error antes de terminar. En ese momento el terapeuta se centra en el bloqueo, detiene la emisión y muestra al paciente como ir relajando despacio el habla, mediante una prolongación o repetición sencilla. Con esta técnica se enseña al niño a cambiar de una forma de hablar brusca a una sencilla y le ayuda a conocer cómo se bloquea y cómo puede desbloquearse. El terapeuta muestra al tartamudo a practicar 30
  • 31. dentro de la sesión para pasar gradualmente a situaciones de habla espontánea. XI. CONSEJO A LOS PADRES En los niños que parece ser una disfluencia dentro de lo normal del desarrollo del lenguaje, se les debe informar que forma parte de la normal adquisición del lenguaje. Se les aconseja que los padres deben aceptar estas disfluencias sin hacer comentarios o reacciones notorias para el niño. A los padres muy aprehensivos se les indica que ellos deben bajar la velocidad con que hablan, usar frases cortas y simples, y reducir el número de preguntas que hacen, y tratar de lograr un ambiente tranquilo cuando están hablando con su hijo. No deben darle instrucciones de hablar más lento o repetir nuevamente la palabra que dijo mal, por lo contrario, deben esperar pacientemente que su hijo termine de hablar. En los niños con tartamudez leve los padres no deben alarmar al niño y ser lo más atentos posible a lo que el niño habla. Su tarea es hacer el ambiente del niño lo más relajado posible y minimizar la situación, evitando que sienta vergüenza. Si el niño siente que su tartamudez es aceptable para sus padres, puede ayudar a que el lenguaje se desarrollesin tensión física. Deben, además, bajar la velocidad de su lenguaje. Esto suele ser difícil para los padres y se debe mantener en el tiempo, luego de una prueba inicial, los niños que tartamudean pueden sentir así menos necesidad de apurar su lenguaje si sus padres hablan más lento, y evitan decirle que él lo haga, o critican su lenguaje. Es importante tener espacios de conversación a solas en ambientes tranquilos a diario. Si el niño pregunta sobre su habla, se le debe informar que es algo dentro de lo normal y que el desarrollo del lenguaje suele ser algo dificultoso. Si a pesar de estas indicaciones el niño persiste igual, o si los padres no pueden implementar estas medidas, el niño debe ser referido a un fonoaudiólogo. En resumen el tratamiento de un niño con una tartamudez leve debe ser indirecto y enfocado a crear un ambiente en que se sienta relajado en relación con el habla, si es necesario tratamiento más directo, el fonoaudiólogo deberá mostrar al niño cómo hablar más 31
  • 32. fácil, sin tensión física, de manera que la tartamudez lentamente disminuya. En los casos de tartamudez severa debe referirse al niño inmediatamente al fonoaudiólogo, quien lo evaluará, dará indicaciones a los padres y tratamiento al niño. Ya que la tartamudez severa parece desarrollarse cuando el niño “pelea” y se siente asustado, con su habla en la etapa de tartamudez leve, cualquier cosa que logre relajarlo y espaciar los períodos de disfluencia puede ser beneficioso. Los padres deberán poner atención a lo que el niño dice, NO cómo lo dice. Suele ser muy importante que el niño sea capaz de decirle a sus padres la frustración o sentimientos que tiene en relación con su tartamudez y para ello, que no siempre resulta fácil, la atención y evaluación de un psicólogo con entrenamiento en el tema es muy importante, y fundamental para el tratamiento. El tratamiento generalmente consiste en ayudar al niño a sobreponerse al miedo de tartamudear y al mismo tiempo enseñar al niño a hablar, a pesar de tartamudear, de una manera más lenta y relajada. Adicionalmente, el tratamiento se enfoca a crear una atmósfera de aceptación de la tartamudez. El médico le indica a los padres que registren las respuestas del niño al tratamiento y además monitorea el tratamiento. Durante el periodo de un año la tartamudez probablemente mejorará, en algunos casos se podrá recobrar completamente. Los resultados del tratamiento dependerán del origen del problema, de la presencia de otras patologías, del tratamiento. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 32
  • 33.  Guía de Intervención Logopédica en tartamudez infantil, Alicia Fernandez Zuñiga  La tartamudez y su niño: preguntas y respuestas, Stuttering Foundation of América  Tartamudez: una disfluencia con cuerpo y alma, Beatriz Biain de Touzet  Intervención Fonoaudiológica en las Disfluencias, Mg. David Parra Reyes  www.clinicalascondes.cl/.../486_ESPASMOFEMIA-13.pd...  http://translate.google.com/translate?sl=en&tl=es&u=http%3A%2F% 2Fwww.scielo.br%2Fscielo.php%3Fscript%3Dsci_arttext%26pid%3DS01 04-56872007000300011%26lng%3Dpt%26nrm%3Diso%26tlng%3Den&skpa=on  http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&nrm=iso&lng= pt&tlng=pt&pid=S0370-41061987000600005 33