2. La pandemia provocada por la COVID-19 ha sido y sigue siendo el mayor desafío para la
salud que hemos conocido en el último siglo. Su dimensión ha obligado a una gran
mayoría de países a adoptar medidas excepcionales y ha provocado una importante crisis
sociosanitaria con gran impacto económico.
Las características de los casos han cambiado desde que se inició la vacunación, con un
marcado descenso de la proporción de casos graves y de la letalidad. Esto, junto con las
altas coberturas de vacunación, hace necesario una revisión de los indicadores utilizados
para la vigilancia de la evolución de la pandemia.
Los indicadores, niveles y las opciones de respuesta propuestas en el presente documento
serán de referencia tanto en escenarios de aumento de riesgo de transmisión como en
escenarios de reducción del mismo, con la intención de favorecer la coordinación entre
territorios.
Introducción
3. Objetivos
- Proponer indicadores comunes y los
criterios para su interpretación en el
Sistema Nacional de Salud que
permitan realizar una evaluación en
cada territorio, dirigida a detectar
niveles de alerta para la población.
- Establecer unos niveles de alerta
que determinen actuaciones
proporcionales al nivel de riesgo de
transmisión de SARS-CoV-2 y su
impacto en la salud de la población y
en el Sistema Sanitario, adaptables
según la situación y el contexto de
cada territorio.
4. Evaluación del riesgo
Esta evaluación de riesgo debe ser un proceso continuo que determine en qué escenario se
encuentra el territorio evaluado y detecte de forma temprana señales de que el escenario puede
estar cambiando.
La evaluación de riesgo debe considerar las características específicas de la unidad territorial
que se está evaluando: comunidad autónoma, provincia, isla, municipio, departamento, área
de salud, zona básica de salud o equivalente.
En dicha evaluación se tendrán en cuenta los indicadores relativos a la situación
epidemiológica, la capacidad asistencial y la capacidad de salud pública, las características y
vulnerabilidad de la población susceptible expuesta y la posibilidad de adoptar medidas de
prevención y control, como son las medidas no farmacológicas con intervenciones parciales o
completas que afecten a parte o todo el territorio evaluado. Las altas coberturas de vacunación
que se están alcanzando deben, además, ayudar a definir con más precisión el nivel de riesgo,
sobre todo en periodos en que la tendencia es descendente.
5. EVALUACIÓN DE RIESGO
Los indicadores de seguimiento se han seleccionado por su utilidad para
capturar los aspectos más importantes de la situación epidemiológica.
Además de los indicadores planteados, se hará una valoración individualizada
de la situación del territorio.
Para determinar el nivel de riesgo de un territorio los indicadores deben
interpretarse siempre de forma dinámica.
En situaciones en las que el nivel de transmisión se incremente, será importante
hacer la evaluación del riesgo utilizando indicadores más sensibles, que
permitan detectar de forma rápida los cambios.
Esta evaluación debe llevarse a cabo en el ámbito de cada comunidad
autónoma, provincia y territorio ya que la situación puede diferir entre ellos
Las medidas básicas de higiene y prevención y el resto de medidas incluidas en
la Ley 2/2021, de 29 de marzo, continúan siendo de obligado cumplimiento
mientras siga vigente, así como aquellas recogidas en normativa autonómica
vigente.
6. De forma general y en referencia a las capacidades de salud pública y
asistencia sanitaria y sociosanitaria, se recomienda tener en cuenta lo
siguiente:
Actividades dirigidas al
fortalecimiento de
capacidades
Garantizar el adecuado
aislamiento de los casos y
cuarentena de contactos
Incorporar medidas para
reforzar la comunicación.