1. E N J A P Ó N
los
CRISTIANOS REVISTA DE
ENSEÑANZA
CRISTIANA.
SEMANAL
L A PA L A B R A D E D I O S T E H AC E L I B R E .
La Revista de la
Familia Cristiana
No. 12
LA SUNAMITA
¿Qué quieres que haga por ti?
Salmos 37:4 Deléitate asimismo en
Jehová, Y él te concederá las
peticiones de tu corazón.
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Ministerios el Reino de Dios
Escrito por: Pastora Janet Díaz.
1
2. LA SUNAMITA
Cuantas cosas tenemos que aprender de las enseñanzas de
nuestro Padre Celestial, cuanta sabiduría sellada y oculta
que no conocemos, verdaderos tesoros escondidos, que al
encontrarlos nos harán crecer y ser obreros fieles y
preparados para toda buena obra.
La enseñanza de la Sunamita es una verdadera enseñanza
viviente, uno de esos tesoros ocultos que nos darán sensatez
y prudencia.
La Sunamita es una mujer que con solo verla actuar como
la veremos hoy, quedaremos impregnados de esa
sobriedad, prudencia y sabiduría que como siervos del
Señor, debemos anhelar tener.
Que es el hombre, sino su mente y su corazón?
Delante de Dios no vale la apariencia, tampoco cuenta lo
importante que seamos. Para el Señor cuenta un corazón
humilde y entendido en sus mandatos. Dice la Palabra que
este es el todo del hombre.
(Eclesiastés 12:13 El fin de todo el discurso oído es este:
Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el
todo del hombre.)
Durante todo este estudio, veremos lo importante que es el
corazón y quien debe habitarlo.
Escudriñaremos ahora esta enseñanza en segunda Reyes
capitulo 4 desde el verso 8 y juntos avanzaremos en el
entendimiento. El Señor quiere trasmitirnos su luz y verdad
a nuestro corazón mediante la vida de esta mujer. Leamos
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3. Segunda de Reyes 4:8. Aconteció
también que un día pasaba Elíseo por
Sunem;
y había allí una mujer importante,
que le invitaba insistentemente a que
comiese;
y cuando él pasaba por allí, venía a la
casa de ella a comer.
4:9 Y ella dijo a su marido:
He aquí ahora, yo entiendo que éste
que siempre pasa por nuestra casa, es
varón santo de Dios.
4:10 Yo te ruego que hagamos un
pequeño aposento de paredes, y
pongamos allí cama, mesa, silla y
candelero,
Para que cuando él viniere a nosotros,
se quede en él.
La Sunamita era una mujer importante que vivía en Sunem. Dice la
escritura que el Profeta Eliseo tenía que pasar por Sunem, justo por la
casa de esta importante mujer y ella siempre le veía pasar. Ella pudo
discernir en su corazón que Elíseo era un verdadero siervo del Señor y
al percibirlo pensó en su corazón hacer algo a favor de este siervo de
Jehová, para aliviar su carga.
De inmediato habló a su marido, como mujer sabia y le expuso sus
razones y dijo “hagamos” un aposento para este varón de Dios, en
nuestro hogar, traigámosle y bendigamos su vida, así este hombre
ungido estará bajo nuestro techo en nuestro hogar.
Notemos que ella quería agradar al siervo sin ninguna intención de
obtener algo, pero sabía en su corazón que al tener un hombre ungido
en su casa, un verdadero varón de Dios, de alguna manera traería
bendición a su hogar.
Eliseo aceptó el ofrecimiento, pues caminaba un largo trayecto desde
donde venia hasta Sunem. Leamos
3
4. 4:11 Y aconteció que un día vino él por allí,
y se quedó en aquel aposento, y allí durmió.
4:12 Entonces dijo a Giezi su criado:
Llama a esta sunamita.
Y cuando la llamó, vino ella delante de él.
Eliseo fue conmovido por la actitud solícita de esta Sunamita para con él
y su siervo y pensó en recompensar el esmero de ella.
Y le dijo a Giezi su criado, pregunta si ella quiere algo, y el siervo fue y
pregunto si quisiera que el varón de Dios hiciera algo por ella.
En el tiempo que Eliseo vivió se apreciaba grandemente a los siervos de
Jehová, pues el pueblo reconocía que el siervo representaba la autoridad
y la unción de Dios.
Esta misma enseñanza nos la trajo Jesucristo cuando en la Palabra dice
que el mismo constituyo en la iglesia a sus siervos (hombres) no ángeles,
que con la autoridad y dirección del Señor guiarían al pueblo de Dios,
Leamos en Efesios 4:11 Y él mismo constituyó a unos,
apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros,
pastores y maestros, 4:12 a fin de perfeccionar a los santos
para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo.
La razón por la cual el Señor envía a sus
profetas es para bendecir y enseñar al
pueblo. Muchas veces el pueblo al no
entender esta verdad de Dios comete
equivocaciones, maltratando o abusando
de alguna manera de los siervos de Dios,
acarreandose con ello maldiciones.
Es importante que examinemos nuestra
conducta frente a los siervos y discípulos
de Jesucristo, porque ellos están enviados
para bendecir la vida del Pueblo de
Jehová y ayudarlos en el camino al Padre.
Eliseo en su papel de profeta del Dios
Altísimo sabía que podía orar a Dios por
esta mujer y pregunto a ella si tal vez
quisiera algo en su corazón. Leamos
4
5. 4:13 Dijo él entonces a Giezi: Dile: He aquí tú has estado solícita por
nosotros con todo este esmero; ¿Qué quieres que haga por ti?
¿Necesitas que hable por ti al rey, o al general del ejército?
Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo.
El Profeta Eliseo enviado por el Señor, en ocasiones a hablar al Rey
o al general del ejército, ofreció a la Sunamita que podría hablar con
ellos si ella tuviese alguna necesidad, pero ella como mujer importante
en Sunem, le respondió: Yo habito en medio de mi pueblo. Significa,
este es mi pueblo, yo habito en medio de él, tengo comunicación con el
Rey y con el General del Ejército y con las personas importantes de
Sunem.
Eliseo continuo pensando, algo debe anhelar en su corazón, y le dijo a
su criado que indagara un poco más y mira cómo podria bendecirla.
Leamos
4:14 Y él dijo: ¿Qué, pues, haremos por ella? Y Giezi respondió: He
aquí que ella no tiene hijo, y su marido es viejo.
Giezi dio un vistazo a la situación y le dijo: Ella es importante tiene
sembrados, y criados, asnas, bueyes, ocupa un lugar importante en la
sociedad de Sunem pero Jehová no le ha dado un hijo. Ahí estaba el
anhelo de la sunamita, ella sabía que bendiciendo al siervo de Jehová,
nuestro Padre la vería con ojos de misericordia.
No pidió un hijo cuando él le pregunto: Que quieres que haga por ti?
Pero su corazón lo anhelaba y lo deseaba; un hijo a quien abrazar, a
quien dejar todo el fruto del esmero del trabajo de ella y su marido.
Inmediatamente Eliseo dijo : llámala, quiero bendecirla orando por
ella, por el anhelo de su corazón, porque eso es lo que Jehová hace :
concede a sus hijos las peticiones del corazón (Salmos 37:4
Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las
peticiones de tu corazón.)
Leamos como Elíseo busca la manera de bendecir lo bueno que ella
había hecho por el.
4:15 Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró a la puerta.
4:16 Y él le dijo: El año que viene, por este tiempo, abrazarás un hijo.
Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva.
4:17 Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo el año siguiente, en el
tiempo que Eliseo le había dicho. 4:18 Y el niño creció.
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6. Qué hermoso es ver cumplir la Palabra de Dios.
Ella decidió en su corazón aliviar la necesidad del siervo de Jehová y el
Señor le concedió el anhelo de su corazón.
Da lástima en muchas ocasiones ver que muchos disciernen a los
siervos de Jehová y saben que ellos tienen la autoridad de Dios para la
labor que hacen. Sin embargo debido a la envidia que aun tienen en su
corazón, la soberbia, el orgullo y hasta por hacerle competencia actúan
en contra de los siervos de Jehová con palabras, gestos , murmuraciones
mediante los cuales ultrajan y les tratan inadecuadamente.
Muchos por estas conductas se acarrean maldiciones para ellos y para
sus casas, por la falta de amor y temor a Dios, piensan que estos
siervos no tienen el respaldo del Señor. Por eso es importante entender
que la bendición o maldición de un siervo autorizado por Jehová, tiene
efecto.
Colocando un ejemplo de Segunda de Reyes con el mismo profeta
Eliseo, en alguna oportunidad el pasaba cerca unos jóvenes que se
burlaban del profeta por ser calvo y el les maldijo, miremos que paso.
Leamos: 2:23 Después subió de allí a Bet-el; y subiendo por el
camino, salieron unos muchachos de la ciudad, y se
burlaban de él, diciendo: ¡Calvo, sube! ¡calvo, sube!
2:24 Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre
de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron
de ellos a cuarenta y dos muchachos.
El verdadero siervo de Dios es respaldado por el Señor.
El siervo o varón de Dios enviado por el Señor a una labor especifica en
este mundo de tinieblas, es debidamente autorizado por Jehová y es ahí
donde la Sunamita conocía y tenía entendimiento.
Pero continuando con la historia, veamos que paso cuando el niño
creció. El niño acompañaba en los sembrados a su Padre desde edad
temprana, siendo como de 10 años aproximadamente estaba en los
sembrados y le dio un fuerte dolor la cabeza y su padre le dijo a un
criado que lo llevara con su madre, Leamos el resto de la historia.
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7. Pero aconteció un día, que vino a su padre, que estaba con los segadores;
4:19 y dijo a su padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y el padre dijo a un
criado: Llévalo a su madre.
4:20 Y habiéndole él tomado y traído a su madre, estuvo sentado en sus
rodillas hasta el mediodía, y murió.
El anhelado hijo, murió en las rodillas de su madre.
La enseñanza inicia ahora, estemos atento a todo el suceso de esta
historia, y veamos la manera en que reacciona y habla esta mujer.
Comúnmente una mujer que pierda un hijo o que se encuentre frente a
situación sin salida, donde todo parece muerto y no hay nada que hacer,
grita, se queja, murmura y algunas hasta dicen palabras insultantes
contra nuestro Señor.
Pero en esta historia esta mujer actuó de una manera sorprendente. con
una sabiduría no predicada sino aplicada y poco común, ella hizo lo
siguiente. Leamos.
4:21 Ella entonces subió, y puso al niño sobre la cama del varón de Dios,
y cerrando la puerta, salió.
4:22 Llamando luego a su marido, le dijo: Te ruego que envíes conmigo a
alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al
varón de Dios, y regrese.
4:23 El dijo: ¿Para qué vas a verle hoy? No es nueva luna, ni día de
reposo. Y ella respondió: Paz.
4:24 Después hizo enalbardar el asna, y dijo al criado: Guía y anda; y no
me hagas detener en el camino, sino cuando yo te lo dijere.
7
8. Al ver morir a su hijo amado
en sus propias rodillas, su
reacción fue recordar, la
manera como este niño vino al
mundo.
No fue acaso porque el profeta
Elíseo oro a Jehová?
Ella tomo en sus manos al niño
y lo recostó en la cama del
profeta Eliseo, cerró la puerta
y se fue en busca de su marido.
Al ver a su marido no le menciono el asunto ni a él ni a los criados, no
dio alaridos como una mujer en angustia que le han quitado parte de su
vida, ella simplemente le dijo : Préstame un asna y un criado iré a ver al
profeta Eliseo. A su marido seguramente se le había olvidado el dolor de
cabeza del niño y le pregunto por qué vas? no veo razón, no es nueva
luna, ni día de reposo. Y ella respondió: Paz.
Hermanos, ella sobriamente dijo Paz, cuando su amado pequeño yacía
muerto en casa, no alarmó a su marido haciéndole sentir culpable
porque tal vez el dolor de cabeza le dio por estar en los sembrados, ella
no trato de culpar a los criados porque no protegieron al pequeño, ella
no trato de culparse porque dejo ir al pequeño a los sembrados. En vez
de buscar a quien acusar, se acordó de la profecía del varón de Dios.
Su marido le dio el asna y el criado y ella le hablo al criado para que no
se detuviera en el camino y fuera directo al profeta Elíseo.
Durante el camino no hablo del tema, su confianza no estaba en su
marido, tampoco en su criado, tampoco en ella, su confianza estaba en el
Señor, porque su actuación así lo dejaba ver.
Leamos que sucedió al llegar donde el Profeta.
4:25 Partió, pues, y vino al varón de Dios, al monte Carmelo. Y cuando el
varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: he aquí la Sunamita.
4:26 Te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla, y le digas:
¿Te va bien a ti?
¿Le va bien a tu marido, y a tu hijo? Y ella dijo: Bien.
8
9. Esta mujer es diferente a todas las mujeres que yo he conocido en mi
vida, pienso que usted lector dirá lo mismo que yo. El siervo de Eliseo le
dice, le va bien a tu marido, a tu hijo? y ella dice : Bien.
Ella reconoció que no era a Giezi el siervo de Elíseo a quien ella debía
abrir su corazón, no era el quien tenía la unción de Jehová para que
orara por su hijo y lo volviera a la vida. Que enseñanza tan valiosa,
muchos hombres y mujeres cuando sufren pruebas de dolor y
sufrimiento, le abren el corazón a cuantos pasan a su lado, se quejan con
todo el mundo y hasta publican en internet, pero no van delante del
Señor que tiene todo el Poder. El Señor es el único que soluciona lo
imposible.
Sigamos leyendo sobre la reacción de la Sunamita. Leamos
4:27 Luego que llegó a donde estaba el varón de Dios en el monte, se asió
de sus pies.
Y se acercó Giezi para quitarla; pero el varón de Dios le dijo: Déjala,
porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo,
y no me lo ha revelado.
Elíseo pudo discernir que había amargura y dolor en
el alma de la Sunamita, sin embargo, el Señor no le
había revelado la causa.
Hay en la vida tiempos y momentos adversos y
situaciones que parecen que ya no tienen solución,
parece que todo acabo o todo murió. Esas situaciones
traen amargura al alma y pareciera que el Señor no
nos quiere revelar ni hablar nada, pero es el
momento cuando Jehová está probando el corazón
del hombre, justo el momento donde por medio de la
prueba saldrán del corazón “quienes somos” porque
saldrá la incredulidad, la envidia, el odio, la
murmuración o la fe en Dios.
El profeta también desconocía hasta ese momento los
planes de Dios, pero tanto el como la Sunamita
esperaron que JEHOVA SE MANIFESTARA CON
UNA RESPUESTA.
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10. Ella recordó al profeta las palabras que ella había hablado
cuando el le profetizo que daría a luz un niño, ella dijo:
No te dije mi señor que no te burlaras de mi?
El Profeta envió al siervo a que se adelantara al aposento.
Efectivamente Giezi se adelanto y fue hasta el aposento de
Elíseo donde estaba el niño muerto y coloco el báculo
encima pero no hubo respuesta alguna, y regreso para
informarle al profeta. Leamos
4:28 Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No dije yo que no
te burlases de mí?
4:29 Entonces dijo él a Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi
báculo en tu mano, y ve; si alguno te encontrare, no lo
saludes, y si alguno te saludare, no le respondas; y pondrás
mi báculo sobre el rostro del niño.
Mientras Giezi estaba tratando de revivir al niño con el
báculo del Profeta, el escenario que vivía la Sunamita era de
dolor. Ella sabía que no era por Giezi que su hijo viviría y
le dijo con toda convicción al Profeta “yo te juro por mi alma
que no te soltare hasta que vengas a mi casa y ores por mi
hijo”. Leamos
4:30 Y dijo la madre del niño: Vive Jehová, y vive tu alma,
que no te dejaré.
4:31 El entonces se levantó y la siguió. Y Giezi había ido
delante de ellos, y había puesto el báculo sobre el rostro del
niño; pero no tenía voz ni sentido, y así se había vuelto para
encontrar a Eliseo, y se lo declaró, diciendo:
El niño no despierta.
El Profeta fue donde estaba el niño y entro solo al lugar, dejando por
fuera tanto a su siervo Giezi como a la Sunamita y cerró la puerta.
Hermanos, hay una cosa importante cuando estamos frente a la
adversidad y es elegir de quienes nos rodeamos y como reaccionamos.
En todo caso de prueba y de adversidad es claro que nuestra fe y
esperanza deben ser puesta cien por ciento en Dios.
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11. Cuando los enemigos se levantan, y estamos hablando de demonios, pero
no los que nos han vendido las leyendas populares con cuernos, cola y
volando por los aires, NO! CUANDO LOS ENEMIGOS SE LEVANTAN,
esos demonios están dentro del mismo hombre, cuando su corazón esta
lleno de soberbia, envidia, o maldad, que se oponen en su camino.
Si yo preguntara quien mato a Jesus? Tal vez algunos digan, los demonios
y efectivamente fueron los demonios, pero no los que vuelan por los aires
blandiendo un tenedor, sino los que habitan en el corazón del hombre.
Fue su mismo pueblo lleno de odio, que crujía los dientes cuando lo
escuchaban hablar la Palabra de verdad, su mismo pueblo le clavaba esos
grandes clavos que traspasaban la mano y la cruz, tratando con esto de
expresar toda la ira y maldad, que había en sus corazón. Eran hombres
que se volvían como perros rabiosos para destrozar y destruir.
Cuando los enemigos se levantan, es el mismo hombre el que se levanta,
que no soporta que Jehová bendiga al otro, el que se alegra cuando ve
que el prójimo esta en adversidad, el que no tiene compasión cuando
alguno está ciego o débil y ha fallado.
Entendamos definitivamente que el enemigo no es una hueste externa
sino la maldad que habita dentro del corazón de los hombres. Si
logramos ser prudentes y sabios antes de hablar y actuar, podremos
ganar la batalla como la gano la Sunamita.
Cuando no se tiene prudencia, sensatez, o sabiduría para actuar, en vez
de traer paz a la situación, se genera conflicto, negativismo y frustración.
No siempre los que nos rodean nos ayudaran, algunos incluso se
opondrán a los planes de Dios. Por esto debemos ser cuidadosos y
prudentes con nuestra manera de actuar, porque no todo el que dice
Señor, Señor es de Dios.
Nuestra confianza debe estar solo en Dios, y apoyarnos en sus verdaderos
profetas.
No en los profetas al estilo de Giezi, quien si leemos su historia veremos
que no tenía el mismo corazón del profeta Eliseo y esto lo pudo
discernir la Sunamita.
La codicia y envidia que tenía Giezi en su corazón hicieron que terminara
lleno de lepra el resto de sus días. (2 de Reyes 5 (22-27)
Estoy hablando de apoyarnos en los verdaderos siervos, no los de
palabra sino de hechos a quienes nuestro Padre escuchara sus oraciones.
Leamos
11
12. 4:32 Y venido Elíseo a la casa, he
aquí que el niño estaba muerto
tendido sobre su cama.
4:33 Entrando él entonces, cerró
la puerta tras ambos, y oró a
Jehová.
4:34 Después subió y se tendió
sobre el niño, poniendo su boca
sobre la boca de él, y sus ojos
sobre sus ojos, y sus manos sobre
las manos suyas; así se tendió sobre él, y el cuerpo del niño entró en calor.
4:35 Volviéndose luego, se paseó por la casa a una y otra parte, y después
subió, y se tendió sobre él nuevamente, y el niño estornudó siete veces, y
abrió sus ojos.
4:36 Entonces llamó él a Giezi, y le dijo: Llama a esta sunamita.
Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo.
4:37 Y así que ella entró, se echó a sus pies, y se inclinó a tierra;
y después tomó a su hijo, y salió.
La situación que estaba muerta y no tenia salida revivió, por una
Oración cambio. Eliseo siervo del Dios viviente oro y el Espíritu de
Jehová con poder levanto al niño muerto. Hermanos, nuestro Dios es
Vivo, su Espíritu Santo es Real y para él no hay nada imposible.
El precio que pago la sunamita fue refrenar sus impulsos y actuar con la
sabiduría de Dios. Es mucho pedir que aprendamos a manejar las
circunstancias de cada día, eligiendo actuar con la sabiduría de Dios?
Piensa como estas viviendo y reaccionando frente a las dificultades.
Es mucho pedir que antes de actuar llames a la prudencia a la sensatez y
a la sabiduría?
Amigo cristiano, es el tiempo de ser quienes tenemos que ser:
verdaderos siervos, sinceros para hablar, actuar y caminar el camino del
Señor. No hay ninguna situación muerta que Jehová no pueda revivir.
Pero si el mismo hombre con su actitud insensata se encarga de atraer
los demonios, estos naturalmente se levantaran en su propia contra.
Aprende a rodearte de hermanos y amigos con corazones limpios y
sinceros y despide a todo siervo que aunque diga Señor, Señor con su
conducta muestre que es como un perro rabioso. Todo lo que hagas en
esta vida, hazlo con sinceridad, como para Dios, Leamos
12
13. Colosenses
3:23 Y todo lo que hagáis,
Hacedlo de corazón,
como para el Señor y no para los hombres;
3:24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia,
Porque a Cristo el Señor servís.
3:25 Más el que hace injusticia,
Recibirá la injusticia que hiciere,
Porque no hay acepción de personas.
El mensaje de nuestro Padre es que hagamos las cosas con corazón
sincero y humilde como si lo hiciéramos para Dios y no para el vientre
o para los hombres. Es Dios el que da la recompensa al hombre por lo
bueno o lo malo, según sus obras. (Lee la revista Cristianos número 2”
El pago a cada uno según sus obras”)
Para que esta enseñanza penetre nuestro corazón y nos cambie
eficazmente como hace la Palabra de Dios, leamos también sobre un
corazón que contrasta con el de la Sunamita. En el libro de Daniel
capitulo 4, Leamos juntos el ejemplo de un hombre que también era
considerado importante, pues era el Rey de Babilonia, el miraba todo a
su alrededor pero no miraba como agradar humildemente a Dios, sino
como agradarse soberbiamente así mismo. Leamos.
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14. Daniel 4:29 Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de
Babilonia,
4:30 habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia
que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder,
y para gloria de mi majestad?
Yo, Yo, Yo. Nada que agradecer a nadie, ni a Dios ni a los
hombres. Vaya arrogancia,! no le suenan comunes esas palabras?
seguro que todos tenemos amistades, conocidos o incluso discípulos de
Cristo que hablan así.
Estos corazones como el de Nabucodonosor necesitan tener un duro trato
con Dios para que les salga toda esa soberbia y altivez y puedan ser
usados como instrumentos por Dios.
El Señor que todo lo ve y oye en los cielos y en la tierra, lo estaba
escuchando y antes de que terminara de hablar el Rey, leamos lo que
pasó:
Daniel 4:31 Aún estaba la Palabra en la boca del rey, cuando vino una
voz del cielo: A ti se te dice,
rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti;
4:32 y de entre los hombres te arrojarán,
y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te
apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti,
Hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los
hombres, y lo da a quien él quiere.
Duro trato tienen que tener estos demonios que habitan en ciertos
corazones. No van a salir solo porque alguien les aconseje “no seas
soberbio” La soberbia tiene que ser tratada duramente para que el
hombre sea libre.
Si consideras que algún demonio de soberbia, orgullo, codicia, hipocresía
o envidia habitan en ti, es mejor que te rindas ante Dios, pidiéndole con
humildad que te haga libre y no tengas que pasar por el duro trato del
Alfarero para que te vuelva a amasar.
El Señor desea que su pueblo sea salvo sino también santo, y hará su
obra en todos, como la hizo con Nabucodonosor. Leamos.
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15. Daniel 4:33 En la misma hora se cumplió la Palabra sobre
Nabucodonosor y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como
los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo
creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves. ...
Fueron 7 años sin privilegios de ninguna clase, tratado por
Dios con mano dura, fue así como su soberbia, su codicia, y
su altivez murieron y el Rey fue libre.
Al final del trato pudo con humildad reconocer que no era
por su fuerza que tenía un palacio, sino por la misericordia
y amor de Dios. Reconoció que el Dios del siervo Daniel era
el Dios de dioses y Señor de Señores.
No es por tener un cierto cargo de importancia en la tierra
que te puedes creer un Dios, sino que nuestro Señor por su
infinita misericordia te ha bendecido.
El Rey Nabucodonosor reconoció al único Dios sobre cielo y
tierra y el señor le volvió la razón y le hizo humilde.
Daniel 4:34 Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé
mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta;
y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para
siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas
las edades.
Hoy te invito a que alces los ojos al cielo y entregues todo
espíritu inmundo que haya en el corazón o todo demonio
que ha perturbado tu vida, o que impide que la sabiduría y
la luz de Dios entren en ti.
Seamos como la Sunamita y no como Nabucodonosor.
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16. ORACION PARA SER LIBRE DE LA CEGUERA DEL
ENEMIGO.
Padre Mío, Poderoso Señor que gobiernas cielo y tierra.
Hoy vengo delante de tu trono con la sinceridad de mi
corazón a clamar por mi completa liberación.
Señor creo en mi salvación y que mi nombre está escrito en
el libro de la vida, pero sé que no soy completamente libre
porque hay áreas en mi vida que necesitan que tu mano
poderosa me libere.
Hoy te entrego mi corazón para que quites del todo lo oculto
que me ha afligido y robado mi bendición. Señor saca todo
egoísmo, soberbia, dureza, falta de amor, deslealtad,
competencias, envidias, celos amargos, odio, engaño,
traición, resentimientos y toda raíz de amargura.
Dame Señor un corazón lleno de amor, Regálame el carácter
de la Sunamita y hazme una persona sobria y llena de
esperanza en ti. En el precioso nombre de mi señor
Jesucristo, Amen.
DONACIONES DE APOYO AL MINISTERIO REINO DE
DIOS.
Hemos Iniciado el trabajo en las cárceles de Japón (en español y Japonés)
compartiendo la Palabra por medio de la REVISTA CRISTIANOS . Le
invitamos a que envíe la revista a los presos que viven en su zona. Le
autorizamos a reenviar, imprimir y compartir esta revista con los
enfermos, ciegos y cautivos. Amen.
Si desea realizar su ofrenda de amor contactenos al siguiente correo para
informarle la forma en que nos puede apoyar.
info@cjtv.asia
Escrito por Pastora Janet Díaz. Ministerios el Reino de Dios.
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