Este documento resume un estudio bíblico del Evangelio de Marcos 8:22-30. Resume dos historias: 1) Jesús cura a un ciego en dos etapas, primero ve personas como árboles y luego ve claramente. 2) Jesús le pregunta a sus discípulos quien dicen que él es, y Pedro responde que es el Cristo, el Hijo de Dios. Jesús elogia a Pedro y dice que él será la roca sobre la cual construirá su iglesia.
1. EL EVANGELIO SEGÚN
SAN MARCOS
Mr 8:22-30
Un Estudio Expositivo de los 16
capítulos del Evangelio de Marcos
2. (8:22-26) El Ciego de Betsaida
La Biblia habla del toque de las manos de
Jesús y del poder sanador que tenían. Es
evidente que de Él emanaba un poder
sanador que se transmitía a la persona
que lo necesitaba. Cuando Jesús toca a
una persona la cambia para siempre.
(8:22) La barca se dirige
a la desembocadura del
río Jordán en el mar de
Galilea. Jesús ya había
estado aquí, lo conocían
y le traen a un ciego.
3. (8:22-26) El Ciego de Betsaida
Jesús trató a cada ciego de manera distin
ta y los sanó de manera única. Él veía al
individuo y satisfacía sus necesidades,
por encima de la multitud curiosa que es-
peraba ver el milagro. Jesús condujo al
ciego de la mano, él era su lazarillo.
(8:23) Al igual que hi
zo con el sordomu-
do (7:33), lo apartó de
la gente, lo saco de la
aldea, buscaba tener
privacidad con él.
4. (8:22-26) El Ciego de Betsaida
De manera tranquilizadora, puso sus ma-
nos sobre el hombre, lo que era el prelu-
dio de la curación y le preguntó, “¿Ves
algo?”. El Señor deseaba que el hombre
participara activamente en su curación.
Jesús escupió y pu-
so su saliva en los o-
jos del ciego, el por-
que lo hizo así no lo
sabemos, el proble-
ma eran sus ojos e hi
zo algo al respecto.
5. (8:22-26) El Ciego de Betsaida
“Caminan” y debe de tratarse de perso-
nas. El que había estado ciego, estaba
mirando a los discípulos de Jesús. Su
visión era todavía borrosa, mas su per-
cepción era correcta: eran personas.
(8:24) El hombre alzó la vis-
ta, y dijo “percibo a las per-
sonas (es algo vago) como
árboles andando”. Percibe
objetos, que le parecen árbo
les, pero difieren de ellos en
un aspecto importante…
6. (8:22-26) El Ciego de Betsaida
Con los ojos bien abiertos, el hombre
notó, esta vez, que su visión estaba total
mente restaurada. Veía bien tanto los
objetos cercanos como los lejanos. La
sanidad había ocurrido en 2 etapas.
(8:25) No obstante, si
los hombres parecían
árboles, algo estaba
mal. Como Jesús nun-
ca deja su obra incon-
clusa puso otra vez sus
manos sobre él.
7. (8:22-26) El Ciego de Betsaida
(8:26) Jesús lo en-
vió a su casa y le
pidió no entrar en
la aldea. Él no era
una sanador mila-
groso ni un libera-
dor político.
Jesús buscaba el bienestar del hombre,
que pudiera meditar sobre la bendición
recibida, y hablar sobre esto con sus
seres queridos, para que todos juntos
pudiesen glorificar a Dios.
8. (8:22-26) El Ciego de Betsaida
Nosotros desconocemos el significado de
mucho de lo que pasa a nuestro alrede-
dor, no lo podemos comprender, somos
como aquel que veía hombres como árbo-
les que andaban. Pero miremos hacia de-
lante y animémonos, viene un tiempo
cuando lo veremos todo con claridad. Ca-
si ha pasado la noche, el día se acerca.
Cuando llegue el día del Señor, nuestra
visión espiritual se perfeccionará. Vere-
mos como somos vistos y conoceremos
como somos conocidos.
9. (8:27-30) ¿Quién Soy Yo?
Sus discípulos continuarían la obra des-
pués de su partida, era necesario que es
tuvieran convencidos que era el Mesías.
Quiere saber que creen y dicen las per-
sonas respecto a Él. Así lanza la pregun-
ta: ¿quién cree la gente que soy yo?
(8:27) Están en Cesarea
de Filipos, al norte del
mar de Galilea. Es una
llanura de exuberante
belleza en las faldas del
monte Hermón.
10. (8:27-30) ¿Quién Soy Yo?
La opciones fueron:
(1) Juan el bautista
(2) Elías, amparados en Mal 4:5
(3) Jeremías, Mt 16:14
(4) Algún otro profeta del AT.
(8:28) Las respuestas
mostraban que la gente
no estaba de acuerdo.
En general creían que
Jesús era un prominen-
te mensajero de Dios.
11. (8:27-30) ¿Quién Soy Yo?
Pedro, como siempre impetuoso, toma
la palabra por todos los discípulos y le
responde: “Tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios Viviente” (Mt 16:16). Esta era la
respuesta que Jesús estaba esperando
escuchar.
(8:29) Quiere saber lo
que creen los discípu-
los, la pregunta es en
plural, e involucra a to-
dos: ustedes ¿quién
creen que soy?
12. (8:27-30) ¿Quién Soy Yo?
“Entonces Jesús le dijo: Bienaventurado
eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te
lo reveló ningún mortal, sino mi Padre
que está en los cielos. Y yo te digo que
tú eres Pedro, y sobre esta roca edifica-
ré mi iglesia, y las puertas del Hades no
podrán vencerla. A ti te daré las llaves
del reino de los cielos. Todo lo que ates
en la tierra será atado en los cielos, y
todo lo que desates en la tierra será
desatado en los cielos” (Mt 16:17-19)
13. (8:27-30) ¿Quién Soy Yo?
Mateo en su Evangelio añade cinco as-
pectos muy interesantes de la reacción
de Jesús a la respuesta de Pedro:
1. Ese conocimiento no era de Pedro, lo
había recibido por revelación divina. Más
adelante Jesús le diría: “apártate de mi
Satanás”.
2. Existen tres interpretaciones sobre lo
que quiso decir Jesús a: “tú eres Pedro,
y sobre esta roca edificaré mi iglesia”:
14. (8:27-30) ¿Quién Soy Yo?
2.1 Jesús se refería a sí mismo, cuando
dijo “sobre esta roca edificaré mi igle-
sia”, hay textos que enseñan que Jesús
es la Roca y el Fundamento. Algunos
dicen que Jesús señalo a Pedro y luego
se señaló a sí mismo (especulación).
2.2 La piedra a la cual Jesús se refiere es
“la confesión de Pedro”, pero esto es
una interpretación forzada que el texto
no dice, si se refería, en realidad, a la
confesión Jesús pudo ser más explícito.
15. (8:27-30) ¿Quién Soy Yo?
2.3 Jesús está hablando en arameo y no
hay diferencia entre las palabras Pedro y
piedra. Por ende Jesús se refiere a Pe-
dro y a los discípulos como el fundamen
to humano que daría inicio a la iglesia el
día de Pentecostés. Está es la interpreta
ción más sencilla de las 3 y por ende la
correcta.
3. Las puertas del infierno no podrán con
la iglesia y saldrá victoriosa en su enfren-
tamiento contra el mundo y Satanás.
16. (8:27-30) ¿Quién Soy Yo?
4. Pedro recibiría la llaves del Reino. Las
uso para abrir las puertas de la iglesia a
“los judíos” en Pentecostés y para abrir
la puerta a “los gentiles” cuando fue a la
casa del centurión Cornelio.
5. Tendrá poder para atar y desatar en la
tierra y ocurrirá en el cielo. En Mt 18:18
se ve la aplicación de esta promesa. En
el contexto se habla de perdonar al her-
mano su ofensa. Todo creyente tiene la
obligación de perdonar a su ofensor.
17. (8:27-30) ¿Quién Soy Yo?
Algo que debemos puntualizar es la pre-
gunta de Jesús: ¿Quién es Jesús para ti?,
¿qué respondes?, la respuesta que des a
esa pregunta determinará la mane-ra en
que vivirás desde ahora y también lo que
será tu eternidad.
(8:30) Ahora que sus dis
cípulos saben quien es,
les dice: “No lo comen-
ten”. No desea precipi-
tar a la gente a seguirlo,
tiene mucho que hacer.