2. ambiente. Hay bastantes pruebas de que estas estrategias de producción, además de ser más
beneficiosas para el medio ambiente, son económicamente viables para los sectores del mercado a
los que sirven. No obstante, la mayoría de los productores comerciales en gran escala encuentran
económicamente rentable el uso intensivo de plaguicidas y fertilizantes minerales, y no ha habido
una aceptación general de tecnologías de producción cuidadosas del medio ambiente como el
control integrado de las plagas3 y el sistema integrado de nutrición de las plantas4.
Medio ambiente y pobreza
Las peores hambrunas del siglo pasado fueron consecuencia, casi sin excepción, de la inestabilidad
política y/o de fracasos institucionales que paralizaron los mecanismos necesarios para producir y
transportar los alimentos y ponerlos a disposición de los más necesitados.
La pobreza, la inseguridad alimentaria y el impacto ambiental coexisten a menudo formando un
círculo vicioso. Es preciso distinguir entre diferentes tipos de pobreza rural y su vinculación a los
impactos ambientales. Hay que preguntarse ¿qué clase de pobreza? para comprender si la pobreza
se refiere básicamente a los ingresos, a la escasez de recursos, a la falta de acceso a los recursos
productivos (incluido el capital de inversión) o, muy probablemente, a una combinación de estos
factores.
Entre los ejemplos de las distintas relaciones entre recursos de la naturaleza y pobreza están las
zonas tropicales húmedas de Brasil (ricas en diversidad biológica natural y en superficie terrestre
pero limitadas en cuanto a suelos fértiles para cosechas anuales, recursos financieros, mano de
obra e infraestructura), el Sahel (rico en superficie terrestre pero deficiente en calidad de la tierra,
capacidad de recuperación física y recursos financieros) y Ruanda (rica en calidad de la tierra y
mano de obra pero pobre en superficie terrestre y activo físico y financiero no agrícola).
La diversificación de ingresos dentro de la agricultura y también en actividades no agrícolas se
pregona a menudo como medio para mejorar la suerte de los pobres rurales, pero muchas de estas
personas están en las zonas marginales ecológicamente más frágiles y con menos opciones de
desarrollo. Para que los planes de mitigación de la pobreza tengan éxito deben apuntar por
consiguiente a causas profundas, sean éstas las existencias de recursos naturales, la escasez de
ahorros e inversiones u otros factores.
El ciclo de pobreza y degradación ambiental se refuerza cuando los precios en granja son bajos y no
compensan suficientemente los costos de producción, y cuando los elevados costos de transporte
local impiden por un lado el suministro de fertilizantes y por otro la salida sin retrasos de los
productos al mercado. Invariablemente, los agricultores pobres carecen de información esencial
sobre insumos, condiciones del mercado o precios de las cosechas que producen.
Evolución del papel de los gobiernos
Desde hace diez o quince años pueden apreciarse varias tendencias mundiales que han tenido
importantes consecuencias para la política relativa al medio ambiente y a la agricultura. La más
significativa es el papel menguante de los gobiernos en la economía agrícola, lo cual se ha traducido
en reducciones de subvenciones a productores y consumidores, pero también en la privatización de
empresas y servicios públicos, como comercialización, extensión e investigación agrícola.
La segunda tendencia, relacionada con la primera, se refiere a la planificación y a la toma de
decisiones. Actualmente las provincias, los condados, los distritos y otras entidades subnacionales
tienen en general mayor autonomía para la planificación estratégica y física y la ejecución de obras
de infraestructura. Paralelamente a esta delegación de atribuciones desde el centro hay una mayor
reglamentación internacional en algunos ámbitos (en especial el establecimiento de la Organización
Mundial del Comercio, OMC, y los acuerdos comerciales regionales, así como las convenciones
medio-ambientales sobre diversidad biológica, cambio climático, desertificación).
Estas tendencias son importantes porque nuevos grupos toman ahora y tomarán en el futuro
decisiones sobre el uso de los recursos naturales y los niveles aceptables de contaminación y
degradación. Más decisiones sobre el desarrollo se tomarán a nivel local y habrá un mayor
condicionamiento a nivel internacional. Como hay pocos criterios ecológicos científicos absolutos
3
En agricultura se entiende como manejo integrado de plagas (MIP) o control integrado de plagas a una estrategia que usa una gran variedad de
métodos complementarios: físicos, mecánicos, químicos, biológicos, genéticos, legales y culturales para el control de plagas. Estos métodos se aplican
en tres etapas: prevención, observación y aplicación.
4
Las rotaciones diversificadas y los sistemas agroforestales, garantizan una mejor absorción de los nutrientes del suelo y el uso eficaz del agua y la
luz, gracias a las diferencias de crecimiento espacial y temporal de las raíces y la dispersión de las hojas.
3. para la producción sostenible de alimentos, habrá una amplia gama de opciones sociales, políticas y
económicas respecto a la forma de asignar los recursos, por ejemplo para producir alimentos sin
dejar de proteger al mismo tiempo las zonas de interés biológico.
El concepto de agricultura urbana se ha ido fraguando en los últimos años como complemento del
paradigma clásico de producción de alimentos en espacios rurales distantes y abiertos y
transportarlos para su consumo en zonas urbanas. Aunque todavía hay pocos análisis empíricos y
experiencia sobre la mejor manera de explotarla, la agricultura urbana y periurbana ofrece un
importante potencial para aumentar la producción y la seguridad alimentarias en zonas de gran
densidad de población. También puede ayudar a cambiar los regímenes alimentarios.
La cadena de efectos locales y lejanos complica más el vínculo entre alimentación y medio
ambiente, por ejemplo la eliminación de la vegetación autóctona, la proliferación de malas hierbas e
insectos, compresión del suelo por el pateo de animales o el paso de maquinaria pesada. Algunos
efectos lejanos pueden ser el encenagamiento aguas abajo a causa de la erosión del suelo, la
escorrentía (por concentración de arroyos hacia zonas más bajas) y la eutrofización producida por la
contaminación del terreno y de las aguas de superficie por exceso de fertilizantes.
En algunos casos, el crecimiento de la población ha hecho que se intensifique el uso de la tierra y
aumente su productividad en zonas ya preparadas para el cultivo, en otros casos, al crecimiento de
la población no han correspondido incrementos en la productividad, lo que ha llevado a aumentar las
tierras destinadas a producir alimentos.
Recursos naturales y producción de alimentos
Modificación del paisaje
Las formas en que se utilizan los recursos naturales para producir alimentos dependen mucho de
factores humanos, económicos, culturales y sociales. Esto se evidencia en la gran variedad de
cambios realizados en la naturaleza mediante la modificación de paisajes, el uso y la exclusión de
plantas y de especies y variedades animales, y la manipulación de las aguas y los suelos.
Una tierra llana con un clima favorable y suelos fértiles y bien drenados es un recurso natural muy
valioso, pero zonas de este tipo son también codiciadas para actividades industriales, viviendas y
actividades recreativas. Viviendo ya el 45 por ciento de la población mundial en zonas urbanas,
muchos miles de hectáreas de las tierras agrícolas más productivas se pierden cada año al
extenderse las ciudades, construirse carreteras y aeropuertos y crearse nuevas zonas comerciales e
industriales. Los núcleos de población urbanos y rurales cubren actualmente unos 4 millones de km2.
La humanidad ha operado a lo largo de la historia modificaciones estructurales del paisaje. Los
efectos locales han sido importantes sobre la superficie terrestre y la hidrología, cuando para obtener
una nueva superficie nivelada se remueven la vegetación natural y el suelo, el subsuelo e incluso los
estratos geológicos inferiores.
Prácticas agrícolas que trascienden de las zonas agroecológicas
Muchos sistemas agrícolas reflejan las características de sus zonas agroecológicas5. Sin embargo,
algunos de esos sistemas trascienden de tales zonas, especialmente la agricultura de regadío, los
sistemas de subsistencia, los policultivos, los huertos familiares y la horticultura.
Sistemas de regadío
Las tierras de regadío (han recibido más agua que la de la lluvia durante el periodo de referencia del
censo, mediante un procedimiento artificial, cualquiera que haya sido la duración o cantidad de los
riegos, incluso si fue de forma eventual) ocupan una superficie relativamente reducida, menos de
300 millones de hectáreas en todo el mundo (alrededor del 15% de todas las tierras de cultivo), pero
producen el 36% de todas las cosechas y más de la mitad de la producción cerealera total del
mundo en desarrollo.
En las regiones áridas, alrededor del 10 por ciento de las tierras de regadío están afectadas por la
salinización, con tendencia al aumento. El agua se usa con poca eficiencia: por lo menos el 60% del
agua de riego no llega a la planta a causa de las fugas y filtraciones profundas en los canales. En los
campos, el exceso de riego y la falta de sistemas efectivos de drenaje dan lugar a anegamientos y
5
unidad cartográfica de recursos de tierras, definida en términos de clima, fisiografía y suelos, y/o cubierta de tierra, y que tiene un rango especifico de
limitaciones y potencialidades para el uso de tierras.
4. salinización. Algunos riesgos ambientales asociados al regadío en gran escala son contaminación
por fuente no localizada, acumulación de restos de plaguicidas, resistencia de las plagas,
salinización y enfermedades transmitidas por el agua como esquistosomiasis, paludismo, diarrea,
oncocercosis, cólera y tifus.
La extracción de agua dulce de los acuíferos en las llanuras costeras puede dar lugar a infiltraciones
de agua salada. Una vez desplazada el agua dulce, no es fácil que vuelva y la tierra puede quedar
improductiva.
Prácticas de subsistencia
Casi todos los sistemas agrícolas de subsistencia (una parte de la tierra produce sólo lo suficiente
para alimentar a la familia que trabaja en ella) incluyen actualmente cultivos comerciales, algunos de
ellos perennes. Los ingresos pueden paliar los problemas experimentados por los pequeños
agricultores a causa de su limitado acceso al crédito, pero pueden también aumentar el riesgo al
aumentar la dependencia de insumos externos. Los cultivos comerciales tienden a ocupar las zonas
más fértiles, mientras que los cultivos para alimentación propia quedan relegados a tierras de menor
potencial. Es importante considerar la situación de la mujer, porque en los países en desarrollo las
mujeres suelen encargarse de los cultivos alimentarios pero carecen de capital, tienen pocas
oportunidades de capacitación e invierten una buena parte de su tiempo en trabajos no
remunerados. Esta combinación de factores obliga a las mujeres a explotar hasta el exceso la tierra
disponible para las necesidades del hogar, de manera que son al mismo tiempo agentes y víctimas
de la degradación ambiental.
La degradación del suelo se presenta principalmente en forma de extracción de sus nutrientes como
consecuencia de la escasa disponibilidad de fertilizantes, del uso de tierras marginales por escasez
de tierras, de la erosión del suelo por desconocimiento de las medidas de protección o la
imposibilidad financiera de aplicarlas y de la contaminación por los productos agroquímicos, si se
utilizan sin entender bien los métodos de aplicación.
Prácticas de policultivo
El policultivo o cultivo mixto se basa en una combinación diversificada de cultivos vegetales y cría de
animales, incluyendo a menudo la silvicultura (formación y cultivo de bosques). En muchas zonas
estos sistemas mixtos están siendo sustituidos por sistemas especializados que pueden ser más
productivos, pero están más expuestos a riesgos. Los sistemas mixtos presentan muchas ventajas
ambientales como reciclaje de restos de cosechas y desperdicios animales, mantenimiento de la
materia orgánica del suelo, tracción animal, cortavientos, fuentes diversificadas de nutrición e
ingresos, conservación del suelo, mayor diversidad agrobiológica y biocombustibles. Desde los
puntos de vista de los beneficios medio.ambientales y económicos, los sistemas de policultivo
merecen fomentarse en mayor medida, especialmente entre los agricultores de menos recursos.
Estos sistemas han sido objeto de pocas investigaciones en comparación con otros.
Huertos familiares y horticultura
Los huertos familiares y la horticultura en pequeña escala (en sentido técnico estricto, el término
horticultura se aplica a la producción comercial de hortalizas con destino al consumo) adoptan
muchas formas que pueden contribuir considerablemente a la nutrición de millones de hogares que
padecen inseguridad alimentaria. Tradicionalmente, estos sistemas constituyen un elemento
permanente del paisaje y entrañan escasos riesgos ambientales, ya que suelen ser sistemas
cerrados bien cuidados. Sin embargo, la horticultura doméstica está cambiando como resultado de la
urbanización y la especialización. Aunque se cultivan más alimentos básicos, hay también más uso
indiscriminado de agroquímicos.
En el otro extremo de la escala, se han construido invernaderos muy especializados e incluso
controlados por computadora para producir cosechas de alto valor, por ejemplo en los Países Bajos,
donde alrededor del 6% de la tierra cultivada se dedica a la horticultura. Los principales problemas
medioambientales son la prevención de plagas y la demanda de energía (para elevar o reducir la
temperatura), así como la eliminación del agua residual contaminada. Sin embargo, se han hecho
progresos considerables en el diseño de sistemas cerrados con un control total del clima, incluida la
fertilización con CO2, que hace posibles unos niveles de producción cercanos al máximo
biológicamente alcanzable.
5. Efectos de la producción de alimentos sobre la diversidad biológica
La producción de alimentos ha tenido varios efectos importantes, pero opuestos, sobre la diversidad
biológica: reduce el ámbito de las áreas naturales y la diversidad de los ecosistemas y de las
especies silvestres que contienen; y desarrolla, a través de siglos de domesticación y adaptación,
una diversidad agrobiológica hecha de múltiples variedades naturales de cultivos y de animales.
Esta diversidad agrobiológica se ha reducido a medida que las variedades naturales y las razas de
animales han sido desplazadas por la introducción de un número más limitado de variedades de alto
rendimiento y razas con una base genética más estrecha. Se considera que esta es la causa más
importante de la erosión genética.
Los ecosistemas contienen una diversidad biológica que es parte del capital natural de nuestro
planeta. Aunque se desconoce el número total de especies vegetales y animales, entre el 5 y el 20
por ciento de algunos grupos de vertebrados y de plantas están ya catalogados como amenazados
de extinción. La razón básica de la rápida merma de la diversidad biológica durante los últimos 50
años es la transformación del hábitat natural, sobre todo de los bosques para otros usos,
especialmente la producción de alimentos.
Opciones para reducir los impactos ambientales
Los sistemas sostenibles de producción de alimentos deben tener tres objetivos:
1. elevar la producción y la productividad;
2. reducir los efectos de la contaminación y la degradación de los recursos
3. viabilidad social y económica.
Para alcanzar estos objetivos hay que modificar las pautas tradicionales de producción de alimentos.
Casi todas las opciones técnicas para el aumento de la producción alimentaria tienen contrapartidas
ecológicas, sociales y económicas; pero pueden conseguirse importantes beneficios dando prioridad
a las prácticas que favorecen características ecológicas como la diversidad, la capacidad de
recuperación y el uso eficiente de la energía.
El uso eficiente de los recursos hace que unos recursos escasos (naturales, sociales y financieros)
sean productos y servicios útiles de manera económicamente viable pero que minimice el impacto
ambiental. No obstante, la introducción de una agricultura más sostenible y ecológica no progresará
de manera uniforme; la producción de alimentos tendrá todavía efectos ambientales negativos en un
futuro previsible. Por lo tanto las estrategias futuras deberán tener un doble objetivo: facilitar la
transformación a largo plazo de la producción alimentaria utilizando los recursos de manera
sostenible y ecológica; y mitigar los posibles efectos nocivos a corto plazo.
Aunque hay una base científica para creer que la producción de alimentos puede seguir el ritmo
previsto de crecimiento demográfico sin causar daños al medio ambiente, el panorama general es
muy distinto. Muchas zonas en las que se cultiva hoy (tierras periurbanas) son también las que
padecen con más intensidad la presión demográfica, la pobreza y la inseguridad alimentaria. Estas
zonas suelen ser difícilmente accesibles y carecen de infraestructura y de capital de inversión, así
como de conocimientos técnicos, no suelen estar dotadas de los recursos necesarios para la
producción de productos comerciales básicos, por lo que se ven a menudo excluidas de las
iniciativas de producción de alimentos.
Asimismo los planes de conservación y mejora del medio ambiente son esenciales para establecer
un sistema nacional de seguridad alimentaria duradero. Además de los elementos usuales de
conservación de la tierra y el agua, la diversidad biológica y la limitación de la contaminación, tales
planes deberían integrarse con los esfuerzos para reducir la pérdida de tierras cultivables de alto
potencial por dedicarlas a otros usos, mejorar la seguridad alimentaria y adoptar un enfoque por
zona agroecológica en los procesos de planificación para evaluar la capacidad de sustento de
población, sobre cuya base podrán decidirse con más eficiencia las inversiones nacionales en
alimentación y agricultura.
Las estructuras democráticas y la opinión pública sobre cuestiones del medio ambiente facilitan la
determinación de preferencias y de objetivos idóneos para el uso de la tierra, incluida la necesidad
de acceso a los alimentos y de una dieta adecuada para una vida sana y activa. Para transformar los
sistemas actuales y futuros de producción de alimentos hay que planificar el uso de la tierra y los
recursos y formular objetivos explícitos de usos alternativos de la tierra. La planificación es precisa
6. también para definir incentivos para el uso sostenible y para promover cambios de actitudes y
valores en favor de opciones mejores.
El marco político y administrativo en el cual puede aumentar la producción de alimentos sin
ocasionar grandes daños en el medio ambiente debe constar por lo menos de cuatro elementos
principales:
1. iniciación de procesos dinámicos y participativos de planificación territorial para identificar y
mitigar los riesgos de degradación de los recursos naturales y otros efectos sobre el medio
ambiente
2. políticas sociales y económicas cuidadosamente trazadas para que los productores de
alimentos en las zonas más pobres aprendan mejor los sistemas globales de gestión eficiente
de la fertilidad y la humedad del suelo, defensa contra plagas y diversidad biológica.
3. más inversiones en capital humano e infraestructuras rurales, incluidos un mejor uso de la
tecnología de información y comunicación y la formación y capacitación de asesores agrícolas
para ayudar a los agricultores a aplicar métodos ecológicos de producción y promover el
desarrollo del sector privado;
4. previsión, vigilancia y evaluación constantes de los impactos ambientales en todos los
eslabones de la cadena de producción de alimentos mediante sistemas de información y
asesoramiento, indicadores de sostenibilidad y referencia geográfica de la información
Ajuste estructural ecológico
Las definiciones actuales de viabilidad económica consideran ante todo la productividad y la
rentabilidad, sin tener en cuenta la sostenibilidad. La pérdida de bienes y servicios medioambientales
es particularmente perjudicial para los países más pobres, cuyas economías dependen más de los
recursos naturales y son por lo tanto más vulnerables a su pérdida. Hay que poner empeño en
reforzar y poner a prueba metodologías de contabilidad nacional del medio ambiente, en las que se
incluya la evaluación de los costos de degradación del suelo y del agua, agotamiento de nutrientes
vegetales, pérdida de cubierta forestal y diversidad biológica, y prácticas económica y
ambientalmente insostenibles.
Por razones económicas, políticas, de seguridad alimentaria u otras, muchos países seguirán
promoviendo políticas expeditivas a corto plazo, pero que pueden degradar el medio ambiente y
contribuyen poco al desarrollo económico sostenible. Mientras que las estructuras directivas (de
mando y prohibición) crean a menudo nuevos problemas, las medidas fiscales para promover
técnicas ecológicas y los incentivos económicos han demostrado su rentabilidad y eficacia para
corregir las deficiencias organizativas y del mercado. Se incluyen aquí tasas por el uso destructivo
de los recursos o por emisiones contaminantes sobre la base del costo de alcanzar concentraciones
convenidas (principio de quien contamina paga).
El uso eficiente de los datos y las informaciones puede ser decisivo para paliar los efectos nocivos
sobre el medio ambiente, pero está limitado por lagunas informativas y dificultades de acceso a los
datos. Además de faltar datos e informaciones importantes, hay muchos ejemplos en que no se usan
datos existentes porque no se comunican, los usuarios no saben que existen, o no están
organizados de manera que facilite su análisis.
El comercio de productos alimenticios seguirá ocupando un lugar importante en las economías
nacionales de todo el mundo, pero también las normas ambientales y sanitarias adquirirán más
importancia. Dada la dificultad de aplicar las mismas normas a todos los países, se han expresado
algunas preocupaciones respecto a sus efectos sobre la competitividad agrícola de los países con
normas severas. Al mismo tiempo, los países en desarrollo se preocupan por los efectos que las
medidas comerciales basadas en normas ambientales pueden tener limitando su acceso al mercado.
Los gobiernos pueden colaborar con el sector privado y con organizaciones no gubernamentales
para elevar la cantidad y la calidad de los alimentos de las siguientes maneras:
1. apoyando prácticas ecológicas mediante incentivos que promuevan el uso eficiente de los
insumos y la concientización sobre el medio ambiente mediante la educación y la formación
2. absteniéndose de políticas que sólo piensen en aumentar la producción y adoptando políticas
favorables a las mejores prácticas de uso de la tierra y la distribución equitativa de los
recursos
3. ayudando a transformar las pequeñas explotaciones agrícolas en empresas productoras
competitivas, concentrando la producción de alimentos en zonas con elevado potencial,
7. promoviendo zonas de empresas rurales y fomentando planes de diversificación de ingresos
en sectores como agroindustria, energía biológica y acuicultura
4. evaluando el potencial de producción de alimentos en zonas urbanas y periurbanas e
iniciando experimentos de producción de alimentos cerca del lugar de consumo
5. mejorando la infraestructura de apoyo a las empresas agrícolas para que pueda disponerse
debidamente de semillas de calidad, fertilizantes y equipo para la producción de alimentos
6. reforzando y dotando al personal de extensión para que promueva prácticas ecológicas entre
los productores de alimentos y otros usuarios de los recursos.
Estrategias de Comercialización desarrolladas en el marco de Programas Oficiales de
Intervención en el Partido de Gral. Pueyrredón, Provincia de Buenos Aires, Republica
Argentina Carrozza, Tomás; Ceverio, Rocío; Brieva, Susana Silvia
Texto extraído de: VIII Congreso Latinoamericano de Sociología Rural América Latina: realineamientos políticos y proyectos en disputa
Porto de Galinhas, Pernambuco—Brasil 15 a 19 de noviembre de 2010
En Argentina, a partir de la crisis del año 2001, ante el aumento de la pobreza y la exclusión social
surgieron o se fortalecieron algunos programas de asistencia técnica, organizacional y financiera (PI)
coordinados por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Secretaría de
Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos (SAGPYA) destinados a la promoción de la producción de
alimentos para pequeños productores urbanos, periurbanos y rurales (PP). Si bien inicialmente el
objetivo de estas medidas fue asegurar el autoconsumo alimentario y promover mejoras en los
niveles de inclusión y organización social, estos esfuerzos hicieron posible una progresiva
generación de excedentes de producción, planteando la necesidad de colocarlos en el mercado. En
el ámbito latinoamericano, abundan estudios sobre las transformaciones productivas,
organizacionales, socioeconómicas e institucionales desarrolladas por programas de intervención
públicos así como de organizaciones no gubernamentales y también literatura institucional y
académica respecto de las problemáticas de la vinculación de los PP con el mercado
Las huertas detrás del asfalto dan vida a la "Feria verde" Publicado el 27/07/2009 en el diario
La Capital de Mar del Plata
La agroecología propone el rescate y conservación de semillas criollas y nativas; regeneración y
conservación de suelos, agua y biodiversidad; acceso a tierra productiva para pequeños
productores.
Los productos de agricultura industrial que encontramos cada día en las góndolas no son garantía
de calidad y salud (semillas modificadas genéticamente, uso excesivo de insumos químicos
(pesticidas, herbicidas, fertilizantes) altamente perjudiciales para el medio ambiente y la salud
humana. Hoy este modelo de agricultura industrial está cuestionado desde diversos enfoques.
Algunos lo plantean desde el concepto de "externalidad" es decir, que nadie traduce a costos
económicos y sociales los perjuicios ambientales que el sistema productivo actual genera. También
se deben tener en cuenta sus repercusiones sociales, derivadas de la reproducción de sistemas de
explotación laboral (condiciones precarias para el/la Agricultores/as) las que se acentúan en el caso
de los trabajadores inmigrantes indocumentados; inequidad en el ínfimo porcentaje que el mismo
obtiene del precio final del producto, ya que la producción y el consumo se encuentran separados
por múltiples intermediarios, lo que implica cientos o miles de kilómetros por tierra y mar para el
traslado de la producción, importante gasto energético en el trasporte, infraestructuras devoradoras
de espacios sociales y naturales y todo ello concentrado en unas pocas manos.
Hoy desde el consumo se prioriza la imagen, sobre el sabor y la calidad nutricional, se espera que
los tomates, puerros, morrones, zapallitos manzana, etc. tengan todos un tamaño homogéneo,
perfecta forma y ninguna mancha o marca, además que sean de muy larga duración (para soportar
las largas cadenas de comercialización), que se consiga todo el año en la góndola sin respetar la
estacionalidad de los productos según la región. Este modelo de consumo exige un modelo de
producción, comercialización y distribución con un alto impacto ambiental, un efecto negativo sobre
la salud, un alto gasto energético, un precio final alto.
Los problemas del desarrollo rural son más que problemas técnicos, y éstos deben ser solucionados
tanto a nivel local, como regional y global
Como una alternativa válida a este modelo productivo, y con la finalidad de producir alimento a nivel
local para consumo local, encontramos la Agricultura Urbana y Periurbana (AUP) de base
agroecológica, que se desarrolla basada en un paradigma más sustentable y apunta a promover la
seguridad y soberanía alimentaria.
8. En este sentido el Programa Autoproducción de Alimentos, viene desde hace varios años
desarrollando en la Ciudad de Mar del Plata y Balcarce, principalmente en los barrios de la periferia,
un trabajo de intervención territorial de promoción de la Agricultura Agroecológica urbana y
periurbana (AUP), el mismo surge de la Universidad Nacional de Mar del Plata Facultad de. Ciencias
Agrarias y el INTA Balcarce, con la finalidad de fomentar el desarrollo de pequeñas producciones
familiares y comunitarias, promoviendo la participación y organización comunitaria con el objeto de
lograr autonomía en los emprendimientos productivos, mejorar la calidad nutricional de las familias,
generar alimento fresco y sano para la comunidad local, promover canales apropiados de
comercialización, fortalecer las redes sociales y mejorar el paisaje barrial, entre otros.
En estos últimos años, fue emergiendo en la ciudad, un interesante grupo de huerteros urbanos y
periurbanos con un grado de madurez tal que les permitió, a partir de la organización comunitaria, la
planificación productiva, la capacitación e intercambio de saberes, consolidar emprendimientos
productivos bajo un manejo agroecológico, que además de satisfacer algunas de las necesidades de
consumo de sus familias, les permitieron generar excedentes para comercializar. Surgió así, la
necesidad de generar un canal apropiado donde comercializar sus productos diferenciales, es así
que se consolida hacia julio del 2006, la "Feria Verde" de Plaza Rocha.
La posibilidad de que se pueda desarrollar un modelo de agricultura más sustentable de base
agroecológica, depende de varios actores: por un lado encontramos a los productores que deben
modificar su lógica de producción actual e incursionar en este modelo ecológico, ambiental y
socialmente más sustentable. Además es definitorio que existan políticas públicas que lo
promuevan, desde los gobiernos locales, provinciales y nacionales, entre ellas podríamos nombrar:
subsidios para equipamiento e infraestructura, acceso a tierra y agua, normativas apropiadas a este
tipo de producción, fortalecimiento de los espacios de comercialización que acerque al productor y el
consumidor.
Con respecto a los ejes de la política educativa (educación, investigación, extensión y gestión)
deberían incorporar de manera inter, trans y multi disciplinariamente las temáticas de: Agroecología,
Economía social, organización comunitaria, producción sustentable, Agricultura urbana y periurbana,
entre otros para acompañar un desarrollo local más equitativo. Pero no podemos olvidarnos del
importante rol del consumidor que, con las decisiones cotidianas en cuanto a qué consumir, cómo y
dónde es definitorio en la promoción de este nuevo paradigma.
Feria Verde
Es una feria Agroecológica Municipal, los huerteros y pequeños productores agroecológicos,
acompañados por el Programa Autoproducción de Alimentos y Pro huerta, consolidan un espacio de
economía social que les permite intercambiar productos, saberes y experiencias. La Feria verde es
mucho más que un lugar donde acceder a hortalizas frescas y sanas, es donde los pequeños
productores y huerteros de nuestra ciudad se resignifican como trabajadores, generan un ingreso
digno, intercambian recetas, semillas, productos, experiencias con los visitantes y amigos que
concurren, y se siente orgullosos de poder brindarle a la comunidad alimento fresco y sano.
Además es un espacio que promueve los lazos solidarios, en la misma se desarrollan actividades
culturales como talleres de rescate culinario con productos de estación, actividades artísticas,
(pintura, serigrafía, música), talleres de diferentes temáticas, se genera un interesante espacio de
intercambio y rescate de conocimientos populares enriqueciendo de esta manera las redes sociales
de nuestra comunidad. La Feria verde permite que personas en situación de vulnerabilidad social,
mediante el fruto de su trabajo autogestionado mejoren su situación y la de sus familias. Este
espacio de economía social, genera relaciones entre los productores, los consumidores y la
comunidad, donde a través de la venta directa podemos difundir un modo de producción sano,
basado en prácticas agroecológicas, "donde la red de comercialización-distribución y consumo, se
orientara hacia un desarrollo solidario y sustentable. "Estableciendo relaciones entre productores y
consumidores, basadas en la equidad, la asociación, la confianza, la solidaridad y el interés
compartido" .La feria funciona todos los martes y sábados de 9.30 a 13 en la Plaza Rocha (San
Martín entre 14 de Julio y Dorrego). Allí se pueden encontrar diversos productos agroecológicos:
hortalizas de estación, huevos caseros, brotes, dulces y conservas, plantas ornamentales, cactus,
flores secas y esencias naturales, herramientas apropiadas, humus de lombriz, plantas acuáticas y
muchos productos que se han ido perdiendo en las verdulerías y góndolas como papas del aire,
cayote, papines, nabo, espinaca francesa, cardo, zapallo Angola, entre otros.