Este documento discute la dificultad que enfrentan las mujeres para conciliar la vida laboral y familiar debido a la tradicional división de roles de género. Explica que a pesar de los avances de las mujeres en el trabajo público, ellas siguen asumiendo la mayor parte de las responsabilidades del hogar y la familia. Identifica barreras estructurales como la división sexual del trabajo y la falta de apoyo político que dificultan la conciliación para las mujeres. Finalmente, concluye que se necesita un reparto más equitativo de las responsabilidades
Los dos pueden conciliar: Barreras y soluciones para la conciliación trabajo-familia
1. GRUPO 13:
Alba Nieto Paramio
Patricia Muñoz Garrobo
Raquel Vicioso Sanchez
“LOS DOS PODEMOS”
INTRODUCCIÓN
Durante muchos años ha existido un desigual reparto de responsabilidades entre
hombres y mujeres en la esfera privada, hoy dia las mujeres, aunque han
conseguido avances significativos en el ámbito público como es la incorporación al
mundo laboral, continúan asumiendo internamente los costes de las
responsabilidades del ámbito privado. Las mujeres lejos de abandonar su rol de
ama de casa han tenido que asumir su rol de asalariada, y todo ello sin
desprenderse en la mayoría de los casos de su función de cuidadora, gestora y
ejecutora del trabajo del hogar.
La conciliación es un conjunto de acciones sociales, institucionales y empresariales
cuyo objetivo es el desarrollo de una sociedad más igualitaria y justa. Es un modo
de organizar el entorno laboral que facilita a hombres y mujeres la realización del
trabajo y de sus responsabilidades personales y familiares. Conciliar no supone
trabajar menos, sino de forma distinta.
Los datos ponen de manifiesto que, para una parte significativa de la población la
compatibilización de la vida familiar y la vida laboral es algo complicado, o incluso
muy complicado. Esta apreciación es mayor en las mujeres (donde se supera
efectivamente el 50%) que en los hombres.
La mayor apreciación de dificultades por parte de las mujeres remite
indudablemente a una realidad: la vida familiar y doméstica es, inequívocamente, el
ámbito de responsabilidad que les ha sido socialmente asignado (y, por lo general,
no el de los hombres). Esta apreciación diferencial de las dificultades según el sexo
debe interpretarse a partir de la tensión que se da entre los ámbitos del trabajo
remunerado y la familia —tradicionalmente separados por la división sexual del
trabajo—, y en la asignación del ámbito doméstico y familiar a la mujer.
Así, los resultados de distintas encuestas muestran que cuando se desempeña
simultáneamente un papel en los ámbitos productivo y reproductivo las dificultades
se experimentan con mayor intensidad, son las mujeres ocupadas quienes
manifiestan una mayor apreciación de dificultades para compaginar la vida familiar y
la vida laboral.
Por todo ello debemos tomar conciencia de la necesidad de desarrollar medidas de
conciliación, y dejar atrás el modelo tradicional familiar en la que el hombre era el
“cabeza de familia” que aportaba los ingresos económicos y la mujer la encargada
de todo el trabajo de cuidado y mantenimiento del hogar, ya que se trataba de “lo
“económicamente” más rentable y lo “socialmente” aceptado.
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2. Sobra decir que si las personas han reconocido la existencia de dificultades para
hacer compatible la vida familiar con la vida laboral, ello indica que tal
compatibilización es algo que se desea, algo que, como actores sociales, van a
tratar de lograr, van a perseguir, de modo más o menos consciente, como objetivo.
DESARROLLO
BARRERAS DEL CONCILIO TRABAJO-FAMILIA.
Muchas personas se ven sometidos a un marco de restricciones. Tales restricciones
son auténticas barreras a la conciliación de la vida laboral y la vida familiar. De ellas
se derivan las dificultades experimentadas y reconocidas por las personas
entrevistadas en distintos estudios sobre el tema de la conciliacion familiar y del
trabajo.
Estas barreras poseen un carácter estructural, es decir, poseen un alcance
socialmente muy generalizado, permanecen de forma constante a lo largo del
tiempo y escapan con frecuencia a la consciencia de los sujetos implicados. Éstas
barreras se podrían dividir en:
• Barreras relativas a la estructura social (arraigo de la tradicional división sexual
del trabajo).
• Barreras relativas a la estructura económica (relaciones de producción y
segmentación del mercado de trabajo).
• Barreras políticas (insuficiencia de la infraestructura pública de apoyo a la
conciliación y amenazas a la validez del reconocimiento de los derechos recogidos
en la legislación).
INVESTIGACIÓN.
En el presente estudio se ha procedido ha desarrollar una estrategia que ha
consistido en la utilización de diferentes técnicas de investigación para la
observación integrada de las variables constitutivas del fenómeno de la conciliación.
El itinerario de investigación seguido ha estado formado por los siguientes métodos
y técnicas:
1. Análisis de fuentes documentales y estadísticas.
2. Entrevistas abiertas semidirectivas con agentes socioeconómicos
y personas expertas en la temática de la conciliación.
3. Grupos de discusión con población en edad laboral.
4. Encuesta estadística.
Los resultados de las apreciaciones relativas a la asignación de
responsabilidades domésticas y familiares fueron:
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3. Para buena parte de las mujeres entrevistadas, el significado del trabajo productivo
es algo diferente al que éste adopta en los hombres: en éstos, el significado del
trabajo comparece inequívocamente ligado al desempeño de su rol de proveedor,
mientras que en las mujeres tiende a relacionarse además —con mayor frecuencia
que en los hombres—con otras funciones, debilitándose su significado de
obligación, su vinculación a la necesidad de proveer de recursos al hogar. El trabajo
de las mujeres se inscribe —de forma más acentuada que en el caso de los
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4. hombres— en el paradigma de lo voluntario, de la realización personal, de lo que se
hace para sí.
Asimismo, en las mujeres la toma de decisiones laborales se muestra altamente
condicionada por las circunstancias familiares, llegando incluso a subordinarse a
éstas: para las mujeres entrevistadas, las posibilidades que un puesto de trabajo
ofrece para su compaginación con la vida familiar son casi tan importantes como el
salario.
En definitiva, las mujeres muestran una mayor sensibilidad hacia la igualdad de
género. Y esta sensibilidad se incrementa, diferenciándose progresivamente de los
hombres a medida que aumenta el nivel de estudios y desciende la edad.
Parece que las mujeres están modificando intergeneracionalmente sus actitudes de
modo más rápido, de forma más marcada que los hombres, cuya actitud es, con
frecuencia, más bien de resistencia al cambio (algo que ya se evidenciaba en los
grupos de discusión).
CONCLUSION
Con independencia de la situación laboral de la mujer, la asignación tradicional de
roles de género ha permanecido. Esto ha dado lugar a la asunción de una doble
jornada por parte de la mujer. Con el fin de paliar esta situación es necesario un
reparto más equitativo de responsabilidades entre mujeres y hombres. A pesar de
todo ello, los hombres no han aumentado su cuota de responsabilidad en la esfera
personal y las mujeres siguen soportando esa doble carga.
BIBLIOGRAFIA
http://www.inmujer.es/ss/Satellite?c=Page&cid=1244208323609&language=null&pa
gename=InstitutoMujer%2FPage%2FIMUJ_Estadisticas
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