1. Psicopatología Sociolaboral
GRUPO 4
ROCÍO MARUGÁN CARBALLO
LAURA MULAS MELO
ANDREA VELASCO GÓMEZ
“CARTA DE UN FUNCIONARIO A LOS NUEVOS
RICOS”
INTRODUCCIÓN
Como vamos a poder ver en este “relato” ser funcionario no siempre está
bien visto, es ese puesto que casi todo el mundo desea y envidia pero que
luego critica, siempre se habla y se dice que los funcionarios no trabajan y que
cobran por hacer nada, esto, evidentemente no es cierto, hay muchos
funcionarios que no trabajan debidamente pero hay otros muchos que cumplen
con su jornada laboral y “se dejan la piel” en lo que hacen, por otro lado, tal y
como cuenta el relato, en estos momentos de crisis realmente son ellos los que
mejor están, no deben tener miedo por perder su empleo o por no saber si van
a cobrar a fin de mes, ellos saben que, aunque hayan estudiado para llegar ahí,
aunque les haya costado llegar hasta y tengan que soportar risas saben que
merece la pena y que pueden llevar la cabeza alta, como cuenta el relato.
DESARROLLO
Voy a ser sincero. Soy funcionario de la Junta de Castilla y León, y tengo
una antigüedad de 22 años (23 en octubre). Nunca tuve una comisión de
servicio, ni ninguna otra situación que me aportara ningún privilegio económico.
Mi nómina actual es de 1.476,15 € mes, (nómina de enero de 2010.
Alguna sonrisa, o sorpresa, se que ha despertado esta cantidad). Con este
trabajo he mantenido a mi familia compuesta de tres miembros. Llevamos una
vida, de moderación, y con dos conceptos ahora prohibidos y desconocidos,
como son ahorro y sacrificio. Nos tocó y nos tocará ahorrar a los dos, y nos
sacrificamos y nos seguiremos sacrificando en algunas ocasiones en el futuro.
Mi mujer no trabaja, en parte porque hemos tenido que atender y atendemos a
mis padres y a mis suegros, aunque nos han ayudado. Es decir que con mi
sueldo como único sustento económico, nos hemos tenido que defender. Y es
lo que hemos hecho. Como no teníamos mas remedio no pido por ello ni
compasión, ni reconocimiento, ni aplausos. Me limito a constatar unos hechos.
Durante mucho tiempo, “amigos” y conocidos nos miraban con ciertas
sonrisas. Éramos raros. Ellos piensan que ganamos más de lo que realmente
ganamos, y se reían de nosotros. Así que ahora que saben, lo que realmente
gano, se tiene que estar tirando por el suelo de la risa. Hace poco todos se
reían del pobre funcionario, ahora algunos menos. Pero, “¿Cómo hemos
podido vivir con esa miseria?”. Muchos de ellos, sin ningún tipo de preparación,
de esfuerzo, de estudios, sin necesidad ni de ahorrar, ni de hacer sacrificios,
vivían bastante mejor que nosotros, tenían mas futuro y eran mas felices.
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Ganaban lo que querían. Tenían más cosas y acceso a más diversiones y
disfrutaban de la vida mucho más que nosotros. Éramos unos “estiraos”, unos
rancios y unos creídos. “No teníamos mas que postura…”.
Ellos vivían a tope en chales nuevos, conducían BMW y Audis, viajaban
de vacaciones a Jamaica, tenían varias televisiones planísimas y grandísimas,
ellas se depilaban a la brasileña, y dos veces por semana se hacían mechas
rubias, tomaban cafés mañanas y tardes, y hacían Pilates, Yoga y Tai-Chi.
Ellos eran lo más de lo más. Analfabetos, incultos y horteras, tuneaban su
coche viejo, eran socios del Pucela, del Forum, y del Michelín. Se habían
apuntado al gimnasio, aunque casi iban, y llevaban jerséis de colores claros
que sus mujeres les compraban en el Corte Inglés, con la tarjeta. Bebían y
fumaban de todo, y en casa ellos bebían a diario Cardhu. Ellos tenían
“obreros”, “naves” y “fregonetas” para sus negocios, y explotaban a otros más,
y ellas tenían “jacuzzi”, bicicleta estática y “criada” para sus casas. Todos eran
listísimos, guapísimos, y riquísimos, y los mas “güais”. Todos tenían varias
tarjetas, y les saludaban los directores de las Cajas de Ahorros, de hecho
merendaban a menudo con ellos en las barbacoas que hacían juntos, y por
supuesto pagaban ellos. Ropa y zapatos de marca. Bicicletas de
“montainback”, móviles varios. Cenas fuera de casa. Comidas. Viajes.
Sus hijos eran tan
incultos o más que ellos,
pero… para que se iban
a sacrificarse, si ellos
(sus padres),
malamente leyendo y
sin saber sumar, (con la
calculadora de pilas, se
defendían), y les iba la
vida bien, hasta tenían
caballos y jugaban al
golf. Dos coches el que
menos, coche ella y
coche él. ¿Es que acaso
sus hijos tenían que
envidiar algo, a los hijos de los rancios y tristes de los creídos funcionarios?
pues no. “Eran unos fracasados. Además les damos de comer nosotros. Les
pagamos el sueldo. Están para servirnos. ¿Qué es lo que se creen esos
parásitos?”. Los niños tenían todas las plays que se habían fabricado, todos los
móviles, y todos los MP3, y MP4. Hasta ipods. Y los más sensibles ponían un
profesor a los chicos, para matar un poco el gusanillo de su propia ignorancia.
“Para que sean algo menos brutos que nosotros, aunque no nos va mal del
todo”.
Los funcionarios y nuestras familias éramos los más tontos del barrio, o
del pueblo. “¿Qué nos habíamos creído? pelotas, y enchufados, todos. A saber
como habíamos entrado…”. No es que ellos eran más ricos y tenían más
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medios que nosotros, es que además nos llamaban tontos a la cara con su
actitud, y modo de vida.
Nuestros hijos dudaban de nuestra autoridad, y normas de vida. ¿Cómo
es posible que los padres de sus amigos, incultos, bastos y sin ningún tipo de
estudios, o de sacrificio, te den mil vueltas, papá? ¿Papá estás tonto? ¿No
podemos comprarnos la Play? ¿Qué tenemos que ahorrar? ¿Sacrificarnos,
para qué? ¿Cuándo cambiamos la tele?
Así que ahora me alegro. Me alegro. Pero no me alegro de lo que podía ser
mas fácil. No.
No me alegro de que los BMW, desaparezcan de las puertas de los adosados,
cuyas barbacoas, ya no humean, y no invitan ya a los de Caja España. No me
alegro de que los caballos pasen hambre, y esperen lánguidos al día siguiente
para ver si hay suerte y les dan algo de comer. No me alegro de que los palos
de golf se estén oxidando. No me
alegro de que los directores de los
bancos, no salgan a almorzar a los
bares de la zona, para no tener
que invitarles, y pasar un mal rato
con esos paletos que no saben ni
comportarse. No me alegro de que
los obreros que mandaste ya al
paro, te hayan amenazado, y no
sabes que hacer para torearles. No
me alegro de que la criada”
hispana” no sabe como decirte que
hace tres meses que no cobra, y
que por un bocadillo de chóped se
queda en su casa. No me alegro
de que la caldera del chalet esta
sin gasoil, y no puedas poner la
calefacción. Que el seguro del
segundo coche esta caducado. Y la del otro solo a terceros. Que las ruedas del
todo terreno están que se las ven los alambres. De que el profesor de fensui ya
no te salude. Que ya no cojas las llamadas de la Gestoría. No me alegra el
saber que preguntas por las cartillas bancarias del abuelo. También se
preocupan ahora por sus mayores. Eso está bien.
Me apena una cosa. Que sus hijos no hayan conocido, ni vayan a conocer
lo que es educación, ni los modales, ni el respeto, ni lo que se puede
hacer y se hace ahorrando, ni sepan lo que es sacrificarse…ni ser
previsivo ante lo que el futuro nos puede preservar.
Hay cosas que están en el ADN. Y otras se aprenden. Así que me alegro de mi
ADN y me alegro de lo que aprendí. (Aunque nunca dejo de aprender, porque
nunca es suficiente).
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Y me alegro de la situación actual de la economía, aunque haya muchos
inocentes que no se merezcan lo que les esta pasando. Y me alegro de mis mí-
seros mil y pocos euros, a pesar de que causen risa. Y sobre todo de que a
ellos ahora les vaya mal.
Y no me alegro por que yo ahora tenga o disfrute de lo que ellos tenían o
disfrutaban. No tengo lo que ellos tenían. Yo sigo lo mismo que hace unos
años. Igual o quizás peor. No tengo sus BMW, ni sus chaletes, ni sus negocios,
ni sus perfumes. Tampoco me alegro al ver el mal ajeno. Me alegro porque veo
que las ideas y modo de vida en que me educaron, a la larga merece la pena.
Veo que los valores que me inculcaron mis padres, eran los correctos.
Seguiremos siendo raros, seguiremos tristes, estirados, y creídos, pero
seguiremos con nuestro trabajo, mal pagado. Pero que sepan que me
alegro de que me miren ahora con un poco de envidia, y de respeto… Y me
alegro de que pregunten sobre como es eso de las “oposiciones” y que si hay
que “pagar por presentarse”, que “¿Que estudios hay que tener para eso?” y
que les avisemos de cuando salen unas para presentarse, de peón, ordenanza,
chofer, o algo así. “Jonathan, hijo, ¿tú que estudiabas?”. Quizás aún alguno se
siga riendo o sonriendo pero ya seguro que son menos.
FIRMADO: Un funcionario de tantos, que con 23 años de antigüedad en
octubre, cobra 1.476 € al mes, y a pesar de ello tiene la cabeza muy alta y esta
orgulloso de serlo.
CONCLUSIONES
Como en toda situación, hay varios puntos de vista, y hemos podido ver
otra manera de ver la vida de un funcionario en la situación económica que nos
encontramos hoy en día.
Es cierto que el ser funcionario no está valorado en la sociedad actual,
porque se considera un puesto para vagos, pero, ¿y todos los esfuerzos que se
tienen que hacer para poder conseguir esa plaza? Valoremos más a los que
tenemos a nuestro alrededor, porque así nos valorarán lo nuestro.
BIBLIOGRAFÍA
http://historiasdelahistoria.com/2010/03/07/carta-de-un-funcionario-a-los-
nuevos-ricos/
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