Este documento contiene varios poemas cortos sobre la ciudad andaluza de Málaga. Describe la subida a la Alcazaba de Málaga, la catedral de la ciudad y su ubicación entre el mar y el monte. Otro poema alaba los productos del mar como las sardinas y boquerones. Un poema más habla de dormir con recuerdos del mar debajo de la cama, sintiendo olor a mar y escuchando el viento. En general, los poemas capturan la belleza de Málaga, su ubicación junto al mar
2. Subida a la Alcazaba
Vicente Aleixandre
Subir por esa escala, callando, hacia arriba, hacia la luz.
¡Alcazaba mía malagueña!
Subir por la sombra, presintiendo arriba todavía el agua antigua de
la fuente que fluye.
Subir con el corazón que ahora sufre, solo, creído.
¡Quién te encontrara, niño que fui y que, acodado, veías
el vasto paisaje de Málaga, leve en las luces!
¡Quién supiera que arriba estabas, solo, asomado!
3. Catedral de Málaga
Gerardo Diego
Naciste de la pura geometría,
blanca en la mente azul delineante,
y eres proyecto siempre, alzado instante,
espuma puesta en pie, cuajada y fría,
mas tan real de piedra y teología
que se me van los ojos al bramante
incorruptible, a la plomada amante
de que Dios más que nada se gloría.
4. Ciudad del paraíso
Vicente Aleixandre
A mi ciudad de Málaga
Siempre te ven mis ojos, ciudad de mis días marinos.
Colgada del imponente monte, apenas detenida
en tu vertical caída a las ondas azules,
pareces reinar bajo el cielo, sobre las aguas,
intermedia en los aires, como si una mano dichosa
te hubiera retenido, un momento de gloria,
antes de hundirte para siempre en las olas amantes.
A mi ciudad de Málaga
Siempre te ven mis ojos, ciudad de mis días marinos.
Colgada del imponente monte, apenas detenida
en tu vertical caída a las ondas azules,
pareces reinar bajo el cielo, sobre las aguas,
intermedia en los aires, como si una mano dichosa
te hubiera retenido, un momento de gloria,
antes de hundirte para siempre en las olas amantes.
5. Málaga (Pregonando el 'pescao')
Manuel Machado
¡Lo que da la mar!
¡Lo que da la mar!
¡Boquerones!
¡Sardinas, jureles!
¡Boquerones, hojitas de plata,
que, frititos, se vuelven de oro!
De ellos tiene la mar un tesoro...
La tierra, sus minas...
Y la mar...,pues la mar de sardinas...
6. Mar
María Victoria Atencia
Bajo mi cama estáis, conchas, algas, arenas:
comienza vuestro frío donde acaban mis sábanas.
Rozaría una jábega con descolgar los brazos
y su red tendería del palo de mesana
de este lecho flotante entre ataúd y tina.
Cuando cierro los ojos se me cubren de escamas.
Cuando cierro los ojos, el viento del Estrecho
pone olor de Guinea en la ropa mojada,
pone sal en un cesto de flores y racimos
de uvas verdes y negras encima de mi almohada,
pone henchido el insomnio, y en un larguero entonces
me siento con mi sueño a ver pasar el agua.
Bajo mi cama estáis, conchas, algas, arenas:
comienza vuestro frío donde acaban mis sábanas.
Rozaría una jábega con descolgar los brazos
y su red tendería al palo de mesana
de este lecho flotante entre ataúd y tina.
Cuando cierro los ojos, se me cubren de escamas.
Cuando cierro los ojos, el viento del Estrecho
pone olor de Guinea en la ropa mojada,
pone sal en un cesto de flores y racimos
de uvas verdes y negras encima de mi almohada,
pone henchido el insomnio y en un larguero entonces
me siento con mi sueño a ver pasar el agua.
8. Niño del 40
Manuel Alcántara
Una luz por el parque y el pitido
de un barco que se fue, que se está yendo.
Una luz que conozco y que comprendo
y un barco que partió y que no se ha ido.
Palomas. Y biznagas que han querido
serlo para volar. También lo entiendo:
ser otro y ser lo que estuvimos siendo.
Acaso alguna lo haya conseguido.
Una luz por el parque y el pitido
de un barco que se fue, que se está yendo.
Una luz que conozco y que comprendo
y un barco que partió y que no se ha ido.
Palomas. Y biznagas que han querido
serlo para volar. También lo entiendo:
ser otro y ser lo que estuvimos siendo.
Acaso alguna lo haya conseguido.
9. Paseo Marítimo, Málaga
Jorge Guillén
La luz –entre cielo y mar–
se filtra por la persiana.
Quiere sólo murmurar
este cotidiano hosanna.
El balcón es ya un resumen
del horizonte marino,
ancho y largo, sin volumen.
El centelleo no abrasa,
platea. Yo lo percibo
como un ondear, cautivo
en una pared de casa.
Mar azul, ahí delante,
contemplo entre los barrotes
del balcón. Matisse constante.
10. Transfiguración junto al mar (Peñón
del Cuervo). Emilio Prados
¿El barco?...
¿La piedra?...
¿El sol?
(Silencio)
En la noche abierta
todo huele a corazón
¡El barco!
¡La piedra!
¡El sol!
11. Otoño en Málaga
Pablo García Baena
Huésped ligero el otoño llega
silencioso hasta Málaga. Yo rezo
por sus vendas benéficas de lluvia
fajando el dulce corazón maltrecho
del verano y su carne. Beso llamas
en las murientes hojas del recuerdo.
Adiós, fría glorieta. Sobre el banco
extiende octubre harapos verdinegros.
Caen frutos y pájaros. La niebla
cicatriza los besos.