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1
Mundode
Escritores
Revista literaria
internacional
de lengua hispana
Año 1 / Nº 1
Febrero 2020
2
C
ompañeros y compañeras escritores y estimados
amigos lectores: bienvenidos a la primera edición de
nuestra revista Mundo de Escritores. Digo bien, nues-
tra revista, porque este proyecto es algo conjunto, de todos
nosotros, de los que escribís cada día en el grupo, de los
que leéis y compartís vuestras opiniones, de los que nos
habéis mandado textos para materializar esta idea, de los
que habéis mostrado interés, de los que habéis ayudado
con ilustración, edición, maquetación, selección, de los ar-
tistas que estáis dispuestos a ser entrevistados y enseñar
un pedazo de vosotros a la comunidad… por todos voso-
tros y para todos nosotros, ¡felicidades!
El objetivo de esta revista no es otro que el de crear un
marco de exposición de talentos, un lugar donde podáis
compartir vuestros escritos y por ello nuestra labor va a
ser titánica para intentar daros toda la luz posible con un
contenido que merezca la pena y que pueda llamar la aten-
ción de muchos lectores para que os conozcan, de muchas
editoriales para que puedan plantearse ofertas, de ilustra-
dores para que puedan decorar vuestros textos y libros…
el punto de encuentro de toda la gente que forma nuestra
comunidad.
Editorial
Colaboradores:
Diseño y maquetación:
Mauricio Chaar
Coordinación:
Ana Monges
B. J. Sal
Equipo de lectura
y selección:
Sergio Chacón
Erick Hernández
3
La revista tiene carácter mensual, comenzando este mes de
febrero y saliendo los domingos más próximos al día 15 de
cada mes para hacernos un poquito más llevadero las dos
semanas que quedan hasta que empieza uno nuevo.
Cualquier duda, cualquier sugerencia, cualquier deseo de
ayudar más allá, no dudéis en consultarnos a mundodees-
critores2019@gmail.com y desde allí evaluaremos vuestras
propuestas. Acaba de arrancar este sueño conjunto y ahora
solo nos queda que todos juntos sigamos dándole forma y
alas para que vuele alto y tenga el mayor impacto en nues-
tra comunidad.
Con todo el afecto del mundo,
el equipo de Mundo de Escritores
© 2020 Mundo de Escritores.
Todos los derechos
reservados.
Prohibida su reproducción
total o parcial sin nombrar
la Revista Literaria Mundo
de Escritores y sus autores.
Cada obra es propiedad de su
autor.
Diseñado en
4
Índice
Editorial
Mundo de Escritores
Una canaria de luz navegando la oscuridad
Arima Rodríguez Vega
23 cartas de un escritor
Daniela Admin Barragan Saldaña
Atesorando recuerdos
José Alberto Marsilli
El Monstruo Nausa
Juan Manuel Sosa Porras
El origen de la dualidad
Luciana Gurciullo
El regreso
Mar J. Frometa
Ella y su silencio
Inés Insua
Mas allá de la medianoche Sidney Sheldon
Andrea V. Sela
Justicia vs. Justicia
Mateo Cañas Fuentes
Golpeando las puertas del cielo
Ruth Angélica Avallay
Hezbollah en Argentina
José Alberto Marsilli
José
Shirley Caballero Sahonero
La biblioteca
Lily. G. Rafferty
La cueva del acicate
Helio Díaz
La despedida
Isabel Hernández
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La vigencia de todas las
sangres de José María Arguedas
Manuel Alberto Sedamano Ballesteros
Los enanos
Francisco Juan Barata Bausach
Otro cuento de Navidad
Gustavo F. Espada V.
Perseguido
Tomás Granado Hernández
Qué hacen Katiuska y Jimena en la esquina
Jesús Castillo
Soliloquios de lo aparente
Edward Mosiah Álvarez Yucra
POESÍA
10 Haikus
Eugenio Leonardo Poveda Valenzuela
Y la cobijó en sus brazos
Helio Díaz
Si tan solo supieras…
Manuel Alberto Sedamano Ballesteros
Descenso de tiranos
José Jesús Mavo Salazar
Frida
Ivanna Elizabeth Martinez
El borde de las palabras
María Susana López
Oda al lunes
David Coloma García
Eres mujer
Manuel Serrano Funes
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A
rima, un placer tenerte en esta sección que estrenas tú
en esta primera edición de la revista Mundo de Escrito-
res. Para empezar, me gustaría que nos contaras un poco
sobre ti, tu lado más personal y cómo empezaste en esto de la
escritura…
El placer es mío,me hace mucha ilusión inaugurar esta revista,a
la que le auguro un futuro maravilloso.
Realmente llevo escribiendo desde que era pequeña. Recuerdo
en el colegio escribir sobre todo poesías de humor,mis compa-
ñeros y hasta mis profesores se morían de risa. En casa, secreta-
mente, escribía cada noche también en mi diario, inspirada por
“El Diario de Ana Frank”, que lo leí con diez años y me marcó
mucho. Más tarde comencé a escribir relatos y novelas como
resultado de una necesidad de expresar mi perspectiva sobre las
cosas y hoy en día,con 41 años,escribir se ha convertido para mí
una tarea diaria e imprescindible.
Tu primera obra “Los Crímenes de Ashton y Las Pesadillas de
Uriel” la publicas en 2012. Me gustaría que le contases a los
lectores de qué trata y qué van a encontrar dentro si se animan
a leerla.
La novela está situada en una ciudad ficticia en Europa durante
la revolución industrial.El protagonista,Uriel,es un hombre adi-
nerado que hace un juicio muy personal sobre la situación de
miseria que le rodea y, descontento con todo, decide actuar al
respecto a través de una práctica de moralidad dudosa.
En sus páginas el lector encontrará un retrato de la sociedad que
nos rodea,ya que es aplicable a la época actual,y de alguna ma-
nera,creo que podrá sentirse reflejado en Uriel,que en realidad
Una canaria de luz
navegando la
oscuridad
ENTREVISTA
Arima Rodríguez Vega
España
7
es un héroe inmoral,con toda la ambigüedad que esto conlleva.
¿Cómo fue aquella experiencia y aquella primera vez a nivel per-
sonal? ¿Qué cosas aprendiste?
Primeramente me sorprendió en gran medida que una editorial
decidiera apostar por mí, una completa desconocida. Después
de enviar el manuscrito a unas
Esta vez has optado por autopublicar. ¿Qué te ha motivado a
pasar de una editorial a querer hacerte cargo tú de todo?
Quiero conservar de por vida los derechos de todo lo que escri-
bo y no estar agobiada por el número de ventas para que haya o
no una próxima edición.Autopublicando decido y controlo yo
sola todos los detalles, al fin y al cabo escribo por placer y no
por negocio. Otra cosa es que se me presente en un futuro la
posibilidad de vivir haciendo lo que más me gusta, aunque soy
consciente de lo difícil que es.
Y aunque lo acabas de publicar en Enero, ¿qué tal te está yendo
esta nueva experiencia?
Está siendo una experiencia maravillosa,a través de las redes se
puede llegar a todo el mundo.Recibir feedback de personas que
no conoces de nada y que te escriben opinando sobre el libro
positivamente es toda una experiencia.Cuando veo que mucha
gente le da a me gusta, retuitea o comparte y me ayudan así a
difundirlo, concluyo que, a pesar de las muchas quejas que hay
sobre las RRSS,en el fondo tienen un lado amable y maravilloso
que nos representa como humanidad.
¿Tienes algún proyecto nuevo entre manos?
Sí,en el 2004 comencé a escribir un libro de fantasía que luego
quedó un poco olvidado en una carpeta llamada“Un sombrero
azul de copa”.A raíz de la puesta en marcha de mi blog,comen-
cé a extraer uno por uno los personajes de la novela y a escribir
los relatos que cuentan cómo fueron sus vidas y cómo llegaron
a Lacero,la ciudad donde transcurre la historia de“Un sombrero
azul de copa”, creando así todo un universo que contiene ya
ocho relatos y que probablemente contendrá alguno más en
España
8
breve.Mi próximo proyecto es repasar ese libro,ponerlo al día
y publicarlo, junto a todo el universo que ha crecido a su alre-
dedor.
Sobre el grupo Mundo de Escritores, nos gustaría saber cómo
llegaste a él y qué opinión te merece. También te vamos a
poner en un apuro para que nos digas al menos una cosa que
te guste y otra que no te guste.
Llegué a Mundo de Escritores buscando un grupo de personas
que tuvieran la misma pasión que yo por la literatura.Aunque es-
toy en varios debo decir,con total sinceridad,que es de los que
mejor funciona,Ana es muy dinámica y los componentes son
participativos y respetuosos. Como en todos lados cincuenta
editoriales y que todas me fueran diciendo que a pesar de que la
historia valía la pena no estaban en disposición de publicarme,
el hecho de que alguien me respondiera positivamente fue algo
con lo que ya no contaba.
Tuve la oportunidad de presentar mi novela en La feria del li-
bro de Las Palmas en 2012, lo cual fue todo un sueño hecho
realidad. Sin embargo, resultó también un trabajo duro porque
la editorial era muy pequeñita y tuve que encargarme de gran
parte de la promoción, costearme los viajes a otras islas para
presentarlo,transportar yo misma el material,etc.
Fue una época divertida porque me llamaban de radios locales
para entrevistarme, vecinos y amigos me pedían que les firma-
ra el libro y conocí gente muy interesante: escritores, poetas y
otras personas relacionadas con el mundo de la literatura.
Y ahora, ocho años después publicas tu segundo libro “Pequeños
Relatos Tortuosos”, una colección de historias de terror…
Estuve una larga época escribiendo solo de vez en cuando,sobre
todo por falta de tiempo,y más como una herramienta de catar-
sis personal que con el fin de que nadie me leyera. Hace poco
más de un año estuve enferma y comenzó a sobrarme mucho
tiempo, así que decidí abrir el blog, elmundoenpalabras.net, y
dedicarme a escribir a tiempo completo. Pienso que todos los
relatos que componen el libro y muchos otros que tengo en el
blog estaban agazapados en mi cabeza esperando la oportuni-
dad para ver la luz.
ENTREVISTA
Arima Rodríguez Vega
España
9
“Pequeños relatos tortuosos”es un conjunto de narraciones uni-
das por el denominador común del terror psicológico.Creo que
es sencillo empatizar con todas y cada una de sus historias por-
que pretendo que sean una especie de espejo donde cada cual
pueda mirarse y decidir si hay algo oscuro en su interior que
reflejar en ellas. Muchos de los finales son abiertos y queda en
manos del lector decidir cómo deben concluirlos e interpretar-
los a su manera,para hacerlos aún más suyos.
Siempre habrá que se porte mejor y gente que se porte peor,que
estén ahí solo para compartir lo que escriben o que participen
también en lo que hacen los demás, creo que eso es inevitable
en la medida de que es inherente al ser humano.
Ha sido un placer tenerte con nosotros estrenando esta sección
de entrevistas. Por último y como despedida, manda un mensaje
a todos los escritores del grupo.
Primero que nada,dar las gracias a todos por leerme y explicar-
les que he puesto el alma al completo en mis“Pequeños relatos
tortuosos”. Me urge animarles a escribir, que no decaigan nun-
ca, porque es una herramienta poderosa tanto para conocerse
a sí mismo como para generar un elemento de cohesión social.
Leer el interior de otras personas nos hace sentir comprendidos,
acompañados y nos otorga la oportunidad de vivir otras vidas
que de otra manera nunca hubiéramos podido conocer.
¡Gracias Arima!
Como apunte decir que en el podcast“Historias para ser Leídas”
podréis encontrar hasta cinco relatos suyos que han sido narra-
dos y que son un éxito de descargas.
España
10
Aquien corresponda:
De pura miel no se escribieron las historias más famosas.
Esas historias aventuradas con exitosos finales, si es que
tuvieron suerte, suelen ser las más amargas.Yo por ejemplo, ni
muy bello ni muy talentoso,soñador desde pequeño.Crecí escu-
chando que moriría hambriento,que la medicina es la profesión
de moda decía mi madre. ¡Hay de ti si te dedicas al arte! Decía
mi padre,<esa pasión tuya te llevara al fracaso> Pero parece ser
que no entiendo pues aquí voy otra vez en contra de todos,que-
riendo hablarte de mis noches en vela,de cada día que he tocado
puertas,de cuando la pobreza me alcanzo porque nadie creía en
mí, mucho menos mi padre que casi me mata las frágiles espe-
ranzas,ni un peso me apostaban y yo casi me doy por vencido.
Menudas anécdotas,repetidas en cada uno de nosotros,pa-
reciera que es obligatorio sufrir un rato para crear belleza.
Sentencie mi camino desde que decidí dedicarme a este
oficio, igual que todos mis colegas, igual que esos poetas locos,
incomprendidos, igual que esos músicos alcoholicos compo-
niendo desamor, igual que los famosos pintores que dibujan
doncellas que les han dejado la vida a tonos grises, igual que
los apasionados bailarines en los huesos con los bolsillos vacíos,
igual que todos ellos soy yo,con la misma carga del bendito arte,
arte traicionero que te destina al tormento para recupérate bello.
Apostarle a mis ideales me ha salido caro, vivo en mundo
poco creyente en el poder de los sueños, gente que ya no mira
el cielo, gente que no busca, no persigue, gente con miedo en
el terreno seguro que vive inconforme y me da malos consejos.
Cuerpos sin alas con las piernas atadas al suelo.Ojala que un día
un temblor no los mate.
¡En fin! No ha sido nada fácil ir en contra de estos humanos
con tan poco amor, están muertos, los ha matado la falta de fe,
23 cartas de
un escritor
Daniela Admin
Barragan Saldaña
México
11
tienen miedo, viven con miedo, miedo de explotar una pasión,
miedo de sacar a relucir sus verdaderos deseos, miedo hasta de
sí mismos.
Por fortuna aun no me canso de escribir,tengo pulso,ten-
go vida y hambre de dejar un mensaje. Si no es escrito, saldré
a contarlo, si la tinta no me alcanza me gastare la voz, usaré las
manos y los pies, voy a pintar esta terca pasión por todos lados
hasta que el mundo entero la vea,mi aventura apenas comienza;
no se cual sea tu opinion,pero yo no me pienso morir sin haber
escrito la historia del siglo,sin haberle gritado al mundo que los
anhelos más profundos pueden hacerse realidad, ¡NO MI QUE-
RIDO LECTOR!
Este aferrado escritor no se despide sin haber dejado un
mensaje que cambie la historia,ya perdí la cabeza y lo he dejado
todo,ahora todos me van a conocer antes de que yo parta.
Antes de que me despida todos sabrán de mi paso por esta
tierra.Habré muerto cuando todos me hayan leído,cuando todos
puedan ver la vida como yo y sentir en su interior las mieles de
mi corazón.Entonces yo descansare en paz.
Hoy aun no puedo darme por vencido,por estoy aquí,gas-
tándome las palabras en este carta que estoy a punto de terminar,
necesitaba hablar con alguien y no tragarme estas palabras, no
ha sido nada fácil lo que llevo recorrido y pensé en ti como una
liberación.Pero descuida que se me acaban las palabras,pero no
se me han de terminar las ilusiones.Te veré otra vez estoy seguro,
o al menos volveré a escribirte cuando se me vuelva a encender
la inspiración,cuando tenga más historias que contarte,cuando
esté listo nuevamente. Gracias por tu tiempo por dejarme des-
ahogarme y es que mi tarea no es fácil, es mi misión en la vida
contarle a cada ser humano como se pelea por un sueño,como
se llora por él,como se sufre por él y como se disfruta gracias a
él.Me prometí a mi mismo,a ti y todos ustedes que no descansa-
re hasta motivarles las ansias de correr por las calles con sonrisas
esperanzadas,hacerlos despegar y llegar lejos.
Ahora ve a dormir,me imagino que mi carta pudo llegarte
un poco tarde,descansa que yo seguiré esperando mi momento.
Daniela Admin
Barragan Saldaña
México
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Hay gente a quienes les gusta coleccionar recuerdos.Esos
recuerdos que tratan de relatos breves con el tiempo
se van expandiendo hasta llegar a ser cuentos, difícil
de digerir para el escucha, por su extensión símil novela. Cada
vez que se relata algo, éste va tomando una dimensión distinta.
Sucede que la perfección de las conexiones entre las células
que manejan el cerebro al sufrir un cortocircuito desvanece y
provoca un caos entre el sujeto y su memoria confundiendo
roles,nombres,tiempos y horarios
A otras personas les va coleccionar cosas materiales,tales
como bolitas de mármol,uruguayas o de plomo.Figuritas de un
álbum que jamás se completó.En casa,mi mujer acumula cajas,
cajitas, cajones, embases plásticos y de vidrio. Ropas de anta-
ño, nada se tira, todo se almacena.Yo mi parte tengo estantes,
anaqueles repletos de juguetes de mi infancia.Ropas que vestía
mi padre, un abrigo utilizado en un día de calor en Filadelfia,
influenciado por sus amigos.De mi madre,tengo el jardín lleno
de camelias,su flor preferida.De mis hijos guardo sus primeras
eyecciones estomacales, embasadas al vacío y puesta a dispo-
sición de padrinos el día de sus cumpleaños.Tubos de ensayo
con sus primeras orinas. Sus dientes de leche, propiedad del
ratón Pérez,cuelgan en un collar que llevo en mi cuello,lo que
me da una imagen de cavernícola.Algunos de ellos son dijes en
la pulsera de mi mujer. Los primeros preservativos usados en
mi adolescencia,los primeros usados en la adolescencia de mis
hijos varones. La primera toalla íntima de mi hija en su primer
período menstrual. La primera pelota de trapo hecha con me-
dias rellenas de calzoncillos viejas.Dos tapones del primer botín
Sacachispas de mi adolescencia.Un par de botines Nike de uno
de mis hijos,una bota de básquetAdidas de mi otro hijo,un par
de patines artísticos de mi hija.La mitad de la primera ostia con-
Atesorando
recuerdos
José Alberto Marsilli
JoséAlberto
M
arsilli
Argentina
13
sagrada que oculté en mi primera comunión. Un celular histó-
rico,de los primeros,llamados“ladrillo”.Una pequeña partícula
de madera perteneciente a una de mis tías,extraídas el día de su
funeral,mi primera visita a una casa de éste tipo.En un embase
guardo un trago del primer whisky, un trozo del primer sushi,
una costilla de mi primer asado,dos maíces del primer locro.De
mi primera borrachera he conservado la primera bocanada de
vómito. De mi debut sexual, guardo aún la sábana cubierta de
manchas,no pude ocultar el colchón.Un fragmento del premo-
lar inferior derecho, pérdida sufrida en un tacle, encuentro de
rugby jugado no recuerdo adonde.Ésta fue mi primera pérdida
de conocimiento.Dos meses me llevó volver en mí.
Traté de embalsamar a mis primeras novias aunque las le-
yes vigentes me lo prohibían.Casi tengo que llevar de recuerdo
una celda de la comisaría local.De mi primer gol en primera,me
apropié del arco y un cuadrado del verde desde donde le pegué
al balón.El balón luce en una vitrina.Más tarde fueron monedas
y billetes con los que cubrí todas las paredes de mi casa de-
biendo recurrir a las paredes que daban al frente,muros y espa-
cios autorizados por buenos vecinos.Apenas me queda un lugar
donde comer y otro donde dormir.De baño,uso una escupidera
marmolada,recuerdo de mi bisabuela por parte materna.
José Alberto Marsilli
Argentina
14
Sinopsis
Vladimir Nausa es un docente que lucha contra su pro-
pia inadaptación a estándares. Ingresa a un prestigioso
colegio,donde conoce a Sofía,niña que vive un infierno
en casa. Identificado con los anhelos de libertad de ella,Vladi-
mir debe decidir si continuar apegado al sistema o rebelarse
para ayudarla, aun–que termine convirtiéndose en un legenda-
rio criminal, culpado de la desaparición de la niña. Una década
después,Sofía es descubierta por Nicolás,que debe investigar y
esclarecer qué ocurrió realmente.“El Monstruo Nausa”retrata la
cultura de Internet, la desinformación y una sociedad obedien-
te,donde rigen los medios de comunicación,las tendencias y el
miedo.
I –Gorgona
Nada parecía lo suficientemente impresionante para al-
guien que había viajado por el mundo desde chico. Solo sería
otro viaje más, del qué tomar miles de fotos y varias horas de
video para alimentar las redes de Internet y consecuentemente,
su insaciable ego. Nicolás ya había viajado en lancha en el mar,
así que eso no era nuevo.También había pisado varias islas, in-
cluyendo las islas Faroe,en medio del atlántico norte,Madagas-
car y Hawaii.Así que ir rumbo a la Gorgona, en su propio país,
solo era para él como una salida de domingo. Había dormido
durante el vuelo a Cali y después durante el vuelo a Guapi,pues
volar era algo que le daba sueño.Luego,él y su esposa cruzaron
algunas amables palabras con el conductor del mototaxi que
los estaba esperando,pero no más de la cuenta.Otros pasajeros
del servicio de transporte de Guapi se dejaban entretener por
El Monstruo
Nausa
Juan Manuel
Sosa Porras
Colombia
Juan
M
anuel
SosaPorras
15
sus operarios con sus historias y chistes y era frecuente ver a
los viajeros muertos de risa mientras los mototaxistas hablaban
a buen volumen y daban cabrilla. Pero Nicolás y su esposa se
habían limitado a saludar, responder con cortesía el primer co-
mentario del jovencito afrodescendiente y con sonrisa de oreja
a oreja que les había tocado y después solo hablaron entre ellos.
Era la primera, primerísima vez que estaban en Guapi,
pero, por una condición lamentablemente típica de algunos
seres humanos, evitaban impresionarse, pues creían de forma
inconsciente que aquellas personas que se asombraran por co-
sas,eran las personas menos asombrosas.Así que el matrimonio,
simplemente siguió hablando en privado a un volumen muy
decente, mientras el mototaxi pasaba a través de las calles del
municipio, delimitadas por casas con comercios, ya muy venci-
das por el tiempo.También había soldados en servicio, con ca-
muflado gris, chalecos antibalas y portando subametralladoras
AR–15. De una simple fotografía mental del lugar, de Guapi o
de cualquier lugar que se visite por primera vez, habría mucho
qué decir,inferir,cuestionarse y opinar.Mucho qué admirar y de
qué impresionarse. Pero Nicolás no era ese tipo de viajero. No
aún. Había algo a pocos minutos de su viaje al Pacífico que, de
forma inesperada,llamaría su atención sin que él pudiera pensar
ya más en otra cosa.Al abordar la lancha la vio,pero estaba pen-
diente de su esposa y de sus cosas y como varios visitantes más,
no pudo detenerse a saciar su curiosidad.Diez minutos después,
saltando sobre las olas, Nicolás había empezado a quitarle de a
pocos la atención a su esposa para ver hacia la proa de la lancha.
El grupo era de unos quince visitantes y todos estaban sentados
sobre los tablones de la lancha bajo la carpa blanca y llevaban
puestos sus salvavidas de color naranja chillón, con logos blan-
cos de la agencia de viajes. Por la montonera y el movimiento,
Juan Manuel
Sosa Porras
Colombia
16
Nicolás apenas podía enfocar por cortos instantes a quien que-
ría ver. Su esposa lo notó y empezó a impacientarse. Estiró el
pescuezo como pudo y descubrió lo que era con un trago de
amargura.Nicolás estaba viendo a otra mujer.
–Nicolás ¡tómele una foto! ¡O mejor, ahorita tómese una
foto con ella! –susurró con fuerza.
Estaba ofendida en especial porque esta chica en la proa,
era muy bonita. Hubiera querido que fuera una jovencilla, una
adolescente quizá, para poder escupirle en la cara a su esposo
diciéndole “rabo verde”, pero no… la mujer era sin lugar a du-
das de su rango de edad.Así que la enorme molestia provenía
exclusivamente de la enrome atención que robaba de él.
–Ay,Luisa,no moleste.Es que podría jurar que la conozco
–Sí,claro…
La voz de él era graciosa, a veces ceceaba y aveces no. Su
apariencia, también era graciosa: era un poco cachetón a pesar
de ser flaco y tenía el pelo ensortijado y rebelde. Parecía estar
huyendo permanentemente de interpretar un personaje cómi-
co.
–Ahorita en la isla tengo qué acercármele –declaró.
–¡No sea descarado! –le reprochó su esposa, casi gruñen-
do.Le dio un golpe con la punta de la palma y se giró furiosa.
–¡Ay Luisa, es en serio, muy en serio! Ahorita que se dé
cuenta de quién es,se va a sentir ridícula…!
La isla Gorgona acababa de aparecer en medio del Pací-
fico. Mientras los demás viajeros estaban hipnotizados por la
experiencia,por haber desembocado junto al río Guapi y resul-
tado en mar abierto, luego haber visto las Yubartas danzando
majestuosamente y también una fantástica corona de aves volar
en círculos sobre ellos; Nicolás y su esposa venían ensimisma-
dos en sus pensamientos.Ambos,a causa de aquella fémina.
La costa de la isla, era una bella muralla de vegetación,
mayormente palmeras que sonaban y bailaban al viento. Había
varios hombres que recibían a los viajeros.Uno de ellos recibió
a la misteriosa mujer y le dio un rápido abrazo. Ella respondió
con un beso sobre su negra mejilla, medianamente poblada de
barba.
Juan Manuel
Sosa Porras
Colombia
El Monstruo Nausa
Juan
M
anuel
SosaPorras
17
Nicolás trastabilló al dejar la lancha y emprendió una ca-
rrerilla hacia la mujer.
–¡Eso,destrómpese! –le reclamó Luisa.
Nicolás corrió hacia la mujer, que ahora saludaba a otro
caucano con el que intercambió amplias sonrisas.
A medida que se acercaba,Nicolás se apresuraba más y su
sospecha más se confirmaba. Estaba muy nervioso, como si es-
tuviera por descubrir la piedra filosofal. Estaba tan ansioso que
hasta un par de guías caucanos se contagiaron de intranquilidad
y se pusieron alerta.Nicolás rodeó a la mujer para verla de fren-
te y cuando vio su rostro,se atrevió a hablarle.Ya no tenía dudas.
Tenía el corazón a mil y la respiración un poco agitada,pero aún
así, con su cara y voz graciosas, entonó con firmeza, casi como
una acusación:
–¿Sofía? ¿SOFÍA GARAVITO?
La mujer tensionó las órbitas de sus ojos de inmediato y
dirigió su mirada al viajero.Se quedó congelada viéndolo.
–¡Sofía,sí es usted! –Nicolás celebró su descubrimiento.
Pero la mujer retiró sus ojos negros y brillantes de inme-
diato.Inclusive dio un par de pasos para alejarse.
–ella no é Sofía, ella é Yuri Miché –aclaró amablemente
uno de los guías.
Al oírlo,ella se llenó de valor y habló
–Yuri Michelle Luna y le serviré de guía en este viaje.
–...pero no puede ser,si tiene otro nombre… –razonó Lui-
sa.
–Pues tiene otro nombre, pero es que no se parece... ES
Sofía.
–Eso no tiene sentido,Nico;Si fue secuestrada y desapare-
cida ¿cómo iba a resultar aquí? Psss ¿precisamente aquí?
–no sé,pero es ella
–Según lo que usted me cuenta, Nico; esa tal Sofía está
muerta. Esta es una vieja que se parece un montón, o que a
usted se le parece un montón,pero ya.No vaya a atormentarse
¿si? –le frotó la espalda.
Llevaban susurrándose mutuamente varios minutos, for-
mándose entre su grupo de visitantes, hasta que uno de los
guías empezó a hablar en voz alta.Iban a adentrarse en la isla.
Lo que había en la pantalla de su laptop, cuando estuvo
de regreso en Bogotá, no eran sus fotos al lado de su esposa,
ostentando los lugares cuyo aire había respirado,como siempre,
en alguna pose de éxtasis o gratitud a la vida. No. Esta vez, su
viaje había virado inesperadamente y lo que estaba viendo,eran
páginas viejas de noticias,entradas de blog de diversos autores,
algunos videos y el artículo enWikipedia sobre el trágico episo-
dio que había vivido de cerca hacía casi diez años.
Juan Manuel
Sosa Porras
Colombia
18
En las profundas oscuridades del tiempo moraba la nada.
Carente de forma y color, sus insulsos días transcurrían
en caminatas por el universo de los silencios, sus pasos
lentos le indicaban que existía y sin sobresaltos deambulaba por
los innumerables pasillos estelares.A veces bostezaba, aunque
no sabía,ni se preguntaba el motivo,tampoco tenía palabras su
permanencia. Idas y vueltas, descansos y abúlicos paseos con-
formaban su estadía. La nada resistía y anulaba sin querer cual-
quier cambio o situación novedosa.
Polvos siderales testigos de otros tiempos, tenuemente ilu-
minados,rodeaban aquel sector donde la nada orbitaba sin senti-
do;sombríamente levantaba su cuerpo y lo llevaba hacia los mis-
mos circuitos cotidianamente, desgastando su invisible ánimo,
desovillando su imperceptible ser.Sin conciencia volvía y parecía
controlar los aires sin temperaturas y revisar los otros cuerpos
inertes,tan desdichados como la nada misma.Además de vacíos y
oquedad sólo la quietud,residía en aquellos páramos.
La nada continuaba en sus inútiles viajes por lo que consti-
tuía sus terrenos circundantes.Un soplo de ausencias la debilitó
y sin saberlo tomó un descanso, una breve siesta en la mitad
de sus giros acostumbrados. Al dormir ocurrió al extraño, un
sinnúmero de imágenes acudieron a su ser, luego de aparecer
formaron otras imágenes y así hasta que su sueño de pobló de
sueños. Sorpresivamente surgieron luces brillantes y también
melodiosos sonidos.Al despertar la nada sintió algo por primera
vez,no sabía que era pero le producía una especie de felicidad.
Intentó nuevamente descansar, aunque no pudo, entonces vol-
vió a sus recorridos.
Tiempo después ya estaba preparada para dormir y así lo
hizo,accediendo nuevamente a esas sublimes imágenes de algo
superior y divino que se formaba. Superior porque excedía lo
El origen
de la dualidad
Luciana Gurciullo
Argentina
19
Argentina
que ella hubiera podido imaginar, y divino porque le causaba
sensaciones desconocidas y nuevas,la nada sentía dentro de ella
un poder que no le era propio, un regalo de los tiempos. Inex-
plicablemente en cada sueño la invadía el amor, sin embargo
hacia el final de esos delirios se presentaba un profundo dolor.
Entendió sin proponérselo que aquello era confuso y desafiante.
Los días vacíos comenzaron a tener un objetivo,cada paso
se cargó de velocidad, y apareció en sus estados cotidianos la
duda, esa terrible perseguidora del sosiego, la calma que antes
era su única y conocida estancia,duraba poco,casi desaparecía.
Sintió por primera vez ansiedad,y sus ojos se llenaron de impa-
ciencia, no podía explicar que sucedía, dentro o fuera de ella
algo se anunciaba o tal vez había llegado su final. No se conso-
laba con sus explicaciones,se dio cuenta que su lenguaje se nu-
tría de palabras,era necesario nombrar cada sensación,aunque
no era claro el para qué.
El amor en su interior aumentaba y el dolor disminuía,
pero lejos de desaparecer se manifestaba intermitente, como
quien avisa que algo ignoto va a ocurrir.La nada temía y lamen-
taba entender que pronto, en cualquier instante debería tomar
una decisión,queriendo dilucidar qué era decidir.Y entonces se
preguntó sobre ella,sobre su origen.Desconocía cualquier dato
hasta las primeras imágenes que se le presentaron,estas sólo se
referían a luces brillantes y colores extraños. En los siguientes
sueños había escuchado lejanos sonidos, y haciendo memoria
por primera vez recordó que algunos sabores llegaron en esos
sueños.Posiblemente era la materialidad la que estaba transfor-
mando su mundo o por lo menos lo que ella había decidido que
se llamara así.
Los sueños que le mostraban imágenes claras se volvie-
ron parte de su completa existencia,ya no soñaba,ahora creaba
Luciana Gurciullo
20
en su mente futuras existencias, posibles circunstancias donde
no había soledad ni silencio, donde el espacio se llenaba de
elementos, de movimientos de algo que aún no se animaba a
nombrar. Sabía con seguridad que sería muy importante y po-
siblemente peligroso. Eso la atormentaba, lo que se anunciaba
era sobrecogedor, inusitado, innombrable. Su cuerpo amorfo se
tornó,primero difusamente y luego nítidamente,en un refugio,
en un hogar, allí sin ánimos y sólo con terror entendió que ella
crearía algo mayor,algo incontenible.
El momento anunciado llegaba y se lo anunciaron las os-
curidades alojándose para dar su lugar a las luces,la nada se vio
engrandecida, rodeada de deseos, de esperanzas, de promesas,
de voces,de brillos,de alegrías,de llantos,de miedos y de sacri-
ficios. Era imposible interpretar tanto y tan variados mensajes,
acudían a su ser infinidad de sensaciones, disfrutaba y sufría.
Agradecida de tantas exigencias y tolerancias, de aquellas her-
mosas sensaciones que la rodeaban,se sintió importante,se vol-
vió capaz,el poder estaba en ella y demostraría por primera vez
su audacia y señorío.Absorbió aquello que se le otorgaba y se
fundió con cada elemento cercano que acudía al origen. Había
una fiesta la felicidad se presentía. Explosiones y calor inunda-
ban los tiempos.
En aquel inestable espacio de sobresaltos y angustia supu-
so acertadamente que alguien ocuparía su lugar, que ese anun-
cio indicaba que lo que ella había sido cambiaría totalmente
dando paso al otro ser a quien entre tantos desvaríos, alucina-
ciones y expectativas se animó y nombró vida, dejando su ser,
pudo observar que su hija no se le parecía,tal como lo esperaba
y relajando su cuerpo sintió el mismo espasmo que acababa de
sentir. Entregando su último respiro contempló extasiada que
una segunda hija completaba su desaparición.Aturdida por el
episodio no logró descifrar si su hija vida era una con dos for-
mas opuestas o si en verdad había creado a otra hija más,y por
las dudas la llamó muerte.
Luciana Gurciullo
Argentina
El origen de la dualidad
21
Mar J. Frometa
Nicaragua
El regreso
Me llamo Pablo como mi padre, como mi abuelo y mi
bisabuelo, creo que incluso como mi tarara abuelo.
Soy un hombre de campo, como la mayoría de mi fa-
milia crecí en un pueblito pequeño en las afueras de Managua
llamado“El crucero”.Hasta el nombre del lugar le hacia honores
al mismo,con una irónica similitud macabra del destino.
Las familias en este lugar se agrupan por miembros de has-
ta 10 o más personas. Según los viejos la comida basada en fri-
joles y tortillas de maíz, sumado a la temperatura baja del lugar
eran las principales causales de la sobrepoblación.Estas familias
numerosas se mezclan entre ellas mismas,al final el pueblo esta
habitado por parientes,cercanos o lejanos.
En este poblado alejado de la civilización todo se sabe.En
un lugar donde la escases de trabajo y la pobreza predominan,la
mas mínima noticia se vuelve la sensación de último momento.
El caso de Gisela Rodríguez, fue uno de los más aterrado-
res de la ciudad. La familia se mudó al pueblo cuando yo tenia
apenas 3 años.En ese entonces la muchacha tenía pocos meses
de vida. La llegada de los Rodríguez hizo levantar expectativas
a muchos en el pueblo. Las hermanas eran mujeres hermosas,
de ojos celestes y de piel blanca, que para la gente de por aquí
era algo difícil de no admirar,tomando en cuenta que casi todos
somos mestizos y menos agraciados.
La mayor de ellas era la madre de Gisela, la cuál estaba
casada con un señor de esos que manejan camiones en las ca-
rreteras; el hombre casi nunca estaba en casa, con ausencias
prolongadas que luego terminaron por convertirse en años.Ella
fue la única de las tres hermanas que permaneció en el pueblo,
con el tiempo quedó sola en compañía de sus tres hijos:Gisela
y sus hermanos gemelos.
Mi amiga Gisela era una chica callada,con un carácter re-
M
arFrom
eta
22
Mar J. Frometa
traído,pero con una belleza que pasaba de lo físico a lo de más
adentro. En aquellos años el hijo de doña María Elena, la dueña
del mini super central,también la enamoraba.Se rumoreaba por
esos años que ella se aprovechaba de la condición económica
del joven y conseguía muchas cosas para alimentar a su madre,
que abandonada por su padre apenas tenía como sobrevivir.
La muchacha crecía en el pueblo, siendo envidiada por
las demás chicas en la escuela. Ella era dueña de la mirada y
atención de los chicos mas guapos del pueblo, y los de mejor
condición económica.Esto segundo,era vital para sobrevivir en
esta zona árida, donde quienes tenían mayor fortuna y trabaja-
ban debían transportarse a la ciudad que queda a mas de 12 km
de distancia. Sin embargo, a Gisela no parecía interesarle nadie
en este pueblo.Ella tenía un aire de princesa de los cuentos de
hadas y sabía muy bien lo que quería.
En una ocasión,recuerdo haberla escuchado decir que en
unos años se marcharía e iría a casa de su tía menor, a estudiar
en una universidad en la capital, decía que quería ser doctora
para curar enfermos y salvar vidas.
Lo que afirmó ese día no estaba lejos de la realidad,cuan-
do termino las clases en la secundaria se marchó del pueblo una
mañana.La madre viajaba a la capital para verla,y afirmaba que
su hija se negaba a poner un pie de vuelta en el pueblo.
Por aquellas cosas del destino que nunca logramos com-
prender Gisela decidió regresar al pueblo después de 15 años
de ausencia; ahora era una doctora y trabajaba en el hospital
central de la capital.Aquel día tomó el auto que le regaló su es-
poso, el doctor González, y manejo por la carretera de regreso
al pueblo. Dicen que ella quería sorprender a su mamá para su
cumpleaños y había preparado un regalo especial para ella.
Hoy mientras la veo,después de tantos años sin verla,me
Nicaragua
El regreso
23
Nicaragua
Mar J. Frometa
parece dormida en un sueño sereno.Aunque tiene la misma ex-
presión de hace años atrás, con unas leves marcas por el pasar
de los años,estas eran casi imperceptibles,estaba hermosa.
Su cabeza descansaba en su ataúd como quien duerme
un plácido sueño, y sus brazos inmóviles reposaban tranquilos.
Aquella figura inerte,parecía sacada de uno de esos cuentos de
Disney. Le habían puesto un vestido para cubrir su cuello y co-
locado un pañuelo en su cabeza para cubrirla toda.Quien diría
que hace unos años esa pequeña boca, sonreía amablemente
mostrando aquella dentadura,blanca y casi perfecta.
El auto se estrelló del lado derecho contra un camión que
subía la colina que está a la entrada del pueblo,a escaso medio
kilometro de la entrada. Al parecer ella Perdió los frenos y la
falta de pericia del chofer y una mala maniobra provocaron el
impacto.Su cuerpo quedo con quebraduras en todas partes,sin
embargo,su rostro no sufrió daño alguno.Era como si un ángel
hubiera protegido su cara de diosa pero, el golpe craneal fue
fulminante.
Aquel día, el padre vio a su hija, tras casi 20 años de au-
sencia,contempló aterrado su cuerpo envuelto en el amasijo de
lata, carne y sangre. Habían planeado aquel encuentro después
de mucho tiempo.Aquella noche antes de salir había bebido,
para tratar de calmar el ansia del reencuentro y el cargo de con-
ciencia que tenia por haberla abandonado.El alcohol aún corría
por sus venas y perdió el control del camión en plena carretera.
El silencio en el entierro fue lacerante, la madre de negó
a escuchar lágrimas. Los llantos se escuchaban hacia adentro.
El espacio en el lugar de redujo, muchos fueron a despedirla.
Gisela,la chica más hermosa que ha vivido en el pueblo estaba
muerta.Había perdido su vida en manos de su propio padre.
24
Como un rayo de fuego el dolor le atravesó la cabeza,
pretendió abrir los ojos y el esfuerzo acrecentó su su-
frimiento, sin entender qué le pasaba intentó recordar
por qué estaba en la cama y qué le había ocurrido, lentamente
fue recordando y entendiendo, un sollozo le subió impetuoso
desde el fondo de su pecho, con esfuerzo acalló el desborde y
pensó:–Creo que me desmayé…
Con su pensamiento aún aturdido comenzó a recordar,la
discusión con Enrique, su desmedida violencia y ese estúpido
deseo de ella de apaciguar o entender porque tanto exceso y
ese límite que sabía no debía trasgredir y que algunas veces in-
conscientemente lo hacía al gritarle que se calmara, al instante
vio la furia en su mirada y quiso salir,escapar,segura que había
roto la débil compuerta que lo llevaba a ese estado de locura al
que tanto temía.La experiencia le gritó que se alejara de él,tenía
una fuerza y una furia incontenible cuando quebrantaba la frágil
medida de su frialdad o su indiferencia.
Sin saber cómo se desprendió de su mano y corrió hacía
el jardín que daba a la calle, la distancia no era pequeña, pensó
que lograría abrir la puerta antes que la alcanzara sabiendo que
estaba siempre con llave, pero al menos allí no se atrevería a
seguir gritando y amenazando por la proximidad con los veci-
nos.El piso de la entrada a la casa estaba mojado y ella descalza
resbaló, cayó hacia adelante, se apresuró a incorporarse, no lo
logró.Enrique ya estaba sobre su espalda,sintió los golpes en su
cabeza,golpes fuertes,intentó cubrirse con ambas manos y en-
tonces la tomó del pelo y encarnizado subía y bajaba su cabeza
golpeándola contra el piso, cruzó sus manos sobre la baldosas
protegiendo su cara y asustada comenzó a gritarle que la dejara,
que la soltara,que no la golpeara,los insultos le nacieron súbitos
sabiendo de antemano las consecuencias,pocas veces se arries-
Ella y
su silencio
Inés Insua
Inés
Insua
25
gaba a provocar aún más su furia, sintió que no le importaba, y
ésta vez los esgrimía desde su lugar de impotencia y vulnerabili-
dad como una suerte de devolución a tanta humillación,parecía
que su demanda lo exaltaba más aún y siguió gritando, alguien
pasó por la vereda de enfrente, eran varias personas, no las po-
día ver pero las escuchaba.
– ¿Qué pasa,qué pasa?_ Dijeron.Él se incorporó de inme-
diato y alzando la voz dijo:– Mira el escándalo que estás hacien-
do…–
Y rápidamente entró a la casa. Escuchó el silencio, los de
enfrente se marcharon y ella quedó allí tirada boca abajo, gol-
peada,avergonzada,herida.
Se incorporó como pudo y entró,se refugió en el cuarto y
se derrumbó en la cama,la cabeza,su cabeza con ese dolor inso-
portable.–Tengo que mojarme con agua fría para calmarme,me
tengo que levantar, no puedo, me duele demasiado, tengo que
pedirle que me ayude….
Hasta allí los recuerdos,la oscuridad,la inconsciencia.Aho-
ra otra vez el dolor agudo, inaguantable, la realidad, su horrible
realidad.
Los golpes en la puerta de calle la sacaron de sus pen-
samientos, reconoció las voces, Guillermo con su familia, con
tantos niños, una visita de domingo, para charlar y tomar unos
mates y ella allí, en ese estado, escuchó que preguntaron por
ella,se incorporó y fue al baño,se mojó cien veces la cara con el
agua fría, el dolor no se iba y sus ojos estaban hinchados, tomó
dos analgésicos juntos, se recompuso con pudo y salió.Ante el
asombro por el aspecto de su rostro dijo: –Tengo una horrible
rinitis desde temprano y al acostarme y al quedarme dormida se
hincharon los ojos y la cara.–
Nadie le creyó,lo leyó en sus miradas compasivas,disimu-
lando lo mejor que pudieron, callaron por un instante y luego
todo siguió como de costumbre, la ronda del mate, el televisor
con el futbol,los chicos jugando,entrando y saliendo,igual que
siempre.Solo ella con su dolor,con su vergüenza,con su humi-
llación.Ella y su silencio.
Inés Insua
26
Cómo no mencionar a este excelente escritor recordan-
do una de sus novelas:Venganza de Ángeles, donde su
protagonista era una joven abogada con toda la capaci-
dad y ahínco para triunfar en un mundo patriarcal,enfrentando
no a pocos problemas y con un final que deja a más de uno con
un sabor amargo y teniendo la sensación que mucho de lo que
hizo fue en vano.
Pero en este caso hablamos de otra novela, de menor ca-
lidad narrativa, aunque pudo ser pie para la mencionada en el
párrafo anterior.
Sheldon gusta de tener protagonistas mujeres, y Más allá
de la medianoche no trae a dos de ellas.Lindas,inteligentes,em-
poderadas.Pero,ambas locas por la aprobación de los hombres,
y una literalmente loca de venganza por un muchacho que hace
tiempo la olvidó. Es que este hombre disfrutaba de estar con
muchas señoritas, o eso nos hace entender en varias partes de
su libro. Como que su belleza viril no puede ser más que apro-
vechada de esa forma. Quizás sea algo de la época cuando se
escribió,por la década del 70.
Volviendo a las protagonistas, nos encontramos con Ca-
teherine, norteamericana, sumamente inteligente, universitaria,
encuentra su primer trabajo como asistente de Bill Fraser, un
empresario de la publicidad,con excelentes contactos.Por otro
lado vemos a Noelle,francesa,cuya beldad le permite ser mode-
lo y cuya inteligencia le permite lograr lo que se propone.
La historia,bellamente relatada,nos sumerge en la vida de
ambas protagonistas, con un marco cronológico hacia adelan-
te, y en cada título, de forma alternada, vamos conociendo sus
pensamientos e ideas,ya que ambos muchas veces se relatan en
primera persona.
Mas allá de la
medianoche
SIDNEY
SHELDON
Andrea V. Sela
ENSAYO
Argentina
Andrea
Sela
27
El punto de encuentro de ambas es el capitán Lawrence
Douglas,Larry,quien en un principio promete a Noelle volver a
verla para casarse con ella,situación que nunca llega a cumplir-
se.Este hecho parece marcar un antes y un después en ella,y la
lleva a contratar un investigador privado para saber que sucede
con Larry.
Catherine,en un acto arrebatado de amor,apenas conoce
al capitán decide casarse con él,dejando de lado al bueno de la
historia,Bill,porque las protagonistas tienen que elegir al chico
malo si no,no habría un conflicto en el libro.
Entre idas y vueltas vemos como Noelle persigue a su anti-
guo amante para darle un poco del dolor que ella sintió al espe-
rarlo, desaprovechando las oportunidades que se están dando
en su vida.Vemos también a Cat, quien se da cuenta que sus
instintos la previeron del esposo que ahora tiene.
El final, claramente tiene que darse, Larry dominado por
Noelle debe asesinar a su esposa quien no quiere otorgarle el
divorcio. La “muerte” de Cat, y como desencadenante, el juicio
por asesinato de estos dos primeros.
En conclusión, el libro cuenta con una lectura fácil, con
tramas y diálogos muy bien pensados,especialmente en la parte
del proceso judicial, y con personajes bien definidos, algunos
rozando el cliché.También vemos una interesante relación de
historias,que de una u otra forma confluyeron con un final que
no hace más que dejarnos con varios interrogantes,o al menos
a mí. Pero estos ya van en cuanto al escritor y que situaciones
tenía para terminar la novela o si la pensó de esa forma apenas
empezó a escribirla.
No considero que la misma sea lectura recomendada.
Existen libros mucho más interesantes por leer.
Andrea V. Sela
Argentina
28
En la época actual, el misterio cobra fuerza, cobra vidas;
hombres y mujeres encargados de practicar la justicia se
alejan de su trabajo e inician un recorrido por la senda de
la corrupción, de la maldad, que los corroe de tal manera, que
sólo sus cuerpos son externamente humanos.
La sombra de un humano yace muerta dentro de un capa-
razón que sólo es marioneta de maldad. Pasa el tiempo, y entre
tanta maldad, ocurren cosas misteriosas nuevamente, porque
ha llegado a afectar hasta su máximo ser amado, su madre, su
vínculo familiar, al punto que la tranquilidad que ofrece la casa
materna, que es sinónimo de paz y añoranzas de niñez, se ha
perturbado.
Sus padres sufren al ver el fruto de sus entrañas,de su tra-
bajo y su dedicación, convertirse en algo que destruye la espe-
ranza de la humanidad,esa que juró defender con ética y profe-
sionalismo.Con un dolor muy profundo en sus corazones,sólo
desean que está trágica realidad termine,ya imaginan cómo será
su final;sólo desean que termine.
Es allí cuando resurge de nuevo la verdadera razón hu-
mana de existir,de ser humano,de volver a vivir;ya es un poco
tarde,el daño ya está consumado y la verdadera justicia amerita
sea castigada por sus actos cometidos consciente o inconscien-
temente.
La justicia a sido aplicada, pero no como debe ser, por-
que lo ocurrido a pasado a otro extremo, que sólo se puede
comparar con la más cruenta práctica de justicia hecha por la
mano del hombre a su medida para provocar terror y dolor en
la humanidad.
Se aplica una justicia que se solidariza con la justicia que
aplicaba la ahora ajusticiada;causaba dolor,terror,horror,y aho-
Justicia vs.
Justicia
Mateo Cañas Fuentes
Perú
M
ateo
Cañas
Fuentes
29
ra la historia ha dado un giro y ha vuelto con fuerza para hacer
sentir en carne propia eso que un día,consciente o inconscien-
te, libre u obligada, hizo con precisión y sin el más mínimo te-
mor.
El tiempo no dio, ni dará tregua, no tiene, ni tendrá prisa,
no hubo,ni habrá nada que lo detenga en su misión.
Ha sufrido las penas y el rigor del sufrimiento,pero no tie-
ne fin.Sus errores quizá no fueron suficientes para tanto dolor y
maldad puestos en práctica en su cuerpo y en su alma,pero ya
nada lo puede revertir.
Morirá con esa tragedia en la cabeza, tan joven como el
primer día que vivió lo que le hicieron.Ya no habrá tiempo para
más odio y menos para cobrar con dolor lo ocurrido,sólo queda
el perdón y la paz espiritual.
El tiempo y ella, son testigos de lo cruel que es la bestia
cuando es alimenta con odio.
Mateo Cañas Fuentes
Perú
30
Lo despertaron unos extraños ruidos provenientes del es-
pacio exterior:Al principio creyó que eran las turbinas de
un avión, acercándose. Se asomó a la ventana esperando
verlo pasar por sobre el edificio de departamentos donde se en-
contraba,pero no,nunca apareció.Continuó un minuto inmuta-
ble,hasta que no resistió más y se vistió rápidamente para salir a
la terraza,a pesar de que eran las tres de la madrugada.El cielo
estaba estrellado y el frio del sereno se hacía sentir como un
manto de escarcha envolviéndole el cuerpo,aún tibio,al salirse
de la cama.Permaneció otro rato expectante,rodeado de silen-
cio,cuando de pronto volvió a escuchar el mismo sonido,pero
esta vez con mayor intensidad.Venía de todas las direcciones,el
ruido llegaba como en ondas envolventes y comenzó a inquie-
tarse más y más,hasta que una luz blanca y brillante en forma de
cono se posó sobre su cabeza y luego una fuerza descomunal lo
encumbró hacia las alturas,en cuestión de segundos.
Despertó acostado en un campo sembrado de amapo-
las rojas,mientras el disco dorado del sol le acariciaba el rostro
y unos sonidos de trompetas celestiales anunciaban un nuevo
día.Trató de incorporarse, pero el cuerpo se le negaba a des-
prenderse de ese lecho tibio y reconfortante,como jamás había
sentido. Recordó a alguien decir por ahí, que la sensación de
bienestar que se siente viajando en coche, (de ahí que mucha
gente se quede dormida), es lo más parecido al placer expe-
rimentado por el ser humano, antes de nacer, refugiado en el
vientre materno.
Más tarde se durmió con placidez entre la suavidad y per-
fume de las flores. En sueños pudo ver a un inmenso león re-
costado a su lado y más allá en una verde pradera, a un rebaño
de ovejas pastoreando apacibles. Una indescriptible sensación
Golpeando las
puertas del cielo
Ruth Angélica
Avallay
Ruth
Angélica
Avallay
31
de paz lo envolvía todo a su alrededor, pero sin saber por qué
razón no podía despertarse y ponerse de pie para disfrutarlo
todo mejor.
De pronto el león giró su cabeza en dirección a él y co-
menzó a hablarle:
–Esto es lo que tendrás.Tus ojos llegarán a más distancia y
podrás tomar cualquier cosa.Tienes que animarte. Hace dema-
siado tiempo que deberías haber tomado otra decisión.Es mejor
que cambies de plano para ver qué sucede contigo.
Diciendo esto el rey de la selva se incorporó y sacudió su
melena al mismo tiempo que un poderoso rugido salió de su
garganta,como un estruendo.
Luego despertó en medio del mar, flotando en una cama
de espuma blanca, más suave aún que el campo de flores aún
más confortable. Miró en dirección al cielo y vio a un ángel to-
cando una trompeta que no dejaba oír ningún sonido, o al me-
nos,él no lo escuchaba.Entonces el ángel lo miró y comenzó a
hablarle,pero tampoco resultó,era como si estuviera dentro de
una burbuja hermética en un mundo donde reinaba un absolu-
to silencio.
Mientras entre las esponjosas nubes, otros bellísimos se-
res angelicales danzaban al son de una música que se apreciaba
mágica y celestial.
Se volvió a dormir sin entender lo que sucedía y despertó
en la cima de una montaña tratando de ponerse de pie, con di-
ficultad, pero con la firme intención de lanzarse al vacío, preso
de una intensa crisis existencial:
Desprovisto de amor,apego a la vida y a la belleza de todo
aquello que la constituía; unos instantes previos al final, se des-
pojó de su ropa, de los cigarrillos, las anfetaminas, el alcohol y
otras sustancias toxicas y se arrojó al abismo.
Las luces de las ambulancias y los sonidos ensordecedores
de las sirenas lo despertaron camino al hospital, a su lado su
padre,sujetándole las manos,gritaba:– ¡No te mueras hijo mío!
Un médico le practicaba resucitación y un enfermero le
hacía compresión en la herida de un costado que empapaba de
sangre las sabanas de la camilla, después de que se tirara de la
terraza a cinco pisos de la acera y por milagro cayera sobre un
coche,el cual,amortiguó la caída,evitándole una muerte segura.
A medida que iba recuperando poco a poco la conciencia,
reconoció unos bellos ojos claros que lo miraban con infinito
amor y con voz firme y potente le animaba diciéndole:–_Debes
luchar hijo, vamos no aflojes, mantente despierto, debes volver
a la vida. Mientras tanto, de alguna radio cercana, se escuchaba
su canción favorita:´”Tocando las puertas del cielo”.
Ruth Angélica
Avallay
32
En el vuelo 452 de Air Emiratos, provenientes de Beirut,
toman el vuelo Alí Al Alí, 32 años, barba de varios días,
tez bronceada,aro de oro en oreja izquierda,traje oscuro
Dior y zapatos negros, y Al Kalin, 34 años, rasgos similares, jean
azul gastado, botas texanas, camisa a cuadros rojos sobre azul,
cabellos largos terminados en cola, tatuajes en el cuello y en
ambos brazos.Gesticulan entre ellos a la vez que hablan inglés.
Ambos con pasaportes falsos. Han integrado el grupo de tareas
que realizó operativos terroristas en Londres,en Madrid y el úl-
timo operativo en Berlín.Pertenecen al Hezbollah,organización
terrorista palestina. Luego de hacer escala en Holanda donde,
después de partir son informados de la presencia de los mismos.
Tanto el FBI, la Mazad y la Policía Federal Argentina dan cuenta
del arribo de ambos sujetos alAeropuerto internacional de Ezei-
za el Domingo 4 de Noviembre a las 21:45.
La idea es atentar contra La Casa Rosada,Balcarce 50,Bue-
nosAires.
-¿Por qué rosada? –PreguntaAlí.
-¡Aquí,la homosexualidad está permitida!-AduceAl.
-Sus vecinos uruguayos permitieron la marihuana y los ar-
gentinos agrandados no quisieron se menos.-ConcluyeAlí.
La misión de Hezbollah comenzó a tener problemas desde
que desembarcaron, ya que su equipaje fue enviado por error
a República Dominicana en un vuelo turístico de Copa Airline.
Después de peregrinar por diferentes oficinas y no pudiendo
comunicarse bien por su defectuoso castellano sin los modis-
mos porteños como el emplear palabras al revés, el lunfardo y
otros, salieron del aeropuerto aconsejados por funcionarios de
la línea aérea para volver al día siguiente.
Hezbollah
en Argentina
José Alberto Marsilli
Argentina
JoséAlberto
M
arsilli
33
Los dos terroristas tomaron un taxi a la salida del aero-
puerto, y el conductor al notar que eran extranjeros los paseó
tres horas por la ciudad,para finalmente abandonarlos en proxi-
midades de Fuerte Apache, luego que al parar en un semáforo
tres cómplices del taxista los asaltaran, robándoles sus efectos
personales, pasaportes, (eran copias de los originales) costosos
celulares y computadoras.
-¡Esto no es joda, hermano! ¡Resultó más fácil el atentado
al Puente de Londres!-ArguyeAlí.
-¡Más difícil que jorobar a un camello!-AlegaAl.
Los musulmanes luego del salah, su rezo diario pudieron
quedar con algunos euros que traían escondidos dentro de las
medias y salieron de ese lugar gracias a un camionero entrerria-
no que los levantó cuando estaban haciendo auto stop.
El lunes a Las 7:30 de la mañana y gracias a su entrena-
miento de guerrilla en Líbano logran tomar un tren y llegar a un
hotel de Plaza Once.Toman un baño caliente, casi hierven en
el intento. El conserje del hotel los auxilia con Pancutan, para
las quemaduras, que ignorando que hacer con el producto, lo
toman con cucharas. Luego alquilan un auto, ambos con dolo-
res terribles de panza y se dirigen nuevamente al aeropuerto,
determinados a secuestrar un avión -como estaba planeado- y
estrellarlo contra la Casa de Gobierno.
Camino al aeropuerto encuentran cortada la ruta debido
a manifestaciones de Los piqueteros, Polo Obrero, empleados
estatales, jubilados, docentes , congresistas y jueces en huelga,
demorando más de 3 horas y sufriendo roturas de vidrios y abo-
lladuras en el automóvil.
A Las 12:30 deciden volver al centro de Bs.Aires, allí bus-
can una Casa de cambio para convertir los pocos euros que les
quedaban luego de los robos.Recibieron por consejo de un em-
pleado del banco, comprar Lebac, letras del Banco Central con
vencimiento a 30 días.
-¡Nos garcaron!-Asienten,mirándose.
Por fin los terroristas llegan a las 15:10 al Aeroparque de
Bs.Aires para secuestrar un avión y cumplir finalmente su mi-
sión. Pero Aerolíneas Argentinas está de huelga por más salario
y menos trabajo. Los controladores de vuelo también están de
paro (quieren equiparar su salario con el de los pilotos y sena-
dores).Los demás vuelos se acoplan al paro.Ni los pájaros vue-
lan en solidaridad con los huelguistas.
El único avión que está en la pista es un Piper Aircraft
M600 turbohélice perteneciente a un conocido político corren-
tino...pero el turbo no ha sido conectado aún.Su conexión de-
pende de un depósito a la cuenta de la empresa fabricante y una
autorización para que la misma pueda construir puentes con
sobreprecios en la facturación.
José Alberto Marsilli
Argentina
34
Los empleados de las aerolíneas y los pasajeros están en
el hall del Aeroparque, protestan y gritan cánticos contra el go-
bierno neoliberal. Otros cantan a favor de Cristina. Un Coro se
acopla y canta a capela “Lunita Tucumana” y luego empalman
con el chamamé “El toro” El aeropuerto se transforma en pista
de baile.Llega la Policía aeroportuaria y reprime a todos,incluso
a los musulmanes que son detenidos y llevados a la delegación
de la Policía del Aeroparque, acusados de tumulto, destrozos y
resistencia a la autoridad.
A Las 18:10,en un descuido policial (cambio de Guardia),
los terroristas escapan utilizando técnicas de disuasión aprendi-
das de sus colegas talibanes.Saben que el objetivo va a ser difícil.
A Las 22:20, sucios, golpeados y con hambre, deciden co-
mer algo en un restaurante cercano al Aeroparque. Piden mi-
lanesas con papas fritas y gaseosas. Escapan sin pagar, técnica
adoptada en los duros entrenamientos en la tundra siberiana.
Recién dos días después se pueden recuperar de la intoxicación
producida por la carne en mal estado y gracias a que los hospita-
les son gratuitos.La ambulancia que los encuentra desahuciados
pertenecía al gremio de la carne y fueron tratados mejor que a
los animales,era la primera vez desde que llegaran al país.
El domingo a las 15:30 los hombres de Hezbollah salen del
Hospital de Clínica y llegan cerca del estadio de Racing Club,
en Avellaneda. Los barrabravas los confunden con hinchas de
Independiente y les dan una soberana paliza, no pudiendo de-
fenderse pese a estar entrenados en diferentes artes marciales,
como Kun fu,Aikido, Karate,Yudo y Trompa don. El jefe de los
barrabravas (un sujeto apodado“el manga larga”,que no le hace
asco a nada y menos a varones) viola reiteradamente a los mu-
sulmanes.
A las 19:45 finalmente quedan liberados,con dolores terri-
bles en todo el cuerpo, especialmente en la zona proctológica,
más Alí, que sufría de hemorroides En la vereda del frente ven
un bar y deciden pedir para tomar un buen vino argentino. El
mozo aparece con dos iracundos vasos largos con un vino es-
pumante. Lo toman a fondo blanco. Les tratan de cobrar como
si hubieran tomado un alto vino Malbec Enrique Foster cosecha
2010. Escapan sin pagar, técnica adoptada en los severos entre-
José Alberto Marsilli
Argentina
Hezbollah en Argentina
35
namientos de los marines yanqui en las Rocallosas.Vuelven al
hospital nuevamente ya que lo que les sirvieron era vino Tetra-
brik adulterado.
El día siguiente a las 22:30 siendo presa del pánico,Alí y
Al huyen espantados en dirección a Paraná, Entre Ríos, en un
camión de electrodomésticos de la conocida red Megatone,que
es asaltado cruzando Rosario por piratas del asfalto.
Doloridos, golpeados, hambrientos, sin un Euro y con el
culo estropeado, sin poder ya caminar ni sentarse. Son levan-
tados por un vehículo de una ONG que defiende los derechos
humanos que los traslada hasta Chajarí.Deambulan por la calle
Urquiza y se van a reposar a la plaza San Martín,donde unos pi-
bes los convidan con Paco.Desquiciados y sin poder pensar se
acuestan en la puerta de la Iglesia MaríaAuxiliadora,donde una
catequista se apiada de ellos y les trae agua y un par de choripa-
nes.El móvil de la Policía Federal detiene su marcha,los despierta
y al no tener documentación alguna,los encierran en una celda
común.Al día siguiente comienzan los trámites de deportación.
Nunca se los vio tan felices.Hablando y gesticulando entre ellos
deciden que a su regreso al cuartel de Hezbollah,propondrían a
sus jefes establecer un acuerdo con el gobierno argentino,para
ser asesorados en un entrenamiento especializado en Anarquía
Social.Alí le sugiera aAl evitar de cualquier forma el regreso.Se-
rán juzgados y empalados por no cumplir la misión.Al llegar la
hora del salah,se arrodillan y agradecen aAlá.El municipio local
los contrata como salvavidas en el Complejo Termal. Más tarde,
ya dominando el idioma,incluso el regionalismo de arrastrar las
“rr”, hacen amigos en el boliche de moda,“Gigante” Un vier-
nes por la noche son atacados por doce borrachos mal.Usando
las numerosas tácticas de combates aprendidas,la banda recibe
una tremenda golpiza. Desde ese día trabajan los viernes como
custodios del boliche.Las minas se les regalan.Una semana más
tarde abren un gimnasio de Crossfit.Los turnos se agotan en un
par de horas. En éste momento están tratando de comprar un
departamento en pleno centro.Ya compraron dos Jeep con los
que se han unido a la famosa vuelta del perro los sábados por la
tarde,los domingos y feriados.
José Alberto Marsilli
Argentina
36
Yo,tenía que empezar con esta palabra obsoleta mi histo-
ria,mi breve historia que es casi una anécdota.No tuve
tiempo para nutrir de pasiones y dolores mi biografía
truncada.Tenía 17 años,qué se puede esperar de un chico de 17
en circunstancias que le sobrepasaban por completo. Imagino
que muchos se preguntarán si era virgen todavía,y bueno,no,no
lo era. Pero tampoco tenía una novia como se supone debería
tenerla. La castidad, pesada como una piedra atada a las alas de
un gorrión,me la quité en el campo mismo de batalla.Por 4 se-
manas estuve enamorado de la prostituta sueca que fue cariño-
sa conmigo y me ahorró el esfuerzo de explorar con torpeza su
sexo sabio.Se me notaría en la cara quizás,pero ella sabía que yo
no sabía,así que se hizo cargo.Por su edad indeterminada sentí
que era mi madre,mi hermana,la novia que nunca tuve,hasta mi
abuela.Fue todo lo que tenía que ser para mí,así que fue lo me-
jor que una mujer podría ser.Pensé por varios días que al volver
a mi tierra,por la cual estaba cada segundo en peligro de muer-
te,sería feliz visitando burdeles,encontrando a todas las mujeres
que mi imaginación quisiera en una sola,y le sería fiel,¿por qué
no? Llegué a verme en un colorido futuro como a un rufián
enamoradizo de corazón delicado, inescrupuloso y de mirada
melancólica,esa clase de Romeo por el que todas las meretrices
enloquecerían y por nada más le otorgarían gratuitamente sus
lechos.Y no solo sería gratis:se disputarían el honor de tenerme.
No estaría solo ni una sola noche cuando volviera, me sentiría
amado, y siempre, a la única que yo amaría siempre sería a la
primera, a la que se llevó mi infancia entre las paredes de lona
de una tienda de campaña.Se llamaba Josefine.O tal vez saldría
directo a buscarla como un loco,con la seguridad de que ella es-
taría esperándome en cualquier sitio lejos de las trincheras y los
tanques y las órdenes de los sargentos,cada vez más nerviosos.
José
Shirley
Caballero Sahonero
Bolivia
37
Luego dejé en suspenso mi romance imaginario para dar lu-
gar a la guerra y las ganas de matar que a uno le nacen des-
de los genes más antiguos, de esos días en que los homo
sapiens debíamos salir a cazar para comer, y también,
por un trozo más de carne o un mejor lecho bajo las ro-
cas, aprendimos de igual manera a eliminar a los rivales.
En las trincheras se tiene la ocasión de mirarse sin las máscaras
y vestiduras con que la civilización oculta nuestra visceral sed
de sangre,nuestra vieja amistad con la muerte propia y la ajena
también. Se puede ser asesino y suicida a la vez allí donde más
vale un deceso rápido que una vida agónica,y para ganarse ese
trofeo hay que ser osado, veloz y despiadado al momento de
prodigar la muerte a los otros para atraer las balas de varios
fusiles, así no fallan y se ahorra uno el espanto de quedar heri-
do y terminar pisoteado por la tropa que avanza enloquecida o
huye atemorizada. O peor aún, acabar abandonado junto a los
cadáveres pestilentes sin fuerzas para darse un tiro de gracia, o
en muchos casos,sin manos para poder tomar por última vez un
arma.En fin,la guerra atrae más guerra y se nota en el concierto
de los gritos de dolor siempre in crescendo de los moribundos.
Yo, nuevamente me nombro porque soy un recuerdo para mí
mismo, y me echo de menos.Añoro el sabor de las naranjas, de
la sopa de setas que hacía mi madre en invierno y los sueños
húmedos que me inquietaban antes de aprender a empuñar un
arma.Fantaseaba con llenarme la boca con los senos de una mu-
jer mayor que no fuera mi madre,y que sería la más hermosa de
la tierra aunque yo no fuera particularmente agraciado. ¿Cómo
sería, por otro lado, tener mi miembro en la boca de ella que a
punta de misteriosos movimientos me llevaría de paseo al reino
del placer? Yo, que al menos pude hacer el amor con Josefine
una sola vez,no hice todo lo que deseaba,en 10 minutos no se
logra más que empezar a creer en la realidad de la excitación y
la erección que aparece y desaparece rítmicamente entre unas
piernas calientes. Pero le agradezco, y más que gratitud, tiene
que haber sido amor, porque me dio el derecho de abrazarme
Shirley
Caballero Sahonero
Bolivia
38
a su recuerdo en el peor de los momentos que se puede vivir,
y si un recuerdo perdura por sobre el miedo y la muerte, sólo
puede tratarse de amor.Incluso,cuando las balas silbaban sobre
mi cabeza,alcancé a olvidarlas por unos instantes para recordar
su piel mientras acariciaba mi fusil. Su tacto húmedo y pegajo-
so, su espalda suave con las costillas algo marcadas, y los senos
aproximándose a mi boca para luego alejarse en ese vaivén si-
milar al trote ligero de un potro que luego,al ritmo del corazón
desbocado, empieza a acelerar con los ojos cerrados y termina
por lanzarse en estampida solitaria al abismo lleno de vapores
del orgasmo.Jose,así la llamé al sobar sus caderas sobre las mías,
al apretar la carne de sus glúteos transpirados. El sudor que se
deslizaba de mi vello púbico hasta la colchoneta no era solo
mío, también provenía de ella junto a los jugos de su pubis os-
curecido por gruesos vellos apelmazados.¿Sería mi semen ese lí-
quido lechoso que los envolvía? Sí,en ese momento sabía que sí,
y me sentí orgulloso como si hubiera ganado todas las medallas.
Jose,antes de retirarse y dar por finalizado lo que sería para mí el
mejormomentodemiexistencia,seinclinólosuficienteparaque
mi lengua rozara uno de sus pezones,me miró a los ojos sonrien-
doyconunbesoenlafrentemeaseguróqueeratodounhombre,
que le gustaría volver a verme.Yo le solté un“te amo”sincero,y
sin tener nada más que mi nombre y el de mi regimiento anota-
dos en un papel que llevaba encima desde mi enlistamiento,se
lo puse en la mano izquierda haciéndola cerrar los dedos sobre
él.“Nos volveremos a ver”,le susurré.Cuando se arregló la ropa
y salió apresurada acompañada de los vítores de mis camaradas,
dos lagrimones se escurrieron hasta secarse entre mis cabellos. 
Lo que no sé es en qué momento llegó esa granada que nos par-
tió en varios segmentos a 3 o 4 que nos acurrucábamos en aque-
lla zanja,pero al parecer fue mientras pensaba en ella y su sexo.
Debo añadir,ahora que tengo tanto tiempo para recordar,
que de mis cortas incursiones guerreras no puedo aseverar que
maté a alguien,aunque sí disparé muchas veces.Quería y no que-
ría hacer blanco,y si mis intenciones se hubieran traducido en las
Shirley
Caballero Sahonero
Bolivia
39
balas de mi fusil,entonces a lo sumo habré causado alguna herida
de poca importancia.Los veteranos de 20 años sí que apuntaban
bien y daban en la cabeza o el pecho de alguna humanidad,ya no
tenían miedo ni piedad ni remordimientos.Yo sí.Imaginaba que
existían entre los franceses chicos que aún no conocían mujer,
y esa situación los transformaba en niños.Matar niños es indig-
no, y no es algo que quisiera hacer, sean del bando que fuesen.
Volviendo a mis últimos momentos en la zanja, el caso es que
dejé mi cuerpo entreverado con partes de otros cuerpos, fue
rápido.Lo que me llevó tiempo entender es lo que siguió a con-
tinuación,que se resume en el lugar donde estoy ahora.
Habrá pasado meses, no sé. Sucede que desperté aquí, en
esta habitación en Suecia,donde veo a Justin o Josefine engordar
el vientre día a día,sentarse frente a la ventana del espacio donde
come y duerme y quedarse pensativa por horas.Por las mañanas
cuida a 2 o 3  niños de las vecinas, le preguntan cómo está y le
dan ánimos para sobrellevar su supuesta viudez.Es evidente que
no sospechan de su anterior oficio en tierras alemanas. En una
ocasión se encontró con un soldado que estaba de paso, quien
la reconoció y, riendo, procuró hacerle daño comentando que
pronto nacería un hijo de puta más,mientras le miraba el vientre.
Esa noche lloró mucho y yo le decía que el tipo era un imbécil y
que ella se veía hermosa, ambas aseveraciones eran ciertas, por
supuesto.Pero ella no me escuchaba,vamos,ni siquiera percibía
mi larga presencia a su lado.De pronto sacó el papel que tiempo
atrás le había dado,leyó mi nombre,el que tuve,y se acarició el
vientre sonriendo con tanta tristeza que me dolió.
“Jose, ¿por qué estoy aquí? ¿Tú sabes?”, la interrogué a
tiempo de entender quién era el padre de su hijo y de estar de
acuerdo en que allí era el lugar donde debía yo estar,allí estaba
mi hogar. Es serio el asunto, en serio amo a esta mujer, Jose.
Pero los finales felices no son posibles cuando uno se encuentra
muerto y vivo a la vez,de modo que,como el hombre de la casa
que soy ahora, he decidido que apenas vea la luz el muchacho,
nos iremos los tres.Al final,es para eso que vine. 
Shirley
Caballero Sahonero
Bolivia
40
No sé por qué razón, cada vez que discutimos con Ma-
riana vengo aquí, de suerte que estas últimas semanas
la biblioteca se ha transformado en el lugar que más
he visitado. Supongo que, si lo pienso profundamente, debería
entender que algo no anda bien. En un comienzo, solo entré
aquí por pura curiosidad: el exterior del edificio me llamó la
atención y mis ojos de arquitecto se vieron atraídos como por
un imán al pasar por la puerta y ver esta bella construcción,de
estilo gótico,que se levantaba en medio de un barrio monótono
lleno de casas de fachadas racionalistas.Ojo,no digo que no me
guste ese estilo; es más, nuestra casa es una de ellas, con líneas
rectas, cortes puros, limpia y minimalista. Pero este lugar tenía
algo que me atrajo apenas lo vi,de modo que no pude contener
las ganas de conocerlo.
Apenas crucé las dos grandes puertas de madera, miré
directamente hacia el techo y pude ver el arco apuntado y la
bóveda de crucería compuesta por arcos que se cruzan diago-
nalmente, llamados nervios, con una clave central; también los
muros, adornados con grandes ventanales con vidrieras que
permitían que la luz del sol entrase y bañase todo el espacio
con suaves tonos multicolores que caían sobre las mesas y las
iluminaban. Me quedé hipnotizado mirando hacia allí; solo me
trajo de vuelta el ruido del carrito de la bibliotecaria que pasaba
a mi lado mientras llevaba muchos libros apilados rumbo a las
estanterías.
—Permiso,señor.
—Sí,disculpe,pase usted.
La miré por unos instantes, ya que su fisonomía me hizo
recordar a mi maestra de primer grado, la señorita Celia: una
dama delgada de pelo canoso con su pelo lacio recogido con un
rodete y que llevaba sus lentes con una cadena dorada de la que
La biblioteca
Lily. G. Rafferty
41
colgaban cuando no los usaba. Sin darme cuenta, sonreí por el
recuerdo. Cuando volví de él, pude notar que uno de los libros
se había caído del carrito.Fui hasta él y lo tomé.
—Señora,se le cayó…
No pude terminar la frase. Noté que era una novela ro-
mántica: Los viejos puentes de madera. Eso me hizo pensar en
Mariana: era su libro favorito. Lo abrí y, sin darme cuenta, me
puse a leerlo hasta que una nota escrita en lapicera me llamó
la atención:«Hola.Siempre te veo aquí,en la biblioteca,leyendo
este libro.Se lo pides a la señorita Elga todos los días desde hace
semanas.He querido acercarme a ti,pero no quiero molestarte.
Espero que no te enojes por que haya escrito el libro: no tenía
un lápiz, y antes de perder el valor usé lo que tenía a mano. Mi
nombre es Juan». Rápidamente volteé la página y pude notar
que allí había una respuesta escrita en el margen superior:«Hola,
Juan, soy Marta. Sí, este libro me gusta mucho. Cada día lo leo
con la esperanza de que ella tome coraje y abra la puerta del
auto. ¿Cuál es tu libro favorito?».Ahí pude notar que debajo de
esa frase figuraba escrito solo un título:El peregrino.Miré todas
las demás páginas, con la esperanza de poder seguir el hilo de
la conversación,pero allí no había nada más.Lo cerré,me dirigí
a la zona de novelas y busqué en los estantes el libro mencio-
nado. Encontré dos ejemplares. Los tomé y comencé a hojear
el primero de ellos. «Nada, acá no hay nada», me dije mientras
lo volvía a colocar en su lugar.Luego hice lo mismo con el otro
y, apenas pasé un par de páginas, pude leer lo siguiente: «Hola,
Juan.Gracias por tu recomendación,el libro es muy bonito.Vine
ayer y me di cuenta de que te busqué entre quienes estaban
leyendo. No sé si estabas y si me viste. Espero leerte pronto.
Marta». La mirada me llevó a recorrer la página para encontrar
la respuesta a su nota: «Hola, Marta. Sí, ayer te vi y me dio una
Lily. G. Rafferty
42
gran alegría ver que te dirigías a buscar el libro.Esperé a que te
fueras y corrí a él para leer tu mensaje.Me gustaría presentarme
e invitarte a tomar un café uno de estos días, ¿qué te parece?».
Volteé la hoja y noté que allí habían escrito El principito.Volví a
colocar el libro en el estante y,sin siquiera pensarlo,fui a buscar
el título mencionado. Sin querer, me estaba sumergiendo en la
historia y quería conocer más de ella.
—Mamá,si me vieras ahora:¡tanto que te critiqué con tus
novelas!
Aquí estaba yo,queriendo conocer más sobre Marta y Juan.
Para mi desesperación, el siguiente se trataba de un libro
muy popular,un clásico,razón por la cual en el estante eran cin-
co y, por lo que noté, faltaba uno más. Sin perder tiempo, tomé
todos los que había y los puse sobre la mesa.Los fui examinan-
do con detenimiento uno tras otro sin encontrar nada,hasta que
solo me quedó un último ejemplar sin revisar.Esperaba que en
ese estuviera lo que buscaba. Lo abrí, pero, al igual que con los
otros,no encontré nada escrito.
—Será el que aún no devolvieron.
Empecé a mirar a la gente,tratando de reconocerlos.Bus-
caba algo que me llamara la atención, pero nadie allí estaba le-
yendo El principito además de mí.
—Creo que tendré que esperar un poco para conocer el
próximo capítulo.
Fui hasta el estante y comencé a poner los libros en orden
cuando, detrás de mí, sonó el sonido del carrito acercándose.
Volteé para ver y la bibliotecaria tenía en su mano el ejemplar
que faltaba.
—¿Me permite? —le dije sin esperar a que lo dejara allí.
—Sí,por favor,tenga.
Lily. G. Rafferty
La biblioteca
43
Elga me dio el libro y continuó su recorrido por entre los
estantes.Me senté y lo abrí.Apenas pasar la primera hoja,pude
ver escrito: «Hola, Juan. Me encantaría tomar ese café y poder
al fin conocerte. Espero noticias tuyas, cappuccino mediante».
Sonreí al ver que debajo decía lo siguiente:«Marta,te espero ma-
ñana a las 17 hs en el bar que está frente a la plaza.Me recono-
cerás por que estaré leyendo Juan Salvador Gaviota.Te espero.
Juan».
— ¡Sí! —grité sin darme cuenta, lo que hizo que varias
personas se voltearan hacia mí—. Perdón —me disculpé de in-
mediato.
Tomé entonces el libro y lo dejé en el estante nuevamen-
te. Cuando estaba por salir, miré el reloj y vi que eran las 17.30
hs.Intercepté a Elga,que venía caminado por el pasillo,y la hice
detenerse.
—Perdone, ¿sabría usted decirme cuándo devolvieron el
ejemplar de El principito que me dio recién?
—Sí,claro,fue justamente ayer
Le agradecí y salí de allí rápidamente. Crucé la calle para
llegar al bar que está frente a la plaza.Empecé a observar a todos
los que estaban allí sentados. De pronto, en el fondo del salón,
junto a una ventana, pude ver a una pareja de ancianos charlar
sonrientes mientras disfrutaban de un cappuccino: él vestía un
elegante traje gris,con una rosa roja en su solapa;ella,un vestido
rosa,con su pelo blanco peinado con ondas sujetas con un par
de peinetas a ambos lados.Su cartera estaba sobre la mesa junto
al sombrero de fieltro gris de él, que descansaba sobre la tapa
del libro Juan Salvador Gaviota.
Lily. G. Rafferty
44
Sinopsis
La historia se desarrolla en torno a las vivencias surgidas
entre dos hermanos, que han quedado huérfanos a cau-
sa de la accidental muerte de sus padres. Una tía suya
se hace cargo de ellos, los cría y educa hasta que deciden, en
su mayoría de edad, abandonar su tutela, marchando cada uno
hacia distintos lugares. Durante los años que conviven juntos,
se suceden situaciones muy comprometidas referidas al sexo.
Como consecuencia de ello, su cariño aumenta a medida que
transcurre el tiempo, pero, más tarde, el destino se encarga de
enfrentarlos a la realidad,y les inflige,en sus propias carnes,do-
lorosas experiencias.
El sexo,intriga,violencia y amor que se generan en la no-
vela,envolverán al lector en un mundo entretenido e interesan-
te hasta llegar al final de su desenlace.
Todo personaje que aparece durante el transcurso de la
obra, lleva adosada su propia historia, aunque la vida de cada
uno se irá complementando,de un modo casual,con las del res-
to,para llegar a confluir todas en un conglomerado imprevisto.
Capítulo 1
Esta enmarañada historia tiene su comienzo en Toledo,
concretamente en la céntrica y concurrida calle Comercio. En
medio de ese bullicio, una muchacha se empeñaba, durante su
día de descanso,en relajarse mediante un pequeño paseo por la
ciudad, aunque el continuo alboroto y el trabajo de esquivar a
tanta gente no le favorecían demasiado. Buscaba un lugar tran-
quilo para pensar con claridad y poner en orden sus ideas. De-
cidió salir del intenso tumulto y dirigirse hacia la calleTrinidad,
La cueva
del acicate
Helio Díaz
Helio
Díaz
45
una zona más tranquila, donde residía actualmente. Su carácter,
en general,era alegre,pero ese día no estaba para tirar cohetes,
en el sentido literal de la palabra. Caminaba cabizbaja, pensan-
do en todo, y en nada. El ruido de los coches no le perturbaba
tanto como las personas. Cualquier chico, en tal situación, se
dedicaría a patear todo cuerpo inanimado que hallara a su paso,
ya fueran botes o piedras, pero claro, eso no estaría bien visto
en una chica.A pesar de ello pudo más el ímpetu del desahogo,
y comenzó a golpear todo cuanto se ponía a su alcance.Pero la
desgracia se cebó con ella,pues una de las piedrecitas que salían
despedidas, fue a dar, con tan mala fortuna, en el parabrisas de
uno de los coches que estaban aparcados.El dueño,casualmen-
te, se encontraba en su interior trasteando sobre una carpeta
repleta de documentos.A consecuencia del sobresalto recibido,
el hombre soltó lo que tenía entre manos,quedando,el interior
del coche, abarrotado de papeles. El tipo era bastante obeso,
tenía escaso pelo sobre las sienes y llevaba unas gafas con crista-
les de grueso calibre que indicaban una creciente miopía.Quizá
su gordura fue lo que le causó la complicada salida del vehículo
y,de esa manera,le dio una ligera ventaja a la chica para alejarse
del lugar de los hechos. Desvió la vista hacia donde creyó que
provenía el dichoso objeto,pero no divisó a nadie para culparle
de ello. Giró su cabeza hacia el lado contrario y pudo observar
a una joven que caminaba con paso impreciso y aparente dis-
tracción. Supuso que era la culpable al advertir el pataleo que
realizaba con todo lo que hallaba a su paso.
—¡ Eh,oiga,señorita! —Gritaba el hombre.
Pero esta no se percató de las voces y continuó adelante.
Aquel volvió a insistir una y otra vez hasta que, un transeúnte
que venía en sentido contrario, le advirtió de la llamada. Ella se
volvió y contempló a alguien que gesticulaba y señalaba con la
mano hacia el coche.La chica le miró,se encogió de hombros y
continuó con su cansino caminar.
—¡Maldita sea mi suerte! —Renegó el hombre, mientras
se adentraba en el coche pasando nuevos apuros—. ¡Ya es el
segundo cristal que cambio en un mes!
Helio Díaz
46
Más tarde se dispuso a recoger los papeles, no sin antes
echar una última mirada furtiva por el retrovisor hacia aquella
endemoniada chiquilla que doblaba la esquina de la calle Santa
Úrsula,perdiéndola de vista poco después.
Nuestra joven se dirigía hacia el estrecho callejón de Santa
Úrsula. Con los brazos cruzados y con la mirada clavada en el
suelo, no pudo prever que un joven se hallaba atareado en la
limpieza de los cristales de un escaparate.Cuando se halló a su
altura,tropezó con él,y este,a su vez,con el cubo que mantenía
lleno de agua jabonosa.Ambos fueron a parar al suelo armando
un tremendo alboroto. El eco de los ruidos llegó a oídos del
dueño de la tienda,el cual salió raudo a interesarse por lo suce-
dido.Para entonces,la muchacha ya había logrado incorporarse,
pero el chico todavía andaba por los suelos intentando ponerse
en pie, pues el líquido derramado sobre la acera le provocaba
sucesivos resbalones. La mala suerte quiso que, tras el último
patinazo, quedara con la cabeza colgando sobre el bordillo. Un
sexto sentido le obligó a retirarse de su incómoda posición al
ver que un coche se acercaba a toda velocidad.Aun así,no pudo
impedir que este,al pasar sobre el pequeño charco que se había
producido,salpicara su rostro.
—¡Pero…! —Exclamó el dueño—. ¿Se puede saber qué
demonios ha ocurrido aquí?
—Lo siento.—Se disculpaba la joven—.Iba distraída y tro-
pecé.
Cuando la chica se dispuso a ofrecerle su mano para ayu-
darle a incorporarse, observó, disgustada, cómo aquel contem-
plaba sus piernas aprovechando la corta falda que llevaba, en
lugar de prestar atención al apoyo que le proporcionaba ella.En
primer lugar,se puso colorada como un tomate y,posteriormen-
te,retiró la mano que le ofrecía al joven,al tiempo que se dirigió
hacia él para increparle su acción.
—¿Qué estás mirando? —Le reprendió.
—¡Tienes un precioso final de piernas! —Le dijo mientras
sonreía.
—¡Vete a la mierda,gilipollas!
Helio Díaz
La cueva del acicate
47
Y a continuación se alejó corriendo de allí como si le per-
siguiera el mismísimo diablo.
—Vaya genio que se gasta esa chiquilla,¿eh? —Argumentó
el dueño,al tiempo que le tendía una mano al chico.
—Ya lo creo,pero no esperaba que se enfadara de esa ma-
nera.No lo dije con mala intención.
—Olvídalo, hijo, recoge un poco esto y vamos a comer,
que se hace tarde.
Antes de internarse en la tienda, padre e hijo decidieron
fijar su vista, unos segundos más, sobre la chica que corría ca-
lle abajo. Esta no se percató de que, en su alocada carrera, iba
mostrando las bragas, llamando poderosamente la atención de
todos los transeúntes. Estos se apartaban para cederle el paso,
y se giraban después con el fin de observarla con más detalle.
El cansancio le obligó a detenerse durante unos minutos
para hacer acopio de fuerzas. Una vez recuperada, prosiguió
hasta la Plaza del Consistorio y continuó por elArco del Palacio
hasta desembocar en la calle Trinidad, donde actualmente resi-
día.No solo tenía molidos los pies,sino todo el cuerpo,pero aún
más le dolía su interior, pues la rabia e impotencia le embarga-
ban por el ridículo sufrido.
Unos antiguos recuerdos se erigieron como preferentes en
su atormentada cabeza. Habían transcurrido ya cinco años sin
tener noticias de su hermano. Le echaba de menos.Teo, como
le llamaba ella, decidió marchar a trabajar al extranjero, según
le contó él. Su rostro se borró casi por completo de su mente,
pero a pesar de ello,no cejaba en su empeño de reconstruir de
nuevo esa cara que tantas veces besó y tomó con sus manos
para decirle entre caricias:“¡te quiero!”. Un recuerdo especial,
cuando se hallaba a solas, era una llamativa cicatriz que tenía
su hermano en la ingle. Cuántas veces, siendo niños, le mostró
aquella herida a su hermana para que le curara ella misma,hasta
llegarse a cerrar por completo.Tampoco había que romperse
las vestiduras por tal hecho. Ellos lo veían como cosa normal,
siendo hermanos.Tampoco se avergonzaban por tal nimiedad.
Helio Díaz
48
Habían salido a pasear tras la función de teatro que aca-
baban de ver,estaban inquietos y no deseaban ir a casa
aun, a pesar de que era un poco tarde y, se notaba la
humedad de la noche.Violeta se arropó con su abrigo negro y
su chal violeta que se enroscó en el cuello como para darse un
poco de calor,y Mario con su chaquetón gris y su corbata violeta
resultaba muy elegante;ambos pensativos,quizá por la obra que
habían contemplado que pareciera que representara a su vida,
porque se comportaban como los actores en escena, distantes
y callados con paso firme por una calle céntrica y transitada de
Madrid, y, sin mirarse a la cara; no sabían cómo dirigirse la pa-
labra y decirse lo que tanto tiempo llevaban ocultándose.Atrás
quedó aquel amor incondicional lleno de algarabía y de sueños
con proyectos de vida futura que les inundó en otra época. El
tiempo tal vez había llevado a ambos al hastío y,ahora cargaban
una vida tediosa que más bien era una representación de cara
al lugar de clase media alta,donde habitaban en una lujosa casa
que se les había quedado enorme. Ninguno de los dos quería
dar el paso que hace muchos otoños debieron dar.Creían que el
motivo era su hija María,que estudiaba en Londres ajena a la si-
tuación que acaecía a sus padres.Ellos trataron siempre de ocul-
tar el ambiente por evitarle sufrimiento, y porque creían que
tendría solución,pero tal como en la obra cuando la hija se mar-
chó el escenario empeoró y, ambos comenzaron a hacer vidas
separadas en la casa y solo hacían vida conjunta en las salidas
sociales,a la ópera,o teatro,de forma que al acabar la función ya
no tenían nada que decirse.Él era un abogado de prestigio y se
casó con Violeta muy enamorado, pero pronto le fue infiel con
una compañera del gabinete donde trabajaba y lo ocultó bastan-
te tiempo,era muy tradicional y guardaba las formas con mucha
discreción como se hacía en la época. Comenzaba la democra-
La despedida
Isabel Hernández
España
49
cia en España, pero la palabra democracia quedaba muy ancha
para las personas vulnerables;aún el hombre tenía muchos po-
deres sobre la mujer. Ella profesora de inglés en la Facultad de
la Universidad Autónoma de Madrid era una privilegiada,según
su marido; desempeñaba su rol de mujer trabajadora y ama de
casa; doble papel que las mujeres aceptaban para sentirse más
liberadas, pero en realidad trabajaban el doble por la mitad de
precio, porque su trabajo de ama de casa no se le reconocía,
incluso por las propias mujeres,y más si tenía ayuda de servicio
en casa. Lo cierto es que salvo alguna excepción las mujeres
siempre llevaban las de perder en todos los sentidos.Las madres
eran las que educaban en la mayoría de los casos trabajaran o no
fuera de casa;los hombres cuando se casaban pretendían que su
mujer hiciera también de madre era“la pescadilla que se muer-
de la cola”.Violeta aspiraba a la igualdad algo insólito en la vida
social a la que pertenecía,pensaba que iba a cambiar el mundo
con su trabajo en la Facultad,hasta sus compañeros de trabajo la
miraban con extrañeza cuando oían sus tesis y muchos se reían
a carcajadas en su cara,pensando si estaba delirando,— ¿cómo
pretendía imponer igualdad entre hombre y mujer? Eso era una
broma, —decían riendo, ¿si hasta sus madres hacían distinción
entre ellos y sus hermanas?, todo estaba programado para que
el hombre de la casa fuera distinguido y la mujer lo asumía sin
rechistar. La abuela de Violeta le contaba, — que se había pros-
perado bastante, que en sus tiempos la mujer que rechistaba
podían ingresarla en el psiquiátrico por loca, y que gracias a
Dios eso ya no pasaba,pero porque la mujer había aprendido a
callar y dar por buena toda disciplina impuesta por su padre o
por su marido y eso hacía la convivencia más fácil; —ya no se
oían tantos casos de mujeres ingresadas en los centros de trata-
miento mental,solo alguno aislado,— le seguía comentando su
abuela.Violeta no podía soportarlo y comenzó a echar en cara
a Mario, todo su trabajo en casa; La señora de servicio venía
solo por la mañana, y todas sabemos que la casa ocupa casi las
veinticuatro horas.Mario no solo no hacía nada en la casa,sino
que hasta tiraba la ropa al suelo por su lado de la cama creyendo
que se recogía sola.Violeta le explicaba —que debía recogerla
ella para que no la viera la señora de servicio, porque“nadie le
Isabel Hernández
España
50
tiene que recoger su ropa del suelo”,— es él el que se debe de
responsabilizar de su ropa,y echarla en el cesto de la ropa sucia,
¿tan difícil es de entender?,—le decía Violeta una y otra vez.La
convivencia se había deteriorado y estaban llegando al punto
en que no se sostenía, pero María era el amor de los dos y por
ella se estaban sacrificando. No se podía pensar en el divorcio
porque no existía y la separación solo podía ser si el hombre de-
jaba a la mujer; la mujer no podía dejar al hombre salvo alguna
excepción y, no estaba bien visto, enseguida le ponían mote a
ella si osaba irse de su casa,tanto si era con otro hombre como
si lo hacía sola.Le caía sobre su persona las más voraces críticas
no solo de hombres sino también de mujeres y, muchas aguan-
taban porque eran incapaces de soportar ese peso que arrastra-
rían de por vida.Sin contar aquéllas que los maridos ingresaban
en salud mental,los llamados“manicomios”de la época.Violeta
tenía alguna amiga ingresada en esos centros y alguna vez acu-
dió a visitarla no siéndole permitida la visita.Cuanto más rango
social más facilidad para el marido llevarla al médico de salud
mental,incluso obligada.Ni que decir tiene que todo se tapaba
y cuando salía a la luz, la mujer ya se había vuelto loca de ver-
dad, porque si no lo estaba al entrar allí dentro se volvía loca
cualquiera. Otro problema de Violeta era que su propia madre,
le aconsejaba que aguantara y que no contara esas cosas de Ma-
rio, que él era buena persona y el padre de su hija, y no debía
ponerlo en boca de que nadie supiera lo que decía ella,que no
la creerían y la que quedaba en mal lugar era ella.A su suegra ni
mentarla, por lo que no le quedaba más remedio que tolerar y
seguir sometida al mal trato psicológico continuo. Solo tenía la
esperanza de que la situación política cambiara y pudiera tener
algún lugar donde poder refugiarse.Admiraba a sus compañeras
de facultad,una inglesa y otra francesa,esa libertad y soltura con
la que se desenvolvían,era a lo que aspiraba.Ella con su sueldo
podía dejar la casa y alquilar un pisito pequeño para vivir sola y
con su hija,no necesitaba más,gracias a su trabajo lo podía con-
seguir; tenía claro que Mario no iba a abandonar su casa y sus
comodidades, él era de la alta sociedad madrileña, —decía que
con ella había perdido estatus. La clase social de Adelaida era
inferior y,se lo echaba en cara cada vez que le parecía.Adelaida
se sentía insultada y minusvalorada; con ello estaba ningunean-
do a sus padres y resto de familia, y de paso también a su hija,
pero él no se daba cuenta de eso o le daba igual, solo deseaba
hacerla sentir inferior, y ella se lo tenía que tragar y, se desaho-
gaba llorando en la soledad de su cuarto donde se refugiaba la
mayor parte del tiempo que estaba en casa.María solo venía de
vacaciones y a veces ni eso porque viajaba a otros lugares, con
lo que Adelaida no podía contar con ella para nada,además,no
quería que María supiera de su vida,de lo desgraciada que era,y
Isabel Hernández
España
51
cuando llegaba trataba de disimular y salía con ella de compras
y de paseo; hablaban de estudios y de otras cosas banales que
no le afectaran a la niña.Pensaba que para unos pocos días no se
los iba a amargar con sus problemas de pareja que además era
su querido padre,porque ella lo adoraba y él se derretía con sus
carantoñas y le daba todo lo que le pedía. Para María su padre
era sagrado, y ni a su madre le permitía hablar de él si no era
para alagarlo. Por ello Adelaida solo deseaba que su hija fuera
feliz y que no tuviera un mal concepto de su padre, deseaba lo
mejor para ella.
Adelaida sabía que no tenía a nadie con quien contar. Se
desahogaba alguna vez a escondidas con su amiga de colegio,
Ana,pero no podía venir a su casa ni ella iba a la suya.Ana vivía
en las afueras de Madrid, un barrio obrero; su clase social era
inferior y a Mario no le gustaba que la vieran con ella, —decía
que la desmerecía,y eso le afectaba a él que era su marido y lo
desprestigiaba.Adelaida sufrió mucho por ello porque quería a
su amiga,pero Ana no deseaba saber nada de Mario,con lo que
no había apenas relación. Solo se veían a escondidas en alguna
ocasión cuando Mario viajaba por alguna circunstancia. Enton-
ces aprovechaban y quedaban a comer por las afueras para no
encontrarse con alguien conocido que las pudiera reconocer y
luego contárselo a Mario.Ana le decía a Adelaida, —que lo de-
nunciara a la policía,o que consultara con una abogada.Pero de
sobra sabía Adelaida que los abogados se protegían entre ellos
y su marido era muy conocido; por otra parte, lo de la policía
era de risa pensarlo, sabía de casos donde se reían de la mujer
y llamaban al marido para que la fuera a buscar a la comisaría.
Su caso era como el de tantas otras sin solución, solo cabía es-
perar a que la situación cambiara.Ana era su amiga verdadera
y podía contar con ella, incluso irse a vivir a su casa hasta que
pudiera encontrar algo mejor.Adelaida lo sabía y se lo agradecía
en el alma, pero por ahora debía seguir esperando. —“prefiero
estar sola,ser pobre y libre”,— le decíaAna a su amiga.—“Ojalá
pudiera”, —le contestaba Adelaida con lágrimas en los ojos. Se
despidieron abrazadas, las dos llorando amargamente, como si
fuera la última vez que se vieran.
Adelaida caminaba tan absorta en sus pensamientos miran-
do hacia su interior,a su ahondado y desconsolado sufrimiento,
que no advirtió el coche que se le echaba encima cuando cruzó
la calle de camino a su casa sin mirar.Sintió una paz confina que
la colmaba de felicidad,cuando se vio por fin liberada y flotando
en un mundo excelso,sublime e idílico,desde donde observaba
en miniatura muchas personas corriendo, sirenas y neones de
colores que ya no iban con ella. Había conseguido la plenitud
que la transportaba al mundo perfecto, radiante, hermoso, el
mundo ideal,el de sus deseos infinitos.
Isabel Hernández
España
52
El 2 de diciembre último se conmemoró la trágica desapa-
rición de uno de los más grandes escritores de la literatu-
ra indigenista hispanoamericana, nos estamos refiriendo
al tayta andahuaylino José María Arguedas Altamirano, autor de
la célebre novelaTodas las sangres.
Esta obra publicada en 1964 se constituyó en una de las
mayores propuestas de su vasta producción literaria pues mos-
tró en ella una gran variedad de personajes de la sociedad pe-
ruana de la época en el marco de los conflictos,preferentemen-
te, sociales que afectan a las comunidades andinas por medio
del denominado progreso imperialista o contemporáneo como
se prefiera llamarlo.
El título de la novela responde a un afán de revelar a través
de espacios geográficos y sociales de nuestra serranía la consti-
tución de la sociedad peruana andina; esto es, la pluriculturali-
dad de nuestro país.
La agudeza narrativa de Arguedas induce a la reflexión de
los peligros que conlleva la intromisión de grandes grupos trans-
nacionales cuando recurren a diversas formas de corrupción y
de explotación que,en muchos casos,atentan contra la defensa
de los recursos naturales y contra la misma identidad indígena
bajo el esbozo ideológico de la modernización.
Es indudable que al tratar estos temas despertaría,en mu-
chos sectores de la sociedad criolla de ese periodo, innumera-
Manuel Alberto
Sedamano Ballesteros
Perú
M
anuel
Alberto
Sedam
ano
Ballesteros
La vigencia
de todas las
sangres de
José María
Arguedas
53
bles ataques como lo ocurrido en la mesa redonda organiza-
do por el Instituto de Estudios Peruanos en junio de 1965 y la
posterior publicación de Utopía arcaica de nuestro nobel Mario
Vargas Llosa. Sin embargo, considero que varios de esos argu-
mentos carecieron de objetividad y de precisión pues expu-
sieron razones políticas, históricas, sociológicas e incluso hasta
económicas cuando la propuesta de Arguedas es evidentemen-
te literaria:Todas las sangres propugna el respeto a la cultura, a
la naturaleza y a las formas de la tradición andina.
Esta novela rescata muchos elementos esenciales del
mundo indigenista desde el animismo hasta los ritos populares
como los entierros y las procesiones.Asimismo, resalta el valor
expresivo del quechua y el trabajo de la tierra de los antepasa-
dos en armonía con el ambiente natural.
Es innegable que es el lector quien valora e interpreta la
obra literaria según su experiencia,es decir,desde su compren-
sión y expresión del mundo.Todas las sangres representa un
estado de conciencia social (artística, moral, ideológica, entre
otros) que la vincula con la sociedad según las condiciones his-
tóricas y materiales del quehacer literario (complejidad social).
Esta novela es, sin lugar a dudas, una obra clásica de la
literatura peruana e hispanoamericana, puesto que, aún man-
tiene su capacidad artística de enfrentarse a nuevas lecturas e
interpretaciones,esto es,su vigencia enriquecedora infiere a di-
versos análisis en el ámbito literario y sociocultural.
Perú
Mundo de escritores   ed1 a1 - feb 2020
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Mundo de escritores ed1 a1 - feb 2020

  • 2. 2 C ompañeros y compañeras escritores y estimados amigos lectores: bienvenidos a la primera edición de nuestra revista Mundo de Escritores. Digo bien, nues- tra revista, porque este proyecto es algo conjunto, de todos nosotros, de los que escribís cada día en el grupo, de los que leéis y compartís vuestras opiniones, de los que nos habéis mandado textos para materializar esta idea, de los que habéis mostrado interés, de los que habéis ayudado con ilustración, edición, maquetación, selección, de los ar- tistas que estáis dispuestos a ser entrevistados y enseñar un pedazo de vosotros a la comunidad… por todos voso- tros y para todos nosotros, ¡felicidades! El objetivo de esta revista no es otro que el de crear un marco de exposición de talentos, un lugar donde podáis compartir vuestros escritos y por ello nuestra labor va a ser titánica para intentar daros toda la luz posible con un contenido que merezca la pena y que pueda llamar la aten- ción de muchos lectores para que os conozcan, de muchas editoriales para que puedan plantearse ofertas, de ilustra- dores para que puedan decorar vuestros textos y libros… el punto de encuentro de toda la gente que forma nuestra comunidad. Editorial Colaboradores: Diseño y maquetación: Mauricio Chaar Coordinación: Ana Monges B. J. Sal Equipo de lectura y selección: Sergio Chacón Erick Hernández
  • 3. 3 La revista tiene carácter mensual, comenzando este mes de febrero y saliendo los domingos más próximos al día 15 de cada mes para hacernos un poquito más llevadero las dos semanas que quedan hasta que empieza uno nuevo. Cualquier duda, cualquier sugerencia, cualquier deseo de ayudar más allá, no dudéis en consultarnos a mundodees- critores2019@gmail.com y desde allí evaluaremos vuestras propuestas. Acaba de arrancar este sueño conjunto y ahora solo nos queda que todos juntos sigamos dándole forma y alas para que vuele alto y tenga el mayor impacto en nues- tra comunidad. Con todo el afecto del mundo, el equipo de Mundo de Escritores © 2020 Mundo de Escritores. Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial sin nombrar la Revista Literaria Mundo de Escritores y sus autores. Cada obra es propiedad de su autor. Diseñado en
  • 4. 4 Índice Editorial Mundo de Escritores Una canaria de luz navegando la oscuridad Arima Rodríguez Vega 23 cartas de un escritor Daniela Admin Barragan Saldaña Atesorando recuerdos José Alberto Marsilli El Monstruo Nausa Juan Manuel Sosa Porras El origen de la dualidad Luciana Gurciullo El regreso Mar J. Frometa Ella y su silencio Inés Insua Mas allá de la medianoche Sidney Sheldon Andrea V. Sela Justicia vs. Justicia Mateo Cañas Fuentes Golpeando las puertas del cielo Ruth Angélica Avallay Hezbollah en Argentina José Alberto Marsilli José Shirley Caballero Sahonero La biblioteca Lily. G. Rafferty La cueva del acicate Helio Díaz La despedida Isabel Hernández 2 6 10 12 14 18 21 24 26 28 30 32 36 40 44 48
  • 5. 5 La vigencia de todas las sangres de José María Arguedas Manuel Alberto Sedamano Ballesteros Los enanos Francisco Juan Barata Bausach Otro cuento de Navidad Gustavo F. Espada V. Perseguido Tomás Granado Hernández Qué hacen Katiuska y Jimena en la esquina Jesús Castillo Soliloquios de lo aparente Edward Mosiah Álvarez Yucra POESÍA 10 Haikus Eugenio Leonardo Poveda Valenzuela Y la cobijó en sus brazos Helio Díaz Si tan solo supieras… Manuel Alberto Sedamano Ballesteros Descenso de tiranos José Jesús Mavo Salazar Frida Ivanna Elizabeth Martinez El borde de las palabras María Susana López Oda al lunes David Coloma García Eres mujer Manuel Serrano Funes 52 54 56 60 64 66 68 69 70 72 73 74 75 76
  • 6. 6 A rima, un placer tenerte en esta sección que estrenas tú en esta primera edición de la revista Mundo de Escrito- res. Para empezar, me gustaría que nos contaras un poco sobre ti, tu lado más personal y cómo empezaste en esto de la escritura… El placer es mío,me hace mucha ilusión inaugurar esta revista,a la que le auguro un futuro maravilloso. Realmente llevo escribiendo desde que era pequeña. Recuerdo en el colegio escribir sobre todo poesías de humor,mis compa- ñeros y hasta mis profesores se morían de risa. En casa, secreta- mente, escribía cada noche también en mi diario, inspirada por “El Diario de Ana Frank”, que lo leí con diez años y me marcó mucho. Más tarde comencé a escribir relatos y novelas como resultado de una necesidad de expresar mi perspectiva sobre las cosas y hoy en día,con 41 años,escribir se ha convertido para mí una tarea diaria e imprescindible. Tu primera obra “Los Crímenes de Ashton y Las Pesadillas de Uriel” la publicas en 2012. Me gustaría que le contases a los lectores de qué trata y qué van a encontrar dentro si se animan a leerla. La novela está situada en una ciudad ficticia en Europa durante la revolución industrial.El protagonista,Uriel,es un hombre adi- nerado que hace un juicio muy personal sobre la situación de miseria que le rodea y, descontento con todo, decide actuar al respecto a través de una práctica de moralidad dudosa. En sus páginas el lector encontrará un retrato de la sociedad que nos rodea,ya que es aplicable a la época actual,y de alguna ma- nera,creo que podrá sentirse reflejado en Uriel,que en realidad Una canaria de luz navegando la oscuridad ENTREVISTA Arima Rodríguez Vega España
  • 7. 7 es un héroe inmoral,con toda la ambigüedad que esto conlleva. ¿Cómo fue aquella experiencia y aquella primera vez a nivel per- sonal? ¿Qué cosas aprendiste? Primeramente me sorprendió en gran medida que una editorial decidiera apostar por mí, una completa desconocida. Después de enviar el manuscrito a unas Esta vez has optado por autopublicar. ¿Qué te ha motivado a pasar de una editorial a querer hacerte cargo tú de todo? Quiero conservar de por vida los derechos de todo lo que escri- bo y no estar agobiada por el número de ventas para que haya o no una próxima edición.Autopublicando decido y controlo yo sola todos los detalles, al fin y al cabo escribo por placer y no por negocio. Otra cosa es que se me presente en un futuro la posibilidad de vivir haciendo lo que más me gusta, aunque soy consciente de lo difícil que es. Y aunque lo acabas de publicar en Enero, ¿qué tal te está yendo esta nueva experiencia? Está siendo una experiencia maravillosa,a través de las redes se puede llegar a todo el mundo.Recibir feedback de personas que no conoces de nada y que te escriben opinando sobre el libro positivamente es toda una experiencia.Cuando veo que mucha gente le da a me gusta, retuitea o comparte y me ayudan así a difundirlo, concluyo que, a pesar de las muchas quejas que hay sobre las RRSS,en el fondo tienen un lado amable y maravilloso que nos representa como humanidad. ¿Tienes algún proyecto nuevo entre manos? Sí,en el 2004 comencé a escribir un libro de fantasía que luego quedó un poco olvidado en una carpeta llamada“Un sombrero azul de copa”.A raíz de la puesta en marcha de mi blog,comen- cé a extraer uno por uno los personajes de la novela y a escribir los relatos que cuentan cómo fueron sus vidas y cómo llegaron a Lacero,la ciudad donde transcurre la historia de“Un sombrero azul de copa”, creando así todo un universo que contiene ya ocho relatos y que probablemente contendrá alguno más en España
  • 8. 8 breve.Mi próximo proyecto es repasar ese libro,ponerlo al día y publicarlo, junto a todo el universo que ha crecido a su alre- dedor. Sobre el grupo Mundo de Escritores, nos gustaría saber cómo llegaste a él y qué opinión te merece. También te vamos a poner en un apuro para que nos digas al menos una cosa que te guste y otra que no te guste. Llegué a Mundo de Escritores buscando un grupo de personas que tuvieran la misma pasión que yo por la literatura.Aunque es- toy en varios debo decir,con total sinceridad,que es de los que mejor funciona,Ana es muy dinámica y los componentes son participativos y respetuosos. Como en todos lados cincuenta editoriales y que todas me fueran diciendo que a pesar de que la historia valía la pena no estaban en disposición de publicarme, el hecho de que alguien me respondiera positivamente fue algo con lo que ya no contaba. Tuve la oportunidad de presentar mi novela en La feria del li- bro de Las Palmas en 2012, lo cual fue todo un sueño hecho realidad. Sin embargo, resultó también un trabajo duro porque la editorial era muy pequeñita y tuve que encargarme de gran parte de la promoción, costearme los viajes a otras islas para presentarlo,transportar yo misma el material,etc. Fue una época divertida porque me llamaban de radios locales para entrevistarme, vecinos y amigos me pedían que les firma- ra el libro y conocí gente muy interesante: escritores, poetas y otras personas relacionadas con el mundo de la literatura. Y ahora, ocho años después publicas tu segundo libro “Pequeños Relatos Tortuosos”, una colección de historias de terror… Estuve una larga época escribiendo solo de vez en cuando,sobre todo por falta de tiempo,y más como una herramienta de catar- sis personal que con el fin de que nadie me leyera. Hace poco más de un año estuve enferma y comenzó a sobrarme mucho tiempo, así que decidí abrir el blog, elmundoenpalabras.net, y dedicarme a escribir a tiempo completo. Pienso que todos los relatos que componen el libro y muchos otros que tengo en el blog estaban agazapados en mi cabeza esperando la oportuni- dad para ver la luz. ENTREVISTA Arima Rodríguez Vega España
  • 9. 9 “Pequeños relatos tortuosos”es un conjunto de narraciones uni- das por el denominador común del terror psicológico.Creo que es sencillo empatizar con todas y cada una de sus historias por- que pretendo que sean una especie de espejo donde cada cual pueda mirarse y decidir si hay algo oscuro en su interior que reflejar en ellas. Muchos de los finales son abiertos y queda en manos del lector decidir cómo deben concluirlos e interpretar- los a su manera,para hacerlos aún más suyos. Siempre habrá que se porte mejor y gente que se porte peor,que estén ahí solo para compartir lo que escriben o que participen también en lo que hacen los demás, creo que eso es inevitable en la medida de que es inherente al ser humano. Ha sido un placer tenerte con nosotros estrenando esta sección de entrevistas. Por último y como despedida, manda un mensaje a todos los escritores del grupo. Primero que nada,dar las gracias a todos por leerme y explicar- les que he puesto el alma al completo en mis“Pequeños relatos tortuosos”. Me urge animarles a escribir, que no decaigan nun- ca, porque es una herramienta poderosa tanto para conocerse a sí mismo como para generar un elemento de cohesión social. Leer el interior de otras personas nos hace sentir comprendidos, acompañados y nos otorga la oportunidad de vivir otras vidas que de otra manera nunca hubiéramos podido conocer. ¡Gracias Arima! Como apunte decir que en el podcast“Historias para ser Leídas” podréis encontrar hasta cinco relatos suyos que han sido narra- dos y que son un éxito de descargas. España
  • 10. 10 Aquien corresponda: De pura miel no se escribieron las historias más famosas. Esas historias aventuradas con exitosos finales, si es que tuvieron suerte, suelen ser las más amargas.Yo por ejemplo, ni muy bello ni muy talentoso,soñador desde pequeño.Crecí escu- chando que moriría hambriento,que la medicina es la profesión de moda decía mi madre. ¡Hay de ti si te dedicas al arte! Decía mi padre,<esa pasión tuya te llevara al fracaso> Pero parece ser que no entiendo pues aquí voy otra vez en contra de todos,que- riendo hablarte de mis noches en vela,de cada día que he tocado puertas,de cuando la pobreza me alcanzo porque nadie creía en mí, mucho menos mi padre que casi me mata las frágiles espe- ranzas,ni un peso me apostaban y yo casi me doy por vencido. Menudas anécdotas,repetidas en cada uno de nosotros,pa- reciera que es obligatorio sufrir un rato para crear belleza. Sentencie mi camino desde que decidí dedicarme a este oficio, igual que todos mis colegas, igual que esos poetas locos, incomprendidos, igual que esos músicos alcoholicos compo- niendo desamor, igual que los famosos pintores que dibujan doncellas que les han dejado la vida a tonos grises, igual que los apasionados bailarines en los huesos con los bolsillos vacíos, igual que todos ellos soy yo,con la misma carga del bendito arte, arte traicionero que te destina al tormento para recupérate bello. Apostarle a mis ideales me ha salido caro, vivo en mundo poco creyente en el poder de los sueños, gente que ya no mira el cielo, gente que no busca, no persigue, gente con miedo en el terreno seguro que vive inconforme y me da malos consejos. Cuerpos sin alas con las piernas atadas al suelo.Ojala que un día un temblor no los mate. ¡En fin! No ha sido nada fácil ir en contra de estos humanos con tan poco amor, están muertos, los ha matado la falta de fe, 23 cartas de un escritor Daniela Admin Barragan Saldaña México
  • 11. 11 tienen miedo, viven con miedo, miedo de explotar una pasión, miedo de sacar a relucir sus verdaderos deseos, miedo hasta de sí mismos. Por fortuna aun no me canso de escribir,tengo pulso,ten- go vida y hambre de dejar un mensaje. Si no es escrito, saldré a contarlo, si la tinta no me alcanza me gastare la voz, usaré las manos y los pies, voy a pintar esta terca pasión por todos lados hasta que el mundo entero la vea,mi aventura apenas comienza; no se cual sea tu opinion,pero yo no me pienso morir sin haber escrito la historia del siglo,sin haberle gritado al mundo que los anhelos más profundos pueden hacerse realidad, ¡NO MI QUE- RIDO LECTOR! Este aferrado escritor no se despide sin haber dejado un mensaje que cambie la historia,ya perdí la cabeza y lo he dejado todo,ahora todos me van a conocer antes de que yo parta. Antes de que me despida todos sabrán de mi paso por esta tierra.Habré muerto cuando todos me hayan leído,cuando todos puedan ver la vida como yo y sentir en su interior las mieles de mi corazón.Entonces yo descansare en paz. Hoy aun no puedo darme por vencido,por estoy aquí,gas- tándome las palabras en este carta que estoy a punto de terminar, necesitaba hablar con alguien y no tragarme estas palabras, no ha sido nada fácil lo que llevo recorrido y pensé en ti como una liberación.Pero descuida que se me acaban las palabras,pero no se me han de terminar las ilusiones.Te veré otra vez estoy seguro, o al menos volveré a escribirte cuando se me vuelva a encender la inspiración,cuando tenga más historias que contarte,cuando esté listo nuevamente. Gracias por tu tiempo por dejarme des- ahogarme y es que mi tarea no es fácil, es mi misión en la vida contarle a cada ser humano como se pelea por un sueño,como se llora por él,como se sufre por él y como se disfruta gracias a él.Me prometí a mi mismo,a ti y todos ustedes que no descansa- re hasta motivarles las ansias de correr por las calles con sonrisas esperanzadas,hacerlos despegar y llegar lejos. Ahora ve a dormir,me imagino que mi carta pudo llegarte un poco tarde,descansa que yo seguiré esperando mi momento. Daniela Admin Barragan Saldaña México
  • 12. 12 Hay gente a quienes les gusta coleccionar recuerdos.Esos recuerdos que tratan de relatos breves con el tiempo se van expandiendo hasta llegar a ser cuentos, difícil de digerir para el escucha, por su extensión símil novela. Cada vez que se relata algo, éste va tomando una dimensión distinta. Sucede que la perfección de las conexiones entre las células que manejan el cerebro al sufrir un cortocircuito desvanece y provoca un caos entre el sujeto y su memoria confundiendo roles,nombres,tiempos y horarios A otras personas les va coleccionar cosas materiales,tales como bolitas de mármol,uruguayas o de plomo.Figuritas de un álbum que jamás se completó.En casa,mi mujer acumula cajas, cajitas, cajones, embases plásticos y de vidrio. Ropas de anta- ño, nada se tira, todo se almacena.Yo mi parte tengo estantes, anaqueles repletos de juguetes de mi infancia.Ropas que vestía mi padre, un abrigo utilizado en un día de calor en Filadelfia, influenciado por sus amigos.De mi madre,tengo el jardín lleno de camelias,su flor preferida.De mis hijos guardo sus primeras eyecciones estomacales, embasadas al vacío y puesta a dispo- sición de padrinos el día de sus cumpleaños.Tubos de ensayo con sus primeras orinas. Sus dientes de leche, propiedad del ratón Pérez,cuelgan en un collar que llevo en mi cuello,lo que me da una imagen de cavernícola.Algunos de ellos son dijes en la pulsera de mi mujer. Los primeros preservativos usados en mi adolescencia,los primeros usados en la adolescencia de mis hijos varones. La primera toalla íntima de mi hija en su primer período menstrual. La primera pelota de trapo hecha con me- dias rellenas de calzoncillos viejas.Dos tapones del primer botín Sacachispas de mi adolescencia.Un par de botines Nike de uno de mis hijos,una bota de básquetAdidas de mi otro hijo,un par de patines artísticos de mi hija.La mitad de la primera ostia con- Atesorando recuerdos José Alberto Marsilli JoséAlberto M arsilli Argentina
  • 13. 13 sagrada que oculté en mi primera comunión. Un celular histó- rico,de los primeros,llamados“ladrillo”.Una pequeña partícula de madera perteneciente a una de mis tías,extraídas el día de su funeral,mi primera visita a una casa de éste tipo.En un embase guardo un trago del primer whisky, un trozo del primer sushi, una costilla de mi primer asado,dos maíces del primer locro.De mi primera borrachera he conservado la primera bocanada de vómito. De mi debut sexual, guardo aún la sábana cubierta de manchas,no pude ocultar el colchón.Un fragmento del premo- lar inferior derecho, pérdida sufrida en un tacle, encuentro de rugby jugado no recuerdo adonde.Ésta fue mi primera pérdida de conocimiento.Dos meses me llevó volver en mí. Traté de embalsamar a mis primeras novias aunque las le- yes vigentes me lo prohibían.Casi tengo que llevar de recuerdo una celda de la comisaría local.De mi primer gol en primera,me apropié del arco y un cuadrado del verde desde donde le pegué al balón.El balón luce en una vitrina.Más tarde fueron monedas y billetes con los que cubrí todas las paredes de mi casa de- biendo recurrir a las paredes que daban al frente,muros y espa- cios autorizados por buenos vecinos.Apenas me queda un lugar donde comer y otro donde dormir.De baño,uso una escupidera marmolada,recuerdo de mi bisabuela por parte materna. José Alberto Marsilli Argentina
  • 14. 14 Sinopsis Vladimir Nausa es un docente que lucha contra su pro- pia inadaptación a estándares. Ingresa a un prestigioso colegio,donde conoce a Sofía,niña que vive un infierno en casa. Identificado con los anhelos de libertad de ella,Vladi- mir debe decidir si continuar apegado al sistema o rebelarse para ayudarla, aun–que termine convirtiéndose en un legenda- rio criminal, culpado de la desaparición de la niña. Una década después,Sofía es descubierta por Nicolás,que debe investigar y esclarecer qué ocurrió realmente.“El Monstruo Nausa”retrata la cultura de Internet, la desinformación y una sociedad obedien- te,donde rigen los medios de comunicación,las tendencias y el miedo. I –Gorgona Nada parecía lo suficientemente impresionante para al- guien que había viajado por el mundo desde chico. Solo sería otro viaje más, del qué tomar miles de fotos y varias horas de video para alimentar las redes de Internet y consecuentemente, su insaciable ego. Nicolás ya había viajado en lancha en el mar, así que eso no era nuevo.También había pisado varias islas, in- cluyendo las islas Faroe,en medio del atlántico norte,Madagas- car y Hawaii.Así que ir rumbo a la Gorgona, en su propio país, solo era para él como una salida de domingo. Había dormido durante el vuelo a Cali y después durante el vuelo a Guapi,pues volar era algo que le daba sueño.Luego,él y su esposa cruzaron algunas amables palabras con el conductor del mototaxi que los estaba esperando,pero no más de la cuenta.Otros pasajeros del servicio de transporte de Guapi se dejaban entretener por El Monstruo Nausa Juan Manuel Sosa Porras Colombia Juan M anuel SosaPorras
  • 15. 15 sus operarios con sus historias y chistes y era frecuente ver a los viajeros muertos de risa mientras los mototaxistas hablaban a buen volumen y daban cabrilla. Pero Nicolás y su esposa se habían limitado a saludar, responder con cortesía el primer co- mentario del jovencito afrodescendiente y con sonrisa de oreja a oreja que les había tocado y después solo hablaron entre ellos. Era la primera, primerísima vez que estaban en Guapi, pero, por una condición lamentablemente típica de algunos seres humanos, evitaban impresionarse, pues creían de forma inconsciente que aquellas personas que se asombraran por co- sas,eran las personas menos asombrosas.Así que el matrimonio, simplemente siguió hablando en privado a un volumen muy decente, mientras el mototaxi pasaba a través de las calles del municipio, delimitadas por casas con comercios, ya muy venci- das por el tiempo.También había soldados en servicio, con ca- muflado gris, chalecos antibalas y portando subametralladoras AR–15. De una simple fotografía mental del lugar, de Guapi o de cualquier lugar que se visite por primera vez, habría mucho qué decir,inferir,cuestionarse y opinar.Mucho qué admirar y de qué impresionarse. Pero Nicolás no era ese tipo de viajero. No aún. Había algo a pocos minutos de su viaje al Pacífico que, de forma inesperada,llamaría su atención sin que él pudiera pensar ya más en otra cosa.Al abordar la lancha la vio,pero estaba pen- diente de su esposa y de sus cosas y como varios visitantes más, no pudo detenerse a saciar su curiosidad.Diez minutos después, saltando sobre las olas, Nicolás había empezado a quitarle de a pocos la atención a su esposa para ver hacia la proa de la lancha. El grupo era de unos quince visitantes y todos estaban sentados sobre los tablones de la lancha bajo la carpa blanca y llevaban puestos sus salvavidas de color naranja chillón, con logos blan- cos de la agencia de viajes. Por la montonera y el movimiento, Juan Manuel Sosa Porras Colombia
  • 16. 16 Nicolás apenas podía enfocar por cortos instantes a quien que- ría ver. Su esposa lo notó y empezó a impacientarse. Estiró el pescuezo como pudo y descubrió lo que era con un trago de amargura.Nicolás estaba viendo a otra mujer. –Nicolás ¡tómele una foto! ¡O mejor, ahorita tómese una foto con ella! –susurró con fuerza. Estaba ofendida en especial porque esta chica en la proa, era muy bonita. Hubiera querido que fuera una jovencilla, una adolescente quizá, para poder escupirle en la cara a su esposo diciéndole “rabo verde”, pero no… la mujer era sin lugar a du- das de su rango de edad.Así que la enorme molestia provenía exclusivamente de la enrome atención que robaba de él. –Ay,Luisa,no moleste.Es que podría jurar que la conozco –Sí,claro… La voz de él era graciosa, a veces ceceaba y aveces no. Su apariencia, también era graciosa: era un poco cachetón a pesar de ser flaco y tenía el pelo ensortijado y rebelde. Parecía estar huyendo permanentemente de interpretar un personaje cómi- co. –Ahorita en la isla tengo qué acercármele –declaró. –¡No sea descarado! –le reprochó su esposa, casi gruñen- do.Le dio un golpe con la punta de la palma y se giró furiosa. –¡Ay Luisa, es en serio, muy en serio! Ahorita que se dé cuenta de quién es,se va a sentir ridícula…! La isla Gorgona acababa de aparecer en medio del Pací- fico. Mientras los demás viajeros estaban hipnotizados por la experiencia,por haber desembocado junto al río Guapi y resul- tado en mar abierto, luego haber visto las Yubartas danzando majestuosamente y también una fantástica corona de aves volar en círculos sobre ellos; Nicolás y su esposa venían ensimisma- dos en sus pensamientos.Ambos,a causa de aquella fémina. La costa de la isla, era una bella muralla de vegetación, mayormente palmeras que sonaban y bailaban al viento. Había varios hombres que recibían a los viajeros.Uno de ellos recibió a la misteriosa mujer y le dio un rápido abrazo. Ella respondió con un beso sobre su negra mejilla, medianamente poblada de barba. Juan Manuel Sosa Porras Colombia El Monstruo Nausa Juan M anuel SosaPorras
  • 17. 17 Nicolás trastabilló al dejar la lancha y emprendió una ca- rrerilla hacia la mujer. –¡Eso,destrómpese! –le reclamó Luisa. Nicolás corrió hacia la mujer, que ahora saludaba a otro caucano con el que intercambió amplias sonrisas. A medida que se acercaba,Nicolás se apresuraba más y su sospecha más se confirmaba. Estaba muy nervioso, como si es- tuviera por descubrir la piedra filosofal. Estaba tan ansioso que hasta un par de guías caucanos se contagiaron de intranquilidad y se pusieron alerta.Nicolás rodeó a la mujer para verla de fren- te y cuando vio su rostro,se atrevió a hablarle.Ya no tenía dudas. Tenía el corazón a mil y la respiración un poco agitada,pero aún así, con su cara y voz graciosas, entonó con firmeza, casi como una acusación: –¿Sofía? ¿SOFÍA GARAVITO? La mujer tensionó las órbitas de sus ojos de inmediato y dirigió su mirada al viajero.Se quedó congelada viéndolo. –¡Sofía,sí es usted! –Nicolás celebró su descubrimiento. Pero la mujer retiró sus ojos negros y brillantes de inme- diato.Inclusive dio un par de pasos para alejarse. –ella no é Sofía, ella é Yuri Miché –aclaró amablemente uno de los guías. Al oírlo,ella se llenó de valor y habló –Yuri Michelle Luna y le serviré de guía en este viaje. –...pero no puede ser,si tiene otro nombre… –razonó Lui- sa. –Pues tiene otro nombre, pero es que no se parece... ES Sofía. –Eso no tiene sentido,Nico;Si fue secuestrada y desapare- cida ¿cómo iba a resultar aquí? Psss ¿precisamente aquí? –no sé,pero es ella –Según lo que usted me cuenta, Nico; esa tal Sofía está muerta. Esta es una vieja que se parece un montón, o que a usted se le parece un montón,pero ya.No vaya a atormentarse ¿si? –le frotó la espalda. Llevaban susurrándose mutuamente varios minutos, for- mándose entre su grupo de visitantes, hasta que uno de los guías empezó a hablar en voz alta.Iban a adentrarse en la isla. Lo que había en la pantalla de su laptop, cuando estuvo de regreso en Bogotá, no eran sus fotos al lado de su esposa, ostentando los lugares cuyo aire había respirado,como siempre, en alguna pose de éxtasis o gratitud a la vida. No. Esta vez, su viaje había virado inesperadamente y lo que estaba viendo,eran páginas viejas de noticias,entradas de blog de diversos autores, algunos videos y el artículo enWikipedia sobre el trágico episo- dio que había vivido de cerca hacía casi diez años. Juan Manuel Sosa Porras Colombia
  • 18. 18 En las profundas oscuridades del tiempo moraba la nada. Carente de forma y color, sus insulsos días transcurrían en caminatas por el universo de los silencios, sus pasos lentos le indicaban que existía y sin sobresaltos deambulaba por los innumerables pasillos estelares.A veces bostezaba, aunque no sabía,ni se preguntaba el motivo,tampoco tenía palabras su permanencia. Idas y vueltas, descansos y abúlicos paseos con- formaban su estadía. La nada resistía y anulaba sin querer cual- quier cambio o situación novedosa. Polvos siderales testigos de otros tiempos, tenuemente ilu- minados,rodeaban aquel sector donde la nada orbitaba sin senti- do;sombríamente levantaba su cuerpo y lo llevaba hacia los mis- mos circuitos cotidianamente, desgastando su invisible ánimo, desovillando su imperceptible ser.Sin conciencia volvía y parecía controlar los aires sin temperaturas y revisar los otros cuerpos inertes,tan desdichados como la nada misma.Además de vacíos y oquedad sólo la quietud,residía en aquellos páramos. La nada continuaba en sus inútiles viajes por lo que consti- tuía sus terrenos circundantes.Un soplo de ausencias la debilitó y sin saberlo tomó un descanso, una breve siesta en la mitad de sus giros acostumbrados. Al dormir ocurrió al extraño, un sinnúmero de imágenes acudieron a su ser, luego de aparecer formaron otras imágenes y así hasta que su sueño de pobló de sueños. Sorpresivamente surgieron luces brillantes y también melodiosos sonidos.Al despertar la nada sintió algo por primera vez,no sabía que era pero le producía una especie de felicidad. Intentó nuevamente descansar, aunque no pudo, entonces vol- vió a sus recorridos. Tiempo después ya estaba preparada para dormir y así lo hizo,accediendo nuevamente a esas sublimes imágenes de algo superior y divino que se formaba. Superior porque excedía lo El origen de la dualidad Luciana Gurciullo Argentina
  • 19. 19 Argentina que ella hubiera podido imaginar, y divino porque le causaba sensaciones desconocidas y nuevas,la nada sentía dentro de ella un poder que no le era propio, un regalo de los tiempos. Inex- plicablemente en cada sueño la invadía el amor, sin embargo hacia el final de esos delirios se presentaba un profundo dolor. Entendió sin proponérselo que aquello era confuso y desafiante. Los días vacíos comenzaron a tener un objetivo,cada paso se cargó de velocidad, y apareció en sus estados cotidianos la duda, esa terrible perseguidora del sosiego, la calma que antes era su única y conocida estancia,duraba poco,casi desaparecía. Sintió por primera vez ansiedad,y sus ojos se llenaron de impa- ciencia, no podía explicar que sucedía, dentro o fuera de ella algo se anunciaba o tal vez había llegado su final. No se conso- laba con sus explicaciones,se dio cuenta que su lenguaje se nu- tría de palabras,era necesario nombrar cada sensación,aunque no era claro el para qué. El amor en su interior aumentaba y el dolor disminuía, pero lejos de desaparecer se manifestaba intermitente, como quien avisa que algo ignoto va a ocurrir.La nada temía y lamen- taba entender que pronto, en cualquier instante debería tomar una decisión,queriendo dilucidar qué era decidir.Y entonces se preguntó sobre ella,sobre su origen.Desconocía cualquier dato hasta las primeras imágenes que se le presentaron,estas sólo se referían a luces brillantes y colores extraños. En los siguientes sueños había escuchado lejanos sonidos, y haciendo memoria por primera vez recordó que algunos sabores llegaron en esos sueños.Posiblemente era la materialidad la que estaba transfor- mando su mundo o por lo menos lo que ella había decidido que se llamara así. Los sueños que le mostraban imágenes claras se volvie- ron parte de su completa existencia,ya no soñaba,ahora creaba Luciana Gurciullo
  • 20. 20 en su mente futuras existencias, posibles circunstancias donde no había soledad ni silencio, donde el espacio se llenaba de elementos, de movimientos de algo que aún no se animaba a nombrar. Sabía con seguridad que sería muy importante y po- siblemente peligroso. Eso la atormentaba, lo que se anunciaba era sobrecogedor, inusitado, innombrable. Su cuerpo amorfo se tornó,primero difusamente y luego nítidamente,en un refugio, en un hogar, allí sin ánimos y sólo con terror entendió que ella crearía algo mayor,algo incontenible. El momento anunciado llegaba y se lo anunciaron las os- curidades alojándose para dar su lugar a las luces,la nada se vio engrandecida, rodeada de deseos, de esperanzas, de promesas, de voces,de brillos,de alegrías,de llantos,de miedos y de sacri- ficios. Era imposible interpretar tanto y tan variados mensajes, acudían a su ser infinidad de sensaciones, disfrutaba y sufría. Agradecida de tantas exigencias y tolerancias, de aquellas her- mosas sensaciones que la rodeaban,se sintió importante,se vol- vió capaz,el poder estaba en ella y demostraría por primera vez su audacia y señorío.Absorbió aquello que se le otorgaba y se fundió con cada elemento cercano que acudía al origen. Había una fiesta la felicidad se presentía. Explosiones y calor inunda- ban los tiempos. En aquel inestable espacio de sobresaltos y angustia supu- so acertadamente que alguien ocuparía su lugar, que ese anun- cio indicaba que lo que ella había sido cambiaría totalmente dando paso al otro ser a quien entre tantos desvaríos, alucina- ciones y expectativas se animó y nombró vida, dejando su ser, pudo observar que su hija no se le parecía,tal como lo esperaba y relajando su cuerpo sintió el mismo espasmo que acababa de sentir. Entregando su último respiro contempló extasiada que una segunda hija completaba su desaparición.Aturdida por el episodio no logró descifrar si su hija vida era una con dos for- mas opuestas o si en verdad había creado a otra hija más,y por las dudas la llamó muerte. Luciana Gurciullo Argentina El origen de la dualidad
  • 21. 21 Mar J. Frometa Nicaragua El regreso Me llamo Pablo como mi padre, como mi abuelo y mi bisabuelo, creo que incluso como mi tarara abuelo. Soy un hombre de campo, como la mayoría de mi fa- milia crecí en un pueblito pequeño en las afueras de Managua llamado“El crucero”.Hasta el nombre del lugar le hacia honores al mismo,con una irónica similitud macabra del destino. Las familias en este lugar se agrupan por miembros de has- ta 10 o más personas. Según los viejos la comida basada en fri- joles y tortillas de maíz, sumado a la temperatura baja del lugar eran las principales causales de la sobrepoblación.Estas familias numerosas se mezclan entre ellas mismas,al final el pueblo esta habitado por parientes,cercanos o lejanos. En este poblado alejado de la civilización todo se sabe.En un lugar donde la escases de trabajo y la pobreza predominan,la mas mínima noticia se vuelve la sensación de último momento. El caso de Gisela Rodríguez, fue uno de los más aterrado- res de la ciudad. La familia se mudó al pueblo cuando yo tenia apenas 3 años.En ese entonces la muchacha tenía pocos meses de vida. La llegada de los Rodríguez hizo levantar expectativas a muchos en el pueblo. Las hermanas eran mujeres hermosas, de ojos celestes y de piel blanca, que para la gente de por aquí era algo difícil de no admirar,tomando en cuenta que casi todos somos mestizos y menos agraciados. La mayor de ellas era la madre de Gisela, la cuál estaba casada con un señor de esos que manejan camiones en las ca- rreteras; el hombre casi nunca estaba en casa, con ausencias prolongadas que luego terminaron por convertirse en años.Ella fue la única de las tres hermanas que permaneció en el pueblo, con el tiempo quedó sola en compañía de sus tres hijos:Gisela y sus hermanos gemelos. Mi amiga Gisela era una chica callada,con un carácter re- M arFrom eta
  • 22. 22 Mar J. Frometa traído,pero con una belleza que pasaba de lo físico a lo de más adentro. En aquellos años el hijo de doña María Elena, la dueña del mini super central,también la enamoraba.Se rumoreaba por esos años que ella se aprovechaba de la condición económica del joven y conseguía muchas cosas para alimentar a su madre, que abandonada por su padre apenas tenía como sobrevivir. La muchacha crecía en el pueblo, siendo envidiada por las demás chicas en la escuela. Ella era dueña de la mirada y atención de los chicos mas guapos del pueblo, y los de mejor condición económica.Esto segundo,era vital para sobrevivir en esta zona árida, donde quienes tenían mayor fortuna y trabaja- ban debían transportarse a la ciudad que queda a mas de 12 km de distancia. Sin embargo, a Gisela no parecía interesarle nadie en este pueblo.Ella tenía un aire de princesa de los cuentos de hadas y sabía muy bien lo que quería. En una ocasión,recuerdo haberla escuchado decir que en unos años se marcharía e iría a casa de su tía menor, a estudiar en una universidad en la capital, decía que quería ser doctora para curar enfermos y salvar vidas. Lo que afirmó ese día no estaba lejos de la realidad,cuan- do termino las clases en la secundaria se marchó del pueblo una mañana.La madre viajaba a la capital para verla,y afirmaba que su hija se negaba a poner un pie de vuelta en el pueblo. Por aquellas cosas del destino que nunca logramos com- prender Gisela decidió regresar al pueblo después de 15 años de ausencia; ahora era una doctora y trabajaba en el hospital central de la capital.Aquel día tomó el auto que le regaló su es- poso, el doctor González, y manejo por la carretera de regreso al pueblo. Dicen que ella quería sorprender a su mamá para su cumpleaños y había preparado un regalo especial para ella. Hoy mientras la veo,después de tantos años sin verla,me Nicaragua El regreso
  • 23. 23 Nicaragua Mar J. Frometa parece dormida en un sueño sereno.Aunque tiene la misma ex- presión de hace años atrás, con unas leves marcas por el pasar de los años,estas eran casi imperceptibles,estaba hermosa. Su cabeza descansaba en su ataúd como quien duerme un plácido sueño, y sus brazos inmóviles reposaban tranquilos. Aquella figura inerte,parecía sacada de uno de esos cuentos de Disney. Le habían puesto un vestido para cubrir su cuello y co- locado un pañuelo en su cabeza para cubrirla toda.Quien diría que hace unos años esa pequeña boca, sonreía amablemente mostrando aquella dentadura,blanca y casi perfecta. El auto se estrelló del lado derecho contra un camión que subía la colina que está a la entrada del pueblo,a escaso medio kilometro de la entrada. Al parecer ella Perdió los frenos y la falta de pericia del chofer y una mala maniobra provocaron el impacto.Su cuerpo quedo con quebraduras en todas partes,sin embargo,su rostro no sufrió daño alguno.Era como si un ángel hubiera protegido su cara de diosa pero, el golpe craneal fue fulminante. Aquel día, el padre vio a su hija, tras casi 20 años de au- sencia,contempló aterrado su cuerpo envuelto en el amasijo de lata, carne y sangre. Habían planeado aquel encuentro después de mucho tiempo.Aquella noche antes de salir había bebido, para tratar de calmar el ansia del reencuentro y el cargo de con- ciencia que tenia por haberla abandonado.El alcohol aún corría por sus venas y perdió el control del camión en plena carretera. El silencio en el entierro fue lacerante, la madre de negó a escuchar lágrimas. Los llantos se escuchaban hacia adentro. El espacio en el lugar de redujo, muchos fueron a despedirla. Gisela,la chica más hermosa que ha vivido en el pueblo estaba muerta.Había perdido su vida en manos de su propio padre.
  • 24. 24 Como un rayo de fuego el dolor le atravesó la cabeza, pretendió abrir los ojos y el esfuerzo acrecentó su su- frimiento, sin entender qué le pasaba intentó recordar por qué estaba en la cama y qué le había ocurrido, lentamente fue recordando y entendiendo, un sollozo le subió impetuoso desde el fondo de su pecho, con esfuerzo acalló el desborde y pensó:–Creo que me desmayé… Con su pensamiento aún aturdido comenzó a recordar,la discusión con Enrique, su desmedida violencia y ese estúpido deseo de ella de apaciguar o entender porque tanto exceso y ese límite que sabía no debía trasgredir y que algunas veces in- conscientemente lo hacía al gritarle que se calmara, al instante vio la furia en su mirada y quiso salir,escapar,segura que había roto la débil compuerta que lo llevaba a ese estado de locura al que tanto temía.La experiencia le gritó que se alejara de él,tenía una fuerza y una furia incontenible cuando quebrantaba la frágil medida de su frialdad o su indiferencia. Sin saber cómo se desprendió de su mano y corrió hacía el jardín que daba a la calle, la distancia no era pequeña, pensó que lograría abrir la puerta antes que la alcanzara sabiendo que estaba siempre con llave, pero al menos allí no se atrevería a seguir gritando y amenazando por la proximidad con los veci- nos.El piso de la entrada a la casa estaba mojado y ella descalza resbaló, cayó hacia adelante, se apresuró a incorporarse, no lo logró.Enrique ya estaba sobre su espalda,sintió los golpes en su cabeza,golpes fuertes,intentó cubrirse con ambas manos y en- tonces la tomó del pelo y encarnizado subía y bajaba su cabeza golpeándola contra el piso, cruzó sus manos sobre la baldosas protegiendo su cara y asustada comenzó a gritarle que la dejara, que la soltara,que no la golpeara,los insultos le nacieron súbitos sabiendo de antemano las consecuencias,pocas veces se arries- Ella y su silencio Inés Insua Inés Insua
  • 25. 25 gaba a provocar aún más su furia, sintió que no le importaba, y ésta vez los esgrimía desde su lugar de impotencia y vulnerabili- dad como una suerte de devolución a tanta humillación,parecía que su demanda lo exaltaba más aún y siguió gritando, alguien pasó por la vereda de enfrente, eran varias personas, no las po- día ver pero las escuchaba. – ¿Qué pasa,qué pasa?_ Dijeron.Él se incorporó de inme- diato y alzando la voz dijo:– Mira el escándalo que estás hacien- do…– Y rápidamente entró a la casa. Escuchó el silencio, los de enfrente se marcharon y ella quedó allí tirada boca abajo, gol- peada,avergonzada,herida. Se incorporó como pudo y entró,se refugió en el cuarto y se derrumbó en la cama,la cabeza,su cabeza con ese dolor inso- portable.–Tengo que mojarme con agua fría para calmarme,me tengo que levantar, no puedo, me duele demasiado, tengo que pedirle que me ayude…. Hasta allí los recuerdos,la oscuridad,la inconsciencia.Aho- ra otra vez el dolor agudo, inaguantable, la realidad, su horrible realidad. Los golpes en la puerta de calle la sacaron de sus pen- samientos, reconoció las voces, Guillermo con su familia, con tantos niños, una visita de domingo, para charlar y tomar unos mates y ella allí, en ese estado, escuchó que preguntaron por ella,se incorporó y fue al baño,se mojó cien veces la cara con el agua fría, el dolor no se iba y sus ojos estaban hinchados, tomó dos analgésicos juntos, se recompuso con pudo y salió.Ante el asombro por el aspecto de su rostro dijo: –Tengo una horrible rinitis desde temprano y al acostarme y al quedarme dormida se hincharon los ojos y la cara.– Nadie le creyó,lo leyó en sus miradas compasivas,disimu- lando lo mejor que pudieron, callaron por un instante y luego todo siguió como de costumbre, la ronda del mate, el televisor con el futbol,los chicos jugando,entrando y saliendo,igual que siempre.Solo ella con su dolor,con su vergüenza,con su humi- llación.Ella y su silencio. Inés Insua
  • 26. 26 Cómo no mencionar a este excelente escritor recordan- do una de sus novelas:Venganza de Ángeles, donde su protagonista era una joven abogada con toda la capaci- dad y ahínco para triunfar en un mundo patriarcal,enfrentando no a pocos problemas y con un final que deja a más de uno con un sabor amargo y teniendo la sensación que mucho de lo que hizo fue en vano. Pero en este caso hablamos de otra novela, de menor ca- lidad narrativa, aunque pudo ser pie para la mencionada en el párrafo anterior. Sheldon gusta de tener protagonistas mujeres, y Más allá de la medianoche no trae a dos de ellas.Lindas,inteligentes,em- poderadas.Pero,ambas locas por la aprobación de los hombres, y una literalmente loca de venganza por un muchacho que hace tiempo la olvidó. Es que este hombre disfrutaba de estar con muchas señoritas, o eso nos hace entender en varias partes de su libro. Como que su belleza viril no puede ser más que apro- vechada de esa forma. Quizás sea algo de la época cuando se escribió,por la década del 70. Volviendo a las protagonistas, nos encontramos con Ca- teherine, norteamericana, sumamente inteligente, universitaria, encuentra su primer trabajo como asistente de Bill Fraser, un empresario de la publicidad,con excelentes contactos.Por otro lado vemos a Noelle,francesa,cuya beldad le permite ser mode- lo y cuya inteligencia le permite lograr lo que se propone. La historia,bellamente relatada,nos sumerge en la vida de ambas protagonistas, con un marco cronológico hacia adelan- te, y en cada título, de forma alternada, vamos conociendo sus pensamientos e ideas,ya que ambos muchas veces se relatan en primera persona. Mas allá de la medianoche SIDNEY SHELDON Andrea V. Sela ENSAYO Argentina Andrea Sela
  • 27. 27 El punto de encuentro de ambas es el capitán Lawrence Douglas,Larry,quien en un principio promete a Noelle volver a verla para casarse con ella,situación que nunca llega a cumplir- se.Este hecho parece marcar un antes y un después en ella,y la lleva a contratar un investigador privado para saber que sucede con Larry. Catherine,en un acto arrebatado de amor,apenas conoce al capitán decide casarse con él,dejando de lado al bueno de la historia,Bill,porque las protagonistas tienen que elegir al chico malo si no,no habría un conflicto en el libro. Entre idas y vueltas vemos como Noelle persigue a su anti- guo amante para darle un poco del dolor que ella sintió al espe- rarlo, desaprovechando las oportunidades que se están dando en su vida.Vemos también a Cat, quien se da cuenta que sus instintos la previeron del esposo que ahora tiene. El final, claramente tiene que darse, Larry dominado por Noelle debe asesinar a su esposa quien no quiere otorgarle el divorcio. La “muerte” de Cat, y como desencadenante, el juicio por asesinato de estos dos primeros. En conclusión, el libro cuenta con una lectura fácil, con tramas y diálogos muy bien pensados,especialmente en la parte del proceso judicial, y con personajes bien definidos, algunos rozando el cliché.También vemos una interesante relación de historias,que de una u otra forma confluyeron con un final que no hace más que dejarnos con varios interrogantes,o al menos a mí. Pero estos ya van en cuanto al escritor y que situaciones tenía para terminar la novela o si la pensó de esa forma apenas empezó a escribirla. No considero que la misma sea lectura recomendada. Existen libros mucho más interesantes por leer. Andrea V. Sela Argentina
  • 28. 28 En la época actual, el misterio cobra fuerza, cobra vidas; hombres y mujeres encargados de practicar la justicia se alejan de su trabajo e inician un recorrido por la senda de la corrupción, de la maldad, que los corroe de tal manera, que sólo sus cuerpos son externamente humanos. La sombra de un humano yace muerta dentro de un capa- razón que sólo es marioneta de maldad. Pasa el tiempo, y entre tanta maldad, ocurren cosas misteriosas nuevamente, porque ha llegado a afectar hasta su máximo ser amado, su madre, su vínculo familiar, al punto que la tranquilidad que ofrece la casa materna, que es sinónimo de paz y añoranzas de niñez, se ha perturbado. Sus padres sufren al ver el fruto de sus entrañas,de su tra- bajo y su dedicación, convertirse en algo que destruye la espe- ranza de la humanidad,esa que juró defender con ética y profe- sionalismo.Con un dolor muy profundo en sus corazones,sólo desean que está trágica realidad termine,ya imaginan cómo será su final;sólo desean que termine. Es allí cuando resurge de nuevo la verdadera razón hu- mana de existir,de ser humano,de volver a vivir;ya es un poco tarde,el daño ya está consumado y la verdadera justicia amerita sea castigada por sus actos cometidos consciente o inconscien- temente. La justicia a sido aplicada, pero no como debe ser, por- que lo ocurrido a pasado a otro extremo, que sólo se puede comparar con la más cruenta práctica de justicia hecha por la mano del hombre a su medida para provocar terror y dolor en la humanidad. Se aplica una justicia que se solidariza con la justicia que aplicaba la ahora ajusticiada;causaba dolor,terror,horror,y aho- Justicia vs. Justicia Mateo Cañas Fuentes Perú M ateo Cañas Fuentes
  • 29. 29 ra la historia ha dado un giro y ha vuelto con fuerza para hacer sentir en carne propia eso que un día,consciente o inconscien- te, libre u obligada, hizo con precisión y sin el más mínimo te- mor. El tiempo no dio, ni dará tregua, no tiene, ni tendrá prisa, no hubo,ni habrá nada que lo detenga en su misión. Ha sufrido las penas y el rigor del sufrimiento,pero no tie- ne fin.Sus errores quizá no fueron suficientes para tanto dolor y maldad puestos en práctica en su cuerpo y en su alma,pero ya nada lo puede revertir. Morirá con esa tragedia en la cabeza, tan joven como el primer día que vivió lo que le hicieron.Ya no habrá tiempo para más odio y menos para cobrar con dolor lo ocurrido,sólo queda el perdón y la paz espiritual. El tiempo y ella, son testigos de lo cruel que es la bestia cuando es alimenta con odio. Mateo Cañas Fuentes Perú
  • 30. 30 Lo despertaron unos extraños ruidos provenientes del es- pacio exterior:Al principio creyó que eran las turbinas de un avión, acercándose. Se asomó a la ventana esperando verlo pasar por sobre el edificio de departamentos donde se en- contraba,pero no,nunca apareció.Continuó un minuto inmuta- ble,hasta que no resistió más y se vistió rápidamente para salir a la terraza,a pesar de que eran las tres de la madrugada.El cielo estaba estrellado y el frio del sereno se hacía sentir como un manto de escarcha envolviéndole el cuerpo,aún tibio,al salirse de la cama.Permaneció otro rato expectante,rodeado de silen- cio,cuando de pronto volvió a escuchar el mismo sonido,pero esta vez con mayor intensidad.Venía de todas las direcciones,el ruido llegaba como en ondas envolventes y comenzó a inquie- tarse más y más,hasta que una luz blanca y brillante en forma de cono se posó sobre su cabeza y luego una fuerza descomunal lo encumbró hacia las alturas,en cuestión de segundos. Despertó acostado en un campo sembrado de amapo- las rojas,mientras el disco dorado del sol le acariciaba el rostro y unos sonidos de trompetas celestiales anunciaban un nuevo día.Trató de incorporarse, pero el cuerpo se le negaba a des- prenderse de ese lecho tibio y reconfortante,como jamás había sentido. Recordó a alguien decir por ahí, que la sensación de bienestar que se siente viajando en coche, (de ahí que mucha gente se quede dormida), es lo más parecido al placer expe- rimentado por el ser humano, antes de nacer, refugiado en el vientre materno. Más tarde se durmió con placidez entre la suavidad y per- fume de las flores. En sueños pudo ver a un inmenso león re- costado a su lado y más allá en una verde pradera, a un rebaño de ovejas pastoreando apacibles. Una indescriptible sensación Golpeando las puertas del cielo Ruth Angélica Avallay Ruth Angélica Avallay
  • 31. 31 de paz lo envolvía todo a su alrededor, pero sin saber por qué razón no podía despertarse y ponerse de pie para disfrutarlo todo mejor. De pronto el león giró su cabeza en dirección a él y co- menzó a hablarle: –Esto es lo que tendrás.Tus ojos llegarán a más distancia y podrás tomar cualquier cosa.Tienes que animarte. Hace dema- siado tiempo que deberías haber tomado otra decisión.Es mejor que cambies de plano para ver qué sucede contigo. Diciendo esto el rey de la selva se incorporó y sacudió su melena al mismo tiempo que un poderoso rugido salió de su garganta,como un estruendo. Luego despertó en medio del mar, flotando en una cama de espuma blanca, más suave aún que el campo de flores aún más confortable. Miró en dirección al cielo y vio a un ángel to- cando una trompeta que no dejaba oír ningún sonido, o al me- nos,él no lo escuchaba.Entonces el ángel lo miró y comenzó a hablarle,pero tampoco resultó,era como si estuviera dentro de una burbuja hermética en un mundo donde reinaba un absolu- to silencio. Mientras entre las esponjosas nubes, otros bellísimos se- res angelicales danzaban al son de una música que se apreciaba mágica y celestial. Se volvió a dormir sin entender lo que sucedía y despertó en la cima de una montaña tratando de ponerse de pie, con di- ficultad, pero con la firme intención de lanzarse al vacío, preso de una intensa crisis existencial: Desprovisto de amor,apego a la vida y a la belleza de todo aquello que la constituía; unos instantes previos al final, se des- pojó de su ropa, de los cigarrillos, las anfetaminas, el alcohol y otras sustancias toxicas y se arrojó al abismo. Las luces de las ambulancias y los sonidos ensordecedores de las sirenas lo despertaron camino al hospital, a su lado su padre,sujetándole las manos,gritaba:– ¡No te mueras hijo mío! Un médico le practicaba resucitación y un enfermero le hacía compresión en la herida de un costado que empapaba de sangre las sabanas de la camilla, después de que se tirara de la terraza a cinco pisos de la acera y por milagro cayera sobre un coche,el cual,amortiguó la caída,evitándole una muerte segura. A medida que iba recuperando poco a poco la conciencia, reconoció unos bellos ojos claros que lo miraban con infinito amor y con voz firme y potente le animaba diciéndole:–_Debes luchar hijo, vamos no aflojes, mantente despierto, debes volver a la vida. Mientras tanto, de alguna radio cercana, se escuchaba su canción favorita:´”Tocando las puertas del cielo”. Ruth Angélica Avallay
  • 32. 32 En el vuelo 452 de Air Emiratos, provenientes de Beirut, toman el vuelo Alí Al Alí, 32 años, barba de varios días, tez bronceada,aro de oro en oreja izquierda,traje oscuro Dior y zapatos negros, y Al Kalin, 34 años, rasgos similares, jean azul gastado, botas texanas, camisa a cuadros rojos sobre azul, cabellos largos terminados en cola, tatuajes en el cuello y en ambos brazos.Gesticulan entre ellos a la vez que hablan inglés. Ambos con pasaportes falsos. Han integrado el grupo de tareas que realizó operativos terroristas en Londres,en Madrid y el úl- timo operativo en Berlín.Pertenecen al Hezbollah,organización terrorista palestina. Luego de hacer escala en Holanda donde, después de partir son informados de la presencia de los mismos. Tanto el FBI, la Mazad y la Policía Federal Argentina dan cuenta del arribo de ambos sujetos alAeropuerto internacional de Ezei- za el Domingo 4 de Noviembre a las 21:45. La idea es atentar contra La Casa Rosada,Balcarce 50,Bue- nosAires. -¿Por qué rosada? –PreguntaAlí. -¡Aquí,la homosexualidad está permitida!-AduceAl. -Sus vecinos uruguayos permitieron la marihuana y los ar- gentinos agrandados no quisieron se menos.-ConcluyeAlí. La misión de Hezbollah comenzó a tener problemas desde que desembarcaron, ya que su equipaje fue enviado por error a República Dominicana en un vuelo turístico de Copa Airline. Después de peregrinar por diferentes oficinas y no pudiendo comunicarse bien por su defectuoso castellano sin los modis- mos porteños como el emplear palabras al revés, el lunfardo y otros, salieron del aeropuerto aconsejados por funcionarios de la línea aérea para volver al día siguiente. Hezbollah en Argentina José Alberto Marsilli Argentina JoséAlberto M arsilli
  • 33. 33 Los dos terroristas tomaron un taxi a la salida del aero- puerto, y el conductor al notar que eran extranjeros los paseó tres horas por la ciudad,para finalmente abandonarlos en proxi- midades de Fuerte Apache, luego que al parar en un semáforo tres cómplices del taxista los asaltaran, robándoles sus efectos personales, pasaportes, (eran copias de los originales) costosos celulares y computadoras. -¡Esto no es joda, hermano! ¡Resultó más fácil el atentado al Puente de Londres!-ArguyeAlí. -¡Más difícil que jorobar a un camello!-AlegaAl. Los musulmanes luego del salah, su rezo diario pudieron quedar con algunos euros que traían escondidos dentro de las medias y salieron de ese lugar gracias a un camionero entrerria- no que los levantó cuando estaban haciendo auto stop. El lunes a Las 7:30 de la mañana y gracias a su entrena- miento de guerrilla en Líbano logran tomar un tren y llegar a un hotel de Plaza Once.Toman un baño caliente, casi hierven en el intento. El conserje del hotel los auxilia con Pancutan, para las quemaduras, que ignorando que hacer con el producto, lo toman con cucharas. Luego alquilan un auto, ambos con dolo- res terribles de panza y se dirigen nuevamente al aeropuerto, determinados a secuestrar un avión -como estaba planeado- y estrellarlo contra la Casa de Gobierno. Camino al aeropuerto encuentran cortada la ruta debido a manifestaciones de Los piqueteros, Polo Obrero, empleados estatales, jubilados, docentes , congresistas y jueces en huelga, demorando más de 3 horas y sufriendo roturas de vidrios y abo- lladuras en el automóvil. A Las 12:30 deciden volver al centro de Bs.Aires, allí bus- can una Casa de cambio para convertir los pocos euros que les quedaban luego de los robos.Recibieron por consejo de un em- pleado del banco, comprar Lebac, letras del Banco Central con vencimiento a 30 días. -¡Nos garcaron!-Asienten,mirándose. Por fin los terroristas llegan a las 15:10 al Aeroparque de Bs.Aires para secuestrar un avión y cumplir finalmente su mi- sión. Pero Aerolíneas Argentinas está de huelga por más salario y menos trabajo. Los controladores de vuelo también están de paro (quieren equiparar su salario con el de los pilotos y sena- dores).Los demás vuelos se acoplan al paro.Ni los pájaros vue- lan en solidaridad con los huelguistas. El único avión que está en la pista es un Piper Aircraft M600 turbohélice perteneciente a un conocido político corren- tino...pero el turbo no ha sido conectado aún.Su conexión de- pende de un depósito a la cuenta de la empresa fabricante y una autorización para que la misma pueda construir puentes con sobreprecios en la facturación. José Alberto Marsilli Argentina
  • 34. 34 Los empleados de las aerolíneas y los pasajeros están en el hall del Aeroparque, protestan y gritan cánticos contra el go- bierno neoliberal. Otros cantan a favor de Cristina. Un Coro se acopla y canta a capela “Lunita Tucumana” y luego empalman con el chamamé “El toro” El aeropuerto se transforma en pista de baile.Llega la Policía aeroportuaria y reprime a todos,incluso a los musulmanes que son detenidos y llevados a la delegación de la Policía del Aeroparque, acusados de tumulto, destrozos y resistencia a la autoridad. A Las 18:10,en un descuido policial (cambio de Guardia), los terroristas escapan utilizando técnicas de disuasión aprendi- das de sus colegas talibanes.Saben que el objetivo va a ser difícil. A Las 22:20, sucios, golpeados y con hambre, deciden co- mer algo en un restaurante cercano al Aeroparque. Piden mi- lanesas con papas fritas y gaseosas. Escapan sin pagar, técnica adoptada en los duros entrenamientos en la tundra siberiana. Recién dos días después se pueden recuperar de la intoxicación producida por la carne en mal estado y gracias a que los hospita- les son gratuitos.La ambulancia que los encuentra desahuciados pertenecía al gremio de la carne y fueron tratados mejor que a los animales,era la primera vez desde que llegaran al país. El domingo a las 15:30 los hombres de Hezbollah salen del Hospital de Clínica y llegan cerca del estadio de Racing Club, en Avellaneda. Los barrabravas los confunden con hinchas de Independiente y les dan una soberana paliza, no pudiendo de- fenderse pese a estar entrenados en diferentes artes marciales, como Kun fu,Aikido, Karate,Yudo y Trompa don. El jefe de los barrabravas (un sujeto apodado“el manga larga”,que no le hace asco a nada y menos a varones) viola reiteradamente a los mu- sulmanes. A las 19:45 finalmente quedan liberados,con dolores terri- bles en todo el cuerpo, especialmente en la zona proctológica, más Alí, que sufría de hemorroides En la vereda del frente ven un bar y deciden pedir para tomar un buen vino argentino. El mozo aparece con dos iracundos vasos largos con un vino es- pumante. Lo toman a fondo blanco. Les tratan de cobrar como si hubieran tomado un alto vino Malbec Enrique Foster cosecha 2010. Escapan sin pagar, técnica adoptada en los severos entre- José Alberto Marsilli Argentina Hezbollah en Argentina
  • 35. 35 namientos de los marines yanqui en las Rocallosas.Vuelven al hospital nuevamente ya que lo que les sirvieron era vino Tetra- brik adulterado. El día siguiente a las 22:30 siendo presa del pánico,Alí y Al huyen espantados en dirección a Paraná, Entre Ríos, en un camión de electrodomésticos de la conocida red Megatone,que es asaltado cruzando Rosario por piratas del asfalto. Doloridos, golpeados, hambrientos, sin un Euro y con el culo estropeado, sin poder ya caminar ni sentarse. Son levan- tados por un vehículo de una ONG que defiende los derechos humanos que los traslada hasta Chajarí.Deambulan por la calle Urquiza y se van a reposar a la plaza San Martín,donde unos pi- bes los convidan con Paco.Desquiciados y sin poder pensar se acuestan en la puerta de la Iglesia MaríaAuxiliadora,donde una catequista se apiada de ellos y les trae agua y un par de choripa- nes.El móvil de la Policía Federal detiene su marcha,los despierta y al no tener documentación alguna,los encierran en una celda común.Al día siguiente comienzan los trámites de deportación. Nunca se los vio tan felices.Hablando y gesticulando entre ellos deciden que a su regreso al cuartel de Hezbollah,propondrían a sus jefes establecer un acuerdo con el gobierno argentino,para ser asesorados en un entrenamiento especializado en Anarquía Social.Alí le sugiera aAl evitar de cualquier forma el regreso.Se- rán juzgados y empalados por no cumplir la misión.Al llegar la hora del salah,se arrodillan y agradecen aAlá.El municipio local los contrata como salvavidas en el Complejo Termal. Más tarde, ya dominando el idioma,incluso el regionalismo de arrastrar las “rr”, hacen amigos en el boliche de moda,“Gigante” Un vier- nes por la noche son atacados por doce borrachos mal.Usando las numerosas tácticas de combates aprendidas,la banda recibe una tremenda golpiza. Desde ese día trabajan los viernes como custodios del boliche.Las minas se les regalan.Una semana más tarde abren un gimnasio de Crossfit.Los turnos se agotan en un par de horas. En éste momento están tratando de comprar un departamento en pleno centro.Ya compraron dos Jeep con los que se han unido a la famosa vuelta del perro los sábados por la tarde,los domingos y feriados. José Alberto Marsilli Argentina
  • 36. 36 Yo,tenía que empezar con esta palabra obsoleta mi histo- ria,mi breve historia que es casi una anécdota.No tuve tiempo para nutrir de pasiones y dolores mi biografía truncada.Tenía 17 años,qué se puede esperar de un chico de 17 en circunstancias que le sobrepasaban por completo. Imagino que muchos se preguntarán si era virgen todavía,y bueno,no,no lo era. Pero tampoco tenía una novia como se supone debería tenerla. La castidad, pesada como una piedra atada a las alas de un gorrión,me la quité en el campo mismo de batalla.Por 4 se- manas estuve enamorado de la prostituta sueca que fue cariño- sa conmigo y me ahorró el esfuerzo de explorar con torpeza su sexo sabio.Se me notaría en la cara quizás,pero ella sabía que yo no sabía,así que se hizo cargo.Por su edad indeterminada sentí que era mi madre,mi hermana,la novia que nunca tuve,hasta mi abuela.Fue todo lo que tenía que ser para mí,así que fue lo me- jor que una mujer podría ser.Pensé por varios días que al volver a mi tierra,por la cual estaba cada segundo en peligro de muer- te,sería feliz visitando burdeles,encontrando a todas las mujeres que mi imaginación quisiera en una sola,y le sería fiel,¿por qué no? Llegué a verme en un colorido futuro como a un rufián enamoradizo de corazón delicado, inescrupuloso y de mirada melancólica,esa clase de Romeo por el que todas las meretrices enloquecerían y por nada más le otorgarían gratuitamente sus lechos.Y no solo sería gratis:se disputarían el honor de tenerme. No estaría solo ni una sola noche cuando volviera, me sentiría amado, y siempre, a la única que yo amaría siempre sería a la primera, a la que se llevó mi infancia entre las paredes de lona de una tienda de campaña.Se llamaba Josefine.O tal vez saldría directo a buscarla como un loco,con la seguridad de que ella es- taría esperándome en cualquier sitio lejos de las trincheras y los tanques y las órdenes de los sargentos,cada vez más nerviosos. José Shirley Caballero Sahonero Bolivia
  • 37. 37 Luego dejé en suspenso mi romance imaginario para dar lu- gar a la guerra y las ganas de matar que a uno le nacen des- de los genes más antiguos, de esos días en que los homo sapiens debíamos salir a cazar para comer, y también, por un trozo más de carne o un mejor lecho bajo las ro- cas, aprendimos de igual manera a eliminar a los rivales. En las trincheras se tiene la ocasión de mirarse sin las máscaras y vestiduras con que la civilización oculta nuestra visceral sed de sangre,nuestra vieja amistad con la muerte propia y la ajena también. Se puede ser asesino y suicida a la vez allí donde más vale un deceso rápido que una vida agónica,y para ganarse ese trofeo hay que ser osado, veloz y despiadado al momento de prodigar la muerte a los otros para atraer las balas de varios fusiles, así no fallan y se ahorra uno el espanto de quedar heri- do y terminar pisoteado por la tropa que avanza enloquecida o huye atemorizada. O peor aún, acabar abandonado junto a los cadáveres pestilentes sin fuerzas para darse un tiro de gracia, o en muchos casos,sin manos para poder tomar por última vez un arma.En fin,la guerra atrae más guerra y se nota en el concierto de los gritos de dolor siempre in crescendo de los moribundos. Yo, nuevamente me nombro porque soy un recuerdo para mí mismo, y me echo de menos.Añoro el sabor de las naranjas, de la sopa de setas que hacía mi madre en invierno y los sueños húmedos que me inquietaban antes de aprender a empuñar un arma.Fantaseaba con llenarme la boca con los senos de una mu- jer mayor que no fuera mi madre,y que sería la más hermosa de la tierra aunque yo no fuera particularmente agraciado. ¿Cómo sería, por otro lado, tener mi miembro en la boca de ella que a punta de misteriosos movimientos me llevaría de paseo al reino del placer? Yo, que al menos pude hacer el amor con Josefine una sola vez,no hice todo lo que deseaba,en 10 minutos no se logra más que empezar a creer en la realidad de la excitación y la erección que aparece y desaparece rítmicamente entre unas piernas calientes. Pero le agradezco, y más que gratitud, tiene que haber sido amor, porque me dio el derecho de abrazarme Shirley Caballero Sahonero Bolivia
  • 38. 38 a su recuerdo en el peor de los momentos que se puede vivir, y si un recuerdo perdura por sobre el miedo y la muerte, sólo puede tratarse de amor.Incluso,cuando las balas silbaban sobre mi cabeza,alcancé a olvidarlas por unos instantes para recordar su piel mientras acariciaba mi fusil. Su tacto húmedo y pegajo- so, su espalda suave con las costillas algo marcadas, y los senos aproximándose a mi boca para luego alejarse en ese vaivén si- milar al trote ligero de un potro que luego,al ritmo del corazón desbocado, empieza a acelerar con los ojos cerrados y termina por lanzarse en estampida solitaria al abismo lleno de vapores del orgasmo.Jose,así la llamé al sobar sus caderas sobre las mías, al apretar la carne de sus glúteos transpirados. El sudor que se deslizaba de mi vello púbico hasta la colchoneta no era solo mío, también provenía de ella junto a los jugos de su pubis os- curecido por gruesos vellos apelmazados.¿Sería mi semen ese lí- quido lechoso que los envolvía? Sí,en ese momento sabía que sí, y me sentí orgulloso como si hubiera ganado todas las medallas. Jose,antes de retirarse y dar por finalizado lo que sería para mí el mejormomentodemiexistencia,seinclinólosuficienteparaque mi lengua rozara uno de sus pezones,me miró a los ojos sonrien- doyconunbesoenlafrentemeaseguróqueeratodounhombre, que le gustaría volver a verme.Yo le solté un“te amo”sincero,y sin tener nada más que mi nombre y el de mi regimiento anota- dos en un papel que llevaba encima desde mi enlistamiento,se lo puse en la mano izquierda haciéndola cerrar los dedos sobre él.“Nos volveremos a ver”,le susurré.Cuando se arregló la ropa y salió apresurada acompañada de los vítores de mis camaradas, dos lagrimones se escurrieron hasta secarse entre mis cabellos.  Lo que no sé es en qué momento llegó esa granada que nos par- tió en varios segmentos a 3 o 4 que nos acurrucábamos en aque- lla zanja,pero al parecer fue mientras pensaba en ella y su sexo. Debo añadir,ahora que tengo tanto tiempo para recordar, que de mis cortas incursiones guerreras no puedo aseverar que maté a alguien,aunque sí disparé muchas veces.Quería y no que- ría hacer blanco,y si mis intenciones se hubieran traducido en las Shirley Caballero Sahonero Bolivia
  • 39. 39 balas de mi fusil,entonces a lo sumo habré causado alguna herida de poca importancia.Los veteranos de 20 años sí que apuntaban bien y daban en la cabeza o el pecho de alguna humanidad,ya no tenían miedo ni piedad ni remordimientos.Yo sí.Imaginaba que existían entre los franceses chicos que aún no conocían mujer, y esa situación los transformaba en niños.Matar niños es indig- no, y no es algo que quisiera hacer, sean del bando que fuesen. Volviendo a mis últimos momentos en la zanja, el caso es que dejé mi cuerpo entreverado con partes de otros cuerpos, fue rápido.Lo que me llevó tiempo entender es lo que siguió a con- tinuación,que se resume en el lugar donde estoy ahora. Habrá pasado meses, no sé. Sucede que desperté aquí, en esta habitación en Suecia,donde veo a Justin o Josefine engordar el vientre día a día,sentarse frente a la ventana del espacio donde come y duerme y quedarse pensativa por horas.Por las mañanas cuida a 2 o 3  niños de las vecinas, le preguntan cómo está y le dan ánimos para sobrellevar su supuesta viudez.Es evidente que no sospechan de su anterior oficio en tierras alemanas. En una ocasión se encontró con un soldado que estaba de paso, quien la reconoció y, riendo, procuró hacerle daño comentando que pronto nacería un hijo de puta más,mientras le miraba el vientre. Esa noche lloró mucho y yo le decía que el tipo era un imbécil y que ella se veía hermosa, ambas aseveraciones eran ciertas, por supuesto.Pero ella no me escuchaba,vamos,ni siquiera percibía mi larga presencia a su lado.De pronto sacó el papel que tiempo atrás le había dado,leyó mi nombre,el que tuve,y se acarició el vientre sonriendo con tanta tristeza que me dolió. “Jose, ¿por qué estoy aquí? ¿Tú sabes?”, la interrogué a tiempo de entender quién era el padre de su hijo y de estar de acuerdo en que allí era el lugar donde debía yo estar,allí estaba mi hogar. Es serio el asunto, en serio amo a esta mujer, Jose. Pero los finales felices no son posibles cuando uno se encuentra muerto y vivo a la vez,de modo que,como el hombre de la casa que soy ahora, he decidido que apenas vea la luz el muchacho, nos iremos los tres.Al final,es para eso que vine.  Shirley Caballero Sahonero Bolivia
  • 40. 40 No sé por qué razón, cada vez que discutimos con Ma- riana vengo aquí, de suerte que estas últimas semanas la biblioteca se ha transformado en el lugar que más he visitado. Supongo que, si lo pienso profundamente, debería entender que algo no anda bien. En un comienzo, solo entré aquí por pura curiosidad: el exterior del edificio me llamó la atención y mis ojos de arquitecto se vieron atraídos como por un imán al pasar por la puerta y ver esta bella construcción,de estilo gótico,que se levantaba en medio de un barrio monótono lleno de casas de fachadas racionalistas.Ojo,no digo que no me guste ese estilo; es más, nuestra casa es una de ellas, con líneas rectas, cortes puros, limpia y minimalista. Pero este lugar tenía algo que me atrajo apenas lo vi,de modo que no pude contener las ganas de conocerlo. Apenas crucé las dos grandes puertas de madera, miré directamente hacia el techo y pude ver el arco apuntado y la bóveda de crucería compuesta por arcos que se cruzan diago- nalmente, llamados nervios, con una clave central; también los muros, adornados con grandes ventanales con vidrieras que permitían que la luz del sol entrase y bañase todo el espacio con suaves tonos multicolores que caían sobre las mesas y las iluminaban. Me quedé hipnotizado mirando hacia allí; solo me trajo de vuelta el ruido del carrito de la bibliotecaria que pasaba a mi lado mientras llevaba muchos libros apilados rumbo a las estanterías. —Permiso,señor. —Sí,disculpe,pase usted. La miré por unos instantes, ya que su fisonomía me hizo recordar a mi maestra de primer grado, la señorita Celia: una dama delgada de pelo canoso con su pelo lacio recogido con un rodete y que llevaba sus lentes con una cadena dorada de la que La biblioteca Lily. G. Rafferty
  • 41. 41 colgaban cuando no los usaba. Sin darme cuenta, sonreí por el recuerdo. Cuando volví de él, pude notar que uno de los libros se había caído del carrito.Fui hasta él y lo tomé. —Señora,se le cayó… No pude terminar la frase. Noté que era una novela ro- mántica: Los viejos puentes de madera. Eso me hizo pensar en Mariana: era su libro favorito. Lo abrí y, sin darme cuenta, me puse a leerlo hasta que una nota escrita en lapicera me llamó la atención:«Hola.Siempre te veo aquí,en la biblioteca,leyendo este libro.Se lo pides a la señorita Elga todos los días desde hace semanas.He querido acercarme a ti,pero no quiero molestarte. Espero que no te enojes por que haya escrito el libro: no tenía un lápiz, y antes de perder el valor usé lo que tenía a mano. Mi nombre es Juan». Rápidamente volteé la página y pude notar que allí había una respuesta escrita en el margen superior:«Hola, Juan, soy Marta. Sí, este libro me gusta mucho. Cada día lo leo con la esperanza de que ella tome coraje y abra la puerta del auto. ¿Cuál es tu libro favorito?».Ahí pude notar que debajo de esa frase figuraba escrito solo un título:El peregrino.Miré todas las demás páginas, con la esperanza de poder seguir el hilo de la conversación,pero allí no había nada más.Lo cerré,me dirigí a la zona de novelas y busqué en los estantes el libro mencio- nado. Encontré dos ejemplares. Los tomé y comencé a hojear el primero de ellos. «Nada, acá no hay nada», me dije mientras lo volvía a colocar en su lugar.Luego hice lo mismo con el otro y, apenas pasé un par de páginas, pude leer lo siguiente: «Hola, Juan.Gracias por tu recomendación,el libro es muy bonito.Vine ayer y me di cuenta de que te busqué entre quienes estaban leyendo. No sé si estabas y si me viste. Espero leerte pronto. Marta». La mirada me llevó a recorrer la página para encontrar la respuesta a su nota: «Hola, Marta. Sí, ayer te vi y me dio una Lily. G. Rafferty
  • 42. 42 gran alegría ver que te dirigías a buscar el libro.Esperé a que te fueras y corrí a él para leer tu mensaje.Me gustaría presentarme e invitarte a tomar un café uno de estos días, ¿qué te parece?». Volteé la hoja y noté que allí habían escrito El principito.Volví a colocar el libro en el estante y,sin siquiera pensarlo,fui a buscar el título mencionado. Sin querer, me estaba sumergiendo en la historia y quería conocer más de ella. —Mamá,si me vieras ahora:¡tanto que te critiqué con tus novelas! Aquí estaba yo,queriendo conocer más sobre Marta y Juan. Para mi desesperación, el siguiente se trataba de un libro muy popular,un clásico,razón por la cual en el estante eran cin- co y, por lo que noté, faltaba uno más. Sin perder tiempo, tomé todos los que había y los puse sobre la mesa.Los fui examinan- do con detenimiento uno tras otro sin encontrar nada,hasta que solo me quedó un último ejemplar sin revisar.Esperaba que en ese estuviera lo que buscaba. Lo abrí, pero, al igual que con los otros,no encontré nada escrito. —Será el que aún no devolvieron. Empecé a mirar a la gente,tratando de reconocerlos.Bus- caba algo que me llamara la atención, pero nadie allí estaba le- yendo El principito además de mí. —Creo que tendré que esperar un poco para conocer el próximo capítulo. Fui hasta el estante y comencé a poner los libros en orden cuando, detrás de mí, sonó el sonido del carrito acercándose. Volteé para ver y la bibliotecaria tenía en su mano el ejemplar que faltaba. —¿Me permite? —le dije sin esperar a que lo dejara allí. —Sí,por favor,tenga. Lily. G. Rafferty La biblioteca
  • 43. 43 Elga me dio el libro y continuó su recorrido por entre los estantes.Me senté y lo abrí.Apenas pasar la primera hoja,pude ver escrito: «Hola, Juan. Me encantaría tomar ese café y poder al fin conocerte. Espero noticias tuyas, cappuccino mediante». Sonreí al ver que debajo decía lo siguiente:«Marta,te espero ma- ñana a las 17 hs en el bar que está frente a la plaza.Me recono- cerás por que estaré leyendo Juan Salvador Gaviota.Te espero. Juan». — ¡Sí! —grité sin darme cuenta, lo que hizo que varias personas se voltearan hacia mí—. Perdón —me disculpé de in- mediato. Tomé entonces el libro y lo dejé en el estante nuevamen- te. Cuando estaba por salir, miré el reloj y vi que eran las 17.30 hs.Intercepté a Elga,que venía caminado por el pasillo,y la hice detenerse. —Perdone, ¿sabría usted decirme cuándo devolvieron el ejemplar de El principito que me dio recién? —Sí,claro,fue justamente ayer Le agradecí y salí de allí rápidamente. Crucé la calle para llegar al bar que está frente a la plaza.Empecé a observar a todos los que estaban allí sentados. De pronto, en el fondo del salón, junto a una ventana, pude ver a una pareja de ancianos charlar sonrientes mientras disfrutaban de un cappuccino: él vestía un elegante traje gris,con una rosa roja en su solapa;ella,un vestido rosa,con su pelo blanco peinado con ondas sujetas con un par de peinetas a ambos lados.Su cartera estaba sobre la mesa junto al sombrero de fieltro gris de él, que descansaba sobre la tapa del libro Juan Salvador Gaviota. Lily. G. Rafferty
  • 44. 44 Sinopsis La historia se desarrolla en torno a las vivencias surgidas entre dos hermanos, que han quedado huérfanos a cau- sa de la accidental muerte de sus padres. Una tía suya se hace cargo de ellos, los cría y educa hasta que deciden, en su mayoría de edad, abandonar su tutela, marchando cada uno hacia distintos lugares. Durante los años que conviven juntos, se suceden situaciones muy comprometidas referidas al sexo. Como consecuencia de ello, su cariño aumenta a medida que transcurre el tiempo, pero, más tarde, el destino se encarga de enfrentarlos a la realidad,y les inflige,en sus propias carnes,do- lorosas experiencias. El sexo,intriga,violencia y amor que se generan en la no- vela,envolverán al lector en un mundo entretenido e interesan- te hasta llegar al final de su desenlace. Todo personaje que aparece durante el transcurso de la obra, lleva adosada su propia historia, aunque la vida de cada uno se irá complementando,de un modo casual,con las del res- to,para llegar a confluir todas en un conglomerado imprevisto. Capítulo 1 Esta enmarañada historia tiene su comienzo en Toledo, concretamente en la céntrica y concurrida calle Comercio. En medio de ese bullicio, una muchacha se empeñaba, durante su día de descanso,en relajarse mediante un pequeño paseo por la ciudad, aunque el continuo alboroto y el trabajo de esquivar a tanta gente no le favorecían demasiado. Buscaba un lugar tran- quilo para pensar con claridad y poner en orden sus ideas. De- cidió salir del intenso tumulto y dirigirse hacia la calleTrinidad, La cueva del acicate Helio Díaz Helio Díaz
  • 45. 45 una zona más tranquila, donde residía actualmente. Su carácter, en general,era alegre,pero ese día no estaba para tirar cohetes, en el sentido literal de la palabra. Caminaba cabizbaja, pensan- do en todo, y en nada. El ruido de los coches no le perturbaba tanto como las personas. Cualquier chico, en tal situación, se dedicaría a patear todo cuerpo inanimado que hallara a su paso, ya fueran botes o piedras, pero claro, eso no estaría bien visto en una chica.A pesar de ello pudo más el ímpetu del desahogo, y comenzó a golpear todo cuanto se ponía a su alcance.Pero la desgracia se cebó con ella,pues una de las piedrecitas que salían despedidas, fue a dar, con tan mala fortuna, en el parabrisas de uno de los coches que estaban aparcados.El dueño,casualmen- te, se encontraba en su interior trasteando sobre una carpeta repleta de documentos.A consecuencia del sobresalto recibido, el hombre soltó lo que tenía entre manos,quedando,el interior del coche, abarrotado de papeles. El tipo era bastante obeso, tenía escaso pelo sobre las sienes y llevaba unas gafas con crista- les de grueso calibre que indicaban una creciente miopía.Quizá su gordura fue lo que le causó la complicada salida del vehículo y,de esa manera,le dio una ligera ventaja a la chica para alejarse del lugar de los hechos. Desvió la vista hacia donde creyó que provenía el dichoso objeto,pero no divisó a nadie para culparle de ello. Giró su cabeza hacia el lado contrario y pudo observar a una joven que caminaba con paso impreciso y aparente dis- tracción. Supuso que era la culpable al advertir el pataleo que realizaba con todo lo que hallaba a su paso. —¡ Eh,oiga,señorita! —Gritaba el hombre. Pero esta no se percató de las voces y continuó adelante. Aquel volvió a insistir una y otra vez hasta que, un transeúnte que venía en sentido contrario, le advirtió de la llamada. Ella se volvió y contempló a alguien que gesticulaba y señalaba con la mano hacia el coche.La chica le miró,se encogió de hombros y continuó con su cansino caminar. —¡Maldita sea mi suerte! —Renegó el hombre, mientras se adentraba en el coche pasando nuevos apuros—. ¡Ya es el segundo cristal que cambio en un mes! Helio Díaz
  • 46. 46 Más tarde se dispuso a recoger los papeles, no sin antes echar una última mirada furtiva por el retrovisor hacia aquella endemoniada chiquilla que doblaba la esquina de la calle Santa Úrsula,perdiéndola de vista poco después. Nuestra joven se dirigía hacia el estrecho callejón de Santa Úrsula. Con los brazos cruzados y con la mirada clavada en el suelo, no pudo prever que un joven se hallaba atareado en la limpieza de los cristales de un escaparate.Cuando se halló a su altura,tropezó con él,y este,a su vez,con el cubo que mantenía lleno de agua jabonosa.Ambos fueron a parar al suelo armando un tremendo alboroto. El eco de los ruidos llegó a oídos del dueño de la tienda,el cual salió raudo a interesarse por lo suce- dido.Para entonces,la muchacha ya había logrado incorporarse, pero el chico todavía andaba por los suelos intentando ponerse en pie, pues el líquido derramado sobre la acera le provocaba sucesivos resbalones. La mala suerte quiso que, tras el último patinazo, quedara con la cabeza colgando sobre el bordillo. Un sexto sentido le obligó a retirarse de su incómoda posición al ver que un coche se acercaba a toda velocidad.Aun así,no pudo impedir que este,al pasar sobre el pequeño charco que se había producido,salpicara su rostro. —¡Pero…! —Exclamó el dueño—. ¿Se puede saber qué demonios ha ocurrido aquí? —Lo siento.—Se disculpaba la joven—.Iba distraída y tro- pecé. Cuando la chica se dispuso a ofrecerle su mano para ayu- darle a incorporarse, observó, disgustada, cómo aquel contem- plaba sus piernas aprovechando la corta falda que llevaba, en lugar de prestar atención al apoyo que le proporcionaba ella.En primer lugar,se puso colorada como un tomate y,posteriormen- te,retiró la mano que le ofrecía al joven,al tiempo que se dirigió hacia él para increparle su acción. —¿Qué estás mirando? —Le reprendió. —¡Tienes un precioso final de piernas! —Le dijo mientras sonreía. —¡Vete a la mierda,gilipollas! Helio Díaz La cueva del acicate
  • 47. 47 Y a continuación se alejó corriendo de allí como si le per- siguiera el mismísimo diablo. —Vaya genio que se gasta esa chiquilla,¿eh? —Argumentó el dueño,al tiempo que le tendía una mano al chico. —Ya lo creo,pero no esperaba que se enfadara de esa ma- nera.No lo dije con mala intención. —Olvídalo, hijo, recoge un poco esto y vamos a comer, que se hace tarde. Antes de internarse en la tienda, padre e hijo decidieron fijar su vista, unos segundos más, sobre la chica que corría ca- lle abajo. Esta no se percató de que, en su alocada carrera, iba mostrando las bragas, llamando poderosamente la atención de todos los transeúntes. Estos se apartaban para cederle el paso, y se giraban después con el fin de observarla con más detalle. El cansancio le obligó a detenerse durante unos minutos para hacer acopio de fuerzas. Una vez recuperada, prosiguió hasta la Plaza del Consistorio y continuó por elArco del Palacio hasta desembocar en la calle Trinidad, donde actualmente resi- día.No solo tenía molidos los pies,sino todo el cuerpo,pero aún más le dolía su interior, pues la rabia e impotencia le embarga- ban por el ridículo sufrido. Unos antiguos recuerdos se erigieron como preferentes en su atormentada cabeza. Habían transcurrido ya cinco años sin tener noticias de su hermano. Le echaba de menos.Teo, como le llamaba ella, decidió marchar a trabajar al extranjero, según le contó él. Su rostro se borró casi por completo de su mente, pero a pesar de ello,no cejaba en su empeño de reconstruir de nuevo esa cara que tantas veces besó y tomó con sus manos para decirle entre caricias:“¡te quiero!”. Un recuerdo especial, cuando se hallaba a solas, era una llamativa cicatriz que tenía su hermano en la ingle. Cuántas veces, siendo niños, le mostró aquella herida a su hermana para que le curara ella misma,hasta llegarse a cerrar por completo.Tampoco había que romperse las vestiduras por tal hecho. Ellos lo veían como cosa normal, siendo hermanos.Tampoco se avergonzaban por tal nimiedad. Helio Díaz
  • 48. 48 Habían salido a pasear tras la función de teatro que aca- baban de ver,estaban inquietos y no deseaban ir a casa aun, a pesar de que era un poco tarde y, se notaba la humedad de la noche.Violeta se arropó con su abrigo negro y su chal violeta que se enroscó en el cuello como para darse un poco de calor,y Mario con su chaquetón gris y su corbata violeta resultaba muy elegante;ambos pensativos,quizá por la obra que habían contemplado que pareciera que representara a su vida, porque se comportaban como los actores en escena, distantes y callados con paso firme por una calle céntrica y transitada de Madrid, y, sin mirarse a la cara; no sabían cómo dirigirse la pa- labra y decirse lo que tanto tiempo llevaban ocultándose.Atrás quedó aquel amor incondicional lleno de algarabía y de sueños con proyectos de vida futura que les inundó en otra época. El tiempo tal vez había llevado a ambos al hastío y,ahora cargaban una vida tediosa que más bien era una representación de cara al lugar de clase media alta,donde habitaban en una lujosa casa que se les había quedado enorme. Ninguno de los dos quería dar el paso que hace muchos otoños debieron dar.Creían que el motivo era su hija María,que estudiaba en Londres ajena a la si- tuación que acaecía a sus padres.Ellos trataron siempre de ocul- tar el ambiente por evitarle sufrimiento, y porque creían que tendría solución,pero tal como en la obra cuando la hija se mar- chó el escenario empeoró y, ambos comenzaron a hacer vidas separadas en la casa y solo hacían vida conjunta en las salidas sociales,a la ópera,o teatro,de forma que al acabar la función ya no tenían nada que decirse.Él era un abogado de prestigio y se casó con Violeta muy enamorado, pero pronto le fue infiel con una compañera del gabinete donde trabajaba y lo ocultó bastan- te tiempo,era muy tradicional y guardaba las formas con mucha discreción como se hacía en la época. Comenzaba la democra- La despedida Isabel Hernández España
  • 49. 49 cia en España, pero la palabra democracia quedaba muy ancha para las personas vulnerables;aún el hombre tenía muchos po- deres sobre la mujer. Ella profesora de inglés en la Facultad de la Universidad Autónoma de Madrid era una privilegiada,según su marido; desempeñaba su rol de mujer trabajadora y ama de casa; doble papel que las mujeres aceptaban para sentirse más liberadas, pero en realidad trabajaban el doble por la mitad de precio, porque su trabajo de ama de casa no se le reconocía, incluso por las propias mujeres,y más si tenía ayuda de servicio en casa. Lo cierto es que salvo alguna excepción las mujeres siempre llevaban las de perder en todos los sentidos.Las madres eran las que educaban en la mayoría de los casos trabajaran o no fuera de casa;los hombres cuando se casaban pretendían que su mujer hiciera también de madre era“la pescadilla que se muer- de la cola”.Violeta aspiraba a la igualdad algo insólito en la vida social a la que pertenecía,pensaba que iba a cambiar el mundo con su trabajo en la Facultad,hasta sus compañeros de trabajo la miraban con extrañeza cuando oían sus tesis y muchos se reían a carcajadas en su cara,pensando si estaba delirando,— ¿cómo pretendía imponer igualdad entre hombre y mujer? Eso era una broma, —decían riendo, ¿si hasta sus madres hacían distinción entre ellos y sus hermanas?, todo estaba programado para que el hombre de la casa fuera distinguido y la mujer lo asumía sin rechistar. La abuela de Violeta le contaba, — que se había pros- perado bastante, que en sus tiempos la mujer que rechistaba podían ingresarla en el psiquiátrico por loca, y que gracias a Dios eso ya no pasaba,pero porque la mujer había aprendido a callar y dar por buena toda disciplina impuesta por su padre o por su marido y eso hacía la convivencia más fácil; —ya no se oían tantos casos de mujeres ingresadas en los centros de trata- miento mental,solo alguno aislado,— le seguía comentando su abuela.Violeta no podía soportarlo y comenzó a echar en cara a Mario, todo su trabajo en casa; La señora de servicio venía solo por la mañana, y todas sabemos que la casa ocupa casi las veinticuatro horas.Mario no solo no hacía nada en la casa,sino que hasta tiraba la ropa al suelo por su lado de la cama creyendo que se recogía sola.Violeta le explicaba —que debía recogerla ella para que no la viera la señora de servicio, porque“nadie le Isabel Hernández España
  • 50. 50 tiene que recoger su ropa del suelo”,— es él el que se debe de responsabilizar de su ropa,y echarla en el cesto de la ropa sucia, ¿tan difícil es de entender?,—le decía Violeta una y otra vez.La convivencia se había deteriorado y estaban llegando al punto en que no se sostenía, pero María era el amor de los dos y por ella se estaban sacrificando. No se podía pensar en el divorcio porque no existía y la separación solo podía ser si el hombre de- jaba a la mujer; la mujer no podía dejar al hombre salvo alguna excepción y, no estaba bien visto, enseguida le ponían mote a ella si osaba irse de su casa,tanto si era con otro hombre como si lo hacía sola.Le caía sobre su persona las más voraces críticas no solo de hombres sino también de mujeres y, muchas aguan- taban porque eran incapaces de soportar ese peso que arrastra- rían de por vida.Sin contar aquéllas que los maridos ingresaban en salud mental,los llamados“manicomios”de la época.Violeta tenía alguna amiga ingresada en esos centros y alguna vez acu- dió a visitarla no siéndole permitida la visita.Cuanto más rango social más facilidad para el marido llevarla al médico de salud mental,incluso obligada.Ni que decir tiene que todo se tapaba y cuando salía a la luz, la mujer ya se había vuelto loca de ver- dad, porque si no lo estaba al entrar allí dentro se volvía loca cualquiera. Otro problema de Violeta era que su propia madre, le aconsejaba que aguantara y que no contara esas cosas de Ma- rio, que él era buena persona y el padre de su hija, y no debía ponerlo en boca de que nadie supiera lo que decía ella,que no la creerían y la que quedaba en mal lugar era ella.A su suegra ni mentarla, por lo que no le quedaba más remedio que tolerar y seguir sometida al mal trato psicológico continuo. Solo tenía la esperanza de que la situación política cambiara y pudiera tener algún lugar donde poder refugiarse.Admiraba a sus compañeras de facultad,una inglesa y otra francesa,esa libertad y soltura con la que se desenvolvían,era a lo que aspiraba.Ella con su sueldo podía dejar la casa y alquilar un pisito pequeño para vivir sola y con su hija,no necesitaba más,gracias a su trabajo lo podía con- seguir; tenía claro que Mario no iba a abandonar su casa y sus comodidades, él era de la alta sociedad madrileña, —decía que con ella había perdido estatus. La clase social de Adelaida era inferior y,se lo echaba en cara cada vez que le parecía.Adelaida se sentía insultada y minusvalorada; con ello estaba ningunean- do a sus padres y resto de familia, y de paso también a su hija, pero él no se daba cuenta de eso o le daba igual, solo deseaba hacerla sentir inferior, y ella se lo tenía que tragar y, se desaho- gaba llorando en la soledad de su cuarto donde se refugiaba la mayor parte del tiempo que estaba en casa.María solo venía de vacaciones y a veces ni eso porque viajaba a otros lugares, con lo que Adelaida no podía contar con ella para nada,además,no quería que María supiera de su vida,de lo desgraciada que era,y Isabel Hernández España
  • 51. 51 cuando llegaba trataba de disimular y salía con ella de compras y de paseo; hablaban de estudios y de otras cosas banales que no le afectaran a la niña.Pensaba que para unos pocos días no se los iba a amargar con sus problemas de pareja que además era su querido padre,porque ella lo adoraba y él se derretía con sus carantoñas y le daba todo lo que le pedía. Para María su padre era sagrado, y ni a su madre le permitía hablar de él si no era para alagarlo. Por ello Adelaida solo deseaba que su hija fuera feliz y que no tuviera un mal concepto de su padre, deseaba lo mejor para ella. Adelaida sabía que no tenía a nadie con quien contar. Se desahogaba alguna vez a escondidas con su amiga de colegio, Ana,pero no podía venir a su casa ni ella iba a la suya.Ana vivía en las afueras de Madrid, un barrio obrero; su clase social era inferior y a Mario no le gustaba que la vieran con ella, —decía que la desmerecía,y eso le afectaba a él que era su marido y lo desprestigiaba.Adelaida sufrió mucho por ello porque quería a su amiga,pero Ana no deseaba saber nada de Mario,con lo que no había apenas relación. Solo se veían a escondidas en alguna ocasión cuando Mario viajaba por alguna circunstancia. Enton- ces aprovechaban y quedaban a comer por las afueras para no encontrarse con alguien conocido que las pudiera reconocer y luego contárselo a Mario.Ana le decía a Adelaida, —que lo de- nunciara a la policía,o que consultara con una abogada.Pero de sobra sabía Adelaida que los abogados se protegían entre ellos y su marido era muy conocido; por otra parte, lo de la policía era de risa pensarlo, sabía de casos donde se reían de la mujer y llamaban al marido para que la fuera a buscar a la comisaría. Su caso era como el de tantas otras sin solución, solo cabía es- perar a que la situación cambiara.Ana era su amiga verdadera y podía contar con ella, incluso irse a vivir a su casa hasta que pudiera encontrar algo mejor.Adelaida lo sabía y se lo agradecía en el alma, pero por ahora debía seguir esperando. —“prefiero estar sola,ser pobre y libre”,— le decíaAna a su amiga.—“Ojalá pudiera”, —le contestaba Adelaida con lágrimas en los ojos. Se despidieron abrazadas, las dos llorando amargamente, como si fuera la última vez que se vieran. Adelaida caminaba tan absorta en sus pensamientos miran- do hacia su interior,a su ahondado y desconsolado sufrimiento, que no advirtió el coche que se le echaba encima cuando cruzó la calle de camino a su casa sin mirar.Sintió una paz confina que la colmaba de felicidad,cuando se vio por fin liberada y flotando en un mundo excelso,sublime e idílico,desde donde observaba en miniatura muchas personas corriendo, sirenas y neones de colores que ya no iban con ella. Había conseguido la plenitud que la transportaba al mundo perfecto, radiante, hermoso, el mundo ideal,el de sus deseos infinitos. Isabel Hernández España
  • 52. 52 El 2 de diciembre último se conmemoró la trágica desapa- rición de uno de los más grandes escritores de la literatu- ra indigenista hispanoamericana, nos estamos refiriendo al tayta andahuaylino José María Arguedas Altamirano, autor de la célebre novelaTodas las sangres. Esta obra publicada en 1964 se constituyó en una de las mayores propuestas de su vasta producción literaria pues mos- tró en ella una gran variedad de personajes de la sociedad pe- ruana de la época en el marco de los conflictos,preferentemen- te, sociales que afectan a las comunidades andinas por medio del denominado progreso imperialista o contemporáneo como se prefiera llamarlo. El título de la novela responde a un afán de revelar a través de espacios geográficos y sociales de nuestra serranía la consti- tución de la sociedad peruana andina; esto es, la pluriculturali- dad de nuestro país. La agudeza narrativa de Arguedas induce a la reflexión de los peligros que conlleva la intromisión de grandes grupos trans- nacionales cuando recurren a diversas formas de corrupción y de explotación que,en muchos casos,atentan contra la defensa de los recursos naturales y contra la misma identidad indígena bajo el esbozo ideológico de la modernización. Es indudable que al tratar estos temas despertaría,en mu- chos sectores de la sociedad criolla de ese periodo, innumera- Manuel Alberto Sedamano Ballesteros Perú M anuel Alberto Sedam ano Ballesteros La vigencia de todas las sangres de José María Arguedas
  • 53. 53 bles ataques como lo ocurrido en la mesa redonda organiza- do por el Instituto de Estudios Peruanos en junio de 1965 y la posterior publicación de Utopía arcaica de nuestro nobel Mario Vargas Llosa. Sin embargo, considero que varios de esos argu- mentos carecieron de objetividad y de precisión pues expu- sieron razones políticas, históricas, sociológicas e incluso hasta económicas cuando la propuesta de Arguedas es evidentemen- te literaria:Todas las sangres propugna el respeto a la cultura, a la naturaleza y a las formas de la tradición andina. Esta novela rescata muchos elementos esenciales del mundo indigenista desde el animismo hasta los ritos populares como los entierros y las procesiones.Asimismo, resalta el valor expresivo del quechua y el trabajo de la tierra de los antepasa- dos en armonía con el ambiente natural. Es innegable que es el lector quien valora e interpreta la obra literaria según su experiencia,es decir,desde su compren- sión y expresión del mundo.Todas las sangres representa un estado de conciencia social (artística, moral, ideológica, entre otros) que la vincula con la sociedad según las condiciones his- tóricas y materiales del quehacer literario (complejidad social). Esta novela es, sin lugar a dudas, una obra clásica de la literatura peruana e hispanoamericana, puesto que, aún man- tiene su capacidad artística de enfrentarse a nuevas lecturas e interpretaciones,esto es,su vigencia enriquecedora infiere a di- versos análisis en el ámbito literario y sociocultural. Perú