1. Integrante:
Samairy Rondón C.I: V- 27.409.446
Profesora:
Xiomara Rodríguez
Materia:
Fisiología de la Conducta
Sección: THF-0333 ED01D0V
República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular Para la Educación Universitaria
Universidad ‘’Yacambú’’
Vicerrectorado de Estudios Virtuales
Programa: Licenciatura de Psicología
Barinas Octubre del 2017
2. INTRODUCCIÓN
La ira es una emoción humana completamente normal, por lo general sana. Pero cuando se sale de
control y se vuelve destructiva, puede conducir a problemas en el trabajo, en las relaciones personales, y
en la calidad general de la vida. Y puede hacernos sentir como si estuviéramos a merced de una
emoción impredecible y poderosa. Este artículo está destinado a ayudar a entender la naturaleza de la ira
La ira es "un estado emocional que varía en intensidad desde una leve irritación a la furia y la rabia
intensa". Según Charles Spielberger , un psicólogo que se especialista en el estudio de la ira, al igual que
otras emociones, está acompañada de cambios fisiológicos y biológicos. Cuando una persona se enfada,
su ritmo cardíaco y la presión arterial aumentan, al igual que los niveles de sus hormonas de energía,
adrenalina y noradrenalina.
La ira puede ser causada por acontecimientos externos e internos. Usted puede estar enojado con una
persona específica (como un compañero de trabajo o jefe) o acontecimiento (un atasco de tráfico, un
vuelo cancelado), o su ira puede ser causada por la preocupación o las cavilaciones acerca de los
problemas personales. Los recuerdos de acontecimientos traumáticos también pueden desencadenar
sentimientos de ira.
3. La Ira
Es una emoción que se
expresa a través
del resentimiento o de
la irritabilidad.
Los efectos físicos de la ira
incluyen aumento del ritmo
cardíaco y los niveles
de adrenalina.
Es la respuesta cerebral de
atacar o huir de una
amenaza o daño
percibidos.
La ira es el sentimiento
predominante en el
comportamiento,
cognitivamente, y
fisiológicamente.
5. Influencias del Aprendizaje.
La ira desvía la atención y paraliza la memoria activa vital para aprender.
Los centros nerviosos y los neurotransmisores que regulan las emociones y
la motivación están involucrados en el proceso de aprendizaje también
Es necesario regular la intensidad de la emoción (ira) para evitar el bloqueo
inconsciente de la información.
La ira dificulta la asimilación de conocimientos, en muchas ocasiones impidiendo totalmente el proceso de
aprendizaje
6. Modificaciones y Tolerancia.
El objetivo del manejo de la ira es reducir los sentimientos y el
despertar fisiológico que provoca. A veces no podemos
deshacernos de las cosas o las personas que nos enfurecen, ni se
pueden cambiar, pero podemos aprender a controlar nuestras
emociones. La palabra tolerancia es de mucha importancia en esta
área, puesto que aunque en ocasiones el entorno o las personas
que nos rodean desatan el volcán de la ira, también es cierto que
hay momentos en que la ira es injustificada y un reflejo de otros
problemas o malestares subyacentes del sujeto, que producen
explosiones al menor descuido afectando a veces a personas que
no tienen nada que ver con la molestia original.
Es menester también saber colocarse en el lugar de los otros,
comprender que un arrebato de furia la mayoría de las veces no
soluciona el problema y que lejos de ayudar empeora casi siempre
la situación, concientizar como había expresado anteriormente y
tratar de hallar soluciones creativas y positivas a los conflictos.
8. Crear un nivel de conciencia
sobre los impulsos.
Controlar los pensamientos
negativos relacionados.
Gestionar el estrés emocional
derivado al episodio de ira y
Desarrollar estrategias para
resolver conflictos
adecuadamente.
Tratamiento a estas Reacciones
Para mejorar el manejo de la ira se emplea ampliamente la terapia cognitivo-conductual, la cual a
partir del reconocimiento de los impulsos de ira pretende:
9. CONCLUSIÓN
Conocer las propias emociones es algo fundamental. Reconocer cuál es la emoción que estamos
sintiendo, en el momento en que la sentimos es tremendamente útil, ya que nos permite un
mayor conocimiento de nosotros mismo y también nos permite saber canalizar y expresar esas
emociones hacia los demás de manera adecuada.
Todas las emociones son buenas, mirándolas desde el papel adaptativo que juegan, sin embargo hoy se
sabe que hay algunas que si se salen de los limites normales y se vuelven crónicas, ya no son tan
buenas.
En la comunidad científica ya se acepta que las emociones tienen cierta influencia en la salud: se
reconoce un vínculo físico entre el sistema nervioso y el inmunológico, que hace que estos sistemas,
sobre todo el inmunológico dependa del nervioso para su correcto funcionamiento. Así, las emociones
negativas y el estrés afectan al sistema inmunológico, haciéndolo más vulnerable; y las emociones
positivas, el buen humor, el optimismo y la esperanza, junto al apoyo de otros, ayudan a soportar una
enfermedad y facilitar su recuperación. Con esto, se estableció la relación mente/cuerpo, que permitió el
nacimiento de una nueva disciplina de estudio, la Psiconeuroinmunnología.