1. Reflexión
Jn 6, 24-35
18º Domingo
Tiempo Durante el Año
Ciclo B
5 agosto 2012
2. Las obras de Jesús nos hacen conocer que
Dios es vida.
Nuestras obras harán saber a los demás
que creer en Él es no tener miedos,
y que es necesario seguir caminando, con
alegría y esperanza,
hacia la promesa de libertad y vida.
3. La gente sigue buscando a Jesús.
Surge una primera reflexión y un
compromiso para nosotros:
¿qué hago yo para encontrarme con Jesús?
Cuando Jesús advierte que lo buscan por
interés, les dice que hay un alimento
superior; el que da “vida eterna”.
No se refiere a la “otra vida”, sino a una vida
distinta de la existencia anterior.
4. Jesús sale al paso, diciendo que
basta una sola obra: creer en él.
La nueva vida se alcanza creyendo
en Jesús, orientándose y yendo
con él a través de la vida.
La fe es la adhesión a Jesús, a su
mensaje, forma y estilo de vida.
¿Qué lugar ocupa la fe en mi
vida?
¿Tiene que ver con todo lo que
hago o sólo me “sirve” en
momentos de apuro o dificultad?
Quien se adhiere a Jesús, da un
sentido a su propia vida y
consigue su propia felicidad.
5. La señal que Jesús ofrece es una vida en la que se
imponga, la bondad, el cariño, el respeto, la
solidaridad, la compasión.
Así la vida se llena de alegría y sentido y se resuelve
el problema del hambre material, y muchos de los
problemas que hacen desgraciadas a las personas.
¿Qué señal ofrezco, para que las personas crean, y
se sientan más felices? ¿Cuál es mi obra?
6. Jesús está hablando a personas judías, hay alusiones
al Antiguo Testamento.
San Juan marca un contraste entre el ayer y el hoy.
Lo sucedido en el desierto queda superado con Jesús.
La palabra de Jesús es siempre novedad y valentía.
Él afirma que fue Dios y no Moisés quien les dio el
pan verdadero, corrigiendo preceptos y doctrinas de
la Ley y los Profetas.
7. Con frecuencia no vemos, ni entendemos, ni sospecha-
mos que tenemos delante nuestro lo que necesitamos
y buscamos.
Las palabras de Jesús son de esperanza para todas
las personas que se sientan hambrientas y sedientas
en el desierto de la vida.
Tenemos motivos para vivir con alegría y esperanza
siguiendo a Jesús.
8. «El pan de cada día»
La tierra es un pan inmenso y nuestro,
para el hambre de todos.
Jesús es el Pan vivo.
El universo es nuestra mesa, hermanos.
Las masas tienen hambre,
y este Pan es su carne
destrozada en la lucha
vencedora en la muerte.
Somos familia en la fracción del pan.
Sólo al partir el pan,
podrán reconocernos.
Seamos pan, hermanos.
Danos, oh Padre, el pan de cada día.
Pedro Casaldáliga