La respuesta del Gobierno español a la emergencia tras el terremoto de Haití en enero 2010 ha sido rápida y con un considerable compromiso de fondos. España ha conseguido poner en marcha por primera vez un compromiso conjunto de fondos de la UE, y ha apostado por dotar de fondos al llamamiento de Naciones Unidas para Haití, que permite asegurar la coordinación y eficacia de la respuesta internacional. Sin embargo, existen varios aspectos cuestionables en cuanto a la calidad de la respuesta española. En su conjunto, la respuesta ha sido mucho más visible, sobre todo frente a la opinión pública, que eficaz, ya que no ha estado suficientemente basada en un análisis de necesidades de los afectados, ni ha sido liderada y coordinada por los actores especializados en respuesta a crisis humanitarias.