1. CINCO MINUTOS ANTES, por favor.
Este fin de semana (antes del partido de España, ya estamos más cerca) hablaba con un amigo de
lo fácil que es leer, en casi cualquier sitio, comentarios, reflexiones, consejos, instrucciones y
demás para aquellos que están pensando o han decidido convertirse en emprendedores y
desarrollar el negocio en el que depositan no pocas de sus ilusiones, su dinero y quizás hasta la
salud.
La mayoría de los que he leído contienen grandes dosis de sensatez y poseen gran utilidad para
todos aquellos que están pensando o han decidido plantearse el salto al nivel del
“emprendedurismo”.
Además, nos encontramos con centros denominados “viveros de empresas” con vocación (quizás
deberían tener más profesión) de ser punta de lanza para facilitar a los emprendedores encontrar
un “centro de operaciones, tutela y facilitador de sinergias” desde el que dirigir su proyecto.
También existen puntos donde la administración, bajo la denominación de CIRCE y sus PAIT
asociados, facilita la tramitación de alta de cada una de esos “emprendimientos” formalizando a
éstos como empresas.
En paralelo, nos encontramos como se organizan (por doquier) seminarios, conferencias, etc.
sobre “Start‐up” de éxito o publicaciones que demuestran que se puede emprender y no morir en
el intento. Incluso hay empresas que ofrecemos servicios dedicados a los “Start‐up”.
Finalmente, casi a diario, se escucha como desde multitud de estamentos se habla de favorecer la
cultura emprendedora como una palanca para la recuperación económica de nuestro país.
Hasta aquí podríamos englobar los anteriores como los “facilitadores” del emprendimiento.
Pero por otro lado, he tenido oportunidad de ver como muchos proyectos nacen y
desgraciadamente llega un momento en que muchos mueren. El problema es que su muerte no es
natural, es desagradablemente accidentada (no entro en valorar actitudes cuasi‐suicidas). Cuando
me entero de un proyecto que fracasa, intento averiguar el por qué. Pregunto y, normalmente me
cuentan, un conjunto de motivos relacionados con el “target”, “la posición financiera”, “el margen
comercial”, “el desequilibrio entre acreedores y deudores”, “la ventana de oportunidad”, “la
saturación de la oferta”, etc. Podría seguir con una retahíla de “términos”, incluso muy técnicos,
pero como escuché a un profesor en el IE (pido disculpas, no me acuerdo de quién) “nada nuevo
bajo el sol”.
Entonces, todo esto se produce porque ¿los “facilitadores” no han hecho su labor? O por el
contrario ¿el Sr. Emprendedor no estaba capacitado? También, puede ser que ¿la idea no era
adecuada?, ¿no había suficiente y buena financiación? O quizás, ¿todas a la vez? O, puede que
¿existan otras razones? En definitiva, es disertar de cómo el toro mató a Manolete, pero cuando
por el torero no se podía hacer nada ya.
2. Por ello, y admitiendo que hay que contar con todos los facilitadores (a pesar de las carencias)
para que orienten sobre la oportunidad de la idea empresarial, desde mi punto de vista hay que
ver el final de la “película” CINCO MINUTOS ANTES.
Ahora sí que he estado “sembrao”. Hay que recurrir a los recursos adivinatorios, comprarse una
bola de cristal o tener una máquina del tiempo para ver el futuro. Si sigo proponiendo estas
alternativas, seguramente mi futuro esté mendigando o recurriendo a la providencia. De
momento, no pretendo recurrir a ninguna de ellas así que tengo que plantear alguna otra opción
mejor desarrollada.
A pesar de esto último, sigo manteniendo que CINCO MINUTOS ANTES tenemos que optar por
decisiones con sentido común. Hoy no voy a valorar el sentido común, seguro que el lector
también recuerda alguna frase que retrata este sentido. Digamos que, hoy no toca hablar de ello.
Voy a centrarme en si tendríamos herramientas CINCO MINUTOS ANTES que nos permitieran
poner en juego nuestro sentido para decidir sobre lo coherente y lo sensato.
Las herramientas existen, pero seguro que no vamos a encontrarlas solo en: los balances y cuenta
de resultados previsionales de nuestro plan de negocio, en los consejos de los responsables de los
viveros o en el resto de los “facilitadores del emprendimiento”. En mi opinión si desde esos
“estamentos” se hiciera hincapié en promover un adecuado Control de Gestión y con un poco de
cultura sobre Opciones Reales (sin entrar en su desarrollo, solo el concepto, recomiendo leer al
Profesor Mascareñas) podría verse CINCO MINUTOS ANTES cuando el proyecto va a fracasar; y
valorar o bien una retirada a tiempo o bien reorientar el proyecto separando a éste del precipicio.
Pongo un ejemplo modesto y reciente, de un caso que conocí, como muestra de lo que
lamentablemente ocurre.
1.‐ Germinación de la Idea (aplausos del entorno).
2.‐ Desarrollo del Plan de Negocio y Plan Financiero (muchas horas delante del ordenador con
amplio desarrollo de aspectos cualitativos).
3.‐ Presentación del Plan de Negocio en un vivero de empresas (aplausos de este último).
4.‐ Creación de la empresa en CIRCE‐PAIT (más aplausos en el PAIT).
5.‐ Empieza la actividad comercial (peregrinaje por infinidad de clientes potenciales durante 6
meses).
6.‐ No se pueden pagar los gastos de explotación de la empresa (y estaban ajustados al mínimo).
7.‐ Aumenta el endeudamiento gracias a inversores (la familia, del banco ni hablar).
8.‐ Continúa la actividad comercial otros 6 meses.
9.‐ Nuevamente los gastos de explotación no pueden ser soportados.