El rey Alfonso XIII inauguró las obras de la Gran Vía de Madrid en 1910. La construcción de esta avenida moderna requirió la expropiación de 327 edificios y la desaparición de calles. Las obras se prolongaron hasta 1927 y transformaron la zona, creando 32 manzanas nuevas. La Gran Vía se convirtió en una de las obras públicas más importantes del primer tercio del siglo XX en Madrid.