El autor argumenta que el propósito de la religión en el siglo XXI es establecer un mundo de paz ideal de acuerdo a la voluntad de Dios a través de la unificación de todas las religiones y filosofías. Actualmente, las religiones se dividen y entran en conflicto entre sí en lugar de trabajar juntas para resolver los problemas mundiales y establecer la paz. La educación debe enseñar principios como el altruismo para crear una hermandad humana y lograr el destino común de la humanidad.