3. LA NEUROCIENCIA SOCIAL
EN SUDAMÉRICA
Una aproximación multinivel a perspectivas
biológicas y sociales
AGUSTÍN IBÁÑEZ, MARÍA JOSEFINA ESCOBAR,
RODRIGO RIVEROS Y JOAQUÍN BARUTTA
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5. 5
Los editores de este libro han reunido ensayos que nos presentan la idea de que
los procesos sociales y los procesos cerebrales parecen no estar tan separados como
muchos de nuestros departamentos de Ciencias Sociales y Neurociencias. Las
socio-neurociencias estudian los fenómenos sociales desde las neurociencias, y son
algunos de los desarrollos emergentes más prometedores de las Ciencias Cognitivas
y la Neurociencia, con aplicaciones que van desde la Cognición Social hasta la
Neuropsiquiatría. Esta perspectiva requiere del abordaje multi-disciplinario de
los fenómenos sociales, combinando técnicas y perspectivas psicológicas, sociales
y neurocientíficas. Por ello, los tópicos de las socio-neurociencias presentes en
este libro son igualmente diversos e interesantes : Procesos asociados al prejuicio
y sus correlatos cerebrales; La dinámica cerebral y el desarrollo de la empatía;
Los aporte hechos a la Neuropsiquiatría y a la Terapia psicológica; El rol del
contexto social en la dinámica cerebral; Etc. Este libro (el primero en español
sobre el tema) convoca a algunos de los más eminentes científicos internacionales
de esta área y a equipos de investigación multidisciplinaria de Sudamérica.
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7. 7
ÍNDICE GENERAL
Dedicatoria ..................................................................................................
Índice general...............................................................................................
Índice de figuras...........................................................................................
Índice de tablas ...........................................................................................
PARTE I. INTRODUCCIÓN A LA NEUROCIENCIA SOCIAL
Capítulo 1. Introducción a la Neurociencia Social y al Enfoque
Multinivel ....................................................................................................
Rodrigo Riveros, Mª Josefina Escobar, Joaquín Barutta y Agustín Ibáñez
Capítulo 2. Sensibilidad Interpersonal : La contribución de la
Neurociencia Cognitiva................................................................................
Jean Decety
Capítulo 3. La regulación del Si mismo en el mundo social :
Factores sociales y mecanismos neurales........................................................
David M. Amodio
PARTE II. NEUROCIENCIA SOCIAL EN SUDAMÉRICA
Capítulo 4. Neurociencia Social en Sudamérica: La Cognición Sujeta
a Claves Emocionales, Sesgos Raciales, Procesos Empáticos, Efectos
Contextuales y Toma de Decisiones..............................................................
ERPLab Working Group, Universidad Diego Portales
Capítulo 5. Neurobiología de la toma de decisiones y de la Cognición
Social ...........................................................................................................
Facundo Manes, Ezequiel Gleichgerrcht y Teresa Torralva
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8. 8
Capítulo 6. Aportes de las Neurociencias en la comprensión y
direccionamiento de los procesos de cambio psicoterapéuticos en
terapia de pareja ...........................................................................................
Diana Rivera Ottenberger
Capítulo 7. Intimidación entre estudiantes : Integración de nivel psicológi-
co, familiar, sala de clases, escolar y sociocultural..........................................
Marìa Isabel Toledo Jofré y Pedro Pablo Castro Farías
Capítulo 8. Razonamiento, Argumentación y Cognición Social :
El caso del subproceso Esquema-Imagen ......................................................
Cristián Santibáñez Yáñez
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9. 9
Índice de figuras
Capítulo 2
Figura 1. Modelo de Empatía en base a los hallazgos de la
Neurociencia................................................................................................
Capítulo 3
Figura 1.El área prefrontal del cerebro..........................................................
Figura 2: Payne Paradigm..............................................................................
Figura 3: Latencia de respuesta.....................................................................
Figura 4: ERPs .............................................................................................
Figura 5: Correlaciones del ERN..................................................................
Figura 6: Procesos automáticos y controlados ...............................................
Figura 7: ERPs. Patrones de activación neural asociados con la
regulación en los juicios amistad versus actividad en pares de caras
mezclados (afroamericanos versus caucásicos)................................................
Figura 8: Medidas de ansiedad......................................................................
Figura 9: Resultados de auto-reportes...........................................................
Figura 10: Valores predichos para el cálculo del proceso de disociación
de las respuestas de control...........................................................................
Capítulo 4
Figura 1. Resultados obtenidos en la tarea de integración semántica
contextual en esquizofrénicos, familiares y controles.....................................
Figura 2. Co-gesture paradigm .......................................................................
Figura 3. Regiones de interés (ROIs) asociadas a la modulación del
componente N400 en base a gestos congruentes e incongruentes .................
Figura 4. Efecto de las claves gestuales en la comprensión de la segunda
lengua. .........................................................................................................
Figura 5. Self/Other priming and pain matrix paradigm..................................
Figura 6. Co-gesture and pain expressions........................................................
Figura 7. Esquema experimental del IAT (o test de asociación
implícita)......................................................................................................
Figura 8. Resultados del experimento IAT....................................................
Figura 9. Esquema del paradigma IAPs.........................................................
Figura 10. Modulación de componentes en base al paradigma IAPS
en grupos de alto y bajo tono vagal...............................................................
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10. 10
Figura 11. Paradigma de toma de decisiones.................................................
Figura 12. Diagrama de condiciones de juego (A, B, C, D) y sus
relaciones matemáticas .................................................................................
Figura 13. Resultados de TVC......................................................................
Figura 14. Resultados de PIC .......................................................................
Capítulo 5
Figura 1. Regiones críticas de la corteza cerebral involucradas en la
toma de decisiones y la cognición social........................................................
Figura 2. Teoría de la mente .........................................................................
Figura 3. Captura de pantalla del Iowa Gambling Task (Bechara y
cols., 1994) ..................................................................................................
Figura 4. Cambridge Gambling Task (Rogers y cols., 1999) ...........................
Figura 5. Correlaciones toma de decisiones y ToM .......................................
Figura 6. Comparación de pacientes versus controles ....................................
Figura 7. Desempeño de la paciente M.I.C. en el 2003 y en el 2004
con respecto a un grupo control en la tarea de toma de decisiones,
Iowa Gambling Task......................................................................................
Capítulo 7
Figura 1. Esquema de niveles y variables implicadas en el fenómeno
del bullying...................................................................................................
Índice de tablas
Capítulo 4
Tabla 1. Medias y desviación estándar de la tasa de variabilidad
cardiaca y período entre intervalos cardiacos por condición..........................
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11. 11
PARTE I.
INTRODUCCIÓN A LA NEUROCIENCIA SOCIAL
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13. 13
CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN A LA NEUROCIENCIA SOCIAL
Y AL ENFOQUE MULTINIVEL
Rodrigo Riveros 1, 5
, Mª Escobar 1, 4
, Joaquín Barutta 6
& Agustín Ibáñez 1, 2, 3
1. Laboratorio de Neurociencia, Universidad Diego Portales,
Santiago, Chile
2. Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), Buenos Aires,
Argentina
3. CENTER FOR SOCIAL AND COGNITIVE NEUROSCIENCE,
THE UNIVERSITY OF CHICAGO, Chicago
4. Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile
5. Unidad de Neurología Cognitiva y Demencias,
Hospital El Salvador, El Salvador
6. Laboratorio de Epistemología e Historia de la Medicina,
Instituto Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires,
Argentina
Facultad de Psicología
Vergara 275, Santiago de Chile, Chile
Email Dr. Agustín Ibáñez : agustin.ibanez@udp.cl
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15. 15
INTRODUCCIÓN A LA NEUROCIENCIA SOCIAL
Resumen
Si bien los seres humanos son una especie intensamente social, las
bases neurales que subyacen a los procesos de cognición social están
recién develándose. Como un nuevo campo de estudio, la Neuro-
ciencia Social está produciendo grandes cantidades de datos acerca
de nuestro comportamiento social usando diferentes metodologías
de aproximación. Esto nos ha llevado a una mejor comprensión de
los vínculos entre razón y emoción, acción y percepción, y en la
comprensión de los otros y de uno mismo. En este texto se presentan,
además, las contribuciones de cada capítulo de este libro enfatizando
la convergencia de disciplinas como Neurociencia, Psicología Social,
Lingüística y Psicoterapia.
Palabras claves: Neurociencia Social – Aproximación Multinivel
– Cerebro Social.
Abstract
Although human beings are intensely social species, the neural basis
underlying the processes of social cognition are being recently revealed.
As a new field of study, social neuroscience is producing large amount of
data about our social behavior using different methodological approach.
This has led us to a better understanding of links between reason and
emotion, action and perception, understanding of others and ourselves.
In here, we review the contributions of each chapter stressing the con-
vergence of disciplines like neuroscience, social psychology, linguistic,
and psychoteraphy.
Key words: Social Neuroscience – Multilevel Approach – Social Bra-
in.
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16. 16
1.1. Introducción
En términos generales, la Neurociencia Social puede ser definida
como una área de investigación relativamente nueva dedicada al
estudio empírico de los mecanismos neurales subyacentes a procesos
de cognición social (Blackmore, Winston, & Frith, 2004). A su vez,
la Cognición Social puede ser definida como la suma de procesos que
permite a individuos de la misma especie interactuar unos con otros
(Frith & Frith, 2007). Esta disciplina intenta responder preguntas
fundamentales de la cognición social humana agregando técnicas
propias de la Neurociencia al conjunto de técnicas experimentales
tradicionalmente aplicadas por psicólogos sociales (Lieberman,
2005).
La Neurociencia Social ha sido una área de emergente desarro-
llo durante la última década y ha producido una amplia diversidad
de estudios (Todorov, Harris, & Fiske, 2006). Existe un abordaje
pluralista tanto en el uso de técnicas, en las diferentes disciplinas de
las que provienen sus investigadores, como en las áreas de interés,
por lo que el estudio va desde relaciones humanas complejas hasta
relaciones animales básicas (Dunbar & Shultz, 2007).
De acuerdo con Lieberman (2005), un número aislado de
estudios usando técnicas de potenciales evocados, relacionados a
eventos (ERPs) y Neuropsicología, conducidos en la década de los
90, pueden ser considerados pioneros en la actual investigación en
Neurociencia Social. Estudios en creencias evaluativas y no evalua-
tivas en ERPs estaban dirigidos a disociar procesos independientes
que sostenían aspectos de la Cognición Social. Si bien existen
estudios previos, tal como registros neurofisiológicos de células en
primates no humanos que constituyen estudios inspiradores en la
área, estos modelos aún no estaban ligados a la Psicología Social
(Todorov et al., 2006).
Con la aparición de técnicas de Neuroimagen Funcional,
la Neurociencia Social se comienza a consolidar como una área
coherente de estudio. Si bien los primeros estudios se enfocaron
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17. 17
a estereotipos, autoconocimiento y teoría de la mente, actualmente el
foco se ha extendido hacia las más variadas áreas de la Psicología
Social, incluyendo toma de decisiones (Sanfey, 2007), exclusión social
(Eisenberger, Lieberman & Williams, 2003), relaciones intergrupales
(Amodio, 2008), cognición moral (Greene, Nystrom, Engell, Darley
& Cohen, 2004; Moll & Oliveira-Souza, 2007), toma de perspectivas
(Saxe & Wexler, 2005) y Neuroeconomía (Camerer, Loewenstein,
& Prelec, 2005).
Según trabajos de revisión (Adolphs, 2003a; Amodio & Frith,
2006; Blackmore et al., 2004; Lieberman, 2007), la investigación
en Neurociencia Social se ha enfocado en los procesos de percep-
ción y comprensión del self; en los procesos de autoregulación
emocional y de la acción; y en los procesos que ocurren en la
interface entre uno y los otros. Los procesos de comprensión del
uno mismo y de los otros se han abordado a través de estudios de
teoría de la mente, empatía, autoreconocimiento visual, agencia y
reflexión sobre las propias experiencias.
La autoregulación se ha estudiado mediante tareas que requie-
ren la inhibición de impulsos emocionales y de la reevaluación de
experiencias emocionales negativas. Por su parte, los procesos que
ocurren entre uno mismo y los otros han sido estudiados mediante
la teoría neuronal de la simulación y otras teorías que abordan ac-
titudes, conexión y rechazo social, y procesos de toma de decisiones
(incluyendo razonamiento moral y neuroeconomía). El estudio del
substrato neuroanatómico de estos procesos ha dado paso a la emer-
gencia de lo que se ha denominado “Cerebro Social”, y que puede
ser definido como la compleja red de trabajo que permite reconocer
a otros y evaluar sus estados mentales y sentimientos, permitiendo
la predicción de interacciones sociales (Frith, 2007).
El estudio de la comprensión de las intenciones de otras per-
sonas se ha hecho a través de la llamada Teoría de la Mente (ToM).
La ToM examina la habilidad para razonar acerca de cómo operan
otras mentes, cómo son distintas de la nuestra y cómo situaciones
sociales afectan estados mentales (Siegal & Varley, 2002). Esta línea
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de trabajo no proviene de la psicología social en sí, sino de la psi-
cología del desarrollo trabajando con niños, personas con sordera
profunda, pacientes con trastorno del desarrollo y trastornos del
lenguaje. La investigación en Teoría de la Mente ha establecido que
para la edad de 4 años todos los niños han desarrollado la habilidad
de evaluar estados mentales de otros. Este proceso podría partir de la
capacidad de reconocer movimientos biológicos y acciones dirigidas
a metas que emerge alrededor de los 6 meses, y se iría complejizando
a lo largo del desarrollo de la persona.
Diferentes estudios en Neuroimagen usando tareas de la ToM
han mostrado consistentemente la activación de áreas dorso-mediales
del córtex prefrontal, surco temporal superior y polos temporales
en la corteza temporal lateral. Además, tanto estudios en pacientes
como de Neuroimagen en sujetos sanos han sugerido que el surco
temporo-parietal estaría también involucrado en operaciones de la
ToM, particularmente en procesos de toma de perspectiva (Saxe &
Wexler, 2005).
Otra manera de estudiar la comprensión de los otros −más
corporeizada que de razonamiento lógico− se refiere al estudio de
la empatía. La empatía requiere al individuo mantener conciencia
de que la respuesta emocional es una simulación corporeizada de la
experiencia de otras personas, y no debe ser confundida con la propia
experiencia. Estudios en empatía usando el dolor como modelo de
trabajo han encontrado un sistema altamente distribuido que incluye
la ínsula anterior, el periacueducto gris, el sistema sensoriomotor y
la corteza cingulada anterior. Estas regiones se activan cuando los
sujetos observan a otras personas teniendo experiencias dolorosas,
sugiriendo que son áreas necesarias para la representación subjetiva
y afectiva de esta experiencia (Singer et al., 2004).
Existe un amplio acuerdo en que la empatía se refiere a una
respuesta afectiva a otras personas, la cual puede (o no) requerir
compartir su estado emocional, pero que además implica la capa-
cidad cognitiva de comprender el estado de otra persona y regular
nuestra respuesta emocional (Decety & Jackson, 2005). En este
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19. 19
sentido, se han observado activaciones del giro frontal superior
izquierdo, orbitofrontal y precuneus, así como la parte medial ante-
rior del lóbulo temporal izquierdo y el giro inferior frontal cuando
los sujetos deben realizar juicios empáticos en comparación a otros
tipos de razonamiento social (Farrow et al., 2001). Por otra parte,
un estudio reciente (Decety, Michalskaa & Akitsukia, 2008), ha
enfatizado que para el ejercicio de la empatía no sólo es necesario
ser capaz de simular el estado emocional de otra persona, sino
compartir y comprender este estado emocional en relación a uno
mismo. La relación entre empatía e intencionalidad será revisada
por el Dr. Decety en el capítulo 2.
Con respecto al reconocimiento visual de uno mismo, éste
ha sido estudiado en infantes colocados frente a un espejo, quienes
alcanzan la habilidad de reconocerse a sí mismos frente al espejo
entre los 21 meses y el segundo año de vida, estando esto relacionado
a otras conductas tales como el uso de pronombres personales y el
desarrollo de juegos simbólicos. Esto ha llevado a considerar el auto-
reconocimiento visual en niños como evidencia de que es alrededor
del segundo año de vida cuando emerge la autocomprensión del
self en el niño (Lewis & Ramsay, 2004). Cuando se contrasta con
el reconocimiento de la madre a través de un espejo, que se logra
de manera más prematura, a los 9 meses de vida, se ha sugerido que
se necesita un mayor tiempo de maduración de las bases neurales
asociadas al autoreconocimiento. Estudios en Neuroimagen, llevados
a cabo en este tema, si bien han mostrado resultados discrepantes,
han mostrado de manera consistente una mayor activación de la
corteza lateral prefrontal y parietal derecha cuando las personas son
expuestas a imágenes de sí mismas en comparación a imágenes de
otras personas familiares (Kaplan, Aziz-Zadeh, Uddin & Iacoboni,
2008; Sugiura et al., 2005; Uddin, Kaplan, Molnar-Szakacs, Zaidel
& Iacoboni, 2005).
Como otro modo de estudiar la comprensión de uno mismo,
se ha utilizado el concepto de “agencia” para estudiar el reconoci-
miento de las propias partes del cuerpo y movimientos propios, un
proceso que involucra tanto inputs del sistema visual como internos
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20. 20
propioceptivos en los músculos. Estudios de Neuroimagen, Neu-
ropsicología y de Estimulación Magnética Transcraneal sugieren
que regiones bilaterales de la corteza parietal lateral estarían activos
cuando hay un conflicto entre el feedback visual y los inputs soma-
tosensoriales (Farrer et al., 2003; Farrer et al., 2007). Similarmente,
en pacientes esquizofrénicos experimentando pasividad, donde el
paciente reporta no sentir sus movimientos como propios, tam-
bién se ha encontrado una activación de la corteza parietal lateral
derecha (Farrer et al., 2004; Franck, O’Leary, Flaum, Hichwa &
Andreasen, 2002).
La capacidad de reflexionar explícitamente acerca de las propias
experiencias y comunicarlas es quizás únicamente humana. Estudios
en la reflexión de la actividad actual han mostrado activación de la
corteza prefrontal medial. Estos trabajos han comparado la actividad
cuando los sujetos responden a preguntas como “¿Cuánto agrado
siento cuando veo esta imagen?” en comparación con : “¿Es la ima-
gen un escenario exterior o el de una habitación?” (Johnson et al.,
2002). Asimismo, estudios en pacientes con lesiones en la corteza
prefrontal medial les muestran menos conscientes de sus propias
emociones cuando realizan conductas inapropiadas comparadas con
controles, sugiriendo la asociación de la corteza prefrontal medial en
la reflexión en experiencias actuales (Beer, Heerey, Keltner, Scabini
& Knight, 2003; Beer, John, Scabini & Knight, 2006). Además,
se ha encontrado que la reflexión acerca de estímulos emocionales
está asociado con una disminución de actividad de la amígdala
–región implicada en procesos afectivos automáticos– sugiriendo
que los sentimientos en sí mismos y la reflexión acerca de éstos no
es necesariamente isomórfica. Mientras que la reflexión, que es un
proceso internamente enfocado, está fuertemente asociada con
actividad fronto-parietal medial, el autoreconocimiento y agencia,
procesos externamente enfocados, están asociados con la actividad
fronto-parietal lateral (Lieberman, 2007).
Además de la capacidad de reflexionar sobre experiencias
actuales, los seres humanos somos capaces de reflexionar acerca de
eventos autobiográficos. Nuestra memoria autobiográfica tiende a
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21. 21
ser llenada por eventos que tienen una significancia personal, más
que ser un simple registro de eventos, por lo que el substrato neural
de la memoria autobiográfica y episódica está sólo parcialmente
traslapada. Estudios de Neuroimagen controlando contenidos de
memoria autobiográfica y episódica han mostrado que aunque la
activación de la corteza prefrontal ventrolateral ha sido reportada
en ambos tipos de memoria, la activación de la corteza prefrontal
medial y ventromedial han sido asociados sólo a memoria autobio-
gráfica, en tanto que la activación de corteza prefrontal dorsolateral
se ha asociado sólo a tareas de evocación de memoria episódica. Una
activación similar en corteza prefrontal medial ha sido encontrada
en tareas en que a los sujetos se les pide que identifiquen cualidades
que son autodescriptivas (Gilboa, 2004).
La autoregulación es una capacidad crítica para lograr metas
personales y sociales, y requiere actuar en función de objetivos inhi-
biendo respuestas preponderantes tales como impulsos emocionales.
Dos regiones cerebrales han sido consistentemente asociadas con la
regulación de respuestas preponderantes en estudios de Neuroima-
gen : la parte dorsal de la corteza cingulada anterior y la corteza pre-
frontal lateral. Mientras que la porción dorsal de la corteza cingulada
anterior ha sido asociada a la detección de conflicto entre una meta
y una respuesta preponderante, la corteza prefrontal lateral ha sido
asociada con mantener la meta en la memoria de trabajo para poder
implementar el control top- down necesario para poder producir la
respuesta apropiada (Aron, Robbins, & Poldrack, 2004).
Otros estudios se han enfocado en la reevaluación de experien-
cias emocionales como una medida de autocontrol. La reevaluación
requiere reenmarcar una experiencia desagradable para que resulte
menos aversiva. La reevaluación típicamente produce activación de
corteza prefrontal lateral y ventrolateral, así como tiende a modular
la reactividad de la amígdala (Banks, Eddy, Angstadt, Nathan &
Phan, 2007; Schaefer et al., 2002).
El estudio de los procesos que ocurren entre la persona y el
mundo social ha sido un campo reciente para distintos temas de
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22. 22
estudios. A comienzo de los 90 se descubrió una clase de neuronas
que respondían tanto cuando primates realizaban una acción diri-
gida a una meta, como cuando ellos observaban al experimentador
realizar la misma acción (Di Pellegrino, Fadiga, Fogassi, Gallese &
Rizzolatti, 1992; Gallese, Fadiga, Fogassi & Rizzolatti, 1996). En
los humanos, los estudios han encontrado una activación similar
en áreas homólogas, en particular en la corteza parietal y prefrontal
lateral, tanto cuando las personas observan una acción intencional,
como cuando la imitan. Se ha considerado a este tipo de neuronas
como la base neural de la comprensión de la intencionalidad y ju-
gando un rol en la evolución del lenguaje, pero esto es aún materia
de discusión y controversia (Rizzolatti & Craighero, 2004).
Las actitudes permiten compartir un mapa de las tendencias
de nuestra conducta. Estudios de Neuroimagen se han enfocado en
el correlato neural de actitudes explícitas e implícitas. Cuando las
personas expresan de manera explícita sus actitudes (experimental-
mente se han usado conceptos, nombres famosos, figuras geomé-
tricas o pinturas como estímulos), tiende a aparecer una activación
tanto lateral como medial de redes frontoparietales, que incluyen la
porción medial de la corteza prefrontal, parietal medial, prefrontal
ventrolateral y parietal lateral, las cuales son regiones asociadas a
procesos controlados (Cunningham, Espinet, DeYoung & Zelazo,
2005). Por otro lado, estudios en actitudes implícitas de sesgo racial
poseen correlatos neurales. Esto ha sido estudiado mostrando caras
de personas caucásicas y afroamericanas a personas estadounidenses
mientras realizan tareas no-evaluativas. Típicamente, la activación
de la amígdala ha sido asociada a actitudes implícitas (Cunningham,
Johnson, Gatenby, Gore & Banaji, 2003). Estudios más detallados
de actitudes implícitas hacia personas de otro grupo social puede ser
encontrado en el capítulo 4, mientras que en el capítulo 3 del Dr.
Amodio se puede leer acerca de estudios en regulación de actitudes
y del sesgo racial.
La mayor parte de los estudios de Neuroimagen en conexión
social se han dedicado a estudiar la respuesta neural asociada a las
repuestas hacia otras personas. La mayor parte de estos estudios
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23. 23
muestra a personas emocionalmente cercanas al participante junto
con imágenes de personas desconocidas. La mayor parte de estos
estudios ha mostrado una activación de los ganglios basales (Aron
et al., 2005). Por su parte, actividad del córtex cingulado anterior
dorsal ha sido asociada con el estrés de perder las conexiones sociales.
Roedores madres con lesiones en el cíngulo no manifiestan cuidado
maternal hacia sus crías, resultando en una baja tasa de supervivencia
de éstas comparadas con roedores controles (Stamm, 1955).
En seres humanos, estudios de Neuroimagen en exclusión
social han encontrado asociación entre el autoreporte de estrés
social y actividad de la parte dorsal de la corteza cingulada anterior
durante la exclusión social. La porción ventrolateral de la corteza
prefrontal estaría modulando la actividad de la corteza cingulada
anterior (Eisenberger et al., 2003)
Se ha hipotetizado que en los mamíferos, el dolor social habría
evolucionado de los sistemas existentes del dolor físico, jugando, la
porción dorsal de la corteza cingulada anterior, un rol en el estrés
emocional del dolor físico. La actividad aumentada de la parte dorsal
de la corteza cingulada anterior y la sustancia gris periacueductal
(otro componente del sistema de dolor) durante un episodio de
rechazo social ha sido asociada a mayores reportes de desconexión
social en la vida diaria (Eisenberger & Lieberman, 2004). Las rela-
ciones entre emociones y relaciones interpersonales son abordadas
en el capitulo 6, en el que la Dr. Rivera desarrolla un interjuego
entre los aportes de las Neurociencias y la Psicoterapia.
Por otra parte, el razonamiento moral ha estado recibiendo
atención recientemente. Dentro de la Neurociencia, la moralidad ha
sido definida como el set de costumbres y valores que son abrazadas
por un grupo cultural para guiar la conducta social, sin asumir un
punto de vista absolutista acerca de este tema (Moll, Zahn, de Oli-
veira-Souza, Krueger & Grafman, 2005). El hallazgo más común
ha sido que tareas de razonamiento moral implican la activación
de la corteza prefrontal ventromedial, mientras que también se ha
reportado activación en el córtex cingulado, la parte posterior del
surco temporal superior y polos temporales (Greene et al., 2004; J.
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24. 24
Moll & de Oliveira-Souza, 2007; Young & Koenigs, 2007). Tanto
en Cognición Moral como en Neuroeconomía se ha resaltado el
valor de usar paradigmas experimentales ecológicamente válidos. Un
buen ejemplo de esto ha sido el estudio del rol de las porciones más
anteriores del córtex prefrontal involucradas en las donaciones de
caridad, como un tipo de conductas altruistas, que ha sido llevado
a cabo por Moll et al., 2006.
La Neuroeconomía es una reciente área de investigación que
combina la Conducta Económica y la Neurociencia. Estos estudios
examinan las respuestas neuronales asociadas a procesos psicológicos
y emocionales que guían el proceso de toma de decisiones subyacente
a conductas cooperativas, de competencia, justicia y confianza, usan-
do paradigmas experimentales como el Juego del Dictador, o el del
Ultimátum entre otros (Camerer, Loewenstein & Prelec, 2005; para
un ejemplo ilustrativo, el lector puede ver Sanfey, Rilling, Aronson,
Nystrom & Cohen, 2003). Cooperación, justicia y juego limpio
activan típicamente la corteza prefrontal ventromedial, la porción
medial del córtex prefrontal y la parte medial del córtex parietal;
mientras que respuestas injustas y poco limpias activan la ínsula, el
núcleo caudado o la corteza prefrontal dorsomedial (de Quervain
et al., 2004; King-Casas et al., 2008).
En resumen, la aproximación de la Neurociencia Social, la cual
se dirige a los fenómenos de la Psicología Social desde la Neurocien-
cia, es uno de los desarrollos emergentes más promisorios dentro
de la Psicología y las Neurociencias Cognitivas (Adolphs, 2003b).
Si bien las ciencias conductuales han demostrado claros defectos al
momento de abordar conductas culturales complejas, debido a los
desafíos que involucra el desarrollo de teorías no reduccionistas, la
Neurociencia Social ha buscado explicaciones pluralistas para tratar
de mostrar la contribución de aspectos neuronales, cognitivos y
emocionales de la conducta social. Esto ha llevado al desarrollo de
explicaciones de la conducta social con abordaje en múltiples niveles,
que van desde lo celular hasta lo cultural. En Neurociencia Social
se ha vuelto evidente que la completa comprensión del cerebro no
puede estar reducida a mecanismos neurales.
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1.2. ¿Cuál es la relevancia y el impacto de la Neurociencia So-
cial?
La Neurociencia Social es una de las áreas de mayor desarrollo en la
última década y sigue atrayendo no sólo a investigadores y estudian-
tes, sino también a la opinión pública. Uno de los puntos críticos a
considerar al hablar del impacto de la Neurociencia Social ha sido
apuntado por Decety (2008). Mas allá del impacto claro que la
investigación científica tiene en el ámbito académico, es necesario
tomar con precaución cuáles son las conclusiones que se pueden
extraer válidamente de estos trabajos y cómo la sociedad usa estos
hallazgos. Explicaciones sobresimplificadas de fenómenos culturales
complejos no sólo dan paso a una descripción deformada de ellos e
ignora los alcances de estos trabajos, sino que además permite que la
sociedad tienda, basándose en esta “evidencia”, a reforzar supuestos
morales y sesgos presentes en el momento actual. Dilemas éticos
en torno a la aplicación del conocimiento y técnicas usadas en
Neurociencia se pueden encontrar en investigación de adicciones,
envejecimiento, farmacoterapia, violencia y aplicaciones clínicas de
técnicas de Neuroimagen (Farah, 2002).
Las conclusiones en Neurociencia ofrecen un vocabulario
tanto del “día a día” como del substrato neurológico de fenóme-
nos que son cercanos al común de la gente. Por ello, la tentación
de relacionar directamente ambos niveles es alta. ¿Qué parte del
cerebro se encarga de la justicia, el altruismo y el engaño? Esto
lleva a respuestas sobresimplicadas y a lo que se ha denominado
“Neofrenología”. Por ello, apunta Blackmore (2004), es necesario
ser cuidadoso al momento de interpretar los resultados de estudios
en Neuroimagen reportando actividad cerebral durante procesos de
alto nivel. Los procesos de cognición social son difíciles de emular
y controlar en el contexto de laboratorio, y en algunos casos lo que
ha sido denominado decepción o moralidad en un experimento, no
está necesariamente cerca del uso que le damos a aquellos conceptos
en la vida diaria.
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Particularmente importante es entonces el rol de la reflexión
de nuestros resultados en Neurociencia Social, donde nuestras
conclusiones pueden ser parte de la “evidencia” en la discusión de
políticas y temas controversiales o de apoyo en la implementación
de programas que no están apoyados por la ciencia en sí misma.
1.3. Síntesis
Los seres humanos somos inherentemente sociales. Una gran parte
del cerebro está involucrada en interacciones sociales y en compren-
der a otras personas. La Neurociencia se dedica al estudio de las
bases neurales que permiten estos procesos. En este acercamiento al
estudio de fenómenos sociales, una de las principales críticas que ha
recibido es que toma muchos conceptos ampliamente estudiados por
la Psicología Social sin entregar mucho de vuelta (Lieberman, 2005);
sin embargo, la Neurociencia Social no sólo ha permitido identificar
el substrato neuroanatómico de los procesos de cognición social, sino
que ha permitido establecer la distinción entre procesos enfocados
en estados internos o externos como un elemento que cruza todas
las operaciones de cognición social (Lieberman, 2007).
Finalmente, una de las mayores virtudes de este nuevo campo
de trabajo es que atrae a científicos desde diferentes áreas, como las
Ciencias Cognitivas, Computación, Biología, Matemáticas, entre
otras. Cada una de estas disciplinas provee sus únicas visiones para
dar paso a aproximaciones multinivel de fenómenos intrínsecamente
multifactoriales y que encuentran su expresión desde el nivel celular
hasta el social.
1.4. Contribuciones específicas
El conjunto de trabajos que se presentan en este libro tuvieron su
origen en las First International Conferences on Multilevel Approaches
and Social Neuroscience organizadas por el Laboratorio de Neuro-
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Ciencias Cognitivas de la Escuela de Psicología de la Universidad
Diego Portales en noviembre del 2008. Estas conferencias contaron
con el patrocinio de prestigiosas universidades y centros de estudio
tales como el Social Neuroscience Laboratory of New York University,
el Social Cognitive Neuroscience Laboratory of University of Chicago,
el INECO (Instituto de Neurociencias Cognitivas, Argentina), la
Fundación Favaloro (Argentina), la Unidad de Neurología Cognitiva
y Demencias del Hospital Salvador (Chile), la Universidad de Chile,
el CREAR (Centro de Estudios de la argumentación y el razona-
miento de la Universidad Diego Portales), y la Sociedad Chilena
de Neurociencias (Chile). El presente cuerpo de trabajos constituye
un selecto grupo de conferencias en torno a la temática propuesta.
Los mismos cuentan con la particularidad de abordar diversos
temas que presentan enfoques diferentes. Sin embargo, todos ellos
realizan un aporte desde una mirada que implica la comprensión de
fenómenos sociales desde múltiples niveles de análisis, dando lugar
así a la publicación de este primer libro escrito en español sobre
Neurociencia Social y aproximaciones multinivel.
La secuencia de la presentación de los capítulos parte con los
aportes desde la Neurociencia Social, a partir de estudios empíricos,
luego desde la perspectiva de la Psicoterapia, y finalmente desde la
Psicología Social y la Lingüística. A continuación se presenta una
sinopsis de cada uno de ellos. Este libro está dividido en dos partes.
La primera (que incluye este capítulo) refiere a temas de Neuro-
ciencia Social a nivel internacional. La segunda parte describe las
aproximaciones desde estudios realizados en Sudamérica.
El capítulo 2, del Dr. Jean Decety, presenta la idea de poder
aproximarse desde las Neurociencias al concepto utilizado por la
Psicología Social de “sensibilidad interpersonal” equiparándolo al
concepto de empatía. De esta manera el autor desarrolla el concepto
de empatía desde un modelo neurofuncional y se aproxima a la com-
prensión del mismo desde una dimensión cognitiva, social y luego
neurocientífica. Posteriormente presenta estudios de Neuroimagen
donde se evalúa la empatía en relación a la percepción de dolor en
otros, tanto en sujetos sanos como en participantes adolescentes con
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trastorno disocial de la conducta (esta patología presenta déficit en
la capacidad de empatía). Finalmente se realiza una breve discusión
en torno a la relevancia del estudio de la temática propuesta desde
estos diferentes niveles de análisis.
El texto del Dr. David Amodio (capítulo 3), pionero en la
investigación en Neurociencia Social, plantea la problemática de la
discriminación de las minorías raciales presente en Estados Unidos.
De este modo el autor aborda la pregunta de cómo se regula el com-
portamiento endogrupal, partiendo por comprender cuáles son los
mecanismos neurales involucrados en este proceso. De este modo
busca generar una discusión, dar luces respecto a cómo abordar
fenómenos propios del estudio tradicional de la Psicología Social
desde una aproximación multinivel que permite la integración de
los hallazgos de las Neurociencias abriendo así un espectro más
amplio en la comprensión de estos fenómenos. Asimismo plantea
la posibilidad de que estos nuevos conocimientos den pautas más
claras para comprender y reducir las conductas de prejuicio racial.
La segunda parte del libro, centrada en estudios realizados en
Sudamérica, comienza con el capítulo 4 del Laboratorio de Neu-
rociencias Cognitivas de la Universidad Diego Portales, acerca de
diversas líneas de investigación desarrolladas en el laboratorio. Los
autores del capítulo desarrollan, en primer lugar, una introducción
a la Electrofisiología y a las diferentes técnicas de estudio utilizadas
en el estudio de las Neurociencias Sociales, dando así lugar a la
descripción de los estudios que se están llevando a cabo en el mismo
laboratorio. Entre los fenómenos que se abordan se encuentran la
empatía, el uso de claves contextuales, los sesgos étnicos y actitudes
desde y hacia minorías indígenas (mapuches), el interjuego de regula-
ción socio-emocional a nivel de sistema nervioso periférico y central,
las diferencias de género y la toma de decisiones, entre otros.
En la contribución del Dr. Facundo Manes, Ezequiel Gleich-
gerrcht y Teresa Torralva (capítulo 5) se aborda empíricamente la
relación entre Cognición Social y toma de decisiones en humanos.
Situados en el supuesto de que existe una relación entre la corteza
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orbitofrontal en humanos y la toma de decisiones, los autores
estudian a un grupo de pacientes con demencia fronto-temporal
precoz y los evalúan con tareas de laboratorio en las funciones de la
Teoría de la Mente y la toma de decisiones. El capítulo aborda de
manera ordenada lo que se entiende por estas funciones, las pato-
logías neuropsiquiátricas en las que se pueden encontrar déficit en
estas funciones y finalmente se discute la relación entre estos dos
sistemas cognitivos.
El capítulo 6, la Dra. Diana Rivera propone hacer una pre-
sentación del estado actual respecto a los aportes realizados desde
las Neurociencias a la Psicoterapia, ya que existe una necesidad en
las últimas dos décadas de conocer los parámetros que regulan la
efectividad de la Psicoterapia. De este modo, el enfoque de la autora
consiste en revisar estudios realizados desde laTerapia Focalizada en
las Emociones, y relacionarla con los aportes desde las Neurociencias,
promoviendo así la co-construcción teórica-empírica orientada a
intervenir desde el conocimiento del sustrato neuronal asociado a
un desorden emocional, para así poder modificarlo. La propuesta es
sumamente interesante ya que intenta enlazar un abordaje mucho
más clínico con los conocimientos neurocientíficos.
En el capítulo 7, la Dra. Mª IsabelToledo y Pedro Pablo Castro
Farías nos presentan una mirada multinivel de analizar el bullying o
intimidación, como un fenómeno social vigente en las escuelas chi-
lenas, que tiene gran impacto actualmente. Si bien es un fenómeno
que ha sido muy estudiado, la propuesta de los autores es revisar la
multiplicidad de variables y niveles de descripción diferentes (a nivel
psicológico, familiar, escolar y social) que hacen que este fenómeno
se esté desarrollando en la realidad social chilena. Así, se realiza un
desglose de los diferentes niveles involucrados, que abarca los niveles
individual/psicológico, del niño intimidado y del intimidador, un
nivel familiar, de la sala de clases, la escuela y finalmente situaciones
históricas nacionales que facilitan que el fenómeno del bullying se
sostenga en el tiempo.
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Para finalizar, en el último capítulo, desde una propuesta dife-
rente, el Dr. Cristián Santibáñez, lingüista del Centro de Estudios
de Argumentación y el Razonamiento de la Universidad Diego
Portales, genera una discusión en torno al vínculo entre el proceso
de desarrollo de inferencias, la actividad argumentativa y el uso del
esquema-imagen a partir de la expresividad metafórica, todo ello
desde una mirada de análisis multinivel. El autor presenta en su
ensayo la idea de que el subproceso “esquema-imagen” es utilizado
en el razonamiento práctico para orientar estratégicamente la coor-
dinación de base de la cognición social. De este modo las temáticas
desarrolladas en los capítulos que van desde el dos al seis tienen la
particularidad de presentar investigaciones realizadas en Neurocien-
cia Social por los mismos autores, enriqueciendo la mirada porque
se presenta el uso de diferentes técnicas de Neurociencias. Así, los
resultados de las mismas nos permiten descubrir los alcances que
tiene esta perspectiva en investigación, ya que brinda la posibilidad
de combinar técnicas y enfoques psicológicos, sociales y neurocien-
tíficos. Por otro lado, los últimos tres capítulos son propuestas de un
abordaje mayormente teórico, que nos invita a reflexionar respecto
a la necesidad de mirar a los fenómenos sociales desde diversos
niveles de análisis y la necesidad del enfoque multidisciplinario (y
neurocientífico en el caso del artículo de la Dra. Rivera).
Esperamos que el lector disfrute de la diversidad de perspectivas
y disciplinas involucradas en la Neurociencia Social y las aproxima-
ciones multinivel, tanto en el contexto internacional, como en el
ámbito de la emergente investigación sudamericana. Los autores de
este capítulo, en su carácter de editores, desean agradecer el aporte
de cada autor, en especial por el interés y la dedicación demostra-
da, que ha hecho posible la publicación de este, el primer libro en
español sobre Neurociencia Social y aproximaciones multinivel.
Esperamos que este sea el primer paso de una futura consolidación
de esta increíblemente diversa y ambiciosa área de investigación.
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Nota biográfica de los autores
Agustín Ibáñez
Agustín Ibáñez se doctoró en Psicología por la Pontificia Universidad
Católica de Chile, se especializó en Electrofisiología en el Max Planck
Institute for Brain Research (Alemania) y realizó estudios postdoctorales de
Neurociencia en el Centro de Neurociencias de Cuba y en la Universität
Heiderlberg de Alemania. Ha publicado más de una docena de artículos
internacionales en Neurociencias y Ciencias Cognitivas. Es autor del
libro Dinámica de la Cognición (Editorial J.C. Sáez Editor) y coautor de
los libros Nuevos enfoques de la Cognición y Moving Beyond Cognitivism:
Social Minds in Action. Actualmente es Postdoctoral Research Fellow del
departamento de Psiquiatría de la Universidad de Heidelberg (Alema-
nia); investigador del Instituto INECO y el CONICET (Argentina);
investigador afiliado del Center for Social and Cognitive Neuroscience, The
University of Chicago e investigador asociado del Laboratorio de Neuro-
ciencias Cognitivas de la Facultad de Psicología de la Universidad Diego
Portales (Chile; http://neuro.udp.cl/). Este centro ha sido creado por el Dr.
Ibáñez para el desarrollo de investigación en Neurociencias Cognitivas,
estudiando claves contextuales, coordinación de lenguaje e información
no-lingüística, toma de decisiones e integración de valencia semántica,
procesamiento de expresiones faciales y claves sociales, focalizándose en
las Ciencias Cognitivas y la Neuropsiquiatría.
María Josefina Escobar
Mª Josefina Escobar es psicóloga de la Universidad Católica de Cuyo,
Argentina. Obtuvo su grado de Magíster en Psicología, Mención Psico-
logía Clínica Infanto-Juvenil por la Universidad de Chile. Actualmente
es estudiante del Doctorado Internacional en Psicoterapia, programa
conjunto de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Universidad de
Chile y Universidad de Heidelberg, Alemania. Coordinadora de inves-
tigación del Laboratorio de Neurociencias Cognitivas de la Universidad
diego Portales, Chile y miembro del equipo de investigación del Proyecto
Estudio transcultural de endofenotipos neurocognitivos múltiples en esqui-
zofrénicos y familiares de primer grado (Cuba-Chile) del Laboratorio de
Neurociencias Cognitivas de la Universidad Diego Portales. Se especializó
en la aplicación del sistema SCAN (Schedules for Clinical Assessment in
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Neuropsychiatry) certificada por la OMS, el Centro de Neurociencias de
Cuba y la Universidad de Cantabria.
Rodrigo Riveros Miranda
Psicólogo de la Universidad de Chile y Master en Investigación en Neu-
ropsicología y Rehabilitación en la Universidad de Birmingham (UK).
Investigador joven, sus áreas de interés son el estudio de alteraciones neu-
rocognitivas en familias con esquizofrenia múltiplex, procesos inhibitorios
en pacientes con TEC y la evaluación neuropsicológica de las demencias
y la depresión de inicio tardío. Actualmente, trabaja como investigador
en el Laboratorio de Neurociencias Cognitivas de la Universidad Diego
Portales, Facultad de Psicología de la Universidad Mayor y en la Unidad
de Neurología Cognitiva y Demencias del Hospital El Salvador.
Joaquín Barutta
Médico recibido en el Instituto Universitario del Hospital Italiano de
Buenos Aires (Argentina), se encuentra actualmente desarrollando su
doctorado en Epistemología e Historia de la Ciencia en la Universidad
Nacional deTres de Febrero (UNTREF) en Argentina. Es investigador en
el Laboratorio de Epistemología e Historia de la Medicina del Instituto
Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires y docente de Ciencias
Humanas de dicha institución. Es también docente de Neuroanatomía
y Neurofisiología de la Universidad Católica de Santiago del Estero. Ha
realizado trabajos de investigación básica en el Instituto de Biología y
Medicina Experimental (IBYME – CONICET), desempeñándose como
becario del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(CONICET), y actualmente es también investigador colaborador del
Laboratorio de Neurociencias Cognitivas del Instituto de Neurología
Cognitiva (INECO) de Argentina.
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CAPÍTULO II
SENSIBILIDAD INTERPERSONAL:
LA CONTRIBUCIÓN DE LA NEUROCIENCIA COGNITIVA
Jean Decety
Departamentos de Psicología y Psiquiatría,
Centro de Neurociencia Cognitiva y Social,
Universidad de Chicago
5848 S. University Avenue
Chicago, Illinois 60637
E-mail: decety@uchicago.edu
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SENSIBILIDAD INTERPERSONAL
Resumen
Los seres humanos son intrínsecamente sociales. Nuestra super-
vivencia depende críticamente de la interacción social con otros.
La mayoría de nuestras acciones están dirigidas, o se producen en
repuesta, a otros. La “sensibilidad interpersonal” es la habilidad de
percibir y responder conforme con los estados internos (cognitivo,
afectivo, motivacional) de otros, entender los antecedentes de
esos estados y predecir los eventos subsecuentes que resultarán de
ellos (Decety & Batson, 2008). Más aún, las personas poseen una
sensibilidad innata por medio de la cual se relacionan con otras
personas. En este capítulo se discutirán los aspectos de la interac-
ción social desde el punto de vista de la Neurociencia. Pero para
lograr una sólida investigación empírica en Neurociencia Social,
primero debemos realizar una sólida Neurociencia Cognitiva.
Entonces, si queremos realizar una investigación seria, debemos
combinar dos disciplinas: Psicología Social y Neurociencia, que
se hallan muy distantes. Estas disciplinas no utilizan los mismos
conceptos, utilizan lenguajes diferentes y tienen diferentes posicio-
nes sobre la especificidad de dominio, los diseños experimentales,
etc. Es, entonces, bastante desafiante articularlas, pero de esto se
trata la Neurociencia Social: articular diferentes niveles de análisis
para lograr un mejor y más completo entendimiento de la mente
humana en interacción con el mundo social.
Palabras claves: Sensibilidad Interpersonal – Empatía – fMRI.
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Abstract
Human beings are intrinsecally social beings. Our survival critically
depends on social interactions with others. Most of our actions are
addressed to, or produced in response to, others. “Interpersonal Sensi-
vity” is the ability of perceiveing and responding in accordance with
other’s internal states (cognitive, emotional, motivational states),
understanding the preceding states and predicting the subsequent
resulting events (Decety & Batson, 2008). Moreover, persons possess
an innate sensibility through which they interact one another. In this
chapter, the aspects of social interactions are discussed from the neu-
roscience perspective. However, in order to achieve a solid empirical
research in social neuroscience, we must to carry out a solid cognitive
neuroscience. Then, if we want to carry out a serious research, we
must combine two disciplines: social psychology and neuroscience,
which are separated. These disciplines do not use the same concepts,
they do utilise different languages and have different oppinions about
the domain specificity, experimental desings, etc. It is, therefore, quite
challenging to articulate them, but this is social neuroscience about:
to articulate different levels of analysis in order to obtain a better and
more comprehensive understanding of human mind in interactions
with the social world.
Key words: Interpersonal Sensitivity – Empathy – fMRI.
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2.1. Un abordaje multidisciplinario
Un aspecto importante de la interacción social, que da cuenta de
la intersubjetividad, es lo que llamamos “sensibilidad interperso-
nal”. Podríamos pensar en el concepto de empatía, que es similar.
Y dada la complejidad del concepto de empatía, uno debe tener
en cuenta diferentes niveles de análisis, incluyendo:
– La dimensión cultural (por ejemplo, los filósofos escoceses del
siglo XVIII, los filósofos alemanes del siglo XIX y, más reciente-
mente, la Fenomenología).
– La dimensión social (la similitud entre miembros, procesos in-
ternos/externos del grupo).
– La dimensión psicológica (arquitectura cognitiva, desarrollo del
niño y psicopatología).
– La dimensión neurobiológica (arquitectura neural, neuroquímica
y hormonas).
– La dimensión genética (construcción del sistema nervioso).
Para nosotros será más interesante echar un vistazo a los es-
tudios sobre empatía realizados en la dimensión social, utilizando
el abundante conocimiento acopiado por la Psicología Social. Por
ejemplo, ¿poseen las personas mayor empatía por individuos de su
propio grupo (el “grupo adentro”)? Esto es importante porque nada
tiene sentido excepto a la luz de la evolución. De hecho, nuestros
ancestros han evolucionado en grupos pequeños. Lo que trae segu-
ridad. Luego, el mundo social se volvió más y más complejo, y el
lenguaje, la cultura y la comunicación masiva actuales, nos condu-
jeron (a algunos de nosotros, al menos) a extender la denominación
del “grupo adentro” y denominar, por ejemplo, a América Latina
como un “grupo adentro”. Y quizás debamos denominar a todos los
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seres humanos como un “grupo adentro”. Esta es la única manera
de vivir pacíficamente.
En Neurociencia Social queremos explorar cuáles circuitos
cerebrales están involucrados en la interacción social. Podemos tam-
bién obtener información preciada estudiando qué tipos de lesiones
cerebrales se asocian con déficit en la empatía. Utilizando técnicas
electroencefalográficas, tales como los Potenciales de Respuesta
Evocados (del inglés, ERPs), podemos observar el curso temporal
del proceso de la empatía. Podemos también investigar cómo se
desarrolla la empatía en los niños mediante medidas de Resonancia
Magnética Funcional (del inglés, fMRI), dado que ya están en con-
tacto con otras personas y, por lo tanto, desarrollan empatía.
Es también muy interesante e instructivo observar personas
que no poseen empatía. Hay muchas condiciones psiquiátricas en
que los individuos poseen un déficit en la empatía, como en los
desórdenes borderline de la personalidad, los desórdenes narcisistas
de la personalidad, la psicopatía, los desórdenes del espectro autista,
etc.Todos estos individuos tienen una carencia de empatía pero por
diferentes razones (Decety & Moriguchi, 2007). Esto demuestra
que la empatía es un constructo psicológico complejo, y no un
único módulo.
Si estudiamos la empatía en la dimensión neurobiológica,
encontramos algo muy interesante: las hormonas. Hay hormonas
vinculadas a la empatía, y que están asociadas a la sensibilidad
interpersonal, como la oxitocina y la vasopresina. Sue Carter, neu-
robióloga de la Universidad de Illinois en Chicago, es líder en el
estudio del impacto de la oxitocina y la vasopresina en la interacción
social. También podemos estudiar la empatía desde la dimensión
genética.
Sin embargo, no podemos saltar del primer nivel (dimensión
cultural) al último (dimensión genética) sin atravesar todos los otros
niveles de análisis. Debemos articular cada nivel con el otro. Y de-
bemos tener cuidado con el modo en que lo hacemos. No podemos
vincular, por ejemplo, la empatía con un gen sin relacionarlo con
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todos los otros niveles de estudio. La sensibilidad intersubjetiva es
un sistema muy complejo que es producto de millones de años de
evolución del cerebro mamífero.
A continuación presentaremos un modelo en desarrollo sobre
los procesos involucrados en la empatía. En Neurociencia, como
en cualquier otra disciplina científica, es esencial tener un modelo
porque no queremos obtener información sin un medio coherente
para darle sentido, hacer predicciones e interpretarla. El primer
componente del modelo se basa en la habilidad innata que posee-
mos para imitar las conductas de otros. Esta imitación depende
del acoplamiento automático “percepción – acción” (sistema de
neuronas espejo) y ocurre subconscientemente. Es el primer paso
a través del cual los bebés desarrollan la capacidad para compartir
emociones. La regulación de las emociones es también muy impor-
tante en la empatía. Trabajos en psicología del desarrollo indican
que los individuos que no son buenos para regular sus emociones
(especialmente emociones negativas) tienen problemas para la em-
patía y la simpatía por otros.
2.2. La empatía en la Psicología
La empatía ha sido sujeto de estudio en muchas áreas diferentes
de la investigación y la práctica. En primer lugar, psicólogos de la
personalidad (Allport) se hacen una pregunta primordial : ¿Hay
una disposición estable (rasgo de personalidad) que puede asociarse
con la empatía? ¿Poseemos diferencias individuales en la empatía?
Para responder a este tipo de preguntas muchos estudiosos utiliza-
ron medidas de informes autoadministrados. La empatía también
se ha estudiado en investigación en Psicoterapia y su práctica
(Kohut, Rogers). Aquí la pregunta es : ¿Es crucial la empatía para
la relación terapéutica? ¿Cómo podemos desarrollar esta aptitud
cuando nos encontramos en relación con un paciente? Por ejemplo,
estamos desarrollando un estudio en Japón con médicos oncólo-
gos que deben informar a sus pacientes alguna noticia dramática.
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Quisiéramos saber cuáles son los mejores doctores, aquellos que
poseen más empatía y simpatía por sus pacientes con cáncer. En
el campo de la psicología del desarrollo (Eisenberg), la pregunta
es: ¿Cómo y cuándo se desarrolla la empatía? En Psicología Social
(Bastón, Ickes) analizan las situaciones y motivaciones que condu-
cen a conductas prosociales, la relación entre empatía y altruismo.
Los psicólogos de la personalidad generalmente postulan que
los rasgos de personalidad son mejores para predecir actitudes,
como por ejemplo, quién será una persona altruista. Sin embargo,
para los psicólogos sociales lo que importa es la situación. Para
nosotros, neurocientíficos cognitivos, ambos modelos opuestos
son correctos y deben ser combinados. Por ejemplo, un estudio
de fMRI que estamos realizando en la Universidad de Chicago
tiene que ver con niños con desórdenes agresivos de la conducta
y tendencias psicopáticas. Son niños extremadamente agresivos y
violentos; también padecen de “desorden por déficit de atención
e hiperactividad”. Es un extenso proyecto que involucra genética,
dopamina, serotonina, fMRI, conducta, etc. Si miramos a estos
niños como psicólogos sociales, podemos decir que se volvieron
violentos y agresivos porque crecieron en la pobreza extrema, no
tienen recursos y fueron abusados mental y físicamente. Eso es
cierto, y a veces es la única causa de su comportamiento, pero no
todos los que han vivido en estas situaciones difíciles se vuelven
violentos y agresivos o sociópatas. Las situaciones sociales tienen
un impacto en estos niños, pero hay otros factores biológicos que
contribuyen a la conducta agresiva. Debemos combinar estos
niveles (social, económico y biológico) para entender y predecir
mejor, con la esperanza de intervenir lo más temprano posible en
individuos que manifiestan conductas antisociales.
2.3. ¿A qué nos referimos con “empatía”?
Definiré la empatía como una especie de proceso de inducción
a través del cual las emociones, tanto positivas como negativas,
se comparten. Implica al menos una distinción mínima entre el
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propio self y los otros. Es importante notar que esta definición es
neutral en lo que respecta al resultado motivacional de la expe-
riencia de la empatía. La gente puede utilizar la empatía para ser
agradable y dar apoyo a los otros o para torturar a otras personas.
La empatía es un proceso adaptativo, que ha evolucionado dentro
de grupos pequeños. La gente no quiere ser agradable con todo el
mundo, no con sus enemigos, por ejemplo.
La empatía puede conducir a un estado mental diferente de-
nominado “distrés personal”, que es una especie de estado aversivo
(ansiedad, preocupación, molestia) que no debe ser necesariamente
congruente con el estado del otro y que conduce a una reacción
egoísta, orientada hacia uno mismo. Es decir, la gente quiere escapar
de situaciones negativas y distresantes. Otro aspecto importante
relacionado con la empatía es que este mecanismo para compartir a
través de la inducción puede llevar a la “simpatía”. La simpatía (inte-
rés o preocupación empática) involucra sentimientos de compasión,
preocupación y bondad, que están asociados con otra motivación
orientada en dirección del altruismo.
2.4. Un modelo neurofuncional de la empatía
La empatía se basa en un número de componentes que interactúan
unos con otros, pero que pueden ser disociados (Decety, 2007;
Decety & Meyer, 2008) (figura 1). Un componente primario es el
mecanismo de acoplamiento “percepción – acción”, que permite
compartir automáticamente los estados emocionales de otros. Este
mecanismo crea lo que llamamos “representaciones compartidas”,
que son activaciones en el observador de representaciones motoras
y respuestas autonómicas y somáticas asociadas, que resultan de
la observación del target. Así es como se desarrolla la empatía,
porque este mecanismo es innato y está listo para funcionar justo
después del nacimiento. Este mecanismo de imitación es esencial
para la supervivencia.
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Figura 1. Modelo de empatía en base a los hallazgos de la Neurociencia. Descripción de la reso-
nancia sensoriomotora y procesos top down/bottom up implicados en los procesos empáticos.
Para hablar sobre empatía madura y preocupación empática,
uno necesita de algo mucho más complejo que el mecanismo de
acoplamiento “percepción – acción”. La empatía involucra la regu-
lación de la emoción y la conciencia del propio self y del otro. Estos
componentes dependen de la corteza prefrontal y sus conexiones
recíprocas con el sistema límbico. Entender (y no sólo compartir)
las emociones de los otros en relación con uno mismo, y responder
a ellas, se relaciona con la metacognición o teoría de la mente.Tiene
que ver con las cosas que son intencionales, reflexivas y concientes.
Este más alto nivel posee una regulación top down (de arriba abajo),
del procesamiento de la información, sobre el mecanismo automáti-
co para compartir. En sentido inverso, este mecanismo automático
provee información para procesar.
Pero esto todavía no es suficiente. A este modelo debemos
agregar también que la empatía es modulada por la historia indivi-
dual de las personas, las disposiciones personales, la motivación y
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también las situaciones. Si queremos tener el panorama completo de
la sensibilidad interpersonal, consideramos todos estos mecanismos,
pero también debemos prestar atención a las aspectos sociales y a
las situaciones.
El mecanismo de la “percepción – acción” postula que cuan-
do la gente atiende a los estados conductuales de los otros, las
representaciones neurales del sujeto para situaciones similares son
activadas automática e inconcientemente. Esta idea es similar a la
que William McDougall escribió en 1908 en su introducción a la
Psicología Social : “Observar las emociones en otros tiende a pro-
ducir las mismas emociones en un observador, porque para cada
una de las representaciones primarias, hay un mecanismo perceptivo
específico (automático y estructurado) diseñado para recibir claves
afectivas particulares de otros y traducir esas claves en respuestas a
emociones compartidas”.
Por ejemplo, cuando los individuos ven a alguien sonriendo
ellos tienden a sonreir. Cuando ven a alguien disgustado, tienden
a estar disgustados. Esa es una respuesta de imitación motora. Las
personas aprehenden las emociones de otros como resultados de un
feedback aferente generado por una imitación motora elemental de
las conductas expresivas de los otros.
La imitación toma 20 milisegundos en aparecer (Cacioppo).
Es una respuesta muy rápida (menos de 200 mseg), automática y no
aprendida. De acuerdo con el descubrimiento de neuronas espejo
en las cortezas promotora y parietal posterior del mono (Rizzolatti
y sus colegas), que disparan tanto cuando el animal realiza una ac-
ción como cuando ve a otro realizar la misma acción, es posible que
exista un mecanismo neural semejante en el cerebro humano. Un
número creciente de experimentos de neuroimágenes demuestran
que un conjunto de regiones distribuidas en las cortezas promotora
y parietal es activado durante la percepción de las acciones de otros
y la propia producción (circuitos neurales compartidos).
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2.5. Percibiendo el dolor de otros
2.5.a. El dolor como herramienta para el estudio de la empatía
En nuestro laboratorio, en los últimos cinco años, hemos utilizado
la percepción del dolor de otros como herramienta para estudiar la
empatía. ¿Por qué? Porque el dolor tiene muchos valores adaptati-
vos. Ayuda a las personas a distinguir entre situaciones inofensivas
y dañinas, y esto no es cognitivo. La gente no le enseña a un bebé
lo que es doloroso y lo que no lo es, el bebé lo aprenderá por si
sólo. Es también importante porque puede ayudar a la gente a
escapar de situaciones peligrosas. Si la gente no tuviera un sistema
nociceptivo, no sobreviviríamos. El dolor es ubicuo a través de
los individuos y las culturas. Existe también la naturaleza social
del dolor. ¿Por qué la gente expresa dolor? Es una expresión que
provee de una señal crucial, que puede motivar conductas de ayu-
da en otros. Tiene que ver siempre con la evolución. Un hombre
prehistórico no lloraría, porque si hubiera un depredador cercano
a él, lo atacaría. Entonces, hoy en día expresamos dolor porque
buscamos ayuda, buscamos que alguien nos cuide.
Es interesante para nosotros utilizar el dolor como una herra-
mienta para investigar los mecanismos neurológicos subyacentes a la
empatía porque ya sabemos bastante sobre su fisiología, dada la gran
cantidad de estudios realizados por neurólogos y neurofisiólogos.
Sabemos bastante sobre este complejo sistema de redes.
Cuando las personas ven a otros sintiendo dolor, están pre-
dispuestas para experimentar el distrés de los otros como aversivo y
aprender a evitar las acciones asociados con este distrés. Por ejemplo,
si la gente ve a un bebé llorar, tratan de reconfortar al bebé. No les
gusta ver al bebe llorar. Pero miles de años atrás, cuando un bebé
lloraba demasiado fuerte, se lo abandonaba para morir, porque algo
estaba mal y era anormal en ese bebé. Entonces, otra vez es algo
que tiene que ver con la evolución, porque si la gente hiciera eso
hoy iría a la cárcel.
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Habitualmente queremos ayudar cuando vemos a alguien
sufriendo. Eso no es específico de los humanos, tenemos un ejem-
plo de un estudio realizado en ratas, muchos años atrás (Church,
1959). Aquel estudio mostró que las ratas que habían aprendido a
presionar una palanca para obtener comida dejarían de hacerlo si
su respuesta se apareaba con la aplicación de un electroshock a una
rata vecina visible.
2.5.b. Redes neuronales asociadas al procesamiento empático del
dolor
En nuestro laboratorio realizamos algunos estudios en dolor y
empatía en colaboración con el psicólogo social D. Bastón, quien
realizó numerosos estudios en su área que demostraron cómo
se siente la gente cuando se les solicita que piensen o imaginen
cómo se siente otra persona en una situación dolorosa; y cómo
se sentirían ellos en la misma situación (self/otro). Este estudio
demostró que imaginar a otro en una situación dolorosa, conduce
a la preocupación empática, y que imaginarse a si mismos en esa
situación, conduce a distrés personal. El distrés personal se asocia
con la motivación egoísta centrada en el self. La preocupación
empática o simpatía es una emoción para el otro.
Nos propusimos evaluar si en el scanner podríamos observar
diferentes redes neurales trabajando para esas dos situaciones dife-
rentes de toma de perspectiva, asociadas al procesamiento del dolor.
Los participante observaron, dentro del scanner, fotos de partes
del cuerpo (manos y pies) sufriendo o no sufriendo (Jackson et al.,
2006). Luego de observar cada estímulo, se les preguntó cómo se
sentirían si estuvieran en una situación semejante de sufrimiento o de
no sufrimiento, o cómo se sentiría otra persona en esas situaciones.
Disponían de una escala visual análoga que podían mover dentro
del scanner para manifestar cuánto dolor pensaban que había. Lo
que encontramos fue que cuando contrastábamos las situaciones
de dolor y no dolor, había una activación muy clara de la red que
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nosotros llamamos “matriz del dolor”, que incluye la corteza cingular
anterior, la ínsula, la corteza somatosensorial, el tálamo y la sustancia
gris periacueductal. Este circuito neural está involucrado en el proce-
samiento de la información nociceptiva (Price, 2000). No hubo un
incremento significativo de la señal en la corteza visual. El contraste
entre imaginarse a uno o imaginar a otros sintiendo dolor condujo
a distrés personal (que puede asociarse al deseo de escapar de esa
situación), en el primer caso, y a una activación mas completa de la
matriz del dolor, incluyendo la corteza somatosensorial, la zona de
la corteza posterior al surco central que contiene una organización
somatotópica del cuerpo. Encontramos una activación clara de la
matriz del dolor para el self, y menor para el otro.
Los resultados de ese estudio también demostraron que el
lenguaje es una herramienta muy poderosa para regular la emoción,
porque cuando instruimos a alguien para que tome la perspectiva
de alguien más, cambios sutiles en las palabras alteran los resultados
de la emoción empática, específicamente al afectar la mezcla de pre-
ocupación empática y el ditrés personal. Cuando los sujetos vieron
imágenes y videos de personas sufriendo, esto gatilló un modelo
de resonancia automática somática sensorial en ellos (self), pero la
empatía es un poco más compleja que eso.
2.5.c. La empatía del dolor en la interacción social y el desorden de
conducta
A continuación realizamos otro estudio con un propósito más
complejo, teniendo en cuenta que cuando los sujetos experimen-
tales observaron un dedo con dolor, por ejemplo, eso no fue una
interacción social (Decety et al., 2008). Realizamos un estudio
con niños de entre 7 y 11 años. Dentro del scanner se les presentó
cuatro condiciones dinámicas: películas cortas. Cuando los niños
observaban una situación dolorosa, activaban la matriz del dolor
(ínsula, corteza cingular anterior, área motora suplementaria,
corteza somatosensorial, sustancia gris periacueductal y corteza
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prefrontal medial). Hubo una intensa activación de la corteza
paracingular (CPC), la unión temporoparietal (UTP), que está
involucrada en la comprensión de los estados mentales de un agente
en una interacción social, y de la corteza orbitofrontal (COF),
debido al monitoreo de los resultados que se relacionan con las
recompensas y los castigos.
Luego del scanning realizamos un informe con los niños.
Todos ellos estaban preocupados y preguntaron el motivo que
podría explicar el comportamiento de la gente que provocó estas
situaciones dolorosas. Ellos preguntaban: ¿Por qué lastimarían a
alguien? Esto muestra que los niños son sensibles al razonamiento
moral y la justicia.
Recientemente realizamos el mismo estudio en un grupo de
adolescentes con desorden agresivo de la conducta. El desorden
de la conducta (DC) es un desorden mental serio de la niñez y la
adolescencia que se caracteriza por un patrón duradero de violación
de reglas y leyes. Los síntomas del DC incluyen la agresión física,
mentiras manipuladoras, robo, sexo forzado, intimidaciones, fuga de
los hogares durante la noche y destrucción de la propiedad. El DC
es un problema importante de salud pública porque estos jóvenes
no sólo inflingen daño severo físico y psicológico a otros, sino que
se encuentran además en un riesgo muy incrementado de encarcela-
ción, lesión, depresión, abuso de sustancia y muerte por homicidio
o suicidio (Loeber et al., 1998). Más aún, el DC es importante
porque es el mayor precursor infantil del desorden de personalidad
antisocial en la adultez (Lahey, Loeber, Burke & Applegate, 2005).
Podemos hipotetizar dos razones diferentes (y opuestas) para explicar
por qué esos jóvenes son agresivos y violentos : que no comparten las
emociones de otros, especialmente las emociones negativas (ceguera
emocional); o que tienen dificultades en regular sus emociones en
general y el alerta negativo en particular. Una razón adicional para
esta conducta anormal sería que son muy sensibles a las emociones
negativas, pero no pueden regularlas, entonces tienden a atacar y
ser violentos.
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En el scanner, los adolescentes observaron dos situaciones
diferentes : dolor versus no dolor. Más aún, estas situaciones podían
representar dolor provocado por uno mismo por accidente o dolor
inflingido intencionalmente por otro individuo. En el grupo control
(adolescentes saludables de la misma edad), observamos, como en
el caso de los niños, la activación de la matriz del dolor cuando
observaron las situaciones dolorosas. En los adolescentes con DC
agresiva también observamos la activación de la matriz del dolor,
pero en este grupo la amígdala y el estriado ventral se activaron
intensamente especialmente cuando se les presentaron situaciones
dolorosas causadas intencionalmente por otros. Sabemos que la
amígdala cumple un rol en el afecto positivo y negativo y su acopla-
miento con el estriado permite un efecto de alerta generalizado de la
recompensa. Es entonces posible que los jóvenes con DC agresiva se
pusieran felices y alertas al observar el dolor de otros, y que activaran
su sistema dopaminérgico. Es interesante que sus escalas de ítems de
temeridad (exposición a riesgos) e ítems de sadismo correlacionaron
con la respuesta de la amígdala.
2.6. Conclusiones
El interés por entender los mecanismos cognitivos, sociales y
biológicos que subyacen a la sensibilidad interpersonal, se debe
a muchas razones. Si estudiamos la empatía, la preocupación
empática y el distrés personal, ello arrojará luz sobre algunos
aspectos importantes de lo que nos convierte en humanos, cómo
evolucionamos, por qué se puede ser un buen psiquiatra, un buen
psicólogo, un buen padre, un buen maestro, etc.
La empatía y la sensibilidad interpersonal son también inte-
resantes porque muchos desórdenes psiquiátricos se relacionan con
déficit en la empatía.
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Otro aspecto interesante es que existe también un costo cuando
se es demasiado empático. Las emociones estresantes insumen mu-
chos recursos psicológicos a escalas mucho mayores que las basales
y no pueden mantenerse sanamente por un período de tiempo
prolongado. Si eres muy sensible hacia los demás puedes tener fati-
ga de compasión, distrés personal, ansiedad y burnout profesional.
Las personas deben ser capaces de regular sus emociones negativas,
porque si no lo logran no servirán de ayuda para asistir a nadie. La
sensibilidad interpersonal necesita ser regulada.
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Price, D. D., (2000), “Psychological and neural mechanisms of the affective dimension
of pain”, en Science, 288, 1769-1772.
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Nota biográfica del autor
El Dr. Jean Decety es profesor en la University of Chicago and the College
desde 2006. Previamente fue director de investigación en el INSERM (Na-
tional Medical Research Institute) en Lyon, Francia. Profesor en la University
of Washington, Seattle y director (head) del Social Cognitive Neuroscience
Laboratory (2001-2004). Además, es miembro del Comité Ejecutivo del
Center for Cognitive and Social Neuroscience y miembro del The Center
for Integrative Neuroscience and Neuroengineering. Es editor de la revista
Social Neuroscience y colabora con la junta editorial de Neuropsychologia y
también con el ScientificWorld Journal en dominios de nivel superior de la
función cerebral. El Dr. Decety es codirector del centro de Investigación
de Imagen Cerebral (BRIC) en el University of Chicago Medical Center. Sus
áreas de investigación son : Neurociencia Social Afectiva, Psicopatología,
Neuroanatomía y Neurofisiología Humana, Functional brain imaging
(PET, fMRI, DTI, ERPs, MEG), Neuropsicología, Psicología Cognitiva
y Neurociencia Social.
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CAPÍTULO III
LA REGULACIÓN DEL SI MISMO EN EL MUNDO SOCIAL :
FACTORES SOCIALES Y MECANISMOS NEURALES
David M. Amodio
DEPARTMENT OF PSYCHOLOGY, New York University
New York University
6 Washington Place
New York, NY 10003
E-mail David M. Amodio : david.amodio@nyu.edu
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LA REGULACIÓN DEL SÍ MISMO
Resumen
La Neurociencia Social integra teorías y métodos de la Psicología
Social y de la Neurociencia con el fin de responder preguntas
acerca de la conducta social en múltiples niveles de análisis. Este
enfoque multinivel ha sido particularmente útil en el dominio de
las relaciones intergrupales y el sesgo social implícito, dado que
esta área de investigación entrega un marco de trabajo para inte-
grar mecanismos neurocognitivos básicos con procesos grupales
y sociales de más alto nivel. Aquí, entrego una breve descripción
de mi enfoque de investigación en Neurociencia Social, y luego
describo algunos estudios que han usado este abordaje para exa-
minar tanto el sesgo racial implícito y sus efectos en la conducta,
como la regulación de la conducta intergrupal. Finalmente, sugiero
cómo un enfoque multinivel podría indicar algunos refinamientos
a concepciones teóricas en sesgo implícito.
Palabras claves : Neurociencia Social – Enfoque multinivel – In-
tergrupal – Sesgo implícito – NRE.
Abstract
Social neuroscience integrates theories and methods of social psychology
and neuroscience in order to answer questions about social behaviour
at multiple level of analysis. This multilevel approach has been par-
ticularly useful in the domain of intergroup relations and control of
racial bias, since this area of research provides a framework for inte-
grating basic neurocognitive mechanisms to higher level, group and
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societal processes. In here, I provide a brief description of my research
approach in social neuroscience, and then describe some studies which
have used this approach for examining implicit racial bias and their
effect on behaviour, as well as and self regulation of intergroup be-
haviour. Finally, I suggest how a multilevel approach might indicate
some refinements to theoretical conceptions of implicit bias.
Key words : Social Neuroscience – Multilevel approach – Intergroup
– Implicit bias – ERN.
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3.1. Introducción
Comenzaré este capítulo estableciendo cuál será mi enfoque de
investigación. En investigación intento usar múltiples niveles de
análisis. Estudio Psicología Social, lo que significa que me ocupo
de la conducta humana, acerca de cómo las personas interactúan
unas con otras. Estoy aún más interesado en cómo las personas
regulan su conducta. A veces las personas no quieren expresar todo
lo que están pensando, entonces ellos necesitan contenerse y con-
trolarse. Yo examino estos procesos en el contexto de las relaciones
intergrupales. En Estados Unidos, existe una mayoría de personas
caucásicas y una minoría afroamericana. Existen estereotipos acerca
de la gente afroamericana en Estados Unidos. Cuando una persona
caucásica interactúa con una persona afroamericana, a menudo
ellos no quieren expresar esos estereotipos, entonces deben regular
sus conductas (Devine, 1989). Debido a esto, mi pregunta es:
¿Cómo la conducta intergrupal es regulada? Para comprender
este proceso, pienso que es importante examinar el cerebro para
intentar ganar una comprensión de los mecanismos neurales sub-
yacentes. Yo soy un psicólogo social que usa la Neurociencia para
ver cómo las cosas están conectadas. Estudio este proceso en el
contexto intergrupal porque es un ámbito muy rico para estudiar
esta pregunta. Uds. pueden ver las motivaciones de las personas,
actitudes, factores sociales y también pueden examinar cosas más
básicas, como sistemas perceptuales en el cerebro y procesos cogni-
tivos y emocionales. La importancia acerca de hacer Neurociencia
Social y tomar un enfoque multinivel es usar cualquier método
con el que tú te puedas dirigir a tu pregunta central.
3.2. Visión general de los estudios presentados aquí
Me voy a enfocar en el control cognitivo: ¿Cuáles son los meca-
nismos de control y cómo operan en situaciones de la vida real?
En el primer estudio que expondré aquí se utilizaron potenciales
evocados relacionados a eventos (ERPs), así que podemos observar
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el proceso a través del cual el control es activado, en primer lugar.
Por ejemplo, cuando las personas están teniendo una conversación,
están constantemente regulándose a sí mismas. El control ocurre
automáticamente, y esto es lo que queremos comprender.
En el siguiente estudio, usé Resonancia Magnética Funcional
(fMRI) para intentar mirar más allá y ver cómo diferentes partes
del córtex frontal están involucradas implementando una respuesta
controlada. Finalmente, examinaremos los procesos de control en
situaciones de la vida real. Las situaciones intergrupales son inte-
resantes pues las personas a menudo sienten ansiedad, y en este
contexto, veremos cómo la ansiedad afecta a los mecanismos de
control.
3.3. Teorías de control no deliberativo
Cuando comencé esta investigación como un estudiante graduado
de Psicología Social, estaba interesado en el control en diferentes
teorías. En aquel período, había muchas teorías acerca de cómo
funciona el control en Psicología Social, pero estaban enfocadas en
las maneras deliberadas y conscientes del controlar. De acuerdo con
estos modelos, las personas tienen que saber conscientemente que
algo está equivocado, estimar conscientemente cuánto tienen que
ajustar sus conductas, y deliberadamente ponerlo en acción (e.g.,
Wilson & Brekke, 1994). El problema es que, en las interacciones
de la vida real, las personas no van a través de estos pasos. Por lo
que estos modelos no pueden explicar las conductas espontáneas
de la vida diaria. Como ejemplo de un tipo rápido de respuesta
regulada que las personas pueden hacer, consideren la “Tarea del
Tirador” (Correll, Judd, Park, & Wittenbrink, 2002). En esta tarea,
cuando las personas ven a un hombre caucásico o afroamericano
empuñando un arma, ellos deberían dispararle. Si el hombre está
empuñando algo que no es un arma –como un teléfono móvil o
una lata de bebida– ellos no les deben disparar. Básicamente es
así cómo la tarea funciona. Sin embargo, en USA, hay un fuerte
estereotipo de que las personas afroamericanas son más peligrosas
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