1. Creo en el
Espíritu Santo
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GIAQUINTO, Corrado
El Espíritu Santo
Hacia 1750
Colección privada
2. Compendio del Catecismo
136. ¿Qué quiere decir la Iglesia
cuando confiesa: «Creo en el
Espíritu Santo»?
683-686
Creer en el Espíritu Santo es profesar la
fe en la tercera Persona de la Santísima
Trinidad, que procede del Padre y del
Hijo y «que con el Padre y el Hijo recibe
una misma adoración y gloria». El
Espíritu Santo «ha sido enviado a
nuestros corazones» (Ga 4, 6), a fin de
que recibamos la nueva vida de hijos
de Dios.
3. Introducción
El cristiano es Templo del
Espíritu Santo. Desde el mismo
momento del bautismo está en
nuestra alma en gracia
santificándola y adornándola con
sus dones. Si no lo echamos por un
pecado mortal, Él nos inspira y nos
asiste, guiándonos hacia el cielo.
Este es el gran don de Jesucristo al
subir al cielo: "Os conviene que yo
me vaya. Pues, si no me fuere, el
Paráclito (el Espíritu Santo) no
vendrá a vosotros; pero, si me
fuere, os lo enviaré" (Juan 16,7).
4. 1. El Espíritu Santo, tercera persona de la Santísima Trinidad
El Espíritu Santo es la tercera
persona de la Santísima Trinidad y
profesamos su divinidad cuando
rezamos en el Credo: "Creo en el
Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo, que
con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria". Hemos de
creer, pues, en Dios Espíritu Santo.
5. 2. Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo realizan la salvación
Sabemos que Jesucristo, la segunda
persona de la Santísima Trinidad, se hizo
hombre y murió por nosotros. Con su
vida, muerte y resurrección, los hombres
hemos sido salvados.
Pero en nuestra salvación intervienen las
tres divinas Personas: el Padre, que
envió a su Hijo; el Hijo que murió por
nosotros; el Espíritu Santo, que vino el
día de Pentecostés para ser como el
alma de la Iglesia y habitar en cada uno
de nosotros.
6. 3. El Espíritu Santo nos santifica
Hemos dicho que hay un solo
Dios; por tanto, todas las cosas
que Dios hace, las hacen las tres
divinas Personas. Sin embargo,
unas cosas se atribuyen al
Padre, otras al Hijo, y otras al
Espíritu Santo.
Al Espíritu Santo, que procede del
amor del Padre y el Hijo, se
apropia particularmente la
santificación de los hombres,
aunque la santificación es obra de
toda la Trinidad.
7. 4. El Espíritu Santo y la Iglesia
El día de Pentecostés el Espíritu
Santo descendió sobre los
Apóstoles y discípulos, que
estaban reunidos en el Cenáculo
con la Santísima Virgen.
Con la venida del Espíritu Santo
la Iglesia se abría a las
naciones. El Espíritu Santo, que
Cristo derrama sobre sus
miembros, construye, anima y
santifica a su Iglesia.
8. 5. El Espíritu Santo santifica principalmente por los sacramentos
La santificación que el Espíritu
Santo obra en nosotros consiste
en unirnos cada vez más con Dios;
pero, para que pueda lograrlo,
hemos de dejarle actuar en nuestra
alma.
Viviendo siempre en gracia de
Dios.
Recibiendo los sacramentos,
especialmente la Penitencia y la
Eucaristía.
Escuchando lo que Él nos dice
por medio de los Pastores de la
Iglesia y las inspiraciones
interiores.
9. 6. Hay que tratar al Espíritu Santo
Sabemos que el Espíritu Santo
es el «dulce huésped del
alma», que está dentro de
nosotros cuando vivimos en
gracia.
Al Espíritu Santo hemos de
pedirle de modo especial sus
siete dones, necesarios para
vivir de verdad como cristianos:
El don de sabiduría.
El don de entendimiento.
El don de consejo.
El don de fortaleza.
El don de ciencia.
El don de piedad.
El don de temor de Dios.
10. 7. Algunas oraciones dirigidas al Espíritu Santo
«Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo».
«En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo».
«Ven, Espíritu Santo, llena los
corazones de tus fieles y
enciende en ellos el fuego de tu
amor».
«Ven, Espíritu Santo, y envía
desde el cielo un rayo de tu
luz».
11. Un propósito para avanzar
Considera que, cuando se está
en gracia, el Espíritu Santo
habita en el alma como en un
templo; haz propósito de vivir
siempre en gracia de Dios.
Busca espacios durante la
semana para orar en silencio al
Espiritu santo, por ejemplo
Respira, cierra los ojos y en
silencio preguntale al Espiritu
santo. Espiritu Santo que estas
haciendo en mi? a donde me
llevas? .
13. Compendio del Catecismo
149. ¿Cuál es el origen y la consumación de la
Iglesia?
758-766
778
La Iglesia tiene su origen y realización en el
designio eterno de Dios. Fue preparada en la
Antigua Alianza con la elección de Israel, signo
de la reunión futura de todas las naciones.
Fundada por las palabras y las acciones de
Jesucristo, fue realizada, sobre todo, mediante su
muerte redentora y su Resurrección. Más tarde,
se manifestó como misterio de salvación
mediante la efusión del Espíritu Santo en
Pentecostés. Al final de los tiempos, alcanzará
su consumación como asamblea celestial de
todos los redimidos.
14. Introducción
La Iglesia depende enteramente de
Cristo, como la luz de la luna
depende del influjo del sol.
Ya decía San Agustín que la Iglesia es
Cristo entre nosotros:
sus manos nos siguen curando (los
sacramentos de la Iglesia), su boca nos
sigue hablando (la doctrina cristiana
que predica la Iglesia). La Iglesia
continúa la misión de Cristo, y para eso
la fundó.
Cuando profesamos la fe en el
Símbolo, decimos: "Creo en la Iglesia
que es una, santa, católica y
apostólica". Es la Madre que nos
cuida con los sacramentos y con la
doctrina de Jesucristo,
conduciéndonos hacia el cielo.
15. 1. Jesucristo fundó la Iglesia para continuar su obra en la tierra
Como la Redención que
Cristo había conseguido
para nosotros tenía que
llegar a todos los
hombres, Cristo funda la
Iglesia con la misión de
continuar en la tierra el
plan divino de salvación,
su obra salvadora. La
Iglesia, por tanto, no es
invención humana sino algo
querido expresamente por
Dios.
16. 2. Qué es la Iglesia
La palabra Iglesia significa
"convocación“:
la Iglesia es el nuevo pueblo de
Dios convocado por la Palabra y
constituido por la gracia que se nos
da por los sacramentos,
fundado por Cristo y regido por el
Papa y los obispos, que conducen a
los fieles cristianos a la salvación
bajo la acción del Espíritu Santo.
Entramos a formar parte de la
Iglesia el día de nuestro
bautismo, que nos hace
discípulos de Cristo, como
aquéllos que seguían al Señor.
17. 3. La fundación de la Iglesia
El Evangelio narra los pasos
sucesivos con los que Cristo fundó
"su Iglesia".
Empezó predicando el Reino de Dios,
eligió luego doce Apóstoles,
y a uno de ellos -Pedro- lo designó vicario
suyo en la tierra entregándole el poder
supremo sobre toda la Iglesia.
Hizo muchos milagros para demostrar que
-con Él- había llegado el Reino de Dios.
Con su muerte en la cruz consiguió la
salvación de todos los hombres,
y la última piedra fue la venida del Espíritu
Santo, que envió desde el cielo el día de
Pentecostés.
18. 4. El misterio de la Iglesia
Cristo edificó su Iglesia
dotándola de características
especiales, distinta de las
demás sociedades que
conocemos:
La Iglesia es humana y divina al
mismo tiempo,
visible e invisible a la vez.
También es jerárquica y
carismática, aunque los carismas
están subordinados a la
Jerarquía, que gobierna en
nombre de Cristo bajo la acción
del Espíritu Santo, dador de los
carismas.
19. 5. Cristo fundó una sola Iglesia y la Católica es la verdadera
La verdadera Iglesia fundada por
Cristo es una, santa, católica y
apostólica:
Es una, porque tiene un solo Papa,
una misma fe y los mismos
sacramentos.
Es santa, porque santísimo es
Jesucristo que la fundó, santa su
doctrina, y santos los medios para
hacernos santos (los sacramentos).
Es católica, que significa universal,
porque llama a todos a su seno y está
extendida por todas partes.
Es apostólica, porque está fundada
sobre los Apóstoles y enseña la
doctrina que ellos enseñaron.
20. 6. Amar a Cristo es amar a su Iglesia
Dice San Cipriano que "no puede
tener a Dios por Padre quien no
tiene a la Iglesia como Madre".
Después de saber un poco más lo
que es la Iglesia, entendemos
que sería un grave error aceptar
a Cristo y rechazar a la Iglesia.
21. 7. Deberes que tenemos para con la Iglesia
Los deberes con nuestra
Madre la Iglesia son:
creer lo que la Iglesia enseña;
cumplir lo que nos manda;
amarla de verdad sintiéndonos
felices y honrados de pertenecer
a ella.
Rezar por la Iglesia: por el Papa
y los obispos, por los sacerdotes
y todos los cristianos.
Además, hemos de ayudarla en
sus necesidades.
22. TAREA
Da muchas gracias a Dios
porque ha querido instituir la
Iglesia, que continúa entre los
hombres la misión de Cristo.
Medita esta frase de San
Cipriano y saca consecuencias:
"No puede tener a Dios por
Padre quien no tiene a la
Iglesia como Madre".