2. quizá en lo bonito del mensaje o en lo externo,
como cuando muchos asisten a una misa de
gran relevancia social.
Muchos
que leen el
Evangelio
se quedan
en lo
superficial:
3. Pero el Evangelio, el
mensaje de Jesús es
radical. Quiere decir,
que va hasta la raíz del
ser humano. Y hay
momentos en que se
presenta esta
radicalidad, como hoy
en la escena de Jesús
con aquel joven rico
(Mc 10, 17-30).
4. En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se
arrodilló y le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida
eterna?" Jesús le contestó: "¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno
más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás
adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu
padre y a tu madre.” Él replicó: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde
pequeño." Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: "Una cosa te falta:
anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro
en el cielo, y luego sígueme." A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó
pesaroso, porque era muy rico. Jesús mirando alrededor, dijo a sus
discípulos: "¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!" Los
discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: "Hijos, ¡que difícil
les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero!
Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar
en el reino de Dios." Ellos se espantaron y comentaban: "Entonces, ¿quién
puede salvarse?" Jesús se les quedó mirando y les dijo: "Es imposible para
los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo." Pedro se puso a decirle: "Ya
ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido." Jesús dijo: "Os
aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o
hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien
veces más, casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con
persecuciones, y en la edad futura, vida eterna."
5. Un joven se
acercó a
Jesús que
sonreía, un
joven que
quería ser
mejor.
Automático
6. Quiero hacer tu voluntad y no sé qué
hacer, Señor. Tu que eres la verdad
11. Aquel joven se
arrodilló ante
Jesús, como
signo de respeto y
de estima
creyendo que
Jesús le daría una
buena respuesta a
su preocupación
fundamental en la
vida.
12. Y la pregunta, en verdad, era muy importante para
él y para todos nosotros:
13. Desgraciadamente a muchos sólo les interesa lo
mundano, lo material. Y esto también cuando tienen
que dirigirse a Dios en una súplica. Pero hay otra vida,
la eterna, la definitiva. Llegar a esa vida por el
verdadero camino es lo que nos interesa.
Por eso
debemos
conocer ese
camino. Se lo
preguntemos
a Jesús como
aquel joven.
15. Jesús le recuerda a aquel rico algunos de los
mandamientos, fijándose expresamente en los que se
relacionan con las demás personas.
“No matarás, no cometerás
adulterio, no robarás, no
darás falso testimonio, no
estafarás, honra a tu padre y
a tu madre."
Estos son precisamente los
mandamientos que tratan sobre
nuestras relaciones con las otras
personas.
16. Lo expresa en negativo, aunque Jesús nos enseñará que
hay que ver sobre todo la parte positiva: el hacer el bien.
No se trata sólo
de no hacer el
mal, sino de
respetar y de
amar.
Aquel joven dice
que todo eso lo ha
cumplido y Jesús
le mira con cariño.
17. Pero el cariño
de Jesús es
insaciable:
Quiere darle
más. Por eso le
pide mayor
perfección.
18. "Una cosa te falta:
anda, vende lo que
tienes, dale el dinero a
los pobres, así tendrás
un tesoro en el cielo, y
luego sígueme."
Jesús le pide algo más
perfecto, difícil de
comprender para los que
piensan sólo según una
mentalidad materialista.
19. Lo mismo que un corredor, si quiere ganar una
prueba, va muy ligero de todo, aun de ropa, así en
la vida, si queremos ganar la vida eterna,
debemos despojarnos de muchas cosas terrenas,
porque es muy fácil apegarnos a ellas.
20. Tan difícil era entenderlo que hasta los apóstoles
se espantaron. Y fue sobre todo porque la
proposición de Jesús no entraba en la
mentalidad judía. La tradición les decía que las
riquezas eran un signo del favor de Dios. Y un
ejemplo de ello era toda la historia de Job.
21. En el Ant. Testamento se alaban muchas veces (no
siempre) las riquezas como un don de Dios, como un
premio a las buenas acciones. Pero Jesús no lo ve de la
misma manera, por lo menos de manera absoluta, y nos
dice que el desprendimiento es una facilidad para servir
plenamente al Señor.
22. El mismo Jesús, además de sus palabras, nos
enseña con su vida que “no tiene donde reclinar
su cabeza”. Y vive de la hospitalidad de los
demás, aunque sigue haciendo el bien.
23. Jesús nos dirá un día que las aves tienen sus nidos y
las zorras sus madrigueras, pero Él no tiene un lugar
propio donde reclinar su cabeza.
29. El hecho es que, cuando dejamos que el deseo de rique-
za nos domine, los valores del Evangelio palidecen en
nosotros. Las riquezas para algunos son como un dios.
El
evangelio
de este
domingo
nos enseña
a no poner
el corazón
en el
dinero,
sino en
Dios.
30. Alguno dirá que hay
ricos que son pobres
de espíritu. Y es
verdad, pero es muy
difícil. Y mejor será
no exponerse a lo
difícil. Pasa como
con el veneno. Es
más fácil
envenenarse cuando
uno tiene mucho
veneno en casa que
cuando el veneno
está muy lejos.
31. Jesús habla del camello que no pasa por el ojo de una
aguja. La aguja puede ser una puerta pequeña o el
camello puede ser una soga. Viene a ser un refrán
popular para indicar algo muy difícil, casi imposible.
32. Jesús nos dice, no
sólo que es bueno
el no apegarse a
las cosas de este
mundo, sino que
es y será mucho
más feliz.
33. Feliz el hombre que no ha puesto
su esperanza en el dinero,
Au-
to-
má-
ti-
co
39. Jesús le mira con cariño a aquel joven, porque
ha cumplido los mandamientos.
Pero Jesús
tiene unos
planes
mejores
para él,
quizá
entrar en el
grupo de
sus
apóstoles.
40. Cuando Jesús le
pide que deje todas
sus riquezas, aquel
joven frunció el
ceño y se marchó
pesaroso. Las
riquezas en su
corazón tenían más
peso que los
tesoros prometidos
del cielo.
41. Había otra razón
importante para
hablar Jesús de
aquella manera: Las
riquezas en el
corazón del joven
tenían más fuerza
que los gritos de los
pobres. El
mandamiento del
amor busca la
igualdad y sobre
todo el compartir.
42. Jesús había visto muchos pobres en su sufrimiento y le
dolía su situación; pero ahora más le duele que,
mientras sufren los pobres, aquel joven rico se aferra a
su dinero. ¿Cómo puede entrar en el reino de Dios una
persona para la que es más importante su dinero que el
sufrimiento de los pobres?
43. El hecho es que es muy difícil entender el Evangelio para
los que sólo quieren leerlo “al pie de letra”. Hay que ver
los mensajes, sobre todo cuando son de tipo personal.
44. En el Evangelio
aparece a veces el
Jesús radical y a
veces el Jesús
moderado.
Moderado aparece
cuando se le ve
como amigo de
algunos medio
ricos, como era la
familia de Lázaro,
Marta y María.
45. También José de
Arimatea y
Nicodemo.
Y es importante
el pasaje de
Zaqueo. Jesús no
le pide
desprenderse de
todo, pero sí el
compartir, como
así lo hace muy
bien.
46. A veces Jesús se
muestra radical.
Suele ser un signo
de bondad del
Señor, cuando
espera que puede
haber una
correspondencia
por parte de esa
persona. Hoy nos
habla la 2ª lectura
de que la palabra
del Señor es viva y
eficaz.
47. La palabra de Dios es viva y eficaz, más
tajante que espada de doble filo,
penetrante hasta el punto donde se
dividen alma y espíritu, coyunturas y
tuétanos. Juzga los deseos e
intenciones del corazón. No hay criatura
que escape a su mirada. Todo está
patente y descubierto a los ojos de
aquel a quien hemos de rendir cuentas.
Hebreos 4, 12-13
48. Sin embargo en
realidad, como
somos libres, unas
veces se da una
respuesta sincera y
otras veces no. Y
esto es porque
tenemos un
magnífico don dado
por Dios, tan
importante y tan
bueno que ni Él
mismo quiere ir
contra esa libertad.
49. Pero alegrémonos, hermanos, porque ha habido
muchos millones de personas que lo han
entendido y se han entregado al Amor por el
desprendimiento de lo mundano.
50. Hoy por lo menos hay más de un millón de
religiosos (más mujeres que hombres), que se
han entregado a Dios con voto de pobreza. Claro
que no todos lo cumplen de verdad, pero hay
muchísimo sano.
51. Y hay muchos
cristianos, que no
han hecho el voto
solemnemente,
pero han
comprendido,
como decía santa
Teresa de Ávila,
que la pobreza es
el camino para ir
al cielo.
59. Jesús no le alaba; pero le dice que los que lo
dejen todo por el Evangelio tendrán mucho más
en esta vida, aunque con persecuciones. Pero
sobre todo LA VIDA ETERNA.
60. Es muy difícil entender esto de la riqueza y
pobreza. Para quien no tiene fe, que es creer con
amor, es imposible.
¿Qué tal si fuésemos preguntando por la
calle: “Deseas estar en la pobreza o con
muchos bienes materiales”?
61. Hay muchísimos que son ricos en el corazón, aunque
no tengan dinero en efectivo. Pero recordemos que con
la riqueza se pueden comprar muchas cosas terrenas,
pero no la vida eterna.
62. El planteamiento de Jesús es diferente cuando le
responde enseñándonos: cómo debemos ser para entrar
en la vida eterna.
Aquel joven
rico le
preguntó a
Jesús:
“¿Qué debo
hacer para
conseguir
la vida
eterna”?
63. Todo esto es difícil de entender, si queremos quedarnos
en el ámbito material. En verdad que necesitamos pedir
al Señor la verdadera sabiduría.
Es un don
del
Espíritu
Santo,
que lo va
dando a
los
sencillos
de
corazón, a
aquellos
que se
entregan
al Señor.
64. Pidámosla al Señor como nos dice hoy la 1ª lectura,
según el libro inspirado, el de la “sabiduría”, que es el
último del Ant. Testamento (Sabiduría 7, 7-11). Dice así:
65. Supliqué, y se me concedió la prudencia;
invoqué, y vino a mí el espíritu de sabiduría.
La preferí a cetros y tronos, y, en su
comparación, tuve en nada la riqueza. No le
equiparé la piedra más preciosa, porque
todo el oro, a su lado, es un poco de arena,
y, junto a ella, la plata vale lo que el barro.
La quise más que la salud y la belleza, y me
propuse tenerla por luz, porque su
resplandor no tiene ocaso. Con ella me
vinieron todos los bienes juntos, en sus
manos había riquezas incontables.
66. Con esa sabiduría pudieron comprender los santos el
sentido de esta vida y la presencia de Dios continua en
nosotros. Pidamos, finalmente hoy, al Señor esa
sabiduría.