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pullers, compulsive purchases, skin picking and ony-
chophagia are a heterogeneous set of clinical entities,
most of them with little prevalence. Nevertheless, they
cause important personal and social dysfunctions and
present great comorbidity with other psychiatric disor-
ders. Antipsychotics, antidepressive agents, serotoniner-
gic agonists, naltrexone, beta blockers antiandrogen,
lithium and anticonvulsants have been used in their
pharmacological treatment. Currently, interest is grow-
ing on the use of the antiepileptics because their possible
usefulness has been described in these disorders. Howev-
er, the neurobiological effects are only partially known
in some cases. We have reviewed the literature regarding
the treatment of these disorders with mood stabilizers,
(lithium, carbamazepine, valproate, phenitoin, oxcarba-
cepin, topiramate, lamotrigin, leviteracetam) and have
described those studies on which the current knowledge
and evidence are based. The results must be considered
as provisional and must be updated in the future, since
they are mostly based on case reports, case series or
opened clinical trials, their being little knowledge based
on double blind clinical trials.
Key words:
Impulse control disorders. Antiepileptic drug. Explosive intermittent disorder. Pathological
gambling. Kleptomania. Pyromania. Hair pullers.
INTRODUCCIÓN
La impulsividad se define como una reacción no planifi-
cada y rápida frente a estímulos tanto externos como inter-
nos, en la que no se tienen en cuenta las consecuencias ne-
gativas de esta actuación para el propio individuo o para
otras personas1. La manifestación clínica de la impulsividad
es variada, y una de las más destacadas es la conducta agre-
siva y/o violenta, aunque, como se describirá, existen otras
formas de impulsividad sin agresividad.
Los trastornos del control de los impulsos se han definido
como comportamientos perjudiciales realizados en respues-
ta a impulsos irresistibles. En el Manual de diagnóstico y es-
Los trastornos clasificados como del control de los im-
pulsos; trastorno explosivo intermitente, ludopatía, clepto-
manía, piromanía, juego patológico, tricotilomanía, compras
compulsivas, rasgado compulsivo y onicofagia, son un con-
junto heterogéneo de entidades clínicas, la mayoría de ellas
poco prevalentes. Sin embargo producen importantes dis-
funciones personales y sociales y presentan gran comorbili-
dad con otros trastornos psiquiátricos. En el tratamiento
farmacológico se han utilizado fármacos antipsicóticos, an-
tidepresivos, agonistas serotoninérgicos, naltrexona, beta-
bloqueantes antiandrógenos, litio y antiepilépticos. En la
actualidad existe creciente interés sobre el uso de los antie-
pilépticos, ya que se ha descrito la posible utilidad en estos
trastornos, sin embargo en algunos casos sólo se conoce
parcialmente las acciones neurobiológicas.
Se revisa la literatura referente al tratamiento de estos
trastornos con eutimizantes (litio, carbamazepina, ácido
valproico, fenitoína, oxcarbazepina, topiramato, lamotrigi-
na, leviteracetam) describiéndose los estudios en los que se
basa el conocimiento actual. Los resultados deben ser consi-
derados provisionales y ser actualizados en el futuro, pues
están basados mayoritariamente en casos clínicos, series de
casos o ensayos abiertos, existiendo poco conocimiento
fundamentado en ensayos clínicos doble ciego.
Palabras clave:
Trastornos del control de los impulsos. Antiepilépticos. Trastorno explosivo intermitente.
Ludopatía. Cleptomanía. Piromanía. Tricotilomania.
Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212
Antiepilectic drugs in the control of the
impulses disorders
The disorders classified as control of the impulses;
explosive intermittent disorder, pathological gambling,
kleptomania, pyromania, pathological gambling, hair
Revisiones
Trastornos del control de impulsos y
tratamiento con antiepilépticos
1 CAS Vall Hebrón. Servicio de Psiquiatría
Hospital Vall Hebrón
Barcelona
2 Universidad Autónoma de Barcelona
Barcelona
3 Servicio de Psiquiatría
Hospital Vall Hebrón
Barcelona
Correspondencia:
Carlos Roncero Alonso
Servicio de Psiquiatría. Escuela de Enfermería 5.ª planta
Hospital Vall Hebrón
Paseo de Vall Hebrón 119-129
08035 Barcelona
Correo electrónico: croncero@vhebron.net
C. Roncero1,2
A. Rodríguez-Urrutia3
L. Grau-López1
M. Casas2,3
Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212 20531
La piromanía es un trastorno poco conocido9, se caracte-
riza por la provocación de incendios repetidamente sin mo-
tivo aparente, como ganancia económica, venganza o ex-
tremismo político, interés en observar fuegos e incendios y
sentimientos referidos de incremento de tensión antes de
cometer el acto e intensa excitación inmediatamente des-
pués de llevarlo a cabo. La prevalencia es desconocida. Hay
estudios antiguos poco sistematizados, en los que se descri-
ben las características clínicas. Es probable que sea más fre-
cuente en hombres y suele iniciarse en la adolescencia o al
inicio de la edad adulta8.
El juego patológico o ludopatía se reconoce por la preo-
cupación acerca del hecho de jugar, por considerar excesivo
ya sea el dinero gastado o el tiempo dedicado, la rumiación
continua o intermitente sobre el juego en sí con desarrollo
de tolerancia y deseo intenso de jugar, la pérdida de control
sobre las apuestas a pesar del perjuicio que ocasiona y la
aparición de un trastorno ya sea económico, social o psico-
lógico. Se presenta más frecuentemente en hombres y se
calcula que entre el 1 y el 3 % de la población adulta sufre
este trastorno a lo largo de su vida, existiendo poblaciones
en las que estas cifras se disparan de forma alarmante, co-
mo entre los enfermos mentales10.
La tricotilomanía se define como el acto de arrancarse el
pelo de un tirón, produciendo pérdida perceptible de pelo. La
mayoría de los pacientes se arrancan pelos de diversas zonas
corporales siendo, en orden decreciente, las más comunes el
cuero cabelludo, las pestañas, las cejas, el pubis, la cara y las
extremidades. Un 90% de los pacientes adultos son mujeres11.
Dentro del trastorno del control de los impulsos no espe-
cificado se incluyen los que no cumplen los criterios diag-
nósticos para ningún trastorno específico. Las compras
compulsivas, la onicofagia y la excoriación psicógena, se po-
drían incluir en este apartado, aunque no son diagnósticos
recogidos específicamente ni en la CIE-10 ni en el DSM-IV-
TR, pero se ha descrito que producen importante morbili-
dad, disfunción personal y social y problemas económicos.
Por compras compulsivas se entiende al impulso incon-
trolable e irresistible de comprar, carentes de sentido, intru-
sivo y persistente, así como incremento de tensión o ansie-
dad junto a los impulsos y alivio de la tensión o sensaciones
placenteras en el acto de comprar. Es un trastorno poco co-
nocido y también polémico, pues el límite de la normalidad
en determinadas sociedades en las que impera el consumis-
mo es difícil de delimitar10.
El rascado compulsivo consiste en el comportamiento de
rascar, rasguñar, hurgar o estrujar la piel como respuesta a
un picor u otra sensación dérmica o para extirpar una lesión
dérmica. Es causa de importante estrés para los pacientes; la
mayoría presenta disfunción sociolaboral y complicaciones
médicas, algunas tan graves como para requerir cirugía. Re-
presenta el 2% de los pacientes que acuden a una consulta
dermatológica. Puede iniciarse en la adolescencia o edad
Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212 32206
C. Roncero, et al. Trastornos del control de impulsos y tratamiento con antiepilépticos
tadístico de los trastornos mentales IV-texto revisado (DSM-
IV-TR)2 un trastorno del control de los impulsos se define
como la dificultad para resistir un impulso, una motivación
o una tentación de llevar a cabo un acto perjudicial para la
persona o para los demás. En dicho manual también se esta-
blece que, en la mayoría de trastornos del control de los im-
pulsos el sujeto percibe una sensación creciente de tensión
o de activación interior antes de cometer el acto, y luego
experimenta placer, gratificación o liberación en el momen-
to de realizarlo, y puede existir o no arrepentimiento poste-
rior. En la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-
10)3, estos trastornos también se clasifican como trastornos
del control de los impulsos y se definen como actos repetiti-
vos, sin una motivación racional clara, que generalmente
perjudican los intereses del propio paciente o de otras per-
sonas y establece que los comportamientos están asociados
a impulsos para actuar que no pueden ser controlados. En el
DSM-IV-TR se incluye en esta categoría el trastorno explosi-
vo intermitente, la cleptomanía, el juego patológico, la piro-
manía, la tricotilomanía y los trastornos del control de im-
pulsos no especificados, siendo muy similar en la CIE-10.
CONCEPTUALIZACIÓN DE LOS TRASTORNOS
El trastorno explosivo intermitente se refiere a la aparición
de varios episodios aislados de agresividad desproporcionados
respecto al acontecimiento precipitante. El sujeto que lo pade-
ce suele reaccionar con una violencia inusual, presentándolo
personas mentalmente sanas. A menudo, preceden al episodio
acontecimientos estresantes que sobrepasan al individuo (p.
ej., muerte de un ser querido, enfermedad, etc.). Representa
quizá la forma más pura de impulsividad, al no estar contami-
nado por otros trastornos que lo propicien4. Se han observado
hasta en el 30% de los casos anomalías inespecíficas del elec-
troencefalograma que parecen indicar cierta fragilidad neuro-
lógica congénita o postraumática, que no llegan a catalogarse
de verdaderas lesiones5. Es más frecuente en hombres, inicián-
dose los episodios al final de la adolescencia y rara vez después
de los 30 años. En algunas mujeres, el trastorno se intensifica
en la fase premenstrual5,6.
La cleptomanía se conceptualiza como la tendencia a co-
meter robos no justificados, ni por la necesidad ni por los
deseos de perjudicar a la victima. En la CIE-10 se define co-
mo el fracaso repetido por resistir el impulso de robar obje-
tos que no son adquiridos para el uso personal o por la ga-
nancia económica. Se ha relacionado con los trastornos del
espectro afectivo7. Su prevalencia es poco conocida pero se
calcula que lo sufren 1 de cada 1.000 personas, afectando a
menos del 5% de los ladrones de tiendas2. Es más común en
mujeres que en hombres. Se suele iniciar en la adolescencia
o al inicio de la edad adulta y a menudo siguen una evolu-
ción crónica o episódica7. Presenta elevada comorbilidad
con el trastorno depresivo mayor (75 %), el trastorno obse-
sivo-compulsivo (TOC) (75%), el trastorno por estrés pos-
traumático (75%),8 la bulimia nerviosa (50%) y el trastorno
de ansiedad generalizada (25%).
Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212 20733
C. Roncero, et al. Trastornos del control de impulsos y tratamiento con antiepilépticos
2) Carbamazepina y el ácido valproico. Ambos se utilizaron
inicialmente en el tratamiento de la epilepsia, aprobán-
dose posteriormente su indicación en el tratamiento de
los episodios maníacos y la profilaxis del trastorno bipo-
lar tipo I.
3) La nueva generación de anticonvulsivantes. Gabapenti-
na, topiramato, lamotrigina, oxcarbazepina, vigabatrina
y levetiracetam. Son el grupo que, junto con el valproa-
to, ha generado mayores expectativas en relación al tra-
tamiento de la impulsividad o el descontrol de los im-
pulsos.
Las primeras hipótesis sobre el mecanismo de acción de
los agentes eutimizantes se fundamentaron en una posible
modificación del transporte iónico (de sodio, básicamente) y
en la facultad de alterar las propiedades electrofisiológicas
de las membranas neuronales. Posteriormente se destacó la
influencia sobre el transporte de colina y aminoácidos o a la
capacidad de alterar la transmisión monoaminérgica, coli-
nérgica o gabérgica, fundamentalmente en la modulación
del sistema glutamatérgico y gabaérgico. Sin embargo, en
los últimos años la mayor parte de las líneas de investiga-
ción se han dirigido a comprender los mecanismos molecu-
lares relacionados con la transducción de señales en las
neuronas posinápticas, donde convergen múltiples sistemas
adulta y su duración media es de 5 a 18 años, siendo mejor
pronóstico en los pacientes en los que la evolución es menor
a 1 año12.
La onicofagia consiste en morderse las uñas de forma re-
petida y en exceso; las cutículas y la piel alrededor de las
uñas suele también morderse y arrancarse. Se asemeja a un
trastorno del control de los impulsos porque presenta com-
portamientos automáticos, irresistibles y asociados con un
incremento de la tensión antes de realizar el comporta-
miento con el alivio posterior a su realización. No existen
estudios sobre la epidemiología de este trastorno.
BASES NEUROBIOLÓGICAS DE LOS TRASTORNOS
DEL CONTROL IMPULSOS
La alteración neurobiológica más ampliamente encontra-
da en la literatura, en los trastornos del control de impulsos,
es el déficit serotoninérgico13,14, aunque no hay estudios
biológicos sobre la cleptomanía ni sobre la piromanía. En
estudios recientes se describe que también existen altera-
ciones en otros sistemas de neurotransmisión4, como son la
hiperactividad noradrenérgica, la disfunción dopaminérgica
y colinérgica, un incremento de testosterona y endorfinas,
una hipofunción del eje hipotálamo-hipofiso-suprarrenal,
una hipofunción gabaérgica y una hiperfunción glutama-
térgica14. Todo ello es concordante con la experiencia clíni-
ca, en la que fármacos como los antiepilépticos, sin acción
serotoninérgica, también pueden modular las conductas im-
pulsivas, agresivas etc. Por ello, es evidente la participación
de otros mecanismos neurobiológicos, además en algunas
patologías relacionadas con el trastorno del control de los
impulsos existen alteraciones genéticas y neuroanatómicas,
que podrían estar relacionadas con fragilidad neurológica
congénita o postraumática5.
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
En el tratamiento de los trastornos del control de los impul-
sos se han utilizado distintos fármacos: neurolépticos conven-
cionales, nuevos antipsicóticos, inhibidores selectivos de la re-
captación de serotonina (ISRS), agonistas serotoninérgicos,
betabloqueantes, naltrexona, estimulantes centrales, antian-
drogénicos, litio y antiepilépticos. En la actualidad existe un
creciente interés por los nuevos anticonvulsivantes, ya que se
existen algunos estudios controlados que sugieren que tienen
efectividad terapéutia14.
El término eutimizante se usa para referirse a un conjunto
heterogéneo de fármacos antiepilépticos o anticonvulsivantes
y el litio, que tienen distintos efectos neuroquímicos (tabla 1),
que podrían dividirse clínicamente en tres grupos4:
1) El carbonato de litio utilizado básicamente para el trata-
miento de los episodios maníacos y la profilaxis del tras-
torno bipolar tipo I.
Litio Modula procesos medidados por calcio y
proteína cinasa C, mediante el sistema de
segundo mensajero fosfatidilinositol
Ácido valproico Modulación del sistema GABA
Suprime despolarizaciones por NMDA
Regula transportadores glutamato glial
Reduce expresión de receptores AMPA
Carbamazepina Bloqueo canales de sodio
Inhibe neurotransmisión glutamatérgica
Inhibe aumento calcio libre intracelular
inducido por NMDA y glicina
Lamotrigina Inhibición canales de sodio y calcio
presináptico
Estabilización de Membrana
Topiramato Potencia la acción GABA
Inhibe corrientes sodio y calcio
Inhibe la actividad glutamatérgica
Oxcarbazepina Bloqueo canales de sodio y calcio tipo N,
P y R
Inhibe actividad glutamatérgica
Aumento permeabilidad de canales de
potasio
Gabapentina Aumento GABA intraneuronal
Inhibe liberación glutamato
Vigabatrina Modulación del sistema GABA: inhibición
irreversible de la GABA transaminasa
Disminuye transmisión glutamatérgica
Levetiracetam Poco conocido
Bloqueo de corrientes de potasio
Tabla 1 Efecto neuroquímicos de los
fármacos eutimizantes
de neurotransmisión como el metabolismo de los fosfoino-
sitoles y la vía de la adenilatociclasa. De esta forma, se ha
profundizado en el estudio de la influencia de los fármacos
eutimizantes sobre las distintas fracciones de las proteínas
G, lo que promueve la activación de factores de transcrip-
ción génica a nivel nuclear, así como la síntesis de factores
de crecimiento neuronal15.
Trastorno explosivo intermitente
En el abordaje de este trastorno se han utilizado distin-
tos fármacos, con buenos resultados, como la carbamaze-
pina en un ensayo clínico abierto con 52 pacientes17, la
fenitoina en un ensayo clínico doble ciego con 16 pacien-
tes18 y el litio en un ensayo clínico con 66 pacientes compa-
rándolo con placebo19. El ácido valproico es el fármaco más
estudiado, aunque sus resultados son contradictorios. Se
utilizó en una serie de 27 casos, en el que el 93% presenta-
ban comorbilidad con trastornos afectivos y el 43 % con
trastorno por uso de sustancias, con buenos resultados6.
Existe un ensayo clínico abierto de 10 pacientes y 10 sema-
nas de duración, en el que se evalúa el efecto de valproato
en los impulsos agresivos, de pacientes con trastornos de
personalidad que no responden a ISRS. En ellos el uso del
fármaco (dosis de 200-400 mg/día) disminuye la irritabili-
dad y las conductas agresivas impulsivas20. El único ensayo
clínico aleatorio y doble ciego controlado con placebo pu-
blicado con valproato, incluye 96 pacientes con trastorno
de la personalidad del clúster B, 116 con trastorno explosivo
intermitente y 34 con trastorno por estrés postraumático.
Los pacientes fueron tratados durante 12 semanas con val-
proato semisódico frente a placebo. Valproato fue superior
respecto a la disminución de la violencia e irritabilidad en
los trastornos de la personalidad, así como frente a la grave-
dad global de la enfermedad, pero no en los otros dos tras-
tornos21. Se ha realizado un ensayo clínico con oxcarbazepi-
na frente a placebo con 48 pacientes, a dosis de 1.200
mg/día hasta 2.400 mg/día frente a placebo de 10 semanas,
en los que se demostró su utilidad en la disminución de las
conductas agresivas22. El mismo grupo ha utilizado levetira-
cetam, en dosis de hasta 3.000 mg/día, en un ensayo clínico
de 40 pacientes frente a placebo de 10 semanas de dura-
ción, sin que se detectase mejoría23. Otros fármacos, como
topiramato, han sido utilizados en episodios de heteroagre-
sividad en pacientes con trastornos de personalidad con
buenos resultados a corto y a largo plazo24.
Cleptomanía
Existen trabajos en los que se utilizan litio y el ácido val-
proico con buenos resultados. El litio en combinación con
fluoxetina ha sido eficaz en varios estudios7. Se ha publica-
do un caso de buena respuesta a ácido valproico en combi-
nación con 20 mg de fluoxetina en un paciente con manía
mixta y cleptomanía25. El mismo grupo publicaron una serie
de 20 casos, en los que el tratamiento con carbamazepina
en combinación con clomipramina no mejoró los síntomas
de cleptomanía26. Existen una serie de tres casos con buena
respuesta a topiramato a dosis de hasta 150 mg, solo o jun-
to con fluoxetina27. Se ha publicado el caso de un paciente
afecto de cleptomanía, que se desarrolló a la vez que apare-
ció epilepsia del lóbulo temporal, que mejoró con topirama-
to28.
Piromanía
Se ha sugerido que las personas con comportamientos
incendiarios impulsivos, presentan anomalías en la transmi-
sión serotoninérgica29, aunque es posible que existen otras
alteraciones neurobiológicas, ya que existen informes sobre
casos clínicos con respuesta a medicación antiandrogéni-
ca30. Se ha utilizado ácido valproico junto con olanzapina,
en un paciente con conductas pirómanas, con mejoría31, y
en un niño con epilepsia, en el que también mejoró su en-
fermedad de base32. Hay dos informes de tratamiento con
carbamazepina de niños epilépticos con conductas piróma-
nas, en los que además de mejorar la epilepsia se resolvieron
las conductas pirómanas32. Por lo que parece plausible que
los tratamientos biológicos reduzcan esta conducta peligro-
sa31. Debido a las características de la piromanía, no existen
estudios sistemáticos de respuesta terapéutica, los realiza-
dos son sobre las intervenciones psicoterapéuticas, y los es-
casos casos publicados son comórbidos o reciben polimedi-
cación.
Juego patológico
En el tratamiento farmacológico de estos pacientes se
han utilizado fármacos antiepilépticos solos o combinados
con otros fármacos, con resultados dispares.
La carbamazepina fue estudiada como posible tratamien-
to para el juego patológico. En el 1994 se publicó un ensayo
clínico doble ciego, usando hasta 600 mg/día. Se describió
buena respuesta al tratamiento, sugiriendo su posible efica-
cia33. En el primer ensayo clínico controlado, sobre trata-
miento con estabilizadores del humor, se utilizó litio o ácido
valproico. Incluyó 42 pacientes y ambos grupos mejoraron,
por lo que se planteó la utilidad de los dos fármacos34. Topi-
ramato se comparó con fluvoxamina en un ensayo clínico
aleatorizado con 31 pacientes y se observó que los pacientes
de ambos tratamientos disminuyeron total o parcialmente
las conductas de juego patológico35. El mismo equipo realizó
un estudio naturalístico de 12 meses de seguimiento con
43 pacientes en donde se ensayaron varias estrategias far-
macológicas, entre ellas el topiramato. El ensayo clínico se
realizó en pacientes respondedores a cuatro fármacos (flu-
voxamina, topiramato, bupropión o naltrexona) y se evaluó
la eficacia de administrar medicación durante 6 meses, y la
existencia de efectos duraderos de los síntomas durante
9 meses más. Durante los primeros 3 meses el paciente con-
tinuaba recibiendo el tratamiento y los siguientes 6 meses
Trastornos del control de impulsos y tratamiento con antiepilépticosC. Roncero, et al.
208 34Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212
no lo recibía. Se hipotetizó que si el paciente respondía a la
medicación durante la fases de tratamiento farmacológico,
el efecto se mantendría sin fármaco. No hubo diferencias
significativas y durante los 6 meses sin fármaco respondie-
ron el 33% de los pacientes que recibieron topiramato36.
Se ha sugerido que el juego patológico y el trastorno bi-
polar tienen una estrecha relación, por compartir clínica, y
que un buen número de pacientes con este trastorno presen-
tan juego patológico. Existe un caso clínico reciente publica-
do de juego patológico en el trastorno bipolar que responde
ante la administración simultánea de litio y topiramato, por
lo que se ha sugerido su complementariedad y eficacia. Por
ello, se ha propuesto el uso de topiramato como tratamiento
coadyuvante en casos de trastorno bipolar tipo II y juego pa-
tológico comórbido, que no responde al tratamiento con li-
tio37.
Tricotilomania
En su tratamiento se han utilizado distintos fármacos, en
muestras reducidas de pacientes. El litio fue efectivo en 8 de
una serie de 10 pacientes con tricotilomanía38, se piensa que
por sus efectos en el control de la impulsividad, agresividad
e inestabilidad afectiva11,38. Topiramato a dosis de entre 50-
250 mg, fue utilizado en un grupo de 14 pacientes con tri-
cotilomanía. Se observó una reducción de la severidad clíni-
ca, y 6 de los 9 pacientes que acaban el estudio mejoraron,
pese a que el cambio en la Impresión Clinica Global (ICG) no
es estadísticamente significativa, por lo que se describe la
probable eficacia del topiramato en el tratamiento de la tri-
cotilomanía, sin que los resultados sean definitivos39.
Trastorno del control de los impulsos no
especificado
Compras compulsivas
Apenas existen estudios o informes de casos. Se conoce
una serie de 20 casos en los que se describe la utilidad de
litio y ácido valproico. De ellos el 95 % presentaban histo-
ria de a lo largo de su vida de trastornos afectivos, el 80%
de trastornos de ansiedad, el 40 % de trastornos del con-
trol de los impulsos y el 35 % de trastornos de la alimen-
tación. El 69 % de los que recibieron tratamientos timo-
lépticos presentaron reducción o remisión de los síntomas
de compras compulsivas40. Además, hay un caso reciente
publicado de buena respuesta al topiramato a dosis de
150 mg/día41.
Rascado compulsivo
El tratamiento más utilizado han sido los ISRS. Los traba-
jos sobre el uso de fármacos antiepilépticos en este trastor-
no son muy escasos. Se ha publicado una serie de casos con
3 pacientes, en los que se evalúa la eficacia de topiramato
en el síndrome de Prader-Willi en relación a conductas au-
toagresivas, describiéndose que disminuyen las conductas
autolesivas42. En un estudio abierto con 24 pacientes con la-
motrigina en monoterapia, durante 12 semanas, a dosis de
entre 25-300 mg/día, se describe eficacia en dos tercios de
los pacientes, evaluados mediante el descenso en el número
de minutos al día rascándose. Hay una leve tendencia en los
sujetos respondedores de lamotrigina a tener una enferme-
dad de menor gravedad y de menos duración43.
Onicofagia
Los tratamientos farmacológicos más utilizados son los
antidepresivos. Se conoce una serie de tres casos en los que
se utiliza topiramato en pacientes con síndrome de Prader-
Willi en donde, entre otras conductas autolesivas, aparece la
onicofagia. Se documenta una disminución de las conductas
autolesivas con este fármaco42. Existen dos casos en la lite-
ratura con buena respuesta a oxcarbazepina en pacientes
con trastornos de la conducta alimentaria, otros trastornos
psiquiátricos y conductas autolesivas. En el primero, se ob-
jetivó que utilizando dosis de 1.200 mg de oxcarbazepina al
día desaparecieron las conductas autolesivas, en una pa-
ciente resistente al tratamiento con fluoxetina 80 mg y
risperidona a 2 mg al día. En el segundo caso se añade a
120 mg de fluoxetina y 200 mg de quetiapina al día, 1.500 mg
de oxcarbazepina para tratar las conductas autolesivas, en
una paciente resistente a antidepresivos, antiepilépticos,
antispicóticos y terapia electroconvulsiva (TEC), eliminándo-
se entonces la sintomatología44.
MANEJO CLÍNICO
Los trastornos del control de los impulsos pertenecen al
grupo de enfermedades poco prevalentes y atípicas, por lo
que para realizar un adecuado tratamiento es fundamental
una correcta evaluación y caracterización clínica. Como es
muy frecuente la comorbilidad con otros trastornos psi-
quiátricos es recomendable, en la medida de lo posible, uti-
lizar instrumentos validados y entrevistas diagnósticas, para
estudiar la presencia de la sintomatología y de los trastor-
nos asociados.
Se conoce que los fármacos anticonvulsivantes o antiepi-
lépticos se pueden usar para modular la impulsividad14, en
pacientes psicóticos45, en pacientes con trastornos de la
personalidad, trastornos de ansiedad, retraso mental46 o en
pacientes con dependencia de varias sustancias47 y se han
descrito efectos positivos en dependientes de alcohol o co-
caína48,49. En la actualidad, como se ha descrito, el conoci-
miento de su eficacia en el tratamiento de los trastornos del
control de los impulsos se basa mayoritariamente en infor-
mes de pacientes, series de casos o ensayos clínicos abiertos.
En muchas ocasiones se han utilizado como tratamientos de
tercera o cuarta elección, cuando no ha habido respuesta a
Trastornos del control de impulsos y tratamiento con antiepilépticosC. Roncero, et al.
35 209Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212
otros psicofármacos. Es evidente que hacen falta más estu-
dios para poder realizar conclusiones definitivas y, dada la
falta de literatura contrastada, es necesario seguir las reco-
mendaciones de grupos de trabajo o grupos expertos50. El
tratamiento ideal consistiría en un fármaco antiimpulsivo
en monoterapia. Sin embargo el tratamiento con politerapia
es lo habitual, se suelen combinar con ISRS o con otros fár-
macos que han demostrado su utilidad, como es la naltrexo-
na. En ocasiones es necesario asociarlos con fármacos se-
dantes como son alguno de los antipsicóticos, o las
benzodizepinas. La elección del fármaco se debe hacer en
función de las experiencias descritas para cada trastorno
(tabla 2) y de otros factores (tabla 3). En los pacientes con
riesgo suicida se deben utilizar los medicamentos más segu-
ros. Dado que la experiencia es escasa, se debe valorar ade-
cuadamente los efectos secundarios. Aunque existe más ex-
periencia y estudios con el litio o los antiepilépticos
clásicos18, especialmente con carbamazepina y ácido val-
proico, se conoce que son peor tolerados y que las interac-
ciones farmacológicas son menos frecuentes e importantes
con los más recientes. No está descrita con exactitud la po-
sología más adecuada para estas patologías. Las dosis em-
pleadas presentan grandes variaciones (tabla 4) y no en to-
dos los estudios están publicadas. Ello indica que deben ser
consideradas como provisionales, ya que están basadas en
muestras pequeñas. Es probable que se modifiquen, debido
a que existe la tendencia a la utilización de dosis más altas
en los trabajos más recientes. Además es posible que cada
trastorno necesite una dosis diferente.
CONCLUSIONES
Existen problemas en el tratamiento de los denominados
trastornos de control de los impulsos, debido a las dificulta-
des en esclarecer la etiopatogenia de las conductas impulsi-
vas y la muy frecuente existencia de comorbilidad. Es pro-
bable que se trate de un conjunto de entidades relacionadas
clínicamente entre sí, pero con distinta base neurobiológica.
El avance en la investigación en neurociencias, está permi-
tiendo conocer los distintos mecanismos implicados en estos
trastornos. Existe suficiente evidencia para afirmar que la
función serotoninérgica está relacionada, por lo que se han
usado fármacos con acción sobre este sistema, sin embargo
habitualmente el tratamiento con estos medicamentos es
insuficiente. Otros sistemas de neurotransmisión también
han sido implicados, por ello los antiepilépticos también
pueden ser útiles en el tratamiento y deben ser ensayados.
Es necesario la realización de estudios clínicos de mayor
rigor metodológico y muestras más homogéneas que permi-
tan aclarar las indicaciones y las dosis necesarias. Además,
Trastornos del control de impulsos y tratamiento con antiepilépticosC. Roncero, et al.
210 36Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212
Trastorno Cleptomanía Piromanía Juego Tricotilomanía Compras Rascado Onicofagia
explosivo patológico compulsivas compulsivo
intermitente
Litio 1 (EC) 1 (S) 1 (EC,C) 1 (S) 1 (S)
Ácido valproico 3 (EC, E, C) 1 (S,C) 1 (C) 1 (EC) 1 (S)
Carbamazepina 1 (E) 2 (S) 1 (C) 1 (EC)
Oxcarbazepina 1 (EC) 1 (S)
Topiramato 1 (S,C) 1 (EC,E,C) 1 (E) 1 (C) 1 (S) 1 (S)
Lamotrigina 1 (E)
Fenitoína 1 (EC)
Levetiracetam 2 (EC)
1: utilizado con buena respuesta; 2: utilizado sin buena respuesta; 3: resultados contradictorios.
C: caso clínico; S: serie de Casos; E: ensayo clínico; EC: ensayo clínico aleatorizado.
Tabla 2 Fármacos utilizados en cada patología y pruebas en las que se basan
Experiencias clínicas previas
Ensayos clínicos
Tratamientos concomitantes
Dificultad o facilidad para realizar controles hematológicos
estrictos
Presencia de contraindicaciones médicas
Historia de la tolerancia del paciente a los fármacos
Riesgo de abuso
Riesgo de consumo impulsivo de fármacos
Letalidad del fármaco en sobredosis
Tabla 3 Factores a valorar al realizar la
prescripción
hay que considerar que el tratamiento farmacológico para
estos trastornos se debe complementar con técnicas psico-
terapéuticas, que también hayan demostrado eficacia en el
manejo de estos pacientes.
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Trastornos del control de impulsos y tratamiento con antiepilépticosC. Roncero, et al.
37 211Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212
Fármaco Dosis utilizada
Carbamazepina 600 mg
Oxcarbazepina 900 - 2.400 mg
Topiramato 50-250 mg
Ácido valproico 200-2.000 mg
Lamotrigina 25-300 mg
Levetiracetam Hasta 3.000 mg
Tabla 4 Dosis habitualmente utilizadas para
los trastornos del control
de los impulsos
35. Dannon PN, Lowengrub K, Gonopolski Y, Musin E, Kotler M.
Topiramate versus fluvoxamine in the treatment of pathological
gambling: a randomized, blind-rater comparison study. Clin
Neuropharmacol 2005;28(1):6-10.
36. Dannon PN, Lowengrub K, Musin E, Gonopolsky Y, Kotler M. 12-
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Trastornos del control de impulsos y tratamiento con antiepilépticosC. Roncero, et al.
212 38Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212

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Presentación1
 

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  • 1. pullers, compulsive purchases, skin picking and ony- chophagia are a heterogeneous set of clinical entities, most of them with little prevalence. Nevertheless, they cause important personal and social dysfunctions and present great comorbidity with other psychiatric disor- ders. Antipsychotics, antidepressive agents, serotoniner- gic agonists, naltrexone, beta blockers antiandrogen, lithium and anticonvulsants have been used in their pharmacological treatment. Currently, interest is grow- ing on the use of the antiepileptics because their possible usefulness has been described in these disorders. Howev- er, the neurobiological effects are only partially known in some cases. We have reviewed the literature regarding the treatment of these disorders with mood stabilizers, (lithium, carbamazepine, valproate, phenitoin, oxcarba- cepin, topiramate, lamotrigin, leviteracetam) and have described those studies on which the current knowledge and evidence are based. The results must be considered as provisional and must be updated in the future, since they are mostly based on case reports, case series or opened clinical trials, their being little knowledge based on double blind clinical trials. Key words: Impulse control disorders. Antiepileptic drug. Explosive intermittent disorder. Pathological gambling. Kleptomania. Pyromania. Hair pullers. INTRODUCCIÓN La impulsividad se define como una reacción no planifi- cada y rápida frente a estímulos tanto externos como inter- nos, en la que no se tienen en cuenta las consecuencias ne- gativas de esta actuación para el propio individuo o para otras personas1. La manifestación clínica de la impulsividad es variada, y una de las más destacadas es la conducta agre- siva y/o violenta, aunque, como se describirá, existen otras formas de impulsividad sin agresividad. Los trastornos del control de los impulsos se han definido como comportamientos perjudiciales realizados en respues- ta a impulsos irresistibles. En el Manual de diagnóstico y es- Los trastornos clasificados como del control de los im- pulsos; trastorno explosivo intermitente, ludopatía, clepto- manía, piromanía, juego patológico, tricotilomanía, compras compulsivas, rasgado compulsivo y onicofagia, son un con- junto heterogéneo de entidades clínicas, la mayoría de ellas poco prevalentes. Sin embargo producen importantes dis- funciones personales y sociales y presentan gran comorbili- dad con otros trastornos psiquiátricos. En el tratamiento farmacológico se han utilizado fármacos antipsicóticos, an- tidepresivos, agonistas serotoninérgicos, naltrexona, beta- bloqueantes antiandrógenos, litio y antiepilépticos. En la actualidad existe creciente interés sobre el uso de los antie- pilépticos, ya que se ha descrito la posible utilidad en estos trastornos, sin embargo en algunos casos sólo se conoce parcialmente las acciones neurobiológicas. Se revisa la literatura referente al tratamiento de estos trastornos con eutimizantes (litio, carbamazepina, ácido valproico, fenitoína, oxcarbazepina, topiramato, lamotrigi- na, leviteracetam) describiéndose los estudios en los que se basa el conocimiento actual. Los resultados deben ser consi- derados provisionales y ser actualizados en el futuro, pues están basados mayoritariamente en casos clínicos, series de casos o ensayos abiertos, existiendo poco conocimiento fundamentado en ensayos clínicos doble ciego. Palabras clave: Trastornos del control de los impulsos. Antiepilépticos. Trastorno explosivo intermitente. Ludopatía. Cleptomanía. Piromanía. Tricotilomania. Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212 Antiepilectic drugs in the control of the impulses disorders The disorders classified as control of the impulses; explosive intermittent disorder, pathological gambling, kleptomania, pyromania, pathological gambling, hair Revisiones Trastornos del control de impulsos y tratamiento con antiepilépticos 1 CAS Vall Hebrón. Servicio de Psiquiatría Hospital Vall Hebrón Barcelona 2 Universidad Autónoma de Barcelona Barcelona 3 Servicio de Psiquiatría Hospital Vall Hebrón Barcelona Correspondencia: Carlos Roncero Alonso Servicio de Psiquiatría. Escuela de Enfermería 5.ª planta Hospital Vall Hebrón Paseo de Vall Hebrón 119-129 08035 Barcelona Correo electrónico: croncero@vhebron.net C. Roncero1,2 A. Rodríguez-Urrutia3 L. Grau-López1 M. Casas2,3 Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212 20531
  • 2. La piromanía es un trastorno poco conocido9, se caracte- riza por la provocación de incendios repetidamente sin mo- tivo aparente, como ganancia económica, venganza o ex- tremismo político, interés en observar fuegos e incendios y sentimientos referidos de incremento de tensión antes de cometer el acto e intensa excitación inmediatamente des- pués de llevarlo a cabo. La prevalencia es desconocida. Hay estudios antiguos poco sistematizados, en los que se descri- ben las características clínicas. Es probable que sea más fre- cuente en hombres y suele iniciarse en la adolescencia o al inicio de la edad adulta8. El juego patológico o ludopatía se reconoce por la preo- cupación acerca del hecho de jugar, por considerar excesivo ya sea el dinero gastado o el tiempo dedicado, la rumiación continua o intermitente sobre el juego en sí con desarrollo de tolerancia y deseo intenso de jugar, la pérdida de control sobre las apuestas a pesar del perjuicio que ocasiona y la aparición de un trastorno ya sea económico, social o psico- lógico. Se presenta más frecuentemente en hombres y se calcula que entre el 1 y el 3 % de la población adulta sufre este trastorno a lo largo de su vida, existiendo poblaciones en las que estas cifras se disparan de forma alarmante, co- mo entre los enfermos mentales10. La tricotilomanía se define como el acto de arrancarse el pelo de un tirón, produciendo pérdida perceptible de pelo. La mayoría de los pacientes se arrancan pelos de diversas zonas corporales siendo, en orden decreciente, las más comunes el cuero cabelludo, las pestañas, las cejas, el pubis, la cara y las extremidades. Un 90% de los pacientes adultos son mujeres11. Dentro del trastorno del control de los impulsos no espe- cificado se incluyen los que no cumplen los criterios diag- nósticos para ningún trastorno específico. Las compras compulsivas, la onicofagia y la excoriación psicógena, se po- drían incluir en este apartado, aunque no son diagnósticos recogidos específicamente ni en la CIE-10 ni en el DSM-IV- TR, pero se ha descrito que producen importante morbili- dad, disfunción personal y social y problemas económicos. Por compras compulsivas se entiende al impulso incon- trolable e irresistible de comprar, carentes de sentido, intru- sivo y persistente, así como incremento de tensión o ansie- dad junto a los impulsos y alivio de la tensión o sensaciones placenteras en el acto de comprar. Es un trastorno poco co- nocido y también polémico, pues el límite de la normalidad en determinadas sociedades en las que impera el consumis- mo es difícil de delimitar10. El rascado compulsivo consiste en el comportamiento de rascar, rasguñar, hurgar o estrujar la piel como respuesta a un picor u otra sensación dérmica o para extirpar una lesión dérmica. Es causa de importante estrés para los pacientes; la mayoría presenta disfunción sociolaboral y complicaciones médicas, algunas tan graves como para requerir cirugía. Re- presenta el 2% de los pacientes que acuden a una consulta dermatológica. Puede iniciarse en la adolescencia o edad Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212 32206 C. Roncero, et al. Trastornos del control de impulsos y tratamiento con antiepilépticos tadístico de los trastornos mentales IV-texto revisado (DSM- IV-TR)2 un trastorno del control de los impulsos se define como la dificultad para resistir un impulso, una motivación o una tentación de llevar a cabo un acto perjudicial para la persona o para los demás. En dicho manual también se esta- blece que, en la mayoría de trastornos del control de los im- pulsos el sujeto percibe una sensación creciente de tensión o de activación interior antes de cometer el acto, y luego experimenta placer, gratificación o liberación en el momen- to de realizarlo, y puede existir o no arrepentimiento poste- rior. En la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE- 10)3, estos trastornos también se clasifican como trastornos del control de los impulsos y se definen como actos repetiti- vos, sin una motivación racional clara, que generalmente perjudican los intereses del propio paciente o de otras per- sonas y establece que los comportamientos están asociados a impulsos para actuar que no pueden ser controlados. En el DSM-IV-TR se incluye en esta categoría el trastorno explosi- vo intermitente, la cleptomanía, el juego patológico, la piro- manía, la tricotilomanía y los trastornos del control de im- pulsos no especificados, siendo muy similar en la CIE-10. CONCEPTUALIZACIÓN DE LOS TRASTORNOS El trastorno explosivo intermitente se refiere a la aparición de varios episodios aislados de agresividad desproporcionados respecto al acontecimiento precipitante. El sujeto que lo pade- ce suele reaccionar con una violencia inusual, presentándolo personas mentalmente sanas. A menudo, preceden al episodio acontecimientos estresantes que sobrepasan al individuo (p. ej., muerte de un ser querido, enfermedad, etc.). Representa quizá la forma más pura de impulsividad, al no estar contami- nado por otros trastornos que lo propicien4. Se han observado hasta en el 30% de los casos anomalías inespecíficas del elec- troencefalograma que parecen indicar cierta fragilidad neuro- lógica congénita o postraumática, que no llegan a catalogarse de verdaderas lesiones5. Es más frecuente en hombres, inicián- dose los episodios al final de la adolescencia y rara vez después de los 30 años. En algunas mujeres, el trastorno se intensifica en la fase premenstrual5,6. La cleptomanía se conceptualiza como la tendencia a co- meter robos no justificados, ni por la necesidad ni por los deseos de perjudicar a la victima. En la CIE-10 se define co- mo el fracaso repetido por resistir el impulso de robar obje- tos que no son adquiridos para el uso personal o por la ga- nancia económica. Se ha relacionado con los trastornos del espectro afectivo7. Su prevalencia es poco conocida pero se calcula que lo sufren 1 de cada 1.000 personas, afectando a menos del 5% de los ladrones de tiendas2. Es más común en mujeres que en hombres. Se suele iniciar en la adolescencia o al inicio de la edad adulta y a menudo siguen una evolu- ción crónica o episódica7. Presenta elevada comorbilidad con el trastorno depresivo mayor (75 %), el trastorno obse- sivo-compulsivo (TOC) (75%), el trastorno por estrés pos- traumático (75%),8 la bulimia nerviosa (50%) y el trastorno de ansiedad generalizada (25%).
  • 3. Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212 20733 C. Roncero, et al. Trastornos del control de impulsos y tratamiento con antiepilépticos 2) Carbamazepina y el ácido valproico. Ambos se utilizaron inicialmente en el tratamiento de la epilepsia, aprobán- dose posteriormente su indicación en el tratamiento de los episodios maníacos y la profilaxis del trastorno bipo- lar tipo I. 3) La nueva generación de anticonvulsivantes. Gabapenti- na, topiramato, lamotrigina, oxcarbazepina, vigabatrina y levetiracetam. Son el grupo que, junto con el valproa- to, ha generado mayores expectativas en relación al tra- tamiento de la impulsividad o el descontrol de los im- pulsos. Las primeras hipótesis sobre el mecanismo de acción de los agentes eutimizantes se fundamentaron en una posible modificación del transporte iónico (de sodio, básicamente) y en la facultad de alterar las propiedades electrofisiológicas de las membranas neuronales. Posteriormente se destacó la influencia sobre el transporte de colina y aminoácidos o a la capacidad de alterar la transmisión monoaminérgica, coli- nérgica o gabérgica, fundamentalmente en la modulación del sistema glutamatérgico y gabaérgico. Sin embargo, en los últimos años la mayor parte de las líneas de investiga- ción se han dirigido a comprender los mecanismos molecu- lares relacionados con la transducción de señales en las neuronas posinápticas, donde convergen múltiples sistemas adulta y su duración media es de 5 a 18 años, siendo mejor pronóstico en los pacientes en los que la evolución es menor a 1 año12. La onicofagia consiste en morderse las uñas de forma re- petida y en exceso; las cutículas y la piel alrededor de las uñas suele también morderse y arrancarse. Se asemeja a un trastorno del control de los impulsos porque presenta com- portamientos automáticos, irresistibles y asociados con un incremento de la tensión antes de realizar el comporta- miento con el alivio posterior a su realización. No existen estudios sobre la epidemiología de este trastorno. BASES NEUROBIOLÓGICAS DE LOS TRASTORNOS DEL CONTROL IMPULSOS La alteración neurobiológica más ampliamente encontra- da en la literatura, en los trastornos del control de impulsos, es el déficit serotoninérgico13,14, aunque no hay estudios biológicos sobre la cleptomanía ni sobre la piromanía. En estudios recientes se describe que también existen altera- ciones en otros sistemas de neurotransmisión4, como son la hiperactividad noradrenérgica, la disfunción dopaminérgica y colinérgica, un incremento de testosterona y endorfinas, una hipofunción del eje hipotálamo-hipofiso-suprarrenal, una hipofunción gabaérgica y una hiperfunción glutama- térgica14. Todo ello es concordante con la experiencia clíni- ca, en la que fármacos como los antiepilépticos, sin acción serotoninérgica, también pueden modular las conductas im- pulsivas, agresivas etc. Por ello, es evidente la participación de otros mecanismos neurobiológicos, además en algunas patologías relacionadas con el trastorno del control de los impulsos existen alteraciones genéticas y neuroanatómicas, que podrían estar relacionadas con fragilidad neurológica congénita o postraumática5. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO En el tratamiento de los trastornos del control de los impul- sos se han utilizado distintos fármacos: neurolépticos conven- cionales, nuevos antipsicóticos, inhibidores selectivos de la re- captación de serotonina (ISRS), agonistas serotoninérgicos, betabloqueantes, naltrexona, estimulantes centrales, antian- drogénicos, litio y antiepilépticos. En la actualidad existe un creciente interés por los nuevos anticonvulsivantes, ya que se existen algunos estudios controlados que sugieren que tienen efectividad terapéutia14. El término eutimizante se usa para referirse a un conjunto heterogéneo de fármacos antiepilépticos o anticonvulsivantes y el litio, que tienen distintos efectos neuroquímicos (tabla 1), que podrían dividirse clínicamente en tres grupos4: 1) El carbonato de litio utilizado básicamente para el trata- miento de los episodios maníacos y la profilaxis del tras- torno bipolar tipo I. Litio Modula procesos medidados por calcio y proteína cinasa C, mediante el sistema de segundo mensajero fosfatidilinositol Ácido valproico Modulación del sistema GABA Suprime despolarizaciones por NMDA Regula transportadores glutamato glial Reduce expresión de receptores AMPA Carbamazepina Bloqueo canales de sodio Inhibe neurotransmisión glutamatérgica Inhibe aumento calcio libre intracelular inducido por NMDA y glicina Lamotrigina Inhibición canales de sodio y calcio presináptico Estabilización de Membrana Topiramato Potencia la acción GABA Inhibe corrientes sodio y calcio Inhibe la actividad glutamatérgica Oxcarbazepina Bloqueo canales de sodio y calcio tipo N, P y R Inhibe actividad glutamatérgica Aumento permeabilidad de canales de potasio Gabapentina Aumento GABA intraneuronal Inhibe liberación glutamato Vigabatrina Modulación del sistema GABA: inhibición irreversible de la GABA transaminasa Disminuye transmisión glutamatérgica Levetiracetam Poco conocido Bloqueo de corrientes de potasio Tabla 1 Efecto neuroquímicos de los fármacos eutimizantes
  • 4. de neurotransmisión como el metabolismo de los fosfoino- sitoles y la vía de la adenilatociclasa. De esta forma, se ha profundizado en el estudio de la influencia de los fármacos eutimizantes sobre las distintas fracciones de las proteínas G, lo que promueve la activación de factores de transcrip- ción génica a nivel nuclear, así como la síntesis de factores de crecimiento neuronal15. Trastorno explosivo intermitente En el abordaje de este trastorno se han utilizado distin- tos fármacos, con buenos resultados, como la carbamaze- pina en un ensayo clínico abierto con 52 pacientes17, la fenitoina en un ensayo clínico doble ciego con 16 pacien- tes18 y el litio en un ensayo clínico con 66 pacientes compa- rándolo con placebo19. El ácido valproico es el fármaco más estudiado, aunque sus resultados son contradictorios. Se utilizó en una serie de 27 casos, en el que el 93% presenta- ban comorbilidad con trastornos afectivos y el 43 % con trastorno por uso de sustancias, con buenos resultados6. Existe un ensayo clínico abierto de 10 pacientes y 10 sema- nas de duración, en el que se evalúa el efecto de valproato en los impulsos agresivos, de pacientes con trastornos de personalidad que no responden a ISRS. En ellos el uso del fármaco (dosis de 200-400 mg/día) disminuye la irritabili- dad y las conductas agresivas impulsivas20. El único ensayo clínico aleatorio y doble ciego controlado con placebo pu- blicado con valproato, incluye 96 pacientes con trastorno de la personalidad del clúster B, 116 con trastorno explosivo intermitente y 34 con trastorno por estrés postraumático. Los pacientes fueron tratados durante 12 semanas con val- proato semisódico frente a placebo. Valproato fue superior respecto a la disminución de la violencia e irritabilidad en los trastornos de la personalidad, así como frente a la grave- dad global de la enfermedad, pero no en los otros dos tras- tornos21. Se ha realizado un ensayo clínico con oxcarbazepi- na frente a placebo con 48 pacientes, a dosis de 1.200 mg/día hasta 2.400 mg/día frente a placebo de 10 semanas, en los que se demostró su utilidad en la disminución de las conductas agresivas22. El mismo grupo ha utilizado levetira- cetam, en dosis de hasta 3.000 mg/día, en un ensayo clínico de 40 pacientes frente a placebo de 10 semanas de dura- ción, sin que se detectase mejoría23. Otros fármacos, como topiramato, han sido utilizados en episodios de heteroagre- sividad en pacientes con trastornos de personalidad con buenos resultados a corto y a largo plazo24. Cleptomanía Existen trabajos en los que se utilizan litio y el ácido val- proico con buenos resultados. El litio en combinación con fluoxetina ha sido eficaz en varios estudios7. Se ha publica- do un caso de buena respuesta a ácido valproico en combi- nación con 20 mg de fluoxetina en un paciente con manía mixta y cleptomanía25. El mismo grupo publicaron una serie de 20 casos, en los que el tratamiento con carbamazepina en combinación con clomipramina no mejoró los síntomas de cleptomanía26. Existen una serie de tres casos con buena respuesta a topiramato a dosis de hasta 150 mg, solo o jun- to con fluoxetina27. Se ha publicado el caso de un paciente afecto de cleptomanía, que se desarrolló a la vez que apare- ció epilepsia del lóbulo temporal, que mejoró con topirama- to28. Piromanía Se ha sugerido que las personas con comportamientos incendiarios impulsivos, presentan anomalías en la transmi- sión serotoninérgica29, aunque es posible que existen otras alteraciones neurobiológicas, ya que existen informes sobre casos clínicos con respuesta a medicación antiandrogéni- ca30. Se ha utilizado ácido valproico junto con olanzapina, en un paciente con conductas pirómanas, con mejoría31, y en un niño con epilepsia, en el que también mejoró su en- fermedad de base32. Hay dos informes de tratamiento con carbamazepina de niños epilépticos con conductas piróma- nas, en los que además de mejorar la epilepsia se resolvieron las conductas pirómanas32. Por lo que parece plausible que los tratamientos biológicos reduzcan esta conducta peligro- sa31. Debido a las características de la piromanía, no existen estudios sistemáticos de respuesta terapéutica, los realiza- dos son sobre las intervenciones psicoterapéuticas, y los es- casos casos publicados son comórbidos o reciben polimedi- cación. Juego patológico En el tratamiento farmacológico de estos pacientes se han utilizado fármacos antiepilépticos solos o combinados con otros fármacos, con resultados dispares. La carbamazepina fue estudiada como posible tratamien- to para el juego patológico. En el 1994 se publicó un ensayo clínico doble ciego, usando hasta 600 mg/día. Se describió buena respuesta al tratamiento, sugiriendo su posible efica- cia33. En el primer ensayo clínico controlado, sobre trata- miento con estabilizadores del humor, se utilizó litio o ácido valproico. Incluyó 42 pacientes y ambos grupos mejoraron, por lo que se planteó la utilidad de los dos fármacos34. Topi- ramato se comparó con fluvoxamina en un ensayo clínico aleatorizado con 31 pacientes y se observó que los pacientes de ambos tratamientos disminuyeron total o parcialmente las conductas de juego patológico35. El mismo equipo realizó un estudio naturalístico de 12 meses de seguimiento con 43 pacientes en donde se ensayaron varias estrategias far- macológicas, entre ellas el topiramato. El ensayo clínico se realizó en pacientes respondedores a cuatro fármacos (flu- voxamina, topiramato, bupropión o naltrexona) y se evaluó la eficacia de administrar medicación durante 6 meses, y la existencia de efectos duraderos de los síntomas durante 9 meses más. Durante los primeros 3 meses el paciente con- tinuaba recibiendo el tratamiento y los siguientes 6 meses Trastornos del control de impulsos y tratamiento con antiepilépticosC. Roncero, et al. 208 34Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212
  • 5. no lo recibía. Se hipotetizó que si el paciente respondía a la medicación durante la fases de tratamiento farmacológico, el efecto se mantendría sin fármaco. No hubo diferencias significativas y durante los 6 meses sin fármaco respondie- ron el 33% de los pacientes que recibieron topiramato36. Se ha sugerido que el juego patológico y el trastorno bi- polar tienen una estrecha relación, por compartir clínica, y que un buen número de pacientes con este trastorno presen- tan juego patológico. Existe un caso clínico reciente publica- do de juego patológico en el trastorno bipolar que responde ante la administración simultánea de litio y topiramato, por lo que se ha sugerido su complementariedad y eficacia. Por ello, se ha propuesto el uso de topiramato como tratamiento coadyuvante en casos de trastorno bipolar tipo II y juego pa- tológico comórbido, que no responde al tratamiento con li- tio37. Tricotilomania En su tratamiento se han utilizado distintos fármacos, en muestras reducidas de pacientes. El litio fue efectivo en 8 de una serie de 10 pacientes con tricotilomanía38, se piensa que por sus efectos en el control de la impulsividad, agresividad e inestabilidad afectiva11,38. Topiramato a dosis de entre 50- 250 mg, fue utilizado en un grupo de 14 pacientes con tri- cotilomanía. Se observó una reducción de la severidad clíni- ca, y 6 de los 9 pacientes que acaban el estudio mejoraron, pese a que el cambio en la Impresión Clinica Global (ICG) no es estadísticamente significativa, por lo que se describe la probable eficacia del topiramato en el tratamiento de la tri- cotilomanía, sin que los resultados sean definitivos39. Trastorno del control de los impulsos no especificado Compras compulsivas Apenas existen estudios o informes de casos. Se conoce una serie de 20 casos en los que se describe la utilidad de litio y ácido valproico. De ellos el 95 % presentaban histo- ria de a lo largo de su vida de trastornos afectivos, el 80% de trastornos de ansiedad, el 40 % de trastornos del con- trol de los impulsos y el 35 % de trastornos de la alimen- tación. El 69 % de los que recibieron tratamientos timo- lépticos presentaron reducción o remisión de los síntomas de compras compulsivas40. Además, hay un caso reciente publicado de buena respuesta al topiramato a dosis de 150 mg/día41. Rascado compulsivo El tratamiento más utilizado han sido los ISRS. Los traba- jos sobre el uso de fármacos antiepilépticos en este trastor- no son muy escasos. Se ha publicado una serie de casos con 3 pacientes, en los que se evalúa la eficacia de topiramato en el síndrome de Prader-Willi en relación a conductas au- toagresivas, describiéndose que disminuyen las conductas autolesivas42. En un estudio abierto con 24 pacientes con la- motrigina en monoterapia, durante 12 semanas, a dosis de entre 25-300 mg/día, se describe eficacia en dos tercios de los pacientes, evaluados mediante el descenso en el número de minutos al día rascándose. Hay una leve tendencia en los sujetos respondedores de lamotrigina a tener una enferme- dad de menor gravedad y de menos duración43. Onicofagia Los tratamientos farmacológicos más utilizados son los antidepresivos. Se conoce una serie de tres casos en los que se utiliza topiramato en pacientes con síndrome de Prader- Willi en donde, entre otras conductas autolesivas, aparece la onicofagia. Se documenta una disminución de las conductas autolesivas con este fármaco42. Existen dos casos en la lite- ratura con buena respuesta a oxcarbazepina en pacientes con trastornos de la conducta alimentaria, otros trastornos psiquiátricos y conductas autolesivas. En el primero, se ob- jetivó que utilizando dosis de 1.200 mg de oxcarbazepina al día desaparecieron las conductas autolesivas, en una pa- ciente resistente al tratamiento con fluoxetina 80 mg y risperidona a 2 mg al día. En el segundo caso se añade a 120 mg de fluoxetina y 200 mg de quetiapina al día, 1.500 mg de oxcarbazepina para tratar las conductas autolesivas, en una paciente resistente a antidepresivos, antiepilépticos, antispicóticos y terapia electroconvulsiva (TEC), eliminándo- se entonces la sintomatología44. MANEJO CLÍNICO Los trastornos del control de los impulsos pertenecen al grupo de enfermedades poco prevalentes y atípicas, por lo que para realizar un adecuado tratamiento es fundamental una correcta evaluación y caracterización clínica. Como es muy frecuente la comorbilidad con otros trastornos psi- quiátricos es recomendable, en la medida de lo posible, uti- lizar instrumentos validados y entrevistas diagnósticas, para estudiar la presencia de la sintomatología y de los trastor- nos asociados. Se conoce que los fármacos anticonvulsivantes o antiepi- lépticos se pueden usar para modular la impulsividad14, en pacientes psicóticos45, en pacientes con trastornos de la personalidad, trastornos de ansiedad, retraso mental46 o en pacientes con dependencia de varias sustancias47 y se han descrito efectos positivos en dependientes de alcohol o co- caína48,49. En la actualidad, como se ha descrito, el conoci- miento de su eficacia en el tratamiento de los trastornos del control de los impulsos se basa mayoritariamente en infor- mes de pacientes, series de casos o ensayos clínicos abiertos. En muchas ocasiones se han utilizado como tratamientos de tercera o cuarta elección, cuando no ha habido respuesta a Trastornos del control de impulsos y tratamiento con antiepilépticosC. Roncero, et al. 35 209Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212
  • 6. otros psicofármacos. Es evidente que hacen falta más estu- dios para poder realizar conclusiones definitivas y, dada la falta de literatura contrastada, es necesario seguir las reco- mendaciones de grupos de trabajo o grupos expertos50. El tratamiento ideal consistiría en un fármaco antiimpulsivo en monoterapia. Sin embargo el tratamiento con politerapia es lo habitual, se suelen combinar con ISRS o con otros fár- macos que han demostrado su utilidad, como es la naltrexo- na. En ocasiones es necesario asociarlos con fármacos se- dantes como son alguno de los antipsicóticos, o las benzodizepinas. La elección del fármaco se debe hacer en función de las experiencias descritas para cada trastorno (tabla 2) y de otros factores (tabla 3). En los pacientes con riesgo suicida se deben utilizar los medicamentos más segu- ros. Dado que la experiencia es escasa, se debe valorar ade- cuadamente los efectos secundarios. Aunque existe más ex- periencia y estudios con el litio o los antiepilépticos clásicos18, especialmente con carbamazepina y ácido val- proico, se conoce que son peor tolerados y que las interac- ciones farmacológicas son menos frecuentes e importantes con los más recientes. No está descrita con exactitud la po- sología más adecuada para estas patologías. Las dosis em- pleadas presentan grandes variaciones (tabla 4) y no en to- dos los estudios están publicadas. Ello indica que deben ser consideradas como provisionales, ya que están basadas en muestras pequeñas. Es probable que se modifiquen, debido a que existe la tendencia a la utilización de dosis más altas en los trabajos más recientes. Además es posible que cada trastorno necesite una dosis diferente. CONCLUSIONES Existen problemas en el tratamiento de los denominados trastornos de control de los impulsos, debido a las dificulta- des en esclarecer la etiopatogenia de las conductas impulsi- vas y la muy frecuente existencia de comorbilidad. Es pro- bable que se trate de un conjunto de entidades relacionadas clínicamente entre sí, pero con distinta base neurobiológica. El avance en la investigación en neurociencias, está permi- tiendo conocer los distintos mecanismos implicados en estos trastornos. Existe suficiente evidencia para afirmar que la función serotoninérgica está relacionada, por lo que se han usado fármacos con acción sobre este sistema, sin embargo habitualmente el tratamiento con estos medicamentos es insuficiente. Otros sistemas de neurotransmisión también han sido implicados, por ello los antiepilépticos también pueden ser útiles en el tratamiento y deben ser ensayados. Es necesario la realización de estudios clínicos de mayor rigor metodológico y muestras más homogéneas que permi- tan aclarar las indicaciones y las dosis necesarias. Además, Trastornos del control de impulsos y tratamiento con antiepilépticosC. Roncero, et al. 210 36Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212 Trastorno Cleptomanía Piromanía Juego Tricotilomanía Compras Rascado Onicofagia explosivo patológico compulsivas compulsivo intermitente Litio 1 (EC) 1 (S) 1 (EC,C) 1 (S) 1 (S) Ácido valproico 3 (EC, E, C) 1 (S,C) 1 (C) 1 (EC) 1 (S) Carbamazepina 1 (E) 2 (S) 1 (C) 1 (EC) Oxcarbazepina 1 (EC) 1 (S) Topiramato 1 (S,C) 1 (EC,E,C) 1 (E) 1 (C) 1 (S) 1 (S) Lamotrigina 1 (E) Fenitoína 1 (EC) Levetiracetam 2 (EC) 1: utilizado con buena respuesta; 2: utilizado sin buena respuesta; 3: resultados contradictorios. C: caso clínico; S: serie de Casos; E: ensayo clínico; EC: ensayo clínico aleatorizado. Tabla 2 Fármacos utilizados en cada patología y pruebas en las que se basan Experiencias clínicas previas Ensayos clínicos Tratamientos concomitantes Dificultad o facilidad para realizar controles hematológicos estrictos Presencia de contraindicaciones médicas Historia de la tolerancia del paciente a los fármacos Riesgo de abuso Riesgo de consumo impulsivo de fármacos Letalidad del fármaco en sobredosis Tabla 3 Factores a valorar al realizar la prescripción
  • 7. hay que considerar que el tratamiento farmacológico para estos trastornos se debe complementar con técnicas psico- terapéuticas, que también hayan demostrado eficacia en el manejo de estos pacientes. BIBLIOGRAFÍA 1. Moeller FG, Barratt ES, Dougherty DM, Schmitz JM, Swann AC. Psychiatric aspects of impulsivity. Am J Psychiatry 2001;158(11): 1783-93. 2. American Psychiatric Association. Manual DSM-IV-TR. Manual di- agnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Texto Revisado. Barcelona: Masson, 2002. 3. Organización Mundial de la Salud Clasificación Internacional de enfermedades CIE-10. Madrid: Meditor, 1992. 4. Kalenscher T, Ohmann T, Gunturkun O. The neuroscience of impul- sive and self-controlled decisions. Int J Psychophysiol 2006;62(2):203-11. 5. Elliott FA. Neurological findings in adult minimal brain dysfunc- tion and the dyscontrol syndrome. J Nerv Ment Dis 1982;170(11): 680-7. 6. McElroy SL, Soutullo CA, Beckman DA, Taylor P, Keck PE. 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  • 8. 35. Dannon PN, Lowengrub K, Gonopolski Y, Musin E, Kotler M. Topiramate versus fluvoxamine in the treatment of pathological gambling: a randomized, blind-rater comparison study. Clin Neuropharmacol 2005;28(1):6-10. 36. Dannon PN, Lowengrub K, Musin E, Gonopolsky Y, Kotler M. 12- month follow-up study of drug treatment in pathological gam- blers: a primary outcome study. J Clin Psychopharmacol 2007; 27(6):620-4. 37. Nicolato R, Romano-Silva MA, Correa H, Salgado JV, Teixeira AL. Lithium and topiramate association in the treatment of comor- bid pathological gambling and bipolar disorder. Aust N Z J Psy- chiatry 2007;41(7):628. 38. Christenson GA, Popkin MK, Mackenzie TB, Realmuto GM. Lithi- um treatment of chronic hair pulling. J Clin Psychiatry 1991;52(3): 116-20. 39. Lochner C, Seedat S, Niehaus DJ, Stein DJ. Topiramate in the treatment of trichotillomania: an open-label pilot study. Int Clin Psychopharmacol 2006;21(5):255-9. 40. McElroy SL, Keck PE, Pope HG, Smith JM, Strakowski SM. Com- pulsive buying: a report of 20 cases. J Clin Psychiatry 1994; 55(6):242-8. 41. Guzman CS, Filomensky T, Tavares H. Compulsive buying treat- ment with topiramate, a case report. Rev Bras Psiquiatr 2007; 29(4):383-4. 42. Shapira NA, Lessig MC, Murphy TK, Driscoll DJ, Goodman WK. To-piramate attenuates self-injurious behaviour in Prader- Willi Syndrome. Int J Neuropsychopharmacology 2002;5(2): 141-5. 43. Grant JE, Odlaug BL, Kim SW. Lamotrigine treatment of patholo-gic skin picking: an open-label study. J Clin Psychia- try 2007; 68(9):1384-91. 44. Cordas TA, Tavares H, Calderoni DM, Stump GV, Ribeiro RB. Oxcarbazepine for self-mutilating bulimic patients. Int J Neu- ropsychopharmacol 2006;9(6):769-771. 45. Roncero C, Ramos M, Casas M. Anticomiciales en esquizofrenia dual. En: N Serzman, C Álvarez, M Casas (eds.). Patología dual en esquizofrenia. Barcelona: Glosa, 2007 (pp. 117-130). 46. Grunze HC. The effectiveness of anticonvulsants in psychi- atric disorders. Dialogues Clin Neurosci 2008;10(1):77-89. 47. Bobes J, Carreño JE, Gutiérrez CE, San Narciso GI, Antuña MJ, Díaz T, et al. Estudio de la efectividad del control del craving con topiramato en pacientes con trastornos por dependencia de sustancias. Actas Esp Psiquiatr 2004;32(5):299-306. 48. Johnson BA, Ait-Daoud N, Bowden CL, DiClemente CC, Roache JD, Lawson K, Javors MA, Ma JZ. Oral topiramate for treatment of alcohol dependence: a randomised controlled- trial. Lancet 2003; 361(9370):1677-85. 49. Kampman KM, Pettinati H, Lynch KG, Dackis C, Sparkman T, Wei- gley C, O'Brien CP. A pilot trial of topiramate for the treatment of cocaine dependence. Drug Alcohol Depend 2004; 75(3):233-40. 50. Soler PA, Gascón J. RTM III Recomendaciones terapéuticas en los trastornos mentales. Barcelona: Ars Médica, 2005. Trastornos del control de impulsos y tratamiento con antiepilépticosC. Roncero, et al. 212 38Actas Esp Psiquiatr 2009;37(4):205-212