3. 1. La tarea: Vivir y comunicar la vida nueva en Cristo a nuestros pueblos
4. Nuestros pueblos no quieren andar por sombras de muerte; tienen sed de vida y felicidad en Cristo. Lo buscan como fuente de vida. Anhelan esa vida nueva en Dios, a la cual el discípulo del Señor nace por el bautismo y renace por el sacramento de la reconciliación… (DA 350) Con el pecado, optamos por un camino de muerte. Por eso, el anuncio de Jesucristo siempre llama a la conversión, que nos hace participar del triunfo del Resucitado e inicia un camino de transformación. (DA 351)
5. La gran novedad que la Iglesia anuncia al mundo es que Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, la Palabra y la Vida, vino al mundo a hacernos “partícipes de la naturaleza divina” (2 Pe 1, 4), a participarnos de su propia vida. … (DA 348)
7. De los que viven en Cristo se espera un testimonio muy creíble de santidad y compromiso. Deseando y procurando esa santidad no vivimos menos, sino mejor, porque cuando Dios pide más es porque está ofreciendo mucho más: “¡No tengan miedo de Cristo! Él no quita nada y lo da todo”. (DA 352)
8. Discípulo misionero sano - Que tenga como centro la persona de Jesucristo, nuestro Salvador y plenitud de nuestra humanidad, fuente de toda madurez humana y cristiana. - Que tenga espíritu de oración, sea amante de la Palabra, practique la confesión frecuente y participe de la Eucaristía. - Que se inserte cordialmente en la comunidad eclesial y social, sea solidario en el amor y fervoroso misionero. (DA 292)
9. 3. La Misión exige una formación generadora de Discípulos Misioneros. (DA 280)
10. Dimensiones en la formación del Discípulo Misionero Dimensión Humana y Comunitaria. que lleven a asumir la propia historia y a sanarla, en orden a volverse capaces de vivir como cristianos en un mundo plural, con equilibrio, fortaleza, serenidad y libertad interior. Dimensión Espiritual. experiencia de Dios manifestado en Jesús y que lo conduce por el Espíritu a través de los senderos de una maduración profunda. Dimensión Intelectual. expresada en una reflexión seria, puesta constantemente al día a través del estudio que abre la inteligencia, con la luz de la fe, a la verdad. Dimensión Pastoral y Misionera. Un auténtico camino cristiano llena de alegría y esperanza el corazón y mueve al creyente a anunciar a Cristo de manera constante en su vida y en su ambiente.
12. Actitudes sanas oSignos de madurez espiritual. Convencimiento Experiencia de continua conversión. Discreción. Docilidad al Espíritu Santo Capacidad espiritual para ir penetrando, cada vez más, en los misterios de Cristo
13. Actitudes sanas oSignos de madurez espiritual. Compromiso radical y total con Dios, Perseverancia. Integración de la propia personalidad en Cristo: Compromiso en y por la Iglesia y el mundo: Fidelidad. Capacidad de ser “último”. Creatividad Fortaleza
14. Signos de 'inmadurez" espiritual. - Incapacidad de aceptar el evangelio en su totalidad de contenido y exigencias (cfr. 1 Cor 5, 1ss) - Dejarse mover por la "carne" y no por el "espíritu": envidias, celos, rencores, etc. - Autosuficiencia y presunción del poder de las propias fuerzas. - Afectividad centrada sobre sí mismo. - Concepción burda de la libertad de los hijos de Dios como libertinaje . - Renuencia a discernir las cosas y las acciones según los criterios de Cristo y los de una sana espiritualidad. - Afán de carismas llamativos, y no aspirar seriamente a dones más altos y a comprometerse por el "camino superior", el de la caridad. - Inestabilidad y volubilidad en la fe y en la vida no anclada sólidamente en el evangelio llevada por los estados emocionales. - Ausencia de convicciones sólidas y la falta de firmeza de la personalidad cristiana adulta.
15. Misión de los discípulos al servicio de la vida plena. “Quien verdaderamente desee curar al hombre, deberá verlo en su concepto integral y debe saber que su última curación sólo puede ser el amor de Dios” (Benedicto XVI, Jesús de Nazareth, pag. 174)