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Desarrollo local y cambio social
- 1. Autor: Pablo Martínez de Anguita DLC-11-01343-01
DESARROLLO LOCAL Y CAMBIO SOCIAL
(Extraído de Martínez de Anguita, P. 2006. Desarrollo Rural Sostenible).
La evolución del desarrollo rural como resultante de acciones que enfocadas no sólo a generar una mejor
condición de vida a la población del entorno agrario/rural, sino de todo el territorio alrededor de las
regiones más deprimidas social y económicamente, y utilizando los recursos disponibles de forma
sostenible, conlleva al surgimiento de una nueva definición. La gran innovación conceptual de esa nueva
definición es la de superar los límites rurales y urbanos de los territorios, centrando su área de actuación
en la población y en las zonas más deprimidas bajo un enfoque integrador, el de Desarrollo Local.
Se entiende el desarrollo local como el proceso integral, global y sostenible de cambio social
protagonizado por la comunidad, organizada en un territorio bien definido, rural o no, que participa
activamente en el aprovechamiento de los recursos locales: humanos, materiales, naturales, financieros y
sociales, para la mejora de sus condiciones de vida. Una síntesis de sus características se muestran más
adelante.
Prácticamente todos los autores coinciden al señalar la participación como el punto de partida del
desarrollo local. FLECHA y OLIVER (2000) señalan que “todos los procesos de transformación social han
de partir de las propias personas que habitan la zona, ya que son los que conocen y saben exactamente
lo que está pasando, lo que necesitan y lo que desean. El compromiso de tirar adelante depende de toda
la comunidad”.
El carácter local de desarrollo, hace referencia, no sólo a la circunscripción del desarrollo de un espacio
local determinado, sino también al hecho de su concepción y materialización por los propios efectivos de
la población local interesada, los actores del desarrollo (HERREROS 1990).
GONZÁLEZ ROLDAN (2003) señala como característica diferenciadora del desarrollo local frente a otras
modalidades de desarrollo que le anteceden, le suceden o con las que convive, que la actuación no se
concreta tanto en un espacio delimitado como en la oportunidad que se concede a la población local para
participar, para implicarse activamente en su propia mejora vital, aprovechando, de manera sostenible,
los recursos que posee en el espacio que ocupa. Consiste en una serie de medidas que, organizadas en
una programación estratégica, permiten a la población dar solución a sus propios problemas a partir de la
optimización de los recursos que la comunidad posee y sólo pide del exterior aquella ayuda que necesita
de modo específico. La aplicación de esta programación estratégica implica que los problemas y
necesidades de la comunidad y del territorio son analizados y estudiados por la propia población que los
padece y las soluciones se plantean desde la valoración de los recursos locales. De tal manera que,
siendo una fórmula de desarrollo eminentemente endógena, requiere, en cierta medida, apoyo exógeno.
Asimismo, sugiere que el desarrollo local es una estrategia concreta de desarrollo, más aun, una
modalidad de desarrollo económico y social, con características peculiares. Éstas son:
• Es una transformación fundamental de la comunidad, más que la simple expansión de la actividad
económica y la productividad.
• Supone un incremento acompañado de transformaciones profundas de las estructuras sociales y
económicas.
• Es un método adecuado de mejora general, que parte de las necesidades específicas de la población
local para proponer aquellas soluciones que de manera más idónea pueden atender la demanda social.
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2011 © Pablo Martínez de Anguita © Clase Ejecutiva Editorial, S.L. Todos los derechos reservados. De uso exclusivo para los alumnos de Clase Ejecutiva.
Prohibida la reproducción total o parcial del documento y su distribución por cualquier medio impreso o electrónico sin la autorización escrita de Clase Ejecutiva.
- 2. Autor: Pablo Martínez de Anguita DLC-11-01343-01
• Es eficaz y rentable porque es la propia comunidad la que en mayor grado ejecuta su programa de
cambio social, adecuado a las carencias locales y diseñado de tal modo que permite el ahorro de
esfuerzos, tiempo y dinero.
• Es realista puesto que se plantea desde la situación local.
• Es sostenible en la medida en que la comunidad procura una optimización o aprovechamiento de los
recursos locales, intentando preservarlos para sí misma en un futuro inmediato y para sus descendientes
en un futuro más lejano.
• Es duradero en tanto que huye de actuaciones oportunistas (como algunas que pueden ocasionarse
por cuestiones políticas) y busca soluciones definitivas, permanentes, al menos a largo plazo, de los
problemas.
También señala este autor como característico de esta modalidad de desarrollo que “tener en cuenta a
los miembros de la comunidad en desarrollo supone considerarlos como seres humanos, como personas.
No son “clientes” como suelen denominarlos algunos trabajadores sociales, sino personas y en cuanto
tales han de ser la preocupación central del Agente de Desarrollo: Cada persona, en lo más profundo,
siente necesidad de ser tratada como `alguien', no como `algo', como un `objeto' ”.
ORDUNA 2004, señala que para comprender lo que es el desarrollo local es necesario también
comprender el concepto de Cambio Social, entendido como el desarrollo de la personalidad de cada
individuo a partir de la afirmación de la propia identidad cultural y, en definitiva, la buena salud mental.
Ayuda a cada sujeto a liberarse de la amenaza psicológica del cambio, a permanecer integrado en sus
grupos sociales.
El cambio social no es espontáneo, es intencional, requiere planificación, para tomar decisiones
sistemáticas y así alcanzarlo del modo más eficaz posible. La planificación requiere combinar nuevos
medios, estrategias, modos de actuar, exigiendo criterios de operatividad, efectividad, creatividad y
excelencia para realizar los objetivos que respondan a la demanda social. El cambio social necesita ser
aprendido de manera intencional, requiere educación, y la manera que adopta la educación para la
participación, la acción educativa que favorece la implicación activa de la población en su proceso de
mejora es la animación.
Las acciones educativas determinan el proceso de mejora social. Esto no quiere decir que sea la
educación la única acción, aunque sí es IMPRESCINDIBLE, y condiciona de forma determinante el
proceso. La educación es condición necesaria del desarrollo en la medida en que, como proceso de
comunicación humana, establece los cauces adecuados para que los propios individuos aprendan a
integrarse en los grupos comunitarios, sean capaces de participar en la organización de mejoras locales y
estén capacitados para emprender acciones que faciliten el aprovechamiento óptimo y sostenible del
resto de los recursos a su alcance (ORDUNA 2003).
Características del Desarrollo Local 1
Globalidad: Consiste en propiciar el crecimiento integral, individual y colectivo de las personas que
comparten un espacio. Debe beneficiar a los distintos sectores de personas e intereses profesionales y
sociales y extender su actuación a los diversos ámbitos: educativo, cultural, económico y social.
Complejidad: Es debida al carácter interdisciplinar que impone su globalidad, su carácter de proceso que
perdura en el tiempo y no se limita a una acción concreta, y más aún, su deber de conciliar los intereses
locales, con las intenciones de desarrollo a escala regional, nacional e incluso internacional. Demanda la
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Extraído de: La organización como proceso de mejora de la calidad de vida de la comunidad, en ”La educación para el desarrollo local” ORDUNA
(2000)
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organización de los miembros de la comunidad, los únicos sujetos que están en condiciones de aprender
a conocer qué se necesita y con qué se cuenta para solucionar los problemas locales.
Representación: Debe estar fundado en la demanda social, en las necesidades sentidas y manifestadas
por la comunidad en desarrollo, siempre dentro de la concepción de un proceso complejo, donde no se
trata de ofrecer una respuesta instintiva, un reflejo ante un problema; sino de, ante una necesidad común,
plantear el estudio de un problema, sus causas, sus desencadenantes y circunstancias, la forma en que
afecta a la comunidad, y reclamar una acción para solucionar el conflicto.
Innovación: Se busca el cambio de la situación actual, la comunidad actuará en generación continua de
cultura protagonizando un proceso permanente de aspiración y ascensión al bienestar social. El
desarrollo local como cambio social innovador, es el movimiento resultante de la articulación de cuatro
dinámicas diferentes presentes en cada población: un movimiento exógeno y vertical, un movimiento
endógeno y ascendente, un movimiento de integración sectorial y un movimiento de integración social y
geográfica (HERREROS, 1989).
Integración: Entendida como el proceso por el que los miembros de un grupo actúan según normas y
valores del mismo que comparten en grado suficiente para mantenerlo en el cumplimiento de sus
funciones sociales. Se consigue mediante la promoción de la participación social, supone aceptarse
mutuamente, elevar la autoconfianza individual y colectiva, defender algunos objetivos comunes, pero
también asumir las diferencias y las contradicciones. La educación puede capacitar a los integrantes de
la comunidad para que articulen las medidas y medios que favorezcan esa integración.
Carácter democrático: Busca crear un funcionamiento en la que cada sujeto tenga derecho a realizarse
plenamente y a participar en la construcción de su propio porvenir.
Sostenibilidad: Entendida no sólo como un proceso que satisfaga las necesidades de la generación
presente sin comprometer el desarrollo de las generaciones futuras, sino como el proceso que garantice
la rentabilidad, la eficiencia y la equidad en el tiempo.
Planificación: Se trata de garantizar una actuación pertinente e intencional con la finalidad de concretar
el proceso que se proyecta. Es decir, persigue unos objetivos precisos, elegidos por métodos
democráticos, determinados en el tiempo, que prevé los medios y los instrumentos para la realización y
que combina entre sí, dentro de un conjunto armónico y eficaz, los objetivos admitidos y, para cada uno
de los objetivos, los medios seleccionados para la actuación.
Subsidiaridad: En cualquier proyecto de abajo arriba, es necesaria la intervención subsidiaria de los
poderes públicos. “El desarrollo duradero es un proceso ascendente, producto, por un lado, de recursos
locales que pueden ser valorizados y transformados; y por otro, de las iniciativas de los protagonistas
económicos, de los diversos grupos sociales, todo esto completado con el apoyo exterior” (AEIDL, 1994).
La educación y animación para el desarrollo local
¿Qué es la educación para el desarrollo?
La Educación se puede definir (ORDUNA 2003) como aquella acción humana que conduce al proceso de
maduración de cada individuo (educere), alimentando (educare) lo que en potencia está en su interior. Es
una acción intencional que contribuye a proyectar las posibilidades, capacidades y la personalidad de
cada individuo, y a crear, corregir y ordenar los hábitos y tendencias para crecer como personas. Una
acción positiva capaz de lograr de cada sujeto su aportación personal a su sociedad.
ORDUNA (2003) define la educación para el desarrollo como el “conjunto de acciones que buscan el
conocimiento y entendimiento de quienes protagonizan el proceso de mejora socio-económica” e indica
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que la educación es un proceso de promoción personal y colectiva 2 . La persona y la comunidad no son
capaces de mejorar sin ayuda externa que los mueva y los motive (ORDUNA, 2004). La intervención de
un agente externo, el educador, impulsará el proceso de mejora individual y comunitaria. La educación
procura que las personas, como individuos y como miembros de una comunidad, estén y sean cada vez
mejor (figura 1).
La población generalmente SABE QUÉ QUIERE:
VIVIR MEJOR (Desarrollo)
Pero NO SABE CÓMO conseguirlo
EDUCACIÓN es la acción social que
AYUDA a las personas para protagonizar en
la acción de mejora social y económica
de su marco de vida
Figura 1. La necesidad de un agente educador.
La Educación para el Desarrollo, además de ser un fin en sí misma: el perfeccionamiento de cada uno de
los hombres y grupos que conforman una comunidad. Es un instrumento, una herramienta que procura a
los individuos los medios para culminar con éxito el proceso de mejora socio-económica global.
¿Por qué educar en el desarrollo local?
El desarrollo local se refiere en principio a la problemática de un territorio específico, y por lo tanto a los
recursos y a los actores sociales existentes en el mismo. Surge como una noción superadora de las
visiones sectoriales, apuntando más hacia la búsqueda de integridad entre actividades -por ejemplo entre
agrarias y no agrarias- y entre dimensiones de las mismas - por ejemplo, sociales, económicas,
productivas, institucionales, entre otras. La creación de entornos competitivos, de eslabonamientos
productivos y de redes organizacionales, son instrumentos claves en la generación de procesos
sustentables de desarrollo. Impulsar el desarrollo rural exige que los sujetos asuman una participación
más activa y decisiva en la construcción y gestión de su futuro, fortaleciendo sus acciones desde el nivel
comunal y regional con miras a un posicionamiento estratégico de las actividades agropecuarias y del
medio rural. Esto exige una institucionalidad diferente, activa, que vincule los esfuerzos de todos sus
protagonistas. No habrá desarrollo rural sin un marco de articulación, coordinación y solidaridad que
contenga a los actores del medio rural frente a los procesos de desintegración que conlleva la
globalización.
La educación ha de formar parte de un entramado de acciones, que juntas propicien que la comunidad
avance en la mejora de sus condiciones de vida, procurando la activación de los demás recursos
comunitarios. En esta situación, la educación tiene el rol fundamental de impulsar que el medio rural
comience a ofrecer nuevas perspectivas de desarrollo generadas por sus mismos actores, tanto del
ámbito público como del privado.
2
ORDUNA (2003) distingue la educación para el desarrollo de la “EDUCACIÓN PARA LA COOPERACIÓN AL DESARROLLO”, que es definida como
el Conjunto de acciones que buscan el conocimiento y el entendimiento del que da la ayuda, así como su capacitación y preparación para darla,
siendo uno de sus modos la SENSIBILIZACIÓN. Asimismo define la cooperación al desarrollo como el proceso de ayuda y acompañamiento a una
sociedad en desarrollo.
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En tanto que proceso permanente, la educación para el desarrollo busca fomentar el equilibrio interno de
las personas en un mundo cambiante y capacitar a sujeto para adoptar decisiones responsables en la
mejora de sus condiciones de vida y de quienes le rodean. Persigue en cada individuo, la estabilidad
necesaria para resistir los posibles efectos negativos que un cambio social acelerado pueda generar y
que, tal vez, se conviertan en una amenaza para sus valores, su moral o su sentimiento de identidad y
pertenencia comunitaria. Sin esta estabilidad cada individuo puede llegar a estados de alienación y
marginación social y exclusión económica.
La Educación para el Desarrollo debe tener coordinados tres niveles de acción:
• una acción social para y por la comunidad. Una acción externa, que sin ser desarrollo, resulta
imprescindible para ponerlo en marcha. Incluiría la intervención del EDUCADOR sobre la comunidad,
• una acción social en la comunidad, bien sea de asistencia, de prevención o de promoción. En los
procesos de mejora social interesa fomentar la PROMOCIÓN, que para ser efectiva debe movilizar, de
forma positiva a la comunidad: BUSCAR LA INTEGRACIÓN A TRAVÉS DE LA PARTICIPACIÓN
ACTIVA DE QUIEN SE DESARROLLA,
• y una acción social con la comunidad. Cuando se pretenda el desarrollo de la población, los
propios habitantes deben estar en disposición de lograrlo.
La educación contribuye al crecimiento en razón de la invención y su difusión y, si dispone de autonomía
eficiente, es también instrumento de desarrollo para el análisis crítico. La educación es condición
necesaria del desarrollo en la medida en que, como proceso de comunicación humana, establece los
cauces adecuados para que los propios individuos, aprendan a integrarse en los grupos comunitarios,
sean capaces de participar en la organización de mejoras locales y estén capacitados para emprender
acciones que faciliten el aprovechamiento óptimo y sostenible del resto de los recursos a su alcance.
Desde las perspectivas de los actores, el desarrollo consiste en aprender a detectar problemas, plantear
posibles soluciones y actuar en consecuencia, evaluar y volver a iniciar el ciclo, tal como el conjunto de
acciones que se engloban en la planificación estratégica. Pero le siguen nuevas acciones: la
materialización de la respuesta elegida, la organización de la comunidad para permitir a sus miembros
participar responsablemente de la materialización de la respuesta y la evaluación de lo realizado tanto
para mejorar futuras acciones comunitarias como para dirigir trayectorias de acción posteriores. Todo ello
requiere enfrentarse a situaciones desconocidas, reflexionar sobre acciones realizadas, aplicar nuevas
destrezas, desarrollar nuevas habilidades, en una palabra, requiere aprender.
El aprender a participar requiere una madurez humana y social que también necesita aprendizaje. Así, la
educación para el desarrollo es el medio adecuado para lograr que las personas progresen. El mismo
proceso de desarrollo, en tanto que cambio social, se plantea como transformación educativa que supone
entre otras cosas, un aprendizaje de nuevas técnicas y distintos modos de hacer; idear soluciones
novedosas; adquirir nuevos conocimientos y ensayar comportamientos diferentes de los habituales,
establecer relaciones sociales; diseñar una estrategia de actuación, poner en funcionamiento maneras
sociales para el trabajo en grupo, etc (NAVAL y ORDUNA, 2000).
La participación ha de ser introducida a través de un proceso educativo. Señala ORDUNA (2002) que “la
participación activa que permite a la gente realizar todo su potencial y aportar su mayor contribución a la
sociedad es un fin intermedio, que debe ser estimulado o inducido a través de procesos de educación.”
La educación es la apuesta por el desarrollo, mediante la potenciación de los hombres y mujeres de los
pueblos, mediante la incentivación de todas sus potencialidades como personas, es apostar sobre
seguro, aunque sea una apuesta larga, necesita constancia y tener un planteamiento claro y medido,
tanto a corto, medio y largo plazo” CALVIN (1992).
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La educación para el desarrollo local, se concibe por tanto, como una modalidad de educación social,
cuya finalidad es ayudar a crecer como persona a cada uno de los individuos que integra la comunidad,
para que sea un elemento activo, capaz de participar, organizadamente con otros, en lo que todos
consideran un bien común (NAVAL y ORDUNA, 2000). Es el instrumento que procura a los individuos los
medios para alcanzar con éxito el proceso de mejora local. No se reduce a una fórmula coyuntural de un
aprendizaje determinado, sino que supone una apertura de mentalidad, de actitudes, de formas de
entender las cosas, de maneras de actuar, de maneras de participar (CIAN 1995 en ORDUNA 2002).
El desarrollo local y rural exige arraigo por la tierra, el cual implica quedarse en la comunidad con un
proyecto de vida, lo que a su vez conlleva asumir la decisión consciente de formarse como gestor y
partícipe de un proyecto de Desarrollo Local. Fomentar el arraigo de la población rural a través del
mejoramiento de su calidad de vida, exige la obligación de garantizar a las comunidades rurales el
acceso a una educación de calidad en el mismo ámbito rural, que forme y capacite a los jóvenes y sus
familias, tanto para que puedan asumir un proceso de educación permanente, como para insertarse en
un mercado laboral complejo dinámico, incierto y cambiante (SUBDIRECCIÓN DE ENSEÑANZA
AGROPECUARIA 2001).
Objetivos de la educación para el desarrollo local
La educación para el desarrollo local pretende preparar al individuo, para que, a través de los grupos a
los que pertenece, participe en la elevación del nivel
y de la calidad de vida de su comunidad. El desarrollo local busca mejorar las condiciones de vida locales
con la participación de la población afectada, busca el BIENESTAR SOCIAL. Por lo tanto su objetivo es
aprender a aprender cómo mejorar las condiciones de vida comunitarias, esto es, a facilitar la adquisición
de destrezas, hábitos y virtudes que permitan a los miembros de la comunidad resolver un problema
concreto, a la vez que generar una aptitud para emplear en la resolución de problemas futuros (ORDUNA
2003).
Este objetivo general se concreta en los siguientes objetivos intermedios (ORDUNA 2003):
1. Elegir la solución adecuada a cada problema: Los miembros de la comunidad al adoptar
decisiones, deben saber enfrentarse con situaciones contradictorias o difíciles de resolver, deben ser
capaces de asumir responsabilidades en la esfera familiar, laboral, social, política, etc. y efectuar
elecciones responsables en cualquier ámbito de actividad vital que les afecte personal o colectivamente.
2. Fomentar en el hombre el sentimiento de filiación a su comunidad: Identificarse con la cultura
local, siendo capaz de comprender y respetar la diversidad de costumbres, promover la apreciación y
valoración de las relaciones que le unen con su medio ambiente físico y cultural, así como el afán de
mejorar ese medio, respetar y proteger la naturaleza, el patrimonio histórico-artístico y los bienes
comunes. Es necesario incardinar el aprendizaje en el entorno más inmediato y vecino del educando,
3
profundizando en la identidad cultural y la personalidad y sentimiento de comunidad .
3. Cooperar con sus semejantes: Creando una conciencia de ciudadanía, de integración social, que
impulse a los miembros de la comunidad a participar responsablemente en los procesos sociales y
políticos de la comunidad a la que pertenece.
4. Adaptarse a la vida comunitaria: De forma activa, buscando cómo hacer frente a los problemas,
carencias y limitaciones, introduciendo cambios sociales y técnicos actuales. No se trata de integrar a los
3
ORDUNA (2003) define IDENTIDAD CULTURAL como el conjunto de rasgos y elementos.
que definen a una comunidad, por los que sus miembros se reconocen y son reconocidos por otros individuos extracomunitarios y el SENTIMIENTO
DE COMUNIDAD como el afecto de pertenencia aun grupo, se esté o no de acuerdo con la identidad cultural.
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sujetos en un orden social, que es en muchos casos injusto, sino de ayudarle a adquirir una conciencia
crítica que le permita analizar y en su caso, transformar la realidad que le rodea.
5. Suscitar la autorrealización del individuo: Mediante una adecuada preparación, reciclaje y
perfeccionamiento intelectual, técnico y profesional que le capacite también para una adecuada inserción
o reinserción laboral o social.
La Educación para el Desarrollo capacita para el cambio, prepara a los individuos con los
conocimientos necesarios para emprender, y a través de conductas solidarias y democráticas, encontrar
soluciones adecuadas a sus carencias, individuales y sociales. En la medida en que las personas, a
través de la educación, crezcan como seres humanos, estarán más y mejor capacitados para impulsar
reformas positivas en su marco de vida personal y para participar en la mejora del marco de vida
comunitario.
Educar en la solidaridad
MARTÍNEZ DE ANGUITA (2002) define la solidaridad como una exigencia derivada de la razón que
busca hasta sus últimas consecuencias avanzar hacia un destino común. Como proceso racional implica:
• Objetividad: La solidaridad no es tolerancia sobre algo que no se comparte. Parte del reconocimiento
de una misma realidad, previa y dada.
• Participación: Requiere tantas perspectivas como posiciones y experiencia como existan. El diálogo y
participación, por lo tanto, son obligados, son exigencia de nuestra naturaleza limitada que necesita del
otro para entender su destino común.
• Unidad de destino. No se puede ser solidario a menos que exista algo previo dado, un lugar al que
acercarse conjuntamente. La solidaridad no es un pasajero interés coincidente.
ORDUNA (2004) describe a la educación para la cooperación al desarrollo como la educación en la
solidaridad. Solidario es el individuo o grupo que vive con otros sujetos o grupos formando un ente sólido,
esto es, cohesionado, fuerte, resistente, consistente, denso, movido por un fin común y por un
compromiso personal con el bien común. Esta determinación solidaria, firme y perseverante, se funda en
convicciones tales como el intento de hacer la vida más agradable, más rentable, más justa, más
cómoda, en definitiva, mejor. Y este progreso, en cualquier civilización requiere Desarrollo y
Cooperación. Desarrollo porque los seres humanos han de satisfacer unas necesidades esencialmente
iguales para todos y mejorar sus condiciones de vida; y Cooperación porque para cubrir sus necesidades,
las personas deben complementarse, es decir, ayudarse mutuamente, integrarse. Desarrollo y
cooperación en un fin común que nacen del reconocimiento de la solidaridad entre las personas.
GONZÁLEZ ROLDAN (2003) señala además otros principios que deben guiar la educación para que ésta
sea efectiva para el desarrollo local (tabla 6.2).
Principios de la educación para el desarrollo local
Fuente: GLEZ ROLDAN (2003)
1.- Principio de dignidad humana
Basado en el concepto de persona, como sujeto de derechos y deberes. Cada persona es un ser
singular, dotado de capacidad para adherirse o no al proceso de desarrollo comunitario.
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Independientemente de su decisión a participar en ese proceso de forma activa todo miembro de la
comunidad tiene, por su dignidad humana, el derecho de hacerlo.
2.- Principio de solidaridad
Sin ayuda mutua, colaboración, cooperación entre las personas, no habrá coherencia en los Grupos de
Acción Local; integración social, ni participación en la vida comunitaria. La participación comunitaria es la
marca diferenciadora que distingue los procesos de desarrollo local de otras modalidades de mejora
social y económica. Sin estimular el valor de la solidaridad, sin mantener relaciones con otras
comunidades, ni establecer sinergias, la comunidad puede estar amenazada; corre el riesgo de
encontrarse con dificultades para la organización; o, aun en el caso de que encuentren una forma de
actuación, ésta puede ser costosa, lenta, difícil porque los individuos que integran la comunidad no se
implican generosamente en la resolución del bien común. El desarrollo local no es un movimiento
concéntrico, sino un impulso solidario de ‘abajo hacia arriba’, de ‘dentro hacia fuera’, que procura el
establecimiento de relaciones humanas a modo de redes, capaces de vincular a las personas en los
grupos, a estos en su comunidad y a las comunidades entre sí.
3.- Principio de identidad local
Toda comunidad está posibilitada por las circunstancias espacio-temporales que caracterizan el territorio
en el que aquella se asienta y la cultura que genera; ambos elementos le confieren una identidad
peculiar, una personalidad distinta a cualquier otra comunidad. .Su progreso se apoya no sólo en esa
identidad sino también en el afecto que dicha identidad genera en la población, el sentimiento de
comunidad. Identidad local y sentimiento de comunidad favorecen la integración social necesaria para
poner en marcha procesos de ayuda mutua y solidaria, que busquen organizar democráticamente la
actuación de una comunidad que aspira a aprovechar sensatamente los recursos a su alcance para
mejorar su calidad de vida y necesarios para generaciones futuras. La educación para el desarrollo local
debe preparar a cada persona de la comunidad para conocer su propio bagaje cultural, valorarlo en su
justa medida, para saber cuando usarlo como referencia vital, etc. Esta educación debe generar un
sentimiento de aprecio y valoración de la tradición contenida en la identidad local, a la par que estimular
la innovación necesaria, capaz de transformar la vida comunitaria conduciéndola al progreso. Asimismo,
y como educación intercultural, debe capacitar a cada persona para aceptar y respetar otras culturas
presentes en su comunidad o próxima a ella, de tal manera que sea posible establecer sinergias y
relaciones que permitan la expansión de la comunidad más allá de sus límites locales.
4. Principio de democracia
Como garantía del pluralismo y transparencia en la gestión del Grupo de Acción Local y en la comunidad.
Un Grupo de Acción Local que emprende un proceso de cambio social local debe tener una organización
democrática que garantice la participación de toda la comunidad. Como sistema de autogobierno debe
asegurar la libre participación de la población, incluso cuando no forman parte del grupo que decide .Para
lograr relaciones democráticas en el funcionamiento de la comunidad local es importante que la
educación sea una verdadera capacitación para la convivencia.
5. Principio de globalidad
Debe ser norma de actuación, sin privilegiar ningún sector o ámbito de actuación en detrimento de otro:
como condición que facilite la mejora integrada de la calidad de vida, incluidos aspectos no materiales .La
educación que aspire a conseguir un desarrollo local global ha de ser también global, incorporando
acciones de información, animación y de formación que atiendan tanto las áreas sociales como
económicas, que permitan a cada individuo mejorar en cuanto que persona humana, emprendedor
económico y miembro activo de un grupo social con una cultura peculiar. Las acciones de desarrollo local
deben situarse en un mundo globalizado.
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6. Principio de subsidiariedad
Como principio garante de asistencia, siempre que sea requerida. Como requisito para que ninguna
necesidad urgente de la comunidad se quede sin cobertura por falta de recursos locales y como medio
para asegurar la igualdad de oportunidades a todas las comunidades. (tendencia bastante frecuente,
incluso, considerándolo como mero desarrollo de un territorio.
Contenidos de la educación pare el desarrollo rural
Señala ORDUNA (2003) que si bien el desarrollo local se despliega en un territorio, en un momento
delimitado y con una duración determinada, no consiste en una acción aislada que pretende solucionar
un problema concreto. Se trata más bien de una cadena de actuaciones que aspiran a elevar la calidad
de vida de la comunidad y que forman un PROCESO CONTINUO de experiencias entrelazadas y
extendidas sin interrupción en el tiempo. Por ello, los contenidos de la educación para el desarrollo local,
dependen de dos coordenadas: el ESPACIO o territorio en el que se asienta la comunidad con sus
peculiaridades, y el TIEMPO o devenir histórico de ese territorio y sus pobladores.
Son estas coordenadas las que determinan una CULTURA y una IDENTIDAD peculiares, sobre las que
deben diseñarse los contenidos específicos de la educación para el desarrollo local. Algunos de esos
contenidos pueden ser:
• el aprendizaje de HÁBITOS (como la capacidad de trabajar en equipo, de escucha, de autoayuda,
etc.),
• el aprendizaje de DESTREZAS (como el conocer de forma práctica las fases de la Planificación
Estratégica),
• el aprendizaje de VIRTUDES necesarias para actuar de manera organizada, próspera y sensata
(como la tolerancia, el respeto, la prudencia, la flexibilidad, la lealtad, etc.),
• el aprendizaje de CONOCIMIENTOS ESPECÍFICOS (como los relativos a la formación, el trabajo,
para convertirse en emprendedor, para conocer nuevas tecnologías y saber aplicarlas, etc.).
Por otra parte, las acciones educativas pueden clasificarse como de formación, información y animación.
La INFORMACIÓN es la adquisición del conjunto de datos imprescindibles para plantear el progreso
económico y social de la comunidad. La FORMACIÓN es la capacitación de las personas para mejorar
como seres humanos y como agentes de cambio social y la animación se detalla a continuación.
La animación
La animación es el estímulo, interno y externo, que moviliza a la comunidad a participar en su propio
desarrollo, aprovechando al máximo la información y la formación recibidas. La animación es la acción
educativa que facilita la integración social, requisito esencial de la participación. La integración social es
un elemento fundamental en un proceso que se basa en la participación social. Es la única forma de
garantizar que se puedan tomar las decisiones de manera compartida y que se acepten esas decisiones.
Sólo se participa cuando se está integrado (ORDUNA 2003).
En muchas ocasiones, no existe esa cohesión interna necesaria para que se dé la participación. Es fácil
reconocer la falta de integración de las personas en los asuntos de la comunidad, desde el interior de sus
grupos, por sus orígenes y raíces y más aún, por sus consecuencias o secuelas. La consecuencias de la
falta de integración son el individualismo, el aislamiento, el fatalismo, el inmovilismo o rutina, la
indefensión o impotencia, el temor, recelo, desconfianza y hostilidad ante lo desconocido, la baja
autoestima, la incapacidad de reacción o avance o el conformismo. La animación facilita el aceptarse
mutuamente, elevar la autoconfianza individual y colectiva, defender algunos objetivos comunes, asumir
las diferencias y hasta las contradicciones e integrar posturas (ORDUNA 2003).
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Las instituciones de educación en el desarrollo local
Se puede afirmar que sin educación no hay desarrollo local, ya que aquella aparece como la acción de
perfeccionamiento del elemento más importante del desarrollo, que son las personas. “La educación es
condición necesaria para el desarrollo, constituye la base fundamental del sistema de creación-difusión
que impulsa el proceso técnico, elemento fundamental del crecimiento y la productividad. Aún así, la
educación es una condición necesaria, pero no suficiente, para el desarrollo, el cual implica además la
creación o extensión de las instituciones motivadoras y un instrumento de transformación social”
(MALASSIS, 1975).
Entre todas las instituciones posibles de educación en el medio rural, especial importancia tiene por lo
tanto una: las escuelas en el medio rural, que soportan el medio y la cultura. Las escuelas concentran las
experiencias, el día a día de la gente, es un ámbito de cotidianeidad, donde acaban definiéndose las
necesidades y las respuestas consideradas satisfactorias para la comunidad. Son las que construyen la
identidad comunitaria. Las escuelas no tienen los fuertes nexos afectivos de una familia u otro grupo
primario con fuerte densidad de relaciones y vínculos, pero la especificidad e intensidad de la tarea que
desarrollan genera una trama de intereses comunes que puede producir fuertes procesos de integración.
Desde la escuela se puede hacer cultura, civismo, sentido del territorio y desde la comunidad se puede
hacer educación, discutir sobre enseñanza, contenidos y valores educativos. La comunidad encuentra en
la escuela una colaboración esencial para preparar y educar a sus habitantes en los valores cívicos y en
las capacidades intelectuales necesarias para afrontar las nuevas exigencias culturales y productivas. Y
la escuela ha de encontrar en la comunidad, el marco esencial en el que integrar su trabajo, proyectar su
potencia formativa. Si se desean comunidades más responsables, deben fomentarse comunidades más
participativas. Por lo tanto desarrollar la comunidad deberá querer decir, desarrollar la participación, y eso
implica, educar para la participación (SUBIRATS, 2002).
La educación para el desarrollo pretende el progreso de los hombres y no sólo su adecuación a unas
determinadas formas sociales (varios autores en ORDUNA, 2000). El civismo, la democracia, la
sostenibilidad, los modelos de vida, la integración individual y social, la igualdad, las nuevas tecnologías,
el tratamiento de la información, son algunos de los nuevos contenidos educativos, que no podrán faltar
en el programa de formación de una comunidad en desarrollo. (SUBIRATS, 2002), así como, por
supuesto, la consideración ambiental y de los recursos naturales.
El papel de los educadores y animadores del desarrollo local
La educación es un medio para alcanzar el desarrollo local empleado por el grupo social para formar la
personalidad de los individuos, enriqueciéndoles con la capacidad de afrontar las contingencias de la vida
y crear oportunidades de superación; establecer las mejores relaciones recíprocas posibles entre sus
miembros, velar por la conservación de los valores del patrimonio cultural; promover y afianzar en los
individuos la adquisición de intereses que procuren un mayor bienestar individual y colectivo; y orientar
las múltiples actividades de la vida social hacia metas que aseguren una existencia más próspera y feliz
(WARE, 1979 en NAVAL y ORDUNA, 2000).
El educador/animador debe encargarse de estimular la participación social y favorecer la articulación del
tejido asociativo, potenciando los valores de cooperación y solidaridad. Debe promover procesos
organizativos que conduzcan a la iniciativa y la creatividad colectiva, que potencien la capacidad
ciudadana de actuar autónomamente en respuesta a sus necesidades e intereses.
“El educador debe considerar la participación como un objetivo estratégico, un punto de partida y no de
llegada. No se participa por participar, sino para ser y estar mejor, para que todos juntos consigan algún
objetivo en común que beneficie a la comunidad” (ORDUNA, 2000).
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En cuanto a la tarea educativa, la educación para la participación debe estar basada en valores
individuales y sociales. Debe tener sentido para los educandos; estar inspirada en la identidad cultural;
respetar las diferencias sociales e individuales entre los educandos; acoger a todos; ser una educación
para el trabajo en común, que sensibilice para valorar la construcción colectiva, que enseñe a escuchar a
otro. Debe ser una educación para todos (ORDUNA en NAVAL, 2002).
La educación para la participación debe proporcionar a los hombres y mujeres de una comunidad
motivación y preparación; dar motivos para participar y facilita información y enseñanza de destrezas y
contenidos necesarios para participar. Para ello es fundamental conseguir la implicación de los
profesionales docentes, tanto a través de programas para la innovación, la reflexión y la formación
permanente vinculados a su tarea cotidiana, como facilitándoles estrategias y canales de comunicación
entre éstos y la sociedad (SUBIRATS, 2002).
Los agentes de desarrollo local
De acuerdo a la Orden Ministerial de 15 de julio de 1999 del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales que
regula las “Bases de concesión de subvenciones públicas para el fomento del desarrollo local e impulso
de los proyectos y empresas calificados como I + E”, cuyo objeto es favorecer la creación y el
mantenimiento de instrumentos de apoyo a la creación de actividad económica y empleo en zonas
desfavorecidas, los Agentes de Empleo y Desarrollo Local se configuran “como trabajadores de las
corporaciones locales o entidades dependientes o vinculadas a una Administración local que tienen como
misión principal colaborar en la promoción e implantación de las políticas activas de empleo relacionadas
con la creación de actividad empresarial, desarrollándose dicha colaboración en el marco de actuación
conjunta y acordada de la entidad contratante y el Instituto Nacional de Empleo” (ORDUNA 2003).
El objetivo general del trabajo del Agente de Desarrollo es lograr la permanencia de la población en este
territorio, el impulso de la actividad económica y la mejora integrada de las condiciones de vida de sus
habitantes. Sus tareas principales son 1) la atención a promotores privados que quieren poner en marcha
una iniciativa empresaria, 2) el asesoramiento y acompañamiento a proyectos promovidos por entidades
públicas, 3) la elaboración y participación en proyectos municipales de desarrollo, 4) la prospección de
recursos ociosos o infrautilizados, 5) detección de necesidades insatisfechas y diseño de las actuaciones
correctoras, 6) la puesta en marcha y colaboración en la zona de programas, proyectos o actuaciones
promovidos por las distintas Administraciones Públicas, 7) la información a la población de las
convocatorias, proyectos u oportunidades que se presenten puntualmente, 8) la creación y dinamización
de comisiones sectoriales comarcales y 9) cubrir la falta de algún servicio inexistente en la zona,
relacionado con el desarrollo rural (ORDUNA 2003).
Pero además, el agente de Desarrollo Local (ADL) es también un educador y animador que debe
estimular una mentalidad abierta a la innovación; sensibilizar de la necesidad de un cambio social
participativo; favorecer situaciones de aprendizaje, ayudar a que las personas crezcan en su habilidad
para aprender; hacer posible el conocimiento científico del entorno y del crecimiento del grupo; facilitar
información que dé soporte o que genere actividades en los propios grupos; ofrecer recursos, ideas,
alternativas y cauces para que los colectivos puedan desarrollar su propia acción; asistir en las acciones
de animación de los organismos de los cuales es responsable; y, en general, ayudar a que maduren por
sí mismos. Para ello ORDUNA (2003) considera que el ADL como educador para el desarrollo rural
además de una capacitación y cualificación profesional sólida debe tener una serie de aptitudes y
actitudes que le permitan desempeñar con eficacia su ejercicio profesional. Estas aptitudes y actitudes se
muestran a continuación.
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Capacidades que debe tener un educador para el desarrollo rural
• Capacidad de infundir vida: El educador debe vivir de tal manera, que transmita ilusión, entusiasmo
y ganas de superación a aquéllos con quienes trabaja respetando la dignidad de cada una de las
personas con las que se trabaja.
• Vocación de servicio: Educar es ayudar a las personas a encontrar su rumbo, el auxilio prestado a
otro ser humano, mediante un proceso educativo que se propone hacerle capaz de crecer como persona.
El educador ha de reconocer a cada persona la libertad de aceptar su ayuda; de ser ella quien decida su
destino, aconsejándole y asesorándole sobre las opciones que más puedan convenirle. Se concreta en:
Sensibilidad ante las necesidades humanas, la alegría y el sufrimiento, disponibilidad hacia las personas,
entrega a la tarea y, sobre todo, a las personas y acogida cordial a todas y cada una de ellas.
• Confianza en las personas: Que se traduce en la convicción de que éstas tienen capacidad para
superar su situación y hacerse protagonistas de su promoción social y cultural; así como en un respeto y
consideración de los individuos
• Habilidad para motivar: Sin motivación no hay educación: Dar razones a las personas para moverse
y emprender una acción. La mejor forma de motivar es la de “retar” a realizar un proyecto. La ilusión es la
alegría que nace de ver realizado ese empeño.
• Don de gentes: Implica amabilidad y simpatía hacia otras personas, capacidad para saber escuchar,
palabra fácil y convincente, facilidad de comunicación, capacidad de acogida, apertura y disponibilidad a
los otros. Supone habilidad para crear una relación personal de confianza y comprensión y capacidad
para superar las situaciones tensas y conflictivas. Aquí es importante la virtud de la TOLERANCIA y
ciertas dosis de EMPATÍA para lograr ponerse en el lugar del otro.
• Sentido del humor: las potencialidades del Humor en la Animación consisten en hacer más
agradable las relaciones interpersonales y como medio para salir airoso de situaciones tensas y
embarazosas.
• Madurez emocional: Para intervenir con espíritu sereno y quieto, cuando se está bajo diferentes
tipos de presiones. La madurez emocional, como consecuencia de la integración de las cualidades
mencionadas, se fundamenta en una actitud prudente, que en muchas ocasiones puede ser modelo de
conducta a imitar, especialmente por aquellos que en el seno de la comunidad tienen que decidir el
rumbo a seguir
• Fortaleza para vencer dificultades: Intentar con tenacidad, una y otra vez, implicar activamente a la
población en el progreso que les atañe. Si fuera fácil animar a las personas cualquiera podría ser
educador, o todavía más, no haría falta educación. Fortaleza para ser fiel al desempeño de su labor y
TENACIDAD para superar los obstáculos que se presentan, en ocasiones en la misma relación con los
miembros de la comunidad. Y como complemento de la fortaleza, la PERSEVERANCIA: firmeza y
constancia en la ejecución de los propósitos y en las resoluciones del ánimo.
• Flexibilidad: Actitud de apertura, de consideración que nos dispone a contar siempre con el otro, a no
cerrarnos cerrilmente en nuestras opiniones. Se comporta de hecho con flexibilidad, la persona que tiene
facilidad para aceptar otras opiniones cuando las considera aceptables y razonadas, que no es rígida
como “una barra de hierro forjado” sino moldeable, plegable, amable y acogedora, comprensiva.
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