1. Adriana Patricia Vélez Orlando Tercer semestre de medicina Universidad del Sinú Elías Bechara 17 feb. 2010 El tema que nos ocupa o sea, el de la naturaleza del ser humano ha sido objeto de controversia, pero al mismo tiempo esta indagación supone introducirnos en el ámbito del problema de la dualidad o unidad de la condición del hombre. Ya este problema se expresaba a través de la formula alma – materia, o como lo dice la psicología moderna psique – soma. Desde luego, que no pretendemos hacer un profundo estudio a nivel científico. Bastara entender sencillamente las dos posiciones que tratan de dar solución al problema. El problema pretende ser resuelto por dos criterios, el dualismo y el monismo. Para el primero el ser humano es la coincidencia de dos sustancias independientes mientras que para el monismo existe una sola sustancia cual quiera que sea su naturaleza. La explicación del dualismo se guía por el paralelismo, que parte de la ausencia o conexión o causalidad entre ambas sustancias, pero llegan a coincidir con una visión de correspondencia entre los fenómenos de uno y de otra. Por eso se considera como paralelos. Otra forma del dualismo de guiarse es la solución del isomorfismo que declara la semejanza estructural entre ambos sistemas de la realidad, que siendo diferentes tienen, sin embargo, unas formas de diseño comparables e implican un orden de reciprocidad. Igualmente también se resuelve con el interaccionismo dualista, cuyo supuesto de base dual admite, sin embargo, una interacción instrumental de una sustancia sobre la otra o viceversa. El monismo, niega toda dualidad, afirmando que el ser humano se reduce a una sola sustancia. Hacen algunas diferencias sin comprometer la unidad de la sustancias. Así tenemos, el reduccionismo fisiologista radical, tiene una visión material lista, en la realidad única y sustancial en el corpóreo. También está la reducción mentalista que restringe la totalidad a las sustancias anímicas de las que el cuerpo no es más que una apariencia ligada meramente al conocimiento empírico. Relacionando esos dos criterios encontramos, el tema de la relación entre sustancias en el dualismo y el de la diferencia, en el plano de las operaciones cuando se trata del monismo y esta la que permitirá una aproximación de ambas posturas, haciendo de la sustancia humana, concebida como única, la conciliación entre principios sustanciales. En este sentido alguien dijo de “aprovechar la concepción aristotélica de la materia prima y de la forma sustancial”. En verdad que la concepción explica la realidad propiamente humana, “cuya forma (anima) entraña el principio de determinación, frente a la indeterminación de la materia prima”. A partir de todo este esquema de planteamientos sobre la naturaleza del ser humano han surgido nuevos postulados expresados en lenguajes antropológicos, muy a pesar que el problema básico sigue existiendo