Un ladrón robó un hermoso caballo de un campamento militar aprovechando la oscuridad de la noche. Al día siguiente, cuando se dirigía a la ciudad con el caballo, se cruzó con un batallón de dragones que realizaba maniobras. El caballo escapó y se unió a los caballos del batallón, realizando ejercicios de doma que demostraban que era suyo. El capitán dedujo que el caballo había sido robado y detuvo al ladrón, quien finalmente confesó su crimen