Reflexiones y Orientaciones tras el visionado del ppt del Cangurito presentado en la Escuela de Padres General que organiza el Equipo de Atención Temprana de Alcobendas-San Sebastián de los Reyes curso 2015
1. VUESTRAS APORTACIONES:
¿Qué le pasa a la madre, por qué actúa así?
La madre del cangurito muestra una actitud muy
sobreprotectora que podría deberse a varias causas:
inseguridad, ignorancia, necesidad de control y
manipulación, deseo de mantener seguro a su hijo a toda
costa, miedo, comodidad, sentido de la propiedad, etc.
La madre podría estar repitiendo modelos de sus
propios padres o reflejando algún trauma infantil o
emociones y vivencias no bien trabajadas.
2. Parece claro que su conducta no es sana y que no tiene
nada que ver con querer a su hijo, sino que la madre realiza
todo eso para cubrir sus propias necesidades.
¿Qué le pasa a cangurito?
No le deja crecer, le genera dudas, desinterés, apatía,
inseguridad, dependencia, sentimiento de culpa, miedo.
No le enseñan a relacionarse con otros, rechaza y puede
que establezca en el futuro relaciones insanas con sus
iguales (imitando a su madre o, al contrario, asumiendo el
papel que tenía con ella).
3. ORIENTACIONES:
El desarrollo de la autonomía junto a la seguridad afectiva forman
parte de las necesidades básicas de todos los niños.
El acompañamiento que hacemos de nuestros hijos atraviesa distintas
fases: al principio necesitan todo nuestro apoyo, poco a poco van siendo
capaces de desplazarse, explorar, expresarse…sin nuestra ayuda. Se va
adquiriendo el sentimiento de “yo puedo”.
En ocasiones, estamos atrapados por el “miedo a actuar”. Hay que asumir
que cuando damos autonomía a nuestros hijos, estamos asumiendo
riesgos. Por ello, es importante solucionar nuestros propios miedos,
gestionar nuestras propias carencias, no intentar cubrir nuestras
necesidades volcándolas en nuestros hijos.
Es importante trabajar nuestras inseguridades afectivas explorando
nuestras emociones. Aprender a cuidarnos a nosotros mismos bien sólos o
apoyándonos en nuestra pareja.
4. Reflexionar sobre nosotros mismos: identificando nuestros miedos,
expectativas, modos de reaccionar ante los hijos…, nos permitirá
controlar nuestras vivencias y conductas para no trasladárselas a los
hijos.
Es importante que analicemos la dependencia que solemos tener de la
opinión de los demás ante las conductas de nuestros hijos. Tenemos
derecho a ser los padres que queremos ser, elegir cómo hacemos las
cosas y tener la capacidad de defender las posturas que adoptemos ante
los demás.
Admitir que no somos perfectos y que el error puede ser una fuente
de aprendizaje son buenos puntos de partida para cambiar y mejorar
como padres y madres y evitar sentimientos de culpabilidad que sólo
sirven para bloquearnos.
5. El ambiente en el que nosotros como padres nos hemos educado influye
en la forma que educamos a nuestros hijos. De todas formas, nuestro
estilo educativo lo vamos configurando en la medida en que
establecemos el vínculo con nuestros hijos y vamos aprendiendo
juntos.
Aunque nadie tenemos un estilo educativo puro y único, debemos
identificar dónde estamos: en un estilo más sobreprotector, más
estricto y controlador… y dirigir los esfuerzos a compensar
nuestras carencias. Hay que analizar igualmente cómo se ubican estos
estilos dentro de la pareja y evitar solucionar los desencuentros delante
del niño, por muy pequeño que sea. Tenemos que encontrar lo mejor del
otro y evitar agudizar los extremos.
6. El ambiente en el que nosotros como padres nos hemos educado influye
en la forma que educamos a nuestros hijos. De todas formas, nuestro
estilo educativo lo vamos configurando en la medida en que
establecemos el vínculo con nuestros hijos y vamos aprendiendo
juntos.
Aunque nadie tenemos un estilo educativo puro y único, debemos
identificar dónde estamos: en un estilo más sobreprotector, más
estricto y controlador… y dirigir los esfuerzos a compensar
nuestras carencias. Hay que analizar igualmente cómo se ubican estos
estilos dentro de la pareja y evitar solucionar los desencuentros delante
del niño, por muy pequeño que sea. Tenemos que encontrar lo mejor del
otro y evitar agudizar los extremos.