Osteocondritis: clasificaciones y diagnóstico por imagen
1.
2. Es la necrosis de un sector localizado del hueso
subcondral (debajo del cartílago) que produce
cambios degenerativos en el cartílago que lo
cubre, pudiendo ocasionar el desprendimiento de
fragmentos dentro de la articulación.
Se trata de una patología enigmática en cuanto
se refiere a la etiología, tratamiento y pronóstico.
El 4 % de las artrosis son originadas por
Osteocondritis.
3. Hay muchas teorías pero ninguna a
conseguido un consenso general. Los
mecanismos esenciales responsables de
la enfermedad pueden ser de tipo
vascular o traumático.
4. La fisiopatología de la osteocondritis y la osteonecrosis es similar,
por lo que muchos investigadores piensan que se trata de un
problema vascular.
Se ha asociado una mala vascularización del cóndilo femoral
medial, subyacente a la inserción del ligamento cruzado
posterior que es el área más frecuentemente asociada a las
lesiones clásicas. Esta teoría establece que existe una
disminución del aporte sanguíneo al hueso subcondral, lo que
condiciona un segmento de isquemia. Dicho segmento es
rodeado por tejido de granulación que condiciona una
interfase entre el hueso viable y hueso necrótico, de este modo,
ante la presencia de un traumatismo, vendrá la fractura, la
separación osteocondral y finalmente el cuerpo libre
intraarticular.
Hay un estudio de 6 lesiones en pacientes diagnosticados de
osteocondritis y en los que no había evidencia histológica de
necrosis.
Sea cual sea la etiología de la osteocondritis, la isquemia podría
ser la base patogénica común.
5. Existe una gran discusión entre autores acerca de que la causa
de esta lesión sea un traumatismo directo sobre un sitio
anatómico específico o que se deba a traumatismos indirectos
repetitivos.
Según algunos autores el 40% de los pacientes con
osteocondritis disecante de rodilla tienen antecedente
traumático, si bien otros no encuentran tal relación entre esta y
el traumatismo directo y si en cambio lo asocian más a una serie
de reacciones patológicas desarrolladas tras microtraumatismos
repetidos que provocan en el cartílago articular y en el hueso
subcondral una lesión osteocondral crónica que se manifiesta
como una lesión de osteocondritis disecante. Una factor
desencadenante (Fairbanks) pueden ser las fuerzas de
cizallamiento que actúan sobre la cara lateral del cóndilo
medial, como puede ser un roce repetitivo de la espina tibial
sobre dicha zona. Este roce se produce cuando se rota la rodilla
internamente en flexión.
6. Hay diversa clasificaciones basadas en:
-La edad
-Integridad condral
-Inestabilidad ósea
-Localización
-Estudios de imagen
7. En función de la madurez esquelética se pueden clasificar en
osteocondritis:
Juvenil
Del adulto
Hay autores que en función de la edad de presentación describen
tres grupos:
GRUPO I: niños y adolescentes jóvenes hasta once años en niñas
y hasta trece años en niños. Afectación bilateral en 25 a 30 por
% de los casos. Se les relaciona con el grupo III de las anomalías
de osificación que han evolucionado a osteocondritis.
GRUPO II: en adolescentes y adultos jóvenes desde los doce
años en chicas y 14 en chicos hasta los veinte años, bilateral en
el 10 por 100 de los casos.
GRUPO III: adultos mayores de veinte años; son de peor
pronóstico.
8. Cerrada
Abierta
Dependiendo que el cartílago este en continuidad o
no.
Hay una clasificación intraoperatoria en función de la
integridad del cartílago y la estabilidad del fragmento
(Guhl)
Tipo I: Hay un reblandecimiento del cartílago pero sin
brecha.
Tipo II: Hay una brecha pero es estable.
Tipo III: Un fragmento definido permanece
parcialmente insertado (lesión en colgajo).
Tipo IV: hay un cuerpo libre y un defecto osteocondral
en la zona dadora.
9. Según esta clasificación Guhl propone el siguiente esquema
de tratamiento artroscópico:
Clasificación Intraoperatoria de GUHL
CLASIFICACION TRATAMIENTO
Lesión intacta Perforaciones
Lesión limitada Enclavado in situ
Lesión parcialmente Desbridamiento de la base.
separada. Cuerpo libre Reducción y enclavado
recuperable
Cuerpo libre no recuperable Eliminación del fragmento y
desbridamiento de la base
10. Dependiendo de que haya nexo de unión entre el
hueso subcondral afectado y el lecho de la lesión, se
clasifican en:
Estables
Inestables
Este criterio es fundamental para planificar el
tratamiento a seguir. Sin embargo es difícil llegar a esta
caracterización sin la visión quirúrgica. Aunque
últimamente se a visto que con la resonancia
Magnética se han conseguido unos criterios
razonablemente precisos y que se aproximan, en
cuanto a la predicción de la estabilidad de la lesión en
un 85 % de correlación con los hallazgos artroscópicos.
11. Parte lateral del cóndilo femoral medial
(70%).
Rotula (10%).
Cóndilo femoral externo (20%).
Las lesiones del cóndilo femoral externo
se asocian más frecuentemente con
meniscos discoideos o cirugía meniscal
previa.
12. Basada en la clasificación de las lesiones radiográficas osteocondrales del
astrágalo se han descrito cuatro estadios:
Estadio I: hay un área pequeña de compresión
del hueso subcondral dentro de su
propio cráter.
Estadio II Hay un fragmento osteocondral
parcialmente desinsertado, con un
borde de baja señal por debajo del
fragmento que indica que existe
fijación mediante tejido fibroso.
Estadio III El fragmento está completamente
desinsertado pero se mantiene en su
lugar. Se ven cambios de alta señal en
T2, indicativos de líquido por debajo
del fragmento e inestabilidad. Este es
el estadio más frecuente.
Estadio IV hay un desinserción completa en
forma de cuerpo libre articular y
13. Los síntomas son variables y poco
definidos. Lo más típico es que debute
con dolor en la parte anterior de la
rodilla sin antecedente traumático,
también puede asociarse a inflamación,
bloqueos y sensación de inestabilidad. El
dolor y la incapacidad funcional se
incrementan con la actividad física.
14. Depende básicamente de la edad que
tiene el paciente en el momento en que se
presentan los primeros síntomas.
También se tiene en cuenta la aparición de
signos de disección del fragmento
osteocondrítico, la localización “atípica”
de la lesión y la disminución del flujo
sanguíneo en el fragmento osteocondral
afecto
15. En una reciente revisión, la Sociedad Europea de Pediatría
ha llegado a las siguientes conclusiones:
Si no hay signos de separación (fragmento estable) el
pronóstico es mucho mejor que cuando hay signos de
separación.
El dolor y la inflamación no son buenos indicadores de esta
separación.
La radiografía simple y la TAC carecen de utilidad en la
predicción de la separación.
Las lesiones de más de dos cm. de diámetro son de peor
pronóstico que las de tamaño inferior.
Cuando existe evidencia de separación, los resultados son
mejores con el tratamiento quirúrgico que con el
conservador.
Las lesiones de localización clásica tiene mejor pronóstico.
16. Radiografía simple: Aunque en una radiografía simple
anteroposterior en carga y lateral de ambas rodillas el
diagnóstico de la osteocondritis puede pasar desapercibido.
Permite caracterizar el tipo de lesión, el tamaño, La
radiografía axial de la rótula es útil par ver las lesiones de la
rótula y la tróclea. Hay que tener presente que en pacientes
con fisis abiertas podemos encontrar variantes anatómicas
normales y benignas, tales como centros de osificación
accesorios y osificaciones irregulares en proceso de
maduración que pueden confundirse con la apariencia
radiológica de la osteocondritis disecante.
La imagen típica de lesión osteocondral rodeada de un halo
de mayor o menor esclerosis en el cóndilo interno nos da el
diagnóstico en la mayoría de los casos. Un hallazgo
frecuente es una imagen de refuerzo (esclerosis) en la
meseta tibial interna en espejo a la lesión femoral.
17. Resonancia magnética (RMN): La RMN es el estudio fundamental para
realizar diagnóstico, estudiar de manera completa la lesión y poder
determinar el tratamiento y pronóstico en prácticamente todos los
pacientes con osteocondritis disecante. La RMN puede predecir de manera
fidedigna la estabilidad de la lesión, lo cual es fundamental para tomar la
decisión de llevar a cabo un tratamiento quirúrgico. Las secuencias más
útiles para evaluar la lesión y la superficie articular son eco-spin, densidad de
protones y T2.
Dipaola ha establecido una clasificación basada en los hallazgos obtenidos:
Tipo I: Engrosamiento, sin ruptura, del cartílago articular.
Tipo II: Cartílago articular disecado con un borde de baja señal por debajo
del fragmento, e indica que existe fijación mediante tejido fibroso.
Tipo III: Cartílago articular disecado con cambios de alta señal demostrables
en T2 indicativos de líquido por debajo del fragmento e inestabilidad.
Tipo IV: Cuerpo libre intraarticular con defecto de la superficie articular.
18. Gammagrafía: Cahill considera que la
gammagrafía articular con Tc es el método de
diagnóstico más sensible para monitorizar la
evolución clínica de la osteocondritis
disecante y recomienda que se realice un
protocolo de gammagrafías seriadas desde la
aparición de los síntomas, repitiendo el
procedimiento cada seis a ocho semanas,
proponiendo que si tres gammagrafías
presentan el mismo estadio, las posibilidades
de cicatrización espontánea son mínimas,
siendo esto indicativo de tratamiento
quirúrgico.
19. Cahill y Berg han descrito un sistema de clasificación de la
osteocondritis disecante juvenil basada en los hallazgos de
la gammagrafía con fosfato de tecnecio 99m. La
graduación se basa en el grado relativo de actividad
escintigráfica en relación con las radiografías simples:
Estadio 0: ambas técnicas diagnósticas son normales.
Radiografía y gammagrafía.
Estadio 1: hay un defecto en las radiografías simples, pero sin
aumento de la actividad gammagráfica.
Estadio 2: hay aumento de captación de la lesión, pero no
en el cóndilo femoral adyacente.
Estadio 3: hay hipercaptación, tanto en la lesión como en el
cóndilo adyacente.
Estadio 4: hay un aumento de captación tanto en la lesión
como en la superficie tibial adyacente.
20. El tratamiento depende de la edad del paciente, de la estabilidad de
la lesión y de la integridad de la superficie articular, demostrados en la
exploración clínica, las pruebas de imagen y en la artroscopia.
El principal objetivo del tratamiento es preservar el cartílago articular.
Particularmente, en la osteocondritis disecante juvenil, es fundamental
que la lesión cicatrice antes de que se alcance la madurez esquelética
y de esta manera evitar la progresión a la osteocondritis disecante del
adulto, que tiene menor capacidad de cicatrización y, por ende, peor
pronóstico.
GRUPO I: reposo relativo puede ser útil la potenciación muscular con la
natación y /o bicicleta. El pronóstico es excelente y curan entre los seis
y doce meses de iniciada la sintomatología con desaparición de la
imagen radiológica en casos dudosos en este grupo de pacientes
puede ser de utilidad el seguimiento clínico y gammagráfico cada dos
o tres meses.
GRUPO II y III: realiza una artroscopia para valorar el interior de la
articulación; aunque no es necesario si va practicarse una cirugía
abierta. Los pacientes del grupo II con cartílagos decrecimiento
abiertos pueden orientarse del mismo modo que el expuesto en el
grupo I.
21. La meta del tratamiento conservador es favorecer la consolidación de
las lesiones in situ y prevenir su desplazamiento.
La mayoría de las lesiones estables con cartílago intacto pueden ser
tratadas de manera inicial con medidas conservadoras, que van desde
inmovilización parcial o total, hasta la suspensión de las prácticas
deportivas hasta lograr que la lesión cicatrice.
Los síntomas desaparecen al poco tiempo de iniciar la suspensión de la
práctica deportiva y mucho antes de que se observen datos
radiológicos de cicatrización.
El tratamiento conservador implica esencialmente una modificación de
las actividades, tales como el uso de bastones para limitar la carga,
ortesis o yesos en pacientes poco colaboradores.
Como tratamiento sintomático se pueden administrar aines o
analgésicos puros como el paracetamol.
En términos generales, el tiempo universalmente aceptado de
inmovilización es de 6 a 10 semanas. Si después de implementar este
programa durante 6 meses, no se obtienen datos clínicos y
radiográficos de cicatrización o si la lesión se torna inestable, se
recomienda tratamiento quirúrgico.
22. Está indicado en lesiones inestables o falta de cicatrización después de
6 a 12 meses de tratamiento conservador.
La elección de una estrategia de reparación frente a la reconstrucción
o extirpación de las lesiones osteocondrales depende básicamente de
la estabilidad de la lesión, y de la integridad del cartílago subyacente.
Tras el fracaso del tratamiento conservador, esta indicada la
artroscopia. Con la artroscopia se puede clasificar la
lesión en base a dos criterios esenciales: la integridad del cartílago
articular subyacente y la estabilidad de la lesión, distinguiendo, de esta
forma, tres tipos de lesiones: intacta, no intacta pero estable y no
intacta e inestable.
Las lesiones sintomáticas, estables, sin solución de continuidad en el
cartílago articular son tratadas con frecuencia mediante perforaciones
con broca o aguja de Kirschner de 2 mm en el hueso subcondral, con
el fin de estimular el crecimiento vascular y la consolidación de este
hueso.
Cuando se aprecian signos de inestabilidad sin desplazamiento del
fragmento se debe intentar fijarlo al hueso subyacente para lo que se
dispone de una amplia variedad de métodos: clavo de Smillie agujas
de Kirschner, tornillos canulados, tornillos de Herbert. Estos dispositivos
precisan a menudo, una cirugía posterior para extraerlos, sin embargo
hay otros dispositivos biodegradables que tienen la ventaja de que no
es necesaria su extracción.
23. Lesiones inestables y desprendidas: Si el fragmento es viable y
congruente con la superficie articular se realiza vía artroscópica la
reducción y fijación del fragmento. Si el fragmento libre no se
puede reparar, se debe realizar excisión y decidir por las siguientes
opciones:
› Microfracturas o perforaciones del hueso subcondral viable y
sangrante para reavivar el lecho.
› Mosaicoplastia que consiste en la implantación de cilindros de
cartílago y hueso del mismo paciente para rellenar los defectos
en la rodilla. Es una técnica prometedora pero que todavía
carece de evidencia de que esta operación sea de elección,
sobre todo en niños.
› Aloinjerto osteocondral. Injerto del tejido entre individuos de la
misma especie, pero de diferente genotipo.
› Regeneración con condrocitos autólogos. El trasplante de
condrocitos requiere dos fases, en la primera, mediante
artroscopia, se toma una biopsia de un área sana del cartílago y
se envía para ser preparada en el laboratorio celular. A las 3 ó 4
semanas los condrocitos forman un número suficiente para
implantarlos en el defecto de cartílago.
Notes de l'éditeur
Osteocondritis disecante en mujer de 16 años. Radiografía ántero-posterior de rodilla izquierda (22A) muestra lesión en la vertiente lateral del cóndilo interno. Imágenes sagital FSE-DP (Fig. 22B), coronal GRE-T2 (22C) y axial T1 (22D) muestran hallazgos característicos de osteocondritis disecante.