2. Manolo Oyonarte continua con P.L la investigación iniciada en el 2011 a partir de su
experiencia berlinesa Liberation.
Su obra, cargada de matices, juega, una vez más, con la figura humana.
Sus personajes, sentados en un espacio autónomo, se funden, se entrelazan, se confunden
con él y entre ellos en un juego figura-fondo al que el artista nos tiene acostumbrados.
Colores y formas se enredan originando composiciones en las que cada color se construye a
partir de otros muchos que se adivinan sutil o rotundamente bajo las capas de óleo que
van conformando las estructuras, hilando las historias en las que el hombre y su medio
son dos entidades independientes, pero ligadas indisolublemente en su destino.
Personajes y ámbitos en el mundo propio, reconocible de Manolo Oyonarte nos ofrecen una
oportunidad de ver arte auténtico, en la espléndida madurez de este artista madrileño.
M.M