1. ANTE LAS ACUSACIONES DE HOMOFOBIA POR GRUPOS GLBT Y
SUS SIMPATIZANTES: MI RESPUESTA
POR: CARLOS VERA RODRÍGUEZ
Si ustedes proclaman, con todo derecho, orgullo homosexual yo expreso orgullo heterosexual!
Cuál es el problema? Bromear sobre una preferencia sexual – a eso se refería el “no pateo con las
dos piernas”- no implica ofender, discriminar, denigrar y peor incitar al odio como Uds.
interpretan. Entiendo, eso sí, su prejuicio y sensibilidad por la persecución, marginamiento,
vejámenes y descalificación de que han sido víctimas durante siglos. Sin embargo, no protestan
cuando un conocido militante de su misma preferencia sexual admite, con franqueza y en público,
que “contesta los dos teléfonos” Allí, silencio. Allí, el buen humor no es ofensa. Allí la metáfora no
es oprobio.
Cuando digo “no le entro a la mariconada”, me refiero a que no soy partidario de la cobardía; más
de una vez he citado el término maricón en su acepción de cobarde al describir por ejemplo, cómo
el mudo de antes frente al salvataje bancario, sólo habló de esa corrupción años después
parapetado en colcha antibalas aunque aceptó favores publicitarios de banqueros hoy prófugos,
para ser elegido Presidente.
Llamar invertido a quien concibe al revés de lo normal en la naturaleza humana una relación
sexual, es calificativo adecuado a esa conducta, no insulto. No dije pervertido y peor que aquello
sea inmoral, delito, merezca sanción o repudio.
Ahora resultan (según la ciencia médica que Uds. invocan), los heterosexuales más homosexuales
que los mismos homosexuales cuando se enorgullecen de su preferencia, pues supuestamente
ocultan “un homosexual en potencia o una homosexualidad frustrada”. Podría contraponer yo
opiniones en las cuales el homosexualismo responde a fantasía reprimida de bestialismo o
admiración del placer animal; no me escudo en estudios ajenos para sostener conceptos propios,
ni me opongo ni me humillo ante quienes encuentran en ello su realización. Lo que si les voy a
pedir es que revelen nomás “los acontecimientos de mi pasado que no van precisamente en mi
línea sexual”. Adelante! No será ni la primera ni la última vez que me intrigan con lo mismo o se
esfuerzan en montajes para distorsionar cualquier gesto. Háganlo!
MANIQUEOS.
A quienes dicen militar por la dignidad de las personas no les importa cuando su ídolo tiránico o
sus conmilitantes creen denigrarme llamándome reiteradamente enano, pitufo, limitado,
mediocre, delincuente, corrupto, latin lover, machito. Menos les preocupa, por supuesto, la
calumnia de golpista en 10 cadenas nacionales. A mí tampoco; ser calificado de lo que uno no es,
2. fortalece. No espero ni reclamo la solidaridad de las minorías discriminadas; sólo destaco su
inconsistencia. Sobre ellos, la broma es vituperio; sobre mí, la mofa es tolerable.
Si aun así esta aclaración les parece insuficiente, me disculpo con Uds., si se sintieron ofendidos
por mis palabras. Mi lucha es contra la tiranía no contra una minoría.
Homofobia es aversión obsesiva hacia las personas homosexuales y no padezco de eso. Fui uno de
los 1ros en TV. desde 1986 en darle espacio a los representantes de homosexuales a favor de sus
derechos. A Oscar Ugarte lo invité varias veces hace 5 o 6 años para sustentar sus tesis sin faltarle
el respeto, burlarme ni bromear siquiera tras su ejemplar “salida del closet”, justamente para
evitar malas interpretaciones por cualquier chiste o informalidad. Con él trabajamos en el área de
noticias de Telecentro. Con el Presidente del BID en Washington y colegas en Ecuavisa, de clara
vida homosexual, solo para citar 2 casos, desarrollé mi trabajo sin roces ni ofensas. Soy capaz de
compartir sin “aversión obsesiva” con personas de otra preferencia, algunas de las cuales son
buenos amigos.
En el actual gabinete existe una ministra declarada lesbiana, distinguida defensora de ese grupo.
Me han oído bromear siquiera de ella por su manifiesta preferencia?
PURO PRETEXTO.
El problema aquí es otro: estas minorías perseguidas, porque lo fueron y lo son todavía, pasaron
de la defensa al ataque y ahora pretenden ir a la imposición. No sólo que en la ley fueron
equiparados sus derechos sino que ahora incluso son privilegiados: por efectos de la “acción
positiva”, tienen puntos adicionales (son preferidos) en algunos concursos públicos.
Pero a varios no les basta: su concepción y filosofía del orden social los lleva más allá. Quieren que
se llame matrimonio a la sociedad conyugal gay. No es suficiente que tengan iguales derechos,
quieren igual denominación! Como la ciencia moderna hoy “cambia” a la mujer en hombre si
quiere ser hombre y se siente hombre –o al revés- su unión conyugal termina siendo al final
matrimonio, aunque no lo conciba así la Biblia ni lo hacía hasta hace poco el Código Civil. No les
basta esa “conquista”: ahora, como la pareja homosexual no puede concebir, quieren adoptar.
Asómbrense: no me opongo. Que un niño crezca con una pareja homosexual no lo inclina
necesariamente hacia eso. Pero atrás se esconde otro objetivo adicional: fomentar el aborto, no
solo despenalizarlo en los casos ya previstos por la ley. Están a favor de acabar una vida. Yo estoy
porque se defienda la vida y se penalice a quien practica el aborto, pues la madre es sólo la
segunda víctima en esa carnicería y requiere orientación anterior y posterior a semejante crimen,
al cual la inducen en la mayoría de casos factores que ella no controla, conoce o pondera.
ESTRATEGIA DE REVANCHA.
Entonces, atacar, desfigurar o enjuiciar incluso a quienes exteriorizamos con alegría o picardía ser
heterosexuales es parte de la estrategia de algunos grupos homosexuales para imponer ahora sus
conceptos en revancha por la segregación que sufrieron de una sociedad cerrada e hipócrita.
3. Tampoco así! No pueden pasar de grupo en la indefensión a un grupo en promoción: se fueron de
un extremo al otro.
Respeto, comprensión, protección y hasta preferencia en algunos casos por su opción sexual, pero
no sublimación o imposición de ella. Tenemos la libertad de escoger ser distintos a ellos sin que
toda manifestación en ese sentido sea considerada homofóbica.
También tienen la libertad de enancarse en esas distorsiones quienes, sin la representación de esa
organizada minoría, no podrían jamás aspirar a representar a la mayoría. No tienen, eso sí, el
coraje de admitir su condición como hacen sus representados. En Italia una “trabajadora sexual”
llegó a diputada solo por el valor de reconocer su condición y protestar así contra quienes lo son
pero lo esconden.
Atrévanse a declarar ser pro-aborto, gays, lesbianas, bisexuales o transexuales los candidatos de
esa posición como unos pocos los han hecho o aceptar su vocación de representarlos
preferentemente a ellos, si resultan electos.
Yo ya he defendido en la comunicación sus derechos, he combatido los extremos a que quieren
llegar y espero no hacer mas uso metáforas en esos temas aunque ellos hallan desatado y desaten
antes y después de este incidente, las más bajas maniobras para responderme.
El país de Correa es uno en el cual de minorías maltratadas se pretende pasar a minorías
imponentes. Eso no es democracia. Estoy y estaré por una verdadera equidad, no por la revancha
en que la tiranía ha transformado la lucha social