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Reformas de la educación
       superior en búsqueda de la
         equidad: un análisis de
         estrategias, 1996-2006
                                      Linda Rusell
                                      José A. Abud


Resumen
Un año después de las elecciones presidenciales más competidas y de los resultados más
cuestionados desde 1988, existe un aparente consenso político sobre la necesidad de cerrar
las brechas sociales, buscando reconstruir la sociedad sobre bases de mayor equidad en
oportunidades para toda su población. Si el objetivo de las reformas a la educación superior
desde la década de los noventa fue reducir la inequidad en la sociedad brindando oportunidad
de calidad para todos mediante el acceso a la educación superior, debemos entonces evitar a
todo costo un sistema público de dos niveles.

Palabras clave: Acceso a la educación, políticas de Estado, calidad educativa, orden social.


Abstract
One year after the most contested and questioned presidential elections since 1988, an
apparent political consensus exists concerning the necessity to close social gaps, seeking to
reconstruct society upon a more equitable basis of opportunities. If the objective of the reforms
of higher education since the nineties was to reduce inequality by making available quality
opportunities for all through the access to higher education, then we should avoid at all cost a
two tiered public system.

Key words: Access to education, public policies, educational quality, social order.



El contexto nacional



D
      urante las primeras tres décadas después de la Revolución Mexicana
      (1910-1920), la distribución del ingreso mejoró notablemente; en el
      año 1950 el 49% de la población recibió el 52% del total del ingreso
nacional, y la tasa de crecimiento de la población fue del orden del 6%. Sin
embargo, en menos de 20 años esta tendencia sufrió un grave revés: para


        ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚMS. 10, 11, 12. NOVENA ÉPOCA, ENERO-DICIEMBRE, 2007
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1968 México era un país de 48 millones de personas con un crecimiento de
3.7% anual, de los cuales, empero, sólo el 10% de la población recibía 52%
del producto interno bruto (PIB). Robles considera la tendencia regresiva de
lo que fue un avance sustancial hacia una más equitativa distribu-
ción del ingreso nacional, y que las universidades permanecieron sujetas al
control político del Estado a través de la negociación anual de su presu-
puesto, como explicación parcial del porqué en 1968 estudiantes, trabajado-
res y grupos étnicos enfrentaron al gobierno federal.1
     Hacia el final de 2004, México era la doceava economía a nivel mundial,2
la mayor de América Latina,3 y sus líderes empresariales se situaban en-
tre los hombres de negocios más ricos en el mundo.4 Al final de 2006, el go-
bierno de Vicente Fox enfrentó la crítica pública que cuestionó la emergen-
cia de una élite político-empresarial que concentró poder y riqueza en
manos de unos cuantos. Tomando como referencia el reporte del Banco Mun-
dial titulado: “Redistribution of income between poor and rich: public transfer
in Latin America and the Caribbean”, Roberto González subraya en su artícu-
lo de La Jornada,5 que el reporte señala que el 50% de los mexicanos vive
en condiciones de pobreza, en tanto que del 9.8% del PIB que se destina a
programas sociales, sólo el 3.5% se destina directamente a los pobres. La
corrupción parece ser un ingrediente que agrava esta situación, toda vez
que los fondos destinados para la agricultura, tales como ‘’Procampo no
beneficia a los más pobres, en vez el 43% de los recursos benefició al 20%
de la población con mayores ingresos, y solamente el 12% fue de beneficio
para el 20% de la población con escasos recursos” .6
     El creciente repudio a esta nueva concentración de riqueza y poder y
la progresiva polarización entre ricos y pobres en México fue el tema cen-
tral de la campaña presidencial del Partido de la Revolución Democrática
(PRD) en 2006, que desembocó en una crítica polarización político-social
entre, por un lado, los partidos de izquierda en alianza con el PRD y, por el
otro, el Partido Acción Nacional (PAN) y sus aliados.
     Sin embargo, un año después existe un aparente consenso político en
México sobre la necesidad de retomar el cierre de las brechas sociales,

      1
       Martha Robles, Educación y sociedad en la historia de México, México, Siglo XXI, 1977.
      2
       International Monetary Fund (IMF), World Economic Outlook, septiembre, 2004.
     3
       Barbara Hogenboom, “Economic Concentration and Conglomerates in Mexico”, Journal of
Developing Societies 20, núms. 3-4, 2004, 207-225.
     4
       Carlos Slim, el propietario de la empresa Teléfonos de México (TELMEX), fue considera-
do en el año 2006 como la tercera persona más rica del mundo. Según la lista de Forbes, otros
nueve mexicanos se encuentran entre las 600 mayores fortunas a nivel mundial.
     5
       Roberto González, “Redistribución del ingreso entre pobres y ricos: transferencias públi-
cas en América Latina y el Caribe”, La Jornada, 26 de julio, 2006, p. 12.
     6
       En un artículo periodístico reciente que abordaba el preocupante nivel de inequidad en
México, el Consejo Nacional de Población (CONAPO) estableció el vínculo entre esos datos y
la creciente desconfianza en las instituciones democráticas del país.



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REFORMAS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN BÚSQUEDA DE LA EQUIDAD                   97


buscando reconstruir una sociedad con mayor equidad en oportunida-
des para toda su población. A pesar de la coincidencia en objetivos, aun exis-
te una importante divergencia en las reformas políticas necesarias para
conseguir este fin, las cuales resumimos en tres diferentes enfoques.
     La década de los años ochenta y noventa estuvo dominada por un para-
digma de desarrollo referido por muchos como el “consenso de Washing-
ton”, “fundamentalismo de mercado”, “economía de libre mercado” o “neoli-
beralismo”. Este último término ha predominado en América Latina.7 Es
discurso común que este concepto postula reducir la presencia guberna-
mental y la desregulación de la economía para que la “mano invisible” del
mercado pueda establecer una regulación “natural” que estimulará, a su
vez, el esfuerzo económico y vigorizará la creación de riqueza.
     Es un modelo en que la competencia es el motor creativo, porque se
basa en un concepto de la naturaleza humana que sustenta esta visión.
El argumento es que los individuos buscarán expandir de manera competi-
tiva sus ventajas en el “mercado” del conocimiento, y son animados a lograrlo
por un modelo de gestión basado en la competencia por recursos. La vi-
sión neoliberal de la “economía del conocimiento” se sustenta en la idea de
que los recursos humanos especializados son considerados ingredientes
esenciales para crear un nicho en la economía del conocimiento, y prevé
el comportamiento de esos recursos humanos en cualquier sector de la eco-
nomía en la manera descrita.
     Una segunda posición para cerrar brechas y construir una sociedad
más equitativa requiere la redistribución de la riqueza a través de legisla-
ción y gestión gubernamental. Se basa en una visión alternativa de la natu-
raleza humana que reconoce diferentes formas de capital social, y que el
comportamiento de los recursos humanos en cada sector puede ser dis-
tinto.8 Es una posición respaldada por un reciente informe de la OCDE, 9
donde se muestra que en países donde hay una convergencia de estánda-
res de vida, la productividad es alta.
     Una tercera posición considera que antes que nada, lo que se requiere
en México es una reforma de la cultura política. En diciembre de 2000, la
revista Letras Libres se preguntaba si el nuevo gobierno continuaría explo-
tando el sistema sustentado en las figuras de “caciques y caudillos”, ope-
radores políticos del sistema basado en la relación patrón-cliente, o selec-
cionaría la ruta de la transición hacia un sistema basado en la ley y la
elección libre de sus representantes.10 Diferentes artículos dieron cuenta

    7
       Robin Broad, “The Washington Consensus Meets the Global Backlash”, Globalizations 1,
núm. 2, 2004, pp. 129-154.
    8
       OECD, The Well-Being of Nations. The Role of Human and Social Capital, Paris, OECD,
2001.
    9
      James Galbraith, Maastricht 2042 and the Fate of Europe, www.levy.org., 2007.
    10
       Editorial Letras Libres, “Adiós a Los Caciques”, Letras Libres, diciembre, 2000.



       ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚMS. 10, 11, 12. NOVENA ÉPOCA, ENERO-DICIEMBRE, 2007
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de la naturaleza arraigada del sistema caciquil en la sociedad mexicana,
que se remonta al inicio del período colonial e incluso antes. Lorenzo Me-
yer argumenta que durante los momentos de transición social, tales como
la guerra de Independencia y la Revolución, el vacío de poder permitió
que esas prácticas enraizaran y se expandieran aún más hasta llegar a
constituirse en fuerzas para negociar y ser negociadas con y por los grupos
de poder emergentes.11 Ese mismo año de 2000, historiadores e intelectua-
les en general recomendaron cautela a la hora de analizar las posibili-
dades futuras del país, considerando la naturaleza enraizada de la es-
tructura clientelar de poder en la política y en la sociedad mexicanas, una
sociedad centralizada y controlada a través de la distribución de recursos
económicos.
    Se puede apreciar que el tercer enfoque no excluye ni se contrapone
a los otros dos, más bien indica que tanto el primero como el segundo enfo-
que necesitan tomar en cuenta el contexto histórico-político del país.


Reformas a la Educación Superior.
Las décadas 1980 y 1990

Desde finales de la década de los ochenta, las políticas sobre educa-
ción superior se vincularon estrechamente a las propuestas dictadas por
el modelo económico neoliberal. Las reformas a la educación superior siguie-
ron el paso de las reformas económicas en México, introduciendo medi-
das diseñadas para el aseguramiento de la calidad en todos los nive-
les. En ese sentido, se implementaron exámenes nacionales de ingreso y
egreso, procedimientos nacionales para acreditar programas de licencia-
tura, acreditación de procesos administrativos, programas de desempeño
académico, evaluación a la investigación y programas de financiamiento,
programas de financiamiento para infraestructura, todo ello se imple-
mentó en el curso de una década. La introducción del modelo neoliberal
trajo consigo estrategias de gestión del rendimiento que vincularon el fi-
nanciamiento y el pago de incentivos a la evaluación. Así, de inicio, la
política educativa en México siguió el enfoque del Banco Mundial basado
en la competencia e inducido por estrategias de gestión de rendimiento.
     Hacia la segunda mitad de la década de los noventa, el enfoque cola-
borativo de corte horizontal de evaluación a la gestión, propuesto por la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE ), se
introdujo a través del Programa del Mejoramiento del Profesorado (PRO-
MEP). Mientras el enfoque del Banco Mundial propone a la educación

     11
        Lorenzo Meyer, “Los caciques: ayer, hoy ¿y mañana?”, Letras Libres, diciembre, 2000,
pp. 36-40.



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superior como un subsistema autónomo proveedor de recursos humanos
calificados para el sector productivo, y al conocimiento como una mer-
cancía privada; la OCDE considera que el conocimiento incrementa su va-
lor en tanto más se transfiere, y por consiguiente funciona mejor como un
producto público. La OCDE concibe a la educación superior como un vínculo
clave en la transferencia del conocimiento en la sociedad.
     Si bien es cierto que los dos modelos manejan algunas estrategias simi-
lares, también es verdad que sus objetivos son diferentes: el Banco Mundial
busca estandarizar ingresos y egresos de acuerdo con indicadores inter-
nacionales para producir un producto intercambiable en el mercado in-
ternacional; la OCDE, en cambio, intenta codificar el conocimiento y las
calificaciones profesionales para incrementar la transferencia del cono-
cimiento y la movilidad de profesores y alumnos.
     La combinación de estos dos modelos en el programa mexicano de re-
formas de la educación superior, dio pie a una aparente incongruencia en
los objetivos de la evaluación de la gestión de ese programa. Por ejemplo,
la tendencia individualista del programa nacional del Sistema Nacional de
Investigadores (SNI) y el programa universitario de incentivos al desempeño
académico compartieron espacio con el enfoque colegiado del PROMEP,
en el que se promueve la formación de cuerpos académicos en torno de
áreas de investigación comunes. Ball sugiere que tales incongruencias no
son resultados inusuales del proceso de recontextualizar modelos teóri-
cos en la política local.12
     Sin embargo, la incoherencia de las reformas de los noventa no fue so-
lamente a nivel teórico, sino práctico. En el reporte UNESCO-IESALC de fina-
les de los años noventa, De Vries observa que se pulsaba una situación
donde todavía “no existe un sólo organismo que coordine la evaluación de
las políticas”.13 En vez de ello, diferentes departamentos de gobierno han
introducido diversas políticas: la Secretaría de Hacienda controla los recur-
sos que corresponden al programa de incentivos para el personal docente,
el Fondo para la Modernización de la Educación Superior (FOMES) y el
Programa de Mejoramiento del Profesorado (PROMEP ) estaban bajo la
Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica (SESIC ), la
evaluación institucional se canalizó hacia SESIC a través de la Comisión Na-
cional de Evaluación (CONAEVA), los comités de pares dependen de la Co-
misión Nacional de Planeación para la Educación Superior (CONPES), otro
sistema de becas académicas SUPERA lo administraba la Asociación Na-
cional de Universidades e Instituciones Afines (ANUIES), el Centro Nacional
de Evaluación (CENEVAL) es responsable del sistema nacional de evalua-
     12
        Stephen Ball, “Big Policies/Small World: An Introduction to International Perspectives in
Education Policy”, Comparative Education 34, núm. 2, 1998, pp. 119-130.
     13
        Wietse De Vries, “Caminos sinuosos. Experiencias de una década de evaluación y acre-
ditación en México”, Caracas, UNESCO/IESALC, 2000.



        ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚMS. 10, 11, 12. NOVENA ÉPOCA, ENERO-DICIEMBRE, 2007
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ción, y las políticas para los posgrados nacionales están controladas por
el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), las universidades
tecnológicas están en manos de los estados, en tanto que los institutos
tecnológicos permanecen bajo control federal.
    En este sentido, el problema fue no solamente una cuestión de números
y diversos proyectos de financiamiento, sino que cada uno de ellos fue
controlado por diferentes instancias de gobierno. Las reformas educativas
involucraban distintas cuotas de poder de diversas partes del gobierno.


Reformas 2000- 2006

La administración que inició en el año 2000 promovió cambios: el Secre-
tario General Ejecutivo de ANUIES concluyó su gestión y se convirtió en
el nuevo Subsecretario de Educación Superior e Investigación Científica,
impulsando la consolidación del programa de reformas. Tomando en consi-
deración las recomendaciones de la OCDE en su evaluación de 1994, el
doctor Julio Rubio rediseñó y vislumbró la construcción de un programa
de reformas más coherente. Durante su periodo consiguió integrar las
subsecretarías de Investigación Científica y la Tecnológica en una sola, deno-
minada Subsecretaria de Educación Superior (SES).
      En el plano teórico, la evaluación continuó vinculada al financiamiento
pero se le agregó un nuevo ingrediente: la planeación. La miríada de pro-
gramas “especiales” para obtener financiamiento adicional, fueron fusiona-
dos en un muy cuidadosamente diseñado programa nacional: el Programa
Integral de Fortalecimiento Institucional (PIFI), que ha continuado desa-
rrollándose con la firme intención de asegurar que los diversos programas
estén estrechamente coordinados para alcanzar los objetivos de moder-
nización —integral— de cada institución.
     El PIFI, en consecuencia, ha fortalecido el modelo propuesto por la OC-
DE en el sentido de que la planeación institucional debe tomar en consi-
deración la base académica. Cada año, las instituciones públicas de edu-
cación superior (IPES) elaboran y presentan su programa institucional a
los comités nacionales integrados por pares, quienes evalúan la coheren-
cia interna de la propuesta. El proceso de evaluación determina si en reali-
dad las instituciones solicitan recursos para implementar o continuar un
plan coherente de desarrollo institucional, iniciando por la actualización de
los perfiles académicos y el desarrollo de líneas de investigación, que a su
vez apoyan los programas académicos, desarrollo estudiantil, eficiencia
terminal, la atención a demandas locales, la construcción de asociaciones
de negocios, entre otras. Los rectores de las instituciones públicas de educa-
ción superior son invitados a participar en el proceso de evaluación para de-
fender los proyectos presentados por sus instituciones.


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     Los fondos para la investigación también se han vinculado estrecha-
mente a la atención y propuesta de soluciones a necesidades nacionales
y locales. CONACyT cambió las bases del financiamiento para investiga-
ción a proyectos de investigación realizados por las universidades, a dos
nuevas formas de premios a la investigación: los Fondos Mixtos y los
Fondos Sectoriales. En los primeros convergen los gobiernos estatales y
municipales, las universidades y comunidad productiva para seleccionar
y financiar conjuntamente investigación para resolver necesidades de la
comunidad. Los Fondos Sectoriales son manejados por el CONACyT y di-
ferentes departamentos del gobierno federal, quienes en conjunto selec-
cionan problemas nacionales y financian investigación en áreas críticas
como agricultura, ambiente, agua y pesca, entre otras.
     El objetivo es enfocar la investigación a detectar y resolver problemas
locales y del sector de que se trate, sobre la base de una participación
conjunta de los estados, las universidades, el sector productivo local y las
organizaciones no gubernamentales. Esta estrategia de investigación es
muy similar a la propuesta de la OCDE de centrarse no solamente en la
investigación formal y la producción de conocimiento codificado, sino
también en la producción de conocimiento basado en la experiencia. Es
un planteamiento apoyado en el concepto de Conocimiento Modo 2, que
propone que la transición a una economía del conocimiento necesaria-
mente significa la emergencia de patrones de investigación de abajo ha-
cia arriba.14 La influencia de este enfoque en el programa de reformas en
México, puede advertirse en el hecho de que tanto las legislaciones loca-
les como la nacional se han modificado con la intención de articularse
con esta nueva modalidad de financiamiento a la investigación intersec-
torial.
     Los beneficios que obtuvieron las IPES que continuaron con este
nuevo modelo de gestión fueron no solamente económicos. Aquellas IPES
que cumplieron con los indicadores del PIFI, incluyendo tener al menos
el 75% de sus programas de licenciatura registrados en programas acre-
ditados, fueron admitidas en un recientemente creado grupo de “univer-
sidades élite” denominado Consorcio de Universidades Mexicanas (CU-
MEX), en tanto aquellas que no cumplieron con los requisitos exigidos por
la reforma encaran la posibilidad de ver sus fondos complementarios re-
ducidos o, incluso, suspendidos.
     La política de la reforma está, pues, basada en un sistema de premia-
ciones económicas para motivar a todas aquellas IPES afuera del club de
élite a trabajar más intensamente con la intención de ingresar al CUMEX.
     En septiembre de 2006, hacia el final del gobierno del presidente Fox,

    14
       Michel Gibbons, New Production of Knowledge: Dynamics of Science and Research in
Contemporary Societies, London, Sage, 1994.



       ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚMS. 10, 11, 12. NOVENA ÉPOCA, ENERO-DICIEMBRE, 2007
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el grupo CUMEX celebró el crecimiento en un 100% de sus miembros, al
alcanzar, aproximadamente, el 30% del total de las universidades públicas
de educación superior en México.15


Resultados heterogéneos

Las estadísticas indican que el modelo PIFI funciona, en apariencia, efi-
cientemente en algunas IPES, sugiriendo con ello que algunas han desa-
rrollado una cultura de la planeación desde la base académica hacia
arriba, impulsada por una estructura organizativa y un liderazgo que reco-
noce la necesidad y conveniencia de una planeación y evaluación cohe-
rentes, esfuerzo que está apoyado por el gobierno local para lograr im-
plementar este modelo de desarrollo. Las mismas estadísticas indican que
éste no es todavía el caso para otras muchas instituciones
     Las evidencias del impacto desigual de los programas de reforma pue-
den observarse en los resultados proporcionados por el Consejo para la
Acreditación de la Educación Superior (COAPES). Los resultados publica-
dos por el periódico Reforma en mayo de 2006 muestran que la mayoría
de los programas de licenciatura acreditados se localizan en las IPES de
los estados del norte, los fronterizos, el centro, Jalisco, Puebla y el Estado
de México. Cada uno de estos ocho estados concentra entre 40 y 60 de
los programas acreditados. En tanto que 12 estados tienen solamente en-
tre uno y 10 programas acreditados.


Opciones para cerrar brechas

Lo importante es considerar las explicaciones para los resultados hete-
rogéneos, porque éstas determinan las estrategias de atención para los que
no han logrado ser incluidos
    La contestación de ANUIES, en 2000, respecto de la heterogeneidad de
la respuesta de las IPES a las reformas, fue en términos de oposición al
cambio privilegiando la inercia y la tradición y falta de motivación que las
estrategias de gestión habrían de resolver.16 Al describir el problema en
términos de inercias y falta de motivación, la respuesta apunta, claramente
y sin duda, a incrementar la dosis de la misma medicina en el sentido

     15
        El subsistema de universidades públicas está integrado por 46 instituciones, según da-
tos de la Secretaría de Educación Pública de 2006, y el número que ingresó al grupo CUMEX
se duplicó en septiembre de 2006, llegando a 15.
     16
        ANUIES, La Educación Superior en el siglo XXI. Líneas estratégicas de desarrollo,
México, ANUIES, 2000, p. 1.



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de distribuir los recursos adicionales solamente a las IPES que opten
por poner en marcha las reformas.
    No obstante que una explicación de los resultados de los PIFI no está
disponible para el conocimiento público, los montos entregados cada año
a los programas PIFI de cada IPES desde 2001 a 2005 pueden ser consul-
tados en la página web de la SES: (http://ses4.sep.gob.mx/if/financiamiento/
finan05/PIFI%20UPESb.htm). De esta información estadística puede dedu-
cirse que 11 de un total de 53 universidades participantes dejaron de recibir
fondos en la revisión anual 2004-2005 de las propuestas de sus PIFI. Tam-
bién es claro que los montos asignados varían enormemente. Dado que
actualmente no se tienen indicadores de la proporción de los montos asig-
nados en relación con el tamaño de la institución, ayuda si se compara esta
información con otra proporcionada en otra página de la SES, donde se
ofrecen detalles de los montos de los subsidios federales y estatales desde
2001 a 2005 entregados a 45 IPES. La página no indica ninguna relación
entre el presupuesto y la proporción de estudiantes o el número de centros
de investigación en las universidades. No obstante, si se comparan las 13
universidades que en 2003 tuvieron un presupuesto superior a los 500
millones de pesos, con el monto asignado como resultado de la revisión
de sus propuesta PIFI, las universidades de Coahuila, Sinaloa y Tamaulipas
aparecen como IPES con un alto subsidio federal y estatal, en compara-
ción con un pobre resultado de su PIFI, en tanto que la Universidad Autó-
noma de Zacatecas no recibió fondo alguno en la evaluación de 2005. A
través del análisis de las estadísticas de estas páginas surge un cuadro de
un impacto heterogéneo.
    El riesgo, entonces, reside en continuar impulsando el modelo de pla-
neación estratégico, que ciertamente funciona con éxito en algunas IPES,
a todas las otras instituciones a través de estrategias de gestión del ren-
dimiento basadas en la distribución de recursos; lo anterior conduce a la
creación de dos sistemas públicos de educación superior: un club de élite
que disfruta de recursos adicionales y un grupo de universidades rezaga-
das para las cuales los recursos adicionales son pocos o nulos. El riesgo,
en este sentido, es abrir las brechas aún más en vez de cerrarlas.
    Debido a que los resultados están estrechamente relacionados unos
con otros, se impone mayor presión para simular resultados favorables con
la intención de proteger otros indicadores relacionados. Sergio Guzmán
ha cuestionado el enfoque de esta política en relación con la eficiencia de
los programas de posgrado. Los indicadores de la eficiencia terminal es-
tipulan que la graduación para los programas de maestría no deben exce-
der los dos años, y para los programas de doctorado debe realizarse en
tres años para poder alcanzar los criterios de eficiencia indicados por el
Padrón Nacional de Posgrado (PNP), mantenerlos en él y conservar los re-
cursos que conlleva gozar de la membresía.


      ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚMS. 10, 11, 12. NOVENA ÉPOCA, ENERO-DICIEMBRE, 2007
104                             LINDA RUSELL / JOSÉ A. ABUD




    Guzmán argumenta que esta política no impacta en la formación de
recursos humanos altamente calificados, porque sencillamente para mante-
ner los indicadores de eficiencia terminal los cuerpos académicos frecuen-
temente son presionados para “aceptar tesis de cuestionable calidad como
si estuvieran terminadas y a publicar artículos que apenas alcanzan los
mínimos estándares de calidad científica”. El resultado es, en opinión de
Guzmán, que

      El sistema ha sido deformado y prácticas de pobre valor ético están teniendo
      lugar donde los investigadores buscan tener una alta productividad a
      cualquier costo, porque si ellos no tienen estudiantes, tesis para dirigir o
      publican artículos pierden subsidios, recompensas económicas y encaran
      la posible pérdida de prestigio al interior de la comunidad donde están in-
      mersos.17

    Las estrategias de gestión de rendimiento suponen ciertos conceptos de
sistemas cerrados o autónomos donde se puede cambiar input para cam-
biar el output. También supone conceptos de capital social homogéneo den-
tro de este sistema que reaccionará igual frente a los estímulos. Hechos na-
cionales cuestionan tales supuestos.
    Lyotard argumenta que este planteamiento sobre la gestión se encuen-
tra basado en la Teoría Termodinámica, “la idea de que la evolución de la
evaluación de un sistema puede predecirse si se conocen todas las varia-
bles”.18 Nos recuerda, también, que los límites de este modelo fueron cla-
ramente establecidos con el advenimiento de la Mecánica Cuántica y la
Física Atómica.
    Esta modelo de una visión competitiva de la acción humana se basa
en un enfoque individualista o economicista de la noción de capital social.
Es aquella que presupone que un individuo compartirá su propio capital
con la intención de maximizarlo.19 Esta descripción simplista de las accio-
nes y del capital social es, de acuerdo con Clark y Newman, característica
de la “teoría de la elección pública”. Ambos autores observan que la “teo-
ría de la elección pública” tiene una capacidad limitada para explicar pro-
cesos de cambio y el impacto desigual. Es un reflejo del modelo under-
socialised de la persona, en la cual las acciones (resultados) son vistas
como respuesta directa a las presiones motivacionales (incentivos) que do-
minan la teoría económica.20

     17
        Sergio A. Guzmán del Próo, “Los posgrados y la formación de recursos humanos”, La
Jornada, 26 de julio de 2006, 3a.
     18
        Jean Francois Lyotard, The Postmodern Condition, translated by Geoff Bennington and
Brian Massumi, Minneapolis, Minnesota, University of Minnesota Press, twelfth printing, 1999.
     19
        OECD, The Well-Being of Nations. The Role of Human and Social Capital, Paris, OECD,
2001, p. 40.
     20
        John Clarke y Janet Newman, The Managerial State, London, England, Sage, 1997.


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La necesidad de un análisis de problemas estructurales

A pesar de los esfuerzos por agrupar a todas las fuentes de gestión de la
educación superior bajo una sola subsecretaría, Rubio Oca no podía con-
trolar otras fuentes importantes de recursos. Una de ellas fueron los recur-
sos para los programas de estímulos para los profesores controlados por
la Secretaría de Hacienda, y los recursos extraordinarios controlados por el
Congreso. Estas dos situaciones debilitaron el uso de acceso a recursos para
motivar/obligar a las universidades a introducir las reformas.
     En el 2006, durante la Pacific Circle Consorcium Conference, un profe-
sor de Zacatecas preguntó por qué los fondos federales para el programa
de incentivos para el desarrollo de los maestros eran otorgados por el rec-
tor de la Universidad de Zacatecas de manera completamente discrecio-
nal y no de acuerdo con los indicadores establecidos en el PIFI.21 La res-
puesta indicaba que aunque la SES mantuvo una guía general para el uso
de tales fondos, su asignación todavía permanecía bajo la jurisdicción de
cada rector.
     Sin embargo, las instituciones que distribuían los incentivos económicos
a sus profesores violando flagrantemente los objetivos del PIFI, esperan
un resultado poco favorable en la evaluación del PIFI, porque tales políti-
cas seguramente se reflejarán de manera negativa en el conjunto del nivel
de productividad académica en esas instituciones, al igual que otros indi-
cadores directamente relacionados. De ahí el pobre desempeño y los bajos
resultados del proyecto PIFI de Zacatecas.
     Al comparar datos provenientes de diferentes fuentes, se concluye que
los esfuerzos para introducir un sistema objetivo de financiamiento a las
IPES vinculado a la evaluación corren en paralelo con otras formas de
controlar el acceso a los recursos federales, de corte más “tradicional”. El
hecho de que los recursos para la productividad académica no están di-
rectamente bajo el control de la SES , indica que ésta no contó con el
apoyo del gobierno para cerrar el flujo de recursos discrecionales, los cua-
les siguen siendo usados para apoyar prácticas clientelares. El presi-
dente Fox no contaba con una mayoría en el Congreso, lo que hizo más difí-

     21
        La Universidad de Zacatecas se caracteriza por un contexto de desigualdad y bajos ni-
veles de eficiencia administrativa. En estadísticas recientemente publicadas por el Consejo Na-
cional de Población (CONAPO) sobre la distribución de la riqueza, los estados de Oaxaca,
Chiapas, Guerrero y Zacatecas tenían en 1995 los mayores niveles de desigualdad, aunque en
años recientes este último ha sido reemplazado por Querétaro como uno de los cuatro estados
con mayor nivel de desigualdad (Martínez, 2006). Un artículo reciente sobre los resultados ne-
gativos de la descentralización de la educación básica argumenta que únicamente en esos es-
tados en donde la consolidación de un sistema educativo ya había comenzado, la descentra-
lización ha traído ventajas, pero en otros estados simplemente ha transferido problemas sin los
medios para resolverlos, como puede verse en Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Michoacán y Za-
catecas (Poy Solano, 2006).



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cil alcanzar el objetivo. La decisión del Congreso de la Unión de incrementar
el subsidio por arriba de lo acordado por la administración de Fox, tuvo
como consecuencia que las IPES podían apelar directamente al Con-
greso para incrementar su presupuesto, y la Corte Suprema de Justicia de
la Nación aún no ha dictaminado sobre este asunto.22
     Entonces, a pesar de que el PIFI demanda un proceso de planeación
congruente e integrado por parte de los universidades, enfrenta todavía
tres problemas principales: la transición hacia un sistema más objetivo
de financiamiento se ve debilitada por la continuación de sistemas dis-
crecionales de financiamiento; existe aún una brecha amplia entre IPES
que han logrado implementar el nuevo modelo y aquellas que no lo han
conseguido; y finalmente el modelo integral genera, de manera inadver-
tida, presión sobre instituciones para simular algunos resultados y poder
salvar otros, dando pie así a la continuación de una cultura de la simulación
que corre en paralelo con otra de la evaluación.
     Se podría argumentar que la solución es buscar cancelar las fuentes
discrecionales de la distribución de recursos, para que no quede otra op-
ción a las IPES que introducir el nuevo modelo para obtener recursos adi-
cionales. Sin embargo, esta estrategia finalmente enfrenta a la estructura
federal de la nación, fortalecida por las políticas de descentralización du-
rante el mismo periodo.
     Una alternativa es profundizar el análisis del impacto de las reformas
conociendo mejor tanto las razones de su éxito como lo contrario. Preten-
demos aportar a este debate comentando brevemente algunos aspectos
de los resultados de una investigación del impacto de estrategias de ges-
tión de rendimiento en tres universidades públicas.23


Análisis comparativo de tres estudios de caso

Los estudios de caso fueron desarrollados en la Universidad Autónoma Me-
tropolitana (UAM), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
y la Universidad Autónoma de Campeche (UAC). Las dos últimas son uni-
versidades que datan de la Colonia y están organizadas bajo el esquema
de facultades y centros de investigación, mientras la UAM es una universi-
dad creada en la década de 1970 y está organizada en departamentos. La
UNAM y la UAM están ubicadas en el Distrito Federal y la UAC es una uni-
versidad de provincia.
     22
        Humberto Muñoz García, “Políticas para desarrollar la Educación Superior Pública”, vol.
5, Cuadernos del Seminario de Educación Superior de la UNAM, Mexico, UNAM/Miguel Angel
Porrúa, 2006, p. 8.
     23
        Linda Russell, The impact of international tertiary education policy on social capital in
universities: a comparative case study of three state universities in México, Tesis Doctoral, Lon-
dres, Universidad de Londres, Instituto de Educación, 2007.


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    A continuación hacemos un resumen de los resultados de la investi-
gación. 24
    Un objetivo principal del programa de reformas era introducir el princi-
pio de financiamiento vinculado al rendimiento determinado por procesos
de evaluación en relación a indicadores “objetivos”. Esto requería alejarse
del manejo de prácticas basadas en decisiones discrecionales que a me-
nudo obedecían a intereses tanto académicos como clientelares, avanzando
hacia una cultura de la evaluación objetiva. Para entender el hábitat, o “cul-
tura universitaria”, se requiere, de acuerdo con Bourdieu,25 reconocer las re-
gularidades de las relaciones y las formas del capital, los cuales dan arran-
que a un contexto específico. Detectar el factor determinante en juego en
la cultura de las universidades estudiadas, es un primer paso para enten-
der el grado hasta el cual estas culturas fueron transformadas por las polí-
ticas de campos “externos”. En lo que sigue, la intención es resaltar esos
factores predominantes por el método de análisis comparativo entre los
tres estudios de caso.


El impacto de modelos internacionales en contextos locales

Tanto los modelos del Banco Mundial y el de la OCDE asumen ciertos con-
ceptos de capital social en las universidades. La introducción de programas
de incentivos individuales para profesores o a través del programa del SNI
o en programas institucionales, siguió la política dictada por el Banco Mun-
dial, mientras que el programa PROMEP promueve la formación de grupos
de investigación propuesta por la OCDE, que se centra en la transferencia
de conocimiento. Los datos revelan que estos planes tuvieron distintos im-
pactos en cada contexto institucional.
    El impacto más relevante por el sentido positivo logrado por los esque-
mas de incentivos a profesores tuvo lugar en el Instituto de Investigacio-
nes Sociales de la UNAM , donde los investigadores cuentan con plazas
de tiempo completo y donde prevalecen estructuras horizontales de rela-
ciones (en condiciones de trabajo normal, la situación cambió durante las
huelgas). En este contexto, los programas de incentivos introdujeron gra-
dualmente una cultura de la evaluación, al tiempo que un elemento que
asemejaba una carrera profesional, factor ausente en las actuales opcio-

      24
         Resumimos los resultados del estudio comparativo, el cual se basó en los resultados in-
dividuales de cada estudio de caso. Las conclusiones aquí presentadas son abstraídas de dos
aspectos principales de los estudios de caso: el análisis de la estructura organizativa de cada
institución y las entrevistas con el personal académico, los cuales fueron citados de manera ex-
tensiva en el trabajo original, pero por cuestiones de espacio no son incluidos en este artículo.
      25
         P. Bourdieu, The Logic of Practice, Cambridge, Polity Press, 1990, y P. Bourdieu, Prac-
tical Reason, Cambridge, Polity Press, 1998.



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nes de promoción. Sin embargo, también se consideró que los proyectos
resultaron en altos niveles de estrés personal y la recompensa fue un in-
greso inseguro, lo cual podía evitarse si se desarrollaba un programa de
promoción coherente. Por otro lado, estrategias para promover investigacio-
nes colaborativas tenían una inclinación a encaminar respuestas simula-
das, aunque en los casos donde ya existían estas prácticas, las estrategias
mostraban ser de gran soporte.
    En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, el impacto
de los programas de incentivos fue bajo, dado que el personal de tiempo
completo no contaba siempre con espacio de oficina, acceso a compu-
tadoras, o soporte financiero para conferencias, así que con frecuencia los
productos de investigación eran pocos, aunque el tiempo dedicado a en-
señar era alto. Por consiguiente, se consideró que los programas de incen-
tivos fueron diseñados para los institutos y tenían poco que ofrecer a las
facultades, debido a que recompensaron mayormente a la investigación
y subvaloraron la docencia.
    En la UAM, la reforma del programa fue considerada impuesta desde
arriba por administrativos con poco entendimiento de la vida académica
profesional, y se consideró que subvaloraba el perfil profesional del per-
sonal académico. Los programas de incentivos fueron considerados un ejer-
cicio burocrático y financiero, el cual socavó la incipiente evolución hacia un
ambiente colegiado en el departamento. La promoción de proyectos cola-
borativos, uniéndolos al financiamiento, fue también considerado tan sólo
como otra faceta en la imposición de políticas desde arriba.
    En la UAC, el programa de reformas fue considerado paralelo a la rea-
lidad local basada en estructuras clientelares. Estrategias particulares del
programa, tales como los incentivos para el desempeño de los profeso-
res, habían sido adaptadas a esta realidad local, y la asignación de estos
recursos involucró abiertamente prácticas clientelares. El programa PRO-
MEP había resistido esta forma de adaptación debido al hecho de que los
procedimientos de evaluación eran externos. Sin embargo, la decisión de
colaborar en el grupo de investigación en un campo académico, en vez de
formar un grupo según las preferencias del director, se consideró un cues-
tionamiento directo a la autoridad y también como identificación con un
“grupo de interés”.
    De ahí, parecería que las estrategias para motivar la evolución hacia una
cultura de objetivos de evaluación, fueron más exitosos en el Instituto de
la UNAM, donde las condiciones contractuales son homogéneas, las rela-
ciones horizontales y colegiadas y se disfruta de un relativo nivel de auto-
nomía dentro del Instituto. Mientras la UAM compartió el mismo nivel de
condiciones contractuales homogéneas entre el personal de tiempo com-
pleto, las otras condiciones no se disfrutaron, y la UAC no se benefició
de estas condiciones. La UNAM practicaba procedimientos cualitativos de


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REFORMAS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN BÚSQUEDA DE LA EQUIDAD              109


evaluación, la UAM procedimientos cuantitativos y en la UAC la distinción
fue irrelevante porque todos los procedimientos fueron considerados una
simulación. Este último factor sugiere que existen brechas cualitativas en-
tre las culturas de la UNAM, la UAM y la UAC, y es necesario entender la
naturaleza de esta brecha.


Distinguiendo factores comunes entre contextos distintos

El impacto distinto de las estrategias de gestión de rendimiento en cada
universidad fue relacionado al debate del beneficio de evaluación transpa-
rente o discrecional. En la UAM, un modelo de evaluación transparente fue
defendido por el personal académico, en comparación a lo que ellos con-
sideraban procedimientos de evaluación en la UNAM, discrecionales, casi
oscuros. Sin embargo, eran conscientes que la transparencia se logró al
costo de procedimientos de evaluación cuantitativos que subvaloran el
perfil profesional del personal académico
     Al inicio parece una situación de zero-sum, o hay evaluación cualitativa
y el riesgo de decisiones discrecionales, oscuras; o hay evaluación cuanti-
tativa con procedimientos transparentes pero degradantes. Sin embargo,
adicional al asunto de la transparencia surgió una cuestión de legitimidad:
se cuestionó la legitimidad de la comisión dictaminadora.
     La garantía de la imparcialidad de la comisión en la UAM se basa en
el hecho de que sus miembros provienen de los cuatro unidades que con-
forman la UAM; sin embargo, fue considerado que además era necesario
un método cuantitativo para asegurar que intereses clientelares no per-
mearan el proceso. No obstante, al mismo tiempo que el personal acadé-
mico defendía el proceso cuantitativo, lamentaba el hecho de que los miem-
bros del comité no fueran sus pares. El hecho de que la evaluación en la
UAM sea un proceso cada vez más cuantitativo tiene como consecuencia
que los académicos de mayor prestigio participan cada vez menos en el
proceso.
     En la UNAM, la evaluación de los programas de incentivos está basada
en criterios y procesos que son cualitativos, y los académicos más presti-
giados participan en los comités de evaluación. Existe una confianza inicial
en lo justo más que en lo transparente de los procedimientos, porque la
imparcialidad de los comités está generalmente aceptada dado el presti-
gio científico de sus miembros. También el sistema de reclamos para situa-
ciones donde se pensó que existió presión externa, fue considerado justo
aunque no eficiente. El sistema no es considerado transparente en el caso
de promociones, dado que no existe un reglamento claro; sin embargo, debi-
do a la participación de personal académico con prestigio científico, se con-
sidera legítimo. El sistema recibió críticas por parte de los miembros de la


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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, pero no por el proceso de eva-
luación, sino por considerar que los criterios de evaluación fueron a favor
de la investigación y no valoraban la enseñanza.
    En consecuencia, el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM
consideró que la evolución de la cultura de la Universidad hacia una cultura
de la evaluación avanzaba; igual que en la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales, aunque su avance era considerado más lento. En la UAM, las
personas entrevistadas en general consideraban el proceso de menos-
preciar su perfil profesional, y que la situación estaba degenerando por ser
cada vez más cuantitativa y cada vez contar con menos participación
de científicos de prestigio. En la UAC, los procedimientos de evaluación
fueron considerados arbitrarios, los resultados no despertaron confianza
sino todo lo contrario y lo degradante de los resultados dio lugar, entre
los académicos, al mote de “carrera indecente” para referirse a la “carrera
docente”.
    La confianza en la imparcialidad de las decisiones discrecionales del
comité de evaluación en la UNAM, y como consecuencia de su legitimi-
dad, dependía del prestigio científico de los miembros de su comité. En la
UAM, el prestigio científico estaba siendo socavado por el discurso de
transparencia impuesto por la SES. En la UAC , prestigio político y social
tienen más influencia que prestigio científico, con el resultado de que las
decisiones discrecionales no tienen ninguna legitimidad.
    Una relación clave que surge aquí es entre prestigio científico y poder
universitario. Como comenta Larissa Adler,26 en la UNAM, durante el siglo
anterior, el camino de la promoción de investigadores con prestigio había
sido la obtención de los puestos de dirección en la Universidad. Aunque a
este proceso no le faltaban sus consecuencias negativas, una positiva fue
que el prestigio científico se ligó al poder universitario. También, ser miem-
bro de un comité de selección, evaluación o promoción en la UNAM es
un reconocimiento del perfil académico. Como observó Bourdieu,27 tales co-
mités juegan un rol clave en el mantenimiento del status quo en la uni-
ver-sidad a través de la reproducción del capital social de la universidad
según los criterios del grupo con más poder universitario. En la UAC, los
miembros de los comités fueron en general gente de confianza del Rector
en turno. En la UAM cada vez menos fueron profesores con prestigio.
    En resumen, el éxito del programa de reformas en la introducción de una
cultura de la evaluación basado en criterios “objetivos”, parecía depender
en parte del vínculo construido entre el capital científico y universitario en

     26
        Adler Lomnitz, L., Redes sociales, cultura y poder. Ensayos de antropología latinoameri-
cana (2001 ed.), México, FLACSO, 1994.
     27
        P. Bourdieu, Homo Academicus (P. Collier, Trans.), Stanford, California, Stanford Uni-
versity Press, 1988.



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la evolución de una cultura universitaria, lo cual lograba sostener la legi-
timidad de una evaluación discrecional de pares.
    Estos resultados distintos y los factores principales involucrados están
representados en la figura 1, que aparece en la página siguiente. La figura
representa los varios campos relacionados con el campo universitario. El
campo universitario es atravesado por dos ejes: uno indica el tipo de rela-
ción que predomina: relaciones de colaboración o relaciones individua-
les competitivas. El otro es el eje del capital universitario ligado al capital
científico: alto o bajo. La posición de una universidad hacia el centro del
campo universitario indica un alto nivel de autonomía, y hacia la periferia
del campo, un bajo nivel de autonomía. En la parte superior, el lado derecho
del campo universitario está más cercano al campo de políticas de la OC-
DE, y el de la izquierda, el campo de las políticas del Banco Mundial. El
lado derecho inferior está relacionado con el campo de políticas naciona-
les y el izquierdo con políticas locales.
    La falta de autonomía de la UAM en relación a las políticas de la SES
tiene como resultado que el alto nivel de capital científico y la autonomía
individual en la UAM no está relacionada con el capital universitario. A su
vez, el capital universitario está ligado al capital burocrático, que es conti-
nuo con el campo de las políticas nacionales de la educación superior.
Esta situación está representada en la posición de la UNAM a la derecha
del campo universitario.
    En el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM , un nivel alto de
capital científico y autonomía individual está combinado con capital univer-
sitario, resultando en relaciones horizontales de colaboración (debido a
ello, el Instituto está posicionado dentro del campo universitario, aunque
ligado al campo de políticas nacionales y al campo de la sociedad del
conocimiento). La posición de la Facultad de Ciencias Políticas y Socia-
les indica cómo el bajo capital científico y la autonomía individual en ge-
neral, mantienen una autonomía baja en relación al campo de la política
nacional.
    La autonomía peculiar que la UAC mantenía con relación a las políticas
de la SES, en el sentido que el programa de reformas se mantuvo para-
lelo a la agenda local de la institución, fue resultado de su falta total de
autonomía de las formas clientelares locales de capital político.
    El nivel de autonomía de las instituciones también dependía del con-
texto legal y la naturaleza de las normas de la comunidad.28 En la UNAM,
tanto las normas tácitas como el marco legal de la Junta de Gobierno
sustentaban una autonomía relativa pero crucial de la universidad en re-
lación a los otros campos. De esta manera, las normas de la comunidad

    28
       S. Bowles & H. Gintis, Social Capital and Community Governance. Unpublished ma-
nuscript, Amherst, University of Massachusetts, 2001.



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                                                FIGURA 1



         Campo
                                              Mercado
         internacional de
                                              global
                                              g
         políticas de
         educación
         superior: OCDE                                       Campo internacional de
                                                              políticas de educación
                                                              superior: Banco Mundial



                                                                     Campo
                                                                     nacional de
                                                                     políticas de
                                                                     educación
                                                                     superior:
                                                     Alto nivel
                                                     científico,
                         Autonomía                   alto % de
                         bajo                        plazas

                                                                                    UAM

          Instituto                  Campo
           UNAM                      universitario


                                                 Autonomía
                                                Autonomía                                 Relaciones
  Relaciones             social                      alta
                                                alto                                      individuales
  horizontales           capital
                           p                                                              competitativos
  colaborativos

                                                     Capital
                                                     universitario

            Facultad
            UNAM                                                                    UAC
                                                 Capital
                                                 científico bajo,
                                                 bajo % de
                                                 plazas

                                                                        Campo
                  Campo político                                        politico
                  nacional                                              local




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REFORMAS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN BÚSQUEDA DE LA EQUIDAD              113


fueron desarrolladas para crear, durante un periodo muy largo, un ethos
institucional, que a su vez refuerza la autonomía universitaria, protegiendo
a la institución del impacto directo de cambios de políticas a nivel nacio-
nal e internacional. Como consecuencia, la universidad adquirió una cierta
libertad para adoptar y adaptar políticas nacionales e internacionales de
acuerdo con sus necesidades de desarrollo.


Conclusiones

El programa de reformas de la educación superior combina tanto el mo-
delo del Banco Mundial como el de la OCDE, con el objetivo de introducir
una cultura de la evaluación objetiva del rendimiento, como parte esencial
de la búsqueda de la calidad. Desde 2000 a 2006 este programa ha sido
desarrollado hacia un modelo altamente sofisticado y complejo de planea-
ción estratégica y de evaluación. Sin embargo, desde su inicio con la admi-
nistración de Carlos Salinas de Gortari, este programa fue acompañado
por estrategias que ligaban el rendimiento al acceso a recursos. Como con-
secuencia, es claro que aunque el programa de reformas buscaba un cam-
bio de objetivos hacia una cultura de la evaluación objetiva, al mismo tiempo
una continuidad en prácticas políticas ha sido establecida a través del uso
incesante de la distribución de recursos como un medio de cooptación y re-
forzamiento de un control centralizado.
     Bourdieu ha descrito cómo las formas clientelares del capital forman par-
te de una economía simbólica para el intercambio de recursos y puede co-
existir con una economía del mercado. En México, esta coexistencia ha
sido apuntalada hasta el final del siglo anterior por un simbolismo nacio-
nal posrevolucionario. Sin embargo, una forma nueva de clientelismo neo-
liberal surgió hacia el final del siglo, más impersonal, ya no simbólico, pero
todavía buscando el control social, usando una nueva estrategia del cua-
si-mercado de la competitividad para recursos del Estado. La UAC puede
ser considerada como un ejemplo del predominio de una economía de
capitales simbólicos, en la UAM predominaba una economía del capital
más neoliberal. La UNAM fue la única institución que había desarrollado su
propia cultura institucional que procuraba un cierto nivel de autonomía y
una sinergia productiva con el contexto político nacional, a pesar de la huelga
al final del siglo XX.
     Como consecuencia, la investigación indica que la introducción de las
necesarias prácticas de planeación estratégica a partir de la autoevalua-
ción, y la determinación de criterios objetivos para la distribución de recur-
sos, es un reto altamente complejo en México debido a las condiciones di-
versas de la evolución de las IPES. Como consecuencia, los resultados
heterogéneos de la introducción de este programa se deben a una pro-


      ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚMS. 10, 11, 12. NOVENA ÉPOCA, ENERO-DICIEMBRE, 2007
114                           LINDA RUSELL / JOSÉ A. ABUD




blemática que va más allá de “la falta de motivación” y “la resistencia al
cambio”, según lo indicado por el documento de ANUIES. Al contrario, lo
que está involucrado es la sustitución de un sistema socio-político sim-
bólico por otro basado no solamente en criterios objetivos sino en procedi-
mientos percibidos como legítimos.
    La legitimidad de los procedimientos está basada en el vínculo entre dos
factores: poder universitario y prestigio científico. La posibilidad de vincular
estos dos factores requiere un cierto nivel de autonomía universitaria y
su éxito logrará fortalecer la misma autonomía. En aquellos espacios donde
el capital científico se encontraba ligado al capital universitario, los proce-
dimientos universitarios tenían la tendencia de ser menos jerárquicos, más
cualitativos y considerados legítimos. Donde el capital científico fue sepa-
rado del capital universitario, las decisiones no fueron consideradas legíti-
mas y el discurso de transparencia basado en la evaluación cuantitativa
fue adoptado con la consecuencia negativa de degradar la profesión aca-
démica y debilitar a la comunidad institucional. Donde el capital científico era
bajo y el campo universitario era continuo con el campo de la política local,
ni siquiera los procedimientos de evaluación cuantitativa fueron conside-
rados transparentes, sino meramente una máscara detrás de la cual la reali-
dad de intereses clientelares se mantuvo dominante.
    En este sentido, los resultados de la investigación respaldan las reco-
mendaciones del informe de la OCDE en 200629 para extender y fortalecer
el programa de PROMEP . Consideramos que éste debe ser contemplado
no sólo en su modalidad de provisión de becas para la planta académica
que realice estudios de posgrado, sino también en la provisión de recursos
y apoyo de un sistema imparcial de desarrollo profesional para los que se
incorporen al finalizar estudios de posgrado, medidas todas que incre-
mentan el capital científico. El PROMEP permite a los cuerpos académicos
desarrollarse con cierta autonomía de las políticas institucionales; en con-
secuencia, se necesita apoyar a los cuerpos consolidados y a aquellos en
formación que muestran evidencias de tener trabajo colegiado.
    Estos resultados indican que no solamente el nivel de heterogeneidad
tanto al interior como entre las IPES es razón para rechazar el vínculo
del programa de reformas con el acceso a recursos, porque esta relación
puede, también, reforzar prácticas clientelares tradicionales. Los resulta-
dos apoyan la necesidad de una investigación extensa de los contextos
en los cuales el programa de reformas ha sido introducido con éxito,
como también de los contextos de fracaso. Si el objetivo es reducir la
inequidad en la sociedad a través de la provisión de oportunidades de cali-
dad para todos a través del acceso a la educación superior, se debe evi-
tar a todo costo un sistema de universidades públicas de dos niveles.
   29
      SEP, “OECD Thematic Review of Tertiary Education, Background Report for Mexico”,
www.oecd.org/edu/tertiary/review, México, Secretaría de Educación Pública, 2006.


   CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS, FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES, UNAM

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  • 1. Reformas de la educación superior en búsqueda de la equidad: un análisis de estrategias, 1996-2006 Linda Rusell José A. Abud Resumen Un año después de las elecciones presidenciales más competidas y de los resultados más cuestionados desde 1988, existe un aparente consenso político sobre la necesidad de cerrar las brechas sociales, buscando reconstruir la sociedad sobre bases de mayor equidad en oportunidades para toda su población. Si el objetivo de las reformas a la educación superior desde la década de los noventa fue reducir la inequidad en la sociedad brindando oportunidad de calidad para todos mediante el acceso a la educación superior, debemos entonces evitar a todo costo un sistema público de dos niveles. Palabras clave: Acceso a la educación, políticas de Estado, calidad educativa, orden social. Abstract One year after the most contested and questioned presidential elections since 1988, an apparent political consensus exists concerning the necessity to close social gaps, seeking to reconstruct society upon a more equitable basis of opportunities. If the objective of the reforms of higher education since the nineties was to reduce inequality by making available quality opportunities for all through the access to higher education, then we should avoid at all cost a two tiered public system. Key words: Access to education, public policies, educational quality, social order. El contexto nacional D urante las primeras tres décadas después de la Revolución Mexicana (1910-1920), la distribución del ingreso mejoró notablemente; en el año 1950 el 49% de la población recibió el 52% del total del ingreso nacional, y la tasa de crecimiento de la población fue del orden del 6%. Sin embargo, en menos de 20 años esta tendencia sufrió un grave revés: para ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚMS. 10, 11, 12. NOVENA ÉPOCA, ENERO-DICIEMBRE, 2007
  • 2. 96 LINDA RUSELL / JOSÉ A. ABUD 1968 México era un país de 48 millones de personas con un crecimiento de 3.7% anual, de los cuales, empero, sólo el 10% de la población recibía 52% del producto interno bruto (PIB). Robles considera la tendencia regresiva de lo que fue un avance sustancial hacia una más equitativa distribu- ción del ingreso nacional, y que las universidades permanecieron sujetas al control político del Estado a través de la negociación anual de su presu- puesto, como explicación parcial del porqué en 1968 estudiantes, trabajado- res y grupos étnicos enfrentaron al gobierno federal.1 Hacia el final de 2004, México era la doceava economía a nivel mundial,2 la mayor de América Latina,3 y sus líderes empresariales se situaban en- tre los hombres de negocios más ricos en el mundo.4 Al final de 2006, el go- bierno de Vicente Fox enfrentó la crítica pública que cuestionó la emergen- cia de una élite político-empresarial que concentró poder y riqueza en manos de unos cuantos. Tomando como referencia el reporte del Banco Mun- dial titulado: “Redistribution of income between poor and rich: public transfer in Latin America and the Caribbean”, Roberto González subraya en su artícu- lo de La Jornada,5 que el reporte señala que el 50% de los mexicanos vive en condiciones de pobreza, en tanto que del 9.8% del PIB que se destina a programas sociales, sólo el 3.5% se destina directamente a los pobres. La corrupción parece ser un ingrediente que agrava esta situación, toda vez que los fondos destinados para la agricultura, tales como ‘’Procampo no beneficia a los más pobres, en vez el 43% de los recursos benefició al 20% de la población con mayores ingresos, y solamente el 12% fue de beneficio para el 20% de la población con escasos recursos” .6 El creciente repudio a esta nueva concentración de riqueza y poder y la progresiva polarización entre ricos y pobres en México fue el tema cen- tral de la campaña presidencial del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 2006, que desembocó en una crítica polarización político-social entre, por un lado, los partidos de izquierda en alianza con el PRD y, por el otro, el Partido Acción Nacional (PAN) y sus aliados. Sin embargo, un año después existe un aparente consenso político en México sobre la necesidad de retomar el cierre de las brechas sociales, 1 Martha Robles, Educación y sociedad en la historia de México, México, Siglo XXI, 1977. 2 International Monetary Fund (IMF), World Economic Outlook, septiembre, 2004. 3 Barbara Hogenboom, “Economic Concentration and Conglomerates in Mexico”, Journal of Developing Societies 20, núms. 3-4, 2004, 207-225. 4 Carlos Slim, el propietario de la empresa Teléfonos de México (TELMEX), fue considera- do en el año 2006 como la tercera persona más rica del mundo. Según la lista de Forbes, otros nueve mexicanos se encuentran entre las 600 mayores fortunas a nivel mundial. 5 Roberto González, “Redistribución del ingreso entre pobres y ricos: transferencias públi- cas en América Latina y el Caribe”, La Jornada, 26 de julio, 2006, p. 12. 6 En un artículo periodístico reciente que abordaba el preocupante nivel de inequidad en México, el Consejo Nacional de Población (CONAPO) estableció el vínculo entre esos datos y la creciente desconfianza en las instituciones democráticas del país. CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS, FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES, UNAM
  • 3. REFORMAS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN BÚSQUEDA DE LA EQUIDAD 97 buscando reconstruir una sociedad con mayor equidad en oportunida- des para toda su población. A pesar de la coincidencia en objetivos, aun exis- te una importante divergencia en las reformas políticas necesarias para conseguir este fin, las cuales resumimos en tres diferentes enfoques. La década de los años ochenta y noventa estuvo dominada por un para- digma de desarrollo referido por muchos como el “consenso de Washing- ton”, “fundamentalismo de mercado”, “economía de libre mercado” o “neoli- beralismo”. Este último término ha predominado en América Latina.7 Es discurso común que este concepto postula reducir la presencia guberna- mental y la desregulación de la economía para que la “mano invisible” del mercado pueda establecer una regulación “natural” que estimulará, a su vez, el esfuerzo económico y vigorizará la creación de riqueza. Es un modelo en que la competencia es el motor creativo, porque se basa en un concepto de la naturaleza humana que sustenta esta visión. El argumento es que los individuos buscarán expandir de manera competi- tiva sus ventajas en el “mercado” del conocimiento, y son animados a lograrlo por un modelo de gestión basado en la competencia por recursos. La vi- sión neoliberal de la “economía del conocimiento” se sustenta en la idea de que los recursos humanos especializados son considerados ingredientes esenciales para crear un nicho en la economía del conocimiento, y prevé el comportamiento de esos recursos humanos en cualquier sector de la eco- nomía en la manera descrita. Una segunda posición para cerrar brechas y construir una sociedad más equitativa requiere la redistribución de la riqueza a través de legisla- ción y gestión gubernamental. Se basa en una visión alternativa de la natu- raleza humana que reconoce diferentes formas de capital social, y que el comportamiento de los recursos humanos en cada sector puede ser dis- tinto.8 Es una posición respaldada por un reciente informe de la OCDE, 9 donde se muestra que en países donde hay una convergencia de estánda- res de vida, la productividad es alta. Una tercera posición considera que antes que nada, lo que se requiere en México es una reforma de la cultura política. En diciembre de 2000, la revista Letras Libres se preguntaba si el nuevo gobierno continuaría explo- tando el sistema sustentado en las figuras de “caciques y caudillos”, ope- radores políticos del sistema basado en la relación patrón-cliente, o selec- cionaría la ruta de la transición hacia un sistema basado en la ley y la elección libre de sus representantes.10 Diferentes artículos dieron cuenta 7 Robin Broad, “The Washington Consensus Meets the Global Backlash”, Globalizations 1, núm. 2, 2004, pp. 129-154. 8 OECD, The Well-Being of Nations. The Role of Human and Social Capital, Paris, OECD, 2001. 9 James Galbraith, Maastricht 2042 and the Fate of Europe, www.levy.org., 2007. 10 Editorial Letras Libres, “Adiós a Los Caciques”, Letras Libres, diciembre, 2000. ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚMS. 10, 11, 12. NOVENA ÉPOCA, ENERO-DICIEMBRE, 2007
  • 4. 98 LINDA RUSELL / JOSÉ A. ABUD de la naturaleza arraigada del sistema caciquil en la sociedad mexicana, que se remonta al inicio del período colonial e incluso antes. Lorenzo Me- yer argumenta que durante los momentos de transición social, tales como la guerra de Independencia y la Revolución, el vacío de poder permitió que esas prácticas enraizaran y se expandieran aún más hasta llegar a constituirse en fuerzas para negociar y ser negociadas con y por los grupos de poder emergentes.11 Ese mismo año de 2000, historiadores e intelectua- les en general recomendaron cautela a la hora de analizar las posibili- dades futuras del país, considerando la naturaleza enraizada de la es- tructura clientelar de poder en la política y en la sociedad mexicanas, una sociedad centralizada y controlada a través de la distribución de recursos económicos. Se puede apreciar que el tercer enfoque no excluye ni se contrapone a los otros dos, más bien indica que tanto el primero como el segundo enfo- que necesitan tomar en cuenta el contexto histórico-político del país. Reformas a la Educación Superior. Las décadas 1980 y 1990 Desde finales de la década de los ochenta, las políticas sobre educa- ción superior se vincularon estrechamente a las propuestas dictadas por el modelo económico neoliberal. Las reformas a la educación superior siguie- ron el paso de las reformas económicas en México, introduciendo medi- das diseñadas para el aseguramiento de la calidad en todos los nive- les. En ese sentido, se implementaron exámenes nacionales de ingreso y egreso, procedimientos nacionales para acreditar programas de licencia- tura, acreditación de procesos administrativos, programas de desempeño académico, evaluación a la investigación y programas de financiamiento, programas de financiamiento para infraestructura, todo ello se imple- mentó en el curso de una década. La introducción del modelo neoliberal trajo consigo estrategias de gestión del rendimiento que vincularon el fi- nanciamiento y el pago de incentivos a la evaluación. Así, de inicio, la política educativa en México siguió el enfoque del Banco Mundial basado en la competencia e inducido por estrategias de gestión de rendimiento. Hacia la segunda mitad de la década de los noventa, el enfoque cola- borativo de corte horizontal de evaluación a la gestión, propuesto por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE ), se introdujo a través del Programa del Mejoramiento del Profesorado (PRO- MEP). Mientras el enfoque del Banco Mundial propone a la educación 11 Lorenzo Meyer, “Los caciques: ayer, hoy ¿y mañana?”, Letras Libres, diciembre, 2000, pp. 36-40. CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS, FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES, UNAM
  • 5. REFORMAS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN BÚSQUEDA DE LA EQUIDAD 99 superior como un subsistema autónomo proveedor de recursos humanos calificados para el sector productivo, y al conocimiento como una mer- cancía privada; la OCDE considera que el conocimiento incrementa su va- lor en tanto más se transfiere, y por consiguiente funciona mejor como un producto público. La OCDE concibe a la educación superior como un vínculo clave en la transferencia del conocimiento en la sociedad. Si bien es cierto que los dos modelos manejan algunas estrategias simi- lares, también es verdad que sus objetivos son diferentes: el Banco Mundial busca estandarizar ingresos y egresos de acuerdo con indicadores inter- nacionales para producir un producto intercambiable en el mercado in- ternacional; la OCDE, en cambio, intenta codificar el conocimiento y las calificaciones profesionales para incrementar la transferencia del cono- cimiento y la movilidad de profesores y alumnos. La combinación de estos dos modelos en el programa mexicano de re- formas de la educación superior, dio pie a una aparente incongruencia en los objetivos de la evaluación de la gestión de ese programa. Por ejemplo, la tendencia individualista del programa nacional del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y el programa universitario de incentivos al desempeño académico compartieron espacio con el enfoque colegiado del PROMEP, en el que se promueve la formación de cuerpos académicos en torno de áreas de investigación comunes. Ball sugiere que tales incongruencias no son resultados inusuales del proceso de recontextualizar modelos teóri- cos en la política local.12 Sin embargo, la incoherencia de las reformas de los noventa no fue so- lamente a nivel teórico, sino práctico. En el reporte UNESCO-IESALC de fina- les de los años noventa, De Vries observa que se pulsaba una situación donde todavía “no existe un sólo organismo que coordine la evaluación de las políticas”.13 En vez de ello, diferentes departamentos de gobierno han introducido diversas políticas: la Secretaría de Hacienda controla los recur- sos que corresponden al programa de incentivos para el personal docente, el Fondo para la Modernización de la Educación Superior (FOMES) y el Programa de Mejoramiento del Profesorado (PROMEP ) estaban bajo la Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica (SESIC ), la evaluación institucional se canalizó hacia SESIC a través de la Comisión Na- cional de Evaluación (CONAEVA), los comités de pares dependen de la Co- misión Nacional de Planeación para la Educación Superior (CONPES), otro sistema de becas académicas SUPERA lo administraba la Asociación Na- cional de Universidades e Instituciones Afines (ANUIES), el Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL) es responsable del sistema nacional de evalua- 12 Stephen Ball, “Big Policies/Small World: An Introduction to International Perspectives in Education Policy”, Comparative Education 34, núm. 2, 1998, pp. 119-130. 13 Wietse De Vries, “Caminos sinuosos. Experiencias de una década de evaluación y acre- ditación en México”, Caracas, UNESCO/IESALC, 2000. ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚMS. 10, 11, 12. NOVENA ÉPOCA, ENERO-DICIEMBRE, 2007
  • 6. 100 LINDA RUSELL / JOSÉ A. ABUD ción, y las políticas para los posgrados nacionales están controladas por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), las universidades tecnológicas están en manos de los estados, en tanto que los institutos tecnológicos permanecen bajo control federal. En este sentido, el problema fue no solamente una cuestión de números y diversos proyectos de financiamiento, sino que cada uno de ellos fue controlado por diferentes instancias de gobierno. Las reformas educativas involucraban distintas cuotas de poder de diversas partes del gobierno. Reformas 2000- 2006 La administración que inició en el año 2000 promovió cambios: el Secre- tario General Ejecutivo de ANUIES concluyó su gestión y se convirtió en el nuevo Subsecretario de Educación Superior e Investigación Científica, impulsando la consolidación del programa de reformas. Tomando en consi- deración las recomendaciones de la OCDE en su evaluación de 1994, el doctor Julio Rubio rediseñó y vislumbró la construcción de un programa de reformas más coherente. Durante su periodo consiguió integrar las subsecretarías de Investigación Científica y la Tecnológica en una sola, deno- minada Subsecretaria de Educación Superior (SES). En el plano teórico, la evaluación continuó vinculada al financiamiento pero se le agregó un nuevo ingrediente: la planeación. La miríada de pro- gramas “especiales” para obtener financiamiento adicional, fueron fusiona- dos en un muy cuidadosamente diseñado programa nacional: el Programa Integral de Fortalecimiento Institucional (PIFI), que ha continuado desa- rrollándose con la firme intención de asegurar que los diversos programas estén estrechamente coordinados para alcanzar los objetivos de moder- nización —integral— de cada institución. El PIFI, en consecuencia, ha fortalecido el modelo propuesto por la OC- DE en el sentido de que la planeación institucional debe tomar en consi- deración la base académica. Cada año, las instituciones públicas de edu- cación superior (IPES) elaboran y presentan su programa institucional a los comités nacionales integrados por pares, quienes evalúan la coheren- cia interna de la propuesta. El proceso de evaluación determina si en reali- dad las instituciones solicitan recursos para implementar o continuar un plan coherente de desarrollo institucional, iniciando por la actualización de los perfiles académicos y el desarrollo de líneas de investigación, que a su vez apoyan los programas académicos, desarrollo estudiantil, eficiencia terminal, la atención a demandas locales, la construcción de asociaciones de negocios, entre otras. Los rectores de las instituciones públicas de educa- ción superior son invitados a participar en el proceso de evaluación para de- fender los proyectos presentados por sus instituciones. CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS, FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES, UNAM
  • 7. REFORMAS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN BÚSQUEDA DE LA EQUIDAD 101 Los fondos para la investigación también se han vinculado estrecha- mente a la atención y propuesta de soluciones a necesidades nacionales y locales. CONACyT cambió las bases del financiamiento para investiga- ción a proyectos de investigación realizados por las universidades, a dos nuevas formas de premios a la investigación: los Fondos Mixtos y los Fondos Sectoriales. En los primeros convergen los gobiernos estatales y municipales, las universidades y comunidad productiva para seleccionar y financiar conjuntamente investigación para resolver necesidades de la comunidad. Los Fondos Sectoriales son manejados por el CONACyT y di- ferentes departamentos del gobierno federal, quienes en conjunto selec- cionan problemas nacionales y financian investigación en áreas críticas como agricultura, ambiente, agua y pesca, entre otras. El objetivo es enfocar la investigación a detectar y resolver problemas locales y del sector de que se trate, sobre la base de una participación conjunta de los estados, las universidades, el sector productivo local y las organizaciones no gubernamentales. Esta estrategia de investigación es muy similar a la propuesta de la OCDE de centrarse no solamente en la investigación formal y la producción de conocimiento codificado, sino también en la producción de conocimiento basado en la experiencia. Es un planteamiento apoyado en el concepto de Conocimiento Modo 2, que propone que la transición a una economía del conocimiento necesaria- mente significa la emergencia de patrones de investigación de abajo ha- cia arriba.14 La influencia de este enfoque en el programa de reformas en México, puede advertirse en el hecho de que tanto las legislaciones loca- les como la nacional se han modificado con la intención de articularse con esta nueva modalidad de financiamiento a la investigación intersec- torial. Los beneficios que obtuvieron las IPES que continuaron con este nuevo modelo de gestión fueron no solamente económicos. Aquellas IPES que cumplieron con los indicadores del PIFI, incluyendo tener al menos el 75% de sus programas de licenciatura registrados en programas acre- ditados, fueron admitidas en un recientemente creado grupo de “univer- sidades élite” denominado Consorcio de Universidades Mexicanas (CU- MEX), en tanto aquellas que no cumplieron con los requisitos exigidos por la reforma encaran la posibilidad de ver sus fondos complementarios re- ducidos o, incluso, suspendidos. La política de la reforma está, pues, basada en un sistema de premia- ciones económicas para motivar a todas aquellas IPES afuera del club de élite a trabajar más intensamente con la intención de ingresar al CUMEX. En septiembre de 2006, hacia el final del gobierno del presidente Fox, 14 Michel Gibbons, New Production of Knowledge: Dynamics of Science and Research in Contemporary Societies, London, Sage, 1994. ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚMS. 10, 11, 12. NOVENA ÉPOCA, ENERO-DICIEMBRE, 2007
  • 8. 102 LINDA RUSELL / JOSÉ A. ABUD el grupo CUMEX celebró el crecimiento en un 100% de sus miembros, al alcanzar, aproximadamente, el 30% del total de las universidades públicas de educación superior en México.15 Resultados heterogéneos Las estadísticas indican que el modelo PIFI funciona, en apariencia, efi- cientemente en algunas IPES, sugiriendo con ello que algunas han desa- rrollado una cultura de la planeación desde la base académica hacia arriba, impulsada por una estructura organizativa y un liderazgo que reco- noce la necesidad y conveniencia de una planeación y evaluación cohe- rentes, esfuerzo que está apoyado por el gobierno local para lograr im- plementar este modelo de desarrollo. Las mismas estadísticas indican que éste no es todavía el caso para otras muchas instituciones Las evidencias del impacto desigual de los programas de reforma pue- den observarse en los resultados proporcionados por el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (COAPES). Los resultados publica- dos por el periódico Reforma en mayo de 2006 muestran que la mayoría de los programas de licenciatura acreditados se localizan en las IPES de los estados del norte, los fronterizos, el centro, Jalisco, Puebla y el Estado de México. Cada uno de estos ocho estados concentra entre 40 y 60 de los programas acreditados. En tanto que 12 estados tienen solamente en- tre uno y 10 programas acreditados. Opciones para cerrar brechas Lo importante es considerar las explicaciones para los resultados hete- rogéneos, porque éstas determinan las estrategias de atención para los que no han logrado ser incluidos La contestación de ANUIES, en 2000, respecto de la heterogeneidad de la respuesta de las IPES a las reformas, fue en términos de oposición al cambio privilegiando la inercia y la tradición y falta de motivación que las estrategias de gestión habrían de resolver.16 Al describir el problema en términos de inercias y falta de motivación, la respuesta apunta, claramente y sin duda, a incrementar la dosis de la misma medicina en el sentido 15 El subsistema de universidades públicas está integrado por 46 instituciones, según da- tos de la Secretaría de Educación Pública de 2006, y el número que ingresó al grupo CUMEX se duplicó en septiembre de 2006, llegando a 15. 16 ANUIES, La Educación Superior en el siglo XXI. Líneas estratégicas de desarrollo, México, ANUIES, 2000, p. 1. CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS, FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES, UNAM
  • 9. REFORMAS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN BÚSQUEDA DE LA EQUIDAD 103 de distribuir los recursos adicionales solamente a las IPES que opten por poner en marcha las reformas. No obstante que una explicación de los resultados de los PIFI no está disponible para el conocimiento público, los montos entregados cada año a los programas PIFI de cada IPES desde 2001 a 2005 pueden ser consul- tados en la página web de la SES: (http://ses4.sep.gob.mx/if/financiamiento/ finan05/PIFI%20UPESb.htm). De esta información estadística puede dedu- cirse que 11 de un total de 53 universidades participantes dejaron de recibir fondos en la revisión anual 2004-2005 de las propuestas de sus PIFI. Tam- bién es claro que los montos asignados varían enormemente. Dado que actualmente no se tienen indicadores de la proporción de los montos asig- nados en relación con el tamaño de la institución, ayuda si se compara esta información con otra proporcionada en otra página de la SES, donde se ofrecen detalles de los montos de los subsidios federales y estatales desde 2001 a 2005 entregados a 45 IPES. La página no indica ninguna relación entre el presupuesto y la proporción de estudiantes o el número de centros de investigación en las universidades. No obstante, si se comparan las 13 universidades que en 2003 tuvieron un presupuesto superior a los 500 millones de pesos, con el monto asignado como resultado de la revisión de sus propuesta PIFI, las universidades de Coahuila, Sinaloa y Tamaulipas aparecen como IPES con un alto subsidio federal y estatal, en compara- ción con un pobre resultado de su PIFI, en tanto que la Universidad Autó- noma de Zacatecas no recibió fondo alguno en la evaluación de 2005. A través del análisis de las estadísticas de estas páginas surge un cuadro de un impacto heterogéneo. El riesgo, entonces, reside en continuar impulsando el modelo de pla- neación estratégico, que ciertamente funciona con éxito en algunas IPES, a todas las otras instituciones a través de estrategias de gestión del ren- dimiento basadas en la distribución de recursos; lo anterior conduce a la creación de dos sistemas públicos de educación superior: un club de élite que disfruta de recursos adicionales y un grupo de universidades rezaga- das para las cuales los recursos adicionales son pocos o nulos. El riesgo, en este sentido, es abrir las brechas aún más en vez de cerrarlas. Debido a que los resultados están estrechamente relacionados unos con otros, se impone mayor presión para simular resultados favorables con la intención de proteger otros indicadores relacionados. Sergio Guzmán ha cuestionado el enfoque de esta política en relación con la eficiencia de los programas de posgrado. Los indicadores de la eficiencia terminal es- tipulan que la graduación para los programas de maestría no deben exce- der los dos años, y para los programas de doctorado debe realizarse en tres años para poder alcanzar los criterios de eficiencia indicados por el Padrón Nacional de Posgrado (PNP), mantenerlos en él y conservar los re- cursos que conlleva gozar de la membresía. ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚMS. 10, 11, 12. NOVENA ÉPOCA, ENERO-DICIEMBRE, 2007
  • 10. 104 LINDA RUSELL / JOSÉ A. ABUD Guzmán argumenta que esta política no impacta en la formación de recursos humanos altamente calificados, porque sencillamente para mante- ner los indicadores de eficiencia terminal los cuerpos académicos frecuen- temente son presionados para “aceptar tesis de cuestionable calidad como si estuvieran terminadas y a publicar artículos que apenas alcanzan los mínimos estándares de calidad científica”. El resultado es, en opinión de Guzmán, que El sistema ha sido deformado y prácticas de pobre valor ético están teniendo lugar donde los investigadores buscan tener una alta productividad a cualquier costo, porque si ellos no tienen estudiantes, tesis para dirigir o publican artículos pierden subsidios, recompensas económicas y encaran la posible pérdida de prestigio al interior de la comunidad donde están in- mersos.17 Las estrategias de gestión de rendimiento suponen ciertos conceptos de sistemas cerrados o autónomos donde se puede cambiar input para cam- biar el output. También supone conceptos de capital social homogéneo den- tro de este sistema que reaccionará igual frente a los estímulos. Hechos na- cionales cuestionan tales supuestos. Lyotard argumenta que este planteamiento sobre la gestión se encuen- tra basado en la Teoría Termodinámica, “la idea de que la evolución de la evaluación de un sistema puede predecirse si se conocen todas las varia- bles”.18 Nos recuerda, también, que los límites de este modelo fueron cla- ramente establecidos con el advenimiento de la Mecánica Cuántica y la Física Atómica. Esta modelo de una visión competitiva de la acción humana se basa en un enfoque individualista o economicista de la noción de capital social. Es aquella que presupone que un individuo compartirá su propio capital con la intención de maximizarlo.19 Esta descripción simplista de las accio- nes y del capital social es, de acuerdo con Clark y Newman, característica de la “teoría de la elección pública”. Ambos autores observan que la “teo- ría de la elección pública” tiene una capacidad limitada para explicar pro- cesos de cambio y el impacto desigual. Es un reflejo del modelo under- socialised de la persona, en la cual las acciones (resultados) son vistas como respuesta directa a las presiones motivacionales (incentivos) que do- minan la teoría económica.20 17 Sergio A. Guzmán del Próo, “Los posgrados y la formación de recursos humanos”, La Jornada, 26 de julio de 2006, 3a. 18 Jean Francois Lyotard, The Postmodern Condition, translated by Geoff Bennington and Brian Massumi, Minneapolis, Minnesota, University of Minnesota Press, twelfth printing, 1999. 19 OECD, The Well-Being of Nations. The Role of Human and Social Capital, Paris, OECD, 2001, p. 40. 20 John Clarke y Janet Newman, The Managerial State, London, England, Sage, 1997. CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS, FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES, UNAM
  • 11. REFORMAS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN BÚSQUEDA DE LA EQUIDAD 105 La necesidad de un análisis de problemas estructurales A pesar de los esfuerzos por agrupar a todas las fuentes de gestión de la educación superior bajo una sola subsecretaría, Rubio Oca no podía con- trolar otras fuentes importantes de recursos. Una de ellas fueron los recur- sos para los programas de estímulos para los profesores controlados por la Secretaría de Hacienda, y los recursos extraordinarios controlados por el Congreso. Estas dos situaciones debilitaron el uso de acceso a recursos para motivar/obligar a las universidades a introducir las reformas. En el 2006, durante la Pacific Circle Consorcium Conference, un profe- sor de Zacatecas preguntó por qué los fondos federales para el programa de incentivos para el desarrollo de los maestros eran otorgados por el rec- tor de la Universidad de Zacatecas de manera completamente discrecio- nal y no de acuerdo con los indicadores establecidos en el PIFI.21 La res- puesta indicaba que aunque la SES mantuvo una guía general para el uso de tales fondos, su asignación todavía permanecía bajo la jurisdicción de cada rector. Sin embargo, las instituciones que distribuían los incentivos económicos a sus profesores violando flagrantemente los objetivos del PIFI, esperan un resultado poco favorable en la evaluación del PIFI, porque tales políti- cas seguramente se reflejarán de manera negativa en el conjunto del nivel de productividad académica en esas instituciones, al igual que otros indi- cadores directamente relacionados. De ahí el pobre desempeño y los bajos resultados del proyecto PIFI de Zacatecas. Al comparar datos provenientes de diferentes fuentes, se concluye que los esfuerzos para introducir un sistema objetivo de financiamiento a las IPES vinculado a la evaluación corren en paralelo con otras formas de controlar el acceso a los recursos federales, de corte más “tradicional”. El hecho de que los recursos para la productividad académica no están di- rectamente bajo el control de la SES , indica que ésta no contó con el apoyo del gobierno para cerrar el flujo de recursos discrecionales, los cua- les siguen siendo usados para apoyar prácticas clientelares. El presi- dente Fox no contaba con una mayoría en el Congreso, lo que hizo más difí- 21 La Universidad de Zacatecas se caracteriza por un contexto de desigualdad y bajos ni- veles de eficiencia administrativa. En estadísticas recientemente publicadas por el Consejo Na- cional de Población (CONAPO) sobre la distribución de la riqueza, los estados de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Zacatecas tenían en 1995 los mayores niveles de desigualdad, aunque en años recientes este último ha sido reemplazado por Querétaro como uno de los cuatro estados con mayor nivel de desigualdad (Martínez, 2006). Un artículo reciente sobre los resultados ne- gativos de la descentralización de la educación básica argumenta que únicamente en esos es- tados en donde la consolidación de un sistema educativo ya había comenzado, la descentra- lización ha traído ventajas, pero en otros estados simplemente ha transferido problemas sin los medios para resolverlos, como puede verse en Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Michoacán y Za- catecas (Poy Solano, 2006). ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚMS. 10, 11, 12. NOVENA ÉPOCA, ENERO-DICIEMBRE, 2007
  • 12. 106 LINDA RUSELL / JOSÉ A. ABUD cil alcanzar el objetivo. La decisión del Congreso de la Unión de incrementar el subsidio por arriba de lo acordado por la administración de Fox, tuvo como consecuencia que las IPES podían apelar directamente al Con- greso para incrementar su presupuesto, y la Corte Suprema de Justicia de la Nación aún no ha dictaminado sobre este asunto.22 Entonces, a pesar de que el PIFI demanda un proceso de planeación congruente e integrado por parte de los universidades, enfrenta todavía tres problemas principales: la transición hacia un sistema más objetivo de financiamiento se ve debilitada por la continuación de sistemas dis- crecionales de financiamiento; existe aún una brecha amplia entre IPES que han logrado implementar el nuevo modelo y aquellas que no lo han conseguido; y finalmente el modelo integral genera, de manera inadver- tida, presión sobre instituciones para simular algunos resultados y poder salvar otros, dando pie así a la continuación de una cultura de la simulación que corre en paralelo con otra de la evaluación. Se podría argumentar que la solución es buscar cancelar las fuentes discrecionales de la distribución de recursos, para que no quede otra op- ción a las IPES que introducir el nuevo modelo para obtener recursos adi- cionales. Sin embargo, esta estrategia finalmente enfrenta a la estructura federal de la nación, fortalecida por las políticas de descentralización du- rante el mismo periodo. Una alternativa es profundizar el análisis del impacto de las reformas conociendo mejor tanto las razones de su éxito como lo contrario. Preten- demos aportar a este debate comentando brevemente algunos aspectos de los resultados de una investigación del impacto de estrategias de ges- tión de rendimiento en tres universidades públicas.23 Análisis comparativo de tres estudios de caso Los estudios de caso fueron desarrollados en la Universidad Autónoma Me- tropolitana (UAM), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Autónoma de Campeche (UAC). Las dos últimas son uni- versidades que datan de la Colonia y están organizadas bajo el esquema de facultades y centros de investigación, mientras la UAM es una universi- dad creada en la década de 1970 y está organizada en departamentos. La UNAM y la UAM están ubicadas en el Distrito Federal y la UAC es una uni- versidad de provincia. 22 Humberto Muñoz García, “Políticas para desarrollar la Educación Superior Pública”, vol. 5, Cuadernos del Seminario de Educación Superior de la UNAM, Mexico, UNAM/Miguel Angel Porrúa, 2006, p. 8. 23 Linda Russell, The impact of international tertiary education policy on social capital in universities: a comparative case study of three state universities in México, Tesis Doctoral, Lon- dres, Universidad de Londres, Instituto de Educación, 2007. CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS, FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES, UNAM
  • 13. REFORMAS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN BÚSQUEDA DE LA EQUIDAD 107 A continuación hacemos un resumen de los resultados de la investi- gación. 24 Un objetivo principal del programa de reformas era introducir el princi- pio de financiamiento vinculado al rendimiento determinado por procesos de evaluación en relación a indicadores “objetivos”. Esto requería alejarse del manejo de prácticas basadas en decisiones discrecionales que a me- nudo obedecían a intereses tanto académicos como clientelares, avanzando hacia una cultura de la evaluación objetiva. Para entender el hábitat, o “cul- tura universitaria”, se requiere, de acuerdo con Bourdieu,25 reconocer las re- gularidades de las relaciones y las formas del capital, los cuales dan arran- que a un contexto específico. Detectar el factor determinante en juego en la cultura de las universidades estudiadas, es un primer paso para enten- der el grado hasta el cual estas culturas fueron transformadas por las polí- ticas de campos “externos”. En lo que sigue, la intención es resaltar esos factores predominantes por el método de análisis comparativo entre los tres estudios de caso. El impacto de modelos internacionales en contextos locales Tanto los modelos del Banco Mundial y el de la OCDE asumen ciertos con- ceptos de capital social en las universidades. La introducción de programas de incentivos individuales para profesores o a través del programa del SNI o en programas institucionales, siguió la política dictada por el Banco Mun- dial, mientras que el programa PROMEP promueve la formación de grupos de investigación propuesta por la OCDE, que se centra en la transferencia de conocimiento. Los datos revelan que estos planes tuvieron distintos im- pactos en cada contexto institucional. El impacto más relevante por el sentido positivo logrado por los esque- mas de incentivos a profesores tuvo lugar en el Instituto de Investigacio- nes Sociales de la UNAM , donde los investigadores cuentan con plazas de tiempo completo y donde prevalecen estructuras horizontales de rela- ciones (en condiciones de trabajo normal, la situación cambió durante las huelgas). En este contexto, los programas de incentivos introdujeron gra- dualmente una cultura de la evaluación, al tiempo que un elemento que asemejaba una carrera profesional, factor ausente en las actuales opcio- 24 Resumimos los resultados del estudio comparativo, el cual se basó en los resultados in- dividuales de cada estudio de caso. Las conclusiones aquí presentadas son abstraídas de dos aspectos principales de los estudios de caso: el análisis de la estructura organizativa de cada institución y las entrevistas con el personal académico, los cuales fueron citados de manera ex- tensiva en el trabajo original, pero por cuestiones de espacio no son incluidos en este artículo. 25 P. Bourdieu, The Logic of Practice, Cambridge, Polity Press, 1990, y P. Bourdieu, Prac- tical Reason, Cambridge, Polity Press, 1998. ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚMS. 10, 11, 12. NOVENA ÉPOCA, ENERO-DICIEMBRE, 2007
  • 14. 108 LINDA RUSELL / JOSÉ A. ABUD nes de promoción. Sin embargo, también se consideró que los proyectos resultaron en altos niveles de estrés personal y la recompensa fue un in- greso inseguro, lo cual podía evitarse si se desarrollaba un programa de promoción coherente. Por otro lado, estrategias para promover investigacio- nes colaborativas tenían una inclinación a encaminar respuestas simula- das, aunque en los casos donde ya existían estas prácticas, las estrategias mostraban ser de gran soporte. En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, el impacto de los programas de incentivos fue bajo, dado que el personal de tiempo completo no contaba siempre con espacio de oficina, acceso a compu- tadoras, o soporte financiero para conferencias, así que con frecuencia los productos de investigación eran pocos, aunque el tiempo dedicado a en- señar era alto. Por consiguiente, se consideró que los programas de incen- tivos fueron diseñados para los institutos y tenían poco que ofrecer a las facultades, debido a que recompensaron mayormente a la investigación y subvaloraron la docencia. En la UAM, la reforma del programa fue considerada impuesta desde arriba por administrativos con poco entendimiento de la vida académica profesional, y se consideró que subvaloraba el perfil profesional del per- sonal académico. Los programas de incentivos fueron considerados un ejer- cicio burocrático y financiero, el cual socavó la incipiente evolución hacia un ambiente colegiado en el departamento. La promoción de proyectos cola- borativos, uniéndolos al financiamiento, fue también considerado tan sólo como otra faceta en la imposición de políticas desde arriba. En la UAC, el programa de reformas fue considerado paralelo a la rea- lidad local basada en estructuras clientelares. Estrategias particulares del programa, tales como los incentivos para el desempeño de los profeso- res, habían sido adaptadas a esta realidad local, y la asignación de estos recursos involucró abiertamente prácticas clientelares. El programa PRO- MEP había resistido esta forma de adaptación debido al hecho de que los procedimientos de evaluación eran externos. Sin embargo, la decisión de colaborar en el grupo de investigación en un campo académico, en vez de formar un grupo según las preferencias del director, se consideró un cues- tionamiento directo a la autoridad y también como identificación con un “grupo de interés”. De ahí, parecería que las estrategias para motivar la evolución hacia una cultura de objetivos de evaluación, fueron más exitosos en el Instituto de la UNAM, donde las condiciones contractuales son homogéneas, las rela- ciones horizontales y colegiadas y se disfruta de un relativo nivel de auto- nomía dentro del Instituto. Mientras la UAM compartió el mismo nivel de condiciones contractuales homogéneas entre el personal de tiempo com- pleto, las otras condiciones no se disfrutaron, y la UAC no se benefició de estas condiciones. La UNAM practicaba procedimientos cualitativos de CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS, FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES, UNAM
  • 15. REFORMAS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN BÚSQUEDA DE LA EQUIDAD 109 evaluación, la UAM procedimientos cuantitativos y en la UAC la distinción fue irrelevante porque todos los procedimientos fueron considerados una simulación. Este último factor sugiere que existen brechas cualitativas en- tre las culturas de la UNAM, la UAM y la UAC, y es necesario entender la naturaleza de esta brecha. Distinguiendo factores comunes entre contextos distintos El impacto distinto de las estrategias de gestión de rendimiento en cada universidad fue relacionado al debate del beneficio de evaluación transpa- rente o discrecional. En la UAM, un modelo de evaluación transparente fue defendido por el personal académico, en comparación a lo que ellos con- sideraban procedimientos de evaluación en la UNAM, discrecionales, casi oscuros. Sin embargo, eran conscientes que la transparencia se logró al costo de procedimientos de evaluación cuantitativos que subvaloran el perfil profesional del personal académico Al inicio parece una situación de zero-sum, o hay evaluación cualitativa y el riesgo de decisiones discrecionales, oscuras; o hay evaluación cuanti- tativa con procedimientos transparentes pero degradantes. Sin embargo, adicional al asunto de la transparencia surgió una cuestión de legitimidad: se cuestionó la legitimidad de la comisión dictaminadora. La garantía de la imparcialidad de la comisión en la UAM se basa en el hecho de que sus miembros provienen de los cuatro unidades que con- forman la UAM; sin embargo, fue considerado que además era necesario un método cuantitativo para asegurar que intereses clientelares no per- mearan el proceso. No obstante, al mismo tiempo que el personal acadé- mico defendía el proceso cuantitativo, lamentaba el hecho de que los miem- bros del comité no fueran sus pares. El hecho de que la evaluación en la UAM sea un proceso cada vez más cuantitativo tiene como consecuencia que los académicos de mayor prestigio participan cada vez menos en el proceso. En la UNAM, la evaluación de los programas de incentivos está basada en criterios y procesos que son cualitativos, y los académicos más presti- giados participan en los comités de evaluación. Existe una confianza inicial en lo justo más que en lo transparente de los procedimientos, porque la imparcialidad de los comités está generalmente aceptada dado el presti- gio científico de sus miembros. También el sistema de reclamos para situa- ciones donde se pensó que existió presión externa, fue considerado justo aunque no eficiente. El sistema no es considerado transparente en el caso de promociones, dado que no existe un reglamento claro; sin embargo, debi- do a la participación de personal académico con prestigio científico, se con- sidera legítimo. El sistema recibió críticas por parte de los miembros de la ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚMS. 10, 11, 12. NOVENA ÉPOCA, ENERO-DICIEMBRE, 2007
  • 16. 110 LINDA RUSELL / JOSÉ A. ABAD Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, pero no por el proceso de eva- luación, sino por considerar que los criterios de evaluación fueron a favor de la investigación y no valoraban la enseñanza. En consecuencia, el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM consideró que la evolución de la cultura de la Universidad hacia una cultura de la evaluación avanzaba; igual que en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, aunque su avance era considerado más lento. En la UAM, las personas entrevistadas en general consideraban el proceso de menos- preciar su perfil profesional, y que la situación estaba degenerando por ser cada vez más cuantitativa y cada vez contar con menos participación de científicos de prestigio. En la UAC, los procedimientos de evaluación fueron considerados arbitrarios, los resultados no despertaron confianza sino todo lo contrario y lo degradante de los resultados dio lugar, entre los académicos, al mote de “carrera indecente” para referirse a la “carrera docente”. La confianza en la imparcialidad de las decisiones discrecionales del comité de evaluación en la UNAM, y como consecuencia de su legitimi- dad, dependía del prestigio científico de los miembros de su comité. En la UAM, el prestigio científico estaba siendo socavado por el discurso de transparencia impuesto por la SES. En la UAC , prestigio político y social tienen más influencia que prestigio científico, con el resultado de que las decisiones discrecionales no tienen ninguna legitimidad. Una relación clave que surge aquí es entre prestigio científico y poder universitario. Como comenta Larissa Adler,26 en la UNAM, durante el siglo anterior, el camino de la promoción de investigadores con prestigio había sido la obtención de los puestos de dirección en la Universidad. Aunque a este proceso no le faltaban sus consecuencias negativas, una positiva fue que el prestigio científico se ligó al poder universitario. También, ser miem- bro de un comité de selección, evaluación o promoción en la UNAM es un reconocimiento del perfil académico. Como observó Bourdieu,27 tales co- mités juegan un rol clave en el mantenimiento del status quo en la uni- ver-sidad a través de la reproducción del capital social de la universidad según los criterios del grupo con más poder universitario. En la UAC, los miembros de los comités fueron en general gente de confianza del Rector en turno. En la UAM cada vez menos fueron profesores con prestigio. En resumen, el éxito del programa de reformas en la introducción de una cultura de la evaluación basado en criterios “objetivos”, parecía depender en parte del vínculo construido entre el capital científico y universitario en 26 Adler Lomnitz, L., Redes sociales, cultura y poder. Ensayos de antropología latinoameri- cana (2001 ed.), México, FLACSO, 1994. 27 P. Bourdieu, Homo Academicus (P. Collier, Trans.), Stanford, California, Stanford Uni- versity Press, 1988. CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS, FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES, UNAM
  • 17. REFORMAS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN BÚSQUEDA DE LA EQUIDAD 111 la evolución de una cultura universitaria, lo cual lograba sostener la legi- timidad de una evaluación discrecional de pares. Estos resultados distintos y los factores principales involucrados están representados en la figura 1, que aparece en la página siguiente. La figura representa los varios campos relacionados con el campo universitario. El campo universitario es atravesado por dos ejes: uno indica el tipo de rela- ción que predomina: relaciones de colaboración o relaciones individua- les competitivas. El otro es el eje del capital universitario ligado al capital científico: alto o bajo. La posición de una universidad hacia el centro del campo universitario indica un alto nivel de autonomía, y hacia la periferia del campo, un bajo nivel de autonomía. En la parte superior, el lado derecho del campo universitario está más cercano al campo de políticas de la OC- DE, y el de la izquierda, el campo de las políticas del Banco Mundial. El lado derecho inferior está relacionado con el campo de políticas naciona- les y el izquierdo con políticas locales. La falta de autonomía de la UAM en relación a las políticas de la SES tiene como resultado que el alto nivel de capital científico y la autonomía individual en la UAM no está relacionada con el capital universitario. A su vez, el capital universitario está ligado al capital burocrático, que es conti- nuo con el campo de las políticas nacionales de la educación superior. Esta situación está representada en la posición de la UNAM a la derecha del campo universitario. En el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM , un nivel alto de capital científico y autonomía individual está combinado con capital univer- sitario, resultando en relaciones horizontales de colaboración (debido a ello, el Instituto está posicionado dentro del campo universitario, aunque ligado al campo de políticas nacionales y al campo de la sociedad del conocimiento). La posición de la Facultad de Ciencias Políticas y Socia- les indica cómo el bajo capital científico y la autonomía individual en ge- neral, mantienen una autonomía baja en relación al campo de la política nacional. La autonomía peculiar que la UAC mantenía con relación a las políticas de la SES, en el sentido que el programa de reformas se mantuvo para- lelo a la agenda local de la institución, fue resultado de su falta total de autonomía de las formas clientelares locales de capital político. El nivel de autonomía de las instituciones también dependía del con- texto legal y la naturaleza de las normas de la comunidad.28 En la UNAM, tanto las normas tácitas como el marco legal de la Junta de Gobierno sustentaban una autonomía relativa pero crucial de la universidad en re- lación a los otros campos. De esta manera, las normas de la comunidad 28 S. Bowles & H. Gintis, Social Capital and Community Governance. Unpublished ma- nuscript, Amherst, University of Massachusetts, 2001. ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚMS. 10, 11, 12. NOVENA ÉPOCA, ENERO-DICIEMBRE, 2007
  • 18. 112 LINDA RUSELL / JOSÉ A. ABUD FIGURA 1 Campo Mercado internacional de global g políticas de educación superior: OCDE Campo internacional de políticas de educación superior: Banco Mundial Campo nacional de políticas de educación superior: Alto nivel científico, Autonomía alto % de bajo plazas UAM Instituto Campo UNAM universitario Autonomía Autonomía Relaciones Relaciones social alta alto individuales horizontales capital p competitativos colaborativos Capital universitario Facultad UNAM UAC Capital científico bajo, bajo % de plazas Campo Campo político politico nacional local CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS, FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES, UNAM
  • 19. REFORMAS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN BÚSQUEDA DE LA EQUIDAD 113 fueron desarrolladas para crear, durante un periodo muy largo, un ethos institucional, que a su vez refuerza la autonomía universitaria, protegiendo a la institución del impacto directo de cambios de políticas a nivel nacio- nal e internacional. Como consecuencia, la universidad adquirió una cierta libertad para adoptar y adaptar políticas nacionales e internacionales de acuerdo con sus necesidades de desarrollo. Conclusiones El programa de reformas de la educación superior combina tanto el mo- delo del Banco Mundial como el de la OCDE, con el objetivo de introducir una cultura de la evaluación objetiva del rendimiento, como parte esencial de la búsqueda de la calidad. Desde 2000 a 2006 este programa ha sido desarrollado hacia un modelo altamente sofisticado y complejo de planea- ción estratégica y de evaluación. Sin embargo, desde su inicio con la admi- nistración de Carlos Salinas de Gortari, este programa fue acompañado por estrategias que ligaban el rendimiento al acceso a recursos. Como con- secuencia, es claro que aunque el programa de reformas buscaba un cam- bio de objetivos hacia una cultura de la evaluación objetiva, al mismo tiempo una continuidad en prácticas políticas ha sido establecida a través del uso incesante de la distribución de recursos como un medio de cooptación y re- forzamiento de un control centralizado. Bourdieu ha descrito cómo las formas clientelares del capital forman par- te de una economía simbólica para el intercambio de recursos y puede co- existir con una economía del mercado. En México, esta coexistencia ha sido apuntalada hasta el final del siglo anterior por un simbolismo nacio- nal posrevolucionario. Sin embargo, una forma nueva de clientelismo neo- liberal surgió hacia el final del siglo, más impersonal, ya no simbólico, pero todavía buscando el control social, usando una nueva estrategia del cua- si-mercado de la competitividad para recursos del Estado. La UAC puede ser considerada como un ejemplo del predominio de una economía de capitales simbólicos, en la UAM predominaba una economía del capital más neoliberal. La UNAM fue la única institución que había desarrollado su propia cultura institucional que procuraba un cierto nivel de autonomía y una sinergia productiva con el contexto político nacional, a pesar de la huelga al final del siglo XX. Como consecuencia, la investigación indica que la introducción de las necesarias prácticas de planeación estratégica a partir de la autoevalua- ción, y la determinación de criterios objetivos para la distribución de recur- sos, es un reto altamente complejo en México debido a las condiciones di- versas de la evolución de las IPES. Como consecuencia, los resultados heterogéneos de la introducción de este programa se deben a una pro- ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚMS. 10, 11, 12. NOVENA ÉPOCA, ENERO-DICIEMBRE, 2007
  • 20. 114 LINDA RUSELL / JOSÉ A. ABUD blemática que va más allá de “la falta de motivación” y “la resistencia al cambio”, según lo indicado por el documento de ANUIES. Al contrario, lo que está involucrado es la sustitución de un sistema socio-político sim- bólico por otro basado no solamente en criterios objetivos sino en procedi- mientos percibidos como legítimos. La legitimidad de los procedimientos está basada en el vínculo entre dos factores: poder universitario y prestigio científico. La posibilidad de vincular estos dos factores requiere un cierto nivel de autonomía universitaria y su éxito logrará fortalecer la misma autonomía. En aquellos espacios donde el capital científico se encontraba ligado al capital universitario, los proce- dimientos universitarios tenían la tendencia de ser menos jerárquicos, más cualitativos y considerados legítimos. Donde el capital científico fue sepa- rado del capital universitario, las decisiones no fueron consideradas legíti- mas y el discurso de transparencia basado en la evaluación cuantitativa fue adoptado con la consecuencia negativa de degradar la profesión aca- démica y debilitar a la comunidad institucional. Donde el capital científico era bajo y el campo universitario era continuo con el campo de la política local, ni siquiera los procedimientos de evaluación cuantitativa fueron conside- rados transparentes, sino meramente una máscara detrás de la cual la reali- dad de intereses clientelares se mantuvo dominante. En este sentido, los resultados de la investigación respaldan las reco- mendaciones del informe de la OCDE en 200629 para extender y fortalecer el programa de PROMEP . Consideramos que éste debe ser contemplado no sólo en su modalidad de provisión de becas para la planta académica que realice estudios de posgrado, sino también en la provisión de recursos y apoyo de un sistema imparcial de desarrollo profesional para los que se incorporen al finalizar estudios de posgrado, medidas todas que incre- mentan el capital científico. El PROMEP permite a los cuerpos académicos desarrollarse con cierta autonomía de las políticas institucionales; en con- secuencia, se necesita apoyar a los cuerpos consolidados y a aquellos en formación que muestran evidencias de tener trabajo colegiado. Estos resultados indican que no solamente el nivel de heterogeneidad tanto al interior como entre las IPES es razón para rechazar el vínculo del programa de reformas con el acceso a recursos, porque esta relación puede, también, reforzar prácticas clientelares tradicionales. Los resulta- dos apoyan la necesidad de una investigación extensa de los contextos en los cuales el programa de reformas ha sido introducido con éxito, como también de los contextos de fracaso. Si el objetivo es reducir la inequidad en la sociedad a través de la provisión de oportunidades de cali- dad para todos a través del acceso a la educación superior, se debe evi- tar a todo costo un sistema de universidades públicas de dos niveles. 29 SEP, “OECD Thematic Review of Tertiary Education, Background Report for Mexico”, www.oecd.org/edu/tertiary/review, México, Secretaría de Educación Pública, 2006. CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS, FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES, UNAM