Este documento resume la poesía española de posguerra dividida en tres etapas: poesía existencial (1940-1950), poesía social (1950-1960) y la promoción poética de los años 60. En cada etapa se mencionan los principales autores y características de sus obras, así como ejemplos de poemas representativos.
TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...
Poesia De Posguerra Y Novisimos
1. Poesía de posguerra Arturo Linares Muñiz Joaquín López García Marcos Fernández Sante José Manuel Ventoso Picos
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5. Insomnio Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres(según las últimas estadísticas). A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en que hace 45 años que me pudro, y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna. Y paso varias horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla. Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma, por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid, por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo. Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre? ¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?
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12. En el principio: Blas de Otero Si he perdido la vida, el tiempo, todo lo que tiré, como un anillo, al agua, si he perdido la voz en la maleza, me queda la palabra. Si he sufrido la sed, el hambre, todo lo que era mío y resultó ser nada, si he segado las sombras en silencio, me queda la palabra. Si abrí los labios para ver el rostro puro y terrible de mi patria, si abrí los labios hasta desgarrármelos, me queda la palabra.
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17. Autobiografía: José Agustín Goytisolo Cuando yo era pequeño estaba siempre triste y mi padre decía mirándome y moviendo la cabeza: hijo mío no sirves para nada. Después me fui al colegio con pan y con adioses pero me acompañaba la tristeza. El maestro graznó: pequeño niño no sirves para nada. Vino luego la guerra la muerte -yo la vi- y cuando hubo pasado y todos la olvidaron yo triste seguí oyendo: no sirves para nada. Y cuando me pusieron los pantalones largos la tristeza en seguida cambió de pantalones. Mis amigos dijeron: no sirves para nada. En la calle en las aulas odiando y aprendiendo la injusticia y sus leyes me perseguía siempre la triste cantinela: no sirves para nada. De tristeza en tristeza caí por los peldaños de la vida. Y un día la muchacha que amo me dijo y era alegre: no sirves para nada. Ahora vivo con ella voy limpio y bien peinado. Tenemos una niña a la que a veces digo también con alegría: no sirves para nada