William James señala que la mayoría de las personas viven física, intelectual o moralmente en un círculo muy restringido de su potencial, utilizando sólo una pequeña porción de su conciencia posible, de la misma forma que si un hombre usara sólo su dedo meñique en lugar de todo su organismo. James afirma que todos tenemos reservas de vida de las que ni siquiera somos conscientes y que podemos explorar.