patologia de robbins capitulo 4 Lesion celular.pdf
Roles de genero, sexualidad, ciencia i valores.
1. ROLES DE GENERO, SEXUALIDAD, CIENCIA Y VALORES
INTRODUCCION
El objetivo del presente trabajo es investigar y esclarecer uno de los puntos centrales
sobre el cual ha girado nuestras discusiones en clase de género y sociedad. Este punto
central, según mi opinión, es determinar si existe un comportamiento típicamente
femenino y masculino desde una óptica biológica o naturalizada que se de, de una
manera innata y universal, o si por lo contrario no se pueda hablar de unas tipologías
naturales, sino que estos conceptos respondan a categorías establecidas culturalmente
por la tradición.
En definitiva dilucidar si las categorías del comportamiento masculino y femenino son
necesarios o contingentes.
Con la intención de responder estos problemas me he centrado en las explicaciones que
da la ciencia a los comportamientos que no responden a la regla general que social, o
naturalmente clasificaríamos como típicas, y estas son: la homosexualidad y los estadios
intersexuales, donde la línea entre lo masculino y lo femenino se desdibuja. Y es en este
punto de confusión donde espero encontrar las respuestas a los problemas antes
planteados; Además desde una perspectiva de la filosofía de la ciencia intentaré mostrar
si las explicaciones científicas son neutrales o sí, al contrario, presentan valores
culturales o intereses determinados a la hora de dar ciertas explicaciones sobre esta
problemática.
MODELO HORMONAL LINEAL VS MODELO SELECCIONISTA
En función de estos dos modelos, extraídos de la explicación de Helen E. Longino en
feminismo y filosofía de la ciencia, estructuraré las diferentes explicaciones que se dan
sobre el comportamiento homosexual y por extensión los estereotipos acerca de los
géneros.
El modelo hormonal lineal sostiene un determinismo biológico, o sea que el
comportamiento sexual viene determinado por la influencia de las hormonas gonadales
que a la vez que inician y dirigen el desarrollo de órganos reproductores diferenciados,
también programan, u “organizan”, al cerebro de tal modo que los individuos de sexos .
diferentes responderán a los estímulos de ciertas maneras características de su sexo, en
cambio, el modelo seleccionista, defiende que la conectividad sinaptica funcional se
selecciona en respuesta a instrucciones hormonales o genéticas; más bien se auto-
organiza. Una de las implicaciones de este enfoque es que muchas de las características
de personalidad, cognición, etc., no están preinstaladas en el cerebro antes del
nacimiento debido a algún programa hormonal o de otro tipo, sino que se desarrollan al
mismo tiempo que el individuo madura.
Según estos dos modelos clasificaré las diferentes teorías estudiadas en este trabajo:
1. El modelo hormonal lineal contendría: Dr. Gunter Dörner, Dr. Milton Diamond y
Simón Levay.
2. El modelo seleccionista: Amparo Gómez, Inmaculada Perdomo, Hugo Liaño y Juan
Carlos Jorge Rivera.
Las hipótesis defendidas por estos autores los expondré más adelante, y ahora explicaré
conceptos básicos que ayudarán a entender con más claridad las posteriores
explicaciones.
2. PERIODOS CRITICOS DEL DESARROLLO DE LAS CONDUCTAS SEXUALES
Para empezar debemos aclarar que entendemos por conductas sexuales; dentro de las
conductas sexuales debemos distinguir dos acepciones:
a) Conductas sexuales biológicas: Estas emanan del sistema nervioso y sus patrones
primordiales están impresas en la carga genética de las especies. Se dan de forma
automática y son primarias.
b) Conductas sexuales psicológicas: Estas son las que expresan el comportamiento
emocional o anímico de los seres humanos, a través de una sucesión de actos
intencionados.
Una vez aclarada esta distinción, debemos preguntarnos sobre el surgimiento de estos
comportamientos, la respuesta nos la dará el médico neurólogo Hugo Liaño desde su
obra cerebro de hombre, cerebro de mujer; donde nos explica que 1
“Desde el momento
de la concepción y durante la fase de embrión, los machos y las hembras son
aparentemente idénticos, salvo porque en las células de una hembra hay dos
cromosomas X y las de un macho contienen un cromosoma sexual X y otro Y.
El cromosoma Y determina la producción del antígeno H-Y. Este antígeno induce la
formación de testículos a partir de las gónadas o glándulas sexuales, que hasta entonces
no se habían diferenciado.
En ausencia de antígeno H-Y o de su receptor gonadal específico, la glándula sexual o
gónada embrionaria evoluciona hacia su transformación en ovarios.
Si existen testículos, hacia las semanas 7ª u 8ª después de la concepción comenzarán a
producir una hormona llamada testosterona, que es el principal andrógeno hormonal.
En presencia de andrógenos fetales se diferenciarán los órganos externos e internos
masculinos. En su ausencia se formarán los órganos sexuales femeninos.
Como resultado de las tasas de hormonas sexuales en ciertas fases anteriores al
nacimiento o inmediatamente posteriores al mismo, aparecen los sexo-dimorfismos del
cerebro, es decir, diferencias en la forma, tamaño o composición de porciones del
cerebro dependiendo de que el sexo sea femenino o masculino. En consecuencia, estas
distinciones morfológicas en el volumen de algunas zonas nerviosas y en la cuantía de
sus células y de sus conexiones suelen llevar a que también aparezcan diferencias entre
los sexos, en funciones, conductas y capacidades”.
DIMORFISMO SEXUAL
Con la intención de explicar este concepto, me remito a la información más actual que
he podido hallar; esta actualización data de septiembre de 1998 y nos explica las últimas
investigaciones sobre este tema.
2
“Dimorfismo sexual se refiere principalmente a diferencias en el tamaño sin embargo,
se pueden deber a diferencias en el volumen o área que el núcleo ocupe, así como a
diferencias en el número de células (o densidad) del núcleo.
Estas diferencias neuroanatómicas se asocian a:
1) sexo (macho o hembra)
2) preferecnica sexual (homo-sexual o heterosexual)
3) transexualismo (identidad de género correspondiente al sexo opuesto)
4) patrones de juego durante la infancia
5) la propensión hacia la agresión física
1
Liaño, Hugo (1998): cerebro de hombre, cerebro de mujer, sinequanom, pp 44-45, Barcelona
2
Jorge-Rivera, Juan Carlos (1998): Ciencia al dia, http://www.Ciencia.cl/Ciencia AlDia/volumen
1/numero 2/articulos/articulo 4.html
3. 6) características cognitivas relacionadas con el lenguaje y las habilidades visvo-
especiales.
La mayoría de las regiones sexualmente dimórficas del cerebro pertenecen al sistema
límbico (Dulce Madeira y Lieberman, 1995). Este sistema también es conocido como el
“cerebro primitivo” ya que emerge desde bien temprano en la escala evolutiva. Se le
considera un “sistema” ya que los circuitos o núcleos que lo componen están altamente
interconectados entre sí de manera que la actividad eléctrica y química de un núcleo
puede influenciar la actividad de otro núcleo.
No resulta sorprendente que la mayoría de los circuitos dimórficos del cerebro sean
parte o estén íntimamente relacionados con el hipotálamo.
El hipotálamo, entre otras funciones, regula las hormonas y representa una interfase
anatómica y funcional entre el sistema nervioso y el sistema endocrino.
De hecho, la mayor concentración de receptores de hormonas sexuales (andrógenos,
estrógenos, y progesteronas) del cerebro se encuentran en el hipotálamo (revisado en
Pfaff y Schwartz-Giblin, 1988). El hipotálamo tradicionalmente se conoce como el
centro ejecutivo de funciones homeostáticas del cuerpo. En adición al control de
hormonas (sexuales y no sexuales), el hipotálamo regular patrones de hambre, sed,
sueño, temperatura del cuerpo, y conducta sexual.
Como es de imaginar, la estructura del hipotálamo es compleja tanto en términos
neuroanatómicos como neuroquímicos. Este se puede subdividir en 4 regiones y en más
de 25 núcleos de acuerdo a criterios anatómicos y funcionales. Los núcleos dimórficos
que se describen en este artículo incluyen: el área preóptica, el núcleo ventromedial, el
núcleo supraquiasmático (todos éstos son subdivisiones del hipotálamo), la amígdala, y
la stria terminalis.
1. Area preóptica (APO). Su nombre varía según la especie, en ratas se llama APO y
en hombres Núcleo Intesticial del Hipotálamo Anterior (NIHA-1).
Se ha determinado que en el NIHA-1 los hombres poseen dos veces más células que las
mujeres adultas.
En cambio al nacer tanto niños como niñas poseen el mismo número de células que esta
aumenta exponencialmente hasta los 4-5 años de edad.
La cantidad de células permanece hasta la pubertad pero en el caso de las niñas un gran
porcentaje de las muertas. Por tanto, el dimorfismo sexual del APO en humanos no es
aparente hasta la pubertad.
Los experimentos llevados a cabo con animales nos muestra que si se destruye el APO,
las ratas machos no expresan conducta sexual en presencia de una hembra receptiva.
En macacos el APO esta relacionado con:
a) Iniciación del acto sexual
b) Erección del pene
c) Periodo refrectario después del acto.
2. Núcleo ventromedial del hipotálamo (NVM). En el NVM el dimorfismo sexual
(DS) no se debe diferenciar en tamaño o densidad del núcleo sino a la complejidad
estructural de las neuronas.
En el NVM, la densidad sinaptica es mayor en machos que en hembras. El número de
contactos sinópticos en la rata hembra varía a través del ciclo de estrus (equivalente al
ciclo menstrual). Por tanto, el DS del NVM esta claramente controlada por las
hormonas sexuales.
3. Núcleo supraquiasmatico (NSQ). Se ha encontrado que el NSQ difiere en forma
entre hombres y mujeres; esférica en hombres y ablongado en mujeres.
4. Además existe una diferencia clara en términos de volumen y el número de células del
NSQ entre hombres heterosexuales y homosexuales (el volumen y el número de
neuronas es el doble en el NSQ de homosexuales en comparación con el de
heterosexuales).
La neuroquímica también difiere : el NSQ de homosexuales contiene el doble de
neuronas inmunoreactivas a vasopresina en comparación con heterosexuales.
En roedores de la pradera se ha demostrado que la vasopresina media conductas
asociadas a la reproducción: agresividad, territorialidad, monogamia y conducta
paternal.
4. Amígdala. La amígdala medial es 85% mayor en volumen en hombres que en la s
mujeres. La amígdala es considerada como el centro de emociones, y regulador de
reacciones de agresividad, miedo y ansiedad. Recientemente se ha demostrado que
en humanos la amígdala esta asociada con aprendizaje emocional y conducta social.
La amígdala también juega un rol importante en conducta sexual.
5. Stria terminalis (ST). La porción base de la ST (BNST) es 97% más grande en
volumen en hombres que en mujeres.
En ratas, lesión del BNST altera la secuencia de copulación en machos, es decir, los
machos aumentan la cantidad de penetraciones antes de lograr eyaculación y en casos
severos, no logran eyaculación a pesar de que otros aspectos del repertorio sexual
aparecen inalterados.
En humanos, se desconoce que rol juega el BNST en conductas sexuales, zhau y
colaboradores (1996) encontraron el BNST típico de mujeres en transexuales que
cambiaron de sexo de hombre a mujer. Es impresionante que este dimorfismo con
relación a identidad de género no fue influenciado por tratamiento hormonal durante la
adultez, y tampoco correlaciona con la preferencia sexual de los sujetos. Este es el
primer estudio que reporta una estructura dimórfica del sexo femenino en individuos
geneticamente del sexo masculino.
Observando estas diferencias estructurales y sus consecuencias he podido observar que
respecto a las conductas sexo-diferentes (4/, 5/, 6/) que vendrían explicadas por la
lateralización, hay un consenso en el mundo científico. En cambio respecto a las
conductas de orientación sexual (21, 31) es donde surge el conflicto explicativo.
Este hecho se puede explicar debido a que en nuestra sociedad occidental los roles
femeninos y masculinos están fuertemente interiorizados y estereotipados, por tanto las
diferencias entre diferentes capacidades cognitivas no se cuestionan debido a que el
detractor feminista habría aceptado el modelo del eterno femenino y masculino
(igualdad a partir de la diferencia). En cambio, respecto a la orientación sexual nuestra
sociedad parece haber entrado en una etapa de revisión de este precepto. Y es, por tanto,
en esta área dónde se dejan ver los intereses que defienden las grupos enfrentados
alrededor de la normalidad o anormalidad de la homosexualidad.
PRINCIPIOS DE LA FEMENEIDAD
Los estudios sobre estos comportamientos “atípicos” se han centrado sobre la
homosexualidad masculina debido a que se ha detectado que la homosexualidad se da
con más frecuencia en varones que en mujeres, ¿cómo se explica este hecho?.
Según la teoría hormonal, los hombres tienen que pasar a través de un proceso para
cambiar sus cerebros a partir del patrón femenino natural presente en todos nosotros a
partir de las primeras semanas de gestación, cualquiera que sea nuestro eventual sexo;
5. los cerebros de ellos tienen que ser bañados en hormonas masculinas extra y
reestructuradas; Así que en el proceso de reconstrucción, la posibilidad de que haya
errores es mucho más grande que en la mujer, que no necesita de ninguna
reconstrucción del cerebro.
Esta hipótesis del principio de femineidad se apoya sobre los experimentos realizados
en los años 40 que mostraban que si se retiran los testículos del embrión masculino, este
desarrolla órganos femeninos, mientras que si se retiran los ovarios a un embrión
femenino, esto no impide que el feto desarrolle los demás órganos femeninos. Es decir,
que en el desarrollo predomina el principio femenino y que, a menos que se añada algo,
como el tejido testicular, lo que se va a desarrollar es la anatomía femenina.
Ahora pasaré a explicar las diferentes hipótesis que he investigado en función al modelo
que pertenezcan:
EJEMPLOS DEL MODELO HORMONAL LINEAL
Por la información que he podido encontrar, se observa que los defensores de este
modelo están situados más atrás en el tiempo. O sea, podría pensarse que este modelo
de explicación a caído en desuso.
Los defensores de este son:
1. Dr. Gunter Dörner: La teoría de este científico la he encontrado en el libro
“Brainsex” de Anne Moir y David Jessel publicado en 1991, dónde sostienen que la
homosexualidad masculina responde a un 10% del total de la población y en cambio
la homosexualidad femenina sólo a un 1%; por tanto es lógico que se centren en la
homosexualidad masculina cómo una desviación más frecuente y cómo objeto de
estudio más representativo.
Hay que matizar aquí que estos autores entienden el concepto de desviación sexual
como una función de la biología tan natural como la sexualidad ortodoxa.
Pasando ya a Gunter Dörner, decir de él que es un científico de Alemania del Este que
ha dedicado su vida a trabajar en la teoría que sostiene que la exposición a ciertos
humanos antes del nacimiento determina la inclinación sexual.
Afirma que un potencial futuro comportamiento homosexual puede ser detectado a
través de ammiocentesis.
Dörner incluso sostiene que con inyecciones prenatales la homosexualidad se puede
prevenir.
Este respetado pionero de la ciencia sexual utiliza como base empírica sus experimentos
con ratas para después extrapolar directamente sus resultados al comportamiento
humano.
Según Dörner la raíz de los comportamientos de genero se inicia cuando los
cromosomas instruyen al feto, alrededor de la sexta semana del embarazo, para que
desarrolle ovarios femeninos o testículos masculinos; los cuales por su parte, producen
hormonas gonadales que impregnarán al cerebro del embrión articulando, así, un
cableado neural que determinará si el futuro comportamiento del ser sea masculino o
femenino.
A través de la experimentación con ratas Dörner ha llegado a la conclusión de que la
masculinización del cerebro no se da de un solo golpe, sino que se da por etapas. Dörner
ha mostrado como el comportamiento puede ser modificado en las ratas macho con la
castración o con la inyección de hormonas femeninas, esta rata macho se sentirá atraída
a otras ratas machos y se comportará de manera femenina al ser montado por estos,
doblando las orejas y arqueando la espalda.
6. Pero el grado de feminidad en una rata macho depende críticamente de la etapa en la
cual haya sido castrada. Castrada pronto y sin hormonas masculinas para modificar su
desarrollo, el cerebro es más dado a mantener su patrón original, femenino. La
castración posterior conlleva, por lo tanto, un comportamiento menos femenino.
Según Dörner las etapas de masculinización del cerebro son tres:
1) Desarrollo de los centros sexuales: Con esta el cerebro inicia el trabajo de crear las
características físicas típicas del hombre o la mujer.
2) Desarrollo de los centros de apareamiento: Dörner los identifica en el hipotálamo
que, como ahora se sabe, esta configurado de diferente manera en hombre y
mujeres, y controla el comportamiento sexual en la vida adulta.
3) Desarrollo de los centros de rol de genero del cerebro: Estas subyacen en las redes
cerebrales que determinan nuestro comportamiento general (agresividad,
sociabilidad, individualismo, timidez, etc.); características que alcanzarán se
máxima expresión bajo la influencia hormonal de la pubertad.
Dörner cree que cada uno de estos centros puede ser trastocado independientemente en
cada una de las respectivas etapas del desarrollo, dependiento del momento en que se
haya dado el desequilibrio hormonal.
Lo bello de esta teoría es que explica como, por ejemplo, los obviamente hombres (con
identidad y comportamiento masculinos) pueden ser atraídos por parejas del mismo
sexo y en este caso, solo la segunda etapa ha sido trastocada. De la misma manera,
explica como algunos muchachos afeminados en su aspecto y comportamiento pueden,
sin embargo, mantener una firme preferencia heterosexual en sus preferencias de pareja;
sus centros sexuales y sus centros de rol de genero han sido hormonalmente alterados en
una etapa clave del desarrollo, pero durante el desarrollo de los centros de apareamiento
nada inconveniente ha ocurrido. En pocas palabras, explica porque no todos los
afeminados son homosexuales y no todos los homosexuales son afeminados.
Pero la pregunta principal es: ¿Porqué surgen estos desequilibrios hormonales?
De nuevo las primeras pistas vienen de las ratas. Es conocido que los altos niveles de
estrés de las madres gestantes reducen los niveles de hormonas masculinas en el útero.
Los experimentos han demostrado que cuando las ratas embarazadas son sometidas a
estrés severo, el macho resultante es atraído por otras ratas machos.
Extrapolando esta hipótesis a los humanos, Dörner encontró en 800 varones
homosexuales, que significativamente, más de ellos habían nacido durante la estresante
guerra y el primer período post-guerra, que durante los años anteriores y posteriores al
conflicto. De los cuales dos tercios de los varones homosexuales y sus madres reportan
experiencias de estrés maternal moderado o severo durante la etapa prenatal; con
factores como pérdidas muy sensibles, privaciones, despojo, bombardeos, violación o
ansiedad severa. Por otro lado, ninguna de las madres de hombres heterosexuales en una
muestra de control había sido víctima de estrés severo, y sólo el 10% experimentó estrés
moderado, durante el embarazo.
Respecto a los valores sociales o culturales que se pueden detectar en esta teoría, haré
notar como el lenguaje de Dörner nos muestra los juicios valorativos que este posee y
que determinan su teoría anteriormente expuesta.
Estos enunciados valorativos son los siguientes:
1) Los niveles de testosterona en los hombres homosexuales ciertamente son los
suficientemente altos como para hacerlos pensar y comportarse de manera
masculina. Por ejemplo, tienen el punto de vista del sexo poco romántico y
promiscuo que tiene la mayoría de los hombres heterosexuales. Al mismo tiempo
sus centros de apareamiento específicos son femeninos. De manera que tienen las
mismas conductas sexuales que otros hombres, pero canalizadas en una dirección
7. diferente, lo cual es en cierta medida la razón por la cual –al menos en los días
anteriores al SIDA- los varones homosexuales pudieran llegar a sumar por cientos
sus parejas sexuales a lo largo de la vida.
2) La minoría de los homosexuales son afeminados, y despliegan la arquetípica
conducta femenina. En estos hombres, los centros del comportamiento, al igual que
los centros de apareamiento, han sido feminizados. En sus relaciones con otras
personas muestran mucho más la atención y la ternura asociada a la mujer, al tiempo
que también muestran un menor interés por el sexo por el sexo mismo.
3) Las mujeres homosexuales parecen seguir el patrón femenino normal de desear
relaciones sociales satisfactorias. En las mujeres homosexuales, la natural hormona
femenina no sólo inhibe el impacto de la testosterona, sino que también actúa sobre
el mecanismo general del cerebro, predisponiéndolo más a la ternura, un atributo
típicamente femenino.
4) Homosexual o heterosexual, hombre o mujer, “entre los hombres a veces el sexo
termina en intimidad; en las mujeres a veces la intimidad termina en sexo”.
5) El indicador más claro de si alguien será homosexual o no, es la manera en que se
comporta durante su infancia: niños tímidos, retraídos y nada agresivos o atléticos, o
niñas rudas y activas. Ya que, aunque el hipotálamo aún no ha sido impactado por
las hormonas de la pubertad, el cableado general del cerebro ya está sexualmente
predispuesto de manera “errónea”.
La explicación biológica puede incluso explicar en dónde algunas de las teorías
psicológicas se equivocan. Por ejemplo, por mucho tiempo se ha pensado que un padre
hostil o indiferente puede ser la causa de la homosexualidad –el chico está reaccionando
contra el principal modelo del rol masculino de sus primeros años, y está rechazando las
tradicionales actitudes y comportamientos masculinos-. Pero es perfectamente posible
que el padre se vuelva hostil precisamente porque el niño es –naturalmente- afeminado,
y no es “el hijo que yo hubiera esperado”. Los padres que han esperado mucho por el
día en que puedan ir junto con su hijo a un partido de fútbol, tienden a mostrarse
decepcionados o a mostrar abierto desacuerdo cuando sus hijos, por la razón que sea,
prefieren las metas más típicamente femeninas.
O sea, que como podemos ver en estos enunciados se presuponen unos
comportamientos típicamente femeninos y masculinos, y a partir de estos se juzga si un
individuo es homosexual o no. Por tanto se desenmascara que esta teoría se argumenta
sobre realidades étnicas y no universales. Ya que sabemos que en otras culturas los roles
de genero son distintos a los de la nuestra.
2. Dr. Milton Diamond: También llega a la misma conclusión general que Dörner,
pero cree que en el desarrollo sexual del cerebro se involucran cuatro y no tres
etapas. Primero los patrones sexuales básicos, por ejemplo, la agresividad o
pasividad; segundo, la identidad sexual, a que sexo se adscribe la persona a sí
misma; tercero, el objeto sexual de deseo, que es lo mismo que los centros de
apareamiento de Dörner; y finalmente los centros para el control del equipamiento
sexual, incluidos los mecanismos del orgasmo. Si algo sale mal durante el desarrollo
de cada una de estas etapas, éstas estarán eventualmente “fuera de fase” la una con
la otra. De manera que un hombre puede ser asertivo y agresivo –típicamente
masculino- y tener una preferencia homosexual; puede tener maneras afeminadas y
tener una orientación altamente heterosexual. El cerebro es sexuado en etapas y no
en un gran “big bang”.
8. 3. Dr. Simon Levay: Intenta probar la base neuro-anatómica homosexual, es decir que
intenta explicar el comportamiento homosexual a partir de unas diferencias
biológicas entre homosexuales y heterosexuales.
Pero antes de explicar la investigación de Levay es necessario hacer un recorrido que
empieza en 1978, con Roger A. Goski, de la Universidad de California en los Ángeles,
que demuestra que en la parte anterior del hipotálamo de las ratas macho, un grupo de
células multiplicaba varias veces el número del de las hembras. Esta región es
denominada área pre-optica medial, la cual se ha involucrado en la generación del
comportamiento sexual. Subrayaremos que no se ha encontrado todavía en los monos
un grupo de células análogo al identificado en las ratas así como que tampoco se sabe
que función desempeña este grupo de células sexualmente dimorficas en las ratas. Lo
que si se sabe, de un estudio realizado por Gorski y sus colaboradores es que los
andrógenos (hormonas masculinas) cumplen una misión clave en la generación del
dimorfismo durante el desarrollo. Las neuronas de este grupo de células, tienen
abundancia de receptores de hormonas sexuales, y aunque las ratas machos y hembras
parten de un número casi parejo de neuronas en el área pre-óptica medial, el pulso de
testosterona que se produce cerca del alumbramiento (pocos días antes y después del
nacimiento) en el macho es el que estabiliza esta población neural, provocándose por su
ausencia en la hembra, la muerte de un gran número de neuronas (Leavy, 1993).
Laura Allen, alumna del Dr. Gorski, descubre también estructuras dimorficas en el
cerebro humano, hace referencia a un conjunto de células que responde al apelativo de
NIHA3 (“tercer núcleo intersticial del hipotálamo anterior”), en la región pre-óptica
medial del hipotálamo, la cual triplica en los varones el tamaño que presenta en las
mujeres (Leavy, 1993).
Simon Levay, en 1990, examina el hipotálamo en muestras de autopsias de 19 varones
homosexuales, todos los cuales habían fallecido por compliaciones relacionadas con el
SIDA; así como muestras de autopsias de 16 varones heterosexuales, seis de los cuales
habían muerto de SIDA y muestras de 6 mujeres cuya orientación sexual ignoraba.
Observó que en el varón, el tamaño de NIHA3 duplicaba de lejos el tamaño de la mujer,
también notó que esta área entre 2 y 3 veces mayor en el hombre heterosexual que en el
varón homosexual, faltando por completo en algunos varones homosexuales,
destacándose que no había diferencia significativa entre los volúmenes del NIHA3 de
varones homosexuales y mujeres.
Así pues, estas investigaciones sugerían la existencia de un dimorfismo relacionado con
la orientación sexual del varón, de magnitud equiparable a la que se daba en relación al
sexo (Levay, 1993).
De esta manera Levay llega a la conclusión que INAH3 es grande en los individuos
orientados sexualmente hacia las mujeres (los hombres heterosexuales y mujeres
homosexuales) y pequeños en los individuos orientados sexualmente hacia los hombres
(las mujeres heterosexuales y hombres homosexuales).
El tejido fino del cerebro de los individuos conocidos como homosexuales, ha llegado a
estar solamente disponible como resultado de la epidemia del SIDA. Sin embargo, el
uso de esta fuente del tejido fino suscita varios problemas. Primero, no proporciona el
tejido fino de mujeres homosexuales porque la epidemia en ningún grado ha afectado a
este grupo. Así, la predicción que INAH3 es más grande en homosexuales que en
mujeres heterosexuales sigue siendo no comprobada. En segundo lugar, hay, la
posibilidad que el tamaño más pequeño del INAH3 en los hombres homosexuales es el
resultado del SIDA o de sus complicaciones y no está relacionado con la orientación
sexual de los hombres. Éste no parece ser el caso porque (i) la diferencia del tamaño en
INAH3 era evidentemente más grande en los hombres homosexuales que en los
9. pacientes heterosexuales muertos de SIDA, (ii) no se daba ningún efecto del SIDA en
los volúmenes de los tres otros núcleos examinados (INAH 1, 2, Y 4), y (iii) en la
muestra completa de los pacientes muertos de SIDA no se daba ninguna correlación
entre el volumen del INAH3 y la supervivencia de los pacientes a partir de la época de
diagnosis.
Un tercer problema es esa posibilidad que los pacientes con SIDA constituyen un
subconjunto no representativo de homosexuales, caracterizado, por ejemplo, por una
tendencia a tener relaciones sexuales con una gran cantidad de individuos o por una
preferencia por el papel receptivo en la cópula anal (que son factores de riesgo
importantes para adquirir la infección humana del virus de la inmunodeficiencia (VIH).
Además, la existencia de “excepciones” en la muestra del presente (es decir, hombres
heterosexuales con los núcleos pequeños de INAH3, y hombres homosexuales con los
grandes) hace alusión a la posibilidad que la orientación sexual, aunque una variable
importante, puede no ser el determinante único del tamaño de INAH3.
En este caso la hipótesis de Levay parece más plausible que las anteriores, ya que este
corrobora sus teorías con la experimentación en seres humanos; aunque tampoco esta
libre de problemas que el mismo detecta y que nos ha explicado anteriormente.
Referente a el papel de los intereses en la ciencia, cabe resaltar que esta teoría fue
cuestionada en el ámbito científico, ya que la homosexualidad de Levay le hizo
sospechoso de no ser neutral a la hora de llevar a cabo su investigación, ya que se
presupone que el intento de naturalizar la homosexualidad a través de esta teoría, estaría
guiada por su propio interés personal que determinaría una visión preconcebida sobre la
hipótesis resultante.
EJEMPLOS DEL MODELO SELECCIONISTA
Este modelo surgiría como crítica al modelo anterior y sus determinismo biológico, este
modelo pues, pondrá más énfasis en los determinantes ambientales que se solaparán con
los determinantes biológicos.
1. Amparo Gómez e Inmaculada Perdomo: Estas investigadoras llevan a cabo un
estudio sobre el caso del hombrismo con la intención de detectar las influencias
externas a la ciencia que provocan que se den ciertas hipótesis determinadas por
valores sobre roles de genero. O sea, su intención es la misma que guía mi trabajo.
A continuación expondré el caso médico que ellas detallan en su artículo El eterno
femenino: hormonas, cerebro y diferencias sexuales.
3
“Los trabajos en cuestión se basan en la investigación de dos poblaciones de chicas
expuestas durante su etapa fetal a altos niveles de andrógenos (la muestra fue primero
de 10 y luego de 15). Esta exposición a dosis o habituales de testosterona fue accidental
y no controlada, debida a unos casos a que las madres habían recibido durante el
embarazo, en otros, a que las glándulas renales fetales habían producido cantidades
anormales de andrógenos. El resultado fue que las niñas nacieron con genitales
masculinizados en cierta medida y todas, menos un caso, requirieron cirugía plástica.
Hubo un interés inmediato en hacer un seguimiento de estas niñas que fueron sometidas
a observación a lo largo de su vida, sobre todo en la infancia y adolescencia. Con este
seguimiento, que dio lugar a un estudio comparativo, se pretendía establecer si
realmente los andrógenos organizan el cerebro masculinamente y cómo se traducía esto
3
Amparo Gómez e Inmaculada Perdomo, El eterno femenino: hormonas, cerebro y diferencias sexuales,
Arbor CXLIV, 565 (Enero 1993) 130-134 pp.
10. en la configuración de la identidad de género de los sujetos y, por tanto, en sus
capacidades, aptitudes y conductas.
El trabajo se centró fundamentalmente en investigar si las niñas presentaban rasgos y
conductas característicamente masculinas. Se tomó como variable de control a las
hermanas de estas muchachas cuando esto fue posible.
Se encontró, según Ruth Bleier que, estas niñas poseían intensa energía, preferencias
por juegos de chicos, fuera de casa y atléticos, poco interés por muñecas o cuidado de
niños, preferencia por vestidos funcionales, poca o ninguna fantasía acerca del
matrimonio, embarazo y maternidad. Este cúmulo de características es lo que se
denomina, en el contexto del estudio, “hombrismo”. Según los investigadores se
observó en la población estudiada un mayor nivel de “hombrismo” en las niñas
controladas por edad, sexo, coeficiente de inteligencia y ocupación de padres, que en las
hermanas no afectadas en familias en cuestión.
Estas observaciones probarían, según los autores del estudio, que la testosterona
masculiniza el desarrollo cerebral de los humanos en general y determina rasgos y
comportamientos masculinos, es decir “hombrismo”. También permitirán sostener que
estas niñas masculinizadas han de ser más agresivas que las demás.
En síntesis la situación en que se encuentran estos trabajos es la siguiente. Hay dos
clases de hechos establecidos:
a) la interacción hormonas hipotálamo en la regulación de la producción hormonal de
glándulas femeninas y masculinas, b) se observan conductas diferenciadas
genéricamente.
A partir de ello se sustentan dos hipótesis de gran alcance que en general los científicos
no consideran probadas, aunque los autores implicados en estos estudios mantienen que
si: 1) la testosterona masculiniza organizativamente el cerebro para conductas humanas
complejas como las implicadas en la agresividad o el “hombrismo”, 2) por tanto, tales
conductas son determinadas hormonalmente.
Pero para que esto sea así tal estudio ha de probar que el “hombrismo” y la agresividad
son resultado exclusivo de testosterona y, por tanto, sólo posibles en niños, o en niñas
expuestas a su influencia en la etapa fetal. Si esto no puede hacerse, habría que admitir
que lo que de hecho se lleva a cabo en la investigación es –a través de la observación de
una muestra de población sobre la que hay expectativas de masculinización- considerar
“hombruno” a cualquier característica o comportamiento que no se adapte estrictamente
a lo que se entiende como prototipo incontestable de femineidad (infantil o
adolescente).
Se da así una cierta circularidad que afecta a toda la investigación. Con lo cual en el
corazón de la misma encontraríamos, como trasfondo regulatio, una concepción de lo
femenino y lo masculino exterior a la propia investigación y proveniente de estereotipos
sociales y culturales que se filtran condicionando las observaciones que se realizan y
toda la investigación.
Además de esta circularidad, hay que resaltar los tres siguientes puntos, respecto a las
falacias de esta investigación:
1) La cuestión es que la definición del término “hombrismo” se hizo sobre el modelo
de comportamiento infantil femenino dominante en familias de clase alta, de zonas
urbanas, de países desarrollados donde los papeles femenino-masculino están muy
estereotipados y mantenidos educacionalmente. Buena parte de la población infantil
o adolescente femenina no encajaba en él: una niña que realice deporte, que viva en
el campo, que pertenezca a una familia muy pobre o que tenga fantasías no
matrimoniales sería según tal definición “hombruna”.
11. Estos hechos evidentes hacen que los comportamientos y rasgos a que refieren ambos
términos ya no puedan ser mantenidos como efecto determinista de la testosterona, es
decir, como resultado exclusivo de ella, puesto que se dan en sujetos no expuestos a la
misma. La testosterona no es el único antecedente causal posible. Otras variables están
implicadas en la producción de “hombrismo” y agresividad.
2) Además, en ningún momento se establece cómo operaría la relación causal
hormonas-cerebro-hombrismo, explicándola en términos fisiológicos, funcionales,
químicos, o algún otro, es decir, no se muestra a través de qué pasos se conecta
causalmente el sustrato hormonal vía influencia cerebral con las conductas en juego.
Tal conexión sencillamente se postula a partir de la observación, durante cierto
período de tiempo, de un número reducido de niñas y su conducta..
De nuevo la influencia de variables medioambientales, no contempladas en las
investigaciones, aparece como una cuestión central.
3) No hay que olvidar que el habla y la identidad de género se establece en los dos
primeros años de vida y algunas niñas en esa edad aún no habían sido operadas,
siendo tratadas como niñas aunque sus genitales eran fundamentalmente masculinos.
Estas chicas son tratadas como sujetos experimentales continuamente y todo su entorno
es sensible a su especial situación. Lo que tiene que ver con la importante cuestión,
característica de la investigación con humanos y no tenida en cuenta aquí, de que la
misma investigación es una variable que influye sobre los sujetos objeto de estudio”.
Es curioso observar que esta perspectiva feminista coincide plenamente con los
argumentos dados por Helen El Longino en su artículo Feminismo y filosofía de la
ciencia que hemos tratado en clase.
2. Hugo Liaño: Este neurobiólogo también estaría dentro del modelo seleccionista, ya
que nos explica que 4
“ El establecimiento de un dimorfismo sexual desde el
nacimiento, tanto de los genitales como del cerebro, hace que niños y niñas
encuentren unas respuestas distintas del entorno en que viven y, a su vez, también
perciben con matices diferentes los estímulos ambientales. De modo que estas
relaciones, diferenciadas según el sexo, entre el niño y su ambiente contribuyen al
moldeado de la futura conducta sexual juvenil.
La pubertad representa el segundo periodo en el que existe un impacto de las hormonas
sexuales. En esta etapa de la vida tiene lugar el desarrollo de los caracteres sexuales
secundarios en coincidencia con la liberación a la circulación de niveles adultos de
hormonas.
A partir de la pubertad, el entorno social ejerce presión para que los adolescentes de un
sexo y del otro jueguen el papel sexual diferenciado y para que adquieran las conductas
sociales identificadas como masculinas o femeninas.
Al final de todo este entramado resulta que, en la edad adulta, la gama variada y
diferenciada de percepciones, las distintas posibilidades de adquirir ciertas herramientas
cognoscitivas, el temperamento y la personalidad han recibido una gran influencia de
las hormonas prenatales, pero éstas no ha sido tan definitivamente determinantes como
pudiera parecer a primera vista.
El ambiente social, cuya capacidad para dar dimensión a las diferencias entre los sexos
depende de las culturas, es lo que viene a reforzar los estereotipos de los distintos
papeles sexuales.
4
Liaño, Hugo; cerebro de hombre, cerebro de mujer, Sinequanon, Barcelona 1998, 46-47 pp.
12. 3. Juan Carlos Jorge Rivera: Y finalmente este autor que nos proporciona la
información más actualizada se hace las siguientes preguntas, 5
”¿Qué implicaciones
tiene el que existan diferencias estructurales en el cerebro de acuerdo a género,
preferencia sexual, e identidad de género? ¿Acaso son estas diferencias producto o
causantes de diversas conductas sexuales en humanos? En todos los casos
estudiados hasta hoy se ha determinado que el dimorfismo sexual del cerebro se
hace evidente entre los 4 y los 12 años (Swaab y colaboradores, 1987, 1992).
Después de todo, Freud tenía razón al establecer que la sexualidad humana no es
exclusivamente programada por la biología de nuestros cuerpo sino que también es
mediatizada por el ambiente (de acuerdo al psicoanálisis, por la relación del niño o
niña con sus progenitores). Es posible que una multiplicidad de factores de carácter
genéticos, hormonales, químicos, psicológicos, y ambientales construyan el sustrato
biológico que media y permite la expresión polimórfica de nuestra sexualidad. El
reto consiste en determinar, desde el modelo científico, cuál es la naturaleza de
algunas de estas influencias en el establecimiento del dimorfismo sexual del cerebro.
LA EXPLICACION GENETICA
Hasta el momento hemos tratado esta problemática desde el punto de vista hormonal,
pero no hemos abordado la vertiente genética, a continuación expondré esta vía: El
estudio desde la perspectiva genética de las raíces biológicas de la homosexualidad se
viene realizando desde 1985, año en que se realiza el primer estudio moderno sobre
patrones de homosexualidad en familias; esta investigación fue llevada a cabo por
Richard C. Pillard y James D. Weinrich de la Universidad de Boston. Desde entonces
hasta 1994 según la literatura revisada, sólo se han realizado cinco estudios sistemáticos
sobre gemelos y hermanos de varones homosexuales y mujeres lesbianas.
El promedio de los resultados obtenidos son los siguientes: aproximadamente el 57% de
los gemelos idénticos, el 24% de los gemelos fraternos y el 13% de los hermanos de
varones homosexuales son también homosexuales.
Para las mujeres, aproximadamente el 50% de las gemelas idénticas, el 16% de las
gemelas fraternas y el 13% de las hermanas lesbianas, son también lesbianas.
Cuando se comparan esos datos con las tasas normales de homosexualidad, resulta
evidente la existencia, en los 2 sexos, de una agrupamiento familiar importante en la
orientación sexual.
En todas las investigaciones se observó que los varones homosexuales tienen más
parientes masculinos de su misma orientación en la rama materna de la familia.
Ante esta evidencia Dean H. Hamer y sus colaboradores del Instituto Norteamericano
de la Salud, inician la investigación del Cromosoma X de homosexuales varones, el cual
es heredado de la madre. Seleccionaron 14 familias con hermanos homosexuales cuyos
padres no hayan sido homosexuales, prepararon muestras de ADN de los hermanos
homosexuales y, cuando fuese posible, de sus madres o hermanos. Las muestras se
analizaron para 22 marcadores que cubrían todo el cromosoma X, desde el extremo del
brazo corto hasta el final del brazo largo.
Los resultados fueron sorprendentes, en la mayor parte del cromosoma X, los
marcadores estuvieron aleatoriamente distribuidos entre hermanos homosexuales. Más,
para un marcador situado en el extremo del brazo largo del cromosoma X, en la región
Xq 28, se observó un número elevado de hermanos concordantes: 33 pares
compartieron, mientras que solo 7 pares no lo hicieron. Aunque la muestra fue
5
Jorge-Rivera, Juan Carlos; Ciencia al día, 1998, http://www.ciencia.al/ciencia AlDia/volumen 1/número
2/articulos/articulo 4.html
13. estadísticamente pequeña, se consideró significativa como para plantear varias
hipótesis, de las cuales se considera con más énfasis a aquella que la posibilidad que un
gen pueda cambiar el grado de sensibilidad de un circuito neuronal del hipotálamo
como consecuencia de ciertos estímulos ambientales, tal vez en los primeros años de
vida, lo cual hasta la fecha no ha podido demostrarse, planteando la interesante
posibilidad que los genes podría servir para predisponer más que para determinar
(Levay, 1995; Hamer, 1993).
Y, finalmente, después de este estudio comparativo de las diferentes teorías, haré un
poco de historia de la ciencia y expondré el origen del concepto de homosexualidad.
ORIGEN DEL CONCEPTO DE HOMOSEXUALIDAD
Los últimos años del siglo XIX son un momento fundamental de transito entre unos
modos de ser de la sociedad –y en particular en los asuntos de género y sexualidad-
marcados por lo teológico y la moral judeocristiana a otros, más marcados por el
pensamiento racionalista expresado en las ciencias.
Principalmente es a partir de los finales del siglo XIX que se consolidan lo que
actualmente conocemos las ciencias –tanto físicas como humanas- y que éstas empiezan
a ocupar el lugar de legitimadoras de los ordenes de realidad construidos por la sociedad
del momento.
Este proceso se da en medio de fuertes cambios sociales causados por el auge de las
industrias que emplean mano de obra a cambio de salario, como parte de los ajustes del
capitalismo del momento y sus efectos en al organización social. Los finales de siglo
XIX en Europa, principalmente, son momentos de fuertes cambios en la estructura
social y la vida familiar por estas nuevas dinámicas de trabajo, que sin duda
contribuyeron a modificar las formas en que los sujetos determinaban unas ciertas
prioridades vitales, unos modos de entenderse a sí mismos y a los otros.
La aparición de los discursos sobre la adolescencia, por ejemplo, hacían parte de un
nuevo modo de ver los cursos de vida de las personas, en la medida en que proponían un
discurso lineal y evolutivo del desarrollo humano. Esto sin duda era consecuente con la
expansión del discurso evolucionista de las ciencias biológicas a otras áreas del saber,
como los asuntos sociales. Los fines del siglo XIX van a reportar la “aparición” de
sujetos sociales que antes no existían como tales: el “salvaje primitivo” que habita en las
colonias de las potencias europeas, el adolescente, el perverso, el homosexual, entre
otros.
EL MODELO MEDICO
Un primer elemento que contribuye a la creación de la homosexualidad está asociado a
la proliferación de discursos médicos sobre los comportamientos sexuales que se da a
finales del siglo XIX. La naciente sexología propone un modelo médico para dar cuenta
de las sexualidades humanas y particularmente de sus efectos en ciertos individuos
considerados como desviados o perversos: los criminales, los deficientes mentales, los
que atentan contra el orden natural de las cosas. En este sentido, el discurso médico
desplaza a la teología heredada desde la época medieval en cuanto a la lógica desde la
cual se explican los asuntos “desviados” de la norma. La sexología va a proponer una
nueva definición de los sujetos en la cual la biología y sus explicaciones “naturales” van
a ser la base desde la que se originan los comportamientos sociales.
Esta proliferación de los discursos sobre la sexualidad, propios a las sociedades
europeas que vivían el mencionado ajuste por efectos del capitalismo, tuvo su punto de
14. partida en la inquietud por las llamadas “inversiones sexuales”, que con el tiempo
fueron siendo asociadas principalmente con la “homosexualidad”. Estas primeras
explicaciones del comportamiento sexual tuvieron su efecto en la polarización del deseo
y el género en un esquema de sujeto cerrado y marcado una asociación lineal y simple:
Hombre/masculino/activo, mujer/femenina/pasiva que si bien ya venía de antes aquí
cobra un nuevo valor por la forma en que el pensamiento científico legitima su acción.
La abundancia de publicaciones sobre las desviaciones no sólo están asociadas al del
deseo sino también a un cambio del lugar del sujeto en el mencionado esquema –
mujeres activas, hombres femeninos son la expresión de tal alteración. Se forma así una
lógica hidráulica centrada en la oposición de los elementos que dan cuenta de la
condición sexuada y genérica de los sujetos: a más de una cosa, menos de la otra –las
simultaneidades son imposibles para tal esquema.
Es en ese lugar que podemos encontrar la obra de K. H. Ulrichs (1825-1895) quien va a
centrar su análisis de los perversos en el uranista (término acuñado en 1862 para dar
cuenta de las personas que se sentían atraídas erótica y sexualmente por personas de su
mismo sexo). Inquietud que alcanzó se máximo punto en “Estudios sociales y jurídicos
sobre el enigma del amor entre hombres” (publicado en 1864) donde se propone la idea
de un tercer sexo como la razón de la existencia de tales “uranistas”.
Sin embargo, la aparición de “el homosexual” surge no solo como una cuestión de
discursos sexológicos: es también como una estrategia política en la medida en que
quien acuña el término –Benkert, en Alemania hacia 1869- lo hace para solicitar la
abolición de la penalización a tales comportamientos. Benkert y sus seguidores van a
usar los argumentos de la naturalidad, la universalidad y la transhistoriedad de la
“homosexualidad” como razones que –validadas por las nacientes ciencias- no sólo dan
cuenta de la existencia de “los homosexuales” como personas concretas sino además
dan cuenta de su legitimidad como ciudadanos con derechos. Es aquí, a mi modo de ver,
donde se conforma la particularidad de la homosexualidad moderna.
LA CLAVE: GENEROS, IDENTIDADES SEXUALES Y CAPITALISMO
Además las identidades homosexuales fueron posibles con la aparición de la economía
salarial, el crecimiento urbano-industrial y la autonomía individual producto de la nueva
forma de valoración de la mano de obra –el salario independiza.
Como ya dije, la expansión del capital afectó el lugar de la familia como unidad de
producción autónoma pues el salario creó tanto un nuevo tipo de masculinidad –el
“hombre trabajador”- como de feminidad –la “mujer ama de casa” que si bien siguió
manteniendo la interdependencia del núcleo familiar la volvió además un nuevo ideal de
realización. La pareja, la intimidad, la realización personal, se convirtieron en los
nuevos beneficios obtenidos de esta nueva forma de familia que además se vio
favorecida por la aparición de la sociedad de consumo, propia del capitalismo moderno
y contemporáneo.
Así, cambia también el significado de la sexualidad dentro del matrimonio pues se le
asocia a ella la cuestión del placer. Lo que nos vamos a encontrar, entonces, es que el
capitalismo de fines de siglo XIX permite la aparición –pues la necesita- de una nueva
identidad subjetiva, en la cual sin duda el modelo médico tuvo su lugar al reorganizar la
vida personal y las biografías de los sujetos. La creación de la homosexualidad –hizo
posible, entonces, que las personas pudieran definirse a si mismo/a por su vida erótica lo
que es tal vez una de las principales características de las identidades sexuales
modernas.
15. Así podemos observar que el concepto de homosexualidad no surge de una manera
natural a priori, sino que se construye social y culturalmente a partir de determinados
prejuicios religiosos, científicos y morales.
Esta visión histórica nos debería hacer dudar sobre la validez de todo lo anteriormente
dicho.
CONCLUSION
Tras haber repasado este seguido de teorías científicas e históricas, opino que la
perspectiva más convincente es la histórica que defiende que la homosexualidad es un
constructo socio-cultural y que las teorías científicas que intentan argumentar una
naturalidad o no de este comportamiento son estériles, ya que por la propia dinámica
humana el hombre ya no es un ser natural solamente, sino que la dimensión cultural
tiene un peso mucho más grande a la hora de determinar como somos los seres
humanos.
Esta dimensión cultural por tanto, nos abre toda una serie de caminos contingentes que
debemos aceptar desde la libertad, dejando atrás unas determinismos biológicos ya
superados, pero que desde ciertos ámbitos de poder conservadores intentan reestablecer
y postergar.
De esta manera me hago eco de los patrones revolucionarios de la “perspectiva de
género” plasmados en la IV conferencia mundial de las naciones unidas sobre la mujer,
realizada en septiembre de 1995 en Pekín donde se expresan los siguientes proyectos:
6
“Se ha estado oyendo durante estos últimos años la expresión “género” y muchos se
imaginan que es solo otra manera de referirse a la división de la humanidad en dos
sexos, pero detrás del uso de esta palabra se esconde toda una ideología que busca
precisamente hacer salir el pensamiento de los seres humanos de esta estructura bipolar.
Los proponentes de esta ideología quieren afirmar que las diferencias entre el varón y la
mujer, fuera de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija
que haga a unos seres humanos varones y a otros mujeres. Piensan más bien que las
diferencias de manera de pensar, obrar y valorarse a sí mismos son el producto de la
cultura de un país y de una época determinados, que les asigna a cada grupo de personas
una serie de características que se explican por las conveniencias de las estructuras
sociales de dicha sociedad.
Quieren rebelarse contra esto y dejar a la libertad de cada cual el tipo de “género” al que
quieren pertenecer, todos igualmente válidos. Esto hace que hombres y mujeres
heterosexuales, los homosexuales y las lesbianas, y los bisexuales sean modos
simplemente modos de comportamiento sexual producto de la elección de cada persona,
libertad que todos los demás deben respetar.
No se necesita mucha reflexión para darse cuente de lo revolucionaría que es esta
posición, y de las consecuencias que tiene la negación de que haya una naturaleza dada
a cada uno de los seres humanos por su capital genético. Se diluye la diferencia entre los
sexos como algo convencionalmente atribuido por la sociedad, y cada uno puede
“inventarse” a sí mismo.
Toda la moral queda librada a la decisión del individuo y desaparece la diferencia entre
lo permitido y lo prohibido en esta materia.”
Por tanto este proyecto emancipatorio pasa por el proyecto de desconstruir la sociedad
con la meta de 7
“ llegar a una sociedad sin clases de sexo, para ello proponen
6
La ideología de género: Sus peligros y alcances; http:// Ckeko.scp.net.pe/IAL/cap/docum/gene......htm
7
Ibid
16. descontruir el lenguaje, las relaciones familiares, la reproducción, la sexualidad, la
educación, la religión, la cultura, entre otras cosas.”
“El final de la familia biológica eliminará también la necesidad de la represión sexual.
La homosexualidad masculina, el lesbianismo y las relaciones sexuales extramaritales
ya no se verán en la forma liberal como opciones alternas, fuera del alcance de la
regulación estatal ... en vez de esto, hasta las categorías de homosexualidad y
heterosexualidad serán abandonadas: la misma “institución de las relaciones sexuales”,
en que hombre y mujer desempeñan un rol bien definido, desaparecerá. La humanidad
podría revertir finalmente a su sexualidad polimorfamente natural.”
FUENTES
Libros:
- Liaño, Hugo; cerebro de hombre, cerebro de mujer; Barcelona 1998.
- Amparo Gómez e Inmaculada Perdomo; el eterno femenino: hormonas, cerebro y
diferencias sexuales; Arbor CXLIV, (Enero 1993) 109-140 PP.
Internet:
- http://www.ciencia.al/ciencia AlDia/ volumen 1/ número 2/ artículos/artículo 4.html.
- http://www.psiquiatra.com/psicología/vol 4 num 1/art.6.htm·7
- http://www.goethe.de/hm/bog/rosa/Serrano.pdf.
- http:ekeko.rcp.net.pe/IAL/cap/docum/gene-alz.htm
- http://perso.wanadoo.es/cespejo/pederestria.htm
- http://www.Spsiquiatria.org/Spsiquiatria/html/información-sociedad/manual/ a 10 n
4.ht
- http://www.arvo.net/includes/documento.php ? IdDoc=5524 & Id Sec=806
- http:// count51.ned.harvard.edu/AANLIB/home.html
Autor
Emilio Gallardo Rojas. (Junio 2003)