2. las montañas y en la plaza, delante
de sus ojos. Eslovenia era su pais.
Dejó la revista a un lado; no le inte-
resaba ahora indignarse.
Veronika estaba muriendo y
sus preocupaciones tenían que ser
otras, como saber si existe vida
después de la muerte o cuándo
sería encontrado su cuerpo. De
todas formas, o tal vez justamente
decide morir
por eso, por la importante decisión de morir. Trató de imaginar cómo
que había tomado, aquel artículo la sería morir. ¿Existe Dios?
estaba incomodando. Al contrario de mucha gente,
Miró por la ventana del con- ésta no fue la gran discusión inte-
vento que daba a la pequeña plaza rior de su vida. A los 24 años,
principsil de Ljubljana. Fue enton- Veronika tenía casi la certeza de
ces que Veronika descubrió que el que todo concluía con la muerte.
último acto de su vida sería una Por eso había escogido el suicidio:
carta para aquella revista, explican- Veronika comenzó a sentir una
do que Eslovenia era una de las 5 náusea, que fue creciendo. El estó-
repúblicas resultantes de la división mago comenzaba a revolvérsele y
de la antigua Yugoslavia. se sentia muy mal. Por primera vez
Dejaría la carta con la nota de desde que tomó los comprimidos
su suicidio. No daria ninguna expli- sintió miedo, un miedo terrible a lo
cación acerca de los motivos de su desconocido. Pero fue rápido. Inme-
muerte. Guando haüaran su cuerpo diatamente perdió la conciencia.
concluirían que se había matado
porque una revista no sabía dónde Guando abrió los ojos no pensó:
estaba su país. «Esto debe ser el cielo». Quiso
Escribió la carta. Aquel momen- moverse y el dolor aumentó.
to hizo que le vinieran otros pen- —Ya ha recuperado la concien-
samientos acerca de la necesidad cia —escuchó una voz—. Ahora
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3. IBRO CONDENSADO
usted tiene los 2 pies en el infierno. sentada una enfermera, leyendo un
No, no era el infierno porque sentía libro. Estoy viva, pensó Veronika.
mucho frío y notaba que unos tubos Va a comenzar todo de nuevo.
de plástico le salían de boca y nariz Debo pasar algún tiempo aquí
y le daban una sensación de sofoco. adentro, hasta que constaten que
Quiso moverse para retirárselos, soy perfectamente normal. Después
pero tenía los brazos amarrados. me darán de alta...
—Estoy bromeando. No es el Veronika se hizo una prome-
infierno —continuó la voz—. Es sa: no saldría de Villete con vida.
peor que el infierno. Es Villete. Era mejor acabar con todo ahora,
A pesar del dolor, Veronika cuando aún tenía coraje y salud
entendió lo que había sucedi- para morir.
do. Había intentado el suicidio Se durmió, despertándose varías
y alguien había llegado a tiempo veces. Notó que el número de apa-
para salvarla. Estaba en Villete, el ratos disminuía; el calor aumentaba
famoso y temido manicomio, que y las caras de las enfermeras eran
exisda desde 1991. nuevas, pero siempre había gente
La enfermera se inclinó, Vero- a su lado.
nika meneó la cabeza implorando Por primera vez, al abrir los
con los ojos que le sacaran aquellos ojos, se dio cuenta de que estaba en
tubos y la dejasen morir en paz. lo que parecía una gran enferme-
—Usted está nerviosa —le dijo ría. Un médico se encontraba fren-
la mujer—. No sé si está arrepen- te a su cama. A su lado, un joven
dda o si aún quiere morír, pero yo pasante aseguraba una tablilla y
debo cumplir con mi función: si el tomaba notas.
paciente se muestra agitado, el r —¿Cuánto tiempo llevo aquí?
eglamento exige que se le aplique —preguntó, notando que hablaba
un sedante. con dificultad.
Veronika no sabe cuánto tiempo —Dos semanas luego de 5 días
ha pasado dormida. Pero ahora, en la unidad de urgencias —res-
con los ojos bien abiertos y miran- pondió el médico—. Y dé gracias a
do todo el cuarto, no sabía si aque- Dios de aún encontrarse aquí.
llo había sido real o una alucina- —¿Cuánto tiempo tendré que
ción. Los tubos le habían sido reti- estar todavía aquí?
rados, pero continuaba con agujas El más joven bajó los ojos.
metidas por todo el cuerpo y cables —Dígale —comentó el médi-
conectados por la zona del corazón co—. Los demás pacientes ya han
y la cabeza, y los brazos amarrados. escuchado los rumores y ella va
Estaba sólo cubierta por una sába- a terminar sabiendo de cualquier
na, y sentía frío. En una silla estaba modo.
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4. —Ha sido usted quien ha deter-
minado su destino —suspiró el más —¿Esto es una cárcel?
joven—: durante el coma provoca-
do por los narcóticos, su corazón
— l e preguntó a la enfermera,
quedó afectado. Sufrió una necro- que seguía todos los
sis en el ventrículo... y su corazón
dejará de latir en breve.
movimientos de Veronika.
—¿En cuánto tiempo mi cora- —No; es un manicomio.
zón se detendrá? —preguntó asus- —Yo no estoy loca.
tada.
—Cinco días, una semana a lo —Es exactamente
más —le contestaron. lo que todos dicen aquí
—Entonces no faUé.
—No —fue la respuesta. —dijo la mujer.
Durante la noche, sin embargo,
comenzó a sentir miedo. Una cosa dicen aquí —dijo la mujer.
era la acción rápida de las pasti- Está bien. Entonces estoy loca.
llas y otra quedarse aguardando la ¿Qué es un loco?
muerte 5 días, una semana. Tenía —Pregúnteselo a su médico. Y
que salir de allí y agenciarse nuevas vayase a dormir o le aplicaré un
pastillas. Si no las conseguía, la calmante.
solución iba a ser arrojarse desde lo De regreso escuchó que alguien
alto de un edificio. susurraba desde una de las camas:
Miró en torno suyo. Todas las —Me llamo Zedka. Vaya a su
camas estaban ocupadas; todos cama. Luego, cuando la vigilante
dormían. Las ventanas tenían rejas. vea que usted ya está acostada,
Al extremo del dormitorio se veía arrástrese por el suelo y venga hasta
una lucecita. Cerca de la luz, una acá.
mujer leía. Se levantó. La enferme- Veronika esperó que la enferme-
ra alzó la vista y vio a la joven. ra se distrajera. Luego fue donde
—Quiero ir al baño —susurró estaba Zedka:
con miedo de despertar a los demás —No sé lo que es un loco, pero
pacientes. yo no lo estoy. Soy una suicida
La enfermera señaló hacia una frustrada.
puerta. El baño era un cubículo sin —Loco es quien vive en su
puerta. mundo. Personas que son dife-
—¿Esto es una cárcel? —le pre- rentes de las demás. Seguramente
guntó a la enfermera, que seguía usted ha oído hablar de Einstein, o
todos los movimientos de Veronika. Colón, o Los Beaües.
—No; es un manicomio. —Usted no parece loca —dijo.
—Yo no estoy loca. —Lo estoy; aunque me estoy
—Es exactamente lo que todos curando porque mi caso es sencillo.
[ M Y 2012 / Contenido ]
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5. Usted va a morir, nos dijeron. donde hombres y mujeres comían
—De aquí a 5 o 6 días. Estoy juntos. Se dio cuenta que todo esta-
pensando si existe un medio de ba envuelto en una aura de silencio
morir antes. Si usted o alguien de opresivo.
aquí adentro me consiguiera nue- Después del desayuno, todos
vos comprimidos, tengo la certeza salieron para darse un baño de sol.
de que mi corazón no aguantaria Safio, caminó un poco, en busca de
esta vez. Gomprenda cuánto sufro algún modo de huir. Después de una
por tener que estar esperando la primera y rápida inspección notó
muerte. Ayúdeme. que el único lugar realmente vigi-
Antes que Zedka pudiera res- lado era la puerta principal, donde
ponder, la enfermera apareció con 2 guardias comprobaban las identi-
una jeringa. dades de quienes entraban y salían.
—Se la puedo aplicar yo misma —Soy Zedka —cfijo una mujer
—le espetó— dependiendo de su que se le acercó.
voluntad. La noche anterior no había
Veronika se dirigió a su lecho y podido verle el rostro. Tendría unos
dejó que la enfermera cumpfiera 35 años y parecía absolutamente
con su tarea. normal.
Fue su primer día normal en el —Nuestra conversación de ano-
manicomio. Safio de la enferme- che... lo que usted me pidió, ¿se
ria, desayunó en el gran refectorio. acuerda?
6. —Perfectamente. Íes. Uno comentó con otro: «¡EUa
—Hay un grupo aquí dentro. sólo pasaba!». El grupo entero rió a
Son hombres y mujeres que podrían carcajada limpia.
haber sido dados de alta y estar en Veronika se dio media vuelta y
sus casas, pero no quieren salir... se apartó, para que nadie notara
—¿Ellos pueden conseguirme que sus ojos se le henchían de lágri-
los comprimidos? mas. Estaba confusa, tensa, irrita-
—Trate de entrar en contacto da. Aquellos locos habían consegui-
con ellos. Llaman a su grupo "La do que sintiera vergíienza, miedo,
Fraternidad". rabia, deseos de matarlos.
Zedka señaló hacia una mujer Veronika regresó y se dirigió al
de cabello blanco que conversaba grupo. Estaban conversando, ani-
con otras. mados. Fue directa al hombre de
—Se llama Mari y es de la Fra- más edad y le rompió una sonora
ternidad. Pregúntele cuando esté bofetada en la cara.
sola. —¿Vas a reaccionar? Preguntó
En este preciso momento, el en voz alta—. ¿Vas a hacer algo?
corazón de Veronika le dio una —No. Usted no nos va a moles-
punzada: a su pensamiento regresó tar mucho tiempo.
de inmediato la conversación con el Ella se fue a su dormitorio.
médico y se asustó: Había hecho algo que nunca hicie-
—Quiero estar a solas —le dijo ra en su vida.
a Zedka. Al día siguiente, después del
La mujer se apartó. Una leve desayuno todos salieron para el
voluntad de vivir pareció surgir, baño de sol. Sin embargo, un enfer-
pero Veronika la rechazó. mero le ordenó a Zedka que fuera
Después de pasar un tiempo al dormitorio, pues era el día de
en el jardín, fueron al refectorio tratamiento. Veronika escuchó la
para la comida. A continuación, indicación.
los enfermeros condujeron a hom- —¿Qué es eso del tratamiento?
bres y mujeres a una sala amplios —preguntó.
ventanales. La mayor parte se fue —Es un proceso antiguo, de
a ver la televisión. Veronika advir- los años 60, pero que los médicos
tió que Mari estaba ahora con un creen que puede acelerar la recu-
grupo. Cuando se aproximó, todos peración. ¿Quiere verlo?
se callaron. —Esto no es ninguna exhibición
—¿Qué es lo que desea? —le —intervino el enfermero.
preguntó un señor mayor que pare- —Ella va a morir. Y no ha
cía ser el líder. vivido nada. Deja que venga con
—Nada. Sólo pasaba. nosotros.
Todos se miraron entre sí e hicie- Veronika presenció cómo la
ron algunos ademanes demencia- mujer era amarrada a la cama.
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7. —Explícale— le indicó Zedka al Estoy curada. ¿Se acuerda de la
enfermero— o se va a asustar. primera pregunta que le hice sobre
Él se volteó y le mostró una lo que es un loco? Esta vez se la voy
jeringa. a responder. La locura es la inca-
—En esta jeringa hay una dosis pacidad de comunicar las propias
de insulina —dijo—. Se emplea con ideas. Gomo si una estuviera en un
los diabéticos. Pero cuando la dosis país extranjero, entendiendo lo que
es mucho más elevada que la habi- pasa pero fuese incapaz de expli-
tual, provoca el estado de coma. Ella carse y de ser ayudada porque no
va a entrar en un coma inducido. entiende la lengua que hablan allí.
—¡Esto es horroroso, inhumano! —Todos nosotros hemos sentido
Las personas luchan para salir, no eso alguna vez.
para entrar en coma. —Todos nosotros, de una forma
—Las personas luchan para u otra, somos locos.
vivir y no para cometer suicidio
—dijo el enfermero—. Y el esta- Del otro lado de la ventana
do de coma deja el organismo en enrejada, el cielo estaba tachonado
reposo, sus funciones se reducen de estrellas, con una luna en cuarto
drásticamente y la tensión existente creciente. A Veronika se le antojó ir
desaparece. al piano de la sala y celebrar aque-
Mientras inyectaba el líquido, lla noche con una beüa sonata. Pero
los ojos de Zedka iban perdiendo estaba separada de su deseo por
el brillo. una puerta de acero.
—Esté tranquila —le decía —Regrese a su cama —dijo la
Veronika. enfermera—.
—No pierda el tiempo. Ya no —No me trate como a una niña
puede oírla. —dijo Veronika—. Quiero conver-
La mujer, que minutos antes sar con alguien. ¿Usted me tiene
parecía lúcida y plena de vida, miedo? Faltan unos días para mi
ahora tenía los ojos fijos en un muerte, ¿qué puedo perder?
punto cualquiera y un líquido espu- —¿Por qué no va a dar un
moso le salía de la boca. paseo, muchacha, y me deja ter-
Al volver en sí, Zedka dijo: minar el libro? En realidad no
—¡Hola, Veronika! No te asus- necesitamos mucho control por los
tes. Estoy bien. Por fin he logrado comprimidos para dormir.
escapar de este peligroso tratamien- —En realidad, ahora me gusta-
to; ya no se repetirá jamás. ria tocar el piano.
—¿Gomo lo sabe usted? Aquí —Entonces, vaya a la sala . Está
no respetan a nadie. aislada y el ruido no molestará a
—El doctor Igor ya me lo dijo. nadie.
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8. La enfermera abrió la puerta
y Veronika saUó. Luego empujó En medio de la música se
la puerta de la sala; llegó ante presentó otro loco, Eduard,
el piano, levantó la tapa y tocó
el teclado. Una profunda paz la un esquizofrénico que no tenía
inundó y volvió a mirar el cielo posibilidad de curación. Ella
estrellado.
En medio de la música se pre- no se asustó con su presencia;
sentó otro loco, Eduard, un esqui- al contrario, sonrió y, para su
zofrénico que no tenía posibilidad
de curación. Ella no se asustó con
sorpresa, él le devolvió
su presencia; al contrario, sonrió y, su sonrisa.
para su sorpresa, él le devolvió su
sonrisa. También en su mundo más la readaptación de los internos era
distante que la luna, la música era exactamente igual.
capaz de penetrar y hacer milagros. De manera que sólo había
una salida: descubrír la cura de la
«Tengo que comprar un nuevo Demencia. Y el Dr. Igor se había
llavero», pensaba el Dr. Igor cada empeñado en eso y al respecto esta-
vez que alaría la puerta de su despa- ba preparando una tesis que revo-
cho en el sanatorío de Villete. lucionaría el medio psiquiátríco. Si
Entró y echó un vistazo a la llegara a descubrir cómo combatir
agenda del día. Tenía que estu- el Vitríolo, el veneno responsable
diar algunas medidas para no dejar de la locura, su nombre pasaría a
que Eduard muríera de hambre. la historia.
Su esquizofrenia lo volvía impre- Aquella semana había aparecido
visible y ahora había dejado de una oportunidad caída del cielo,
comer. ¿Cuál sería la reacción del en forma de un potencial suicida.
padre de Eduard, uno de los más No estaba dispuesto a perderse esa
conocidos embajadores de la joven oportunidad por ningún dinero del
república eslovena?. Pasó al siguien- mundo.
te caso: la paciente Zedka Mendel Al cabo de una semana, el sol por
que ya había concluido su período fin había vuelto a lucir. Veronika lo
de tratamiento y podía ser dada sabía. De pronto sindó una punzada
de alta. Decidió comprobarlo, pues en el pecho y un brazo se le durmió.
casi siempre acontecía que, tras un Vio cómo daba vueltas el techo: ¡un
periodo en un hospital de enfermos ataque cardiaco! La respiración se
mentales, el paciente rara vez se le dificultó y, horrorízada, Veronika
adaptaba de nuevo a la vida normal. se dio cuenta de que estaba a punto
No era culpa del sanatorio. Ni de experímentar el peor de los mie-
de ninguno de todos los sanatorios dos: la asfixia. Tambaleóse, cayó,
del mundo, donde el problema de sindó un golpe fuerte en el rostro
[ M Y 2012 / Contenido ]
AO
9. y continuó haciendo un esfuerzo
gigantesco para respirar, pero el aire Sin conseguir controlarse,
no le entraba. Sintió que alguien la se sentó en el suelo y comenzó
tomaba y la colocaba boca arriba.
Al poco, las imágenes se volvieron a llorar compulsivamente. Una
distantes y cuando la agonía alcanzó doctora entró con una nueva
su punto máximo, el aire alfinpene-
tró, con un ruido tremendo. jeringa para aplicarle hasta
Un enfermero le aplicó una la última gota de calmante
inyección en el brazo. Veronika le
quitó la jeringa de la mano y la en la vena de su brazo.
arrojó.
—¿Por qué no me inyecta vene- a girar. El Dr. Igor permaneció en
no, sabiendo que estoy condenada? silencio, fingiendo estar viendo los
¿Dónde están sus sentimientos? papeles que tenía sobre la mesa,
Sin conseguir controlarse, se mientras aguardaba a que la joven
sentó en el suelo y comenzó a llo- comenzara a hablar y así él pudiese
rar compulsivamente. Una doctora recoger más datos para su tesis
entró con una nueva jeringa para sobre la locura y el método de
aplicarle hasta la última gota de curación que estaba desarrollando.
calmante en la vena de su brazo. Pero Veronika no pronunció pala-
Estaba en el despacho del Dr. bra. «Quizá ya está en un graclo de
Igor, acostada. Él le auscultaba el envenenamiento muy grande por el
corazón. Ella fingió que dormía, Vitriolo», pensó el Dr. Igor.
pero el médico sabía que estaba —Parece que le gusta tocar el
siendo oído. piano —dijo él, procurando ser lo
—Tranquilícese —dijo—. Con más casual.
la salud que tiene puede vivir 100 —Y a los locos les gusta escu-
años. char. Ayer uno se quedó allí pega-
—¿Qué dice doctor? do, escuchando.
—Dije que se tranquilice. —Eduard quedó fascinado. Ha
—No. Usted dijo que iba a vivir vuelto a comer como una persona
100 años —insistió Veronika. normal.
—En medicina no hay nada —¿A un esquizofrénico le gusta
definitivo —disimuló el Dr. Igor—. la música? ¿Tiene remedio? —pre-
Todo es posible. guntó.
—¿Cómo está mi corazón? —Se puede controlar. Un esqui-
—Igual. zofrénico es una persona que tiene
Trató de levantarse, sin conse- ya una tendencia a ausentarse de
guirlo: toda la habitación comenzó este mundo, hasta que un hecho
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AO
10. hace que cree una realidad sólo para El gran problema del envene-
él. El caso puede evolucionar hasta namiento por Amargura es que
la ausencia completa, o puede tener las pasiones —odio, amor, deses-
mejorias, que le permiten llevar una peración, entusiasmo, curiosidad—
vida prácdcamente normal. también dejan de manifestarse.
—Grear una realidad sólo para Después de algún tiempo, al amar-
él —repitió Veronika—. ¿Qué es la gado no le queda deseo alguno. No
reafidad? tiene la voluntad ni de vivir, ni de
—Es lo que la mayoría creyó morir. La única gran ventaja de
que debía ser. No necesariamente este mal, desde el punto de vista
lo mejor. ¿Ve usted qué llevo en el social, es que se transforma en una
cuello? regla y, por ende, la internación ya
—Una corbata. no se vuelve necesaria, salvo en los
—Muy bien. Mas si le pregunto casos en que la intoxicación es tan
a un loco y a una persona normal fuerte que el comportamiento del
qué es esto, será considerado sano enfermo afecta a los demás.
quien diga: una corbata. —¿Qué le ocurre, doctor? —pre-
—Usted ha tenido que concluir guntó Veronika—. Parece que ha
que no estoy loca, pues di el nom- entrado en el mundo de sus
bre correcto. pacientes.
«Usted no está loca», pensó el —Ya se puede ir —le contestó.
Dr. Igor. Atentar contra la propia
vida era propio del ser humano; El piano empezó a sonar. La
conocía a mucha gente que lo hacía chica parecía tener mucha energía
y de todos modos continuaba allá para pasarse toda la noche en vela.
afuera, aparentando inocencia y Desde que aquella joven había
normalidad. Al poco tiempo se entrado en el sanatorio, muchos
mataban, envenenándose con lo enfermos habían quedado impre-
que el Dr. Igor llamaba Vitriolo. sionados. El Dr. Igor había dejado
Era curioso que nadie nunca se correr el rumor de que, aunque se le
hubiera referido al Vitriolo como un dieran inyecciones diarias, el estado
tóxico mortal, por más que la mayo- de Veronika se deterioraba y no con-
ría de las personas afectadas idendfi- seguiria salvarla. Los internos habían
case su sabor y se refiriera a él como entendido el mensaje y se mante-
Amargura. Todos los seres tenían nían distanciados de la condenada.
Amargura en el organismo, al igual Pero, sin que nadie supiera por qué,
que casi todos tenemos el bacilo de Veronika había comenzado a luchar
la tuberculosis. Pero estas 2 enfer- por su vida, aunque sólo 2 personas
medades atacan cuando el paciente se aproximaban a ella: Zedka, que se
se halla debifitado. En el caso de la iria mañana, y Eduard.
Amargura, el mal aparece cuando se Veronika dejó de tocar un ins-
produce el miedo a la realidad. tante y vio a Mari allá afuera.
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11. IBRO CONDENSADO
soportando el frío de la noche. ¿Se
querría matar? «No, quien se quiso Eduard la miraba. Había en sus
matar fui yo.» ojos un brillo diferente, como
Volteóse al piano. En sus últimos
días de vida había realizado por si alguna cosa comprendiera.
fin el gran sueño: tocar con alma y Veronika quería morir de
corazón el tiempo que quisiera. No
importaba si su único público era gozo, de placer, pensando
un muchacho esquizofrénico. El y realizando todo lo que
parecía entender la música.
Veronika decidió ir a acostarse, siempre le había estado
pero Eduard continuaba parado prohibido.
junto al piano.
—Estoy cansada, Eduard. Voy
a dormir. que no hay música por la noche;
Habría querido continuar pero cada vez que la luna aparezca
tocando para él, porque él sabía encontrarás a alguien dispuesto a
admirar sin exigir, pero su cuerpo tocar sonatas, porque aquí todos
no aguantaba más. ¡Era un hombre somos lunáticos. Yo como no tengo
guapo! Si saliera un poco de su miedo de perderte, hoy toqué para
mundo y la mirase como mujer, ti como una mujer apasionada. Ha
entonces sus últimas noches en esa sido estupendo, ha sido el mejor
tierra podrían ser las más bellas de momento de mi vida.
todas. Veronika se quitó el suéter, se
—Me podría apasionar ahora, acercó a Eduard. Si tenía que hacer
entregarte todo lo que tengo —dijo, algo, tenía que ser ahora. EUa le
sabiendo que él no la entendería—. tomó la mano y quiso llevarlo hasta
Tú sólo me pides música, pero yo el sofá, pero Eduard delicadamente
soy mucho más de lo que pensaba rehusó. Veronika se quitó la blusa,
y me gustaría compartir otras cosas los pantalones, el sostén, los calzones
que acabo de entender. y se quedó desnuda delante de él.
Eduard sonrió. ¿Habría com- Eduard rió. Algo la estaba exci-
prendido? EUa sintió miedo. Pero tando mucho más: el hecho de que
continuó, porque nada tenía que podía hacer lo que quisiera, de
perder. que no tenía límites. La sangre le
—Tú eres el único hombre por comenzó a correr más rápido. Los
el que me puedo apasionar, Eduard. 2 estaban de pie: Veronika comenzó
Simplemente porque cuando yo a masturbarse. Y esto era excitan-
muera no sentirás mi falta. Quizá te, no tanto porque quisiera ver a
en un principio eches de menos aquel muchacho salir de su mundo
[ Contenido / M Y 2012 ]
AO
12. distante cuanto porque nunca había do inmóvil todo el tiempo, pero sus
experimentado aquello. ojos mostraban una ternura próxi-
Eduard la miraba. Había en sus ma a este mundo.
ojos un brillo diferente, como si Gomenzó a vestirse. Eduard no
alguna cosa comprendiera. Vero- se movió, esperando su música.
nika quería morir de gozo, de pla- Veronika tenía que recompensarlo
cer, pensando y realizando todo lo sólo por el hecho de permanecer
que siempre le había estado prohi- delante de eUa, mirando su locura,
bido. Un orgasmo le fue Llegando, sin pavor ni repulsión. Se sentó al
como si todo en derredor fuera a piano y comenzó a tocar
estallar Se imaginó todo lo que Aquella noche, como por mila-
nunca antes se había imaginado y gro, todas las canciones que sabía
se entregó a lo que había de más vil afloraron a su mente y logró que
y más puro. Eduard sintiera tanto placer como
Se echó sobre el suelo y se quedó ella.
allí con el alma llena de paz. Había
escondido a sí misma sus deseos Guando entró, el Dr Igor quedó
ocultos, sin saber nunca por qué... sorprendido al ver a la muchacha
y no necesitaba respuesta. Basta- en la sala de su despacho.
ba con haber hecho lo que había —Aún es muy temprano y tengo
hecho: entregarse. el día Heno.
Poco a poco el Universo fue —Lo sé —contestó ella—. Pero
volviendo a su lugar y Veronika se necesito hablar un poco. Necesito
levantó. Eduard se había manteni- ayuda.
13. IBRO CONDENSADO
El Dr. Igor la hizo pasar. Echó de aquí y morír allá afuera. Tengo
una rápida ojeada a unos expe- que besar a mi madre, decirle que la
dientes. Dos o 3 pacientes se habían amo, Uorar, sin vergíienza de mos-
portado agresivos en la noche, trar mis sentimientos.
entre eUos Eduard, quien había Hubo un pesado silencio cuando
regresado a su dormitorío hacia las Veronika dejó de hablar. Médico
4 de la madrugada. y paciente se miraban a los ojos,
—Tengo algo muy importante absortos, quizá distraídos por las
que pedirle —dijo la chica. muchas posibilidades que unas sim-
Pero el Dr. Igor no le prestó ples 24 horas podían ofrecer.
atención. Tomanclo el estetoscopio —Tal vez sea mejor que se vaya
comenzó a auscultarle los pulmo- a la cama y mañana volveremos a
nes y el corazón. Probó los reflejos conversar.
y examinó el fondo de la retina con —No habrá mañana; usted lo
una linterna. Vio que casi no pre- sabe. ¿Me concede aún algunos
sentaba señales de envenenamiento minutos, doctor? Voy a ir al grano.
por Vitriolo. En seguida fue al telé- Anoche me masturbé; lo hice de
fono y pidió a la enfermera que le una manera completamente libre.
trajera un medicamento de nombre Pensé en todo lo que nunca me
complicado. había atrevido a pensar, tuve placer
—Parece que anoche a usted no de cosas que antes me asustaban
la inyectaron —dijo. o repelían. Hay muchas cosas que
—Pero me estoy sintiendo mejor. desconocía de mí misma.
—Si quiere aprovechar el poco —Todos queremos hacer cosas
tiempo que le queda, haga lo que diferentes. ¿Qué hay de malo en
le ordeno. esto?
—Precisamente por esto estoy —Respóndame, doctor.
aquí. Quiero aprovechar el poco —Todo tiene algo de malo. Por-
dempo. ¿Cuánto me queda? Puede que cuando todos sueñan y sólo
decírmelo. Ya no tengo miedo, ni algunos pocos realizan, todo el
indiferencia ni nada. Tengo la volun- mundo se siente cobarde.
tad de vivir, pero sé que esto no basta —¿Aunque estos pocos tengan
y estoy resignada con mi destino. la razón?
—Le quedan 24 horas, quizá —El que dene la razón es el
menos. que es más fuerte. En este caso,
—Quiero pedir 2 favores. El prí- paradójicamente, los cobardes son
mero es que me dé un remedio para más valientes y consiguen imponer
que me mantenga despierta y apro- sus ideas. Por favor, vaya a descan-
veche cada minuto que me reste de sar un poco, porque tengo otros
vida. El segundo es que quiero salir pacientes que atender. Si usted
[ Contenido / M Y 2012 )
AO
14. colabora, veré qué puedo hacer dirá que yo salí del manicomio para
respecto de su segunda petición. no ver morir a una chica, pero ella
Eduard vio que Veronika salía estará allí en el cielo e intercederá
del despacho del Dr. Igor. Deseó por mí.
contarle sus secretos con la misma —¿Qué estás diciendo? —inter-
honestidad y libertad que, la noche vino el encargado de la biblioteca.
anterior, ella había abierto su cuer- —Quiero salir de Villete —
po. Queria compartir su historia y repuso Eduard gritando —. Tengo
lo que le había llevado al infierno, a algo que hacer.
las peleas con su familia, a un sen- El empleado apretó un timbre
timiento de culpa tan fuerte que lo y en poco tiempo aparecieron 2
dejaba sin reaccionar y lo obligaba enfermeros.
a refugiarse en otro mundo. —Quiero salir —repitió
Eduard—. Estoy bien. Déjenme
La siguió hasta el dormitorio de hablar con el Dr. Igor.
mujeres, donde fue detenido por Pero los 2 hombres ya lo tenían
un celador. sujeto. Eduard se debatía para
—Aquí no puedes entrar, zafarse.
Eduard. Regresa al jardín; es un —Estás teniendo una crisis.
día magnífico. Tranquilízate —le dijo uno de
Veronika miró para atrás. ellos—. Nos vamos a encargar de
—Voy a dormir un poco. Plati- esto.
caremos cuando me levante. —¡Déjenme hablar con el Dr.
Eduard se enfrentó al celador. Igor! ¡Tengo mucho que decirle
Su atracción por aquella chica era y estoy seguro de que me va a
fuerte pero era preciso controlarse. entender!
Se marchó y fije a sentarse al jardín. Los hombres lo arrastraban para
Eduard miraba las montañas el dormitorio mientras gritaba.
allá afuera y se preguntaba qué le Veronika despertó sobresaltada,
estaba ocurriendo. ¿Por qué desea- sudando frío. El barullo allá afuera
ba salir de allí, si había encontrado era grande y ella necesitaba silencio
por fin la paz que tanto había bus- para continuar durmiendo. Pero
cado? Sabía cómo huir de Vülete. el alboroto continuaba. Se levantó
Había una pared que podía ser aturdida y fue hasta la sala a tiempo
escalada sin grandes dificultades; de ver a Eduard arrastrado, mien-
quien se decidiera subirla, pronto se tras otros enfermeros llegaban a
encontrada en un campo. toda prisa con jeringas listas.
En la pequeña biblioteca de —¿Qué están haciendo? —les
Villete, Eduard no encontró el gritó.
Corán. —¡Veronika!
—Dios te pedirá cuentas al final Intentó aproximarse, pero uno
—dijo Eduard en voz alta—. Él de los enfermeros se lo impidió.
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15. IBRO CONDENSADO
—¿Qué es esto? Yo no estoy —Voy contigo.
aquí por loca; ustedes saben que no Guando llegaron al dormitorio,
pueden tratarme así! Eduard se echó sobre la cama. Ya
Empujó al enfermero, mientras había 2 hombres esperando con
los internos gritaban y armaban una extraña máquina. Eduard se
una algazara. volteó hacia Veronika y le pidió que
—¡Veronika! se sentara al lado.
El la llamó de nuevo por su —En unos minutos, esto correrá
nombre. Gon un esfuerzo sobrehu- por toda Villete y todos se calma-
mano, Eduard consiguió liberarse rán, porque aun la más furiosa de
de los 2 hombres. Pero en vez de las locuras carga con su dosis
salir corriendo se quedó parado, de miedo. Sólo quien ya ha pasado
inmóvil, como la noche anterior. por esto sabe que no es tan terrible.
Gomo por arte de magia, todo el Los enfermeros habían escucha-
mundo se detuvo. Uno de los enfer- do la conversación y no creían
meros volvió a acercarse, Eduard lo lo que el esquizofrénico decía.
vio y le dijo: Tenía que doler mucho, pero nadie
—Voy con ustedes. Ya sé donde puede saber lo que pasa por la
me llevan. Esperen sólo un minuto. cabeza de un loco. La única cosa
El enfermero juzgó que más sensata que había dicho era lo del
valía correr el riesgo. miedo: aquello correria por Villete
—Greo que eres... creo que tú y la calma regresaría rápidamente.
eres importante para mi —le dijo Los enfermeros sujetaron a
Eduard a Veronika. Eduard y le colocaron una goma
—No puedes hablar. No vives en la boca.
en este mundo y no sabes que me Sobre una silla junto a la cama
llamo Veronika. No estuviste con- colocaron la extraña máquina, con
migo anoche. ¡Por favor, di que no algunos botones y 3 medidores
estuviste! con manecillas. De la parte supe-
—Estuve. rior salían 2 cables que terminaban
Ella lo tomó de la mano. Los en una especie de auriculares.
locos gritaban y aplaudían. Uno de los enfermeros colo-
—¿Adonde te llevan? có los auriculares en las sienes de
—^A un tratamiento. Eduard. El otro pareció regular el
—Voy condgo. mecanismo girando algunos boto-
—No.Te vas a asustar, aunque te nes. Aunque no podía hablar por la
garantizo que no duele, que no se goma que tenía en la boca, Eduard
siente nada. Es mucho mejor que mantenía sus ojos en los de ella y
los calmantes, porque la lucidez parecía decir: «No te preocupes, no
regresa más rápido. te asustes».
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16. —Está regulado para 130 vol-
tios en 0.3 segundos —dijo el que Aún así, el cuerpo continuaba
manejaba la máquina—. Ahí va. retorciéndose. A los pocos
Apretó un botón y la máquina
emitió un zumbido. En ese mismo momentos, las contracciones
momento, los ojos de Eduard se fueron disminuyendo, hasta
quedaron como de vidrio, su cuer-
po se retorció con gran furia. cesar por completo. Eduard
—¡Paren esto! —gritó Veronika. mantenía los ojos abiertos
—Ya paramos —respondió el
enfermero, retirando los auricula- y uno de los hombres
res de las sienes de Eduard. los cerró.
Aún así, el cuerpo continuaba
retorciéndose. A los pocos momen- en una tierra donde llovía mucho o
tos, las contracciones fueron dismi- no Uovía nada.
nuyendo, hasta cesar por completo. Eduard podía percibir el olor
Eduard mantenía los ojos abiertos y clásico de aqueUa tierra: era tiempo
uno de los hombres los cerró. de seca y el polvo entraba por su
—El efecto dura una hora le dijo nariz y sentía gusto, porque sentir la
el enfermero—. Todo está bien. tierra es sentirse vivo. Pedaleaba una
Pronto volverá a la normalidad. bicicleta importada, tenía 17 años y
Cuando Eduard abrió los ojos, la acababa de salir del Colegio Ameri-
chica aún continuaba allí. En sus cano de Brasilia, donde estudiaban
primeras sesiones de electroshock los hijos de los demás diplomáticos.
pasaba mucho tiempo tratando de Eduard detestaba vivir allí.
recordar lo que le había sucedido. Hasta que apareció la brasileña,
Sin embargo, en seguida la iden- el embajador y su mujer se tranqui-
tificó. lizaron. María era una chica educa-
—Mientras dormías hablaste da y le gustó a los padres.
de las visiones del Paraíso —dijo Eduard, sin embargo, cada vez
Veronika. estaba más enamorado y dio seña-
Sí, visiones del Paraíso, Eduard les de haber cambiado por com-
la miró. Quería contarle todo. pleto. Comenzó a aparecer con
—Tengo que hablar contigo libros extraños y, junto con María,
—dijo Eduard—. ¿Sientes vergüen- prendía incienso todas las noches
za por lo que sucedió anoche? y se concentraba en un extraño
—^La senti. Ahora estoy orgullo- dibujo. Su rendimiento en el cole-
sa. Quiero saber más de las visiones gio comenzó a decaer. La madre
porque estuve muy próxima de una. no entendía portugués, pero veía
Eduard miró para atrás, no a las en la cubierta de los libros: cruces,
paredes del dormitorio ni al jardín, hogueras, brujas ahorcadas, símbo-
sino a una caUe en otro continente. los exóticos.
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17. —Nuestro hijo está leyendo cosas derecho por un carril de alta velo-
peligrosas —^le dijo a su marido. cidad, mirando el cielo lleno de
—Peligroso es lo que está suce- nubes, cuando sintió que subía en
diendo en los Balcanes —contestó dirección a ese cielo a una veloci-
el embajador dad inmensa, para en seguida des-
Un buen día Eduard pidió una cender y encontrarse con el asfalto.
bicicleta. Escuchó el ruido de frenos de los
—¡Tienes chofer y un Mercedes coches, gente que gritaba.
Benz! ¿Para qué una bicicleta? —¿Se encuentra bien? —escu-
—Para el contacto con la natu- chó que le preguntaban.
raleza. María y yo vamos a hacer No, no estaba bien; no podía
un viaje de 10 días a un lugar moverse y tampoco conseguía decir
cercano donde hay cristales que nada.
transmiten buena energía. —Ya vienen los médicos —dijo
Por primera vez el embajador alguien—. No sé si me escucha,
reconoció que Eduard estaba cam- pero cálmese. No es nada grave.
biando. Al día siguiente, Eduard estaba
—Hijo, esto no puede continuar en un hospital, con las 2 piernas y
así. No puedes seguir practicando un brazo enyesados. Los médicos
esas supersticiones primitivas. Pue- dijeron a los padres que las 24
des ser un briüante diplomático y es horas más graves ya habían pasado
preciso que aprendas a enfrentarte y no tenía ninguna lesión cerebral.
al mundo. Maria aparecía cada vez menos
Eduard salió de la casa y aque- por el hospital.
lla noche no regresó. Sus padres Un día uno de los enfermeros le
hablaron a casa de Maria, fueron trajo un libro. Y en ese momento,
a los hospitales y a la morguea. Al la vida de Eduard se encauzó por
otro día, el joven apareció, ham- un camino extraño que lo Uevaria
briento y con sueño. Gomió y se fue a Villete. El libro versaba sobre
a su recámara, prendió sus incien- los visionarios que estremecieron el
sos, durmió el resto de la tarde y de mundo; gente que había tenido su
la noche. propia idea del paraíso terrestre y
Guando despertó, le aguardaba que había dedicado su vida a com-
una flamante bicicleta. partirla con los demás.
—^Vete a ver tus cristales —^le Aquella misma tarde se puso a
dijo la madre—. Yo se lo explicaré leer el Libro. Hombresy mujeres que este-
a tu padre. mecieron al mundo. Quedó tan impre-
Y asi, aquella tarde seca y pol- sionado que consideró seriamente la
vorienta, Eduard se dirigió alegre- posibilidad de hacerse santo.
mente a la casa de María. El iba Guando regresó a la embajada.
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18. le pidió a su madre que lo inscríbie- —Los quiero a ustedes más que
ra en un curso de pintura. Quería a cualquier otra persona o cosa en
ser pintor y explicó el motivo: mi vida.
—Quiero pintar las visiones del —Entonces, por favor, deja un
Paraíso. dempo ese asunto de la pintura. No
El tiempo pasó y el cuarto de nos decepciones, hijo.
Eduard se transformó en un impro- Eduard pasó muchas horas
visado atelier, con pinturas que care- mirando el cielo de Brasilia. Luego
cían de sentido para sus padres: vio sus cuadros y los halló todos
círculos, combinaciones, símbolos mediocres. Él era un fraude. Que-
mezclados con gente en actitud de ría ser una cosa para la que nunca
rezar. había sido escogido y cuyo precio
Entonces, el embajador empezó sería la decepción de sus padres.
a preocuparse de verdad, llamó a A la hora de la cena dijo a sus
su hijo para una conversación entre padres que tenían razón: aquello
hombres. era un sueño de juventud y ya se
—Eduard, ya estás en edad de le había pasado el entusiasmo por
asumir responsabilidades. Es hora la pintura. Ellos se alegraron. Todo
de acabar con esa estupidez de ser había vuelto a la normalidad.
pintor y dar un rumbo a tu carrera. Al día siguiente, encontraron la
—Papá, ser pintor es dar rumbo recámara de Eduard destruida, las
a mi carrera. pinturas destrozadas con un objeto
—Olvidas nuestro amor, nues- cortante y al muchacho sentado
tros esfuerzos por darte una buena en un ríncón, mirando el cielo. La
educación. madre lo abrazó, le dijo cuánto lo
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19. IBRO CONDENSADO
amaba, pero Eduard no respondió. tengo fuerzas para eso. Eduard se
No quería saber más del amor. quedó callado largo tiempo.
Eduard fue tratado por especia- Por fin, él miró las montañas
listas, los cuales le diagnosticaron un más allá de las paredes de Villete
tipo raro de esquizofrenia. Luego y dijo: —Si quieres salir, te llevaré.
estalló la guerra civü, el embajador Dame tiempo para tomar abrigos y
fue llamado con urgencia, los pro- algo de dinero. En seguida saldre-
blemas se fueron acumulando, la mos los dos.
familia dejó de prestarle atención —No va a durar mucho, Eduard.
y la única salida fue dejarlo en el Tú lo sabes.
recién abierto sanatorio de Villete. Eduard no respondió. Entró y
Cuando Eduard acabó de con- salió enseguida con los abrigos.
tar su historia ya era de noche. —Va a durar una eternidad.
—Como te conocí hace sólo Más que todos los días y noches
una semana, seria muy pronto para iguales que pasé aquí, tratando de
decir «Te amo» —dijo Veronika—. olvidar las visiones del Paraíso. Casi
Pero como no he de pasar de esta las olvidé, pero están regresando.
noche, sería también muy tarde Vamonos. Los locos hacen locuras.
para decírtelo. La gran locura del Eduard y Veronika escogieron el
hombre y de la mujer es ésta: el restaurante más caro de Ljubljana,
amor. Me has contado una historia pidieron los mejores platillos, se
de amor. Creo que tus padres que- embriagaron.
rian lo mejor para ti y ha sido ese —¡Un brindis por esta loca que
amor el que casi destruye su vida. tengo aquí delante y que seguro
—No sé lo que siento y el amor se ha escapado de Villete —gritó
ya me destruyó una vez. Eduard, haciendo que todos en el
—No tengas miedo. Hoy le pedí restaurante voltearan.
al Dr. Igor salir de aquí, escoger El dueño del restaurante se acer-
el lugar donde quisiera cerrar los có a la mesa.
ojos para siempre. Pero cuando vi —Por favor, cálmese.
que te agarraban los enfermeros, Se quedaron tranquilos unos
entendí cuál era la imagen que instantes, pero volvieron a actuar
quería estar contemplando al partir de manera inconveniente. El dueño
de este mundo: tu cara. Y resolví no cüjo que no era preciso que paga-
marcharme. ran la cuenta pero que salieran.
Él bajo la cabeza. —¡Nos vamos a ahorrar el dinero
—No te avergüences de ser de estos vinos carisimos! —brindó
amado. No estoy pidiendo nada; Eduard—. ¡Salgamos de aquí antes
sólo que me dejes gustar de ti, tocar de que este hombre cambie de idea!
el piano una noche más, si aún Se fueron al centro de la plaza..
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20. Veronika vio su cuarto del conven-
to y en un instante se le pasó la Y te voy a decir más:
embriaguez. Se volvió a acordar de
que iba a morir pronto.
gracias por haberle dado un
—¡Gompra más vino! —le pidió sentido a mi vida. Yo vine
a Eduard. al mundo para pasar
Gerca había un bar. Eduard
trajo 2 boteüas y los 2 siguieron por todo lo que pasé:
bebiendo. intentar el suicidio,
Junto a la plaza hay un monte
pequeño en cuya cima se levan- destruir mi corazón,
ta un castillo. Veronika y Eduard encontrarte a ti, subir
subieron por la cuesta, maldiciendo
y riendo. a este castillo y dejar que
—Tendrías que estar muerta grabases mi cara en tu alma.
—dijo Eduard—. Tu corazón no
tendria que haber soportado esta
subida. razón por la que vine al mundo:
Veronika le dio un prolongado hacer que regreses al camino que
beso. interrumpiste. No hagas que sienta
—Mira bien mi cara. Guárdala que mi vida fue inútil.
con los ojos de tu alma, para que un —Quizá sea demasiado pronto
día puedas reproducirla. Si quieres, o demasiado tarde; sin embargo,
comienza por eüa, pero vuelve a de la misma manera que tú hiciste
pintar. Esta es mi úldma petición. conmigo, yo quiero decir: te amo.
¿Grees en Dios? No es preciso que lo creas; tal vez
—Greo. sea una tontería mía, una fantasía
—Entonces vas a jurar, por el mía.
Dios en el que crees, que me vas Veronika abrazó a Eduard y le
a pintar. pidió a Dios, en el que ella no creía,
—Lo juro. que se la llevara en aquel momento.
—Y que luego de pintarme con- Gerró los ojos y sindó que él
tinuarás pintando. también hacía lo mismo. Y llegó
—No sé si puedo jurarlo. el sueño, profundo, sin sueños. La
—Sí puedes. Y te voy a decir muerte era dulce, olía a vino y aca-
más: gracias por haberle dado un riciaba sus cabellos.
sentido a mi vida. Yo vine al mundo Eduard sintió que alguien le
para pasar por todo lo que pasé: tocaba. Abrió los ojos, estaba ama-
intentar el suicidio, destruir mi neciendo.
corazón, encontrarte a ti, subir a —Vayan a resguardarse en la
este castillo y dejar que grabases alcaldía —dijo el guardia—. Se van
mi cara en tu alma. Esta es la única a congelar si continúan aquí. En
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21. IBRO CONDENSADO
una fracción de segundo él se acor- de la vida— y explicando cuál era
dó de todo lo que había pasado la el medicamento que había emplea-
noche anterior. En sus brazos había do en su primer gran test con los
una mujer encogida. pacientes, la conciencia de la muerte.
—Ella... ella está muerta. Quizá existieran otros medica-
Pero la mujer se movió y abrió mentos, pero el Dr. Igor había deci-
los ojos. dido concentrar su tesis en lo único
—¿Qué pasa? —preguntó Vero- que había tenido oportunidad de
nika. experimentar científicamente, gra-
—Nada —respondió Eduard, cias a una chica que había entrado,
levantándola—. O, mejor, un mila- sin querer, en su destino. Había
gro: un día más de vida. llegado en un estado gravísimo, con
Apenas el Dr. Igor entró en su una seria intoxicación e inicio de
despacho, un enfermero llamó a coma. Había estado entre la vida y
su puerta. la muerte durante casi una semana,
«Comienzo pronto hoy», pensó tiempo necesario para que le vinie-
el Dr. Igor. ra la gran idea de su experimento.
Iba a ser un día complicado Todo dependía de una sola cosa:
por causa de la conversación con de la capacidad de la muchacha
la muchacha. Se había preparado para sobrevivir. Y ella lo consiguió.
toda la semana para esto y la noche Sin ninguna consecuencia seria. Si
anterior no había conseguido dor- cuidaba su salud, podría vivir tanto
mir bien. o más que él.
—¡Tengo noticias alarmantes! Pero el Dr. Igor era el único
—dijo el enfermero—. ¡Dos inter- que lo sabía, como sabía también
nos han desaparecido: el hijo del que los suicidas frustrados tienden
embajador y la chica con proble- a repetir su acción pronto o tarde.
mas cardiacos! ¿Por qué no utilizarla como cone-
—¡Ustedes son unos incompe- jiUo de Indias, para ver si logra-
tentes! ¡La seguridad siempre ha ba eliminar de su organismo el
dejado mucho que desear! ¡Salga Vitriolo?
de aquí! Y el Dr. Igor concibió su plan.
El Dr. Igor tomó un bloc de Aplicando un remedio conocido
papel, iba a comenzar a hacer como Fenotal consiguió simular los
anotaciones pero cambió de idea. efectos de los ataques cardiacos.
Apagó la luz, se sentó al escritorio y Durante una semana eUa había
sonrió. ¡Lo había conseguido! recibido inyecciones de la droga y
Al rato tomaría las notas necesa- tuvo que haberse asustado mucho,
rias, relatando la única cura conoci- porque tenía tiempo de pensar en
da para el Vitriolo —la conciencia la muerte y repasar su vida. De ese
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AO
22. modo, conforme a la tesis del Dr, éste le diría que todo su organismo
la joven eliminó de su organismo estaba perfectamente normal.
el Vitriolo. Pero, ¿y los muchos días que ella
Hoy tendria que haberse visto viviria con el miedo a la muerte
con ella y decirle que gracias a inminente?
las inyecciones había conseguido El Dr Igor ponderó largamente
revertir por completo el cuadro de la situación y resolvió: no era nada
los ataques cardiacos. La fuga de grave. Ella cada día lo conside-
Veronika le había ahorrado la desa- raria un müagro, lo cual no deja
gradable experiencia de mentir una de ser así; si se consideran todas
vez más. Gon lo que el Dr Igor no las probabilidades de que sucedan
contaba era con el efecto contagio- cosas inesperadas en cada segundo
so de una cura por envenenamiento de nuestra frágil existencia. Se dio
de Vitriolo. Mucha gente en Villete cuenta de que los rayos del sol ya
se había asustado con la conciencia se hacían más fiiertes. En breve, su
de la muerte lenta e irreparable. antesala estaria llena, regresarian los
Todos estarían pensando en lo que problemas cotidianos y era mejor
estaban perdiendo y se verian for- tomar cuanto antes las notas para
zados a revalorar sus vidas. su tesis.
Durante algunos instantes tuvo Meticulosamente comenzó a
otra duda: pronto o tarde, Veronika redactar el experimento de Vero-
se daría cuenta de que no iba a nika. Dejaria para más tarde la
morir del corazón. Gon seguridad exposición de falta de seguridad en
acudiria con algún especialista y el edificio. C
EL AUTOR Y SU OBRA
Paulo Goelho nació en Río de Janeiro, Brasil,
en 1947. Fue director y autor teatral, hippie,
periodista y letrista de canciones populares de
gran éxito. En 1968 recorrió a pie el Gamino
de Santiago y volcó esa experiencia en un Libro.
Sus obras han sido publicadas en más de 100
países, en 42 idiomas y ha alcanzado la cifra de
21 miUones de ejemplares vendidos. Entre sus
libros destacan: El peregrino (1986); El alquimista
(1987); A orillas del río Piedra me sentéy lloré (1994) ;
La quinta montaña ( 1966). ; ií/ Manual del Guerrero de
la Luz (1997); El demonio y la señorita Prym (2000);
La bruja de Portobello (2007); El vencedor está solo (2008); Guerrero de la luz ( 2009)
YAleph{20l).
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