Este documento discute los valores éticos en el contexto de la globalización. Critica la noción de "desarrollo" por centrarse demasiado en lo económico y utilitario en lugar de considerar la complejidad de la naturaleza humana. Argumenta que la solidaridad, el diálogo y la interdependencia deberían guiar el desarrollo auténtico. Concluye que la globalización ha influido enormemente en las vidas humanas y que, si se guía por valores universales como la dignidad humana y las culturas,
1. VALORES ETICOS EN LA GLOBALIZACION
Al hablar de Ética y Globalización no podemos obviar la fuerte conexión que existe entre la
noción de desarrollo y la de globalización. Podemos considerar que el fenómeno de la
globalización es un producto ocasionado por la aventura histórica de los países llamados
“desarrollados” y que el proyecto de la globalización consiste en llevar a cabo un desarrollo
federalizado. Pero en primer lugar realizare la crítica ética de la noción misma de desarrollo
y después veremos si existe un camino para la integración ética.
Si consideramos la noción de desarrollo desde un punto de vista ético, debemos saber que
no existe ningún tratado ético posible si pensamos que el concepto de desarrollo tiene como
núcleo una noción ética y económica. Es un concepto que contiene en sí mismo, los
conceptos de utilitarismo y de cualidad. ¿Qué significa esto? Que si nos limitamos a este
tipo de visión, caeremos, en consecuencia, en la ignorancia de los rasgos no utilitarios de la
vida humana: amor, pasión, honor, ludismo, y de todas sus cualidades.
Digamos entonces que existe en el interior de la noción de desarrollo, la única visión del
hombre económico “hommo economicus”, y no, la realidad del hombre complejo con todos
sus rasgos. En esta complejidad es donde coexiste el sentido del valor y de la calidad
poética de la vida. Pero esto no basta.
Hay un carácter anti-ético en el concepto y en el movimiento histórico del desarrollo. ¿Por
qué? Porque en las sociedades llamadas “desarrolladas” podemos ver la desintegración de
las solidaridades tradicionales de la gran familia, del barrio, de las comunidades y la
desaparición de las solidaridades concretas entre personas que no pueden ser reemplazadas
por las ayudas burocráticas y las solidaridades que necesitan dinero para comprarse.
Sabemos también de la desintegración de una de las virtudes heredadas de civilizaciones
antiguas y que se arraigo en las civilizaciones tradicionales: la hospitalidad, la recepción del
otro, del extranjero.
La solidaridad, el diálogo y la interdependencia pueden ser los valores que nos ayuden a
perfilar las rutas del auténtico desarrollo sin olvidar los principios axiológicos de
inspiración cristiana como son la igualdad, la libertad y la fraternidad. Existen otros
propósitos del cuerpo político para el gobierno de la globalización que deberían orientarse
desde estos principios éticos
La solidaridad mundial desde la mundialización.
La mundialización exige crear nuevas redes de solidaridad internacional, que nos permitan
aplicar soluciones reales a situaciones dramáticas. Es urgente la profundización en una
sensibilidad de la solidaridad internacional para con aquellos países y regiones que no
pueden competir en relaciones políticas y económicas de igualdad. Nos referimos más a la
solidaridad como intercambio gratuito ante necesidades urgentes que a la solidaridad como
intercambio interesado y técnico realizado de forma racional y libre.
2. El diálogo internacional
En el campo económico es preciso crear una conciencia de diálogo ético en los verdaderos
interlocutores sociales de las sociedades desarrolladas. Con frecuencia los conflictos, véase
el caso de la deuda externa o algunas huelgas, suelen ser leales para las partes menos
representativas desde el punto de vista económico. Es urgente una gran creatividad a la
hora de dialogar.
Este diálogo es el peldaño imprescindible para que la solidaridad en las relaciones
económicas internacionales pueda producirse.
Por otra parte, esta dimensión dialogal responde a la esencia del ser humano y a la
estrategia elegida por la Iglesia para insertarse en el mundo. El diálogo expresa la
dimensión de apertura del hombre y su talante abierto. El diálogo entre las naciones es el
marco de solución no sólo de los problemas como la deuda externa sino también de la
potenciación de una mayor y mejor intercambio de bienes y personas.
La interdependencia: hacia el auténtico desarrollo.
Mantener hoy un nacionalismo económico exacerbado, bien de un país o de una región, es,
además de ingenuo, suicida. El mundo económico de hoy y su correspondiente
mundialización supone apertura, permeabilidad a las corrientes de bienes, de capitales, de
personas, de técnicas y conocimiento. Las decisiones tomadas en un país afectan a los
demás. Los hechos, positivos o negativos, que acaecen en un lugar se trasfieren implicando
al resto de la humanidad. El mundo económico y social que vivimos hoy es un mundo
interdependiente, no un conjunto de Estados estancos.
Con frecuencia se critica a la globalización porque impone una visión cultural
materialista. El mercado, hacía notar, 'se ha convertido en el medio de la nueva cultura'.
Esto ha llevado a algunos a considerar la globalización como 'un flujo destructivo que
amenaza las normas sociales que les han protegido y los elementos culturales de referencia
que les han dirigido en la vida'. El peligro, está en que los cambios están teniendo lugar
demasiado rápido para que las culturas se adapten a las nuevas condiciones.
Ha habido intentos de guiar la globalización según principios éticos. Pero algunos de estos
sistemas éticos se basan en el utilitarismo y son, de hecho, productos de la misma
globalización. Y es que los valores éticos no pueden dibujarse desde la economía, insistía el
Santo Padre. 'Se basan en la propia naturaleza de la persona humana'.
'La ética pide que el sistema se adecue a las necesidades del hombre, y no que el hombre se
sacrifique en atención al sistema'. El discernimiento ético se debe basar en dos principios
fundamentales: el valor inalienable de la persona humana, y el valor de la cultura humana.
3. Existen valores humanos universales, y deben usarse para guiar el desarrollo económico. Si
esto ocurre, la globalización estará al servicio de la persona entera y de todos los pueblos.
La globalización crea el riesgo de hacer que la gente se sienta sólo parte 'de un mecanismo
globalizado sin rostro', y puede también conducir a un 'sincretismo superficial' en el área de
la cultura. Nos enfrentamos con el desafío de orientar las elecciones culturales de la
comunidad cristiana y de toda la sociedad. Hay necesidad de un diálogo entre fe y cultura,
revelación y problemas humanos, de manera que se salvaguarde la dignidad y el
crecimiento de la persona humana.
Conclusiones
1. Podemos decir pues, que en el concepto de desarrollo sostenible hay un fondo ético.
El Trasfondo ético viene de una preocupación, no únicamente para las otras
sociedades y para el planeta finalmente como lo indica Johannesburgo, sino también
denota una preocupación ética para generaciones futuras.
Hay un concepto ético introducido en la noción de desarrollo sostenible. Pero a mi
entender, esto no es suficiente. Pienso que se debe integrar los mejores rasgos del
concepto de desarrollo para una generación ética pero integrarla con un concepto
más amplio, más crítico, más generoso que podríamos llamar una política de
civilización.
2. La globalización es uno de los procesos que más ha influido en la vida del hombre,
pero también es uno de los que más discusión ha tenido. Los procesos de
globalización afectan a todo la población y en todos los ámbitos (económico,
político, social, jurídico etc.).
3. La globalización ha traído como consecuencia la apertura económica, la
internacionalización de las leyes, la intervención internacional en la política y el
origen de la llamada sociedad planetaria. La globalización ha traído consigo un sin
numero de inconvenientes, peor también ha aportado cosa buenas tales como la
ampliación del conocimiento y la integración comercial entre los países.