La cueva de Altamira en Cantabria es conocida por sus pinturas rupestres paleolíticas descubiertas en 1879. Fue habitada entre hace 36,000 y 13,000 años por grupos de cazadores-recolectores, quienes instalaban periódicamente campamentos en la entrada debido a sus buenas condiciones y ubicación estratégica cerca de recursos naturales. Las pinturas y grabados en el interior representan formas de entender el mundo y marcan el inicio de la historia humana.