1. La felicidad no se busca ni tampoco llega, se
aprende y necesita constancia.
Según demuestran las investigaciones logadas a la psicología positiva, las
personas pueden aumentar su bienestar realizando pequeñas tareas.
Basándose en la evidencia de la psicología positiva – el estudio científico de la felicidad- y con el
objetivo de promover el bienestar en la sociedad, los médicos e investigadores de la Facultad de
Medicina de la Universidad Católica, Attilio Rigotti y Marcela Biltrán, junto con la psicóloga
Nuria Pedrals, han iniciado un curso llamado “¿Cómo ser más felices?
“Esta idea nació en reuniones entre nosotros hace tres años. Nos fuimos dando cuenta de que la
evidencia es fuerte, y por lo tanto valía la pena transmitirla, dice Rigotti”
En estas clases, dedicadas al público en general, se enseña por ejemplo que el ser humano
experimenta emociones negativas y positivas. Que las primeras, como el miedo, la rabia y el
disgusto, son esenciales para la supervivencia del hombre – si tengo miedo, me escapo; si tengo
rabia, ataco; y si me enojo, rechazo – y que las segundas, según demuestran evidencias científicas,
son capaces de generar en las personas mayor proactividad y energía física. Así como también más
pensamientos originales y creativos y aflorar la espontaneidad.
También se les explica a los alumnos que de acuerdo con los trabajos de David Likken, del total de
la variabilidad del bienestar subjetivo o felicidad, un 50% corresponde a la genética, un 10% a las
circunstancias y un 40% a la voluntad de cada persona. A este último porcentaje apunta el curso.
Ejercicios diarios
“La felicidad es un acto disciplinado que requiere práctica y una intención. No es algo que se
busque, lo tienes adentro y si lo ejercitas lo logras”, cuenta Pedrals.
Los académicos le regalaron a cada alumno una libreta para hacer las distintas tareas que se les
solicitan. La primera: darse un instante cada día para anotar las cosas buenas que les sucedieron
durante la jornada y agradecer por ellas.
“Aumenta la sensación de bienestar, porque pones atención en lo bueno que te pasa, que muchas
veces pasa desapercibido”, añade la psicóloga.
Por su parte la doctora Bitrán le aconseja a quienes asisten a la clase que cada vez que se sientan
angustiados utilicen los distintos recursos que tienen para calmarse, y uno que nunca falla es el
cuerpo.
“Si soy capaz de captar mi respiración y ritmo cardiaco puedo poner mi atención ahí y desviarla de
todas las otras cosas que me están haciendo sufrir”, sugiere la experta.
Otra de las tareas es la propuesta por Martin Selignman, considerado como “el padre de la
piscología positiva”, que consiste en escribir cartas de agradecimiento a quienes nos han hecho
bien en nuestra vida.
2. Pero si se genera más felicidad cuando todos estos ejercicios, entre muchos otros, se realizan con
disciplina, ¿de qué sirve aprender qué zonas del cerebro se iluminan cuando nos sentimos
rechazados y tantos otros conocimientos de la rama científica?
“En nuestra cultura, las explicaciones científicas tienen una tremenda credibilidad por que nos han
permitido conquistar cosas importantísimas”, opina la doctora y profesora Marcela Bitrán.
La fórmula para sonreir
Desde la perspectiva de la psicología positiva, la felicidad es un estado subjetivo con un enfoque
positivo, que genera energía, compromiso, bienestar, satisfacción y que se revela en el
pensamiento, el ánimo y la conducta de las personas.
Los expertos agregan que la fórmula de la felicidad se compone básicamente de tres claves:
disfrutar de los placeres de la vida, conocer las propias fortalezas – saber para qué uno es bueno- y
tener la posibilidad de desafiarse en eso para mejorar y sentir que la vida tiene sentido.
Extraído de sección “Vida, Ciencia y Tecnología, El Mercurio, domingo 5 de junio de 2011”