23. “ Donde vieran un águila posada, devorando una serpiente en un nopal”. En tal sitio tenía que ser fundada la que fuera la gran Tenochtitlan. Y a la luz de la límpida alborada, en medio de un efluvio sin igual, realizase el pródigo y fue captada esa escena alegórica y triunfal. Así surgió el escudo legendario, que ha exornado de México el pendón, y ha servido de lábado y sudario, que grita nuestra fe y nuestra emoción, y que forma el patriótico santuario, que se lleva en mitad del corazón. Garabatos_2002 (a.s.b)