Avances tecnológicos del siglo XXI y ejemplos de estos
Paternidad Responsable
1. LECTURA
El poder de traer a otros a la existencia1
Decíamos antes que nuestra capacidad creativa se limitaba a la creación de una nueva idea, o forma de hacer las
cosas; que después, para hacerla realidad debíamos recurrir a la transformación de algo ya pre-existente. Podemos
añadir ahora que esas cosas que realizamos tienen una vida limitada: antes o después, todos nuestros logros pasan.
Pero hay algo que brota directamente de nosotros mismos, dando lugar a una realidad que, además, no cesará
nunca: los hijos. En este caso, colaboramos con Dios en la creación de una nueva persona que está llamada a una
vida eterna que no tiene fin. Somos copartícipes de su poder creador.
En el caso de la aparición de un nuevo ser humano, sucede como con la aparición del sí de la libertad al amor:
Dios, cuando desea traer una nueva criatura al mundo, está esperando a que los esposos, libremente, decidan
entregarse del todo.
(…)
Es algo muy grande traer hijos al mundo, colaborar con Dios es dar existencia a una persona llamada al amor y la
felicidad eterna. Ninguna otra cosa que podamos aportar al mundo tiene la grandeza de esos nuevos seres humanos
que dependen de nosotros para existir. Ninguna durará para siempre. Sólo los hijos pueden acompañarnos en la vida
eterna.
El sí al amor, a la generación de nuevos seres humanos, son los dos aspectos en los que la persona ejerce de
modo más radical su carácter de creador, que le hace imagen de Dios. En ellos aportamos al mundo, de modo
directo, algo real y verdaderamente nuevo. Y, en los dos casos, es una aportación con vocación de eternidad.
Decíamos que son dos aspectos, en sí mismos muy distintos, pero intrínsecamente ligados. Pienso que no es
casual esta ligazón. El amor, todo amor, es fecundo, consiste en dar realidad a aquello que ama. La vocación de la
persona al amor se traduce en vocación a la fecundidad. Cuando las personas somos corporales, y venimos a la
existencia unas a través de otras, la realización plena del amor es inseparable de ser padres o madres (para los que
entiendan: toda vida de intimidad con Dios es automáticamente fecunda y engendra en otros esa misma vida).
1
M. SANTAMARÍA GARAI, Saber amar con el cuerpo: Ecología Sexual (versión 2.0), Palabra, Madrid 20016, 68-70.
2. MAGISTERIO
Encíclia Humanae Vitae de Pablo VI
Una visión global del hombre En relación con las condiciones físicas, económicas,
7. El problema de la natalidad, como cualquier otro psicológicas y sociales, la paternidad responsable se pone en
referente a la vida humana, hay que considerarlo, por encima práctica ya sea con la deliberación ponderada y generosa de
de las perspectivas parciales de orden biológico o psicológico, tener una familia numerosa ya sea con la decisión, tomada por
demográfico o sociológico, a la luz de una visión integral del graves motivos y en el respeto de la ley moral, de evitar un
hombre y de su vocación, no sólo natural y terrena sino nuevo nacimiento durante algún tiempo o por tiempo
también sobrenatural y eterna… indefinido.
El amor conyugal La paternidad responsable comporta sobre todo una
vinculación más profunda con el orden moral objetivo,
8. La verdadera naturaleza y nobleza del amor conyugal se establecido por Dios, cuyo fiel intérprete es la recta
revelan cuando éste es considerado en su fuente suprema, conciencia. El ejercicio responsable de la paternidad exige, por
Dios, que es Amor, "el Padre de quien procede toda tanto, que los cónyuges reconozcan plenamente sus propios
paternidad en el cielo y en la tierra". deberes para con Dios, para consigo mismo, para con la
El matrimonio no es, por tanto, efecto de la casualidad o familia y la sociedad, en una justa jerarquía de valores.
producto de la evolución de fuerzas naturales inconscientes; En la misión de transmitir la vida, los esposos no quedan,
es una sabia institución del Creador para realizar en la por tanto, libres para proceder arbitrariamente, como si ellos
humanidad su designio de amor. Los esposos, mediante su pudiesen determinar de manera completamente autónoma
recíproca donación personal, propia y exclusiva de ellos, los caminos lícitos a seguir, sino que deben conformar su
tienden a la comunión de sus seres en orden a un mutuo conducta a la intención creadora de Dios, manifestada en la
perfeccionamiento personal, para colaborar con Dios en la misma naturaleza del matrimonio y de sus actos y
generación y en la educación de nuevas vidas… constantemente enseñada por la Iglesia.
Sus características Respetar la naturaleza y la finalidad del acto matrimonial
9. Bajo esta luz aparecen claramente las notas y las 11. Estos actos, con los cuales los esposos se unen en casta
exigencias características del amor conyugal, siendo de suma intimidad, y a través de los cuales se transmite la vida
importancia tener una idea exacta de ellas. humana, son, como ha recordado el Concilio, "honestos y
Es, ante todo, un amor plenamente humano, es decir, dignos", y no cesan de ser legítimos si, por causas
sensible y espiritual al mismo tiempo. No es por tanto una independientes de la voluntad de los cónyuges, se prevén
simple efusión del instinto y del sentimiento sino que es infecundos, porque continúan ordenados a expresar y
también y principalmente un acto de la voluntad libre, consolidar su unión. De hecho, como atestigua la experiencia,
destinado a mantenerse y a crecer mediante las alegrías y los no se sigue una nueva vida de cada uno de los actos
dolores de la vida cotidiana, de forma que los esposos se conyugales. Dios ha dispuesto con sabiduría leyes y ritmos
conviertan en un solo corazón y en una sola alma y juntos naturales de fecundidad que por sí mismos distancian los
alcancen su perfección humana… nacimientos. La Iglesia, sin embargo, al exigir que los hombres
Es, por fin, un amor fecundo, que no se agota en la observen las normas de la ley natural interpretada por su
comunión entre los esposos sino que está destinado a constante doctrina, enseña que cualquier acto matrimonial
prolongarse suscitando nuevas vidas. "El matrimonio y el (quilibet matrimonii usus) debe quedar abierto a la
amor conyugal están ordenados por su propia naturaleza a la transmisión de la vida.
procreación y educación de la prole. Los hijos son, sin duda, el Fidelidad al plan de Dios
don más excelente del matrimonio y contribuyen 13. Justamente se hace notar que un acto conyugal
sobremanera al bien de los propios padres". impuesto al cónyuge sin considerar su condición actual y sus
La paternidad responsable legítimos deseos, no es un verdadero acto de amor; y
10. Por ello el amor conyugal exige a los esposos una prescinde por tanto de una exigencia del recto orden moral en
conciencia de su misión de "paternidad responsable" sobre la las relaciones entre los esposos. Así, quien reflexiona
que hoy tanto se insiste con razón y que hay que comprender rectamente deberá también reconocer que un acto de amor
exactamente. Hay que considerarla bajo diversos aspectos recíproco, que prejuzgue la disponibilidad a transmitir la vida
legítimos y relacionados entre sí. que Dios Creador, según particulares leyes, ha puesto en él,
está en contradicción con el designio constitutivo del
En relación con los procesos biológicos, paternidad matrimonio y con la voluntad del Autor de la vida. Usar este
responsable significa conocimiento y respeto de sus don divino destruyendo su significado y su finalidad, aun sólo
funciones; la inteligencia descubre, en el poder de dar la vida, parcialmente, es contradecir la naturaleza del hombre y de la
leyes biológicas que forman parte de la persona humana. mujer y sus más íntimas relaciones, y por lo mismo es
En relación con las tendencias del instinto y de las contradecir también el plan de Dios y su voluntad.
pasiones, la paternidad responsable comporta el dominio Usufructuar, en cambio, el don del amor conyugal respetando
necesario que sobre aquellas han de ejercer la razón y la las leyes del proceso generador significa reconocerse no
voluntad. árbitros de las fuentes de la vida humana, sino más bien
3. administradores del plan establecido por el Creador. En inteligencia en una obra que tan de cerca asocia la creatura
efecto, al igual que el hombre no tiene un dominio ilimitado racional a su Creador, pero afirma que esto debe hacerse
sobre su cuerpo en general, del mismo modo tampoco lo respetando el orden establecido por Dios.
tiene, con más razón, sobre las facultades generadoras en Por consiguiente, si para espaciar los nacimientos existen
cuanto tales, en virtud de su ordenación intrínseca a originar serios motivos, derivados de las condiciones físicas o
la vida, de la que Dios es principio. "La vida humana es psicológicas de los cónyuges, o de circunstancias exteriores, la
sagrada —recordaba Juan XXIII—; desde su comienzo, Iglesia enseña que entonces es lícito tener en cuenta los
compromete directamente la acción creadora de Dios". ritmos naturales inmanentes a las funciones generadoras
Vías ilícitas para la regulación de los nacimientos para usar del matrimonio sólo en los periodos infecundos y
14. En conformidad con estos principios fundamentales de así regular la natalidad sin ofender los principios morales que
la visión humana y cristiana del matrimonio, debemos una vez acabamos de recordar.
más declarar que hay que excluir absolutamente, como vía La Iglesia es coherente consigo misma cuando juzga lícito
lícita para la regulación de los nacimientos, la interrupción el recurso a los periodos infecundos, mientras condena
directa del proceso generador ya iniciado, y sobre todo el siempre como ilícito el uso de medios directamente contrarios
aborto directamente querido y procurado, aunque sea por a la fecundación, aunque se haga por razones aparentemente
razones terapéuticas. honestas y serias. En realidad, entre ambos casos existe una
Hay que excluir igualmente, como el Magisterio de la diferencia esencial: en el primero los cónyuges se sirven
Iglesia ha declarado muchas veces, la esterilización directa, legítimamente de una disposición natural; en el segundo
perpetua o temporal, tanto del hombre como de la mujer; impiden el desarrollo de los procesos naturales. Es verdad que
queda además excluida toda acción que, o en previsión del tanto en uno como en otro caso, los cónyuges están de
acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus acuerdo en la voluntad positiva de evitar la prole por razones
consecuencias naturales, se proponga, como fin o como plausibles, buscando la seguridad de que no se seguirá; pero
medio, hacer imposible la procreación. es igualmente verdad que solamente en el primer caso
renuncian conscientemente al uso del matrimonio en los
Tampoco se pueden invocar como razones válidas, para periodos fecundos cuando por justos motivos la procreación
justificar los actos conyugales intencionalmente infecundos, el no es deseable, y hacen uso después en los periodos
mal menor o el hecho de que tales actos constituirían un todo agenésicos para manifestarse el afecto y para salvaguardar la
con los actos fecundos anteriores o que seguirán después y mutua fidelidad. Obrando así ellos dan prueba de amor
que por tanto compartirían la única e idéntica bondad moral. verdadero e integralmente honesto.
En verdad, si es lícito alguna vez tolerar un mal moral menor a
fin de evitar un mal mayor o de promover un bien más La Iglesia, garantía de los auténticos valores humanos
grande, no es lícito, ni aun por razones gravísimas, hacer el 18. Se puede prever que estas enseñanzas no serán quizá
mal para conseguir el bien, es decir, hacer objeto de un acto fácilmente aceptadas por todos: son demasiadas las voces —
positivo de voluntad lo que es intrínsecamente desordenado y ampliadas por los modernos medios de propaganda— que
por lo mismo indigno de la persona humana, aunque con ello están en contraste con la Iglesia. A decir verdad, ésta no se
se quisiese salvaguardar o promover el bien individual, maravilla de ser, a semejanza de su divino Fundador, "signo de
familiar o social. Es por tanto un error pensar que un acto contradicción", pero no deja por esto de proclamar con
conyugal, hecho voluntariamente infecundo, y por esto humilde firmeza toda la ley moral, natural y evangélica. La
intrínsecamente deshonesto, pueda ser cohonestado por el Iglesia no ha sido la autora de éstas, ni puede por tanto ser su
conjunto de una vida conyugal fecunda. árbitro, sino solamente su depositaria e intérprete, sin poder
Licitud del recurso a los periodos infecundos jamás declarar lícito lo que no lo es por su íntima e inmutable
oposición al verdadero bien del hombre.
16. A estas enseñanzas de la Iglesia sobre la moral
conyugal se objeta hoy, como observábamos antes (n. 3), que Al defender la moral conyugal en su integridad, la Iglesia
es prerrogativa de la inteligencia humana dominar las energías sabe que contribuye a la instauración de una civilización
de la naturaleza irracional y orientarlas hacia un fin en verdaderamente humana; ella compromete al hombre a no
conformidad con el bien del hombre. Algunos se preguntan: abdicar la propia responsabilidad para someterse a los medios
actualmente, ¿no es quizás racional recurrir en muchas técnicos; defiende con esto mismo la dignidad de los
circunstancias al control artificial de los nacimientos, si con cónyuges. Fiel a las enseñanzas y al ejemplo del Salvador, ella
ello se obtienen la armonía y la tranquilidad de la familia y se demuestra amiga sincera y desinteresada de los hombres a
mejores condiciones para la educación de los hijos ya nacidos? quienes quiere ayudar, ya desde su camino terreno, "a
A esta pregunta hay que responder con claridad: la Iglesia es participar como hijos a la vida del Dios vivo, Padre de todos
la primera en elogiar y en recomendar la intervención de la los hombres".